domingo, 16 de octubre de 2016

Tiempo de Podemos, con dudas en el paisaje

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Es prácticamente imposible que el ‘no’ a Rajoy triunfe en el Comité Federal del PSOE. Porque los mismos miembros de ese órgano que hace dos semanas votaron por mayoría echar a Pedro Sánchez secundarán la propuesta de abstención. Queda por saber cuántos de los que entonces apoyaron al secretario general cambiarán ahora de bando. No puede haber otro tipo de sorpresa.


 Los socialistas saldrán de la reunión divididos y muy enfrentados y así seguirán en el futuro previsible. En esas condiciones, la gestión de la política de oposición se antoja muy difícil y estará marcada por la debilidad orgánica y operativa. Lo cual tenderá a conferir a Podemos el protagonismo de esa oposición. La incógnita está en saber si el partido que dirige Pablo Iglesias estará a la altura de tal tarea.


Hoy por hoy no hay nadie ni nada que pueda unificar las dos corrientes que existen en el interior del PSOE. Una que mira al pasado, que cree que las políticas de centro-izquierda y de cerrazón frente a los nacionalismos aplicadas durante décadas son las únicas que pueden frenar la caída electoral de los últimos años. Y, sin propuestas muy claras al respecto, otra que cree que hay que cambiar de orientación, que hay que escorarse a la izquierda para recuperar una parte del voto que les ha arrancado Podemos y que en ese camino hasta puede que haya que abrirse a acuerdos tácticos con los independentistas.


A esa disyuntiva se añaden las muchas heridas aún abiertas de pasados enfrentamientos, las enemistades irreconciliables sin cuento, los deseos de renovación interna, las ansias por acabar con los poderes fácticos del partido, los intereses localistas y regionalistas de todo tipo y, sobre todo, las enormes dosis de intolerancia hacia el rival que se producen en las organizaciones en declive.


 Sólo un nuevo liderazgo incontestable y basado en un proyecto ilusionante y creíble podría modificar ese estado de enfrentamiento interno sin cuartel que, además, viene de muy lejos. Y nada de eso aparece como posible en el PSOE ni hoy ni en el medio plazo en el que puede jugarse la suerte definitiva del partido.


Para un partido en esas condiciones, la oposición es un reto que seguramente ahondará la división interna. Si la hipótesis más probable es que una parte del grupo parlamentario rompa la disciplina, no se abstenga y vote ‘no’ en la investidura de Rajoy, es previsible –si no seguro– que esos diputados, y quién sabe si alguno más, rechacen un entendimiento del PSOE con el PP en el próximo debate presupuestario.


A la derecha no le importarán tales desgarros, le bastará con que una parte del PSOE secunde sus propuestas. Al menos en las cuestiones corrientes, aunque decisivas, como el presupuesto o las otras muchas pendientes de similar porte. Tal vez no tanto cuando lo que haya que afrontar es el extraordinario conflicto del Estado central con Cataluña. Ahí las voces discordantes con la ortodoxia del nacionalismo español pueden tener más peso.


Pero la división, además de amenazar con una ruptura definitiva, puede ser paralizante para el PSOE.


La mayor parte de crónica de ese desastre está aún por escribirse. Falta el capítulo del futuro congreso socialista, del que habría de salir la nueva dirección y puede que hasta la escisión de los que no se sientan representados por ella. Y también el resultado de las próximas elecciones. ¿Quién o qué puede disuadir al PP de disolver las cámaras cuando haya obtenido sus objetivos inmediatos en las actuales y vea al PSOE abocado a un desastre electoral? ¿A partir de la vuelta del próximo verano, por ejemplo?


En esa perspectiva, Podemos aparece como una referencia que hasta ahora no ha sido. En el último mes sus posibilidades de convertirse en el protagonista de la oposición a la derecha han crecido en una medida que nadie podía prever tras el chasco de los resultados electorales del 26-J. Su objetivo fundacional de acabar con el bipartidismo que ha dominado la escena política española de los últimos 40 años parece más próximo que nunca, al menos en lo que se refiere a una de las dos partes de esa fórmula. ¿Sabrá Podemos gestionar ese éxito imprevisto o naufragará en la inmensidad de la tarea que le puede caer en las manos casi sin proponérselo?


Surgen todo tipo de dudas a la hora de responder a esa pregunta. Algunas son las mismas que se plantearon cuando hace unos meses se comprobó que las urnas habían defraudado sus expectativas electorales. Dudas sobre la eficacia del pacto con Izquierda Unida y el sesgo ideológico que este implicaba. Dudas sobre la solvencia de su programa, sobre la consistencia de sus proyectos políticos de transformación de la sociedad. Dudas sobre la preparación y la experiencia políticas de sus dirigentes. Dudas, en fin, sobre la capacidad de Podemos para ofrecer una propuesta de futuro y de no ser únicamente un instrumento para el rechazo del presente y del pasado.


En los últimos tiempos, dos capítulos se han añadido a esa lista. Uno es el de la consistencia del partido Podemos, suscitado por las desavenencias internas que se han registrado en el mismo. Esa dinámica parece haberse frenado. La crisis del PSOE y la aparición en el horizonte de nuevas posibilidades de actuación han debido contribuir mucho a eso. Lo que queda por saber es si el debate interno abierto va a contribuir a que Podemos avance en la solución de sus problemas y carencias o si se va a limitar a dilucidar una lucha por el poder, que existe y que no se limita a la querella entre sus dos principales dirigentes.


La otra es la posición de ese partido en lo que algunos llaman la cuestión territorial y otros el modelo futuro del Estado español. Hasta ahora Podemos ha resuelto el asunto afirmando sin mayores matizaciones, que son imprescindibles, que España es un estado plurinacional y expresando su apoyo al derecho a decidir de los ciudadanos de las nacionalidades históricas. Está claro que eso podía bastar para juntar al partido con las confluencias catalana, vasca, gallega y valenciana en un mismo proyecto electoral. Pero ahora hay que dar algún paso más si se quiere ser una referencia política general. Aunque eso plantee serios problemas de entendimiento con las citadas confluencias, cuya vocación de ir por su cuenta es cada vez más clara.


Contrariamente a lo que se pensaba hace muy poco, ante Podemos se abre la oportunidad de dar un salto adelante. En el Parlamento y en la sociedad, en contacto con lo que de protesta bulle en la misma. Sus insuficiencias actuales y el previsible redoblamiento de los ataques y del ninguneo por parte de los que se oponen a cambio y de sus instrumentos mediáticos pueden frustrarla. No se pueden hacer pronósticos sobre cómo terminará la película.


Carlos Elordi



sábado, 15 de octubre de 2016

Y Don Vito canta “La Traviata” (a medias)

Más de lo que se esperaba aunque no todo lo que sabe. Paco Correa, alias “D. Vito”, alias “Il Padrino” ha decidido cantar. Eso sí, lo hace a su modo. Da la nota buena en algunos casos, mientras que calla, otorga o defiende y ampara según qué y a quién.
Tal como hace el verdadero “Padrino”, cuida de su “familia” (mafiosa), eso sí, desprecia y castiga a los traidores y mantiene el tipo con los poderosos sin llegar a acusarles abiertamente. Se ceba con quien puede pero sabe que en la mafia no hay enemigo pequeño so pena que se acabe con él.

Y sí, la historia de Gürtel no podía empezar de otra manera. Al igual que la película del otro Don Vito (Corleone), la de Don Vito Correa también empieza con una boda. Una boda en El Escorial, donde se reúnen todos los miembros de la familia. ¡Qué bonito!

Como buen mafioso, Don Vito Correa, cercado por las circunstancias y la justicia, decide cantar a su manera. Empieza diciendo que él no es un mafioso, ¡faltaría más!, aunque demuestre un código del honor propio de la “Cosa Nostra”. Correa asevera que lo suyo no es delinquir, sino hacer negocios, hacía lo que todo el mundo.



Niega que conociera la palabra cohecho, él simplemente hacía regalos a quien le servía, a cambio de comisiones, como todos, si no sería un desagradecido. Entregaba dádivas que no podían ser rechazadas (coches, fiestas, viajes, dinero en efectivo). ¿Cómo no lo iba a hacer si le estaban dando el 3% de los contratos conseguidos?

La culpa de que lo suyo haya ido a más la tiene Baltasar Garzón, que fue quien empezó la instrucción de su causa. Porque sumido en implicaciones políticas se dejó llevar por la venganza, cuando todo podía haber sido arreglado con una colleja y una multa administrativa. Luego pagó su inquina, porque se lo cargaron. Recibió una inhabilitación, aunque más propio hubiera sido una cabeza de caballo.

Y si defraudó Haciendo no fue por ahorrar dinero, fue por cuestiones ideológicas. Decepcionado por el sistema le dijo a su asesor financiero: “Luis Miguel, quiero ser opaco, pero legal”.



Una combinación, seguramente difícil, pero que él intentó. Y buscó paraísos fiscales y comenzó a comprar inmuebles y bienes en otros países. Eso sí, que quede claro, no fue por evadir impuestos sino porque le falló el sistema, ¡pobrecillo!

Fíjense si era desgraciado, que se vio obligado a vivir en la calle Génova, con lo bonita que era su casa. Pero claro, tenía que tener cerca a Bárcenas y además allí le prestaban los sobres que él rellenaba constantemente, sin que le dejaran tiempo para disfrutar de la otra familia.


Su verdadera “familia”, su verdadera casa, estaba en Génova. Es lo que tiene ser un simple trabajador.

Como buen capo mafioso su faceta protectora con la “familia” ha quedado bien fijada. Al pobre “Bigotes”, que es una persona excelente y buen trabajador, le mandó a Valencia porque tenía problemas financieros cuando le conoció. No sabía que tenía que liquidar el IVA y se quedaba con el importe del impuesto. ¡Minucias!

Tampoco podía faltar el traidor. Un tal José Luis Peñas, un Judas al que Correa anunció que cuando dejara de ayudarle –de pagarle por sus servicios-- le traicionaría. Y ahí han quedado las grabaciones probatorias.

 Y así fue. Con él empezó todo.

Y llegó un día en que el Partido Popular perdió el poder del gobierno central y se tuvo que reinventar el trabajo. Menos mal que el PP tenía poder en algunas autonomías como Valencia o Madrid, y allí, directamente o por medio de hombres de su confianza, de su familia camorrista, continuó con su digna acción y ayudó en campañas electorales, gracias a empresas generosas como OHL, Dragados o ACS, y consiguió mantener viva la llama de la corrupción actividad laboral.


Hoy, injustamente, en vez de darle la medalla al mérito del trabajo, le juzgan, sin entender que este hombre ha sido capaz de conseguir algo impensable. Que un partido, el PP, haya ganado elecciones dopado, y que su ejemplo haya cundido entre otros peperos de pro, que le han imitado (Granados y otros).


Mientras, sin que nadie se explique por qué, este mismo partido cuantos más Correas salen a la palestra, más votos saca.



No me dirán que este relato no tiene magia, o quizás mafia.


Salud y República


 


viernes, 14 de octubre de 2016

PASÓ HACE AÑOS...

A veces pienso, que me perdonen mis viejos compañeros y los que hoy les han tomado el relevo, que el PP, en lugar de gaviotas o lo que quieran decir que son las aves carroñeras que les representan, lo que tiene es un ejército de loros que se despliega para aterrizar sobre los hombros de quienes han de escribir sobre él, loros disciplinados y bien aleccionados que instruyen y aleccionan a los periodistas sobre lo que debieran ver en lo que en realidad están viendo.  
 
 
Ayer, el mecanismo funcionó a la perfección, al menos por unas horas, porque se repitió hasta la saciedad que Correa, con su declaración, estaba exculpando a Rajoy, algo que me dejó perplejo y que un análisis más minucioso y menos interesado de las palabras  del mafioso ejecutor de las órdenes de la no menos mafiosa dirección del partido al que servía deja claro que no es cierto, porque el discurso de Correa, muy medido, deja innumerables hebras de las que tirar para poner al descubierto toda la trama, en Madrid, en Valencia y en todas partes.
 
 
Los delitos de los que habló ayer y seguirá hablando hoy Francisco Correa no fueron cometidos en desiertos remotos ni en montañas lejanas, lo fueron, en su mayor parte, en la sede del PP en la calle Génova, 13 de Madrid, lugar donde tienen despacho todos los dirigentes importantes del partido y por cuyos pasillos circularon aquellos sobres tan comprometedores y de origen tan incierto, de los que más de uno fue a parar al bolsillo del propio Rajoy.
 
 
Lo que está haciendo Correa, con la innegable connivencia de la fiscalía es descender a las cloacas del PP, señalando el camino a quienes le siguen, aunque iluminando sólo al frente, por lo que se hace necesario que acusadores y periodistas escudriñen en todos los rincones por los que este "Don Vito" que no lo es, porque obedecía órdenes y servía a unos intereses muy claros, ha pretendido pasar como sobre ascuas.
 
 
Correa señaló al PP valenciano, responsable en gran medida del afianzamiento de Mariano Rajoy en la presidencia del partido, como un lugar a investigar, pero también citó claramente actividades para las que era necesaria la concesión o el contrato del gobierno, que, según él, se otorgaban a cambio de comisiones y mordidas. Bastaría con cotejar fechas y cargos, para, tirando del hilo apropiado, sacar la correspondiente ristra de chorizos.
 
 
En mi opinión, Rajoy, que ha pasado por varios ministerios, que se ocupó de campañas electorales y que ha tenido siempre cargos en el partido, en absoluto queda a salvo de las acusaciones de Francisco Correa, como tampoco queda a salvo José María Aznar, presidente del partido en los tiempos en que Correa aterrizó en Génova, de la mano de Alejandro Agag, el que llegaría a convertirse en yerno de tan siniestro personaje en la no menos siniestra boda de El Escorial. 
 
 
Basta con mirar desde abajo, con dejarse llevar, no mucho, sólo lo suficiente, del resentimiento de quien ha visto hundirse su país en manos de tan ilustres corruptos.
 
 
Por eso me enciende la sangre el silencio vergonzante e hipócrita del falsario Albert Rivera.
 
 
 Por eso me llevan los demonios cuando escucho decir al presidente de la gestora del PSOE que todo lo que estamos oyendo, esa basura, esa delincuencia de cuello blanco, ese tres por ciento de sobrecoste en todo lo que contrataba la administración, las administraciones, no debe ser una barricada que impida hablar a los buenos con los malos. 
 
 
Por eso me revienta escuchar a la Dolores Cospedal decir que eso pasó hace años o a Pablo Casado decir que él estaba en COU, como si uno y otro no hayan disfrutado de los resultados de toda esa trama mafiosa que, ayer, Don Vito puso al descubierto con la naturalidad del que habla del tempo en un ascensor.
 
 
Pasó hace años, pero sigue pasando, y, si el país está como está, si los corruptos se siguen dando por absueltos porque les votan, es porque todo ese dinero que era nuestro y nos robaron, ha servido para tomar ventaja sobre otras fuerzas políticas y porque, con él, se han callado bocas y se ha engrasado la maquinaria de engañar.
 
 
Pasó hace años, pero sigue siendo un crimen y lo tienen que pagar.
 
 
 

La lucha de clases es algo obsoleto, antiguo



Pero los "modernos" te la refriegan por la cara todos los días.



*



 




jueves, 13 de octubre de 2016

Eldoret está decidida a matar a los niños de la calle


Los activistas muestran su preocupación por el hecho de que la violencia policial contra los niños sin techo de Eldoret, en Kenia, se está transformando en una operación organizada para exterminarlos.


Era domingo así que se limitaban a pasar el tiempo y a esnifar pegamento. Las tiendas estaban cerradas y el mercado, medio vacío.  No había mucha gente en la calle y no tenía sentido pedir limosna. Así que muchos de los niños de Eldoret se quedaron en el vertedero de basura. Fétido y pestilente, este páramo se había convertido en un refugio para los menores vagabundos de la quinta ciudad más importante de Kenia, situada lejos de la capital.


“Las barracas de California”. Así se conoce el vertedero que da cobijo a 700 niños y jóvenes vagabundos. A menudo duermen allí y se alimentan de los restos de comida de hoteles o de fruta que ha sido desechada por los supermercados de la zona. El basurero también los protege de la sociedad y de los policías locales, que no soportan el hedor.


Sin embargo, eso no fue lo que ocurrió ese día; el penúltimo domingo de mayo. Eran casi las cuatro de la tarde de un día frío. Algunos de los niños dormían. Otros, esnifaban cola para calmar el hambre. Situaban sus fosas nasales cerca de los contenedores de plástico. Algunas chicas adolescentes compartían sus contenedores con los bebés atados a sus espaldas.


En el laberinto de callejones situado más arriba, la policía avanzaba en silencio desde tres frentes distintos. Los agentes municipales, conocidos como los askaris, iban equipados con garrotes y llevaban la delantera. Los agentes de la Policía Administrativa, una temida unidad estatal paramilitar, los seguían con rifles y gases lacrimógenos.


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Los trabajadores sociales denuncian que varios niños han desaparecido o han sido encontrados muertos tras ser detenidos por la policía. Google images.
 

Los habitantes de las barracas de California están acostumbrados a la brutalidad policial. Muchos de los que estaban allí ese domingo, como por ejemplo Samuel Asacha, ya la habían sufrido en carne propia. Diez años atrás, cuando tenía 15 años, un policía conocido por su brutalidad le arrancó un ojo. 

 En 2014 el mismo oficial atacó con ácido a Shereen, que por aquel entonces tenía 10 años, y Shelagh, que tenía 14. Les desfiguró la cara.


Sin embargo, esa redada no era como las demás. No era una acción de acoso improvisada sino una operación meticulosamente planificada y que hasta ese momento había sido mantenida en secreto por las autoridades de la ciudad.


“Lo hicieron sin previo aviso”, explica Eric Omondi, que a sus 20 años es, junto con Samuel, uno de los veteranos o “prefectos” de las barracas de California. “Fue una emboscada. Los niños gritaban, la policía nos atacaba con gases lacrimógenos”, explica.

Encontraron los cuerpos de seis niños. En los dos días siguientes los cadáveres de cinco niños más aparecieron río abajo. Los trabajadores sociales identificaron al mayor de ellos; Zakayo, de 16 años. El más joven, conocido como “Ndogo” o “Pequeño” tenía 9.


Los policías avanzaron en bloque y golpearon a los chicos, que se vieron obligados a retroceder y terminaron en el río Sosiani, que recorre el extremo sur del vertedero. Los bebés y los niños y las niñas, también aquellos con discapacidades, fueron empujados río abajo.


La policía los atacó sin piedad;  incluso atacó a una chica de 17 años, Mary, cuyo bebé se golpeó la cabeza contra el suelo. Ronny, un chico de 16 años, que iba en silla de ruedas desde que una excavadora que derribaba los refugios de los vagabundos lo arrojó el año pasado, no tenía ninguna posibilidad de escapar.


Mientras sus torturadores lo golpeaban sin cesar en la cabeza y en la espalda, les suplicó que pararan: “Les dije que si no paraban me iban a matar y me contestaron que no les importaba hacerlo si esto ahuyentaba a otros chicos”.


Algunos consiguieron esquivar el frente policial. Otros, no tuvieron tanta suerte y terminaron en el río. Si querían huir de las palizas no tenían otra opción que lanzarse al río. Las fuertes lluvias habían provocado una crecida de agua.


Muchos no sabían nadar, pero los más veteranos, como Omondi, habían ayudado a los más resistentes a llegar hasta la otra orilla. Fue entonces cuando la policía volvió a lanzar gases lacrimógenos. Los más débiles no lo pudieron soportar y empezaron a ahogarse.


Omondi encontró el primer cadáver. Se trataba de su amigo Francis Azmam, un chico de 13 años conocido como “Sudi” o “el afortunado”. El cuerpo había quedado atrapado en las raíces de un árbol que flotaba en el río. “Tenía muchas heridas en la cabeza, en el pecho, en las costillas, en el estómago y en la espalda”, indica.


Encontraron los cuerpos de seis niños. En los dos días siguientes los cadáveres de cinco niños más aparecieron río abajo. Los trabajadores sociales identificaron al mayor de ellos; Zakayo, de 16 años.


 El más joven, conocido como “Ndogo” o “Pequeño” tenía 9.



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La policía está acusada de cometer todo tipo de abusos. Google images.


Fue un día negro para los chicos de la calle de Eldoret. Sin embargo, no ha sido el único día de este año en el que han sido asesinados niños de esta comunidad.


Los activistas están convencidos de que el gobierno local quiere terminar con los niños vagabundos y ha decidido matarlos o, al menos, matar a unos cuantos para que los otros opten por huir.


La oficina del gobernador del condado, Jackson Mandago, niega estas alegaciones y asegura que las operaciones policiales tienen por objetivo terminar con los delitos menores. Muchas personas en la ciudad creen que los niños callejeros son los autores de los hurtos y otras infracciones que se cometen.


Sin embargo, según la organización Ex-Street Children Community, en febrero de 2015 se inició una campaña contra estos menores y en la primera de estas operaciones la policía lanzó perros contra más de 30 niños de la calle. Unos meses más tarde, en octubre, las autoridades del condado acorralaron a un grupo de 100 niños, los obligaron a entrar en un camión y los llevaron a Malaba, una ciudad situada a unos 130 kilómetros y cerca de la frontera con Uganda. Muchos de ellos regresaron a Eldoret a pie.


Los activistas señalan que los asesinatos empezaron después de este incidente. En lo que va de año, Ex-Street ha documentado la muerte de 14 niños, entre los que se incluyen tres chicos que fueron asesinados por la policía mientras huían y tres más cuyos cuerpos fueron encontrados días después de su detención. Al menos cinco menores más fueron detenidos y han desaparecido y otros dos, Kevin Simuyu, de nueve años, y David Kamau, de ocho, han desparecido sin dejar rastro después de que la policía les disparara 15 días antes de la redada en las barracas de California.

El conflicto étnico

 

Algunos creen que estos ataques obedecen a una motivación étnica. Muchos de estos niños vagabundos no pertenecen a la comunidad kalenjin, el grupo étnico del poderoso vicepresidente de Kenia, William Ruto.


Eldoret está situada en una región que ha sido testigo de los peores actos de violencia interétnica del país, en muchos casos debido a tensiones políticas en torno a la propiedad de las tierras. En 1991, los guerreros de la comunidad kalenjin exhibieron los fetos pertenecientes a mujeres muertas de la comunidad kikuyu en la carretera que lleva a Eldoret para expresar su ira por la supuesta usurpación de tierras por parte de los kikuyu.


La violencia alcanzó su punto más alto tras la reelección de Mwai Kibaki, un kikuyu, en 2007. Más de 1.200 personas fueron asesinadas a lo largo y ancho de todo el país, si bien los actos más sanguinarios tuvieron lugar en Eldoret. Numerosas mujeres y niños kikuyu se refugiaron en una iglesia para escapar de los guerreros kalenjin, que no dudaron en prender fuego al edificio y matarlos a todos.


Si bien los kalenjin y los kikuyu ya han hecho las paces y comparten el poder (el presidente Uhuru Kenyatta es un kikuyu), algunos políticos locales y clérigos afirman que los ataques contra los niños vagabundos forma parte de una campaña de intimidación para que todos los que no pertenecen a la comunidad kalenjin abandonen Eldoret.



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El presidente de Kenia, Uhuru Kenyatta, pertenece a la etnia kikuyu, y su vicepresidente es kalenjin, la ora etnia en conflicto. Google images.
 

“Si no paramos el asesinato de familias que viven en la calle, la violencia irá en aumento”, indica Peter Chomba, un legislador del condado perteneciente al partido gobernante y que es miembro de la comunidad kikuyu. “Si analizas lo que está pasando, llegas a la conclusión de que se trata de una campaña meticulosamente organizada. Atacan a profesionales de ciertas comunidades. Quieren que una sola comunidad tenga el control sobre este sitio”.


Con independencia del motivo, la muerte de menores de Eldoret en manos de la policía no resulta sorprendente para los keniatas. En repetidas ocasiones, los grupos de defensa de derechos humanos han expresado su preocupación por el hecho de que las ejecuciones extrajudiciales se han integrado en la cultura policial del país. Cada vez son más frecuentes los informes relativos a la ejecución de presuntos islamistas, autores de delitos menores e incluso defensores de los derechos humanos.


La semana pasada, el periódico Daily Nation publicó una base de datos de 122 personas muertas en manos de la policía en lo que va de año. La base de datos solo ha registrado dos asesinatos policiales en Eldoret y los activistas y algunos políticos afirman que hay un interés por encubrir los asesinatos de los niños vagabundos.


Los legisladores del condado indican algunos testigos que consiguieron grabar la operación policial en las barracas de California desde edificios cercanos han sido detenidos o la policía ha confiscado sus móviles.


Benson Juma, uno de los responsables de Ex-Street, fue atacado por un grupo de desconocidos que intentaron secuestrarlo y meterlo en un coche, unos días después de presentar una docena de testigos a the Guardian. Consiguió escapar en dos ocasiones distintas, gracias a la ayuda de los transeúntes. 


Se ha visto obligado a huir de Eldoret y se encuentra en un lugar seguro.


Kenia celebrará elecciones el año próximo y Juma cree que los ataques contra los niños de la calle no harán más que aumentar. “Esto empieza a parecerse a Brasil”, indica. “Enterramos, enterramos y enterramos a nuestros compañeros. No se puede soportar. Tal vez nos veamos obligados a hacer algo para que el gobierno comprenda que estamos hartos, para mostrarles nuestro sufrimiento”.


Traducción de Emma Reverter


 Adrian Blomfield – Eldoret, Kenia, theguardian





“Día de la raza”: 524 años de exterminio, discriminación y resistencia



 En este feriado largo con que el sistema racista celebra el 12 de octubre, nosotros recordamos los 524 años de genocidio y discriminación que sufrieron los indígenas de estas tierras.


Antes de que el gobierno radical de Hipólito Yrigoyen cometiera tres de los hechos más aberrantes de las primeras décadas del siglo XX: la Semana Trágica en el Buenos Aires de 1919, las matanzas de la Patagonia trágica de 1921 y las masacres perpetradas, también en 1921, en el norte de Santa Fe por impulso de la empresa británica La Forestal, ocurrió que las autoridades, en un súbito rapto de exacerbada hispanofilia, decidieron en 1917 imponer el 12 de octubre como feriado nacional en Argentina, rotulándolo al mismo tiempo con el pomposo título de “Día de la raza”.


(93 años después, ante la presión popular y la creciente toma de conciencia de la tragedia indígena, el Poder Ejecutivo, en uno de sus habituales giros oportunistas, decidió cambiarle el nombre por “Día de la diversidad cultural americana”. Pero, eso sí, igual que en los días de Yrigoyen, manteniendo el carácter de feriado oficial).


El 12 de octubre de 1492, cuando los europeos llegaron a estas playas para “descubrir” y expoliar aquello que denominaban frívolamente “nuevas tierras”, lo que se inició en realidad fue una política sistemática de exterminio de las civilizaciones que estaban en estas latitudes desde siempre. Con lenguaje actual diríamos que lo que comenzó en esa fecha trágica y emblemática fue un gigantesco operativo de terrorismo de Estado.


Cuyo punto de partida se dio con los pueblos originarios del siglo XV, siguió con los afrodescendientes norteamericanos explotados y reducidos furiosamente a la servidumbre, y continúa en nuestros días con las preciosas vidas suprimidas por el gatillo fácil y la tortura en el conurbano bonaerense, o con los secuestros y desapariciones de estudiantes en Ayotzinapa, estado de Guerrero, México, o con la criminalización de las organizaciones sociales de Honduras y buena parte de los demás países de América latina y el Caribe, o con los prolongados encarcelamientos de mapuches en Chile o con la persecución y el asesinato de los qom, pilagá, wichí, guaraníes y otras naciones del norte argentino que reclaman legítimamente contra el saqueo de lo que es suyo.


Y, como siempre, las víctimas de este suelo fueron convertidas en victimarios y denominadas “salvajes”, abriendo la eterna historia que se viene desarrollando desde el poder para blanquear a los genocidas.

América

 

“América” es el nombre que los asesinos conquistadores le colocaron al continente. Pero el líder aymara Constantino Lima Chávez, más conocido como Takir Mamani (1933) impuso el nombre de Abya-Yala, difundido antes que nadie por el pueblo kuna de Panamá.


El nombre, que significa “tierra en plena madurez” o “tierra de sangre vital”, ya es utilizado por los indígenas en sus documentos y declaraciones juradas, porque colocar nombres foráneos a nuestras villas, ciudades y continentes es equivalente a someter nuestra identidad a la voluntad de nuestros invasores y sus herederos.


Takir, que es el nombre de guerra empleado en sus luchas y acciones políticas, fue perseguido y enviado al exilio por la dictadura de Hugo Banzer (1971-78). A su retorno a Bolivia fundó el movimiento Tupaj Katari en 1978.


Las cifras difieren según la fuente, pero el exterminio costó la vida de no menos de setenta millones de seres humanos. Civilizaciones enteras, que habían desarrollado su cultura durante siglos y sus formas de apreciar la naturaleza y la relación humana, fueron destruidas.


El imperio de los incas, para citar simplemente un caso emblemático. El imperio de los incas, que el francés Louis Baudin (1887-1964) denominó “El imperio socialista de los incas”, en su libro publicado en 1940, fue avasallado por la voracidad de los colonialistas, insaciables de riquezas e insaciables de sangre indígena.

Exterminio

 

A fines del siglo XV, según lo planteó el antropólogo brasileño Darcy Ribeiro (Montes Claros, Minas Girais, 26 de octubre de 1922 - Brasilia, 17 de febrero de 1997), en el momento en que los conquistadores europeos arribaban a estas playas, existían en el continente aproximadamente setenta millones de indígenas.


Un siglo después, de acuerdo a la misma fuente, solo quedaban unos tres millones y medio, es decir hombres y mujeres que, después de haber sufrido la autodenominada “conquista de América”, quedaron en la indigencia, ya que no pudieron usar ni gozar de las tierras que ellos habían ocupado desde siglos.


El exterminio de la población lugareña fue casi total, “tanto en las condiciones infrahumanas en las que fueron tratados los aborígenes -según documentó el propio Ribeiro- como por el suicidio en masa que existió en muchas comunidades cuando visualizaban que la miseria y la esclavitud era su único destino”.


Nuestros padres, abuelos o bisabuelos vinieron a estas latitudes huyendo de la pobreza o de la persecución. No sabían que venían a asentarse en un lugar que antes habían pertenecido a los kollas, a los aztecas, a los pilagá, a los guaraníes, a los wichí, a los qom, a los mapuches, a los tehuelches, a los totonacas, a los huarpes, a los matacos, a los diaguitas, a los calchaquíes, a los sioux, a los mayas y a tantos otros pueblos exterminados o alejados de su tierra natal.


Tampoco hay mucha conciencia en los hijos, nietos o bisnietos de los inmigrantes europeos sobre la injusticia cometida. Los regímenes explotadores siempre se las han arreglado para enfrentar a pobres contra pobres. De todos modos no puedo dejar de admitir que, al escribir este trabajo, me embarga un sentimiento dual, quizás esquizofrénico, porque esta nota, sin duda, está destinada a reivindicar a los pueblos originarios. Pero, por el otro lado, no me siento tan bien, porque pienso que a lo mejor este escrito pueda formar parte de la mala conciencia de los blancos por los crímenes cometidos por los indígenas.


De todos modos estoy aquí y tengan la más absoluta seguridad de que el autor de estas líneas, hijos de inmigrantes que llegaron acá escapándole al genocidio de ultramar, está un millón de veces más cerca de los hermanos indígenas que de los blancos explotadores y asesinos que han cometido tantos crímenes en nombre de sus pautas culturales que ellos consideraban superiores.

Educación y cultura

 

La educación escolar que exalta los exterminios y la cultura de los blancos, especialmente el cine de Hollywood, hicieron estragos.


Los “indios”, en esa percepción maniquea, falsificada, eran los malos e incultos; y los blancos, muchas veces personificados por John Wayne, eran los sacrificados idealistas que venían a difundir aquí sus formas específicas de vidas.


Eso dice la cultura oficial. Eso dicen los historiadores del sistema. Eso dicen los educadores oficialistas. Eso dice el cine. Eso dice la televisión.


Pero nosotros sabemos muy bien quiénes fueron los verdaderos asesinos. Y quiénes los que cometiron los crímenes más aberrantes.


Quiero detenerme especialmente en un episodio relativamente reciente, pero que es el símbolo de todos los genocidios, de antes y de ahora.


Me estoy refiriendo a lo que la historiografía oficial argentina conoce como “conquista del desierto” y que tuvo como jefe visible al general Julio A. Roca. En julio de 1878, al hacerse cargo del Ministerio de Guerra y Marina, Roca puso en marcha su plan de exterminio.


Roca estaba dispuesto a terminar con la población indígena del sur (“los infieles”, como los denominaban, en esa época), para afirmar lo que él llamó “la soberanía nacional”.


En ese mismo mes, en julio del 78, cada comandante de frontera recibió la orden de invadir las tierras de los indígenas.


Y Roca usó una palabra que, medio siglo después, utilizarían los nazis: hay que emprender rápidamente una “campaña de limpieza”. La higiénica orden tenía como objetivo avanzar con prontitud hasta la línea del Río Negro y, en lo posible, no dejar a nadie con vida.


En una carta que, en esos días, Roca le mandó a Adolfo Alsina, su antecesor en el cargo, hablaba del “éxito de la campaña” y se vanagloriaba de que lo que él denominaba “fuerzas nacionales” pudieron “eliminar al grueso de los contingentes indios y a sus principales caciques”.


Roca personalmente comandó la matanza. Fueron asesinados miles de indígenas, entre ellos ancianos, mujeres y niños. Y el objetivo que perseguían lo lograron con creces, incorporando al “dominio soberano y efectivo de la Nación” una superficie territorial de 15.000 leguas, contenida entre la antigua y nueva frontera que, en ese momento, alcanzaba la margen septentrional de los ríos Negro y Neuquén.


Roca, sin embargo, no quedó satisfecho con este primer avance y cuando asumió la presidencia de la República en 1880, emprendió nuevas operaciones de exterminio. El objetivo, nuevamente, era “limpiar la región”.


Y para eso facultó a su Ministro de Guerra, general Benjamín Victorica, a seguir matando indígenas sin miramientos. La etapa final de la cacería se desarrolló en el corazón de la Patagonia. La heroica resistencia indígena no fue suficiente y la desproporción de fuerzas y de organización militar coadyuvaron en el resultado final.


En 1883, cinco años después de que Roca iniciara su sangriento periplo, todavía vagaban por ese territorio algunas tribus rebeldes reunidas bajo el mando del cacique Sayhueque. Para acabar definitivamente con ellos, el gobernador de la Patagonia y su guarnición, general Lorenzo Wintter, emprendió otra campaña de aniquilamiento que se desarrolló entre 1883 y comienzos de 1885.


En esta última campaña dieron muerte a unos 3.700 indígenas combatientes y a un número muy alto y no determinado de integrantes de las tribus. El general Wintter (1842-1915, de origen alemán), en su informe al general Roca, anunció: "Me es altamente satisfactorio y cábeme el honor de manifestar al Superior Gobierno y al país, que ha desaparecido para siempre en el Sud de la República toda limitación fronteriza contra el salvaje”.


El régimen expoliador estaba eufórico por la sangre derramada. Y se refregaron las manos los terratenientes que incorporaron a sus posesiones aquellos suelos arrancados a los indígenas.
(Nuestro querido Osvaldo Bayer estudió in extenso de qué modos esos despojos originaron la Sociedad Rural encabezada por la familia Martínez de Hoz).

Genocidas de Roca a Videla

 

Roca y los suyos respiraron tranquilos. La oligarquía comenzó a hacer grandes negocios, catapultando a la Argentina ganadera y agroexportadora. Y entonces fue cuando decidieron abrir la inmigración, suponiendo que los pobres de Europa iban a convertirse aquí en una mano de obra mucho más dócil que la de los indios y gauchos indómitos.


Pero se equivocaron, porque aquellos inmigrantes europeos, que traían las ideas revolucionarias de sus países de origen, se inclinaron también por la desobediencia y la búsqueda de justicia.


Entonces empezaron otras luchas y otras confrontaciones, la del proletariado anarquista y socialista, que generó otros instrumentos represivos como la Ley de Residencia, que en 1902 impulsó el presidente Roca bajo inspiración del novelista y senador Miguel Cané (1851-1915).


Cien años después, en 1978, otra dictadura genocida, la del general Jorge Rafael Videla, resolvió celebrar el centenario de aquella matanza que volvió a ser denominada como “Campaña del desierto”•


Videla celebrando a Roca es un poco el símbolo de la unidad de los genocidas de distintas épocas en una Argentina que, parafraseando al escritor peruano Ciro Alegría (1909-1967), siempre “fue ancha y ajena”.


Boleslao Lewin (Lodz, Polonia, 1909 - Buenos Aires, 1988), escritor e investigador judío que se radicó en la Argentina huyendo de los pogromos de su tierra natal, rápidamente se identificó con la tragedia indígena y, a principios de la década del 40 (cuando sus familiares y compañeros eran exterminados por los nazis en Europa), publicó aquí su monumental biografía de Túpac Amaru, en la que documentó de qué modo el imperio socialista de los incas fue avasallado por la criminalidad de los godos, ávidos de riquezas y de sangre india.


Por eso levantamos las banderas de los dos rebeldes que se llamaron Túpac Amaru, el del siglo XVI, que fuera asesinado en la Plaza del Cuzco por las huestes del virrey Toledo. Y el del siglo XVIII, que nació con el nombre de José Gabriel Condorcanquui y que, después de liderar uno de los levantamientos más sublimes de la historia de la humanidad, fue asesinado también en El Cuzco junto a su fanilia. Las banderas revolucionarias de Túpac Amaru son las nuestras.


Recuerdo

 

Hoy, en este feriado largo con que el sistema racista celebra el 12 de octubre, nosotros recordamos los 524 años de genocidio y discriminación que sufrieron los indígenas de estas tierras.


Sus luchas actuales, por la memoria de lo que pasó y por las humillaciones y exterminios que siguen sufriendo hoy, son también de los luchadores actuales que están enfrentando el terrorismo neoliberal macrista.


Hermanos aborígenes. Hermanos de los pueblos originarios. Este hermano, este hijo de inmigrantes judíos que escaparon aquí por otros exterminios, los saluda.


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12 de octubre: Las nefastas consecuencias de una conquista que todavía perdura

 


Hace 524 años, el 12 de octubre de 1492, Cristóbal Colón arribó a tierras americanas. Lo hizo por la pequeña isla bahamense de Guanahaní, para llegar cinco días después, el 27, a la isla de Cuba. Las perversas intenciones de los “descubridores” para con las tierras descubiertas y sus pobladores quedaron muy pronto esclarecidas: la mencionada isla que los indios llamaban Cuba fue “bautizada” por Colón con el nombre de Juana, en homenaje al príncipe hijo de los Reyes Católicos; una pequeña anécdota, pero harto significativa.


Este hecho, que en Europa —fundamentalmente en el Estado español— se empeñaron en llamarlo “descubrimiento” y ahora, para atenuar un poco la pena impuesta por la historia, lo llaman “encuentro” de dos culturas, no fue sino el inicio del exterminio de millones de personas y la colonización, para su saqueo, del vasto continente americano.


Hubo, pues, vencedores y vencidos; luego, de “encuentro” de dos culturas, nada de nada. Vencedores fueron obviamente los europeos —no sólo los españoles, porque también otros países se beneficiaron del “encuentro”—, y vencidos los dueños naturales de aquellas tierras que, insisto, fueron salvajemente diezmados y desposeídos de sus inmensas riquezas —del oro y la plata, por ejemplo—. 


 Aquellas riquezas contribuyeron de manera importante a la acumulación originaria del capital. Y es que, como dijera Karl Marx, el capital vino al mundo chorreando sangre y lodo desde la cabeza hasta los pies, por todos los poros.


Por la vía de la fuerza, los invasores esclavizaron y obligaron a trabajar para ellos a los habitantes autóctonos. Cuando, debido a las enfermedades transmitidas por los colonos y a la cruenta explotación a la que los sometieron, comenzó a mermar el ejército de esclavos, los colonos comenzaron a suplirlos por habitantes secuestrados de otro castigado continente: África.


Así fue como se desarrolló Europa a partir del siglo XVI, y esta es la síntesis de su “hazaña”: Entre 70 y 80.000.000 de indígenas pertenecientes a las civilizaciones azteca, maya, inca, aymara, tupí-guaraní, araucana, chibcha, timote, aruak y karib fueron exterminados a causa de la conquista y colonización española, portuguesa, francesa, inglesa, holandesa, y danesa, y, fundamentalmente, de la “evangelización” de la Iglesia católica, apostólica y romana, cuya terrorífica herramienta era la Inquisición establecida por los Reyes Católicos en 1478. 


Aniquilados fueron también 45.000.000 de africanos que, secuestrados previamente en sus lugares de origen, fueron utilizados como mano de obra esclava. A esta elevada cifra debemos sumarle los 140.000.000 de africanos que perecieron durante sus capturas, fueron asesinados o arrojados vivos a las aguas del Atlántico durante las travesías entre el África occidental y el continente conquistado.


¿Puede acaso la Europa actual enorgullecerse de la opulencia que disfruta? Opulencia, por cierto, que nunca ha revertido de manera equitativa entre sus habitantes, como lo prueba la enorme desigualdad, cada vez más alarmante, que existe entre sus habitantes.


Lejos de resarcir a sus históricos expoliados, la “democrática” y “solidaria” Europa sigue saqueando todo lo que puede y más, aunque, afortunadamente, cada vez son más los países que se le resisten. Ya no lo hace a la vieja usanza. 


Ahora lo hace a través de los préstamos, las multinacionales, el intercambio desigual… Los métodos actuales son más eficaces y, quizá, menos sangrientos; aunque no menos mortíferos, como lo demuestra la enorme cantidad de personas que, como consecuencia de los mismos, mueren todos los días de hambre, por ejemplo, y enfermedades perfectamente curables.



 La foto de la vergüenza turnista


Una vez más, el 12 de octubre de 2016, lo más granado de la reacción española se reunirá en el madrileño Paseo de la Castellana para, henchidos de cinismo y desvergüenza, celebrar el Día de la Hispanidad —anteriormente llamado Día de la Raza—, que no es otra cosa que la repugnante celebración de una conquista que todavía perdura.


 Blog del autor: http://baragua.wordpress.com





martes, 11 de octubre de 2016

¿Por qué huracán Matthew causó 500 muertes en Haití, 20 en EEUU y 0 en Cuba? Medios apuntan a Dios


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 ¿Saben por qué el huracán Matthew causó 500 muertes en Haití, 20 en EEUU y ninguna en Cuba? Los medios apuntan... a Dios

Fuente: http://www.cubainformacion.tv/index.p...

Que los grandes medios reconozcan las acciones de prevención y de evacuación realizadas por el Gobierno cubano para salvar vidas es algo absolutamente impensable. Por ello, a la búsqueda de alguna explicación a la sorprendente ausencia de muertes al paso del huracán Matthew por Cuba, "El País" y su socio en Miami "El Nuevo Herald" recurrían a la misma solución... sobrenatural.




Diligencias previas contra José Luis Moreno por un presunto delito de maltrato animal

Fotografía de uno de los perros adjuntada a la denuncia en la que se observa la caquexia por malnutrición severa que padece. Foto: ANIMAL RESCUE ESPAÑA
Fotografía de uno de los perros adjuntada a la denuncia en la que se observa la caquexia por malnutrición severa que padece. Foto: Animal Rescue España


 La asociación Animal Rescue España formaliza la denuncia ante el evidente estado de malnutrición severa y abandono de dos perros que están en la vivienda del empresario en Boadilla del Monte (Madrid). Pide su incautación para someterlos a tratamiento veterinario urgente y está a la espera del informe del Seprona.


El Juzgado de Instrucción número 6 de Móstoles (Madrid) ha abierto diligencias previas contra el  empresario José Luis Moreno por la comisión de un presunto delito de maltrato animal sobre dos perros que están en su vivienda de Boadilla del Monte en evidente estado de abandono y con signos visibles de graves problemas de salud derivados de una prolongada desatención.


Según se explica en la denuncia, los perros padecen caquexia derivada de una desnutrición severa, así como problemas cutáneos provocados por una posible leishmaniosis no tratada o bien por sarna, consecuencia de la falta de condiciones higiénico sanitarias básicas.


La denuncia ha sido posible gracias a la información facilitada por una persona conocedora del estado de los animales y que no quiere hacer público su nombre por temor a las posibles consecuencias. La información sobre los perros, con fotos y vídeos en los que se ve su estado deplorable, su malnutrición extrema y la suciedad y el abandono en el que viven día a día, llegó hasta Fran Díaz, presidente de la asociación Animal Rescue España.


Ante la evidencia de que la vida de ambos perros corre "auténtico peligro", Víctor Valladares, director del despacho de abogados Logan Lex, ha interpuesto la denuncia contra José Luis Moreno por la supuesta comisión de un delito continuado de maltrato animal y ha solicitado como medida cautelar la incautación de los animales y su puesta a disposición de Animal Rescue España para someterlos a atención veterinaria urgente.


El titular del Juzgado ha considerado que por ahora no ha lugar a la medida cautelar solicitada debido a la falta de “diligencias esenciales de investigación”, pero ha solicitado a la Guardia Civil de Boadilla del Monte (demarcación del Seprona en Majadahonda) que se persone en la vivienda de José Luis Moreno "de manera inmediata, debiendo informar al Juzgado de la gestión realizada". 


Desde Animal Rescue España se encuentran a la espera de las decisiones que pueda tomar el Juzgado a la vista de la gestión del Seprona y confían en que ambos animales puedan ser decomisados de forma inmediata para someterlos al tratamiento veterinario necesario para salvar sus vidas y darles una nueva oportunidad.







Desahucio de ancianos sordomudos y saqueo del patrimonio del estado

 
 
La ausencia de gobierno en el régimen español no es obstáculo para que el genocidio social continúe, ahora le toca el turno en la inmensa colección de crímenes a una pareja de ancianos sordomudos analfabetos que no sabe leer y tampoco conocen el lenguaje de signos, víctimas de un desahucio tras avalar el préstamo hipotecario de uno de sus hijos sin tener conocimiento de lo que firmaban.
 

Se trata de María del Carmen Lebrón, de 81 años, y Antonio Pleguezuelo, de 76, los que han recibido una orden de desahucio que les insta a abandonar el inmueble donde llevan viviendo desde hace más de 50 años en la calle Velázquez de Pinto antes del 30 de enero de 2017.
 

Con una discapacidad del 70 por ciento por su deficiencia auditiva necesitan ayuda para la mayor parte de los trámites diarios. Uno de sus hijos descubrió que su hermano había hecho que sus padres firmasen en 2005 un aval para adquirir una vivienda cuya hipoteca dejó de pagar al quedarse sin empleo, dejando una deuda de 120.000 euros que Bankia busca saldar con la vivienda de 50 metros que el matrimonió compró en 1969.
 

La inhumanidad de un estado podrido hasta la medula de corrupción es incapaz de buscar una salida a esta nueva injusticia, la gente honrada sufre las acciones delictivas de la caterva bancaria, esa banda de canallas que malgasta nuestro dinero en drogas, juegos y putas con sus tarjetas opacas, estafando a millones de ciudadanos con sus prestamos basura y burbujas de putrefacción, vendiendo humo para que actualmente sean desahuciadas de sus viviendas más de 600 familias diarias.
 
 

Posiblemente si nadie lo evita policías armados hasta los dientes irán antes de finales de enero a desalojar a unas personas que lo único que han hecho en su vida es trabajar, ser honestos y no cometer ningún delito, las fuerzas del “orden” del régimen irán preparadas con sus porras y balas de goma para intervenir contra cualquiera que vaya a manifestarse en su puerta, cargarse a golpes y patadas la solidaridad ciudadana, la que tratará de impedir este nuevo atentado terrorista contra los derechos constitucionales del pueblo trabajador.
 
 
 

   




Lecciones de libertad de prensa para Cuba… desde Alemania [+ video]

Cubainformación TV – Basado en un texto de Justo Cruz –. Axel Springer Verlag es la mayor editorial de Alemania y, además, un potente grupo mediático, que publica periódicos de gran tirada como Bild, Die Welt y Fakt.

En sus medios, hay 6 principios que condicionan la labor, el puesto de trabajo y los márgenes de “libertad de prensa” de cada periodista.

Uno de ellos es –leemos- contribuir a las “relaciones entre judíos y alemanes” y “apoyar el derecho de existencia del Estado de Israel”. La interpretación de este punto tiene una consecuencia previsible: no veremos en estos medios una crítica a la violencia sistemática que ejerce el sionismo israelí contra el pueblo palestino.

Otro principio explícito es “el apoyo a la Alianza Transatlántica y la solidaridad con los valores liberales de Estados Unidos de América”.

Es decir: está prohibido criticar los crímenes de la OTAN o del Pentágono, sus invasiones y bombardeos. Y añadimos: es obligada esa crítica pero contra quienes, en cada caso, son sus oponentes.

Un ejemplo: si un convoy de ayuda humanitaria de la ONU es atacado en Siria, este “apoyo a la Alianza Transatlántica” se traduce en acusar del ataque al Gobierno Sirio o a los aviones rusos. Sea la fuente el propio Gobierno de EEUU o alguna de sus criaturas, como el autodenominado Observatorio Sirio de Derechos Humanos.

La noticia será repetida una y cien veces en los medios alemanes, incluidos –por supuesto- los del grupo Axel Springer Verlag. Si el Gobierno ruso protesta y demuestra lo contrario, la noticia no será desmentida. Simplemente no se hablará más del asunto.

Son lecciones importantes para la prensa cubana, tan atacada y denostada porque –nos aseguran- no cumple los principios de la “libertad de prensa”.

Y es que, como decía el gran periodista polaco Ryszard Kapuściński, “cuando se descubrió que la información era un negocio, la verdad dejó de ser importante”.


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 http://www.cubainformacion.tv/index.php/objetivo-falsimedia/71125-lecciones-de-libertad-de-prensa-para-cuba-desde-alemania 



 




“Qué barato sale matar una mujer en España”

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La noche del pasado jueves, una mujer de 32 años moría apuñalada por su pareja en Arévalo, Ávila.


La víctima M.B.M tenía dos niñas de 4 y 2 años y estaba en trámites de separación. Una prima de la asesinada, Felicidad Guardado, publicaba un comentario sobre el asesinato en su perfil de Facebook.


Este es el texto íntegro:

Que pena de mi prima y que pena de esos dos ángeles que se han quedado sin su madre porque a un mal nacido anoche le dio por degollarla delante de sus niñas.


Ese tipejo, en estos momentos tiene a unos padres y abuelos sin querer creer todavía que su hija, esplendorosa en belleza y juventud yace con el cuello cortado esperando ser enterrada.


Un entierro que se llevará consigo también, el amor que una joven madre podría haber entregado a sus niñas en el paso del tiempo. Ese tiempo que infalible pasa, también para ese desgraciado que ha dejado tanto dolor por su acto. A él le caerán 20 años de cárcel por destrozar la vida de muchos de esta familia, que poco a poco se irán quedando en 9, 8 …y cuando salga seguirá con su vida como si no hubiera pasado nada.


QUÉ BARATO SALE MATAR UNA MUJER EN ESPAÑA.


D.E.P 




lunes, 10 de octubre de 2016

¿Se merecía Juan Manuel Santos el Nobel de la paz?



Desde el año 1973, en que recibió el Nobel de la Paz el político norteamericano Henry Kissinger, el galardón arrastra una pésima imagen en la escena internacional y no ha pasado por sus mejores momentos. El principal mérito de Kissinger durante la Guerra Fría es que fue el artífice de los bombardeos norteamericanos sobre Laos, Camboya y Vietnam, con el fin de que este último país, que estaba en una guerra civil abierta entre fuerzas comunistas y un gobierno apoyado por los Estados Unidos, cayera bajo la órbita soviética.


Los ataques aéreos, masivos y sin distinguir entre objetivos militares y civiles, causaron enormes estragos entre la población y contribuyeron a que el conflicto vietnamita se extendiera por toda la región. Sin embargo, Kissinger, ufano y sin remordimientos, recibió su premio y el mundo entero se quedó tan contento, mirando para otro lado ante tanta atrocidad y tanta muerte.


Luego, en el año 1994, y para no ser menos que Kissinger, el terrorista palestino Yasir Arafat recibió también el Nobel de la Paz. Arafat, líder del grupo terrorista Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y responsable de centenares de crímenes, fue galardonado por su supuesta contribución, junto al israelí Isaac Rabin, al proceso de paz en Oriente Medio. Sin embargo, su pasado no se podía borrar de un manotazo y a sus espaldas quedaban secuestros de aviones, atentados indiscriminados contra judíos indefensos, colocación de bombas en objetivos civiles y un sinfín de tropelías que fueron pasadas por alto por los miembros del jurado Nobel de Oslo.


 Arafat nunca se arrepintió de los asesinatos cometidos, incluso algunos contra palestinos que disentían de su línea política, y no pidió perdón a nadie, ya que en el camino hacia la victoria total del pueblo palestino todo valía. Murió en la ignominia y sin dejar de ocultar nunca su objetivo final: echar a los judíos al mar de una vez por todas y aniquilar a lo que él denominaba como la “entidad sionista”, es decir, a Israel.


OBAMA Y LA UNIÓN EUROPEA TAMBIÉN GALARDONADOS

 

En el año 2009 llegó otro controvertido Nobel de la Paz para el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, cuyo principal mérito en estos años ha sido no hacer nada de nada en la escena internacional para paliar las decenas de conflictos que azotan al mundo y cuyo desempeño en las crisis siria, ucraniana, afgana, iraquí y turca deja mucho que desear. A diferencia de Clinton, Obama no ha tenido ningún papel como mediador en ninguna de estas crisis ni ha aportado nada  a la resolución del secular conflicto de Oriente Medio entre palestinos e israelíes.


 Si alguien no merecía este premio era, desde luego, Obama. No tenía en su haber ni ideas, ni iniciativas, ni proyectos, nada de nada, el balance de su mandato no podía ser más desolador en todos los ámbitos. Desde el final de la Guerra Fría el mundo no había estado peor que durante la presidencia de Obama. Aún así, obviando todas las evidencias en su contra, los señores del Nobel de Noruega le otorgaron el controvertido galardón a Obama.



Pero si el Nobel de la Paz a Obama parecía propio de una opera bufa, o una simple tomadura de pelo del día de los Santos Inocentes, el concedido a la Unión Europea (UE) en el año 2012 parecía una broma de mal gusto o una afrenta a los millones de víctimas que esta organización ha provocado a causa de sus consabidos desaguisados.


 Dar un premio a los estúpidos burócratas de Bruselas, que en su vida han dado un palo al agua y que carecen del espíritu de la acción necesaria para resolver la más mínima crisis, es como dar un brindis al sol, es decir, es dárselo a alguien que está haciendo cosas de cara a la galería pero sin ningún significado, fanfarroneando o a sabiendas de que no va a cumplir una promesa que ha realizado. Esta inepta casta de intocables de Bruselas fue incapaz de detener la interminable carnicería yugoslava y las guerras balcánicas del siglo XX (1991-1995) y tampoco supo hacer nada frente a la crisis de Kosovo (1999), que provocó los bombardeos sobre Serbia y miles de víctimas inocentes.


 Tuvimos que llamar a los Estados Unidos para que vinieran a resolver nuestros problemas continentales, ya que éramos incapaces por nosotros mismos de poner coto a lo que ocurría en la región y la inútil UE no aparecía ni se la esperaba. Y después fue la OTAN, y no la UE, la que puso fin al conflicto de una forma no muy justa y pacífica, pero era lo que era y siempre es mejor una mala solución a una guerra.


 Pero, a pesar de su ineptitud e inoperancia manifiestas, los señoritos de Oslo, que parece que no se enteran de nada o no quieren enterarse, le dieron el premio a esa inútil UE.



Ahora le llega el turno al presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, quien anda embarcado en el proceso de paz en su país y que auspició un controvertido acuerdo entre su gobierno y la organización terrorista Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC-EP). Pero, paradójicamente, el Nobel de la Paz llega en el peor momento del controvertido proceso y esta misma semana, más concretamente el 2 de octubre, el acuerdo fue rechazado por el 50% de los votos de los colombianos en un plebiscito convocado para refrendarlo.
 

 Mientras que Santos se embarcaba en una ardua negociación con los que estaban en contra del acuerdo, que lideraba el expresidente Alvaro Uribe, y trataba de salvar los muebles del naufragio, en un intento por introducir un diálogo a tres bandas (FARC, uribistas y gobierno colombiano), llegaba un salvavidas desde el exterior en forma de Nobel de la Paz.


 A nadie se le escapa que Santos se mueve en la escena internacional como pez en el agua y que tiene excelentes relaciones con el gobierno de Noruega, país que ha sido mediador en todo el proceso de paz escenificado en La Habana y que ha tenido un papel destacado en la rubrica final en Cartagena.


¿Habrá sido este galardón un mero ardid político-diplomático para salvar el agónico proceso de paz tras la respuesta negativa de los electores y, de paso, salvar al soldado Santos en apuros? Las dudas asaltan, pero más allá de esa cuestión el resultado adverso parece ya una noticia olvidada y hoy todo el mundo en Bogotá solo habla del galardón concedido al presidente.


 Si había intencionalidad política, objetivo cumplido. Y si se lo merecía o no Santos, es ya historia.


 Ricardo Angoso (Bogotá)