El imperdonable silencio del Rey
Cuesta trabajo entender el silencio del Rey Felipe VI ante lo que
está sucediendo estos días.
Las cartas que se envían por parte de ex mandos militares, pretendidamente provocadoras, así como haber descubierto por la opinión pública el tipo de mensajes que circulan en chats donde participan también ex miembros del Ejército y del CNI, merecen una contundente respuesta del monarca, que es el mando supremo de las Fuerzas Armadas.
El rey Felipe VI no dudó un momento en aparecer ante la opinión pública aquel 3 de octubre de 2017, después de las imágenes tan brutales que el despliegue policial nos regaló en su actuación como respuesta ante el referéndum catalán.
Su mensaje, muy alejado de la concordia, la convivencia y el diálogo, reforzó la actitud represiva y desmesurada que se había ejercido contra personas pacíficas.
Por muy ilegal, alegal, o incómodo que pudiera resultar el referéndum. Felipe VI apareció, con la imagen en sus espaldas de un monarca pretérito conocido por su dureza, «porra en mano» para acompañar sus duras palabras.
Nadie le esperaba entonces, y mucho menos para dar semejante imagen. Fue el posicionamiento político del monarca en una situación en la que, lejos de convertirse en garante de de la resolución democrática de los conflictos políticos, abanderó la persecución y la represión como forma de acallar las voces discordantes en su reino.
Ahora aparecen mensajes que intentan «coprometer la postura del rey», según señalan distintas voces. Incluídas las del ministerio de Defensa. Según el Vicepresidente Pablo Iglesias, este tipo de acciones están consiguiendo sumar más apoyos a la causa republicana. Seguramente tenga razón, porque eso mismo sucedió después del discurso del 3 de octubre.
Sin embargo, el silencio del rey, que debería aparecer y responder con «contundencia democrática» ante lo que está sucediendo, bien pudiera interpretarse como una actitud complaciente con los brutales mensajes que estamos conociendo.
Que algunos ex mandos militares consideren que 26 millones de ciudadanos españoles somos unos «hijos de puta» que «deberíamos ser fusilados» debería ser motivo suficiente para que Felipe VI saliera a responder con contundencia.
Una oportunidad que el monarca está desaprovechando para salir del marco en el que él quiso ubicarse aquél 3 de octubre, junto a las posiciones más radicales de la derecha española.
Si el rey calla, otorga.
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