lunes, 22 de agosto de 2016

Detienen a más de 100 inmigrantes españoles que llegan de forma ilegal a Venezuela


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Un velero destartalado ha llegado a la costa con 106 inmigrantes irregulares a bordo. Los sin papeles detenidos, entre los que había diez mujeres y una niña de cuatro años, se hallaban en condiciones lamentables: famélicos, sucios y con las ropas hechas jirones. La bodega del barco, que sólo mide 19 metros de eslora, parecía un vomitorio y despedía un hedor insoportable.


Sería una noticia impactante, ¿verdad? Pero tranquilos: la noticia se produjo el 25 de mayo de 1949, según un artículo de Tomás Bárbulo, publicado por El País, los emigrantes eran españoles y el puerto al que habían arribado, venezolano.


 Si esto hubiera ocurrido hoy correrían ríos de tinta en los periódicos durante semanas, se emitirían horas y horas de informativos especiales en todas las televisiones, habría despieces en ellos con pequeñas biografías de todos los fallecidos, el Parlamento Europeo tomaría cartas en el asunto y los gobiernos nacionales también, se cambiarían normas, se establecerían leyes para que esto no volviera a pasar, se revisaría la normativa de extranjería y hasta se modificaría el Padrenuestro o la receta de la Coca-Cola si fuera necesario para que semejante tragedia no se repitiera.


El suceso fue publicado en la primera página del diario Agencia Comercial. Aquella portada se ha convertido en mil carteles editados por el Gobierno de Canarias con la leyenda ‘Nosotros también fuimos extranjeros’. El consejero de Empleo y Asuntos Sociales del Ejecutivo autónomo, Marcial Morales, espera que sirvan para ayudar a comprender el fenómeno de la inmigración irregular que ahora llega a nuestras playas.


Cuando aquellas 106 personas desembarcaron en Latianoamérica, España estaba hundida en la miseria y machacada por la represión franquista, mientras que Venezuela era una nación emergente. Aunque la diferencia entre ambos estados era menor de la que hoy existe, por ejemplo, entre Nigeria y nuestro país, los españoles experimentaban el mismo efecto salida que empuja a los inmigrantes subsaharianos que llegan a las islas.


La historia comenzó el Sábado de Gloria de 1949. Un centenar de personas se deslizaron por el muelle de Las Palmas y embarcaron en varias falúas. La mayoría eran campesinos de Gran Canaria que ganaban 20 pesetas por trabajar de sol a sol y que habían tenido que vender sus cabras para pagar las 4.000 pesetas del billete, una pequeña fortuna para la época. En el pasaje también había 15 tinerfeños, 10 palmeros, cinco cubanos hijos de isleños y 15 peninsulares de Murcia, Madrid, Almería, León, Ourense, Asturias, Cuenca, Cádiz, Navarra y Baleares, un canario nacido en Filadelfia (EE UU) y una española venida al mundo en Auxerre (Francia).


Durante varios días habían permanecido ocultos en casas particulares. Juan Azcona, uno de los organizadores del viaje, ha declarado que alojó en su vivienda a más de 20. Si le hubieran aplicado la actual Ley de Extranjería habría pasado una buena temporada a la sombra por tráfico de personas. De ese mismo delito habría podido ser acusado Ramón Redondo, que un mes antes había pagado 250.000 pesetas por una goleta llamada La Elvira, que durante 96 años había sido dedicada a la pesca en las costas de África. Redondo pensaba amortizar la compra con el precio de los pasajes y con la venta del lastre de sal que llevaba el barco.


Las falúas pusieron proa hacia la península de Jandía, al sur de Fuerteventura, donde les esperaba La Elvira. Los pasajeros acababan de abordarla cuando oyeron dos tiros y vieron acercarse vertiginosamente la lucecita verde de una patrullera. Huían con todas las velas desplegadas, pero la lancha ganaba terreno. ‘¡Deténganse en nombre de España!’, ordenó la Guardia Civil por el altavoz.


Los agentes se colocaron en paralelo a la goleta: ‘¡Entréguense!’, volvieron a ordenar. ‘¡Que se entregue tu madre!’, les respondió una voz en la oscuridad. Un golpe de viento feliz lanzó al velero hasta aguas internacionales.


La Elvira tardó 36 días en cruzar el Atlántico, empujada por los alisios. Durante ese tiempo sus pasajeros se alimentaron de patatas podridas, garbanzos con gorgojos y gofio picado. El agua estaba racionada.


Gonzalo Morales, que escribió un libro sobre la historia, Fugados en velero, cuenta que pasaban casi todo el día en la bodega, donde sólo cabían tumbados y apretados como sardinas en lata. 


‘No podíamos ni darnos la vuelta’, ha declarado Paco Azcona. Hacían sus necesidades tras unos tablones. Vomitaban unos sobre otros y pronto se llenaron de piojos. El ácido de los vómitos y el salitre del mar desgastaron sus ropas, que se convirtieron en harapos. Con aquellos jirones, las mujeres hicieron compresas cuando se les presentó la regla. La Elvira hedía como una cloaca.


Antonio Domínguez, apodado El Puro por su afición al tabaco, era el capitán costero encargado de sacar el barco de las islas. Luego debía pasarle el mando a Antonio Cruz Elórtegui, capitán de altura. Pero Elórtegui había mentido: ‘Soy un perseguido político vasco. No tengo dinero y presentarme como capitán era la única forma de embarcar’, confesó. Intentaron lincharlo, pero el armador, el costero y los cinco marineros lo evitaron.


‘Tenemos que volver a Canarias’, anunció El Puro al ver que carecían de capitán. Pero un pasajero llamado Regino Camacho, que antes de la guerra civil había sido acusado de asesinato, armó un motín y, pistola en mano, le persuadió de que se hiciera cargo de la nave. No era Camacho el único homicida que viajaba en el barco, ni el suyo el único revólver a bordo. Al final de la travesía las autoridades venezolanas intervinieron tres armas de fuego en La Elvira.


El Puro navegó contra la salida del sol. Sólo se auxiliaba con el cronómetro de Ramón Redondo, el armador, que le permitía calcular cómo se reducía la diferencia horaria entre Canarias y Venezuela. En el medio del Atlántico un huracán rompió el timón y estuvo a punto de enviarlos a pique. Al amanecer del 22 de mayo, tras 36 días de viaje, alcanzaron el puerto de Carúpano, en Venezuela.


Antes de fallecer, Ramón Redondo, el armador, dejó escrito el final de la aventura: ‘Fuimos remolcados hasta La Guaira por una lancha de la Guardia Nacional. Las autoridades nos reseñaron como inmigrantes voluntarios. Luego nos trasladaron hasta un centro de inmigración de Caracas. De ahí nos llevaron al estado de Yaracuy, a un central azucarero llamado Matilde, donde estuvimos limpiando surcos y abonando los cañaverales.


Después de un mes viajé en autobús hasta Caracas, donde viví en una pensión y limpié coches por la noche. Me enteré de que habían trasladado La Elvira hasta Puerto Cabello. Allí me fui. Unos pescadores me acercaron hasta ella y me dejaron solo. Lo encontré todo tan desmantelado que me dieron ganas de llorar. Subí por las jarcias hasta lo alto del mástil y rescaté la bandera española que habían hecho las mujeres con trozos de tela (…). Regresé a Caracas y, después de muchos contratiempos, organicé mi vida, me casé con Aura Vera y tuve cuatro hijos’.


El año pasado, Ramón Redondo quiso volver a Tenerife con su familia. Llegó herido de muerte. No había tenido tiempo de poner su documentación en regla, y lo rechazaban en el hospital. Falleció en febrero.


 La Administración ha informado a su esposa de que, dado que no convivieron un año en España, no tiene derecho a la pensión de viudedad. ‘¡Pero si llevamos casados 52 años!’, ha protestado ella.


 Le han respondido que la ley protege al Estado de los matrimonios de conveniencia.


 http://legalteam.es/lt/detienen-a-mas-de-100-inmigrantes-espanoles-que-llegan-de-forma-ilegal-a-venezuela/





La otra cara de venderse al mejor postor



Joan Lino, atleta nacido y formado en Cuba, nacionalizado español que fuera campeón de Europa en pista cubierta en 2005. vive hoy en la pobreza capitalista echando currículums para trabajar que son arrojados a la papelera como tantos otros.

Joan Lino, en 2005 fue campeón de Europa en pista cubierta pero no pudo repetir la participación olímpica en Pekín 2008, y dos años después se retiró. Y, como otros deportistas de élite, se encontró en el abismo. ¿Y ahora qué? “Yo era autónomo porque me gestionaba el dinero y cuando dependes de terceros para trabajar o tener un sueldo estable, es bastante complicado”, explica a El Confidencial.

Joan Lino recuerda que tras abandonar lo que había sido su vida durante años, el deporte, decidió coger la maleta y marcharse a Asturias, “a cambiar de aires”. Allí trabajó de ayudante de cocina con unos “horarios infernales” pero aquello no salió bien y, en Madrid, se apuntó al paro. “Siempre cuento la misma anécdota. Con toda su buena voluntad, la chica de la oficina del INEM me preguntó por mi experiencia laboral. ¿Qué experiencia laboral? ¿Cómo le explico yo a esta chica que he sido 20 años deportista de élite? Para nadie es un trabajo”. 





El Comité Olímpico le ofreció dar charlas en los colegios, “un programa que se acabó por falta de dinero”. Ayudó en la candidatura de Madrid 2020 y ha sido reconocido con la medalla de plata del Mérito Deportivo Nacional. Pero eso no es carta de recomendación para conseguir trabajo. “En cualquier país del mundo ser deportista de élite es un plus porque la persona tiene valores, dedicación, constancia. Aquí en España no lo consideran. A mí me han llegado a decir que quitara lo de 'deportista de élite' del CV porque la gente se asusta, por si iba a pedir mucho sueldo. Pero me he negado”, reconoce el atleta con un marcado acento cubano. Y así se puede leer en su perfil de Linkedin. En el apartado de 'Reconocimientos y premios', bajo su proyecto de entrenador personal, se puede leer: Medallista Olímpico. Salto de Longitud. 



“La Federación ha apostado por hacer un trabajo que tiene sus consecuencias. Preparar atletas no es cuestión de un día, hay que centrarse en buscarlo, tener entrenadores con un sueldo para que se dediquen solo a ello. En Cuba hay atletas porque se trabaja para que haya una cantera de deportistas constantemente. Aquí no está creada esa estructura”.
elconfidencial.com


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sábado, 20 de agosto de 2016

GEORGE SOROS, LA LIBERTAD DE PRENSA Y LA IZQUIERDA CORPORATIVA


Cada vez que una persona bien informada, de forma razonada, acusa a los grandes medios corporativos de trabajar al servicio del poder económico dominante del que forman parte, recibe de inmediato la burla o el desprecio de quienes le escuchan. Si, además, esta persona que expone esta realidad sobre la utilización del periodismo y la información como un arma ideológica por parte de las clases dominantes, es alguien con cierta relevancia social o política, recibe también el ataque personal y la censura mediática como respuesta a sus argumentos. Lo más probable es que sus ideas y razonamientos sean considerados por parte de las élites políticas y mediáticas como "teorías de la conspiración".
 
Esta acusación no se realiza de forma espontánea ni supone una mera descalificación casual o superficial, sino que forma parte de una doctrina bien estudiada y aplicada desde hace décadas por parte de las oligarquías dominantes contra todo disidente político que contradiga su discurso y ponga en evidencia sus mentiras. Ya en el año 1967 la CIA acuñó el término "Teoría de la Conspiración" para referirse a aquellas teorías o corrientes de opinión que cuestionaban la versión oficial de los hechos, y exponía en un comunicado las estrategias y tácticas que debían aplicarse para desacreditar y eliminar de la circulación dichas teorías "conspirativas" [1].
 
Hoy en día el poder económico, los gobiernos occidentales y los grandes medios corporativos continúan aplicando esas tácticas, aunque mucho más modernizadas y ampliadas, adaptándose a los nuevos tiempos y a las tecnologías de nuestros días [2]. El resultado de esta manipulación mediática es una gigantesca audiencia ignorante (como lo define el sociólogo James Petras) que consume "información" cargada de ideología, y donde predomina el pensamiento único y una única visión del mundo posible. Todo lo demás, o no existe o es considerado como la encarnación del Mal.
 
Sólo desde un contexto de enajenación social masiva como este, partiendo de la base de que no existe pluralidad ni rigor informativo de ningún tipo en España ni en Europa, se puede entender que una noticia tan relevante como la filtración de los documentos relacionados con la Open Society Foundation de George Soros [3] no haya tenido ningún tipo de repercusión mediática, política ni social. Parece que se acepta con total normalidad que un corrupto inversor multimillonario influya en los medios de comunicación y de información manipulando y moldeando a su gusto a la opinión pública; o que intervenga directamente en asuntos políticos y económicos; o que financie "primaveras" y "revoluciones de colores" violentas contra gobiernos electos en Europa y en medio mundo. Esta intromisión en el mundo de la comunicación y del periodismo, esta injerencia del poder económico sobre la "libertad de información", no ha propiciado ningún tipo de debate entre los propios periodistas que trabajan en los grandes medios de comunicación; ni mucho menos entre las clases políticas dirigentes, los movimientos sociales, las ONGs, o la izquierda "progresista" que reciben, precisamente, apoyo y financiación de George Soros y las grandes corporaciones financieras y empresariales españolas y europeas. Este escenario nos da una muestra de la degradación moral y la corrupción que rodea al panorama político y periodístico desde hace muchos años en España y en Europa.
 
Así lo confiesa Udo Ulfkotte, uno de los más prestigiosos periodistas alemanes, en su libro Periodistas comprados (Gekaufte Journalisten, Editorial Kopp), un éxito de ventas. En su libro, Ulfkotte admite haber aceptado coimas para escribir, entre muchos otros artículos tendenciosos, uno donde denunciaba supuestos planes de Khadafi para usar gas venenoso contra su pueblo. “En innumerables ocasiones puse mi firma en notas que me entregaron los servicios de inteligencia de EE.UU., de Alemania o de la OTAN. Mentí, traicioné, recibí sobornos y oculté la verdad a la opinión pública. No hacía periodismo sino propaganda. Me avergüenzo aunque sea tarde para revertirlo. (...)“Hoy pasa lo mismo: hay periodistas sobornados para mentir y convencer a la gente sobre la necesidad de una guerra contra Rusia”. [4]
 
Claro que, hay que tener en cuenta que pese a su enorme poder, George Soros no es más (ni menos) que una de las cabezas pensantes que conforman el gran conglomerado corporativo occidental que mueve los hilos de la política y la economía global al margen de cualquier filtro democrático. Estas clases capitalistas son propietarias de todos los grandes medios de comunicación y persuasión en todos los formatos (prensa, radio, televisión, internet). Nadie cuestiona este monopolio privado sobre la información y la "libertad de expresión". Como tampoco se cuestiona que estos capitalistas financien y patrocinen a partidos políticos y sus campañas electorales. Ni que los dirigentes políticos y grandes tecnócratas europeos sean contratados por las grandes corporaciones a las que previamente habían beneficiado y servido fielmente desde sus cargos públicos. Como por ejemplo el ex presidente de la Comisión Europea y partícipe de la cumbre de las Azores que precedió a la invasión criminal e ilegal de Irak, José Manuel Durao Barroso, que ahora es el presidente no ejecutivo de Goldman Sachs International en Londres.
 
Lo que hace George Soros a través de su gigantesca red de fundaciones globales no es distinto de lo que hacen algunos gobiernos occidentales, como el de EE.UU. a través de agencias y organismos como la NED o la USAID, que no es otra cosa que patrocinar a periodistas y medios para que manipulen la información a su favor [5]; o financiar a la oposición de aquellos países cuyos gobiernos no se arrodillan ante sus intereses (como en el caso escandaloso de Venezuela [6]); o financiar directamente a grupos neonazis como ocurrió en 2014 en Ucrania durante "la revolución del Euromaidán"; o a grupos terroristas takfirís como ocurrió en Libia en 2011 o ahora en Siria. Lo que hace Soros tampoco es muy distinto a lo que hacen los 30.000 lobistas que campan a sus anchas por Bruselas haciendo presión, o más bien imponiendo, las políticas y leyes que deben aprobarse y que benefician al capital financiero e industrial occidental. En el caso concreto de España no existe la figura de lobista como tal, pero a pesar de la falta total de transparencia en esto asunto se calcula que cerca de 400 de estos lobistas se pasean de forma habitual por el Congreso de los Diputados donde, nos dicen, "reside la soberanía del pueblo". De risa.
 
En España también tenemos nuestra propia USAID, se llama la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID). Esta agencia gubernamental ha patrocinado a políticos, periodistas, medios alternativos, académicos, organizaciones civiles y sociales, etc., consideradas de izquierdas o progresistas (incluido Pablo Iglesias y el partido Podemos). El objetivo de fondo es cooptar a la izquierda para evitar cualquier posibilidad - por pequeña que sea - de que se produzca un cambio revolucionario en Europa contrario a los intereses del capital financiero y las clases dominantes. O lo que algunos analistas llaman el control o la "fabricación de la disidencia" a través de su financiación. A la vista de los hechos, el éxito ha sido rotundo.
 
Según denuncia Purificación González de la Blanca, cofundadora del colectivo "Ojos para la Paz", a través del Programa Masar la AECID ha estado formando, financiando e incluso armando a miembros de la oposición Siria que lucha contra Bachar El- Assad. Y lo peor es que semejante actividad injerencista y desestabilizadora, la cual costean sin saberlo todos los ciudadanos españoles, ha sido realizada en estrecha colaboración con otras fundaciones, instituciones y Think Tanks españolas financiadas por lo más granado de las elites globalistas, como FRIDE, el Club de Madrid o la fundación FAES del ínclito ex- presidente José María Aznar. También colaboran en este proyecto imperialista importantes medios como ABC, el Mundo o el País. (...) Pero la guinda a esta investigación la puso el descubrimiento de que quien ha estado financiando a la Fundación CEPS, una ONGD que según todos los expertos es el germen de Podemos (para la cual trabajaron destacados líderes de este partido como Juan Carlos Monedero, Íñigo Errejón o el mismísimo Pablo Iglesias), no es otra que la AECID, tal y como se desprende del comunicado emitido en 2015 por dicha fundación para negar cualquier vinculación con Venezuela. [7]
Ahora bien, como en todo caso de corrupción o prostitución, intervienen dos actores principales en escena: el que paga y el que acepta el soborno. El poder económico, los capitalistas, los propietarios, a través de una amplia red de organizaciones y mecanismos "legales", tratan de comprar la voluntad de quienes pueden suponer un obstáculo para sus negocios. Bien, pero... ¿Qué podemos decir de esa "izquierda" y esos movimientos sociales que se prostituyen y aceptan esos sobornos y prebendas? ¿Acaso los capitalistas les regalan su dinero sin esperar nada cambio? ¿Cuál es el precio a pagar por ese filantrópico patrocinio? ¿Qué podemos esperar de esa izquierda cuando hasta un dirigente comunista como Alberto Garzón (IU) elogia el "filantropismo"  de Soros y Bill Gates en un artículo? ¿O de esos jóvenes periodistas "progresistas", como el subdirector del "medio alternativo" elDiario.es, Juan Luis Sánchez, que es miembro del Consejo Asesor Europeo de la Open Society Foundations de Soros?
 
Precisamente, en un artículo que habla sobre cómo las grandes corporaciones financian a los movimientos sociales y de izquierdas que participan cada año en el Foro Social Mundial, el profesor Michel Chossudovsky se pregunta [8] cómo es posible que aquellos que se denominan "antisistema" y que pretenden luchar contra el sistema capitalista global, estén financiados y patrocinados por los mismos capitalistas y las corporaciones que conforman y sostienen el actual sistema capitalista dominante contra el que supuestamente pretenden acabar. La conclusión del respetado economista y profesor canadiense, y de cualquier observador de la realidad, es que con esta "izquierda alternativa" encabezando la oposición, otro mundo es... imposible.
 
¿Es posible construir "una alternativa" al capitalismo global, que desafíe la hegemonía de los Rockefeller, la Fundación Ford y otros poderes, y luego pedir a los Rockefeller, a la Fundación Ford y otros poderes que paguen la factura?
 
Hemos dicho y expuesto con pruebas en múltiples ocasiones que es este poder económico en la sombra al cual George Soros pertenece, reflejado en las grandes corporaciones financieras y empresariales occidentales, quienes dictan el libreto que deben aplicar los gobiernos occidentales, al margen de lo que digan o piensen los respectivos ciudadanos. Estos globalizadores desde sus despachos en Washington, Londres, Berlín, Frankfurt, Bruselas, etc., idearon el modelo de globalización capitalista que provocó, entre otras muchas cosas, la crisis económico-financiera de 2008 en Europa; y desde esos mismos despachos se han escrito las políticas neoliberales que los gobiernos títeres en Europa debían imponer a sus ciudadanos para "salir de la crisis".
 
Nadie cuestiona esta perversión de la "democracia representativa" occidental en la que unas clases capitalistas a través de organismos supranacionales que nadie ha elegido, y que se mueven únicamente por intereses privados, dirigen las economías y pisotean la soberanía de los Estados. Estos son los mismos dirigentes políticos y ejecutivos corporativos que deciden qué país necesita una "intervención humanitaria" de la OTAN para poder saquear sus recursos, controlar el comercio internacional y poder instalar en el poder a un gobierno títere que obedezca las reglas del mercado y contribuya a la perpetuación del viejo Orden Mundial unipolar con epicentro en Washington.
 
Los gobiernos neoliberales de la OTAN, los medios de comunicación de masas, las ONGs más reconocidas, los movimientos sociales corporativos, y la izquierda "progresista" pro-imperialista forman parte activa del engranaje político, jurídico y social que han tejido las clases capitalistas globalizadas para dominarnos.   
 
 
REFERENCIAS - NOTAS
 
 
[2] Manual político para ocultar la verdad: 25 reglas de la desinformación,- blog Islamía de la periodista Norelys Morales Aguilera (2/3/2014). Artículo original: The 25 Rules of Disinformation (The Vigilant Citizen, 24/5/2011)
 
[3] Todo lo que usted necesita saber sobre "los papeles de Soros",- un completo informe de Andréi Kononov (Infiltrados, 17/8/2016)
 
[4] Periodista comprado,- artículo de la periodista argentina Telma Luzzani (Página 12, 11/2/2015)
 
[Para saber más sobre Udo Ulfkotte (ex editor del Frankfurter Allgemeine Zeitung) y manipulación mediática recomiendo leer este informe: Los medios y la OTAN: a propósito de Periodistas comprados (Gekaufte Journalisten), de Udo Ulfkotte. (Blog del Viejo Topo, 22/10/2014)] 
 
[5] ‘Corruption’ as a Propaganda Weapon,- artículo del periodista y escritor Robert Parry (Consortiumnews.com, 4/4/2016)
 
[6]  EE.UU.: La emboscada contra Venezuela,- artículo de la abogada e investigadora Eva Golinger (RT, 12/11/2015)
 
 
 
 
 
 

Las falsedades de la propaganda contra Siria




Múltiples, variados y con exquisiteces técnicas sobredimensionadas, son los continuos videos en internet o en sitios como SkyNews destinados a propagandizar la desinformación sobre el drama que vive Siria.




Los ejemplos al respecto son abundantes porque ninguno de los grandes medios de difusión en Occidente o Al Jazeera o Al Jarabiya, en la región del Medio Oriente, son capaces de desmentirlos.


Así sucedió desde 2011, cuando fallaron los cálculos para promover una guerra civil en Siria que propiciara la intervención directa de Estados Unidos. Entonces se sucedieron los planes B, C y D hasta finalizar todas las letras del alfabeto.


Fue la promoción del terrorismo como método de acción para provocar pánico e inducir el peligro de la muerte en las calles de Damasco o de cualquier otra ciudad siria como Homs, Alepo, Raqqa, Deir Ezzor, Hama….


No menos de 600 atentados, dirigidos contra instalaciones estatales o privadas y que cobraron la vida de más de mil personas, llenaron de incertidumbre, impotencia y desasosiego a quienes en este país no imaginaron una política de destrucción sistemática de los valores históricos, sociales, políticos y religiosos de esta nación del Levante.


Nadie puede ahora obviar y sin recurrir a presuntas teorías conspirativas, que propiciar el caos, el terrorismo o cualquier acción genocida, respondía y responde a una elaborada programación.


La más reciente salió a la luz cuando SkyNews mencionó a más de un millar de rusos contratados para ‘luchar contra los terroristas’ en Siria a tres mil dólares por cabeza y de los cuales cerca de 500 habían muerto en combate.


Esa cadena difundió ampliamente un reportaje al respecto, con protagonistas fingidos, en escenarios falsos y rodeados de un halo de ciencia ficción digno de la mejor película del género.


Una cadena de Rusia, la NTV, demostró las falsedades al respecto cuando entrevistó a uno de ‘los mercenarios’ conocido como Dimitri en la nota de Sky y quien resultó en realidad el actor de un teatro en Moscú llamado Alexander Agbabov.


Esta es una muestra, difundida por una cadena como Sky, que reúne, según diversas fuentes todos los requisitos para funcionar como tal desde el Reino Unido y que además responde financieramente al multimillonario australiano nacionalizado estadounidense Keith Rupert Murdoch.


Ese personaje, caracterizado por una derechización sistemática y defensor a ultranza del sensacionalismo periodístico, es prácticamente el dueño de la Twenty Century Fox y de la News Corporation, con presencia e influencia en el Reino Unido y Europa Occidental.


Pero SkyNews es parte de un entramado propagandístico contra Siria que incluye no menos de 12 canales de televisión vía satélite radicados fundamentalmente en Arabia Saudí y Qatar.


Con tal infraestructura es muy natural que organizaciones terroristas como el Estado Islámico (Daesh, en árabe) o el Frente para la Conquista del Levante, antes Al Nusra, tengan amplio acceso a las redes sociales, publiquen revistas como Dabiq y ‘mantengan’ una actualización noticiosa, generalmente falseada en internet, youtube o el sitio web denominado Agencia Kali Yuga, entre otros.


Expertos del Kings Collage, en Reino Unido, revelaron que a tal entramado se suma la llamada Internet oscura, cuyo uso más común es para criminales, vale decir además de una variada gama de grupos terroristas.


Esa Internet oscura utiliza un programa conocido como TOR que oculta la ubicación y actividad de quien lo utiliza y sirve a la medida a fanáticos, extremistas y en particular a elementos terroristas que también la emplean para falsear la realidad, manipular conceptos y crear una adecuada incertidumbre sicológica en el público.


Las expresiones de histeria colectiva, las sádicas escenas contra prisioneros o mujeres como esclavas sexuales e incluso las presuntas imágenes de hambre con robustos y rozagantes personajes portando carteles contra el Gobierno sirio, son parte de ese entramado tenebroso, oscurantista y ajeno a cualquier concepto de tolerancia religiosa, política o social.


Pedro Garcia Hernández


 http://www.librered.net/?p=46098





“Europa será musulmana en 25 años”. Los expertos calculan que serán 104 millones en 2025


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 Se trata de la conclusión de varios estudios demográficos que, basándose en factores como la tasa de fertilidad o los ratios de inmigración, concluyen que en 2025, la mayoría de los europeos profesará la religión musulmana.


 El vídeo muestra algunos de estos cálculos: 23 millones de rusos serán musulmanes; en Francia, 1 de cada 5 jóvenes; mientras que en Alemania, el 50% de los recién nacidos, pertenecerán al Islam.


 http://www.elconfidencialdigital.com/Europa-musulmana-expertos-calculan-millones_3_1176512338.html





viernes, 19 de agosto de 2016

La tercera muerte de García Lorca

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Ochenta años después de su asesinato, el fantasma de García Lorca aún fatiga la sierra de Granada con su jaca y con su alforja. Más allá del común tránsito de un difunto, lo que define a un fantasma es una deuda, un desasosiego, un dolor sin reposo, la ausencia de una lápida. En España hay miles de esqueletos huérfanos, docenas de miles de osamentas abandonadas en las cunetas que reclaman no ya justicia sino un lugar y un nombre, un recuerdo, una cruz, una equis en el mapa. Lorca los resume a todos.


Cuando H. G. Wells preguntó por el paradero del poeta, el gobierno civil respondió con un escueto telegrama que podía servir para cualquiera de entre la multitud de muertos del franquismo: “Ignoro lugar hállase Federico García Lorca”.


 Al poco, Miguel Hernández, Neruda, Prados, Alberti, Cernuda, entre otros muchos poetas, pusieron en verso el homicidio. Machado le dedicó una elegía conmovedora imitando la música del Romancero gitano en la que pedía que levantaran un túmulo al poeta en Granada sobre una fuente donde llore el agua / y eternamente diga: / el crimen fue en Granada, ¡en su Granada!



El túmulo y la fuente todavía están esperando. Pedro Salinas escribió: “Mataron a un ruiseñor / sólo porque cantaba”. Pero no era verdad. A los asesinos, a esa piara de bestias con fusiles, tricornios y sotanas que arrasó España durante tres años y la encadenó luego al terror y la obediencia ciega, no sólo les molestaba el canto. Les molestaba la poesía, la belleza, la cultura, la inteligencia, como resumió con descarada contundencia el legionario Millán Astray: “Abajo la inteligencia, viva la muerte”. En unas declaraciones a un periódico mexicano que reprodujo el ABC de Sevilla en enero de 1938, el general Franco sentenció con su pachorra criminal: “Ese escritor murió mezclado con los revoltosos. Son los accidentes naturales de la guerra”.





Diversos estudiosos, casi todos extranjeros, han intentado resolver el misterio con mayor o menor éxito. Ian Gibson le ha consagrado más de media vida. Entre las miles y miles de páginas que le dedicaron, entre los cientos de testimonios recogidos, sobresale el exabrupto de uno de sus verdugos, Juan Luis Trescastro: “Le metí dos tiros en el culo por maricón”. El franquismo quintaesenciado en nueve palabras.


Lorca sufrió un amago de resurrección en plena Transición, cuando su poesía fue enarbolada como bandera para diversas causas mientras sus huesos seguían clamando bajo tierra. Recuerdo el día en que Marita, mi profesora de literatura en el Instituto, llegó emocionada porque habían salido a la luz en la prensa los Sonetos del amor oscuro, un breve y emotivo sonetario que permaneció oculto durante la dictadura por su marcada condición homosexual.


Bastaba leerlos para comprender el giro copernicano que estaba dando la lírica de Lorca y que ya se anunciaba en sus obras maestras, Poeta en Nueva York y La casa de Bernarda Alba: el bardo inmenso, el dramaturgo magistral que habíamos perdido en una encrucijada de la guerra civil. Lo habían matado por segunda vez al negarse a desenterrar su cadáver, al limitarlo al ámbito del folklore andaluz y a las letras de flamenco.



Hace cuatro años, cuando llegué al barranco donde una piedra recuerda su asesinato, pregunté a los lugareños si sabían con certeza si aquel era el lugar donde mataron a Lorca. Me respondieron con indiferencia y silencio, un rebrote de aquel miedo ciego y sordomudo que dominó España durante décadas. Ahí, en los rumores malhumorados, en las miradas huidizas y en el eso dicen, late la inequívoca señal de la tercera muerte de Lorca.



David Torres





Feminismos y vestimentas: el burka en el centro del debate

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“Es la traducción de un proyecto político de contrasociedad, fundado principalmente sobre la esclavitud de la mujer”. Con estas palabras definió el primer ministro francés, Manuel Valls, la prenda que ha desatado la polémica en Francia durante los últimos días: el burkini.


 Este reportaje habla de un asunto que periódicamente sale a la luz en forma siempre de polémica.


Se trata de la traducción estival del burka, que actualmente está prohibido, junto con el niqab, en los espacios públicos del país galo. El pasado 12 de agosto, Cannes vetaba esta prenda de baño en sus playas. Tan sólo un día después, ocurría lo mismo en la localidad de Villeneuve-Loubet. Los arenales de Sisco y Le Touquet, han sido los últimos en sumarse. Valls ha mostrado su respaldo a los alcaldes de las localidades, pero ha descartado que el Gobierno vaya a trabajar en una legislación al respecto.


La oleada gestada en la costa francesa ha comenzado a expandirse por otros territorios. En Bélgica, la diputada de origen marroquí Nadie Sminate ha pedido la prohibición del traje de baño porque supone una “marginación a las mujeres de la sociedad”. En España, un parque acuático de Girona ha decidido vetarlo, pero esta vez para “evitar accidentes” con las atracciones.


 Al respecto se ha manifestado el primer teniente de alcalde de Barcelona, Gerardo Pisarello, quien apuesta por “respetar la voz de las mujeres y no tratarlas como si fueran menores de edad” porque, considera, deben poder “vestir y bañarse como quieran, es su libertad”. En España no existe ninguna legislación que prohíba el uso de este atuendo.


Los argumentos esgrimidos entre los dirigentes franceses partidarios de vetar la prenda se dividen en dos. Por un lado, la defensa de la seguridad, y por otro, el respeto a las libertades de la mujer. Diversas expertas en cuestiones de género arrojan algo de luz, en la medida de lo posible, a un debate que continúa abriendo frentes.


Libertad religiosa y de expresión


La controversia generada a raíz de la prohibición de este tipo de prendas alberga toda una serie de matices y subpuntos que contribuyen a intensificar el debate. La llamada al respeto y protección de la mujer corre el riesgo de caer en una vulneración de su libertad de elección. Es la tesis defendida por Ana Valero, profesora de Derecho Constitucional en la Universidad de Castilla-La Mancha.


“Cualquier prohibición generalizada del uso de estas prendas puede vulnerar el derecho de libertad religiosa de estas mujeres”, sostiene la docente en conversación con este diario.


Valero recuerda los argumentos de seguridad y respeto a la libertad de las mujeres que fueron empleados también para prohibir el uso del burka en espacios públicos. “Prohibir el burka con carácter general no se sostiene”, considera la experta, “únicamente sería argumentable cuando se trate de supuestos en los que son necesarios la identificación de la mujer, como en el seno de organismos públicos, o en cuanto a las fotografías del DNI”, pero la situación no es la misma si hablamos de “andar por la calle o bañarse en las playas”.


Para Valero, “desde el momento en que una mujer adulta argumenta que usa esa prenda desde el ejercicio de su libertad” ir en contra de esa voluntad “no es sostenible”.


Además, recuerda el episodio de la prohibición del burka en el país vecino y que el Tribunal de Europeo de Derechos Humanos “dio la razón a Francia, pero sostuvo que los dos argumentos no son aceptables desde la perspectiva del convenio, sino que empleó otro que se basa en el principio de convivencia en común, y que gira en torno al derecho de las personas a ver el rostro de otras personas”, matiza Valero.


Próxima a esta línea argumental se encuentra la abogada y activista Violeta Assiego, quien indica que se está produciendo “una injerencia por parte de las autoridades públicas en la vida privada de las personas, criminalizando a un colectivo, el que practica la religión musulmana, sin que haya cometido delito, falta o crimen”.


Con esto, continúa, “lo que se está haciendo es estigmatizar a ese colectivo, criminalizarlo”. Assiego añade que, “para más gravedad, se hace tomando decisiones sobre la vestimenta de las mujeres” y, como consecuencia, “condicionando que las propias mujeres puedan ir a las playas y tener vida en contacto con otras personas”.


En sintonía con los argumentos defendidos por Valero, la activista cree que “cuando se coarta la libertad de expresión y se criminaliza a un colectivo especialmente vulnerable –por la oleada de islamofobia producto de los atentados más recientes–, cuando se le discrimina, se usa siempre el argumento de la seguridad”.


Para Assiego, eso es “lo que está haciendo Francia una y otra vez, ahora con el burkini, condicionando los derechos fundamentales de sus propios residentes”, con el “incremento de ir contra las mujeres, tratándolas como menores de edad”, remata.


Un “falso debate” occidental


“Lo primero que quiero decir es que es un falso debate”. Así lo entiende Glenys de Jesús, directora legal internacional de Women’s Link Worldwide, que en conversación con este periódico deja claro la postura de su organización. “No hay un feminismo, hay feminismos. Hay feminismo islámico y católico, y todos ellos son igual de válidos y tienen sus planteamientos al respecto”, reflexiona. “Hay un debate en el feminismo, sí, en un sector, en una corriente que es occidental, y que está definida por una clase social occidental y blanca”, continúa la experta.


Para Glenys de Jesús, el debate real sería aquel que analizara las formas en que “se manifiesta la presión que el patriarcado ejerce sobre las mujeres”, al tiempo que destaca que “una de esas maneras es cómo las mujeres deben o no deben vestirse”, cuestión que, considera, “se da en todas culturas, y Occidente no es ajena a eso”. Por ello “hacer este debate es obviar que también deberíamos hacer otro sobre la manera en que el patriarcado obliga a las mujeres occidentales a mostrarse en público”, que se materializa en la “imposición de un modelo de belleza” determinado. La experta entiende, por tanto, que “hay que hacer debates justos”.


Para la investigadora, “la posición que la sociedad da a las mujeres, real o percibida, se usa para medir el grado de civilización que existe”. Lo ejemplifica de forma clarificadora: que se juzgue a un pueblo porque “maltratan a sus mujeres, las encierran o no las dejan conducir”, y por otro lado que se critique de igual forma a los que “son incapaces de controlar a sus mujeres”, es una muestra de cómo”cada pueblo acusa al otro de ser bárbaro por la manera en que permite que sus mujeres se comporten”, analiza, “y eso es porque las mujeres somos usadas para definir el grado de civilización del otro”.


En síntesis: “La mujer sirve para medir al hombre”. Por este motivo, señala, “la discusión actual no trata sobre la igualdad de las mujeres, sino sobre el comportamiento de esos hombres”.



De Jesús subraya que, de realizar un debate real sobre igualdad, sería necesaria una “discusión más seria, más profunda, que obligaría a mirarnos nuestro propio ombligo”, hecho que prácticamente descarta, porque “es mucho más fácil mirar el ombligo ajeno, sobre todo cuando es para desacreditarlo”, concluye.


Precisamente la activista Violeta Assiego también comparte el análisis de Glenys de Jesús. “Se está actuando de la misma manera que la crítica que se realiza al colectivo por imponer un tipo de vestimenta”, y esto, además, cobra mayor notoriedad por “mezclar ley con moralidad, algo tremendamente peligroso cuando hablamos de libertades y derechos”, apunta. “Es de una gravedad increíble porque se trata del reverso de la misma moneda”, lamenta Assiego.



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Houda Louassini, escritora e hispanista marroquí, actualmente residente en Francia, comparte el temor ante las decisiones tomadas recientemente en el país vecino. “En este momento se está viviendo una situación tensa, y hay una especie de sentimiento de atasco, la gente está confundiendo todo”, diagnostica en conversación telefónica con este diario. Louassini, que reconoce su aversión hacia el burkini, califica como “paradójico” que desde Occidente se reproduzcan comportamientos similares a los del Dáesh: “Ellos prohiben a las mujeres desnudarse, y Francia quiere prohibir que se cubran”.



Feminismos y vestimentas: el burka en el centro del debate

 

 

 



jueves, 18 de agosto de 2016

El ‘burkini’ y la teta de Facebook


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 No es fácil el debate del burkini y menos bajo esta pomposidad. Al menos Remona Aly pone un poco de humor en The Guardian. Se acumulan razones a ambos lados, es un asunto complejo y está repleto de trampas. La principal: el riesgo de caer en la islamofobia. El rechazo visceral al burkini forma parte de la misma (in)cultura política que rechaza a los refugiados sirios por el hecho de ser musulmanes (algo que no decimos). Todo es producto de la ignorancia y del miedo.

 
En los casos complicados tengo mis medidores de opinión: me dan la pauta de por dónde ir. ¿Qué dice Manuel Valls, primer ministro francés? Lo más seguro es estar en la posición contraria. Valls apoya los vetos al burkini pero rechaza legislar contra él. ¿Se puede vetar aquello que no está prohibido por ley?


No veo problema alguno en que una persona, sea mujer u hombre, elija libremente su vestimenta, sea en la calle o en la playa, sea top less, bañador de una o dos piezas o burkini. No me ofenden el pecho desnudo ni el hiyab, lo que me molesta es la mala educación sea cual sea la religión, nacionalidad y raza del contaminador.


Nos estamos especializando en lo superficial, en centrar los debates en lo accesorio. El problema no es el burkini, como no lo son el hiyab, el burka o el niqab, sino la obligación de llevarlo. El problema es la cultura patriarcal que impone a la mujer la desaparición física, que la recluye en trabajos domésticos y le niega el derecho a la escuela.


No creo que esa cultura machista y abusiva sea patrimonio exclusivo del islam. Tiene más que ver con la falta de una educación basada en los principios de libertad y tolerancia. Es algo que crea fricciones con las religiones y los pensamientos absolutos basados en una visión cerrada y sin dudas del mundo que nos rodea. Los principios democráticos (y la ciencia) quiebran el negocio del oscurantismo, sea cual sea su apellido. La Tierra, digan lo que digan los dioses, se mueve.


Es cierto que existe un pulso del islamismo radical contra el Estado laico, más visible en Francia, capital y símbolo de ese laicismo. El burkini, el hiyab, el burka y el niqab serían, según esta tesis, herramientas de un combate.


No sé si se podría afirmar que los radicales católicos (¿se puede utilizar el adjetivo en este caso?) mantienen un pulso similar, aunque están algo más debilitados. Ya no se dan las condiciones del siglo XX y anteriores. ¿Tiene el Estado el derecho a legislar e imponer normas de obligado cumplimiento a la comunidad? Según el cardenal Cañizares, sito en Valencia, donde predica su visión apocalíptica del mundo, no.


Los arzobispos de Getafe, Alcalá de Henares y Córdoba han realizado declaraciones que vinculan los que ellos llaman “cultura de género” con el nazismo. Son muchas sus declaraciones y homilías que les sitúan en la misma radicalidad que algunos imanes. ¿Por qué solo vemos la estupidez de unos y no la de todos? ¿Cómo se puede defender el Estado de este tipo de prédicas antidemocráticas? ¿Existe libertad de expresión incluso para decidir barbaridades? ¿Sería parte de esa misma libertad de expresión escoger la ropa con la que nos sentimos más identificados?


No hace tanto, la batalla en España era el bikini, y aún hoy lo es el top less. Las batallas ideológicas y morales siempre son sobre el cuerpo de la mujer, o sobre los derechos de las personas.


En países democráticos como EEUU se considera más grave la exhibición de un pezón que la violencia en una película o una serie televisiva. La censura de la teta se extiende por la Red. Facebook es el adalid de ese puritanismo cibernético. ¿No forma parte toda esta mojigatería de la misma radicalidad?


La imagen de una deportista egipcia, de la que hablamos la semana pasada, provocó un gran debate en las redes sociales y en la prensa sensacionalista, que ya es casi toda. Solo nos interesó el debate desde el punto de vista de nuestro mundo liberal y tolerante donde se multiplicaron los titulares y los comentarios contra la deportista por vestir el hiyab. En el mundo musulmán también hubo quien se escandalizó, pero porque la deportista había mostrado su cuerpo: su vestimenta no escondía bien los pechos y los glúteos, algo al parecer grave. Tanto o más que una teta en Facebook.


El reto radical no se libra en la vestimenta, que es, en todo caso, un efecto, sino en los motores, en las causas. La batalla contra este tipo de inquisidores, sea cual sea su religión o fe política, debe darse en la educación, el único campo de batalla con posibilidades de victoria sobre la hoguera y lapidación.
El Estado tiene derecho a imponer leyes y a perseguir delitos como la ablación, la infibulación o los mal llamados crímenes de honor porque no hay nada de honor en ellos. No hay creencia religiosa o costumbre que pueda estar sobre la ley. ¿Debe entrar el burkini en esta categoría? ¿Son las playas el campo de batalla?


El burkini se ha transformado torpemente en un muro, otro más, cuando la visión de una playa plural en el vestir, o en el desvestir, debería ser un puente, un paso en la educación en la tolerancia.


Los contrarios a cualquier concesión argumentan que “ellos” nos imponen su forma de vestir cuando viajamos a sus países, que prohíben toda muestra religiosa, que por mostrar la cruz uno puede acabar en el patíbulo. Donald Trump pertenece a este grupo. Propone exámenes de idoneidad ideológica para entrar en EEUU cuando él difícilmente pasaría uno y menos aún un test psicológico.


Mi vecino de asiento de tren, que me ha leído por encima del hombro este texto y se ha puesto a discutir conmigo sobre el asunto, sostiene que es necesario obligarles a firmar un contrato, supongo que a los musulmanes, de aceptación de nuestra forma de vivir, de nuestras costumbres. Ya existe ese contrato: se llama la Ley, y obliga a todos; a Cañizares, también. En el cumplimiento de la ley no debería librarse ni dios.


Ramón Lobo




El Frente Polisario afirma que Marruecos va a lanzar una gran operación militar en el Sáhara


 Rabat consolida su capacidad defensiva ante la amenaza de una entente de Ghali con Mauritania


El Frente Polisario acaba de señalar, en una nota de la publicación El Confidencial Saharaui, que el Ejército marroquí prepara una gran ofensiva en los territorios liberados del Sáhara Occidental”. 


En el citado texto se manifiesta textualmente que “las fuerzas de ocupación marroquíes se disponen a lanzar unas operaciones militares, la mayor amenaza llevada a cabo hasta ahora por el régimen de Mohamed VI en el Sáhara Occidental, en los territorios liberados dominados por Marruecos como zona tampón para recuperar el control de toda la región próxima a La Güera, la primera y séptima región militar del ejército de la liberación saharaui. Lo que sucede en los territorios ocupados del Sáhara Occidental es cada vez más preocupante, según informan activistas saharauis. Reportan el aterrizaje en el aeropuerto de El Aaiún, capital del Sáhara Occidental, de varias aeronaves militares del ejército marroquí, helicópteros y cazas de combate”.


Desde que muriera Mohamed Abdelaziz y lo sustituyera Brahim Ghali como dirigente máximo del Frente Polisario, el conflicto del Sáhara ha vuelto a tomar una cierta actualidad, dado que Ghali ha señalado en repetidas ocasiones su intención de volver a la lucha armada, mientras que Marruecos considera “absolutamente inviable un Sáhara independiente polisario” y continúa “trabajando en dotar a la zona de una amplia autonomía”. Rabat ha admitido la vuelta del personal civil de la ONU, al que había expulsado tras un desencuentro diplomático.


El Confidencial Saharaui destaca asimismo que “el ejército de ocupación ha desplegado en zonas militares como Amgala y Bir-Ganduz refuerzo de tropas terrestres, tanques de guerra y artillería pesada. 


El destacamento militar contó también con expertos en dispositivos sofisticados para la monitorización, formando una línea de defensa, según la misma fuente". "La región posible escenario de operaciones”, dice la nota, “Adamir, se encuentra muy próxima a Al Gargarat, frontera del Sáhara Occidental con Mauritania. Al parecer, durante esta semana, la dirección militar marroquí ordenó la concentración de considerables contingentes de tropas en toda la zona de Auserd, según informa otra fuente saharaui”.


Fuentes extraoficiales consultadas por Canarias Ahora en Marruecos señalaron que “ resulta muy curioso que, cuando hemos mantenido una actitud conciliadora y nos hemos pronunciado en múltiples ocasiones por una solución política consensuada y que contente a todas las partes, ahora el Polisario señale que es Rabat quien opta por la violencia”. Las mismas fuentes advirtieron que “a esa nota no hay que darle ninguna importancia.


 No es más que búsqueda de publicidad, puesto que no cita fuentes de ningún tipo y, además, pone de manifiesto incoherencias que cualquiera puede apreciar. El Confidencial Saharaui señala que esa supuesta gran operación militar va a llevarse a efecto “ en los territorios liberados dominados por Marruecos”. Si están dominados por Marruecos, ¿para qué vamos a lanzar una operación militar allí? Es absurdo ”.
 

La prensa marroquí consultada por este periódico introduce vectores que la nota del Polisario no contempla. Así, el periódico Le 360 señala que “e l ejército marroquí lleva a cabo una operación de rastrillaje en el no man land (tierra de nadie) sahariano situado más allá del puesto fronterizo con Mauritania, Guerguerat. Objetivo: limpiar esa región, que se extiende sobre 7 kilómetros y que ha devenido una planicie de numerosa e incontrolada circulación” .


 Este periódico continua manifestando que “es la tercera operación de rastrillaje que lleva a cabo el ejército marroquí en estos tres últimos años en una región considerada por el Polisario como zona libertada, mientras que está bajo soberanía marroquí”


 Le 360 justifica esa operación de rastrillaje dado que “es necesario limpiar una amplia zona por donde circulan impunemente: armas, transporte en coche de bandas mafiosas no identificadas, tráfico de cigarrillos y drogas, sin olvidar la amenaza que hacen planear los terroristas de todo tipo que surgen de la región sahélo-sahariana. La última de la que se tuvo constancia fue proferida por el polisario de Daech, Adnane Abou Walid, cuando amenazó con atacar al contingente de la Minurso desplegado por una y otra parte de la pared marroquí de defensa”.


Otro diario marroquí aporta más datos. El periódico Akhbar Al Yaoum en su edición de hoy, martes 16 de agosto de 2016, advierte que “conforme a un convenio secreto firmado, bajo supervisión francesa, entre Marruecos y Mauritania, la zona de Lagouira debería tener un estatuto especial a cargo de Mauritania y fuera de todo control directo de Marruecos. Entonces, el movimiento del Ejército marroquí en esta zona responde a provocaciones de las milicias del Polisario que piensan apoderarse de esa superficie y transformarla en territorio liberado, como es el caso de las fajas situadas en el norte de la zona de tapones controlada militarmente por el Polisario”. 


Con respecto al silencio oficial de Rabat, Akhbar Al Yaoum destaca, a través de una declaración del experto en asuntos africanos Moussaou Ajlaoui, que “s i los funcionarios marroquíes escogieron guardar silencio en cuanto al movimiento del Ejército marroquí al sur del reino, es porque la zona de Lagouira reviste una importancia estratégica fundamental y Rabat es consciente de las intenciones hostiles de los mauritanos, quienes pretenden conceder esta parte del territorio marroquí al Polisario, a vista de la aproximación entre ambas partes ”. 


El periódico añade que que “ si hasta hoy, el ejército marroquí todavía no ha entrado en Lagouira, únicamente es para responder a la demanda hecha por Francia de cara a no perturbar la situación de Nouadibou - situada a 16 km de Lagouira - ciudad fundamental de la economía mauritana” .








LAS GUERRAS DE EEUU HAN MATADO ENTRE 20 Y 30 MILLONES DE PERSONAS DESDE LA 2ª GUERRA MUNDIAL

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A lo largo de la Guerra Fría, y hasta el día de hoy, el gobierno estadounidense se ha retratado a sí mismo como un proveedor de libertad y democracia en todo el mundo.


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Sin embargo, cuando se echa un vistazo a los resultados de nuestra política exterior, se hace evidente que no es más que un proveedor de muerte y miseria.


La organización We Are Change, examinó recientemente todos los conflictos recientes en lo que EEUU ha participado o promovido desde el final de la Segunda Guerra Mundial.


El resultado es que EEUU ha causado la muerte de entre 20 y 30 millones de personas en todo el mundo desde entonces.


Los números se derivan de cualquier conflicto en el que los EEUU hayan tenido un papel crucial, incluyendo innumerables guerras de poder encubiertas y revoluciones provocadas.


Las guerras en las que ha participado EEUU directamente, incluyendo Corea, Vietnam e Irak, han provocado, al menos, entre 10 y 15 millones de muertes.



Los números son, por supuesto, difíciles de determinar, en parte porque los historiadores continúan cambiando sus estimaciones de víctimas. Y en muchas de estas guerras de poder más pequeños, es difícil determinar el número exacto de muertes directamente relacionadas con el apoyo financiero y material de EEUU.


Sin embargo, incluso si usted trata de hacer una estimación conservadora, el número de muertos sigue siendo de varios millones y pone a EEUU, como mínimo, al mismo nivel que otros regímenes totalitarios del siglo XX.


Fuente: http://www.thedailysheeple.com/us-foreign-policy-is-responsible-for-20-30-million-deaths-since-ww2_112015


http://wearechange.org/study-u-s-regime-has-killed-20-30-million-since-world-two/




miércoles, 17 de agosto de 2016

Rusia presenta evidencias de que el 11-S fue un Auto-Atentado


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 Rusia presenta evidencias de que el 11-S fue un Auto-Atentado 





''Los atentados del 11 de septiembre de 2001 fueron una operación interna angloamericana en connivencia con los servicios secretos israelíes'' declara un investigador ruso.



 ''Los dispositivos nucleares que se utilizaron fueron una versión modificada de los proyectiles de artillería W-54 proporcionados a las fuerzas israelíes entre 1988 y 1998 de los excedentes estadounidenses exportados ilegalmente durante la era Bush-Clinton''.


viernes, 12 de agosto de 2016

Las vergüenzas de España




La situación en la que nos encontramos no me deja otra opción que mirar atrás y recordar la breve y finiquitada XI Legislatura.


Desde que iniciamos los procesos electorales en los que nuestro país lleva sumido desde hace ya más de un año – teniendo en cuenta las elecciones municipales, autonómicas,… – lo que más me ha sorprendido es la capacidad de la gente para hablar de la manipulación de los medios de comunicación y de las empresas demoscópicas.


Sin embargo, lo que a mí me llama la atención es la capacidad del ciudadano de a pie para no ser capaz de elaborar su propia opinión y quedarse sólo con los titulares, cada cual más llamativo, denigrando a tal líder y cual formación política.


Sé que a muchos les resulta interesante que ya no sepamos nada de Venezuela o de Grecia y, supongo, tendremos que esperar a que haya unas terceras elecciones para volver a saber de estos países.


Durante meses, nos han sumido en una política informativa basada en el miedo y, nosotros, los ciudadanos de a pie nos hemos dejado llevar por esa política del miedo, porque somos vagos y preferimos leer un titular que la noticia entera. Y, si eso es así, ni hablar de buscar información alternativa, comparar y elaborar nuestra propia opinión. Sí, somos vagos.


Pero hay que ir más allá, a las redes sociales. Porque, ahora, la principal fuente de información son las redes sociales – esas en las que, periódicamente, se “mata” a Chayanne por ejemplo – que, a su vez, están llenas de perfiles falsos y trolls que parecen poseer la verdad absoluta.


Y yo voy a salir del armario y confesar que voto a Podemos y que, cada día que pasa, me sorprenden más esos perfiles que se dedican a “hacer campaña” en favor de esta formación política usando insultos, críticas y acoso a través de las redes sociales a quienes no opinan como ellos, colaborando – a sabiendas quizás – a que se mantenga la mala imagen que el partido tiene en un sector de la sociedad. Hacéroslo mirar, porque lo que hacéis no favorece en nada a la formación.


Estas actitudes nos deberían dar vergüenza; incluso más que la incapacidad que muestran nuestros políticos para hacer algo.


A estas alturas, aquellos que decían que no buscaban sillones, los tenían pactados. Aquellos que decían que jamás apoyarían a un gobierno corrupto, ahora están a dos días de darle el “sí quiero”. Aquellos que decían que jamás pactarían con nacionalistas, ya se han sentado a hablar con ellos. Y, así, un largo y vergonzoso etcétera.


Y, los españoles de a pie, seguimos sin querer informarnos. Seguimos prefiriendo creer que un grupo de antisistemas de Podemos irrumpió en una iglesia en Cádiz y quemó un cristo crucificado, aunque se probara que la noticia era de Chile.


 Seguimos queriendo pensar que Pablo Iglesias es un “antiespañol” porque dijo que no se sentía español en un vídeo recortado que duraba 2 minutos, en lugar de buscar el vídeo completo y descubrir que lo decía porque no se identificaba con las políticas del Partido Popular.


 Seguimos queriendo pensar que Alberto Rodríguez hizo una entrevista “fumado”, por no pararnos a buscar el vídeo real no manipulado.


Sí, señoras y señores, preferimos ser ignorantes y dejarnos manipular por cuentas de Twitter y Facebook y por los medios de desinformación.


Y, lo más importante, es que olvidamos que en las elecciones generales no se vota a personas o líderes de una u otra formación, sino que votamos políticas. No tiene que gustarte Rajoy, sino las políticas del PP.


No tiene que parecerte atractivo Pedro Sánchez, sino las políticas que plantea el PSOE. No tiene que agradarte Albert Rivera, tienes que estar a favor de las políticas de Ciudadanos. No tiene que gustarte la coleta de Pablo Iglesias, tienes que ver lo que las políticas de Podemos pueden hacer por nuestro país.



Deberíamos votar por políticas en favor de los autónomos, de la sanidad pública, de la educación, de los recortes en lo que se debe recortar (casa real, salario de diputados y senadores, diputaciones,…), de la dependencia, de una ley electoral justa para todos los partidos; pero, sin embargo, muchos españoles han preferido dar la espalda a unas políticas justas en favor de otras que sólo benefician a unos pocos.


Nos debería dar vergüenza, deberíamos aprender y deberíamos ser capaces de salir a la calle a pedir un gobierno en el que la corrupción no tenga cabida.


Esta es la España en la que vivimos. Una España desinformada.


Estas son las vergüenzas de ésta, nuestra España.


 Jorge Guerrero
 
 
 
 
 

Cuba: La revolución imperdonable

William Blum*.─ La existencia de un gobierno revolucionario socialista con lazos crecientes con la URSS a sólo 90 millas de su territorio era una situación que ninguna superpotencia que se respetase podía tolerar, se insistía en EE.UU., y en 1961 se emprendió una invasión. Pero a menos de 50 millas de la URSS estaba Pakistán, un aliado íntimo de EE.UU., miembro de la Organización del Tratado del Atlántico Sur Oriental (la alianza anticomunista creada por los norteamericanos) desde 1955. En la misma frontera soviética estaba Irán, entonces un aliado todavía más cercano de EE.UU., con sus puestos de espionaje electrónico, la vigilancia aérea y las infiltraciones hacia el territorio ruso de agentes estadounidenses. Y junto con Irán, también en la frontera de la URSS, estaba Turquía, miembro de la OTAN desde 1951.

En 1962, durante la “crisis cubana de los misiles”, Washington, al parecer en estado de pánico, informó al mundo que los rusos estaban instalando misiles “ofensivos” en Cuba e instituyeron con rapidez una “cuarentena” para la isla: un poderoso despliegue de fuerzas de la Marina detendría y registraría todas las embarcaciones cercanas a Cuba, y se le impediría el paso a todo cargamento militar. Sin embargo, EE.UU. tenía misiles y bases de bombarderos en Turquía, así como otros misiles en Europa occidental que apuntaban a la URSS. Khruschov escribiría más tarde:
Los norteamericanos habían rodeado nuestro país con bases militares y nos amenazaban con armas nucleares, y ahora sabrían exactamente cómo se siente el tener misiles enemigos apuntándote; no estaríamos haciendo otra cosa que darles un poco de su propia medicina [...] Después de todo, Estados Unidos no tiene ningún conflicto moral o legal con nosotros. No hemos dado a los cubanos nada más de lo que los norteamericanos les han dado a sus aliados. Tenemos los mismos derechos y oportunidades que los norteamericanos. Nuestra conducta en la arena internacional se rige por las mismas reglas y límites que la de los norteamericanos. (1)

En caso de que alguien no entendiera las reglas por las cuales se regían los norteamericanos, como era al parecer el caso de Khruschov, la revista Time se apresuró a explicarlas: “Esta ecuación por parte de los comunistas [refiriéndose a la propuesta de Khruschov de retirar mutuamente los misiles de Cuba y Turquía] tiene motivos tácticos obvios. Y ha provocado confusión moral e intelectual entre los neutralistas y pacifistas [que habían apoyado la propuesta]”. La confusión residía, al parecer, en no ver claramente quiénes eran los tipos buenos y los malos pues “el propósito de las bases norteamericanas [en Turquía] no es chantajear a Rusia, sino fortalecer el sistema defensivo de la OTAN, que ha creado una barrera protectora contra la agresión rusa. Como miembro de la OTAN, Turquía aprobó las bases como una contribución a su propia defensa”. Cuba, invadida sólo un año antes, no podía tener preocupaciones por su defensa, y Time continuaba su sermón:

Aparte de estas diferencias entre los dos casos, hay una diferencia moral enorme entre los objetivos de Rusia y los de EE.UU. [...] Igualar las bases norteamericanas y rusas es de hecho igualar los propósitos rusos y norteamericanos [...] Las bases estadounidenses, como las de Turquía, han ayudado a mantener la paz desde la Segunda Guerra Mundial, mientras que las bases rusas en Cuba amenazan con destruir la paz. Las bases rusas tenían la intención de facilitar la conquista y dominación, mientras que las bases norteamericanas fueron erigidas para preservar la libertad. La diferencia debería, ser obvia para todos. (2)

Igualmente obvio era el derecho de EE.UU. a mantener una base militar en suelo cubano, un vestigio de colonialismo atravesado en la garganta del pueblo de la isla que EE.UU., hasta el dia de hoy, se niega a abandonar a pesar de las vehementes protestas del Gobierno cubano.

En el diccionario norteamericano, además de las bases y los misiles buenos y malos, hay revoluciones buenas y malas. Las revoluciones francesa y norteamericana fueron buenas. La Revolución cubana es mala, y debe serlo cuando tantos han salido del país por su causa. Pero al menos cien mil personas abandonaron las colonias británicas en América durante y después de la revolución en las mismas. Estos conservadores no podían aceptar los cambios políticos y sociales, tanto los reales como los temidos, en particular ese que ocurre en todas las revoluciones merecedoras de tal nombre: que los que siempre fueron considerados inferiores ya no sepan cuál es su lugar (o como lo expresó el secretario de Estado de EE.UU. tras la Revolución rusa: los bolcheviques buscaban “hacer que las masas ignorantes e incapaces dominaran la tierra" (3).

Los conservadores huyeron a Nueva Escocia y Gran Bretaña contando historias sobre los bárbaros, disolutos e impíos revolucionarios norteamericanos. Quienes se quedaron y se negaron a jurar lealtad al nuevo gobierno fueron privados prácticamente de todas sus libertades civiles. Muchos fueron encarcelados, asesinados u obligados al exilio. Después de la Guerra Civil norteamericana miles más huyeron a Sudamérica y a otros sitios, también perturbados por la revuelta social. ¿Por qué no esperar entonces un éxodo después de la Revolución cubana? Una verdadera revolución social, que dio lugar a cambios, mucho más profundos que los experimentados nunca en Norteamérica. ¿Cuántos más hubieran salido de EE.UU. si a 90 millas tuviesen la nación más rica del mundo ofreciéndoles la bienvenida y proponiéndoles todo tipo de beneficios y recompensas?

Después del triunfo revolucionario en enero de 1959, aprendimos que también había secuestradores buenos y malos. En varias ocasiones los aviones y embarcaciones cubanos eran secuestrados hacia EE.UU. pero no se devolvían a Cuba ni se castigaba a los causantes. En lugar de ello, algunos de esos aviones y barcos pasaron a manos de las autoridades norteamericanas como parte de la indemnización reclamada por empresas norteamericanas al Gobierno cubano (4). Pero también estaban los malos secuestradores: los que forzaban a aviones a volar de EE.UU. hacia Cuba. Cuando comenzó a haber más vuelos en esa dirección que en la opuesta, Washington se vio obligado a reconsiderar su política.

Al parecer también había terroristas buenos y malos. Cuando los israelíes bombardearon las oficinas de la OLP en Túnez en 1985, Ronald Reagan expresó su aprobación. El presidente aseguró que las naciones tienen el derecho a ejercer represalias por los ataques terroristas “siempre que se lleven a cabo contra los responsables” (5). Pero si Cuba hubiera lanzado bombas en cualquiera de los cuarteles de los exiliados anticastristas en Miami o Nueva Jersey, Reagan se habría lanzado a la guerra probablemente, aunque por más de veinticinco años el gobierno de Castro hubiera soportado una extraordinaria serie de ataques terroristas realizados en Cuba, en EE.UU. y en otros países por parte de los exiliados y sus mentores de la CIA (ni siquiera analizaremos las consecuencias de que Cuba bombardease oficinas de la CIA).

Los bombardeos y ametrallamientos en Cuba por parte de aviones que despegaban de bases estadounidenses comenzaron en octubre de 1959, si no antes (6). A principios de 1960 hubo varios ataques aéreos contra cañaverales e ingenios azucareros en los cuales también participaron pilotos norteamericanos; al menos tres de ellos murieron al ser derribados y otros dos fueron capturados. El Departamento de Estado reconoció que un avión, que se había estrellado en Cuba y en el cual murieron dos norteamericanos, había despegado de la Florida, pero insistió en que lo había hecho en contra de la voluntad del Gobierno estadounidense (7).

En marzo de ese año un carguero francés que desembarcaba municiones provenientes de Bélgica, hizo explosión en La Habana y segó setenta y cinco vidas e hirió a unas doscientas, algunas de las cuales murieron más tarde. Estados Unidos negó la acusación de sabotaje hecha por Cuba pero admitió que había tratado de impedir el envío de armas (8). Y así siguieron las cosas, hasta llegar al punto culminante, en abril de 1961, con la infame invasión por Bahía de Cochinos organizada por la CIA. Más de cien exiliados murieron en el ataque y cerca de mil doscientos fueron hechos prisioneros. Luego se reveló que cuatro pilotos norteamericanos que volaban a las órdenes de la CIA también habían muerto (9).

El ataque a Bahía de Cochinos se había planeado confiando en que el pueblo cubano apoyaría a los invasores (10), lo que no ocurrió. Las fuerzas que invadieron estaban formadas por antiguos partidarios y esbirros de Fulgencio Batista, el dictador derrocado por Castro, y estos no habrían sido bienvenidos por los cubanos bajo ninguna circunstancia.

A pesar de que la administración Kennedy estaba en una posición sumamente delicada por este fracaso, se inició casi de inmediato una campaña de agresiones a menor escala contra Cuba. Durante los años 60, la isla fue sometida a incontables ataques comandos por aire y por mar llevados a cabo por exiliados, en ocasiones acompañados por sus supervisores de la CIA, para causar daños en refinerías, plantas químicas y vías férreas; cañaverales, ingenios y almacenes de azúcar; se infiltraron espías, saboteadores y asesinos, cualquier cosa para dañar la economía cubana, promover la disensión o crear malestar en torno a la revolución; durante este proceso perdieron la vida numerosos milicianos y otros cubanos; hubo ataques pirata contra barcos pesqueros y mercantes cubanos; bombardeo a navíos soviéticos fondeados en Cuba; asalto a un campamento militar soviético, durante el cual doce soldados rusos fueron heridos; un hotel y un teatro fueron tiroteados desde el mar porque se suponía que en ellos se encontraban rusos y otros europeos del Este (11).

Estas acciones no se llevaban siempre a cabo por órdenes directas de la CIA o con su conocimiento previo, pero la Agencia no podía negar su auspicio general. Había creado un centro de operaciones en Miami que era casi un estado dentro de la ciudad —por encima, en contra y fuera de las leyes de EE.UU., para no mencionar las internacionales- con un personal de varios cientos de norteamericanos que dirigían a muchos más agentes cubanos en tales tipos de acciones, con un presupuesto que excedía los cincuenta millones de dólares anuales y un acuerdo con la prensa local para mantener silencio sobre las operaciones en Florida excepto cuando la CIA quería que algo se publicitara (12).

El artículo 18 del Código Penal de EE.UU. declara que es un crimen organizar “una expedición militar o naval u otra empresa” en el territorio norteamericano contra un país con el que EE.UU. no está (oficialmente) en guerra. Aunque las autoridades estadounidenses impidieron algún que otro complot de los exiliados, o incautaron una embarcación —a veces porque los guardacostas u otros funcionarios no habían recibido el aviso apropiado—, ningún cubano fue procesado bajo esta acusación. Era lo que cabía esperar puesto que el propio fiscal general Robert Kennedy había determinado después de los sucesos de Bahía de Cochinos que la invasión no constituyó una expedición militar (13).

Los ataques comando fueron combinados con un bloqueo comercial y crediticio total, que se mantiene hasta hoy, el cual afectó muy seriamente la economía cubana y el nivel de vida de la sociedad. Tan estricto ha sido el mismo que cuando Cuba fue golpeada por el huracán Flora en octubre de 1963, y un club social de Nueva York, la Casa Cuba, acopió gran cantidad de ropa como ayuda, EE.UU. se negó a darle la licencia de exportación sobre la base de que tal embarque era “contrario a los intereses nacionales” (14). Además, se presionó a otros países para que se sumaran al bloqueo, y los bienes destinados a Cuba eran saboteados: se dañaban las maquinarias, se añadían químicos a los lubricantes para deteriorar las máquinas que los utilizaran, se le pagó a un fabricante de Alemania occidental para que produjera "cajas de bolas” descentradas, y a otro, para que entregara engranajes de ruedas defectuosos. “Cuando le pides a un fabricante que se meta en un proyecto como ese contigo estás hablando de dinero, porque tiene que readaptar toda su tecnología en función de eso [dijo un oficial de la CIA implicado en estos sabotajes]. Y se va a preocupar probablemente por el efecto que eso va a tener en sus negocios futuros. Podrías tener que pagarle varios cientos de miles de dólares, o más” (15).

Un fabricante que desafió el bloqueo fue la British Leyland Company, que vendió un gran número de autobuses a Cuba en 1964. Las repetidas críticas y protestas de los funcionarios y congresistas en Washington no impidieron las entregas de los mismos, y de pronto, en octubre, un carguero de Alemania oriental que transportaba cuarenta y dos autobuses hacia Cuba chocó en medio de una espesa niebla con un navío japonés en el Támesis. La embarcación nipona pudo seguir navegando, pero el carguero había encallado. Los autobuses debieron ser “descontados”, dijo la compañía Leyland. En los principales periódicos británicos no fue más que el reporte de otro accidente (16). En el New York Times ni siquiera apareció. Pasó toda una década antes de que el columnista norteamericano Jack Anderson revelara que sus fuentes de la CIA y la Agencia de Seguridad Nacional le habían confirmado que la colisión había sido preparada por la CIA con la cooperación de la inteligencia británica (17). Después de esto, otro oficial de la CIA declaró que se sentía escéptico en relación con esta historia, aunque admitió que “es cierto que estábamos saboteando los autobuses Leyland que iban hacia Cuba desde Inglaterra y esto era un asunto de mucha sensibilidad” (18).

No hay duda de que mucho más sensible fue el uso de armas biológicas y químicas contra Cuba por parte de EE.UU. Se trata de un récord notable. En agosto de 1962, un carguero británico alquilado por los soviéticos fondeó en la bahía de San Juan para reparar su propela, dañada al chocar con un arrecife. Iba con destino a la URSS cargado con 80.000 sacos de azúcar cubana. El buque fue llevado al dique seco y se descargaron 14.135 sacos para un almacén a fin de facilitar las reparaciones. Mientras estaba almacenada, el azúcar fue contaminada por agentes de la CIA con una sustancia que supuestamente era inofensiva pero desagradable al paladar. Cuando el presidente Kennedy supo de esta operación, se puso furioso porque se había llevado a cabo en territorio estadounidense y si era descubierta, daría a la URSS evidencias para una campaña de propaganda y sentaría un terrible precedente en el campo del sabotaje químico de la Guerra Fría. Indicó que el azúcar no debía ser enviada a los rusos, aunque no se sabe qué explicación oficial se les ofreció (19). Otras acciones similares al parecer no fueron canceladas. El oficial de la CIA que ayudó a dirigir los sabotajes en todo el mundo y al que hicimos referencia antes, reveló años después: “Había muchos cargamentos de azúcar que salieron de Cuba y pusimos un montón de contaminantes en ellos” (20).

Ese mismo año un técnico agrícola canadiense, contratado como asesor del Gobierno cubano, recibió 5.000 dólares de “un agente de la inteligencia militar de EE.UU.” para infectar los pavos cubanos con un virus que produce la letal enfermedad de Newcastle. Como consecuencia murieron 8.000 pavos. El técnico declaró luego que aunque había estado en la granja donde se enfermaron los animales, no había administrado el virus, sino que se guardó el dinero sin hacer nada, y que los animales habían muerto por la negligencia de los cuidadores y otras causas. El Washington Post reportó que “según informes de inteligencia de EE.UU., los cubanos —y algunos norteamericanos— creen que los pavos murieron como resultado del espionaje” (21).

Warren Hinckle y William Turner han escrito en su libro sobre Cuba —citando a un participante en este proyecto—:

    Durante 1969 y 1970 la CIA desplegó una tecnología futurista de alteración del clima para afectar la cosecha azucarera en Cuba y dañar su economía. Aviones procedentes del Centro de Armas Navales de China Lake, donde esta alta tecnología fue desarrollada, sobrevolaban la isla y sembraban nubes con cristales que precipitaban lluvias torrenciales en áreas no agrícolas y dejaban áridos los cañaverales (las precipitaciones causaron mortíferas inundaciones repentinas en algunas áreas). (22)

En 1971, también según el testimonio de participantes, la CIA entregó a exiliados cubanos un virus que causaba la fiebre porcina africana. Seis semanas más tarde la  aparición de la enfermedad obligó a sacrificar 500.000 cerdos para evitar una epidemia a escala nacional. El brote, primero que tenía lugar en el hemisferio occidental, fue llamado “el hecho más alarmante” del año por la FAO (Organización para la Agricultura y la Alimentación de la ONU). (23)

Diez años después el blanco potencial fueron los seres humanos, cuando una epidemia de dengue asoló la isla. Esta enfermedad, transmitida por insectos chupadores de sangre, por lo general mosquitos, produce síntomas muy severos de gripe y dolores articulatorios agudos. Entre mayo y octubre de 1981 se reportaron 300.000 casos de dengue en Cuba con 158 muertes, 101 de las cuales eran niños de menos de  quince años (24). Documentos desclasificados han revelado que en 1956 y 1958 el Ejército de EE.UU. liberó enjambres de mosquitos especialmente criados en Georgia y Florida para comprobar si podían ser utilizados como armas en una guerra biológica. Los mosquitos eran Aedes Aegypti, el vector específico del dengue y de otras enfermedades (25). En 1967 la revista Science informó que en el centro gubernamental en Fort Detrick, Maryland, el dengue estaba entre “las enfermedades que son objeto de intensas investigaciones, y parece estar entre las que se perfilan como agentes para la guerra biológica” (26). Luego, en 1984, un exiliado cubano procesado en Nueva York, testificó que a fines de 1980 un barco navegó de Florida hacia Cuba con “la misión de transportar algunos gérmenes e introducirlos en Cuba y usarlos contra los soviéticos y la economía cubana, para iniciar lo que se llamaba la guerra química, la cual produjo resultados que no esperábamos, porque creímos que sería utilizada contra las fuerzas soviéticas, y fue usada contra nuestra propia gente y con eso no estuvimos de acuerdo” (27).

No queda claro en este testimonio si el cubano pensaba que los gérmenes sólo actuarían en los rusos por algún extraño mecanismo, o si fue engañado por los que estaban detrás de la operación.

Nunca se conocerá toda la extensión de la guerra biológica y química contra Cuba. A través de los años el Gobierno de Cuba ha culpado a EE.UU. por otras numerosas plagas que afectaron diversos animales cosechas (28). Y en 1977, documentos de la CIA recién dados a conocer, revelaron que la Agencia “mantuvo un programa clandestino de investigación bacteriológica contra las cosechas con miras a utilizarlo durante los años 60 en varios países de todo el mundo” (29).

Llegó a suceder que EE. UU. sintió la necesidad de poner algunos de sus conocimientos de guerra biológica y química en manos de otras naciones. Como en 1969, cuando unos quinientos cincuenta estudiantes de treinta y seis países completaron cursos en la Escuela Química del Ejército en Fort McClellan, Alabama. Esta instrucción era impartida como preparación “defensiva” contra tales armas —del mismo modo que se hizo con la tortura en el caso de Vietnam, como ya vimos. Tal como describiremos en la sección de Uruguay, la fabricación y el uso de bombas eran enseñados bajo la cobertura de combatir a los terroristas (30).

La ingenuidad presente en la guerra química y biológica contra Cuba se puso de relieve en algunos de las docenas de planes para asesinar o humillar a Fidel Castro. Diseñados por la CIA o por exiliados cubanos, con la cooperación de mafiosos norteamericanos, los planes iban desde envenenar los tabacos y la comida con un químico que le haría perder el pelo y la barba, hasta administrarle drogas justo antes de que pronunciara un discurso. Hubo también los atentados más tradicionales con pistolas y explosivos, y uno de ellos consistió en bombardear desde el aire un estadio de béisbol mientras Fidel hablaba, pero el B-26 fue alejado por el fuego antiaéreo antes de que pudiera alcanzar el lugar (31). Lo que ha permitido a Castro permanecer vivo hasta hoy es una combinación de medidas de la Seguridad cubana, agentes infiltrados entre los conspiradores, incompetencia de estos y pura suerte.

También se atentó contra la vida de Raúl Castro y del Che Guevara. Este último fue el blanco de un disparo de bazuca contra el edificio de la ONU en Nueva York en diciembre de 1964 (32). Varios grupos de exiliados cubanos han llevado a cabo actos de violencia con regularidad durante décadas en EE.UU. con relativa impunidad. Uno de ellos, el llamado Omega 7, cuyos cuarteles están en Union City, Nueva Jersey, fue caracterizado por el FBI en 1980 como “la organización terrorista más peligrosa en Estados Unidos” (33). Los ataques contra Cuba misma comenzaron a disminuir a fines de los 60, debido probablemente a la falta de resultados satisfactorios combinada con el envejecimiento de los atacantes, y los grupos de exiliados buscaron sus blancos en los propios EE.UU. y en otras partes del mundo.

Durante la década siguiente, mientras la CIA continuaba entregando dinero a la comunidad de exiliados, más de cien “incidentes” serios tuvieron lugar en EE.UU. cuya responsabilidad fue reclamada por Omega 7 y otros grupos (dentro de esta comunidad, la distinción entre un grupo terrorista y uno no terrorista no es muy precisa, con frecuencia se solapan identidades y se rebautizan). Explotaron bombas en más de una ocasión en la misión soviética ante la ONU, su Embajada en Washington, sus automóviles, un barco soviético fondeado en Nueva Jersey, las oficinas de la línea Aeroflot; un número de rusos fue herido como consecuencia de estos ataques; también fueron colocados explosivos en varias ocasiones en la misión cubana ante la ONU y su Sección de Intereses en Washington; numerosos ataques a diplomáticos cubanos fueron planeados, incluido un asesinato al menos; una bomba fue descubierta en la Academia de Música de Nueva York en 1976 poco antes de que comenzara una celebración por el aniversario de la Revolución cubana; dos años más tarde explotó una bomba en el Lincoln Center, después de una actuación del ballet cubano... (34)

La acción aislada más violenta de todo este período fue la voladura de un avión de Cubana de Aviación poco después de despegar de Barbados el 6 de octubre de 1976, en la cual murieron 73 personas, incluido todo el equipo juvenil de esgrima cubano que acababa de obtener el campeonato panamericano. Los documentos de la CIA revelaron más tarde que el 22 de junio, un oficial de la Agencia en el extranjero informó a las oficinas centrales que uno de sus informantes le contó de un grupo de exiliados cubanos que planeaban hacer explotar un avión de Cubana en vuelo de Panamá a La Habana. El líder del grupo era un médico llamado Orlando Bosch. Cuando el avión estalló en octubre, la organización de Bosch se atribuyó el atentado. El cable muestra que la CIA tenia los medios para penetrar en este grupo, pero no hay indicio alguno de que la Agencia vigilara de forma especial al mismo debido a sus planes, ni se alertó a La Habana (35). En 1983, mientras Orlando Bosch se encontraba preso en Venezuela acusado de ser el autor intelectual del hecho, la Comisión de la Ciudad de Miami proclamó el “Día del Dr. Orlando Bosch” (36). Vale aclarar que en 1968 Bosch había sido condenado por atacar con una bazuca un barco polaco en el enclave floridano.

Los propios exiliados han sido con frecuencia maltratados por estos grupos. Quienes visiten Cuba por cualquier razón, o se atreven a sugerir en público, aunque sea tímidamente, un acercamiento con su patria, han sido blanco también de atentados, al igual que grupos de norteamericanos que abogan por el restablecimiento de las relaciones diplomáticas y el fin del embargo. Lo mismo ha ocurrido con agencias que organizan viajes hacia Cuba y con una compañía farmacéutica en Nueva Jersey que envió medicinas a la isla. Los que proponen el diálogo han sido reducidos al silencio de la peor manera en Miami, mientras que la policía, funcionarios públicos y la prensa miran discretamente hacia otro lado cuando ocurren actos de intimidación, cuando no demuestran abiertamente su apoyo a los grupos anticastristas (37). En Miami y en todas partes, la CIA ha empleado exiliados para espiar a sus compatriotas —en apariencia para descubrir a los agentes encubiertos de Castro- con el fin de abrirles expedientes al igual que a los norteamericanos que se asocien con ellos (38).

Aunque siempre ha existido la tendencia en extremo lunática dentro de la comunidad de exiliados (en oposición a la tendencia normalmente lunática) que insiste en que Washington ha vendido su causa, a través de los años sólo ha habido algún que otro arresto y condena ocasional de un exiliado cubano por un ataque terrorista, tan ocasionales que la comunidad sólo puede asumir que Washington no ponía gran interés en ello. Los grupos de exiliados y sus miembros principales son bien conocidos para las autoridades, pues los anticastristas no han evitado demasiado la publicidad. Al menos hasta principios de los 80 se entrenaban abiertamente en el sur de Florida y en el sur de California, y en la prensa aparecieron sus fotos exhibiendo armas (39). La CIA, con sus incontables contactos e informantes entre ellos, pudiera llenar muchos de los vacíos de información del FBI o la policía, si lo deseara. En 1980, en un informe detallado sobre el terrorismo del exilio cubano, The Village Voice de Nueva York escribió:

    Dos historias fueron extraídas de funcionarios de la policía de New York [...] “Sabes, es gracioso”, dijo uno con precaución, “ha habido una o dos cosas... pero vamos a decirlo de esta forma. Tú avanzas en un caso y de repente el polvo es sacudido. Caso cerrado. Le pides ayuda a la CIA y ellos dicen que no están realmente interesados. Tú captas el mensaje”. Otro investigador dijo que estaba trabajando en un caso de narcóticos que involucraba a exiliados cubanos hace un par de años y los registros telefónicos mostraban que llamaban con frecuencia a un número en Miami. Dijo que había rastreado el número y averiguó que era el de una compañía llamada Zodiac “que resultó ser una cobertura de la CIA”. Entonces abandonó su investigación (40).

En 1961, entre muchas fanfarrias, la administración Kennedy dio a conocer su programa maestro: la Alianza para el Progreso. Concebida como una respuesta directa a la Cuba de Castro, debía probar que se podían llevar a cabo verdaderos cambios sociales en Latinoamérica sin recurrir a revoluciones o al socialismo. “Si las únicas alternativas para los pueblos de Latinoamérica son el régimen existente y el comunismo, entonces escogerán el comunismo de manera inevitable”, dijo Kennedy (41). El programa multimillonario de la Alianza estableció un ambicioso grupo de metas que esperaba alcanzar a fines de la década: crecimiento económico, distribución de ingresos más equitativa, reducción del desempleo, reforma agraria, educación, vivienda, salud, etc. En 1970, el Twentieth Century Fund de Nueva York —cuya lista de oficiales puede leerse como un Quién es Quién en el mundo gubernamental e industrial- llevó a cabo un estudio para evaluar cuán cerca había llegado la Alianza a tales metas. Una de las conclusiones fue que Cuba, que no recibió dinero alguno, se había

    “acercado más a algunos de los objetivos de la Alianza que la mayoría de sus miembros. En educación y salud pública, ningún país de Latinoamérica ha desarrollado programas tan ambiciosos y abarcadores nacionalmente. La economía centralizada de Cuba ha hecho más para integrar al sector urbano y rural (a través de una política de distribución del ingreso nacional) que las economías de mercado de otros países latinoamericanos" (42).

La reforma agraria cubana también fue reconocida como la más abarcadora del continente, aunque el estudio tomó una actitud de “compás de espera” hacia sus resultados (43).

Estos y otros logros económicos y sociales fueron alcanzados a pesar del bloqueo y del extraordinario volumen de recursos y esfuerzo que Cuba se ve obligada a dedicar a su defensa y seguridad debido a la hostilidad del gigante del Norte. Además, aunque no estaba entre los objetivos declarados de la Alianza, hubo otra área de importancia universal en la cual Cuba se apartó de muchos de sus vecinos latinoamericanos: no hubo “desaparecidos”, ni escuadrones de la muerte, ni tortura rutinaria y sistemática. Cuba se había convertido en lo que Washington siempre temió: un buen ejemplo para el Tercer Mundo.

Paralelamente a la beligerancia militar y económica, EE.UU. ha mantenido una incansable ofensiva propagandística contra Cuba. Numerosos ejemplos de esto, en  relación con otros países, pueden ser leídos en las secciones respectivas de este  libro. Además de su vasto imperio periodístico a nivel mundial, la CIA ha mantenido una verdadera fábrica de noticias y artículos anticastrista en EE.UU. durante décadas. Se dice que la Agencia ha subsidiado en ocasiones publicaciones miamenses  como Avance, El Mundo, La Prensa Libre, Bohemia y El Diario de Las Américas, al igual que la AIP, una agencia de noticias de radio que elabora programas y los envía gratis a más de cien pequeñas estaciones de radio en Latinoamérica. Dos empresas de  la CIA en Nueva York: Foreign Publications, Inc. y Editors Press Service, también funcionaron como parte de la red de propaganda (44).

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¿Era inevitable que el Gobierno de EE.UU. intentase derribar al cubano? ¿Podrían haber seguido un rumbo diferente las relaciones entre los dos países? El historial de invariable hostilidad norteamericana hacia los gobiernos de izquierda, incluso los más moderados, induce a creer que no había razón alguna para que Cuba fuese una excepción. Sin embargo, los funcionarios de Washington no desaprobaron la Revolución cubana de inmediato; hubo incluso quienes expresaron una aprobación tentativa o una perspectiva optimista; por supuesto que esto se debía a que suponían que lo ocurrido en la isla no era más que otro cambio de gobierno, del tipo de los ocurridos con monótona regularidad en Latinoamérica por más de un siglo, en los que cambian los nombres y las caras pero se mantiene la subordinación a EE.UU. Pero entonces Castro se reveló como alguien totalmente diferente. Muy pronto hizo críticas abiertas a Washington: ácidas referencias a los sesenta años de control norteamericano de la isla, a la pobreza de las masas populares, al uso de la cuota azucarera por EE.UU. como chantaje. Habló de la presencia inaceptable de la base de Guantánamo y dejó claro que Cuba seguiría una política independiente y neutral en la Guerra Fría. Por estas razones tanto Fidel como el Che Guevara habían abandonado sus prometedoras carreras burguesas (Derecho y Medicina) para llevar a cabo una revolución. Nunca pensaron en asumir otros compromisos y Washington, por su parte, no estaba preparado para convivir con tales hombres y tal gobierno.

Una reunión del Consejo de Seguridad Nacional el 10 de marzo de 1959 incluyó en su agenda la factibilidad de colocar a "otro gobierno en el poder en Cuba" (45). Esto fue antes de que Castro nacionalizase propiedades norteamericanas. Al mes siguiente, después de un encuentro con el gobernante cubano en Washington, el vicepresidente Richard Nixon escribió un memo en el que planteó que estaba convencido de que Fidel era “o increíblemente ingenuo acerca del comunismo, o un comunista disciplinado”, y que el líder cubano debía ser tratado en correspondencia con esto. Nixon escribió luego que en su momento esta opinión suya estaba en minoría dentro de la administración Eisenhower (46). Pero antes de que terminara el año, el director de la CIA Allen Dulles había decidido que era necesaria una invasión a Cuba. En marzo de 1960 fue aprobada por Eisenhower (47). Entonces vino el bloqueo que no dejó al líder cubano más alternativa que acercarse más y más a la URSS, con lo cual confirmó a los funcionarios de Washington que se trataba de un comunista. Algunos especulaban que siempre lo había sido de manera encubierta.

En este contexto es interesante destacar que el Partido Comunista cubano había dado apoyo a Batista, e incluso formó parte de su gabinete, y no se mostró partidario de Castro y sus seguidores hasta bien avanzada la contienda (48). Para mayor ironía, la CIA había enviado fondos al movimiento castrista, mientras EE.UU. continuaba abasteciendo a Batista de armas para combatir a los rebeldes; a todas luces, otro ejemplo de la labor de la Agencia para equilibrar las apuestas (49).

Si Fidel hubiera moderado su retórica en los primeros tiempos y se hubiera mostrado más diplomático, sin abandonar por ello su política de autodeterminación y socialismo (por considerarlas las mejores para Cuba o inevitables para poder realizar cambios sociales específicos), sólo habría pospuesto la apertura de las hostilidades norteamericanas, y no por mucho tiempo. Arbenz en Guatemala, Mossadegh en lrán, Jagan en Guyana y otros líderes del Tercer Mundo habían transitado otros caminos para evitar pisotear los tan sensibles “callos” de Washington, y fueron mucho menos radicales en sus programas y en sus posiciones hacia EE.UU., y aun así cayeron bajo el hacha de la CIA.

En 1996 se conoció que, en agosto de 1961, cuatro meses después de Bahía de Cochinos, Che Guevara se había entrevistado con Richard Goodwin, consejero especial de Kennedy, durante un encuentro internacional en Uruguay. Guevara envió un mensaje al presidente norteamericano: Cuba estaba dispuesta a abandonar cualquier alianza política con el bloque soviético, pagar en productos comerciales por las propiedades estadounidenses confiscadas y a considerar la disminución de su apoyo a los movimientos revolucionarios de izquierda en otros países a cambio del cese total de las acciones hostiles de EE.UU. contra la isla. De regreso a Washington, el consejo de Goodwin al presidente fue que "intensificara discretamente” las presiones económicas sobre Cuba. En noviembre Kennedy autorizó la Operación Mangosta (50).
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* William Blum: "Cuba, 1959 hasta los años ochenta. La revolución imperdonable.", en Asesinando la esperanza. Intervenciones de la CIA y del Ejército de los Estados Unidos desde la Segunda Guerra Mundial, cap. 30, pp.224 a 234. Editorial Oriente, Santiago de Cuba (Cuba), 2005 (original en inglés: William Blum, Killing Hope: U.S. Military and CIA Interventions Since World War II, Common Courage Press, 2004).  Digitalización blog del Viejo Topo