Hace 524 años, el 12 de octubre de 1492,
Cristóbal Colón arribó a tierras americanas. Lo hizo por la pequeña
isla bahamense de Guanahaní, para llegar cinco días después, el 27, a la
isla de Cuba. Las perversas intenciones de los “descubridores” para con
las tierras descubiertas y sus pobladores quedaron muy pronto
esclarecidas: la mencionada isla que los indios llamaban Cuba fue
“bautizada” por Colón con el nombre de Juana, en homenaje al príncipe
hijo de los Reyes Católicos; una pequeña anécdota, pero harto
significativa.
Este hecho, que en Europa
—fundamentalmente en el Estado español— se empeñaron en llamarlo
“descubrimiento” y ahora, para atenuar un poco la pena impuesta por la
historia, lo llaman “encuentro” de dos culturas, no fue sino el inicio
del exterminio de millones de personas y la colonización, para su
saqueo, del vasto continente americano.
Hubo, pues, vencedores y vencidos;
luego, de “encuentro” de dos culturas, nada de nada. Vencedores fueron
obviamente los europeos —no sólo los españoles, porque también otros
países se beneficiaron del “encuentro”—, y vencidos los dueños naturales
de aquellas tierras que, insisto, fueron salvajemente diezmados y
desposeídos de sus inmensas riquezas —del oro y la plata, por ejemplo—.
Aquellas riquezas contribuyeron de manera importante a la acumulación
originaria del capital. Y es que, como dijera Karl Marx, el capital vino
al mundo chorreando sangre y lodo desde la cabeza hasta los pies, por
todos los poros.
Por la vía de la fuerza, los invasores
esclavizaron y obligaron a trabajar para ellos a los habitantes
autóctonos. Cuando, debido a las enfermedades transmitidas por los
colonos y a la cruenta explotación a la que los sometieron, comenzó a
mermar el ejército de esclavos, los colonos comenzaron a suplirlos por
habitantes secuestrados de otro castigado continente: África.
Así fue como se desarrolló Europa a
partir del siglo XVI, y esta es la síntesis de su “hazaña”: Entre 70 y
80.000.000 de indígenas pertenecientes a las civilizaciones azteca,
maya, inca, aymara, tupí-guaraní, araucana, chibcha, timote, aruak y
karib fueron exterminados a causa de la conquista y colonización
española, portuguesa, francesa, inglesa, holandesa, y danesa, y,
fundamentalmente, de la “evangelización” de la Iglesia católica,
apostólica y romana, cuya terrorífica herramienta era la Inquisición
establecida por los Reyes Católicos en 1478.
Aniquilados fueron también
45.000.000 de africanos que, secuestrados previamente en sus lugares de
origen, fueron utilizados como mano de obra esclava. A esta elevada
cifra debemos sumarle los 140.000.000 de africanos que perecieron
durante sus capturas, fueron asesinados o arrojados vivos a las aguas
del Atlántico durante las travesías entre el África occidental y el
continente conquistado.
¿Puede acaso la Europa actual
enorgullecerse de la opulencia que disfruta? Opulencia, por cierto, que
nunca ha revertido de manera equitativa entre sus habitantes, como lo
prueba la enorme desigualdad, cada vez más alarmante, que existe entre
sus habitantes.
Lejos de resarcir a sus históricos
expoliados, la “democrática” y “solidaria” Europa sigue saqueando todo
lo que puede y más, aunque, afortunadamente, cada vez son más los países
que se le resisten. Ya no lo hace a la vieja usanza.
Ahora lo hace a
través de los préstamos, las multinacionales, el intercambio desigual…
Los métodos actuales son más eficaces y, quizá, menos sangrientos;
aunque no menos mortíferos, como lo demuestra la enorme cantidad de
personas que, como consecuencia de los mismos, mueren todos los días de
hambre, por ejemplo, y enfermedades perfectamente curables.
La foto de la vergüenza turnista
Una vez más, el 12 de octubre de 2016,
lo más granado de la reacción española se reunirá en el madrileño Paseo
de la Castellana para, henchidos de cinismo y desvergüenza, celebrar el
Día de la Hispanidad —anteriormente llamado Día de la Raza—, que no es
otra cosa que la repugnante celebración de una conquista que todavía
perdura.
Blog del autor: http://baragua.wordpress.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario