La semana pasada, el Cardenal Muller,de la Iglesia Católica se ha dado un baño de masas en Madrid para publicitar su liderazgo ultracatólico en Europa, contra el actual papado Vaticano, así como contra muchos de sus postulados dogmáticos y organizativos.
Arropado en diferentes actos por el Cardenal emérito Rouco Varela, los obispos Reig y Munilla (hasta hace poco obispo de San Sebastián).
Siendo cierto que en el seno de la Historia de la Iglesia siempre ha habido contubernios, cenáculos, lobbys, sanedrines...que han tratado de debilitar el poder oficial para suplantarlo, en los tiempos modernos, estas maniobras subterráneas parecían dormidas, aletargadas, olvidadas o desactivadas, pero debido a la secularización creciente de gran parte de toda la Humanidad, estos grupos ultraconservadores emergen (en todos los ámbitos) para hacerse notar y hacerse valer, hay en juego mucha tarta poderosa que repartir y no quieren faltar al festín.
Es por lo que se ha elegido Madrid para visibilizar el enfado creciente de este sector de gentes privilegiadas en la sociedad, política, economía, cultura, religión...que ahora ven en peligro sus privilegios.
El Cardenal Muller ha desplegado en esas reuniones toda una parafernalia de mensajes encriptados que todos apuntan a la intención de hacerse con su poder (que dicen empobrecido).
Nunca en estas homilías aparecen las verdaderas intenciones de seguir pasando y llenando el cepillo, es por lo que emplean otro tipo de frases espirituales que lleguen más a los que las quieren oir y aceptar.
Es por lo que se “alerta”contra las herejías de la Iglesia actual y que los temas de centrales se debieran centrar en el Evangelio de Jesús en vez de en el cambio climático o la política migratoria.
Decía en su discurso que “la Iglesia no es un programa para establecer una sociedad liberal capitalista o social-comunista, ni para crear un orden mundial para 2.030.
En su visión desdibujada también afirmó que “la Iglesia no puede ofrecer una supraestructura religiosa sin contenido a los estados populistas”.
Más allá de centrarse en otras cuestiones como la importancia de acercarse alos más necesitados, Muller comparó el “posthumanismo” con atrocidades como las sucedidas en Auschwitz o los gulás, basadas todas en el “olvido de Cristo” y el individualismo del hombre que se siente mayor que Dios”.
Para él los dogmas son intocables y si se cuestionan son anticatólicos.
Para él “las iglesias secularizadas se han transformado en salas de conciertos, discotecas, museos” y “se convierte el catecismo en programas de adoctrinamiento con la locura de ideología de género”.
También quiso comentar que la alternativa de los jóvenes no deben ser Xi Jinping, Biden, Putin o Sanchez...sino Cristo”.
Todos estos movimientos desestabilizadores en el seno de la Iglesia están organizados desde plataformas llamadas Caminos Sinodales, desde hace tres años, propiciadas por el Vaticano, con el fin de dar voz y aires nuevos a reformas urgentes que cambien su imagen actual negativa.
De cualquier manera estos otros extremistas privilegiados piadosos solo persiguen combatir las parejas homoxesuales, la igualdad de las mujeres, apostar por el matrimonio eclesiástico, la educación cristiana y una politica afin a los intereses de poderío que sigan haciendo de la Institución Eclesiástica una multinacional del alma.