miércoles, 1 de abril de 2020

Muere Manolis Glezos, el partisano griego que arrancó la esvástica de la Acrópolis

Histórico miembro de Syriza llama al Gobierno griego a escuchar las voces internas

  Manolis Glezos.

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Es uno de los mayores símbolos de la rebelión partisana y de la resistencia contra el nazismo. Era el 30 de mayo de 1941, y la bandera nazi desapareció de la Acrópolis, donde llevaba ondeando desde el 27 de abril de 1941 como sinónimo de dominación nazi de Grecia.

"¿Dónde has estado?' Me desabroché la camisa y le enseñé un trozo de la bandera de la Acrópolis". Así recordaba Manolis Glezos (1922-2020) la hazaña de aquella noche con su amigo Apostolos Santas (1922-2011) en el documental El último partisano, sobre su larga vida política, marcada por aquel acontecimiento cuando apenas contaba con 19 años. 

 The Last Partisan / Andreas Hadjipateras 2018 / Greece


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Glezos ha fallecido este lunes a los 97 años de edad por una insuficiencia cardiaca, y con él se va el último protagonista de la resistencia al nazismo en Grecia, si bien su actividad política se ha mantenido activa hasta no hace tanto: ha sido partisano, estuvo en la cárcel y en el exilio durante la dictadura griega tras la Segunda Guerra Mundial; ha esquivado condenas a muerte; militante del Frente Nacional de Liberación y el KKE en la Guerra, y de la Izquierda Unida Democrática (EDA) después, ha sido alcalde de su ciudad natal –Apirantos–, diputado –con el PASOK y Syriza– y eurodiputado –Syriza–, hasta que en 2015 renunció para formar parte de Unidad Popular, formación surgida de Syriza a consecuencia del tercer rescate griego, que se implantó en agosto de 2015.


 Con el compañero Manolis Glezos, un héroe de la resistencia, eurodiputado por Syriza, que mañana deja su escaño 




De la víspera de dejar su escaño en el Parlamento Europeo es esta foto con el entonces eurodiputado de Podemos Pablo Iglesias, hoy vicepresidente del Gobierno.
 


Aquella acción del 30 de mayo de 1941, "fue la señal patriótica, la mecha que activó la resistencia armada griega contra la Alemania de Hitler. Hoy, casi 74 años después de aquella gesta, Glezos permanece incorruptible, fiel a sus principios", explicaba Ramón Lobo en eldiario.es.


En Apiranthos, en la isla de Naxos, en el centro del Egeo, "dio refugio a la familia del portugués Otelo Saraiva de Carvalho, el hombre clave de la Revolución de los Claveles aunque a todos se nos quedara como símbolo la música de Grândola Vila Morena, de José Alfonso", recordaba Lobo, quien añadía: "Ahora nadie tiene memoria. 


Por eso son esenciales los Manolis Glezos con pelotas para subirse al Partenón y gritar: 'yo sí recuerdo' y 'no pasarán', aunque después pasen. La lucha continúa, ese es el motor, la mayor de las radicalidades. Ya lo dijo Aristóteles: 'La esperanza es el sueño del hombre despierto".


La acción de Glezos y Santas inspiró no solo a los griegos, sino a todas las personas sometidas, a resistir la ocupación y los elevó a la categoría de héroes antinazis internacionales. El régimen nazi respondió condenándolos a muerte, pero no supieron quiénes eran hasta mucho después.


Glezos fue arrestado por las fuerzas de ocupación alemanas el 24 de marzo de 1942 y fue sometido a prisión y tortura. Como resultado de ello, fue afectado por la tuberculosis. Posteriormente, fue arrestado el 21 de abril de 1943 por las fuerzas de ocupación italianas y pasó otros tres meses en la cárcel.


La idea de quitar la bandera nazi fue "instintiva", recuerda Glezos en el documental, según explica  la BBC: "El acceso principal al recinto de la Acrópolis estaba fuertemente vigilado por soldados alemanes: descubrieron en libros de historia la existencia de una cueva que penetra en la roca desde su base y desemboca en la parte alta, la misma ruta que utilizaron los persas en el siglo V antes de Cristo para tomar la ciudadela.


 Con una linterna y una navaja como únicas herramientas, Santas y Glezos se decidieron a subir la noche del 30 de mayo. Santas bordeó la Acrópolis por un lado y Glezos por otro y se encontraron a los pies del mástil de la bandera. Cortaron la cuerda que la sujetaba, pero la tela no cayó. Estaba atada al palo, a unos 15 metros de altura.


 Por turnos, se auparon hasta que lograron desenganchar el cable que la sujetaba. De la bandera, de unos dos metros de ancho por cuatro de largo, apenas cortaron dos retales, uno para cada uno, como prueba de su hazaña. El resto lo lanzaron a un pozo seco cercano y se marcharon de allí. La operación había durado más de tres horas".


Pero Glezos, escribe la prensa griega, no quería ser llamado "héroe", porque reservaba esa distinción para su hermano pequeño, Nikos, quien fue ejecutado por colaboracionistas alemanes en  Kaisarianí, localidad en la periferia de Atenas, en mayo de 1944 y dejó garabateado en el interior de una gorra un último mensaje. 


La bandera nazi, en la Acrópolis.

 La bandera nazi, en la Acrópolis.


"En el camino al lugar del fusilamiento, el joven logró lanzar la gorra que llevaba por la ventana del coche", explican Ed Vulliamy y Helena Smith en Viento Sur: "Un amigo la encontró y la entregó a la familia; esta gorra figura entre las cosas que Glezos conserva con más cariño. Esto es lo que había escrito Nikos: 'Querida madre. Te envío un beso. Recuerdos. Hoy van a ejecutarme, caído por el pueblo griego. 10-5-44".
 Glezos, que quitó la bandera nazi el 30 de mayo de 1941 con Apostolos Santas, fallece a los 97 años de edadManolis Glezos, un héroe griego para frenar a Alemania, por Ramón Lobo








DRONES, BIG DATA Y CORONAVIRUS

 
 
 
 
Leer al filósofo surcoreano Byung-Chul Han es reconfortante para entender qué pasa en sociedades diferentes a la europea-estadounidense, es decir, lo que se conoce como occidente. 
 
 
Así occidente triunfe frente al coronavirus ya de antemano parecería que se estuvieran llevando el trofeo de fracasados. Occidente no ha querido entender que la manera como los asiáticos le ganaron la batalla al virus corresponde a una concepción de ver la vida diferente a la de occidente.
 
 
Para entender lo dicho es necesario remontarnos a la Revolución Francesa de finales del siglo XVIII que puso al individuo por encima de todas las cosas. Todo el pensamiento que surgió a raíz de la Revolución Francesa, incluyendo el marxismo, tuvo como referente el respeto a la libertad, la igualdad y la fraternidad.
 
 
No obstante, en la segunda mitad del siglo XX, la filosofía occidental acentuó el individualismo, el relativismo cultural e incluso el fin de los metarrelatos que le sirvieron a occidente para imponerse y destruir otras culturas (cristianismo, comunismo, fascismo, nazismo, etc).
 
 
  Estos filósofos, más el surgimiento de las nuevas tecnológicas en el último cuarto del siglo XX, relativizaron y empoderaron al individuo, al punto que hoy la frontera entre lo falso y lo verdadero pareciera evaporarse.
 
 
 El individuo se ha apoderado de su propia verdad. La autoridad académica, científica o el individuo docto tan apreciado está en entredicho. La mejor expresión son los fake news y deepfakes.
 
 
Si occidente está en una carrera maratónica para enfrentar al coronavirus utilizando una vía larga como es la vacuna que estaría entre un año y año y medio, países como Hong Kong, Singapur, Japón, China, Taiwán y Corea del Sur lo hicieron dejando a un lado al individuo y recurriendo a la obediencia colectiva.
 
 
En contraste con occidente que entró en paranoia decretando cuarentenas, invocando soberanías, cerrando tiendas, restaurantes y fronteras a los extraños cuando en realidad eran ellos los peligrosos por ser portadores del coronavirus, en Taiwán y Corea del Sur la vida cotidiana seguía como si nada.
 
 
Ahora los medios y algunos filósofos al estilo de Zizek están propiciando, fiel a la tradición cristiana, una paranoia apocalíptica. Que el capitalismo murió, que la vida ya no será como antes, que todo será distinto y que después del coronavirus otra forma de vida social se instalará en el planeta. 
 
 
Nada de esto sucederá. El capitalismo, y lo ha demostrado en su corta vida, tiene una capacidad de reinventarse. Lo que si es cierto es que si no es occidente, serán los asiáticos que lo sacará avante y más fortalecido. 
 
 
Lo que sí está en entredicho son las libertades individuales que se empezaron a moldear desde ese periodo europeo conocido como el Renacimiento y que se acentuó con la Ilustración y cuya defensa ha generado muchos horrores. Basta solo recordar la inquisición en nombre de Dios y las luchas que se libraron contra el totalitarismo comunista, fascista y nazista, al igual que los populismos de derecha e izquierda.
 
 
Esta es la verdadera prueba de fuego de occidente.
 
 
Presos de las narrativas que occidente nos brindan a través de la tele y de los celus, —vía face, twitter, whatsapp— nos hemos olvidado cómo, en la práctica, los asiáticos le hicieron el ole al coronavirus sin tanto aspavientos.
 
 
Desconocer el papel de los trabajadores de la salud en occidente es como ocultar el sol con un dedo. Está claro que los asiáticos para enfrentar el coronavirus lo hicieron confiando en sus matemáticos, programadores, inteligencia artificial, la tecnología de internet 5G pero, sobre todo, en los Big data. Esos robustos centros informáticos que pueden capturar, gestionar, procesar y analizar datos, y que no se puede hacer con herramientas convencionales.
 
 
Unos pocos ejemplos nos pueden dar una idea de lo que está pasando en esos países asiáticos.
Ver policías poniendo orden en la calle parecería cosa del pasado.
 
 
 Para eso están los tracker, personal que durante 24 horas mira y analiza los movimientos de la gente las 24 horas del día a partir del material filmado en videos. Estos tracker son los encargados de llevar a cabo la vigilancia social y digital que en occidente sería imposible por invasión a la intimidad o al derecho al desarrollo de la libre personalidad.
 
 
El sistema de créditos social por puntos sería impensable en occidente. Cámaras esparcidas por las calles —China tiene 200 millones de ellas— vigilan al individuo y dependiendo de su comportamiento le dan o le quitan puntos. Leer periódicos en internet da o quita puntos dependiendo si, lo que lee, es afín o contrario al gobierno. No ser leal al gobierno con lo que se lee es un lío: el riesgo de ser considerado como un peligro para la sociedad. 
 
 
No obstante, es en la lucha contra el coronavirus donde mejor se aprecia el uso de la inteligencia artificial con todo su arsenal informático. Las cámaras que están instaladas en las estaciones del metro han ayudado mucho para prevenir el contagio. Detectar una persona con una temperatura alta le permite al gobierno enviarle a quienes están alrededor de la persona sospechosa un mensaje de texto avisando que la persona del lado puede ser portador del virus. 
 
 
Esa misma labor la hacen los drones en las calles. Los enfermos de coronavirus ya están detectados. Violar la cuarentena podría ser sancionado por el mismo dron o en su defecto, si se rehúsa a aceptar el llamado, a darle aviso a la policía. 
 
 
Igualmente pasa en los conjuntos residenciales. Una aplicación en tiempo real le informa a los residentes en cuáles apartamentos están los contagiados por coronavirus para prevenir el contacto.
 
 
Mientras occidente no sabe qué hacer con el coronavirus, pues se ha quedado en recuentos estadísticos diciéndole al mundo qué país ha superado a China en contagiados, en Corea del Sur crearon una mascarilla utilizando la nanotecnología para aislar el virus filtrando el aire. Las mascarillas les fueron repartidas a todos los habitantes. Lo interesante es que es reutilizable si se lava al cumplirse un mes de su uso.
 
 
Los asiáticos ya le ganaron la pelea al coronavirus, y occidente se niega a aceptarlo. El problema está en cómo una cultura construye la realidad con el lenguaje. En occidente existe la tendencia de creer que todo colectivismo es comunismo. Esta falsa idea solo ocurre porque occidente quiere comprender a los asiáticos con sus propias ideas. Se les olvida que la mentalidad autoritaria que, en el caso de China, está ligada a una tradición cultural heredada del confucionismo. 
 
 
Si en las sociedades asiáticas existe la obediencia colectiva simplemente es, porque allí esa cosa que en occidente llaman privacidad para defender al individuo no existe.
 
 
Si, para el caso de occidente, la libertad individual está en riesgo, lo más peligroso es que no se sabe qué poder está detrás del coronavirus. Ya occidente, con EEUU a la cabeza, a través de Netflix y HBO han recreado a través de series para televisión el mundo de la sociedad obediente y controlada por la inteligencia artificial, los matemáticos, los programadores y los Big data. 
 
 
Solo me resta decir que si quieren entender cómo es eso de la sociedad obediente del futuro controlada por algoritmos con dos ejemplos bastan: Black Mirror en Netflix y Westworld en HBO.
¡Da miedo!
 
 





martes, 31 de marzo de 2020

El documental sobre el bombardeo contra Durango de 1937 que te emocionará

Kantatzen
Algunas de las personas participantes en el cortometraje.



 Publicamos al final de estas líneas un corto documental de 14 minutos que ganó Bilera, el festival de cine de Lekeitio, único íntegro de audiovisuales en euskera. Trata sobre los bombardeos contra el pueblo de Durango del 31 de marzo de 1937, hoy hace 83 años.

En su día, se invitó a una docena de supervivientes de aquella tragedia. Se apuntaron a la inolvidable experiencia solo tres hombres. Dos de las mujeres invitadas excusaron su ausencia porque “en el partido nos han dicho que no vayamos”, tal cual.


En euskera, tiene subtítulos en castellano

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A día de hoy los tres testigos protagonistas han fallecido. De hecho, uno de ellos, Jesús Moreno -de Arrasate, que sobrevivió a tres bombardeos- perdió la vida tan solo 17 jornadas después de su estreno, el día de su cumpleaños. 


Los otros dos más adelante: José Antonio Olea, durangués afincado en Natxitua, y Alberto Barreña, el único de los tres que mantuvo su residencia en la villa.


 En este tiempo también ha fallecido, el elorriarra afincado en Durango Juantxu Gorriti, que aparece en el documental y era hijo de un gudari del Ejército vasco durante la guerra. En la grabación también canta, Mari Luz Lekue, hoy viuda de Olea.


Kantatzen ez duen herria1

Jesús Moreno, José Antonio Olea y Alberto Barreña. PHOTO. Iban Gorriti
Kantatzen ez duen herria herri hila da
(Un pueblo que no canta es un pueblo muerto)

Urtea: 2009.
Zuzendaria: Iban Gorriti.
Gidoia: Iban Gorriti eta Maria G. Gorrosarri.
Protagonistak: Alberto Barreña, Jesús Moreno eta José Antonio Olea.
Umeak: Aner Ruiz eta Julene Euba.
Marrazkiak eta animazioa: Germán Rodríguez.
Kamara: Iker Viana.
Edizioa: Ibai Elorza.
Kantua: ‘Aspaldiko negu baten’, Jonan Hernández (Martxoak 31 taldekoa).
Musika: Mikel Núñez.
Abotsa: Andoni Lupiáñez.
Argazkiak: Gerediaga Elkartea.
Kartela: Iban Gorriti.
Babeslea: Martxoak 31 rock taldea.








Más días de confinamiento, más posibilidades de conflicto

Obra de Serge Najjar

Es relativamente sencillo pasar sin demasiados agobios estos días de confinamiento, si uno dispone de un entorno grande y amable, unas personas queribles y otea un horizonte no especialmente sombrío al concluir la cuarentena. Los espacios juegan un papel determinante en la salud de las interacciones, pero también la situación en la que se encontrará uno cuando la pandemia pueda ser absorbida sin miedo al colapso por el sistema sanitario.
 
 
 A pesar de que estar recluidos forzosamente nunca resulta grato, por las redes se pueden ver infinidad de vídeos y fotografías en los que la gente muestra su ingenio para sobrellevar lo mejor posible la cuarentena y eliminar la usura de un tiempo que parece amontonarse de manera informe. 
 
 
Desde su condición de internaútas, las personas comparten en el ultramundo digital sus tácticas para confabular la reclusión de un modo creativo y pedagógico, que el encierro sirva para aprender, que permita el acceso a tiempos y disposiciones afectivas vetadas hasta hoy por la celeridad que nos solicita la producción. 
 
 
 Sin embargo, resulta difícil no pensar qué ocurrirá en los hogares en los que ni el entorno es amable ni las personas que están hacinadas en ellos mantienen relaciones excesivamente cordiales, ni el inminente futuro se presenta halagüeño. Es fácil intuir violencia en todas sus manifestaciones. Violencia verbal, violencia psicológica, violencia verbal invisible, violencia de género, violencia estructural, violencia física.
 

A mí siempre me ha maravillado una expresión coloquial que evoca con una sencillez adorable las mecánicas del mundo afectivo.
 
 
 La expresión es la familiar «el roce hace el cariño».  Me parece una expresión tan cándida como preciosa. Yo la frecuento mucho para explicar la ocurrencia de conflictos, porque del mismo modo que el roce facilita la emanación del cariño también provoca el advenimiento de la fricción (cuya definición señala literalmente el roce de dos cuerpos en contacto). 
 
 
Es harto difícil padecer fricciones y discrepancias si no hay contacto, si la relación entre dos agentes es una estructura en la que se comparten bagatelas. Pero es fácil sufrirlas si el contacto es profundo y continuo, más aún si el contacto se lleva a cabo en una situación no elegida por los propios actores. El confinamiento entre personas mal avenidas puede ser, citando la obra de Rimbaud, una estancia en el infierno. En la literatura del conflicto se repite como si fuera un salmo que no importa tener conflictos, sino cómo se articulan sus soluciones. 
 
 
Uno de los sensores no solo de la inteligencia, sino de cualquier civilización, radica en cómo las personas se relacionan con el conflicto y qué estrategias elaboran para intentar resolverlo sin hacer daño. Tener conflictos no es un problema. No saber solucionarnos, sí. 
 

A pesar de la enorme casuística, no existe ni un solo caso en el que alguien inmerso en un conflicto haya sentido alegría por ello. La alegría y el conflicto viven en permanente contradicción. El conflicto provoca enfado, miedo, tristeza, o probablemente una mixtura de estos tres sentimientos con una fluctuante variabilidad de porcentajes. 
 
 
 La concurrencia de estos sentimientos dificulta la gobernabilidad de las fricciones, la posibilidad de compatibilizar la discrepancia. En su afán de protegernos, el miedo suprime la empatía, nos vuelve más egocéntricos y más impositivos en nuestras propuestas. 
 
 
El enfado volatiliza el vocabulario educado y la palabra respetuosa para abrir paso al verbo lacerante y agresivo, fragiliza el autocontrol y los sentimientos de apertura y nos metamorfosea en viscerales, despeja cualquier idea de futuro sobre la acción que se está a punto de acometer. La tristeza nubla el entendimiento, focaliza la pérdida y se muestra irresuelta a sondear otros paisajes. 
 
 
Yo hace años inventé una expresión para explicar lo sencillo que es multiplicar conflictos cuando uno se ve abducido por estos sentimientos tan nefastos para el diálogo práctico y tan fértiles para el enfrentamiento: la exhumación de agravios. Aparece como epígrafe en el ensayo La razón también tiene sentimientos
 
 
 El enfado nos hace desenterrar viejos agravios con los que desaprobar el agravio que acabamos de recibir, como si evocar una ofensa al que ahora nos recuerda que le hemos ofendido tuviera efectos autoexculpatorios sobre la comisión de la nuestra. En la atribución de faltas es fácil sacar a colación antiguos agravios, cuentas por saldar y viejos contratos psicológicos que en vez de aportar soluciones intensifican el deseo de encontrar culpables. Es una espiral que solo conduce a cronificar el conflicto y a tapiar por mucho tiempo la posilidad de solucionarlo. 
 

La mayoría de los conflictos se deben a la incomunicación (los malententidos son los monarcas de las desavenencias), a la analfabetización sentimental (no saber apaciguar los ánimos, incapacidad para inhibir impulsos primarios, esgrimir una sensibilidad irrespetuosa, elegir el momento menos idóneo para tratar temas especialmente broncos) y a una deficiente capacidad negociadora (es frecuente herir la autoestima de aquel al que luego se le pide abnegada colaboración o la aceptación de lo demandado tras una intervención de puro acuchillamiento verbal). 


Habrá que repetirlo por enésima vez.


 Los conflictos son inherentes a la naturaleza humana, pero lo que diferencia a unas personas de otras no es tenerlos, sino resolverlos bien o mal. Para solucionar un conflicto se necesita indefectiblemente la cooperación de aquel con quien tengo el conflicto, esta cooperación requiere que tratemos al otro con respeto para desde la comprensión  mutua construir una evidencia compartida que convenza a ambos de que es la más idónea para satisfacer sus intereses. 


Sin esa convicción, jamás habrá solución.


 No sabemos cuál será la mejor manera de solucionar un conflicto, pero sí sabemos qué sentimientos debemos activar y cuáles desactivar para poder solucionarlo. Ojalá estos días de confinamiento seamos lo suficientemente inteligentes para no añadir más adversidad a la adversidad.



 





"Hay mayor carga de trabajo durante la crisis del covid-19 que en el 11-S"


Anthony Almojera, un paramédico que forma parte de los servicios de emergencia de Nueva York (EE.UU.) ha asegurado que hay mayor carga de trabajo durante la actual crisis del covid-19 que en los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001, según lo comentó a RT. "Desde el punto de vista mental esto es una presión seria para los servicios médicos de emergencia", dijo Almojera, que detalló que están respondiendo a más de 6.000 llamadas al día, llegando a atender más de 44.000 llamadas de emergencia solamente en los últimos días.

  



 



 

EEUU es el país con el mayor número de contagios del mundo Trump enviará equipos que "no necesita" a España e Italia para tratar el coronavirus

 El presidente de EEUU, Donald Trump, durante la rueda de prensa.




El presidente de EEUU, Donald Trump, durante la rueda de prensa.  

 EEUU es el país con el mayor número de contagios del mundo  Trump enviará equipos que "no necesita" a España e Italia para tratar el coronavirus

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha asegurado  que el país norteamericano ha recibido suministros de varios países, incluidos China y Rusia, para responder a la crisis del coronavirus, y que, a su vez, donará equipos que "no necesita" a EspañaItalia Francia, que atraviesan "grandes problemas".


"China nos ha enviado varias cosas, lo cual ha sido genial. Rusia nos ha enviado un avión muy, muy grande cargado de cosas, equipos médico que están muy bien", ha indicado Trump. "Otros países nos han enviado cosas que me han sorprendido mucho", ha agregado el mandatario durante una rueda de prensa en la Casa Blanca.


Trump ha defendido la capacidad del sistema sanitario y las industrias de Estados Unidos para responder a la emergencia, dando por hecho que cuenta el país cuenta con suficiente cantidad de equipos clave como ventiladores. Así, ha prometido "enviar cosas" a "otras partes".

Cien millones de dólares 

 

Trump, que habló el lunes con el primer ministro de Italia, Giuseppe Conte, ha explicado que Estados Unidos enviará suministros valorados en 100 millones de dólares al país transalpino. 


"Vamos a enviar a Francia. Vamos a enviar a España, que tienen grandes problemas, y otros países en la medida de lo que podamos", ha explicado.


Por otra parte, Trump ha señalado que su Administración ha barajado la posibilidad de decretar un confinamiento en todo el país como han hecho algunos estados, entre ellos Nueva York, pero lo ha descartado especificando que "es bastante improbable en este momento".


"Si hacemos eso, lo haremos saber, pero es bastante improbable en este momento", ha señalado, aludiendo también a que un confinamiento nacional sería algo "difícil" de hacer cumplir. No obstante, ha afirmado que permitirá a los gobernadores de los estados que sí quieran establecer confinamientos llevarlos a cabo.

Test del Covid-19


Por otra parte, el mandatario estadounidense ha anunciado que en Estados Unidos se han realizado más de un millón de pruebas para diagnosticar el Covid-19. "Este lunes hemos alcanzando un hito histórico en nuestra guerra contra el coronavirus. Más de un millón de estadounidenses han sido evaluados, más que cualquier otro país con diferencia", ha dicho.


Trump extendió el domingo las medidas de distanciamiento social en Estados Unidos para intentar reducir el número de contagios por coronavirus hasta el 30 de abril. En este sentido, el presidente estadounidense ha insistido en que los próximos 30 días son "vitales" para aplanar la curva de contagios.


"Cada uno de nosotros tiene un papel que jugar para ganar esta guerra. Cada ciudadano, familia y negocio puede marcar la diferencia parando el virus", ha aseverado Trump, que ha considerado que "este es el deber patriótico compartido" de los estadounidenses. "Se avecinan tiempos difíciles para los próximos 30 días", ha avisado.


Estados Unidos ha registrado un total de 502 muertes este lunes, el número más alto alcanzado en un día desde que estalló el brote en el país norteamericano. La cifra de muertes casi alcanza las 3.000, mientras que los afectados sobrepasan los 161.000, el país que más contagiados cuenta.



 EEUU es el país con el mayor número de contagios del mundo






¿Llegó la hora de un «SurExit», el Brexit de los países del sur?


 El Brexit ha abierto muchos ojos en la Unión Europea y la actitud insolidaria demostrada por los países del centro y del norte de Europa pone en el camino la ruptura definitiva de esta UE


La Unión Europea ha muerto o, más bien, la han matado los países más ricos que se han olvidado de los principios fundacionales de la UE.


 Ya lo hicieron en la crisis de deuda soberana de 2012, cuando las economías del sur superaron los 600 puntos en la prima de riesgo, lo que les impedía poder financiarse en los mercados para sostener la protección a sus respectivos pueblos.


Esos mismos países —Alemania, Holanda y Finlandia, principalmente— son los que, de un modo u otro, están manteniendo su insolidaridad con los países del sur en la crisis sanitaria del coronavirus. 


La oposición a la aplicación de medidas conjuntas para todos los países por parte de la Unión Europea es, además de insolidaria e indigna, la puerta que abre la posibilidad de que los países del sur de Europa sólo aportan PIB pero, cuando precisan ayuda urgente, como en la actualidad, sólo reciben la negativa de los que más tienen o los que se enriquecen gracias al dumping fiscal para atraer los domicilios fiscales de las grandes multinacionales americanas.


En el año 2016, en el número 5 de la revista Diario16, José Antonio Gómez hizo un análisis sobre el crecimiento del euroescepticismo en España tras la actuación de la UE en la crisis de deuda soberana de 2012. «El estallido de la crisis económica y la respuesta equivocada de la Unión Europea hizo que la percepción de la ciudadanía variara de manera significativa.


 Si durante los años de bonanza la gran mayoría de los europeos veían con buenos ojos la integración de sus países en la UE y las instituciones tuvieran un grado de aceptación superior al 70%, en el año 2.013 apenas llegaban al 30% los que continuaban teniendo una visión tan positiva, igualándose a quienes estaban totalmente en contra del proyecto de integración europea.


 Las políticas de austeridad impuestas por Bruselas hicieron que más de 40% de los ciudadanos tuvieran la percepción de que países estaban siendo seriamente perjudicados por seguir perteneciendo a la UE y que más de un 50% desconfiara abiertamente de la Comisión, del Banco Central Europeo, del Consejo de Europa y del Parlamento Europeo», escribía Gómez.


En la crisis del COVID-19 la Unión Europea ha dejado solas a España e Italia por la actitud opositora de países como Holanda, todo ello con el apoyo de la prensa neerlandesa que llegó a legitimar la posición de su primer ministro insultando a los países del sur.


Cuando la pandemia ha matado a casi 20.000 personas, ¿no ha llegado el momento de que los países del sur de Europa decidan dar un golpe sobre la mesa y abandonar esta Unión Europea?


Tras certificarse la salida del Reino Unido, la marcha de la tercera y la cuarta economía de la Eurozona supondría el golpe definitivo para una UE que ha perdido todo el sentido si se anteponen los intereses particulares de cada país al interés común de todos.


En los años 80 y 90 del siglo XX, cuando a los países de Centroeuropa les interesó que el sur se desarrollara para aumentar la capacidad de consumo y, por tanto, abrir nuevos mercados que sustentaran sus tejidos industriales, no hubo problema en ayudar. Cuando los países del Bloque del


Este se fueron asentando tras su salida del entorno soviético, las miradas de estos países del norte y del centro se pusieron colocaron en el oriente europeo el sur ya no precisaba tanta ayuda y se dejó a los países meridionales solos para afrontar, por ejemplo, las crisis migratorias o los problemas de financiación por el crack mundial de 2008. Se abría el mercado del este y había que aprovecharlo.


Ante esta situación, un plantón de los países del sur sería catastrófico para los del norte y, además, beneficioso para economías como la española e italiana, puesto que tendrían la posibilidad de crecer sin necesidad de depender de las decisiones que se adopten en Bruselas o de las oposiciones de los países ricos a la implementación de políticas que beneficien a las ciudadanías que ahora están sufriendo la insolidaridad de la UE.


Ha llegado, quizá, la hora de que España e Italia unan de una vez sus posiciones. Stefano Sannino, embajador italiano en Madrid, describió a Diario16, que hay muchas conexiones personales, a nivel institucional esa relación «es mucho más complicado porque tenemos una visión más vertical que horizontal. Miramos mucho más al norte, a Francia y a Alemania, que al lado.


 Es una lástima porque nos perdemos muchas cosas que podríamos hacer juntos. Entiendo que haya en el sector económico competencia porque tenemos producciones muy similares, pero no es sólo esto. Deberíamos buscar más puntos de colaboración».


Ahora es el momento tras lo ocurrido en el Consejo de Europa la pasada semana. Gracias a la insolidaridad de la UE en el sur de Italia ya se están produciendo saqueos de supermercados porque ha habido un retraso en el pago de las nóminas o de los subsidios. En España, de momento, eso no esta produciéndose, para gran dolor de los partidos de la oposición, pero podría llegar.


Cuando se ha pedido ayuda la UE, por la presión de los países ricos, no lo ha dado. ¿Quién está ayudando a España e Italia? China, Rusia y Cuba, principalmente. Si la UE ha dado la espalda al sur, ¿para qué seguir? ¿Por qué no un SurExit? Razones hay de sobra.


En la misma entrevista, Stefano Sannino afirmó que no sabía «por qué hay reticencias para transformar la cercanía de Italia y España en un proyecto político común». Ahora ha llegado el momento.



 ¿Llegó la hora de un «SurExit», el Brexit de los países del sur?




Los indicios que hacen sospechar del negativo en coronavirus de Donald Trump

  

Mientras una delegación brasileña al completo ha dado positivo tras reunirse con el presidente de los Estados Unidos en su mansión de Florida, el magnate neoyorquino parece gozar de una salud de hierro



El embajador de Brasil en Washington, Nestor Forster, ha dado positivo por coronavirus días después de cenar con el presidente norteamericano, Donald Trump, en su lujosa mansión de Mar-a-Lago, en Palm Beach, Florida. Fabio Wajngarten, jefe de prensa de la delegación carioca, estuvo en aquella reunión con el magnate neoyorquino y también ha dado positivo por covid-19


 Además, una tercera persona que asistió a una recaudación de fondos para la campaña electoral de Trump organizada en la mansión de Florida también cayó enfermo. Por lo visto, todo aquel que se reúne con Donald Trump para despachar sobre algún tema termina en el hospital o en cuarentena, mientras el fortachón magnate neoyorquino parece gozar de una salud de hierro.


 ¿Cómo puede ser que el millonario presidente siga sano como una lechuga cuando todos los que han estado a menos de un metro de él han caído como moscas? ¿Ha dicho la Casa Blanca toda la verdad sobre este asunto?


La versión oficial del Gobierno norteamericano es que el presidente republicano se ha sometido al test de detección de la enfermedad y ha dado negativo, pero entre sus colaboradores de la Casa Blanca corre el runrún de que o bien la prueba no fue del todo fiable o sencillamente alguien se está guardando algunos datos.


 La cuestión es que, desde que estalló la crisis epidémica, cada vez que el jefe toca el timbre y ordena a algún asistente, asesor o funcionario que suba al Despacho Oval, un escalofrío recorre la espalda de más de uno. El miedo al contagio planea por la Casa Blanca y hay razones para desconfiar.


 Más aún tras saberse que los senadores Rick Scott y Lindsey Graham, además del alcalde de la ciudad de Miami, Francis Suárez, que también tomaron parte en reuniones con Trump, decidieron someterse de forma voluntaria a la cuarentena e incluso alguno ha dado positivo.


El pasado 10 de marzo, cuando el coronavirus se expandía desbocado por todo el mundo, la Casa Blanca emitía un comunicado para asegurar que el presidente no se sometería al test, y eso a pesar de que había tenido estrecho contacto con varios congresistas que sí se pusieron en cuarentena por haber estado “cerca de personas supuestamente contagiadas”, según informa la CNN.


 “El presidente de Estados Unidos no se ha sometido a la prueba del covid-19 porque ni ha tenido un contacto prolongado y cercano con ningún caso confirmado ni ha presentado ningún síntoma”, transmitió el Gobierno de Washington.


Sin embargo, las alarmas se dispararon cuando el Ejecutivo brasileño de Jair Bolsonaro informó sobre el estado de salud de sus funcionarios. “El embajador de Brasil, Nestor Forster, ha sabido esta noche que ha dado positivo por covid-19. Siguiendo el consejo médico, el embajador Forster extenderá su cuarentena, a la que ya se había sometido como medida de precaución, por otras dos semanas”, informó en Twitter la Embajada brasileña.


Días después de aquello, y contra todo pronóstico, Trump superaba sus reticencias a someterse al test y anunció que se haría la prueba “bastante pronto”. “No sé si estuve expuesto (al coronavirus durante el encuentro con Wajngarten), pero no tengo ninguno de los síntomas. Creo que lo haré igualmente (aunque no tenga síntomas). Bastante pronto. Estamos mirando el calendario”, añadió un tanto ambiguamente el líder estadounidense.


Lo que no ha aclarado Donald Trump es por qué no se ha sometido a un régimen de aislamiento preventivo, como recomiendan las autoridades sanitarias en casos de personas que supuestamente han estado en contacto con positivos.


 Y ahí es donde empiezan las sospechas. El anuncio posterior de que el presidente norteamericano ha dado negativo en los análisis no ha tranquilizado demasiado a su entorno.
  


 El único comunicado oficial que se ha dado a conocer sobre la salud del presidente fue el que trasladó el médico presidencial, Sean Conley, quien en una notificación difundida por la propia Casa Blanca aseguró: “Divulgo la siguiente información con permiso del presidente Trump.


 La pasada noche, después de una detallada conversación con el presidente sobre las pruebas para el covid-19, él decidió proceder”. A lo que siguió que la prueba había dado negativo.


Pese a todo, los médicos empiezan a saber por su triste experiencia que aunque en un primer momento el test puede ser favorable al paciente, si el análisis se repite días después puede dar positivo sin ningún problema. No consta que Trump se haya sometido a esa segunda prueba de control y seguridad.


Por el momento, la única documentación médica sobre el test negativo del hombre más poderoso del mundo que se ha aportado físicamente a los medios de comunicación es la notificación del médico personal de la Casa Blanca. El certificado lleva como título “POTUS (en inglés las siglas de “Presidente de EE.UU”) COVID-19 test”, y está estampada con el sello dorado del facultativo, una figura de larga tradición en la política estadounidense. 


La certificación se antoja escasa, teniendo en cuenta que no sería la primera vez que el magnate de los negocios neoyorquino se guarda un as en la manga o no dice exactamente toda la verdad, como ya quedó acreditado en su reciente juicio de impeachment (proceso de destitución del que finalmente salió airoso gracias a la mayoría parlamentaria republicana).


Tampoco ayuda demasiado a la verosimilitud de la versión de Trump el hecho de que el presidente se haya tomado la pandemia como una especie de gripe más o menos grave. 


Incluso ha quitado importancia al hecho de que en estos momentos Estados Unidos sea el país con mayor número de personas contagiadas del mundo y se ha aventurado a asegurar que a mediados de abril, cuando hayan expirado las medidas restrictivas, podría ordenar la vuelta a la normalidad para no dañar la economía. 


Es lo que el inquilino de la Casa Blanca conoce como “abrir” el país de nuevo a la actividad industrial.


De todas maneras, y por si acaso, el Gobierno de Washington ha anunciado que tomará la temperatura a todos aquellos que estén cerca de Trump y del vicepresidente estadounidense, Mike Pence.


 También a los periodistas, aunque el presidente odie a más de uno. Y es que nadie puede asegurar que “el bicho” no se haya quedado a vivir una temporada en el Despacho Oval.




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lunes, 30 de marzo de 2020

Discurso de Fidel Castro sobre los médicos cubanos que trabajan por el mundo

 

Discurso de Fidel Castro sobre los médicos cubanos que trabajan por el mundo





 "¡Médicos y no bombas!": Fidel Castro, en el discurso que pronunció en la Facultad de Derecho en Buenos Aires en 2003, habló sobre la medicina cubana y de cómo Cuba envía médicos, y no bombas, a los lugares donde se necesitan.