Mostrando entradas con la etiqueta derechos humanos. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta derechos humanos. Mostrar todas las entradas

jueves, 27 de enero de 2022

Nuestros mayores, los grandes olvidados

 

* Nuestros mayores, los grandes olvidados

 

 Todos esos mayores que nacieron en plena postguerra española, han tenido una vida dura, con muchas carencias y nos han demostrado que son unos luchadores, una y mil veces, todas aquellas en las que han tenido que dar la cara para que a nuestra generación no nos falte de nada.   

En la postguerra, muchos supieron lo que era el hambre, lo que era emigrar a un país del que desconocían todo, excepto que había trabajo, mujeres abnegadas que se ganaron el sustento limpiando en casas ajenas, planchando para los que más tenían, para poder sacar a sus hijos adelante, con su marido en la cárcel por tener ideas diferentes, otras viudas, y muchas de ellas para ayudar, porque con el sueldo de sus maridos, no podían llegar a fin de mes.  

 Esa generación que en la mayor parte han pasado la pandemia en la más absoluta soledad, esa generación que lo dio todo por nosotros, hoy se encuentran con que ha llegado la tecnología y se los ha llevado puestos, sin que sus descendientes hagamos nada para que no sea así. 

  A esos luchadores, hoy se les ningunea. Cuando quieren meter o sacar dinero de sus cuentas bancarias, necesitan saber internet; para acudir al médico, necesitan saber internet, para pedir cita para renovar el carnet, tienen que saber internet.

 Yo me pregunto:  los que han montado este tinglado, de forma que esta gente mayor tenga que hablar con máquinas o saber manejar un ordenador, ¿no se les ha ocurrido pensar que esta generación no sabe o no puede hacer esto? 

  Muchos de ellos a duras penas pudieron ir a la escuela del pueblo, como para saber manejar un ordenador, a muchos de ellos, les cuesta hablar con una operadora mecánica, muchos son sordos, otros no ven bien, y ¿a nadie se le ha ocurrido pensar en dar un buen servicio a toda esta gente que se desvivió por nosotros, que se dejó la piel para que nosotros tuviéramos todo lo que a ellos les faltó?

   ¿Dónde está nuestra empatía, nuestra solidaridad, nuestra compasión (para los que son creyentes), nuestra humanidad? Vivimos en la era del consumo, del tanto tienes, tanto vales, de la economía por encima de todo, de olvidarnos de dar servicio a todos, de olvidarnos de la igualdad de oportunidades.

 Me asquea una sociedad como la que estamos creando, sólo entretenidos mirándonos nuestro propio ombligo, sin preocuparnos por los demás, por los más desvalidos. 

 

 

  

lunes, 6 de diciembre de 2021

Una niña gitana de ocho años agoniza hasta su muerte atropellada por una puerta metálica

 

*

  Una niña de 8 años murió al ser atrapada por una enorme puerta mecánica de metal en una fábrica eléctrica en Keratsini, un suburbio de El Pireo (Grecia), ante la indiferencia de sus trabajadores durante más de una hora. 

El fallecimiento de Olga se produjo por asfixia y hemorragia interna cuando una pesada puerta le aplastó la columna vertebral, y según el forense sufrió "una muerte lenta y dolorosa". 

 La Policía detuvo al trabajador de la fábrica que operaba la puerta mecánica por negligencia y a la madre y abuela de la pequeña por "descuidar a un menor" (la fábrica estaba a dos kilómetros de su casa), aunque posteriormente fueron puestas en libertad. También fueron interrogados el director de la fábrica y un camionero que abrió y cerró la puerta que atrapó y golpeó a la niña por segunda vez.

Los vídeos que indignan a Grecia: cronología de la muerte de la niña de 8 años atrapada por una puerta En uno de de los vídeos que han indignado a Grecia, y que han sido emitidos por Star TV, se puede ver como uno de los trabajadores de la fábrica golpea a la niña con el pie para ver si está viva o muerta.

 Anteriormente los trabajadores pasan junto a la niña herida ignorándola y sin prestarle ayuda. A las 17:55 un emplado pasa junto a la niña atrapada por la puerta contra la pared. La mira pero no se acerca a ayudarla A las 17:57 se abre la puerta y la niña cae al suelo. 

Dos trabajadores se acercan a ella, la enfocan con una linterna... y se van. A las 18:31 un camión entra en la fábrica por esa puerta... Pero no está claro si el conductor ve a la niña o no. A las 18:34 La puerta vuelve a cerrarse y la niña vuelve a quedarse atrapada contra la pared.

La familia de la niña plantea duda sobre si hubo un motivo racista en la indiferencia de los trabajadores La prensa griega publica que la familia de la niña, que es de origen rumano, busca respuestas sobre por qué su hija se quedó atrapada contra la puerta durante tanto tiempo y plantea dudas sobre si hubo un motivo racista detrás de la indiferencia de los trabajadores.

  Una niña gitana de ocho años agoniza hasta su muerte ...

  Juan de Dios Ramírez-Heredia Montoya: "Una niña gitana de ocho años agoniza hasta su muerte atropellada por una puerta metálica"

 

 Juan de Dios Ramírez-Heredia Montoya: «Una niña gitana de ocho años agoniza hasta su muerte atropellada por una puerta metálica»

 Una niña gitana de ocho años agoniza hasta su muerte atropellada por una puerta metálica  

  Sé muy bien que este titular puede causar una cierta repulsa porque puede parecer sensacionalista. 

Y tal vez lo sea, pero créanme, no encuentro mejor manera para denunciar este dramático suceso.  La gitanita, ¡ocho años, no se olvide!, estuvo agonizando durante más de 20 minutos porque la pesada puerta metálica le aplastó la columna vertebral. Murió de asfixia y hemorragia interna. 

 Hasta aquí la noticia. Que no es peor que muchas otras que hemos conocido últimamente en las que los niños inocentes son víctimas de la ceguera o el odio de los mayores, que se ceba en los cuerpos indefensos.

 Niños y niñas muriendo de frio y de hambre en las fronteras de los países que no les dejan entrar, o ahogados en las aguas del Mediterráneo, como le sucedió a Aylan un pequeño niño sirio de tres años que falleció junto a su hermano Galip, de cinco, y su madre, Rihan.

 Se ahogaron frente a las costas de Turquía cuando naufragó la pequeña embarcación que los transportaba.  Pero esto, con ser trágico, no es lo más grave 

Efectivamente, lo que es verdaderamente gravísimo, inhumano y condenable es que hasta siete personas pasaran por delante de la pobre niña que se moría aprisionada por una pesada puerta metálica y no hicieran ni siquiera el gesto de ayudarla a salir de aquella terrible trampa.

 Cuando tuve noticia de la tragedia y me enviaron el vídeo que da testimonio de la horrible escena de la agonía de la niña, confieso que no tuve el valor de reproducirlo. 

Mi capacidad de sufrimiento tiene un límite y no me vi con fuerzas de ver las imágenes que el video encerraba. Al final, pasadas unas horas me enfrenté a la terrible realidad de la película.

  La niña se llamaba Olga y su trágico final fue grabado por la cámara de seguridad de la fábrica de Keratsini, suburbio situado en el puerto del Pireo, donde la niña entró. 

Al día siguiente por la noche, la cadena de televisión Star TV emitió un reportaje en el que aparecen varios trabajadores de la fábrica mostrando una indiferencia sin precedentes. 

Nadie hizo nada para ayudar a la niña a salir de su aprisionamiento. Es más, en algún momento, un trabajador se acercó a la niña con el fin de ver si estaba viva o muerta.  

Hay un hecho de especial relevancia que a mí me suscita una grave incógnita. La cámara de seguridad de la fábrica dice que a las 18.31 entró un camión en el recinto de la fábrica, para lo cual se tuvo que abrir la puerta metálica que tenía a la niña aprisionada contra la pared. 

Lógicamente, el cuerpo de la niña se desplomó en el suelo. 

No queda nada claro si el conductor la vio. 

Lo cierto es que tres minutos más tarde, a las 18.34, la puerta se volvió a cerrar quedando la pequeña Olga aprisionada por segunda vez. 

 La cadena de televisión TVXS ha publicado un video tomado de la filmación realizada por las cámaras de seguridad, —por cierto, de malísima calidad—, en el que resulta muy difícil identificar a las personas que atravesaban la nave en la que se ven dos camiones aparcados cuya parte trasera parece que invaden otras tantas puertas.

 No obstante, la cadena informativa ha realizado un magnífico trabajo reelaborando un video, con figuras humanas simuladas en 3D, donde se da cumplida información de cómo se sucedieron los acontecimientos. 

Sobre todo, queda clarísima la secuencia en que la puerta se abre, entra el camión, y automáticamente tres minutos después, la puerta se vuelve a cerrar aprisionando por segunda vez a la pobre niña.

 Objetivamente podría afirmarse que el conductor del camión no pudo ver el cuerpo de Olga caído en el suelo, porque estaba en la parte opuesta al volante del conductor.  

Hasta aquí la descripción de los hechos En Grecia se ha producido un serio debate sobre sobre las graves acusaciones que unos y otros se echan en cara. 

Una de las presentadoras de un programa de televisión, conmovida, no ha podido retener unas lágrimas al iniciar la información. 

Sin embargo, hay que valorar que la familia de la niña ha manifestado sus dudas sobre si hubo un motivo racista detrás de la indiferencia de los trabajadores. 

 Pero llueve sobre mojado. El recuerdo reciente de las agresiones que hemos recibido en aquel maravilloso país justifica las dudas de la familia de la niña muerta. 

Los gitanos griegos recuerdan el ataque multitudinario que sufrieron en la localidad de Etolikon, en el oeste de Grecia.

 Según confirmó la Policía, unos 70 habitantes de este pueblo, muchos de ellos encapuchados, atacaron un barrio habitado por gitanos: incendiaron seis viviendas y cuatro vehículos. 

Según los medios locales, en la agresión participó un grupo de militantes del ilegalizado partido neonazi “Amanecer Dorado”, entre ellos el en aquel momento diputado Konstantinos Barbarusis. 

 Por cierto, tal como publicamos el año pasado, la justicia griega tomó la trascedente decisión de meter en la cárcel a Nikolaos Michaloliakos, y con él a la banda nazi y fascista, que durante los últimos diez años ha llevado al país donde nació la democracia a lugares peligrosísimos en los que la violencia y el terror se enseñoreaban en los barrios más humildes. 

 Donde no existe la compasión solo reina la barbarie

 La compasión, dicen los psicoterapeutas más acreditados, “es un comportamiento dirigido a eliminar el sufrimiento y a producir bienestar en quien sufre. Es fundamental para lograr la calma y el bienestar y potencia nuestras relaciones sociales.” 

 Cuesta trabajo imaginar que unas personas puedan permanecer insensibles ante el sufrimiento de una niña —da igual que sea gitana o gachí, negra o amarilla— que sufre crueles espasmos porque no puede respirar a causa de una plancha metálica que le aprisionaba el cuerpecito contra el marco de la puerta. 

 Lo que me hace pensar que la desgracia ocurrida en la fábrica de Keratsini, situada en el famosísimo puerto de El Pireo, podría haberse evitado si quienes vieron el sufrimiento de la niña hubieran tenido un gesto de compasión. 

 Pero no lo tuvieron, porque los demonios, aunque algunos tengan forma de seres humanos, jamás deberían salir del fuego del infierno. 


  Juan de Dios Ramírez-Heredia Montoya: "Una niña gitana de ...

 


 

sábado, 4 de diciembre de 2021

El negocio de los cuidados en Euskal Herria El autor Ahoztar Zelaieta Zamakona (1972, Bilbo). Periodista y criminólogo, trabajó en el diario Egin y en la revista Ardi beltza, medios de comunicación clausurados por el juez Baltasar Garzón, así como en la revista Kalegorria. Ha colaborado en programas de radio y documentales. En 2013, publicó con Txalaparta Jóvenes Burukides Bizkainos (JoBuBis). Clientelismo y fontanería. Le seguirían varios libros editados por la revista Hincapié, que han figurado en las listas de los más vendidos en Euskal Herria: La casta vasca, Kutxabank. El saqueo de Euskal Herria, Panamá Connections. Evasores y morosos vascos y Euskadi SA. El gen corrupto del PNV. Y entre 2019 y 2020, en Txalaparta de nuevo, El narco oasis vasco y Zaldibar zona cero. Fue uno de los fundadores de fueralacasta.org, así como colaborador de Pepe Rei Elkartea

 

^ El negocio de los cuidados en Euskal Herria

 

 Silver economy, economía de plata (como la edad): así es como se conoce actualmente en medios especializados a los negocios basados en el cuidado de las personas de más edad. Un término anglosajón que hace referencia a la edad de plata y que esconde en su seno un proceso de privatizaciones sin parangón en nuestro país.

 Arropado por las instituciones, que han abandonado el sector y han decidido concertar plazas con las empresas, una actividad enfocada eminentemente al cuidado de las personas ha pasado en poco más de 30 años a centrarse únicamente en los balances financieros y en las cuentas de resultados.

 ¿Qué ha pasado y cómo se ha dado este cambio? ¿Cómo ha repercutido en la calidad del servicio? ¿Quiénes son los responsables políticos y quién se ha beneficiado de esta situación?

  Con una rentabilidad que roza en algunos casos el 25%, el sector de los cuidados en Euskal Herria ha pasado a estar copado, en poco más de 30 años, por multinacionales sin escrúpulos que gestionan residencias privadas o concertadas con la administración.

 Así, para fondos buitre, brokers u operadores locales, que facturan cada año millones de euros, los “clientes” o “usuarios” son un valor con el que especular y las cuidadoras unas trabajadoras a las que precarizar con el fin de optimizar gastos.

 Una precarización que, en el oasis vasco, ha ido de la mano de privatizaciones espoleadas por intereses cruzados entre la administración pública, responsables de determinados partidos políticos y compañías del sector.  

El periodista Ahoztar Zelaieta desentraña en esta nueva investigación el quién es quién de estas redes clientelares, destapando, además, prácticas ilícitas de varias empresas: tratos de favor a residentes, malos tratos, comisiones funerarias, denuncias por falta de personal, falta de transparencia, tasas Covid, cobro de mascarillas… 

Y, frente a todo ello, mediante distintos personajes de ficción -aunque reales y reconocibles-, Zelaieta nos introducirá en el día a día de una residencia, abordando la posibilidad de un modelo alternativo al actual y dando voz a cuidadoras y gerocultoras que han defendido en huelgas interminables sus condiciones laborales y la dignidad de las personas a las que cuidan.

  En las residencias, los ancianos son como tornillos, parte de una cadena de producción Aris Tomé, trabajadora de una residencia de Gipuzkoa  

No es solo que si fueran hombres el conflicto laboral de las residencias estaría resuelto, es que nunca habría existido, la inversión privada se interesó en el sector basándose en la financiación pública y en muy bajos salarios Isabel Otxoa, profesora de Derecho del Trabajo en la UPV, especializada en economía de cuidados  

Hay más libertad en la cárcel que en muchas residencias Anna Freixas, gerontóloga feminista, escritora y profesora jubilada de Psicología en la Universidad de Córdoba

  Con una rentabilidad que roza en algunos casos el 25%, el sector de los cuidados en Euskal Herria ha pasado a estar copado, en poco más de 30 años, por multinacionales sin escrúpulos que gestionan residencias privadas o concertadas con la administración. 

Así, para fondos buitre, brokers u operadores locales, que facturan cada año millones de euros, los “clientes” o “usuarios” son un valor con el que especular y las cuidadoras unas trabajadoras a las que precarizar con el fin de optimizar gastos.

 Una precarización que, en el oasis vasco, ha ido de la mano de privatizaciones espoleadas por intereses cruzados entre la administración pública, responsables de determinados partidos políticos y compañías del sector.  

El periodista Ahoztar Zelaieta desentraña en esta nueva investigación el quién es quién de estas redes clientelares, destapando, además, prácticas ilícitas de varias empresas: tratos de favor a residentes, malos tratos, comisiones funerarias, denuncias por falta de personal, falta de transparencia, tasas Covid, cobro de mascarillas… 

Y, frente a todo ello, mediante distintos personajes de ficción -aunque reales y reconocibles-, Zelaieta nos introducirá en el día a día de una residencia, abordando la posibilidad de un modelo alternativo al actual y dando voz a cuidadoras y gerocultoras que han defendido en huelgas interminables sus condiciones laborales y la dignidad de las personas a las que cuidan.  

En las residencias, los ancianos son como tornillos, parte de una cadena de producción Aris Tomé, trabajadora de una residencia de Gipuzkoa  

No es solo que si fueran hombres el conflicto laboral de las residencias estaría resuelto, es que nunca habría existido, la inversión privada se interesó en el sector basándose en la financiación pública y en muy bajos salarios Isabel Otxoa, profesora de Derecho del Trabajo en la UPV, especializada en economía de cuidados 

 Hay más libertad en la cárcel que en muchas residencias Anna Freixas, gerontóloga feminista, escritora y profesora jubilada de Psicología en la Universidad de Córdoba

  El negocio de los cuidados en Euskal Herria El autor Ahoztar Zelaieta Zamakona (1972, Bilbo). Periodista y criminólogo, trabajó en el diario Egin y en la revista Ardi beltza, medios de comunicación clausurados por el juez Baltasar Garzón, así como en la revista Kalegorria. 

Ha colaborado en programas de radio y documentales. En 2013, publicó con Txalaparta Jóvenes Burukides Bizkainos (JoBuBis). Clientelismo y fontanería. 

Le seguirían varios libros editados por la revista Hincapié, que han figurado en las listas de los más vendidos en Euskal Herria: La casta vasca, Kutxabank. 

El saqueo de Euskal Herria, Panamá Connections. Evasores y morosos vascos y Euskadi SA.

 El gen corrupto del PNV. Y entre 2019 y 2020, en Txalaparta de nuevo, El narco oasis vasco y Zaldibar zona cero. 

Fue uno de los fundadores de fueralacasta.org, así como colaborador de Pepe Rei Elkartea

 

 

lunes, 24 de mayo de 2021

Niños, los peones más vulnerables que Marruecos usó en la crisis de Ceuta

Menores marroquíes en Ceuta
 

 

Niños, los peones más vulnerables que Marruecos usó en la crisis de Ceuta

 

 Una mujer observa a Mohamed, un menor marroquí de 17 años que duerme en el banco de los Jardines de Argentina de Ceuta tras entrar a nado a la ciudad a principios de esta semana.

  •  

  •  

    Un blindado del Ejército de Tierra maniobra en la playa del Tarajal para evitar la entrada de marroquíes que se lanzan para cruzar nadando la frontera tras la retirada de la vigilancia marroquí, el pasado martes.


  •  

    Efectivos de la Guardia Civil sacan del agua a un joven marroquí que intentaba nadar desde el lado marroquí de la frontera del Tarajal a Ceuta.

     

     Según las estimaciones del Gobierno, entre el lunes y el martes accedieron de forma irregular unas 8.000 personas. Alrededor de 6.000 ya han sido devuelta o han regresado voluntariamente.

     

  •  

    Un soldado español ordena en fila a un grupo de jóvenes marroquíes, entre ellos, menores de edad, que quieren volver de forma voluntaria a su país tras varios días vagando sin rumbo y sin comida por Ceuta, a donde accedieron de forma irregular durante una crisis diplomática en la que Marruecos dejó de controlar su frontera.

     

  •  

    Decenas de niños marroquíes esperan a que se les realice una prueba de coronavirus y se les identifique en las naves del Tarajal, improvisado punto de reunión donde se hacinan los menores ante la falta de otros espacios para su acogida o para esperar que sus padres los reclamen, ya que los menores solos no pueden ser devueltos a su país.

     

  •  

    Decenas de niños de muy corta edad son trasladados desde las naves del Tarajal hasta el improvisado albergue de Piniers, en Ceuta, la noche del miércoles. Las autoridades han identificado a unos 800 menores de los más de 2.000 que cruzaron a nado.

     

     Muchos de ellos han sido devueltos en caliente al alcanzar la orilla española, en un procedimiento que ha levantado malestar en el seno del Gobierno central y entre las ONG de ayuda a la infancia.


  •  

    Oussama, de 15 años, y sus dos amigos llegan a un parque de Ceuta donde pasarán su quinta noche durmiendo a la intemperie después de acceder a nado por la frontera del Tarajal.

     

     Se desconoce el número de niños que siguen en la calle por falta de espacio en los centros, por miedo a ser devueltos a Marruecos si acuden ellos o porque prefieren intentar llegar a la Península colándose en un ferry del puerto.

     

  •  

    Oussama dice adiós después de entrar con sus dos amigos, todos de Tetuán, en las naves del Polígono del Tarajal. Tras días durmiendo en la calle, quieren ingresar en un centro de acogida de menores, aunque la llegada masiva de niños desde el lunes hasta el miércoles ha desbordado la escasa capacidad de acogida de la Ciudad.

     

  •  

    Un voluntario de la Cruz Roja intenta evitar que escape un menor marroquí, al que acaba de traer del hospital por haber sufrido una agresión. Al ver a los agentes de la policía en las puertas de las naves del Tarajal sintió miedo de ser devuelto a Marruecos.


  •   

    Decenas de niños marroquíes esperan a que se les realice una prueba de coronavirus y se les identifique en las naves del Tarajal, improvisado punto de reunión donde se hacinan los menores ante la falta de otros espacios para su acogida o para esperar que sus padres los reclamen, ya que los menores solos no pueden ser devueltos a su país.

     

  •  

    Dos niños marroquíes que entraron irregularmente en Ceuta durante la crisis fronteriza se comen un bocadillo mirando a la multitud de menores que se hacinan en las naves del Tarajal, de donde escaparon por el tejado tras días de mala alimentación, falta de espacio y dormir en el suelo.

     

  •  

    Varios agentes retienen a un joven marroquí tras un persecución iniciada por el intento de fuga del chico, al que iban a devolver a Marruecos tras descubrir que tenía 18 años a pesar de estar entre los menores hacinados en las naves del Tarajal.


  •  

    Varios amigos del joven detenido cuando intentaba escapar de la nave del Tarajal lloran de impotencia tras saber que su compañero será devuelto a Marruecos.


  •  

    Varios niños marroquíes descienden por un canalón tras escapar de la nave del Tarajal, donde llevan varios días en malas condiciones esperando su derivación a los desbordados recursos de acogida para menores no acompañados de Ceuta.


  •  

    Dos niños fugados de la nave del Tarajal donde se apelotonaron hasta 800 menores durante la crisis fronteriza vuelven al lugar voluntariamente después de haberse comido un bocadillo en las inmediaciones. Muchos cruzaron a nado la frontera sin que sus padres lo supieran. 

     

    El teléfono habilitado por la ciudad para que los padres marroquíes llamen para intentar localizar a sus hijos desaparecidos no ha dado abasto desde que el miércoles empezó a funcionar. 

     

    Las reagrupaciones familias han sido escasas por el momento, aunque un número indeterminado de menores regresó voluntariamente a Marruecos durante la mañana del miércoles, cuando los soldados españoles permitían la reentrada sin ningún proceso legal ni levantar acta de su paso por la ciudad autónoma.

     

domingo, 10 de enero de 2021

EUTANASIA: LEY NECESARIA PARA UN DEBATE HURTADO

 

 

La sociedad occidental habla poco, o nada, de la muerte; quizá porque la considera siempre inoportuna, quizá porque la considera el fracaso de la Medicina. Pero, cuando hablamos poco o nada de la muerte estamos hablando poco o nada de la vida. Porque la muerte, parte integral de la vida, es la que dota finalmente a ésta de sentido.

 

Estas reflexiones me han venido a la cabeza tras la aprobación, en el Congreso de los Diputados, de la Ley de Eutanasia; y me vinieron en marzo, cuando en el Parlamento de Navarra presentaba una moción sobre este mismo asunto que me hizo aflorar muchos recuerdos personales y profesionales.

 

El primero en el tiempo es la muerte de mi padre, fallecido en 1982, después de un año aciago en el que, inmisericordemente, su cuerpo se fue derrumbando, y sus neuronas claudicando. Entró en un coma que duró una semana; y, cuando su corazón dejó de latir fuimos echados de la habitación por un médico que arrastraba un carro de paradas. Tras varios minutos de intervención, salió muy compungido para decir que habían hecho todo lo posible. Recién acabada la carrera de Medicina, tardé mucho tiempo en entender por qué se me había quedado un sabor tan amargo de ese día.

 

Cuatro o cinco años después, conocí y atendí a mi particular Ramón Sampedro. Cada día de visita, me despedía con la misma fórmula: "Prométeme que, pase lo que pase, no me vas a mandar al hospital; que no me vas a dar antibióticos; que si dejo de comer no me vas a poner una sonda". Unas palabras que me removían lo aprendido sobre mi papel como médica, que convertían mis visitas en una suerte de pulso entre los valores hipocráticos en que me habían formado y la actitud de mi paciente.

 

Aprendí, con aquel paciente, lo que 15 años después (en 2002) se reconoció como el derecho a la autonomía del paciente. Y, poco después, otro paciente me enseñó cómo acompañarles en duros momentos de decisiones difíciles. Aquel paciente, con un cáncer con metástasis, pidió ir a morir a su casa "sin hacer nada más". Recibió muchas críticas por abandonar, por no luchar lo suficiente, por tirar la toalla€, pero muchas y muchos profesionales aprendimos a escuchar y a comprender. 

 

Y a ponernos del lado de los derechos humanos en el área de la salud, que consiste en dar información veraz, respetuosa, adecuada y cálida€ para que el paciente decida desde su autonomía y su libertad. Limitamos el esfuerzo terapéutico y recibió tratamiento paliativo.

 

La vida tiene que tener calidad para que sea vivible; y controlar los síntomas de esta enfermedad que nos está llevando a la muerte (dolor, náuseas, estreñimiento, disnea, miedo, soledad, angustia) es el primer paso. Un primer paso que nos permitirá otros tan humanos como lograr transcendencia, realización, serenidad o arreglar las cuentas de la vida.

 

 Eso es lo que nos permiten los cuidados paliativos: una atención integral que mejora la calidad de vida de los pacientes y sus allegados cuando afrontan problemas inherentes a una enfermedad mortal.

 

Nuestro papel como médicos (y también, cuando tenemos ese privilegio, como legisladores) es y debe ser acompañar a esas personas y a sus familias. Por eso en Navarra contamos con la Ley Foral 8/2011 de derechos y garantías de la dignidad de la persona en el proceso de la muerte, que regula –por ejemplo– la sedación paliativa. Años atrás, la morfina se restringía porque podía "causar adicción". ¿De verdad temíamos convertir en adicta a la persona a la que podían quedarle apenas unos días? Pues sí: lo hacíamos. 

 

La Medicina responde, como todo, a cada momento histórico o social.

 

Hemos ido avanzando, poco a poco, hacia la regulación. Por ejemplo, del testamento vital. No deja de ser significativo que la mayor parte de las personas que han hecho un testamento vital son mujeres que han acompañado a morir a otras personas. También invita a la reflexión que muchas de ellas escriban: "En el caso de que ya no pueda decidir cuando llegue la hora de mi muerte, y la eutanasia haya sido legalizada, quiero que se me aplique". 

 

Quizás porque han escuchado, muchas veces, el silencio de una mirada anhelante pidiendo ayuda ante una agonía que no termina; o porque realmente han escuchado la queja de viva voz o porque han compartido la angustia del que no se atreve a hablar. Quizás porque se han ido haciendo maestras de la vida y han aprendido que la muerte pone punto final a un proyecto vital que en ocasiones termina antes que el cuerpo doliente.

 

Creo que tienen su derecho a recibir una mirada compasiva y sin juicio, igual que lo tienen personas que, desde sus valores religiosos o de otro tipo, y tomando la vida como un valor absoluto, aceptan enfrentarse a la enfermedad y al proceso de morir no interfiriendo la evolución del proceso. También deberemos respetar su voluntad, acompasando los tratamientos médicos y psicosociales y espirituales.

 

De eso va la eutanasia: de decidir sobre la propia vida, de decidir qué condiciones de tu propia vida han dejado de ser incómodas para volverse insufribles. La eutanasia va de ser libres hasta el final.

 

Podemos entrar en tecnicismos, en diferencias entre eutanasia activa y eutanasia pasiva, entre eutanasia y suicidio asistido€ Pero, lejos de los tecnicismos, recordemos siempre que hablamos de decisiones personales, en libertad individual y en conciencia; dejemos claro que los cuidados paliativos no quedan fuera por la ley de eutanasia, al revés, son complementarios y pueden salir reforzados al saber la persona que durarán solo mientras ella lo quiera.

 

 Dejemos claro, en definitiva, que vamos por detrás de los anhelos de la sociedad, de la tolerancia de la sociedad y de la realidad de la sociedad. Despenalizar tanto la eutanasia como el suicidio médicamente asistido no incitan a nadie a una decisión concreta; simplemente evitan que sigan siendo prácticas clandestinas donde al sufrimiento de tener que ayudar a alguien a morir se le acompañe el miedo a un castigo injusto e inmerecido.

 

Ana Ansa, parlamentaria de Geroa Bai

 

 



 

lunes, 21 de septiembre de 2020

Maldita policía

 

Policía mata a 34 trabajadores en un paro en África del Sur (Siphiwe Sibeko/Reuters, 2012)

 

Maldita policía

 

El sistemático uso mortal de la fuerza por parte de la policía y el ejército en los países latinoamericanos ha pasado de ser una excepción a una constante. Muchas veces se utiliza la expresión de manzanas podridas cuando lo que está podrido son las cajas mismas en las que están las manzanas: la misma existencia de cuerpos armados que funcionan siguiendo órdenes jerárquicas, órdenes que obedecen más a mandatos de personas en el Estado que buscan salvaguardar sus intereses ideológicos o a los empresarios que les pagan sus campañas electorales.

 

Y lo podrido de esas cajas no son solo esas estructuras de dominación, sino además la forma en que se da instrucción a las personas que trabajan en ellas: a los soldados y policías se les forma para deshumanizar a quienes van a tratar; mantienen reglamentos de control que no funcionan cuando cometen arbitrariedades, ya que o no se les aplica o se construyen jueces dentro de sus filas para darles un trato especial.

 

 Se les paga mejor, se les garantizan otros derechos laborales que la población no tiene, en últimas el bloque dominante los acobija con tal ahínco que los convierte en unos privilegiados dentro de los excluidos a los que hacen parte.

 

 En el año 1996 la revista Noticias, para la cual trabajaba el fotoperiodista Jose Luis Cabezas, secuestrado y asesinado a manos de la policía bonaerense por pedido del empresario Alfredo Yabrán, titulaba “Maldita Policía”. El asesinato de Cabezas generó una fuerte conmoción social pero no fue el único.

 

 

Según informa CORREPI la policía bonaerense asesinó desde el retorno de esta democracia, en el territorio denominado Argentina, a 1549 personas de las cuales 46 fueron durante la gestión de Sergio Berni como Ministro de Seguridad. Berni, quien ya lanzó su candidatura a presidente en 2023, no dejó dudas respecto de cuál considera que es el rol de las policía “reprimir” e indicó que estas fuerzas represivas no son “indios salvajes” algo que valió el repudio de las comunidades indígenas.

 

La policía bonaerense es una de las más numerosas a nivel mundial, son 100.000 personas, representando una tasa de 700 policías cada 100.000 habitantes, un valor superior a lo recomendado por las ONU de 300 policías y muy superior a cualquier otra fuerza represiva de la región exceptuando la ciudad de Buenos Aires con una tasa de 850 policías cada 100.000 habitantes.   Para comparar con otros países de Latinoamérica la tasa más importante luego de Argentina es Uruguay con 540 policías.

 

Hace días que el gobierno nacional de Argentina informó un fuerte incremento para las fuerzas represivas y de encierro a pesar de la crisis social. La respuesta de la policía bonaerense fue iniciar protestas y rodear la casa presidencial con los patrulleros y las armas entregadas por el Estado en una nítida forma de intimidación. Estas mismas máquinas de matar asesinan por gatillo fácil y femicidios a una persona cada 26 horas.

 

En el caso de Colombia, ya es tristemente célebre que el Escuadrón Movil Antidisturbios (ESMAD) deje tras sus acciones el asesinato de personas que se manifiestan. El último caso muy visible fue el del joven Dylan Cruz al que le dispararon en la cabeza el 23 de noviembre del 2019 en medio de un Paro Nacional.

 

Sin embargo, el resto de la policía no se queda atrás; el pasado 8 de septiembre fue torturado y asesinado Javier Ordóñez, un abogado bogotano, a manos de la policía nacional. La reacción popular a este asesinato desbordó las calles de la ciudad de los siguientes días, con una respuesta desproporcionada de la misma policía quien en distintas partes de la ciudad asesinó a otras 10 personas en medio de las manifestaciones.

 

Aunque autoridades del orden local ya han llamado a la investigación de los casos, desde el orden nacional se ha mantenido no solo el apoyo irrestricto a la institución, que en Colombia no es de carácter civil sino militar, y en cambio denuncian teorías conspirativas donde describen que sería milicias de las guerrillas las que estarían detrás de los hechos. 

 

Sin embargo, el descrédito al que ha llegado esta institución es irremediable, lo que abre el paso a las discusiones desde movimientos sociales y organizaciones de derechos humanos quienes empiezan a hablar de la necesidad desde la reforma hasta la abolición de la misma.

 

En la región latinoamericana, las armas que brinda el estado son las mismas que realizaron golpes contra los gobiernos de estas democracias. Queda la duda: ¿El Estado representa los Gobiernos?

 

Es evidente que las sociedades funcionarían mejor sin las fuerzas represivas del Estado. Más allá de significar un avance en términos civilizacionales, la abolición de la policía permitiría a los seres humanos repensar sus formas de organización social y fortalecería los vínculos comunitarios. 

 

Frente a la barbarie y al miedo que es reproducido e impuesto por los cuerpos policiales hacia las personas y los territorios, desde Virginia Bolten preguntamos: ¿Para qué sirve la policía?

 

 

 

 

 


 

martes, 31 de diciembre de 2019

Revelan otra mancha que impregna la reputación de los gigantes tecnológicos de EEUU




La organización International Rights Advocates, especializada en la protección de los derechos humanos, ha presentado una demanda colectiva contra los gigantes tecnológicos de EEUU en nombre de las familias de niños que perecieron o resultaron heridos en las minas de cobalto de la República Democrática del Congo.


Los activistas consideran que estas empresas apoyaron a cadenas de suministro de cobalto que obligaban a los niños a trabajar en condiciones peligrosas, a pesar de que tienen políticas específicas que prohíben el trabajo infantil en la industria.


«Su fallo en la implementación de estas políticas destinadas a detener el trabajo infantil en las minas de cobalto representa un acto intencional realizado con el objetivo de evitar poner fin a sus extraordinarios beneficios», escribió la International Rights Advocates en una demanda presentada en un juzgado en Washington.


Desde Apple y Dell comunicaron haber observado la política de suministros responsables de materias primas. Ambas compañías eliminaron a los refinadores de cobalto de sus cadenas de suministro, que eran incapaces o no querían seguir las normas. 


Actualmente, Dell está investigando las alegaciones presentadas en la demanda, mientras que los representantes de Google, Microsoft y Tesla  no comentaron  a Financial Times estas acusaciones.


Los activistas de International Rights Advocates presentaron su demanda contra las tecnológicas de EEUU, porque contaban con pruebas que apuntaban a su vínculo con la muerte y las heridas sufridas por los niños en la República Democrática del Congo. 


 Este pleito es el primero en desafiar a las compañías tecnológicas por haber realizado prácticas ilegales en las minas de cobalto. Además, redobla la presión sobre la industria, urgiendo a tomar medidas más estrictas para prevenir el uso de mano de obra infantil.


La República Democrática del Congo extrae el 60% del cobalto que utilizan las compañías tecnológicas para producir smartphones y autos eléctricos. Casi la tercera parte de estos suministros proviene de minas artesanales no reguladas que los trabajadores excavan a mano.


 Se espera que la demanda de este metal incremente rápidamente a medida que aumente su uso en autos eléctricos.