Vencer a la moral del esclavo en el pensamiento obrero, para poder superar la crisis económica que acompaña a la pandemia
Las trabajadoras y trabajadores hemos
asumido la moral del esclavo. Los años de lavado cerebral han dado
resultado y la alineación de la clase obrera es hoy una frustrante
realidad.
Vivimos en un estado mental que ya no
tiene como base el analfabetismo, la religión y el miedo, de estos tres
ingredientes se mantiene fuertemente enraizado el miedo como parte
fundamental de la estrategia de la oligarquía.
Los años de manipulación han logrado que
le pensamiento pequeñoburgués, neoliberal y pro patronal haya sido
interiorizado por la clase trabajadora.
El adoctrinamiento empieza en la escuela
y sigue en nuestras casas, también llega desde los medios de
desinformación de masas y está presente en nuestros puestos de trabajo a
modo de charlas, cursos, etc.
Cuando repetimos frases hechas como “no
muerdas la mano que te da de comer” estamos asumiendo que el empresario
tiene a bien que comamos, que nos hace el favor de darnos un trabajo
para poder sobrevivir y que debemos estarle muy agradecidos.
Nos tratan de convencer de que debemos hacer los mayores esfuerzos por la empresa.
Olvidamos que gracias a la “plusvalía” derivada de nuestra fuerza de trabajo el empresario se enriquece, los trabajadores olvidamos que en realidad una empresa puede funcionar solo con trabajadores, pero no puede hacerlo solo con el empresario.
Y en eso radica nuestra fuerza
como clase mayoritaria.
Ahora que se acerca el momento de hacer
frente a una depresión económica brutal, una crisis sistémica de una
magnitud que aún desconocemos y que va a poner contra las cuerdas al
sistema capitalista, necesitamos más que nunca recuperar la conciencia
de clase.
Se hace urgente que las trabajadoras y
trabajadores sean conscientes de la necesidad de organizarse a nivel
sindical y político en organizaciones que realmente defiendan sus
intereses de clase.
Debemos además exigirle a un gobierno
que se dice de izquierdas que tome partido, no debe ser un simple
árbitro en el llamado «diálogo social», esa baraja hace tiempo que tiene
las cartas marcadas y estes no son tiempos para juegos.
Deben ponerse
al lado de la clase trabajadora y compartir trinchera en la batalla
inevitable que se avecina.
Nos necesitamos, las organizaciones de
clase necesitan a las trabajadoras y trabajadores y viceversa.
En esta
guerra de clases sin organización y conciencia, nos esperan años
oscuros, de retrocesos sociales, pérdida de derechos, de libertades y
miseria, mucha miseria.
Por ese motivo debemos exigir, empujar y
participar en las organizaciones que defiendan realmente los intereses
de la clase obrera.
Son tiempos de pandemia, de crisis y
dificultades.
Pero también de lucha y de cambio.
En nuestras manos está
coger el timón de nuestras vidas y vencer.
Por André Abeledo Fernández
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