martes, 26 de mayo de 2020

Tras dos meses de Estado de Alarma por el Covid-19 El problema es el Estado fascista

  

El problema es el Estado fascista

 

Tras dos meses de Estado de Alarma por el Covid-19, no ha habido día en que el gobierno no nos haya asegurado que las medidas adoptadas han sido por nuestra propia seguridad. Sobre todo, el mes y medio de confinamiento.


 Desde entonces, la Policía Nacional, la Guardia Civil y el Ejército tienen tomadas las calles. Para justificar esto, el aparato mediático ha funcionado a la perfección ocultando las multas, las agresiones y cada abuso que están practicando en los barrios populares.


El blanqueamiento de los cuerpos represivos es total.


De hecho, no solemos tener en mente a las víctimas de la represión ejercida durante este tiempo. De entre quienes sí las tienen, algunos piensan que la culpa la tiene el gobierno actual. Otros creen que se trata de los restos de las políticas del PP.


La confusión está servida. Pero ¿Quiénes son los responsables de esta situación?


Para responder a esta pregunta, voy a partir de mi experiencia como represaliado político.


Lo cierto es que cuando muchas personas estábamos siendo condenadas a prisión por ejercer libertades políticas, la confusión era la misma que ahora. Parte de las opiniones responsabilizaban al gobierno del PP y la Ley Mordaza y otras tantas a los tribunales políticos y el Código Penal.


 Al mismo tiempo, cuando denunciábamos que estas condenas eran resultado de la falta de libertades y democracia, se nos solía rebatir que lo que había eran recortes en la libertad de expresión, producto de una democracia imperfecta, pero democracia, al fin y al cabo.


Muchos manteníamos que no se trataba ni de una cosa ni de la otra y para ello, solíamos poner como ejemplo el origen de la Ley Mordaza.


 Que ésta es una continuación de la Ley de Seguridad Ciudadana de 1992, aprobada por el PSOE, y que ésta, a su vez, fue una continuación de la Ley de Seguridad Ciudadana de 1979 que aprobó la UCD, la cual tiene su origen en la Ley de Orden Público fascista de 1959.


Con esta aclaración, señalábamos que la Ley Mordaza no era el problema en cuanto a leyes, sino la misma legislación en sí, que transforma los derechos en delitos y provoca la falta de libertades que sufrimos, y que por tanto, que la lucha no consistía en derogar una u otra ley, sino en la conquista de las libertades políticas que se nos niega al pueblo.


Una vez que a muchos nos redujeron las condenas gracias a la enorme batalla de denuncia política que libramos, muchas de esas opiniones sentenciaron que esto fue resultado del cambio de gobierno.


Nosotros siempre preguntábamos lo mismo: ¿Qué sentido tiene que los mismos gobiernos que han aprobado las leyes que nos han condenado nos reduzcan las condenas? Entonces, nos aseguraban que tuviésemos paciencia porque el nuevo gobierno había prometido derogar las leyes que nos habían condenado a prisión.


 Pero el gobierno no sólo incumplió su promesa, sino que acabó aprobando la Ley Mordaza digital (1).


Ante esto, la respuesta que yo daba siempre era la siguiente:


A nosotros no nos ha investigado, imputado, juzgado y condenado ningún partido político. Nos ha investigado la Comisaría General de Información de la Policía Nacional, la cual proviene de la Brigada Político-Social (2).


Nos ha imputado el Ministerio Fiscal y nos ha juzgado y condenado la Audiencia Nacional, antiguo Tribunal de Orden Público (3), en este orden. Todas ellas son instituciones del Estado.


El problema no son ni las leyes, los partidos políticos ni el gobierno.


Sino que éstos son la consecuencia del problema.


 Y el verdadero problema es el orden establecido que dicta las leyes, crea los partidos políticos y dirige al gobierno, que junto con todas sus instituciones, no tiene más objetivo que mantener el dominio económico de la clase dominante formada por los banqueros, grandes empresarios y altos mandos militares y religiosos sobre nosotros, la clase obrera, los trabajadores, el pueblo.


Por eso da igual qué partido político esté en el gobierno, cómo se defina, cuáles sean sus siglas...


Porque el responsable de la represión, los ERTES, el hambre que están pasando muchas familias, las muertes por el virus y de lo que está por venir no es otro que el Estado, en este caso, un Estado fascista, que mantiene la misma base (bancos, grandes empresas, ejército e iglesia) que tenía durante la dictadura.


Muchos partidos que se dicen de «izquierdas» lo saben, pero nunca lo van a reconocer. Como parte que son del Estado, su objetivo no es enfrentarse a él, sino defenderlo. Esa es su naturaleza. Ellos son responsables de la confusión a la hora de diferenciar entre el gobierno y el Estado.


Fueron los principales impulsores de la mentira de los «recortes» en la libertad de expresión, de que el fascismo se limita a Vox o de que es preferible el gobierno del PSOE-Unidas Podemos porque la derechona es peor.


Si hacemos como ellos y aseguramos que existen libertades políticas, entonces negamos la existencia de represaliados y de los más de 300 presos políticos que existen en este país. Con lo cual, damos por válida la represión y por último, damos por válido al fascismo.


 Nosotros no podemos caer en este juego oportunista que, como explotados, en nada nos beneficia. Nosotros tenemos que aspirar a otra cosa. Ni más ni menos, que a destruir de una vez por todas al Estado fascista español.


Pero para ello tenemos que empezar por tener claro cuál es nuestro objetivo.


En ningún caso puede ser el voto. En más de 40 años en los que la política se ha reducido a elecciones, nos vemos sin empleo digno, sanidad y educación pública de calidad ni libertades y derechos democráticos mínimos.


Tampoco puede ser la movilización por la movilización. Si repitiésemos el movimiento espontáneo del 15 M, que acabó diluyéndose hasta acabar en nada, tropezaríamos dos veces con la misma piedra.


Nuestro objetivo sólo puede ser la organización independiente y popular, al margen y en contra del Estado. Antes de la situación actual, se estaban dando pasos en esa dirección.


 Teníamos plataformas de trabajadores en lucha, colectivos antifascistas independientes, movimientos antirrepresivos, centros sociales, plataformas contra los desahucios y muchas más organizaciones que estaban combatiendo sin descanso al Estado, día tras día.


Como ahora tenemos una situación nueva, los métodos de organización que tendremos que emplear para organizarnos en base a nuestro objetivo también habrán de serlo. A su vez, tendría que ser necesario combinarlos con los que ya teníamos antes de esta situación. Para conquistar nuestros derechos y libertades, no tenemos que dudar en utilizar cualquier medio que sea necesario.


La situación se ha vuelto insoportable para el conjunto de los trabajadores. Tarde o temprano, las calles volverán a ser un campo de batalla. Podemos estar seguro de que un cambio profundo en nuestras condiciones de vida sólo será obra de la organización popular de los que nada ya tenemos, excepto nuestras cadenas de esclavos.


Y nosotros, los más jóvenes, estamos obligados por nuestras circunstancias históricas a darlo todo hasta romperlas en añicos.


No podemos conformarnos con limosnas, ni reformas, sino a transformarnos en auténticos revolucionarios que sean capaces de organizarse a sí mismos y asegurar un futuro de verdad para nuestra clase.


 No tenemos tiempo que perder.



 https://movimientopoliticoderesistencia.blogspot.com/2020/05/el-problema-es-el-estado- 





lunes, 25 de mayo de 2020

La foto del presidente portugués en el súper que sorprende más al resto del mundo que a Portugal

 

Una imagen del político haciendo la compra ha sido ampliamente difundida en Twitter



No hay nadie más popular en Portugal que su presidente, Marcelo Rebelo de Sousa, El Profesor. Desde que ganó las elecciones por mayoría absoluta en enero de 2016, su popularidad nunca ha menguado. Su fórmula es actuar como es: un político de dar abrazos, hablar con todos y poner de acuerdo a la gente. Su campaña electoral fue la más barata de todas y su equipo cabía en un coche que, frecuentemente conducía un hijo suyo.


Nunca ha habitado el palacio de Belem, sede de la presidencia del país, pues prefiere seguir en su casa de toda la vida en Cascais. Allí cada día -salvo durante la pandemia- haga frío o calor, se da un baño a las 8 de la mañana y se seca tranquilamente en la arena mientras turistas o jóvenes autóctonos aprovechan para hacerse un selfie. 


Generalmente es el mismo Rebelo de Sousa quien coge el teléfono de los fans para hacer la fotografía, pues es quien tiene más práctica. En Portugal se dice que, después de cinco años, todos los portugueses deben de tener ya una foto con su presidente.
 

 El sábado pasado fue a la compra. Quizás le faltaban yogures bifidus, que le encantan, o quizás le faltaba detergente para la lavadora. Así que se puso en la cola de Continente (la cadena de supermercados), con su mascarilla y su bañador azul celeste, uno de sus preferidos.


 Su presencia no causó ninguna sorpresa entre los ciudadanos, acostumbrados a este tipo de comportamento de Marcelo de Sousa, hoy en una cola del super, ayer sirviendo comidas a indigentes, aunque sí parece haber sorprendido en el en Las redes españolas se han mostrado especialmente sorprendidas de que un presidente pueda hacer la compra de esta guisa. 


Este tuit, por ejemplo, consiguió miles de retuits y reacciones en pocas horas, la gran mayoría desde España. Otras muchas han retomado la imagen en las últimas horas, acumulando reacciones.xterior. 


La imagen se ha reproducido ampliamente en Twitter.Fundador del partido de centro PSD, católico, seguidor del club de fútbol Braga, comentarista en las tertulias de televisión, Rebelo de Sousa decidirá en otoño si se presenta a la reelección, más que asegurada, o si se retira a cumplir una de sus promesas: asistir a enfermos en los cuidados paliativos de hospitales.


 Una imagen del político haciendo la compra ha sido ampliamente difundida en Twitter.




domingo, 24 de mayo de 2020

Veinte mil indígenas del Amazonas con coronavirus

Veinte mil indígenas del Amazonas con coronavirus
 

La irresponsabilidad de Jair Bolsonaro ante la crisis sanitaria derivada del Covid-19 ha colocado al país por delante de Italia y España en porcentaje de fallecidos y contagiados. 


La “gripecita” a la que refería el ultraderechista líder de Alianza por Brasil está causando estragos y se calcula que cerca de tres millones de personas podrían estar infectadas.


 “El gobierno brasileño perdió el control de la pandemia”, dijo a BBC News Brasil, Domingo Alvez, profesor de medicina de la Universidad de Riberao Preto.


En Brasil la pandemia ha dejado al descubierto las desigualdades generadas por sistemas de valores basados en la meritocracia y en la supervivencia del más apto; un darwinismo social vigente desde los tiempos de la colonización y que Jair Bolsonaro ha reavivado.


El virus se ceba por estos días con los habitantes de las favelas brasileñas, familias hacinadas a la espera de recibir agua potable e insumos que el Estado no facilita. La ONU ya advirtió de que en Brasil urge la necesidad de acciones conjuntas entre gobiernos municipales y cooperación internacional.


 Sin embargo Bolsonaro está empecinado en minimizar la consecuencia de su propia ignorancia, y continúa desafiando los consejos de la Organización Mundial de la Salud que ya le ha advertido el riesgo al que están expuestos no sólo los miles de habitantes de las favelas de Río y Sao Pablo, sino también los pueblos originarios que “podrían desaparecer”.

Se estima que unos 462 pueblos actualmente tienen menos de 3 mil habitantes y alrededor de 200 de ellos se encuentran en aislamiento voluntario, todos en situación de extrema dificultad

“En América Latina, la población indígena supera los 45 millones de personas, poco menos del 10% de la población total de la región. Muchas comunidades tienen una “gran fragilidad”, pues están en peligro de “desaparición física o cultural”. 


Se estima que unos 462 pueblos actualmente tienen menos de 3 mil habitantes y alrededor de 200 de ellos se encuentran en aislamiento voluntario, todos en situación de extrema dificultad”, explican por su parte desde Naciones Unidas (ONU). 


“La propagación de la COVID-19 ha exacerbado y seguirá exacerbando una situación ya crítica para muchos pueblos indígenas: una situación en la que ya abundan las desigualdades y la discriminación. 


El aumento de las recesiones a nivel nacional y la posibilidad real de una depresión mundial agravarán aún más la situación, causando un temor de que muchos indígenas mueran, no sólo por el virus en sí, sino también por los conflictos y la violencia vinculados a la escasez de recursos, y en particular de agua potable y alimentos”.


La Organización Panamericana de la Salud también hizo llegar su preocupación por el impacto que la pandemia está teniendo entre los más pobres, los vulnerables y las poblaciones indígenas, especialmente en los grupos que viven en el Amazonas brasileño.


 Estos grupos viven tanto en aldeas aisladas con acceso mínimo a servicios sanitarios, como en ciudades densamente pobladas como Manaos. Los casos registrados en la cuenca del Amazonas ya ascienden a 20.000.


Las voces críticas no se han hecho esperar. “Es un genocidio indígena”, sostuvo ayer Arthur Virgilio Nieto, alcalde de Manaos, que acusó directamente a Bolsonaro. 


Por su parte, algunos medios televisivos reprodujeron las declaraciones del ultraderechista en época de campaña: “Los indios no hablan nuestra lengua, no tienen dinero, no tienen cultura.


 Son vagos y no sirven para reproducirse. Cómo es posible que tengan el 13 % del territorio nacional”.



 La irresponsabilidad de Jair Bolsonaro ante la crisis sanitaria derivada del Cov...





Y en esto llegó EH Bildu




 El anuncio realizado en el día de ayer por la portavoz de EH Bildu, Mertxe Aizpurua, en el Congreso de los Diputados durante el debate para aprobar una nueva prórroga del estado de alarma ha servido para poner patas arriba al Gobierno de coalición. 


El acuerdo alcanzado entre los dos socios de Gobierno, PSOE y Unidas Podemos (UP), con EH Bildu ha cogido a todo el mundo con el pie cambiado. A nadie se le pasaba por la cabeza que el Gobierno se planteara poner en la mesa la derogación de la reforma laboral, sobre todo en esta situación de emergencia en la que está todo el Estado.


 No lo digo porque no fuese necesario abordar este tema, sino porque mucho antes que se decretara el estado de alarma el Gobierno no tuvo interés alguno en impulsar esa propuesta.


Antecedentes


La derogación de la reforma laboral lleva siendo un tema recurrente que sale con frecuencia a relucir. El PSOE no tuvo ningún interés en derogarla durante la anterior legislatura, una vez que prosperó la moción de censura con Mariano Rajoy. La promesa pasó a dormir el sueño de los justos.


Cuando el PSOE y UP llegaron a un acuerdo de Gobierno firmaron un documento en el que el punto 1.3 está redactado en los siguientes términos: “Derogaremos la reforma laboral. Recuperaremos los derechos laborales arrebatados por la reforma laboral de 2012. Impulsaremos en el marco del diálogo social la protección de las personas trabajadoras y recuperaremos el papel de los convenios colectivos”[1]


Este apartado es más extenso, en el que enumera las medidas que adoptarían con carácter urgente.
 A día de hoy la reforma laboral no ha estado encima de la mesa y hay que recordar que en la entrevista que el diario El País realizó a la Ministra de Trabajo el 25 de enero de 2020, ésta manifestó que “técnicamente no es derogable toda la reforma laboral”


 Es necesario recordar que en todo momento la CEOE no ha dejado de presionar para que no se derogara la reforma laboral.


De todas esas medidas urgentes la única que aprobó el Gobierno al inicio de la legislatura ha sido derogar la posibilidad de despido por absentismo causado por bajas por enfermedad.


Así ha transcurrido el inicio de la legislatura hasta que nos hemos sumergido en la emergencia sanitaria como consecuencia de la pandemia que está azotando al Estado español. A partir de ese momento se ha vivido una incesante aprobación de Decretos-leyes en materia laboral que tenían su origen en la situación de emergencia que se está viviendo.


Si en un principio las medidas que se estaban tomando en esta materia iban por el buen camino, de unas semanas a esta parte el Gobierno ha empezado a ceder a los deseos de los empresarios y ha modificado algunos de los Decretos-leyes aprobados recientemente para satisfacer las pretensiones de la CEOE. Todo esto con el beneplácito de los dos sindicatos mayoritarios (CCOO y UGT).


Salta el acuerdo PSOE, UP y EH Bildu.


En el día de ayer Mertxe Aizpurua hace público en la tribuna del Congreso que EH Bildu se abstendría en la votación para la prórroga del estado de alarma porque habia llegado a un acuerdo para derogar la reforma laboral de 2012 en su totalidad. EH Bildu consigue dar un giro copernicano a la situación política.


Lo primero que hay que decir es que el documento firmado existe y su contenido no deja lugar a dudas, como tampoco dejaba lugar a dudas el documento que aprobaron PSOE y UP para gobernar en coalición, pero no parecía que hubiera una voluntad por ambos partidos para llevarlo a buen puerto. 


Del PSOE podía ser esperable, pero las declaraciones de la Ministra de Trabajo perteneciente a la coalición UP, que he descrito con anterioridad, daban la sensación que UP no estaba muy proactivo por impulsar su derogación. La impresión que proyectaban es que la derogación de la reforma laboral no iba a ser un tema urgente.


Si la derogación de la reforma laboral era uno de los acuerdos programáticos estrella que recogieron PSOE y UP en su acuerdo de gobierno parece que no tiene lógica de ningún tipo que para lograr el apoyo de EH Bildu en la votación de ayer, esta formación política haya tenido que obtener del gobierno como contrapartida una reivindicación que estaba en el programa conjunto de los dos socios de Gobierno. Todo esto puede parecer surrealista pero es así.


 Lo que si que ha quedado claro es que este gobierno ha utilizado la reforma laboral, de forma perversa, como moneda de cambio para sacar adelante una nueva prórroga pero ¿Qué hubiera pasado si EH Bildu le hubiera dicho que no? ¿El Gobierno se hubiera planteado derogar la reforma laboral?


 Cualquier pregunta que uno se realice sobre esta cuestión le acaba llevando a una única respuesta: El Gobierno hubiera vuelto a guardar la reforma laboral en el cajón del olvido porque no tiene interés en que prospere.


Lo que no cabe duda es que los partidos que auparon a este Gobierno le van a tener que sacar las propuestas del acuerdo de investidura que entre ambos dos aprobaron, a base situaciones como las que se han vivido ayer, porque este Ejecutivo no tiene rumbo. Está perdido y más preocupado en las críticas que le realiza la derecha y en las caceroladas de los barrios ricos.


Es necesario recordar que el modus operandi utilizado para llegar a este acuerdo es muy similar al que se daba en otras épocas. Para conseguir los votos del PNV o de CiU en anteriores legislaturas el partido que gobernaba llegaba al acuerdo de transferir alguna competencia que ya venía recogida en los estatutos de autonomía de Euskadi y Cataluña.


 El pacto se podía resumir en que el Gobierno para sacar adelante alguna norma, a cambio tenía a bien cumplir la ley. Esta podía ser el Estatuto de Autonomía, el Concierto económico o el Cupo.


 El Gobierno no daba nada que no estuviera obligado de antemano, pero como tenía la llave de todo eso, era la forma de obtener el apoyo que necesitaba en ese momento. 


 Luego aparecían los titulares de la Brunete mediática diciendo las barbaridades a las que nos tienen acostumbrados, quejándose de los privilegios y prebendas que lograban PNV y CiU, obviando, como no podía ser de otra forma, que el gobierno de turno cuando cedía a las pretensiones de estos dos partidos, únicamente se limitaba a cumplir la ley.


EH Bildu logra profundizar las contradicciones del gobierno de coalición


El acuerdo ha traído consigo un terremoto dentro del Ejecutivo. Las diferentes declaraciones están sirviendo para dudar de que el PSOE cumpla con el pacto firmado en los términos que ha sido redactado o peor aún, que no cumpla nada.


 El PSOE tenía que salvar la votación de ayer y no tuvo reparos en firmar ese documento siendo consciente que habría una posición férrea contra ese pacto por parte de algunos ministros del PSOE.


 Este partido tiene experiencia en estas lides y no tendrá ningún reparo en incumplir el acuerdo. 


Escuchar en el día de hoy a la persona que ha firmado el documento en nombre del PSOE, Adriana Lastra, decir que no se puede hacer una derogación íntegra de la reforma laboral es un síntoma del nulo interés que tiene el PSOE en todo este tema.


En esta situación la coalición UP es la que puede salir más dañada de toda esta situación porque ha demostrado una incapacidad manifiesta. 


En primer lugar, porque se ha demostrado que ha sido incapaz de sacar adelante la reforma laboral dentro del Consejo de Ministros  y en segundo lugar, porque el hecho que controle las carteras ministeriales de carácter sociales no está sirviendo para que exijan la aplicación de los acuerdos firmados con el PSOE.


Es curiosa la actitud de Pablo Iglesias. Si hasta ahora no había realizado ninguna declaración sobre la reforma laboral, parece que ha necesitado que una fuerza política que sólo tiene cinco escaños haya tenido que darle cobertura para que haya sacado pecho para exigir el cumplimiento íntegro del acuerdo.


Otro dato de interés es que ha tenido que venir una fuerza política independentista, que haya planteado una exigencia de carácter sociolaboral de esta magnitud.


 Quiero recalcar esta última cuestión porque hay un sector de la izquierda española que siempre ha visto a los partidos independentistas gallegos, vascos y catalanes como grupos preocupados por cuestiones identitarias envueltas en banderas al margen de los intereses de los sectores más desfavorecidos de la sociedad. 


Argumento que no se ajusta a la realidad como lo han demostrado la trayectoria política de los partidos políticos de la izquierda independentista y las centrales sindicales independentistas.


Era de esperar que la CEOE pusiera el grito en el Cielo ante el acuerdo de ayer. En el supuesto que la derogación llegue a buen puerto, cosa que dudo, la patronal dejará de tener barra libre. Lo que es bastante curioso  es la actitud de las dos centrales mayoritarias en el conjunto del Estado, CCOO y UGT.


 Han pedido que se cuente con ellos para negociar la reforma laboral y que lleguen a decir que el acuerdo parlamentario dificulta las negociaciones con la patronal. Son incapaces de aprovechar una situación como esta para apoyar una iniciativa que es beneficiosa para los trabajadores.


Soy escéptico que ese acuerdo se llegue a cumplir porque el PSOE es un maestro en no cumplir pactos. Que se lo pregunten al PNV que todavía está esperando que el PSOE cumpla lo que pactó con los jeltzales para que éstos votasen a favor de la moción de censura.


 Tampoco me genera muchas expectativas UP. Hasta la fecha sus ministros han demostrado una incapacidad bastante notoria. Cada vez que han tenido que tomar alguna decisión ha sido una decepción. 


Desde la regulación de las casas de apuestas a la reforma laboral, pasando por la incapacidad para movilizar a la calle para presionar a su socio de Gobierno así como para neutralizar a esta nueva rebelión de los barrios ricos. 


En estos momentos UP está maniatada en un gobierno en el que es minoría y en el que está digiriendo muchas decisiones que las criticaría si no estuviese en este Gobierno de coalición.


A día de hoy no sabemos si EH Bildu logrará la derogación de la reforma laboral, pero lo que si sabemos es que ha generado todo tipo de contradicciones en este gobierno y que los ha obligado a retratarse, que no es poco.


 





Un borracho intenta ahogar a un oso en un zoo en Polonia

Un hombre en estado de embriaguez trató de ahogar a un oso en un zoo de Polonia.
 Un hombre en estado de embriaguez trató de ahogar a un oso en un zoo de Polonia.


 El hombre ha sido denunciado y el animal sufrió un ataque de estrés.


El zoológico de Varsovia, en Polonia, fue el escenario de una peculiar escena: un joven, en estado de embriaguez, intentó ahogar a un ejemplar de osoen el foso del hábitat del plantígrado, informa el Daily Mail.


La escena fue grabada en vídeo y compartida por redes sociales. En ellas se ve cómo un hombre se ha colado en el recinto del oso, una hembra. Cuando el animal se acercó al joven, éste se lanzó al agua, seguido por la osa.


*

23 years old man entered in to bear enclosure in Warsaw's zoo. When bear tries to catch him man jumped to the water. Bear followed man to water and then sudenly man attacked bear. Police arrest him. At police station it tourned out that arrested man is drunk, 1,5 promil.

Una vez en el agua, el hombre agarró al plantígrado e intentó mantenerlo sumergido con las dos manos. 


Tras unos instantes de lucha, la osa logró zafarse y el hombre salió del agua.


Al parecer, la osa, de nombre Sabina y que fue rescatada de un circo, sufrió un ataque de estrés, mientras que el zoológico ha denunciado al joven.




sábado, 23 de mayo de 2020

Brutal: reprimen duramente a comunidades Wayuu que pedían comida

 
Pobladores de Guarero, de etnia wayuu, en la Guajira zuliana, salieron a protestar exigiendo agua y comida, en el marco de la severa cuarentena y que las fronteras entre Colombia y Venezuela están cerradas, por la expansión del Covid-19. La respuesta que tuvieron por parte del Estado fue la represión.
 
Las etnias wayuu habitan en zonas muy pobres de Venezuela y la Guajira colombiana, el cierre de la frontera ha perjudicado a gran parte de la población indígena que estaba habituada a conseguir alimentos en la nación vecina cerca del paso fronterizo de Paraguachón. 


Los indígenas wayuu se manifestaron el sábado 11 en el pueblo Guarero, exigiendo productos básicos de alimentos, medicamentos y agua potable, varios de sus carteles decían “tenemos corona hambre”.

  
Esta protesta continua hasta el día domingo en donde el Estado respondió a sus exigencias con una brutal represión, dispararon con perdigones contra los manifestantes, lo cual dejo varios heridos, entre ellos Lisbeth Palmar, una mujer wayuu, docente y lideresa comunitaria quien recibió un impacto de perdigo en el rostro.


 El Comité de Derechos Humanos de la Guajira indicó que fueron trasladados a centros asistenciales en Maicao.




El Comité de Derechos Humanos de la Guajira denuncio a través de su cuenta de Instagram “El teniente Castro es el presunto responsable de dar la orden de atacar a tiros a las personas que protestan exigiendo atención en Guarero”. 




El gobierno aprovecha las medidas de cuarentena para reforzar su control policial y militar sobre los sectores que luchan, tanto los pueblos originarios como los trabajadores de las salud, docentes, obreros y sectores populares. 
 

Esto se enmarca en el uso de métodos cada vez más brutales del gobierno a la protesta obrera y popular.


Por eso, hay que exigir con más fuerza el cese a la criminalización de la protesta contra el pueblo originario wayuu y demás sectores por levantar su voz de reclamos ante la situación que se está viviendo. 


Las necesidades de las amplias mayorías como la alimentación, y la salud es de prioridad.



Te puede interesar: El retorno de la lucha indígena y cómo pensar la revolución luego del golpe de Estado




¿Venezuela se queda sin televisión? ¿Quién es el responsable?

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 ¿Venezuela se queda sin televisión? ¿Quién es el responsable?



-Trump debería levantar las sanciones contra Venezuela...



-¡Esas sanciones solo afectan a Maduro y sus cómplices, ya te lo he dicho mil veces! 


Ahora voy a relajarme viendo un rato DirecTV… 


Uy, qué raro, no hay señal...


 

viernes, 22 de mayo de 2020

Barrios obreros de Madrid dan un paso al frente: "Defendemos lo público, saqueado por quienes hoy golpean cacerolas"

Vecinas de la localidad madrileña de Alcorcón responden a las caceroladas ultras.

Vecinas de la localidad madrileña de Alcorcón responden a las caceroladas ultras.


  • Distritos como Moratalaz y ciudades como Alcorcón han salido a las calles para responder a las caceroladas ultras: unos salen a "defender sus privilegios" y otros lo hacen para "exigir sus derechos"
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  • Las protestas en los barrios del sur nacieron como respuesta espontánea, pero han transitado hacia concentraciones organizadas con vocación de permanencia

  • Dicen de Madrid que está atravesada por una brecha. Una suerte de frontera invisible que divide la ciudad entre norte y sur. En los últimos días, basta con mirar el telediario o las redes sociales para entrever con mayor nitidez la fractura: entre quienes se manifiestan, cacerola y rojigualda en mano, contra las medidas del estado de alarma y quienes responden en defensa de la sanidad pública.


    En Vallecas, los vecinos llaman a un "paseo popular antifascista" y en Moratalaz piden "menos cacerolas, más sanidad". En la Plaza Elíptica (entre Usera y Carabanchel) proclaman: "Barrios del sur unidos por la sanidad pública contra la extrema derecha". Son sólo algunas de las convocatorias que han aflorado en los barrios obreros de la capital y que han ido ganando fuerza en los últimos días.
     
    Paseo popular antifascista de los barrios del sur.

    Vencer a la moral del esclavo en el pensamiento obrero




     Vencer a la moral del esclavo en el pensamiento obrero, para poder superar la crisis económica que acompaña a la pandemia


    Las trabajadoras y trabajadores hemos asumido la moral del esclavo. Los años de lavado cerebral han dado resultado y la alineación de la clase obrera es hoy una frustrante realidad.


    Vivimos en un estado mental que ya no tiene como base el analfabetismo, la religión y el miedo, de estos tres ingredientes se mantiene fuertemente enraizado el miedo como parte fundamental de la estrategia de la oligarquía.


    Los años de manipulación han logrado que le pensamiento pequeñoburgués, neoliberal y pro patronal haya sido interiorizado por la clase trabajadora.


    El adoctrinamiento empieza en la escuela y sigue en nuestras casas, también llega desde los medios de desinformación de masas y está presente en nuestros puestos de trabajo a modo de charlas, cursos, etc. 


     Cuando repetimos frases hechas como “no muerdas la mano que te da de comer” estamos asumiendo que el empresario tiene a bien que comamos, que nos hace el favor de darnos un trabajo para poder sobrevivir y que debemos estarle muy agradecidos.


    Nos tratan de convencer de que debemos hacer los mayores esfuerzos por la empresa.


    Olvidamos que gracias a la “plusvalía” derivada de nuestra fuerza de trabajo el empresario se enriquece, los trabajadores olvidamos que en realidad una empresa puede funcionar solo con trabajadores, pero no puede hacerlo solo con el empresario. 


    Y en eso radica nuestra fuerza como clase mayoritaria.


    Ahora que se acerca el momento de hacer frente a una depresión económica brutal, una crisis sistémica de una magnitud que aún desconocemos y que va a poner contra las cuerdas al sistema capitalista, necesitamos más que nunca recuperar la conciencia de clase.


    Se hace urgente que las trabajadoras y trabajadores sean conscientes de la necesidad de organizarse a nivel sindical y político en organizaciones que realmente defiendan sus intereses de clase.


    Debemos además exigirle a un gobierno que se dice de izquierdas que tome partido, no debe ser un simple árbitro en el llamado «diálogo social», esa baraja hace tiempo que tiene las cartas marcadas y estes no son tiempos para juegos. 


    Deben ponerse al lado de la clase trabajadora y compartir trinchera en la batalla inevitable que se avecina.


    Nos necesitamos, las organizaciones de clase necesitan a las trabajadoras y trabajadores y viceversa. 


    En esta guerra de clases sin organización y conciencia, nos esperan años oscuros, de retrocesos sociales, pérdida de derechos, de libertades y miseria, mucha miseria.


    Por ese motivo debemos exigir, empujar y participar en las organizaciones que defiendan realmente los intereses de la clase obrera.


    Son tiempos de pandemia, de crisis y dificultades.


     Pero también de lucha y de cambio. 


    En nuestras manos está coger el timón de nuestras vidas y vencer.


     Por André Abeledo Fernández