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martes, 4 de febrero de 2020

El divorcio entre Europa y Reino Unido ya se ha consumado. ¿Y ahora qué?

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 El divorcio entre Europa y Reino Unido ya se ha consumado.


 ¿Y ahora qué?


Hoy Juan Carlos Monedero habla con María Eugenia Rodríguez Palop para conocer las claves del 'Brexit'. 




domingo, 2 de febrero de 2020

Los británicos que se mudan a España antes de que se eleve el 'puente levadizo' del Brexit: "Ya no estoy cómodo en mi país"

El número de británicos en España dobla al de españoles en el Reino Unido
Británicos acuden en zonas de ocio de la costa levantina española. EFE

 

Los ciudadanos británicos pueden asentarse en otro estado miembro de la UE hasta el 31 de diciembre, por lo que muchos están pensando en mudarse para conservar sus derechos como europeos


Activistas en favor de los derechos de los británicos que viven en España aseguran que ha aumentado la cantidad de consultas de personas que están planificando mudarse a este país antes de que "se eleve el puente levadizo" del Brexit. "Es real y está pasando", asegura Sue Wilson, fundadora del grupo Bremain en España. El colectivo indica que están notando que hay británicos que están "acelerando sus planes" de jubilarse o mudarse para trabajar en España.


Según lo establecido en el acuerdo del Brexit, los ciudadanos británicos pueden asentarse en otro estado miembro de la Unión Europea hasta el 31 de diciembre y así adquirir derechos vitalicios como ciudadanos europeos.


"Muchas personas nos preguntan sobre la normativa y les decimos que mientras se muden antes del 31 de diciembre, tendrán los mismos derechos que los que vivimos aquí desde antes. Eso establece el acuerdo de salida", señala Wilson. "Incluso si no tienes edad de jubilarte pero tienes la cantidad necesaria de años cotizados, tienes derecho a una pensión actualizada de por vida, según el acuerdo del Brexit".


Sin embargo, el acuerdo no garantiza todos los derechos de estos ciudadanos y el grupo Británicos en Europa ha pedido a Bruselas y a Londres que se aseguren aquellos que aún no han sido negociados, como la libertad de circulación y el derecho a regresar a Reino Unido junto a un familiar de la UE después del Brexit. 


Pero los derechos a estudiar, trabajar y jubilarse serán los mismos para quienes se muden antes del 2021.


The Guardian ha hablado con algunas personas que ya han dado el salto:

Andrew Dutton, 51 años, Costa del Sol


"Me hice una planilla a las cuatro de la madrugada y llegué a la conclusión de que probablemente podíamos mudarnos ahora. Eso fue exactamente lo que hicimos". Andy y su mujer vendieron su casa y se mudaron de Manchester a España el pasado octubre. "Siempre habíamos hablado de jubilarnos en España, pero el Brexit nos obligó a hablar de ello de forma más concreta.


 La forma en que se ha llevado a cabo el proceso de salida nos hizo entrar en pánico y tomar la decisión de mudarnos", cuenta este director inmobiliario.


"Yo tenía la idea vaga de jubilarme entre los 55 y los 60 años. Nuestro presupuesto es limitado, así que tendré que trabajar, pero estoy feliz por la decisión que hemos tomado. No nos gusta la retórica, y el tipo de acuerdo que promueven personas como el ministro de Exteriores, Dominic Raab, no nos cuadra. 


No había a quién preguntarle nada. No podíamos llamar al Gobierno y preguntar: '¿Esta será la postura del gobierno? ¿Esto es inamovible? ¿Podemos confiar en vosotros?".


"No somos migrantes económicos. Hace muchos años pensamos en mudarnos a Australia pero era más complicado por el trabajo. La libertad de circulación es esencial. La frontera entre España y Francia se puede cruzar sin ningún problema, puedes trabajar sin inconvenientes. Por eso elegimos asentarnos aquí", señala.


"A nivel emocional, ha sido bastante difícil. Lo más complicado ha sido dejar a nuestros amigos y nuestra familia. Quisiéramos tenerlos a todos aquí con nosotros. Han pasado tres meses y hay días en que echamos de menos, pero tenemos Facetime y Skype", agrega Andy.


Sin embargo, él y su mujer no se arrepienten. "Nuestro miedo era que elevaran el puente levadizo y no pudiéramos tener los mismos derechos que antes del Brexit".

Lesley Gibson, 62, Torrevieja


Lesley y su marido Colin se mudaron en marzo de 2019 desde Coventry, una ciudad donde dos de cada tres personas votaron a favor de abandonar la Unión Europea. Lesley, que antes votaba a los conservadores, ahora apoya a los Liberal demócratas, aunque en las últimas elecciones votó a los laboristas por razones estratégicas.


"No tenía pensado jubilarme hasta dentro de varios años, pero el Brexit nos obligó a tomar la decisión en marzo de 2019. Llegamos a España a principios de marzo y nos dimos prisa por hacer los papeles de residencia antes del 29 de marzo, para que nuestros derechos quedaran asegurados", recuerda.


 "Trabajé en la sanidad pública durante 25 años, y como me mudé antes de tiempo tengo menos dinero, pero soy más feliz".


Ella y Colin, un excamionero, ya habían puesto en venta su casa cuando se celebró el referéndum, pero no tenían planes de trasladarse definitivamente a España. Pensaban comprarse una autocaravana y disfrutar de su jubilación viajando por Europa.


 Pero Colin ya tenía edad de jubilarse y estaba cobrando una pensión estatal, y la normativa de reciprocidad en la atención sanitaria con la UE establece que él seguirá recibiendo asistencia médica pagada por Reino Unido en España.


"Me alegro de que hayamos tomado la decisión, pero a la vez me siento enfadada y triste, no tanto por mí, sino por mis nietos. Siento que las generaciones más jóvenes saldrán perdiendo. Me siento mal por ellos", apunta Lesley.


Keith Browning, 67, Valencia


Keith se mudó a España antes de lo planeado, en febrero de 2018, por el Brexit. "Hace casi dos años, entré en pánico por el Brexit. Quería mudarme a la UE y sentí que tenía que darme prisa", sostiene.


"Trabajé durante 40 años en la industria farmacéutica y estoy acostumbrado a planificar las cosas con un año y medio o dos de anticipación. Pensé: si no nos mudamos en menos de seis meses, nos cerrarán la puerta", recuerda.


A su edad y tras un divorcio, para Keith era difícil comprar una propiedad en Londres, donde vive su hija, pero en España, donde alquila un piso por 600 euros, tiene más posibilidades. "No solo puedo pagar el alquiler, sino que tengo la posibilidad de comprar".

Peter Waugh, 67, Norwich

 

Peter fue teniente coronel del Ejército en Estados Unidos, Canadá, Sudán y Turquía. Viaja a Cartagena dos o tres veces al año y a España desde los 21 años.


Hacía tiempo que Peter pensaba en mudarse a España, pero lo posponía porque a su hija no le convencía la idea. "Entonces vino el referéndum", relata. Peter puso su casa en venta y piensa mudarse antes de que termine el período de transición.


"Me partirá el corazón dejar Reino Unido. A menudo me pongo a pensar por qué me afecta tanto marcharme de mi país. Esto lo dice todo, porque no he dicho 'por qué me afecta tanto mudarme a España'.


 La realidad es que quiero marcharme de Reino Unido porque siento que ya no pertenezco a aquí, por cómo han debilitado la democracia. Y desde que Boris Johnson es primer ministro, mis temores han aumentado", explica.


"Suelo preguntarme si no será que me he puesto demasiado sensible porque me estaban quitando algo que yo quería. Pero no es así. Estoy enfadado desde el 24 de junio de 2016 y no ha pasado nada que me haya hecho sentir mejor", agrega.


 "Los votantes a favor del Brexit pedían el 100% y parece que cumplirán sus deseos con una ruptura total con la Unión Europea. ¿Qué nos han ofrecido a cambio a los que votamos a favor de quedarnos en la UE? Nada".


"Cuando miro el caos que se ha montado por el Brexit, pienso en que lo dejaría absolutamente todo y trasladaría mi pensión a Europa", señala.


"Desde 2016 me he convertido en activista. Me uní a los Liberal Demócratas y ahora leo The Guardian.


 Antes leía el Daily Telegraph y voté a los conservadores durante 40 años.


 Me considero de centroderecha, pero cuando lo analizo a fondo, soy un socialdemócrata. 


Ellos se han movido hacia la derecha, convirtiéndome a mí en centroizquierda", indica.


"Este no es el mismo país que el que era cuando yo nací.


 Sé que sueno exagerado, pero ya no me siento cómodo de ninguna forma aquí".


 Traducido por Lucía Balducci




 Por qué el Brexit no será el final de la pérfida Albión




La lengua inglesa, víctima colateral del brexit

 

Apartir del 1 de febrero, el día posterior al brexit, ya no habrá más eurodiputados ni altos cargos británicos en las instituciones europeas. Sin embargo, en Estrasburgo y Bruselas, frente a las máquinas expendedoras de café y las salas de reuniones, cualquier persona ajena continuará teniendo la sensación de que se encuentra en una organización internacional donde la lengua que habla casi todo el mundo –quizás exagerando un poco– es el inglés.


Tras la salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE), la situación será tal que así: los británicos harán las maletas, pero se dejarán una por el camino, el inglés. Los otros 27 Estados miembro de la UE tendrán que posicionarse respecto al estatus que tendrá esta lengua después del brexit. Se trata de una cuestión especialmente delicada, ya que alude implícitamente al respeto (o a la falta de respeto) por la propia naturaleza de la UE, tal como pone de manifiesto su lema: “Unida en la diversidad”.


El régimen lingüístico de las instituciones europeas fue grabado en piedra cuando se firmó el Tratado de Roma en 1957, por el cual se constituyó la Comunidad Económica Europea (CEE), que pasó a llamarse Unión Europea (UE) en 1993. El Reglamento nº 1, del 15 de abril de 1958, introdujo la regla de la unanimidad del Consejo para la toma de decisiones, la cual otorga el derecho de veto tanto a los Estados miembro más representativos como a los menos influyentes.


Por aquel entonces, la CEE estaba integrada por sus seis miembros fundadores (Alemania, Francia, Italia y los tres países del Benelux), en los cuales se habla una o varias de las cuatro lenguas siguientes: el alemán, el francés, el italiano y el neerlandés. Todas ellas, en estricta condición de igualdad, poseían el estatus de lengua oficial y lengua de trabajo.


Sin embargo, el Reino Unido tuvo que esperar a ingresar en la CEE, en 1973, para que el inglés pudiera gozar de esta categoría. Con el tiempo, la UE fue ampliando su cartera de miembros, pero con la salida del Reino Unido, en la comunidad habrá 27 Estados miembro y se hablarán 23 lenguas oficiales.


La diferencia entre el número de miembros y la cantidad de idiomas se debe a que varios Estados comparten la misma lengua. 


Por ejemplo, el alemán es la lengua común de Alemania y de Austria.


Para poder entender la situación actual, hay que recordar que cada Estado posee la soberanía para determinar cuál es su lengua oficial dentro de la UE, aunque no sea necesariamente la lengua más hablada entre los ciudadanos comunitarios. Después del brexit, el Reino Unido matará dos pájaros de un tiro, pues también borrará el inglés del catálogo de lenguas de la UE.


Por el contrario, poco les faltó a otros Estados –la República de Irlanda y Malta– para que aseguraran la preservación del estatus de sus lenguas. En 2005, el Gobierno irlandés decidió –por motivos relativos a su política interna– que su lengua oficial en la UE dejaría de ser el inglés y pasaría a ser el gaélico irlandés.


 Lo mismo hizo Malta con el maltés. A partir del brexit, el inglés, debido a la falta de presencia territorial, será –en términos jurídicos– una lengua tan “exótica” dentro de la UE como lo son el chino o el árabe.


El derecho es una cosa, pero la realidad es otra muy distinta, dado que el inglés ocupa, de facto, una posición dominante en casi todos los órganos de la UE, lo cual concede al Reino Unido una ventaja considerable en comparación con otros miembros. Cuesta imaginar que Boris Johnson renuncie a semejante privilegio.


 Es más, el primer ministro tratará sin duda de sacar a colación este tema en las futuras negociaciones sobre las relaciones entre el Gobierno de Londres y la UE. El inglés dejará de ser una de las lenguas oficiales en las instituciones comunitarias.


 Por lo tanto, una de las soluciones que han propuesto algunos observadores es que el Reino Unido, que pasará a ser un país extracomunitario, corra completamente con todos los gastos de la traducción e interpretación de textos, reuniones y conferencias de la UE cuyo contenido considere necesario que se conozca en inglés.


 Se estima que el coste de esta contribución voluntaria encaminada a promover el multilingüismo en Europa ascendería a cientos de millones de euros…


Bernard Cassen. Fundador de ATTAC y director general de 'Le Monde diplomatique'.









sábado, 1 de febrero de 2020

El Reino Unido anunció la estatización de ferrocarriles



Mantendrá las tarifas y los puestos de trabajo. Justificaron la medida aduciendo que la empresa "no logró brindar el servicio que los pasajeros necesitan"



El Reino Unido anunció el miércoles su decisión de estatizar la empresa que opera la red ferroviaria que conecta las ciudades del norte de Inglaterra por entender que la concesionaria no brinda el servicio que los pasajeros "necesitan y merecen".


La compañía Northern Rail, filial de la alemana Deutsche Bahn, pasará a manos del Estado británico el 1 de marzo próximo, informó el secretario de Transporte, Grant Shapps, en un comunicado.


El funcionario justificó la medida en que la firma "no logró brindar el servicio que los pasajeros necesitan y merecen", según la agencia de noticias Europa Press.


"La red de Northern es enorme y compleja, y algunas de las cosas que están mal no se van a arreglar de forma fácil ni rápida, pero estoy decidido a que los pasajeros vean mejoras reales y tangibles en toda la red lo antes posible", explicó Shapps.


El secretario prometió ampliar la cantidad de trenes en servicio, alargar andenes para permitir formaciones de más coches y mejorar la limpieza de las unidades y la "fiabilidad" del servicio los días domingo.


Asimismo, subrayó que tras la estatización se mantendrán los puestos de trabajo y las tarifas, reportó la agencia de noticias Telam.


"Entendemos la decisión del gobierno", dijo Northern Rail en un comunicado en el que admitió deficiencias en el servicio, las atribuyó a "factores externos sin precedentes" y pidió disculpas "de corazón" a los usuarios. 




Reino Unido   




Brexit, cómo hemos llegado hasta aquí

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 Las rupturas siempre son difíciles. Nunca es buen momento para poner fin a una relación. 


Pero todo se hace más doloroso si la decisión es unilateral, si las partes no llegan a un consenso, si el divorcio llega después de 45 años de unión, si tarda tres años en consumarse y, además, tiene consecuencias a nivel mundial. 


Todo esto es lo que ha sucedido con el Brexit. 


 Especial: Brexit, 1.324 días de desencuentros 




 El Parlamento Europeo aprueba el acuerdo del Brexit 






viernes, 31 de enero de 2020

EH Bildu seguirá trabajando para que los acuerdos bilaterales que se firmen a partir del #Brexit

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EH Bildu seguirá trabajando para que los acuerdos bilaterales que se firmen a partir del #Brexit susciten el menor daño posible a la ciudadanía y agentes vascos.

  Trabajaremos en defensa de las naciones que abandonarán la UE en contra de su voluntad 


  Pernando Barrena




Llega el 'Brexit': guía para afrontarlo


 






















El Reino Unido abandona la UE después de 47 años en el club comunitario



Este 31 de enero es el último día del Reino Unido en la Unión Europea (UE). 


Tras 47 años de encuentros y desencuentros, los británicos rompen con el club comunitario después de unas elecciones en las que Boris Johnson arrasó y tres años y medio de duras negociaciones con el Ejecutivo comunitario que finalizaron con un acuerdo aprobado sin gran entusiasmo por la cámara de los comunes.



Ahora se abre un periodo de transición que culminará presumiblemente el próximo mes de diciembre. Durante este periodo Reino Unido y Unión Europea deberán negociar temas como las relaciones comerciales, justicia, política exterior o seguridad.



Ahora surgen dudas entre muchos ciudadanos que residen en el Reino Unido. ¿Seguiré teniendo derecho a la sanidad después del 'Brexit'?¿Necesitaré el pasaporte para viajar al Reino Unido? ¿Qué ocurre con mi titulación profesional?... 


Son algunas cuestiones que resolveremos a continuación.


Índice


1- Vivo en el Reino Unido. ¿Qué tengo que hacer?
2- Quiero empezar a residir en el Reino Unido. ¿Qué hago?
3- Vivo en el Reino Unido, quiero viajar a España y no volveré hasta después del 'Brexit'. ¿Pueden denegarme la entrada si aún no he obtenido el permiso correspondiente?
4- ¿Seguiré pudiendo ejercer mi profesión en el Reino Unido?¿Qué ocurre con mi titulación profesional?
5- ¿Seguiré teniendo derecho a la sanidad?
6- ¿Cuánto tiempo me puedo ausentar del Reino Unido sin perder el 'settled status'?
7- Un ciudadano español que tenga el settled o pre-settled status, ¿puede reagrupar a sus familiares después del 'Brexit'?
8- Soy estudiante en el Reino Unido o tengo intención de ir a estudiar allí. ¿Cómo me afecta el 'Brexit'?
9- Tengo un carnet de conducir español. ¿Voy a poder seguir conduciendo sin problemas?

1- Vivo en el Reino Unido. ¿Qué tengo que hacer?


Aquellos ciudadanos de la UE que deseen seguir residiendo en el Reino Unido tras el 'Brexit', deberán solicitar un permiso denominado 'EU Settlement Scheme' que otorga dos estatus: el 'settled status' o permiso de residencia indefinido, para aquellos ciudadanos de la UE y sus familiares que lleven residiendo más de 5 años en el Reino Unido, y el 'pre-settled status' o permiso de residencia temporal, para los que lleven menos de 5 años de residencia.



Para solicitar estos permisos hay de plazo hasta el 30 de junio de 2021. Para ello, es necesario haber residido en el Reino Unido antes del 31 de diciembre de 2020.


2- Quiero empezar a residir en el Reino Unido. ¿Qué hago?


Todos los ciudadanos de la UE que deseen entrar en el Reino Unido para trabajar y residir después del 'Brexit' podrán hacerlo libremente hasta el 31 de diciembre de 2020, y deberán solicitar el 'pre-settled status' conforme al 'EU Settlement Scheme' antes del 30 de junio de 2021.


Quienes deseen entrar en el Reino Unido a partir del 1 de enero de 2021 tendrán que adaptarse al futuro sistema migratorio británico, que está por definir.


3- Vivo en el Reino Unido, quiero viajar a España y no volveré hasta después del 'Brexit'. ¿Pueden denegarme la entrada si aún no he obtenido el permiso correspondiente?


Hasta el 31 de diciembre de 2020 se podrá seguir entrando en el Reino Unido con el DNI o el pasaporte, ya sean residentes o turistas. No será necesario haber solicitado el permiso 'EU Settlement Scheme', en el caso de los residentes.


 Los que cuenten con 'pre-settled status' o 'settled status' podrán seguir usando su DNI para viajar hasta al menos el 31 de diciembre de 2025. Para los turistas, el DNI dejará de ser válido como documento de viaje a lo largo de 2021.


4- ¿Seguiré pudiendo ejercer mi profesión en el Reino Unido?¿Qué ocurre con mi titulación profesional?


Tanto a los residentes como a los trabajadores transfronterizos, se les seguirán aplicando el régimen derivado del Derecho de la Unión Europea hasta el 31 de diciembre de 2020. Para que su titulación profesional sea reconocida después del período transitorio, deberán solicitar su reconocimiento antes del 31 de diciembre de 2020.


5- ¿Seguiré teniendo derecho a la sanidad?


Sí. Se mantiene el derecho de los ciudadanos de la UE a continuar recibiendo asistencia sanitaria en el Reino Unido en las mismas condiciones que las actuales hasta el 31 de diciembre de 2020. Los residentes deben darse de alta en el NHS (sistema de salud británico).


En el caso de los turistas, podrán seguir utilizando su tarjeta sanitaria europea hasta el 31 de diciembre de 2020. A partir de esta fecha deberán abonar los gastos sanitarios a menos que se alcance algún acuerdo sobre sanidad entre el Reino Unido y el país de procedencia.


6- ¿Cuánto tiempo me puedo ausentar del Reino Unido sin perder el 'settled status'?


Un máximo de 5 años continuos. En el caso del 'pre-settled status', que tiene una validez de 5 años, se pierde si el ciudadano de la UE se ausenta del Reino Unido más de 2 años.

7- Un ciudadano español que tenga el settled o pre-settled status, ¿puede reagrupar a sus familiares después del 'Brexit'?


Por otro lado, cónyuges, parejas de hecho, hijos o nietos (menores de 21, o mayores de 21 años pero dependientes), y padres o abuelos dependientes del ciudadano de la UE (sea cual sea su nacionalidad) podrán entrar y residir en el Reino Unido en cualquier momento después del 'Brexit'.


 Para ello, la relación debe existir antes del 31 de diciembre de 2020 y en el momento de la entrada en el Reino Unido (excepto hijos futuros que podrán entrar en el Reino Unido en cualquier momento). El resto de familiares solo podrán solicitar el 'pre-settled status' si residen en el Reino Unido antes del 31 de diciembre de 2020.


8- Soy estudiante en el Reino Unido o tengo intención de ir a estudiar allí. ¿Cómo me afecta el 'Brexit'?


No necesitan solicitar ningún permiso siempre que acaben sus estudios y tengan intención de volver a su país de origen o residencia habitual antes del 31 de diciembre de 2020. El pasaporte o DNI es suficiente para estudiar y seguir haciéndolo en el Reino Unido hasta el 31 de diciembre de 2020.


 Si tienen intención de seguir estudiando en el Reino Unido o empezar a trabajar una vez acabados sus estudios después del 1 de enero de 2021 deberán realizar la correspondiente solicitud en base al 'EU Settlement Scheme' antes del 31 de diciembre de 2020.


9- Tengo un carnet de conducir español. ¿Voy a poder seguir conduciendo sin problemas?


Los residentes en el Reino Unido que empezaron su estancia siendo menores de 67 años podrán seguir conduciendo en el Reino Unido con un carnet de conducir emitido por un Estado miembro sin cambios hasta los 70 años.


Si se trasladó al Reino Unido siendo mayor de 67 años, podrá seguir usando su carnet de conducir europeo hasta un máximo de 3 años. Posteriormente, deberá intercambiar su carnet de conducir español por uno británico.


Los turistas podrán seguir usando su carnet de conducir europeo sin cambios.



 El Reino Unido abandona la UE después de 47 años en el club comunitario






La Carga de la Brigada Ligera del Brexit y sus locos seguidores

'Carga de la Brigada Ligera'. Cuadro de Richard Caton Woodville.
'Carga de la Brigada Ligera'. Cuadro de Richard Caton Woodville.




Muchos países celebran de forma apasionada sus grandes gestas nacionales. Algunos, los menos, prefieren elegir derrotas catastróficas que se convirtieron en un elemento clave para forjar su identidad nacional. Los británicos están en una categoría especial.


 Reservan una atención singular a desastres y tragedias, pero porque ayudan a reforzar sus victorias y, en definitiva, la idea de que son un pueblo elegido para dominar el mundo."Rule, Britannia! Britannia, rule the waves! Britons never, never, never shall be slaves".


Un capítulo especialmente conocido de ese despliegue patriótico de fiascos es la Carga de la Brigada Ligera en la guerra de Crimea. En octubre de 1854, la caballería británica se lanzó al galope, con sables en la mano y sus estandartes ondeando al viento, sobre una posición rusa protegida por artillería.


 Un espectacular ejemplo de incompetencia militar que inevitablemente acabó en una masacre producida en sólo veinte minutos.


 "De los 700 hombres que entraron en acción, sólo 190 pudieron salir de allí y todo eso para nada", escribió el teniente Fiennes Wykeham Martin en una carta a su hermano (las cifras reales de bajas fueron 110 muertos y 130 heridos, así como 375 caballos muertos o sacrificados).


El primer ministro, Lord Palmerston, definió la batalla como "gloriosa". El poema de Tennyson sobre esa batalla publicado muy poco después de los hechos se convirtió en lectura obligada para los escolares durante más de un siglo. ¿Qué mejor forma de fomentar el patriotismo que venerar una muerte inútil al servicio de la patria?


El fracaso como arsenal del carácter nacional, por más que sólo pueda explicarse por el infortunio o la estupidez, es el escenario al que nos traslada Fintan O'Toole para explicarnos el Brexit, no como una aberración o hecho singular que ocurrió de forma inesperada en 2016, sino como la culminación de una historia que es tan vieja como el propio país. 


En su libro 'Un fracaso heroico. El Brexit y la política del dolor', que acaba de publicar Capitán Swing en España, O'Toole llega al extremo de encontrar puntos en común con la trama del libro y película 'Cincuenta sombras de Grey'. 


Es una forma provocadora de contar que el sadomasoquismo ayuda a entender ciertos aspectos de la historia británica cuando el sufrimiento es un factor esencial para alcanzar la gloria o un precio muy alto que estás dispuesto a pagar.


 Esto último es el espíritu que anima a los 'Brexiters'.


El lector habrá encontrado en los medios de comunicación innumerables explicaciones del Brexit que lo ciñen todo a la relación convulsa de los tories con Europa desde finales de los 80, el error dramático de David Cameron al convocar el referéndum o la defensa escuálida de la UE hecha por la dirección del Partido Laborista. 


Todo eso tiene su parte de verdad, en especial el primer factor.


Pero no se puede entender el Brexit sin saber cómo entró el Reino Unido en la UE y cuál fue su relación con Bruselas mucho antes de que el espíritu euroescéptico se extendiera por el país. 


En última instancia, hay que arriesgarse a examinar el carácter nacional inglés –no el británico– y el peso de la historia, sobre todo la reciente en el siglo XX: cómo Gran Bretaña salió de la Segunda Guerra Mundial y cómo influyó esa guerra en el imaginario colectivo. 


Y por último, cómo el nacionalismo inglés, un fenómeno camuflado bajo capas formadas por otros ideales, ha resurgido en los últimos veinte años.


O'Toole es un periodista irlandés que ha escrito en tono crítico en varias ocasiones sobre el Brexit (también sobre lo que funciona mal en una sociedad complaciente y derrotista como la de su país). 


Como periodista, al introducirse en cuestiones históricas y antropológicas corre el riesgo de ir demasiado lejos. La ocasión lo merece con el fin de alejarse de prioridades periodísticas ya muy gastadas.
 

Un eslogan para definir una época

 

Portada de 'Un fracaso heroico', de Fintan O'Toole.

 

Estudiantes, turistas y residentes: lo que no va a pasar el 1 de febrero tras el Brexit

 

"Let's take back control" (recuperemos el control) fue el eslogan que de forma brillante y muy efectiva resumió el sentir de los ciudadanos partidarios de la salida de la UE y marcó el camino para los indecisos en la campaña del referéndum. Permitía obviar el mensaje xenófobo y contra la inmigración que animaba a muchos de ellos, en especial a los movilizados por Nigel Farage y el UKIP, y establecer un espíritu más positivo en favor del sí. Arraigó porque la cuestión iba más allá del debate a cuenta de las competencias en manos de Bruselas.
 

Todo tenía que ver con el inexorable descenso del país hacia una posición marginal en la historia desde la Segunda Guerra Mundial. La pérdida del imperio se plasmó en la independencia de India en 1947, pero tuvo otras citas más dolorosas.


 Sobre ellas destaca el desastre de Suez en 1956, donde británicos y franceses, ayudados por israelíes, efectuaron el último intento de imponer sus designios imperiales sobre el Egipto de Nasser y se vieron frenados y ridiculizados por la tenaza formada por EEUU y la URSS.


En el ciudadano medio, fue calando una idea insoportable. Los británicos habían ganado la guerra –además, pensaban que eran ellos quienes habían derrotado a Hitler con una pequeña aportación de norteamericanos y rusos– y su país vivió años muy duros después de 1945 y posteriormente nunca llegó a despegar de verdad.


"No es en absoluto ridículo pensar que Gran Bretaña, en las palabras de Spencer, había merecido mucho y recibido poco", escribe O'Toole. "Había perdido su imperio, caído prácticamente en la bancarrota, sufrido el estancamiento económico y en la crisis de Suez de 1956 (sólo una década después del gran triunfo), visto brutalmente anuladas sus pretensiones de gran potencia". 


Mientras tanto, los alemanes derrotados y los franceses, con un país mucho más destruido que Gran Bretaña, encararon con decisión la reconstrucción e impulsaron su economía. En la segunda mitad de los años setenta, los peores presagios se cumplieron y el país acabó convertido en el enfermo de Europa occidental.

Un sentimiento arraigado


No es posible subestimar esta idea de fracaso o consignarla sólo a la política. "Este sentimiento de pérdida –del imperio, de las zonas industriales, de los lazos comunes– alcanza a la cultura inglesa de postguerra: desde el punk hasta el romanticismo de cantantes como Morrissey y la nostalgia por una edad de oro anterior que está presente en los titulares de los diarios sensacionalistas y en la izquierda y derecha radicales de la política inglesa de hoy", escribía hace poco Jeremy Cliffe en el New Statesman.


 En los tabloides de tiradas millonarias, aparece esa idea de forma reiterada: ¿cómo hemos podido caer tan bajo? Y especialmente, ¿quién es el culpable? La UE acabó siendo el perfecto chivo expiatorio.


Por parte de las élites y los intelectuales, la entrada en la UE en 1973 se vio como un accidente o un paso obligado por inercia, quizá para borrar la humillación del veto anterior de De Gaulle.


 La campaña oficial sí ofreció uno de los grandes eslóganes de todos los tiempos que en Francia y Alemania hubieran entendido muy bien: "Cuarenta millones de personas murieron este siglo en dos guerras europeas. Es mejor perder algo de soberanía que perder a un hijo o una hija".


Lo que sí hubo fue un verdadero interés popular por saber en qué consistía. El 'Libro blanco' publicado por el Gobierno con el objetivo de explicar la entrada vendió más un millón de copias, un auténtico 'best seller' de la literatura gubernamental.


Con el tiempo, se estableció una dicotomía que llega hasta nuestros días y que sirvió de combustible para el Brexit. "Si Inglaterra no era una potencia imperial, entonces debía ser otra cosa, una colonia", dice O'Toole. Un vasallo de Bruselas.


 Que esa idea chocara con la realidad de un mundo globalizado donde la soberanía no es lo que era ni debería serlo, es algo secundario, siempre que el número necesario de personas, entre las élites y el pueblo, se convenzan de ello. 


Y si es imprescindible apelar a la brocha gorda, nunca faltará un personaje como Boris Johnson.



Foto de campaña de Boris Johnson.
Boris Johnson, haciendo campaña en la Inglaterra rural. @BorisJohnson

"Napoleón, Hitler y otras personas intentaron eso (unificar Europa) y acabaron de forma trágica. La UE es un intento de hacerlo con métodos diferentes", dijo el actual primer ministro un mes antes del referéndum. Hitler y la UE en el mismo plano, al menos en cuanto al objetivo general. Todo ello en un país que no ha sido invadido desde su formación moderna como Estado en 1707 con la unión de Inglaterra y Escocia. El mapa de la batalla final ya estaba trazado.

El fracaso no es tan 'sexy' cuando pierdes el control


Ese "fracaso heroico" asfaltó muchas opiniones favorables al Brexit y animó a los que dudaban. El futuro fuera de la UE era incierto, pero merecía la pena. Abandonar la Unión es un salto a lo desconocido. Es poner en riesgo la prosperidad actual. Una completa locura.


 No importa y no porque exista un temperamento suicida. Los británicos del pasado celebraban fracasos gloriosos como el de la Carga de la Brigada Ligera, el naufragio de los barcos HMS Terror y HMS Erebus en el Paso del Noroeste en 1845 o la huida sangrienta de Kabul en la primera guerra afgana en 1842, porque sabían que al final la victoria sería suya. 


Eso volvería a ocurrir en el siglo XXI sólo con desearlo.


Esos fracasos hacían aun más notable el sacrificio, algo asumible cuando tu posición dominante no está en peligro. El colonizador llegaba a expropiar el dolor del colonizado, explica O'Toole, para reforzar el heroísmo propio. Ahora esa tendencia cobra un cariz más negativo, ya que es un victimismo general que no puede consolarse con la existencia del poder imperial.


Sometidos al diktat de Bruselas. Obligados a entregar la soberanía de sus aguas a pescadores extranjeros. Intimidados por el lenguaje "políticamente correcto" que hace que los hombres blancos sean las auténticas víctimas en un mundo que prima a mujeres, homosexuales y minorías étnicas.


 Ese tipo de cosas de las que no te atrevías a hablar con tus amigos para que no te tildaran de fanático y que ahora cobraban sentido con el Brexit. El menú diario de los lectores del Daily Mail, el periódico más influyente de Gran Bretaña desde hace muchos años.


Todos ellos son rasgos que identifican a muchos votantes del Brexit, que se consideran únicamente ingleses, no británicos. Con el referéndum, Cameron ofreció una plataforma excelente al nacionalismo inglés, un fenómeno relativamente reciente que sólo empezó a plasmarse en encuestas cuando se aprobó la devolución de poderes a Escocia. 


Y aquellos que se identifican sólo como ingleses fueron los que se mostraron más hostiles a la inmigración y a la UE.


Se dice que los mandos militares rusos que contemplaron perplejos la carga suicida de Balaclava en la guerra de Crimea pensaban que los soldados británicos estaban borrachos. Ante tal desperdicio de vidas humanas, un militar francés dijo: "Es una locura".


Son reacciones similares a las de muchos ciudadanos europeos al presenciar lo ocurrido en Gran Bretaña desde 2016. Mientras tanto, los ingleses, o al menos la mayoría de ellos, entonan patrióticos uno de sus grandes himnos: "Britons never, never, never shall be slaves" (los británicos nunca, nunca, nunca serán esclavos).


La libra ha perdido en torno a un 15% de su valor frente al euro desde el referéndum. Si se acentúa esa tendencia, los británicos serán esclavos de otras cosas al descubrir que comprar alimentos y bienes esenciales y viajar al extranjero será mucho más caro. Pero ya será demasiado tarde. 


Una cosa es segura. Habrá tiempo de buscar otros responsables. La historia da pocas segundas oportunidades, aunque siempre te permite sostener que los culpables de tu fracaso son los otros.