Se conocieron en una fiesta de tiro en
febrero de 2004 y cuenta que don Juan Carlos I tenía "problemas con su
arma" y ella le ayudó
La empresaria y
examiga de Juan Carlos I Corinna zu Sayn Wittgenstein ha concedido una
entrevista a la cadena BBC en la que ha señalado, sobre las finanzas del
rey emérito que "habrá cientos de cuentas en otras jurisdicciones".
"Lo que me parece extraordinario es que estén convirtiendo 40 años de modus operandi de una empresa familiar en un foco sobre una persona. Y esa persona soy yo... porque habrá cientos de cuentas en otras jurisdicciones", ha subrayado Larsen en dicha entrevista.
Corinna zu
Sayn-Wittgenstein, amiga del rey Juan Carlos I, aseguró que los 76
millones de dólares (67,1 millones de euros) que recibió del monarca fue
un regalo en reconocimiento por "cuánto signifiqué para él" y que fue acosada por el servicio secreto de España.
Sayn-Wittgenstein,
más conocida en España como Corinna Larsen, concedió una entrevista a
la cadena BBC, en la que también habló sobre la controvertida cacería de elefantes en Africa en la que participó con el monarca español.
La BBC dice que Juan Carlos I, que hace unas semanas abandonó España para instalarse en los Emiratos Árabes Unidos,
se había encariñado con los hijos de Larsen durante su relación
romántica con ella entre 2004 y 2009 y, años después -en 2012-, ella
viajó a Botsuana con el entonces monarca para participar en una cacería
de elefantes.
"No tenía ganas de ir a ese viaje.
Sentía que el rey Juan Carlos intentaba que volviera con él y yo no
quería dar una impresión errónea. Casi tuve premoniciones sobre este
viaje", dijo.
Pero el 13 de abril de 2012, el rey se cayó en su tienda de campaña y se rompió una cadera, lo que motivó que los medios españoles sacasen a la luz el viaje.
El suceso se produjo además mientras España vivía una profunda crisis económica, con tasas de paro del 23 %.
Después de la partida de caza, el rey le transfirió al parecer a ella 76 millones de dólares, una parte supuestamente de un pago que el difunto rey de Arabia Saudí había
enviado a una cuenta bancaria en Suiza vinculada con una fundación con
ventajas fiscales con sede en Panamá, y cuyo beneficiario era Juan
Carlos I.
"Estaba muy sorprendida porque obviamente es un regalo enormemente generoso", explicó Corinna Larsen.
"Diré,
sin embargo, que habíamos tenido conversaciones en 2011 sobre su deseo
de gestionar su testamento en vida. Empezó a hablar sobre su muerte y lo que quería dejar en su testamento", añadió.
"También mencionó que quería ocuparse de mí,
pero no discutimos cantidades. Le preocupaba que su familia no
respetara su voluntad", explicó Larsen, y agregó que recibió el dinero
después de que su apartamento en Mónaco fuera registrado.
La BBC señaló que en una declaración al fiscal suizo, Corinna dijo que cree que el rey le dio el dinero por amor.
"Creo que fue un reconocimiento por cuánto signifiqué para él, por cuánto significó (el hijo) para él.
Era gratitud por haberle cuidado durante sus peores momento", afirmó.
Insistió en que el rey no intentaba esconder o lavar el dinero al dárselo a ella, incluso a pesar de que en 2014 el rey emérito le había pedido que le devolviera el dinero.
En su extensa entrevista, Corinna Larsen se refirió, además, a la fiesta en la que se conocieron, en febrero de 2004, y a partir de entonces la relación avanzó lentamente.
"Estuvimos
hablando por teléfono durante unos meses. La primera cita fue a
principios de verano.
Siempre nos reíamos mucho. Conectamos de inmediato
en muchas cosas y teníamos muchos intereses en común: la política, la
historia, la buena comida, los vinos. Yo vivía en Londres, acababa de emprender mi propio negocio de consultoría", explicó Larsen.
"Y
era madre soltera de dos niños. Así que nos encontrábamos en Madrid en
una casita de campo dentro de la finca (del Pardo) y viajábamos juntos.
El primer año fue más difícil porque yo estaba muy ocupada y él tenía
una agenda completa, pero me llamaba hasta diez veces al día.
Quiero decir, inmediatamente se convirtió en una relación muy fuerte, profunda y significativa", admitió.
Larsen puntualizó que le preguntó al rey Juan Carlos cómo encajaría esta amistad con su esposa, la reina Sofía.
"Dijo que habían llegado a un acuerdo para representar a la Corona, pero que tenían vidas totalmente diferentes e independientes -añadió-.
Y el rey acababa de salir de una relación de casi 20 años con otra
mujer que también ocupó un lugar muy importante en su corazón".
En el año 2009, el padre de Larsen recibió una visita del rey para decirle que estaba muy enamorado de ella y que tenía intención de casarse con la experta en consultoría, aunque esto requería tiempo, según relató.
"Quería que mi padre supiera que iba en serio conmigo", dijo.
Aunque
la relación terminó, agregó, ellos siguieron siendo amigos, en parte
porque -afirmó- el rey tenía una buena relación con los hijos de ella.
Años
después se produjo el viaje a África y la historia del safari, muy
controvertida y que llevó al entonces jefe de Estado a pedir perdón a
los españoles y asegurar que no volvería a ocurrir.
"Desde el momento en que regresé de ese viaje quedé bajo una vigilancia total", contó Larsen.
"Fue el principio de una campaña para pintarme como una Wallis Simpson, una
Lady Macbeth, una suerte de personaje maligno que llevó a este
maravilloso hombre por el mal camino en este viaje durante una gran
crisis económica", añadió.
Después del viaje africano, Larsen alegó que empezó a recibir "una atención no deseada" del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), y que el primer objetivo fue su apartamento en Mónaco.
En 2012, según contó Larsen, recibió una visita en Londres del entonces jefe de inteligencia española, Félix Roldán.
"Dijo que lo enviaba el rey. La primera advertencia era que no hablara con la prensa. Dijo que si no seguía las instrucciones, no podía garantizar mi seguridad física ni la de mis hijos", añadió.
El rey Juan Carlos I y Corinna zu Sayn-Wittgenstein se conocieron en una fiesta de tiro en febrero de 2004.
Ella
cuenta que el rey tenía problemas con su arma. "Y yo sé bastante sobre
eso, por lo que le podía explicar qué era lo que fallaba", relata. "Creo que quedó bastante sorprendido".
Endurecer las penas por maltrato animal, con hasta tres años de cárcel es la propuesta que defiende