miércoles, 22 de julio de 2020

Otro fin del mundo es posible Coronavirus, desconfianzas reaccionarias y utopías revolucionarias



Pese a que las advertencias estaban allí, al menos para los círculos científicos, gobiernos y organismos internacionales, la pandemia del SARS-CoV-2 llegó como una incontrolable fuerza de la naturaleza para la mayoría de la población.[1]


La extrañeza de esta “tormenta epidemiológica perfecta”[2]se adhirió rápidamente a los prejuicios racistas que habitan en las elites y grandes porciones de los sectores populares del mundo, incluido Chile.


 Rápidamente se convirtió en el “virus chino” y una vez más ciertos rasgos corporales fueron identificados con la amenaza, con las consecuentes reacciones de miedosa violencia que conlleva esa atribución.[3]


Junto con lo anterior, el carácter física y simbólicamente foráneo del virus se instaló cómodamente en la desesperanza que campea en nuestros tiempos, que muchas veces adquiere la forma de una comprensible pero delirante desconfianza con respecto a la ciencia, los Estados, los organismos internacionales y los intereses industriales-financieros con mayor presencia pública (ya saben, Bill Gates, George Soros, etc.).


 Esta escéptica desesperanza cumple funciones religiosas en una época agnóstica: no habiendo un fundamento trascendente que explique el origen de todo lo que existe, pero tampoco una confianza plena en las capacidades humanas para resolver sus propios problemas de manera justa, se proyecta una dimensión oculta de la sociedad globalizada, detrás de cuyo velo encontramos camarillas todopoderosas, experimentos genocidas sin razón aparente, financiamientos inexplicables, vínculos improbables que se vuelven verosímiles luego de una sutil aplicación de dramatismo y retórica paranoide: “nos quieren ocultar la verdad, yo lo he descubierto, he aquí lo que realmente está pasando”.


El marco en el que ocurre esta explosión de nociones “conspiranoides” es el de un giro autoritario de las democracias liberales, que en gran medida expresa la respuesta de las instituciones democrático-burguesas ante la inestabilidad social y política que genera una crisis de larga duración.


 Gobernar por decreto y vías administrativas, la extensión de la militarización, los intentos de vaciar preventivamente el debate político mediante el encarcelamiento de la oposición (Turquía) o el anuncio de medidas de control pre-legislativo (Chile), además de la modernización de la represión, son solo algunas características de este giro autoritario, que recorre el espectro político completo, pese a que sus expresiones más brutales están en las emergentes derechas extremas del mundo.


 Estos últimos casos suman a la receta un creciente negacionismo de las violaciones sistemáticas a los Derechos Humanos en guerras y ocupaciones coloniales como Siria o Palestina, o en procesos de revuelta como en Chile, así como una explícita corriente anti-científica en la primera plana de las potencias mundiales, de Trump a Bolsonaro.


 Como irritante vector de desorganización del debate público, se agrega la difusión deliberada por parte de gobiernos como el ruso de noticias falsas y campañas de desinformación a un ritmo inédito en la historia.


En este contexto, al pensar sobre la pandemia y sus desenlaces debemos advertir la contradicción entre una tendencia reaccionaria que busca profundizar dicho giro autoritario, y una tendencia transformadora que tiene como oportunidad la evidente incapacidad de la actual organización de la vida social para responder a crisis de esta magnitud (que serán, sin duda, cada vez más frecuentes). 


 Lo que me interesa destacar en este texto es cómo las características mismas de la pandemia del coronavirus, en sus aspectos culturales, ecológicos y sociosanitarios, configuran un escenario de disputa en torno a cómo resolver la crisis capitalista actual. 


También subyace a este ensayo que lo que está en juego hoy no es solo la contradicción entre “ecosocialismo y barbarie”, como apunta Daniel Tanuro, sino también entre la posibilidad de imaginar la conquista de un futuro deseable y la “lenta cancelación del futuro”, esa experiencia colectiva de que solo existe un presente perpetuo de explotación y administración de la crisis, que ha caracterizado a las sociedades capitalistas al menos desde la década de los 90.[4]


En ese marco, una de las disputas que se abre es en torno al tratamiento y la vacuna para la enfermedad causada por el SARS-CoV-2 que, a estas alturas de la respuesta sanitaria, aparece como la principal medida de salud para una salida del estado de pandemia,[5]pero que no está asegurada dado el modo en que se financia la investigación y producción de vacunas. 


Escribo este texto para reflexionar sobre las condiciones sociales y económicas que harían posible esa salida y cómo se insertan en un debate programático para la izquierda anticapitalista del siglo XXI. Y también para advertir que las creencias conspirativas, las paranoias, los sentidos comunes desconfiados y las críticas impotentes pueden ser los heraldos virulentos de una salida conservadora mucho peor de lo que tenemos ahora.


“Creo porque es absurdo”: el patógeno cultural de la impotencia


Basta estar atento a cualquier red social para ver una proliferación abominable de creencias conspirativas sobre el surgimiento de la pandemia Covid-19, cada una más estrambótica que la anterior, tanto aquellas explícitamente sostenidas por personeros militares o gubernamentales (que es un virus de laboratorio creado por China para atacar a Estados Unidos o vice versa) como aquellas que surgen de las entrañas de este manantial de cultura/barbarie que llamamos Internet: que el virus no existe, sino que es el efecto de las redes 5G; que el virus sí existe, pero que el 5G nos debilitó el sistema inmune y por eso nos afecta tanto; que la pandemia es un gran fraude y que Bill Gates creó el virus porque quiere la excusa para vacunar a todo el planeta con un microchip para controlarnos; que el virus no es realmente dañino y todo es una exageración para instalar un Nuevo Orden Mundial; que cuando las personas van al hospital por coronavirus les van a sacar el líquido sinovial (el líquido de las rodillas) porque su valor es superior al del oro y porque está siendo utilizado para alimentar las antenas de 5G. 


Todo esto, bajo una consigna paraguas: no es una pandemia, es una “plandemia”.[6]


Estas creencias (que no merecen la dignidad de ser llamadas teorías) van acompañadas de elementos que son patentemente falsos, pero que, ya que actúan como creencias, su valor es directamente proporcional a lo absurdas que son. Un ejemplo paradigmático es la idea de que el uso prolongado de mascarillas produce hipoxia, una baja concentración de oxígeno, pese a que millones de trabajadores y trabajadoras en miles de industrias y servicios utilizan mascarillas y otros elementos de protección personal. 


 Credo quia absurdum, creo porque es absurdo.


Pero constatar lo absurdo de este tipo de creencias no resuelve el problema, porque no son una creación voluntaria de las personas, sino que suelen ser respuestas intuitivas a la incertidumbre, que emergen de la situación concreta de las personas en un orden social, es decir, son reacciones (no acciones deliberadas) ante una situación social (no meramente individual).


 En un nivel más intangible, cumplen una función religiosa, en el sentido de que ante la complejidad de la realidad que enfrentamos y el limitado alcance de nuestra capacidad de comprender, conectan los puntos con soluciones digeribles. 


Pero al mismo tiempo, y esta es su principal amenaza, su religiosidad reside en que disminuyen la posibilidad de enfrentar una realidad incomprensible y aparentemente todopoderosa, vaciándonos de la capacidad de responder a enfermedades, guerras y las diversas formas de la miseria.


 En ese sentido, ponen “afuera” (en Dios, en la naturaleza, en las camarillas secretas) una capacidad que está “adentro” (en la humanidad, en la fuerza colectiva, en la lucha de clases), y mientras más poderoso y abrumador aquello que se nos enfrenta, más impotentes somos.


Condicionantes sociales de la pandemia y desconfianzas reaccionarias


¿Cuál es esa realidad que nos abruma? En general, la de una sociedad basada en la explotación del trabajo y la naturaleza, y que por lo mismo nos despoja de la capacidad de definir y controlar democrática y sosteniblemente la reproducción del conjunto de la sociedad. 


El correlato más inmediato de ese despojo en tiempos de pandemia es la imposibilidad de tomar decisiones sobre los procesos sociales e institucionales que harían posible enfrentar esta crisis a partir de la fuerza comunitaria, que permitiría un cuidado masivo y coordinado desde lo más cotidiano hasta lo más sistémico, y definir democráticamente el uso y asignación de recursos para minimizar el impacto actual y futuro de la pandemia.[7]


Y como vivimos en un momento particularmente agudo de la precarización de la vida debido a una crisis del capitalismo global que no se ha recuperado desde la Gran Recesión del 2008, la impotencia que nos hace sentir la pandemia se expresa de maneras brutales.


Como apunta David Harvey en un escrito reciente, “no hay nada que sea un desastre verdaderamente natural. Los virus van mutando todo el tiempo, a buen seguro. Pero las circunstancias en las que una mutación se convierte en una amenaza para la vida dependen de acciones humanas”.[8]


En esta misma línea, Daniel Tanuro señala la densidad de las ciudades, desigualdades en acceso a la nutrición, la vivienda y la salud y la contaminación ambiental, como determinantes socioeconómicas de la propagación de los virus así como de la peligrosidad de la enfermedades que causan.[9]


Como ya hemos planteado, un sensato realismo y la experiencia histórica señalan que la vacunación masiva será crucial para controlar la pandemia del coronavirus, dado que “las vacunas disminuyen la severidad de la enfermedad, la diseminación viral y la transmisión persona-a-persona”.[10]


Esa sería la salida más probable a un ciclo de confinamiento, desconfinamiento, aumento de casos y nuevo confinamiento que ya comenzó en varios países.


Pero la precariedad de las condiciones socioeconómicas que han vuelto tan destructiva esta pandemia implican una amenaza para ese horizonte. Creo que es posible afirmar que lo que hace emerger las desconfianzas y paranoias contemporáneas es la impotencia ante la brutal precarización de las condiciones de vida. 


Y que cuando estas desconfianzas se levantan en oposición a las medidas sanitarias que podrían ayudarnos a enfrentar esta pandemia, representan un problema que debiese preocupar no solo a la comunidad científica, sino al conjunto de los sectores organizados y movilizados de la clase trabajadora que combaten día a día dicha precarización.


 Con esa premisa, revisemos la amenaza de una oposición a la vacunación.


No es una creencia reciente, pero ha tomado mucha fuerza en la última década una corriente que se opone al uso de vacunas.[11]


Sobre la base de una supuesta defensa de “lo natural”, montada en algunos casos en una crítica de la industria farmacéutica, y sostenida silenciosamente por una noción tremendamente conservadora de la familia (resuenan frases del fascismo de género tales como “no te metas con mis hijos”), la propaganda del movimiento anti-vacunas se levanta hoy como un potencial distorsionador de la respuesta de la población a una vacuna contra el SARS-CoV-2.


El riesgo, que hoy parece lejano, pero que no es enteramente descartable cuando haya una vacuna, es que emerjan liderazgos autoritarios que apelen a una base social desesperada por las dificultades de acceder a ella y que detrás de una bandera anti-vacuna, movilicen una nueva ola reaccionaria como la que hoy se opone a las cuarentenas, el uso de mascarillas o la misma existencia del virus, apelando a una libertad más bien anti-social, contraria a la solidaridad comunitaria que requiere este momento.


[12]Al introducir elementos de paranoia conspirativa, sostengo que esa movilización reaccionaria se afirma sobre la impotencia social y política causada por la primacía de una respuesta estatal autoritaria, excluyente de la comunidad, y por la preponderancia de un desarrollo científico secuestrado por las transnacionales, centrado en el lucro antes que en la salud.


Sin duda que hay razones de sobra para desconfiar de los planes de control sanitario desde los Estados. Pruebas en poblaciones vulnerables en África y Latinoamérica, esterilización masiva en Perú,[13]y muchas más razones para no creer que la industria farmacéutica tenga el bienestar y la salud de la población como motor de su actividad. 


Junto con la tasa de mutación de virus como el VIH y el de la influenza, el hecho de que las farmacéuticas sean empresas privadas que persiguen el aumento de sus ganancias ha sido un obstáculo para el desarrollo de ciertas vacunas y medicinas que podrían evitar millones de muertes al año, incluyendo el ambicioso proyecto de una vacuna universal contra la influenza.[14]


Pero precisamente lo anterior es motivo suficiente para sugerir que la solución al problema no es negarse a la vacunación, sino una nueva manera de concebir la infraestructura, la investigación y la aplicación de medidas sanitarias a nivel global. Esto movimiento antivacunas solo visualiza una distopía terrible, y no imagina “otro fin del mundo”, uno en el que lo que se acabe sea la administración capitalista de la salud pública.


 Y por eso es que aparece hoy como un movimiento reaccionario y conservador, sin potencial liberador de ningún tipo. Al igual que las conspiraciones que alimentan los WhatsApp familiares e inundan las redes sociales en busca de una audiencia disponible, la oposición a la vacunación no es capaz de imaginar otro mundo posible.


 Confesando sin saberlo su absoluta impotencia para encontrar una solución real a los problemas que nos aquejan, es incapaz de imaginar que sea posible desarrollar tratamientos, curas y vacunas sin estar al alero de las grandes corporaciones farmacéuticas, ni visualiza los esfuerzos ya existentes de investigaciones biomédicas basadas en la cooperación internacional. 


Aun menos logra identificar que esa desconfianza en los poderes fácticos del Estado y las transnacionales emerge de una profunda confianza en que son aquellos los únicos capaces de hacer algo al respecto. Se trata, en el fondo, de una confianza profundamente decepcionada.


Combatir la desconfianza y la desesperanza hoy se vuelve crucial para las izquierdas y los movimientos sociales del mundo entero. Pero ese combate no se da solo, ni principalmente, en el ámbito de las batallas ideológicas, confrontando creencias contra creencias, sino identificando las fuentes materiales de la crisis actual, mostrando las posibles salidas y construyendo la fuerza de esperanza colectiva que nos puede llevar hasta allí. 


Uno de los aspectos cruciales de aquello que debemos enfrentar es que el origen de la pandemia y su impacto en la vida humana responde a rasgos inherentes al desarrollo capitalista contemporáneo.


Enfermedades zoonóticas y el origen capitalista de la pandemia


El origen de esta pandemia nos indica el camino que debemos recorrer para prevenir futuras versiones, aún más destructivas. Una de las explicaciones más establecidas de las enfermedades infecciosas emergentes es su origen zoonótico, es decir, como resultado de un salto de patógenos desde animales a humanos. 


Este salto explicaría la transmisión de Ébola, SARS-CoV, VIH, el brutal H5N1 (“gripe aviar”), H1N1 (“gripe porcina”) y la pandemia actual causada por SARS-CoV-2. Pero lejos de ser una explicación meramente biológica, las enfermedades zoonóticas apuntan de manera directa a los factores sociales que facilitan el salto de animal a humano.


 Como señala Daniel Tanuro, “existe un gran consenso entre las y los especialistas en considerar que los saltos entre las especies son atribuibles a la deforestación, a la industria cárnica, a los monocultivos en los agronegocios, al comercio de especies salvajes, a la búsqueda de oro, etc. Es decir, en general, a la destrucción de ambientes naturales por el extractivismo y el productivismo capitalistas”.


[15]Este enfoque vincula fuertemente la preparación sanitaria ante pandemias con las transformaciones a sus causas estructurales, haciendo ineludible una perspectiva ecosocialista para enfrentar la salida a esta pandemia.


Una cifra que ilustra la magnitud del problema es que, según las estimaciones actuales, existen alrededor de 800.000 virus con potencial zoonótico que circulan en animales salvajes a los que nos acercamos cada vez más mediante la deforestación, la caza silvestre y la expansión de la agroindustria. A su vez, “la tasa de desbordamiento viral zoonótico hacia personas se está acelerando, como reflejo de la expansión de nuestra huella global y la red de viajes” internacionales, con el consiguiente aumento del riesgo de pandemias.[16]


En Chile, enfermedades como hidatidosis, ántrax, brucelosis, triquinosis, Enfermedad de Chagas y Síndrome Pulmonar por Hantavirus son parte de este desbordamiento. Considerando el impacto que tiene la desforestación en el acercamiento de humanos a poblaciones animales previamente aisladas, y al vínculo entre granjas industriales y aumento de los contagios de estas enfermedades,[17]tenemos que considerar la urgencia de los cambios en la industria forestal y alimentaria en Chile.


 Caben algunas preguntas que podrían orientar una mirada ecosocialista a las enfermedades zoonóticas en Chile: ¿qué impacto ha tenido el monocultivo forestal y el reemplazo de bosques nativos en los casos de Hantavirus? Hasta ahora se trata de un virus que solo se transmite de animales a humanos, pero tomando en cuenta que la mutabilidad de los virus posibilita recombinaciones genéticas que podrían modificar su tranmisibilidad, la pregunta clave no es si habrá contagio humano-a-humano, sino ¿cuándo?


Por otro lado, a la vista del impacto socioambiental de las granjas industriales de cerdos (como el caso de la planta de Agrosuper en Freirina, en el norte de Chile), y sabiendo que una alta densidad de animales en estas plantas es un escenario propicio para la evolución de los virus transmisibles, ¿en qué momento se abordará la dimensión sanitaria de la producción alimentaria en Chile? ¿Qué política pública, y qué política desde los movimientos territoriales, es necesario levantar para asegurarnos de que estas plantas no sean el origen de nuevas epidemias? 


Considerando la rapidez con la que hoy se transportan estas enfermedades, y pese a que no hay evidencia que sugiera su potencial para infectar humanos, ¿por qué no contemplar que virus agresivos como la Peste Porcina Africana podrían llegar a Chile con el riesgo de mutar en el camino y en un nuevo contexto de relaciones inter-especies?[18]


Todo lo anterior apunta a la necesidad de repensar el rol de la investigación científica en Chile, su posible contribución a una ciencia orientada al bienestar y no al lucro, que nos permita visibilizar cómo la expansión de la producción capitalista de alimentos y un modo extractivista de relación con los bienes comunes son una amenaza para las bases de la vida social. 


A esto se suma la necesidad de un cuestionamiento radical de las políticas de propiedad intelectual que limitan el desarrollo científico al fomentar la apropiación privada de una riqueza social, producida no solo gracias a una investigación o un fondo particular, sino a siglos de acumulación de desarrollo científico y tecnológico que no es patrimonio privado, sino de la humanidad en su conjunto. 


En el contexto del desarrollo de vacunas y otras tecnologías para salvar vidas, la propiedad intelectual sobre dichas investigaciones es una oportunidad perfecta para que capitales y gobiernos con mayor riqueza compitan y acaparen, atentando contra el principio básico para enfrentar una pandemia: no estamos a salvo hasta que todo el mundo esté a salvo.


El futuro de la pandemia y el tiempo de las utopías revolucionarias


Hay una crisis que venimos experimentando desde hace algunos años, y que en Chile se manifiesta, en términos macroeconómicos, en una constante revisión a la baja del crecimiento del PIB, y en términos de la experiencia del pueblo, en una precarización creciente de la vida evidenciada en las pensiones, el acceso a la salud, la violencia de género, las condiciones de vivienda y el destructivo complemento entre bajos salarios, alto endeudamiento y reducción del empleo formal con protecciones mínimas.[19]Sabemos que en Chile lo que se derrumbó el 18 de octubre del 2019 es la compuerta que mantenía a raya esta situación explosiva. Y lo que la pandemia del coronavirus ha venido a amplificar es esa crisis subyacente.


Como efecto de la inédita combinación de crisis mundial + pandemia, se ha abierto una ventana de oportunidad para el cambio. La orientación de ese cambio no está definida. Al contrario de los pitonisos de siempre que afirman que con esto se acabaría el capitalismo (Slavoj Zizek) o que es la confirmación de la distopía autoritaria hipervigilante (Byung-Chul Han), estos momentos de crisis sólo significan en lo inmediato aperturas inciertas, y su desenlace estará fuertemente marcado por las fuerzas y proyectos que sean capaces de inclinar la balanza en una u otra dirección. Ni una pandemia acaba con el capitalismo, ni el Estado policial se les ocurrió entre enero y marzo del 2020.


Desde el punto de vista de los condicionantes sociales del impacto del SARS-CoV-2, y de cualquier otro virus con potencial pandémico, la izquierda anticapitalista tiene la oportunidad para poner el foco en dos elementos programáticos que hoy aparecen como utópicos: 1) el desarrollo de una infraestructura sanitaria y una investigación biomédica a escala global basada en la cooperación regional e internacional para que tratamientos y vacunas logren responder a tiempo a esta y futuras pandemias, 2) sobre la base de un programa de expropiación tanto de la capacidad productiva como del poder político para hacer posible una reorganización ecosocialista del trabajo, de la atención pública en salud, los procesos de urbanización y la producción de alimentos.


 Al enfrentarnos a un océano de creencias conservadoras en el seno de los sectores populares, la esperanza más aterrizada y realista de una salida transformadora vendrá de este programa utópico, es decir, de aquello que no existe pero que expresa de la forma más adecuada las aspiraciones y potencialidades de la clase trabajadora plurinacional que somos hoy. 


Hoy más que nunca necesitamos, como plantea Mike Davis, “debatir modelos democráticos de respuesta efectiva a esta y futuras plagas, que movilicen el coraje popular, pongan a la ciencia al frente y usen los recursos de un sistema comprensivo de cobertura salud universal y medicina pública”.[20]


Sin duda, es posible imaginar otros escenarios que quizá sean más probables. 


[21]No es posible descartar una salida de reactivación autoritaria de la economía, en la que la extensión de la militarización por razones sanitarias sea una nueva forma de explorar la producción militar del espacio público, similar a lo que ha ocurrido en Europa como respuesta a atentados terroristas. 


En un escenario autoritario, la salida a la crisis probablemente adquiriría la velocidad de una contrarrevolución sin contrapeso: rápido sometimiento de poblaciones a un régimen de obediencia diferenciada (organizada según jerarquías socioeconómicas, raciales y de género), recrudecimiento del ataque al trabajo, tanto mediante todo tipo de recortes en servicios públicos como una eliminación de las mínimas protecciones que entregan las organizaciones sindicales y comunitarias, persecución de los y las luchadoras sociales a una escala aun mayor de la que conocemos en América Latina, y un reforzamiento de las fronteras bajo la ilusión (ya puesta a prueba por el régimen de Trump en EEUU o Modi en India) de que el nacionalismo económico permitirá recuperar el crecimiento. Sería un triunfo de los Bolsonaro, los Netanyahu y los Orban del mundo.


También es imaginable una salida capitalista más moderada que la anterior, de continuidad reformada de las políticas actuales, basado en reformas de compromiso en áreas como la salud y la seguridad social que pongan al centro la promesa de una gobernabilidad nacional de la mano de los sectores socialdemócratas, democratacristianos, y progresistas neoliberales, que han sido tan beneficiosos para los grandes capitales transnacionales en grandes potencias y en economías emergentes. 


 Modulando los planes de reactivación económica forzada por vientos de cambio progresista y el despertar de pueblos enteros en respuesta a la crisis, se trataría de una salida de contención y administración de los que serán quizá los años más duros de la historia reciente del capitalismo mundial. Su ruina, sin embargo, sería el hecho mismo de sostener las condiciones sociales, políticas y económicas que causaron esta crisis y esta pandemia.


Una salida transformadora, como la que enuncié más arriba en términos de un programa utópico, no surgirá de los sueños cándidos de la izquierda, sino de la realidad misma de la clase trabajadora y su potencial transformador. Por un lado, el mismo desarrollo global de cadenas productivas y de investigación es el que sostendría materialmente la posibilidad de una cooperación global en términos de investigación, desarrollo y producción de todo lo necesario para enfrentar esta y futuras pandemias. 


Esta cooperación hoy existe, pero bajo la forma de investigación privada financiada por Estados y organismos inter-estatales, o bajo la forma de investigación pública crecientemente desfinanciada por esos mismos Estados. Los estudios para probar y desarrollar tratamientos y la carrera hacia una vacuna para el Covid-19 se iniciaron hace meses, y hoy existen cientos de estudios en diversas fases.


[22]La manufactura de elementos de protección personal (EPP) hoy alcanza escalas cósmicas, con tecnología que permitiría producir millones de unidades diarias, pero que, dada la configuración del mercado mundial en torno a espacios nacionales, queda presa de la brutalidad de la competencia entre potencias que buscan acumular dichos EPPs.


Por todo lo anterior, el segundo eje de una salida transformadora a la pandemia es el de la expropiación tanto de la capacidad productiva como del poder político. Aquí estamos hablando de la fuerza política de los proyectos revolucionarios que se proponen transformaciones profundas. 


En efecto, si una salida revolucionaria a la pandemia demanda, al menos, una profunda reorganización del trabajo, de la atención pública en salud, de los procesos de urbanización y la producción de alimentos, y una planificación económica que sea ecológica y democrática, entonces no podemos contar solo con las capacidades técnicas de producción, sino que debemos atender a las fuerzas sociales capaces de ponerse detrás de esas transformaciones.


 Un programa de este tipo requiere fundamentalmente una corriente expropiadora, que ponga en manos de la clase trabajadora, a través de la diversidad de instituciones públicas que siempre ha sabido darse en los momentos oportunos, el control sobre la socialización de ámbitos estratégicos para enfrentar una crisis como ésta: salud, alimentación, vivienda, transporte y logística, entre otros.[23]


¿Cuáles son y dónde están las fuerzas transformadoras hoy? 


Pero hoy, la fuerza capaz de ese proyecto es extremadamente débil en comparación con anteriores crisis de gran magnitud (1917-1921 en Rusia y Europa Central, 1936-1945 en Europa del Éste, 1960-1973 en todo el mundo, pero particularmente en el llamado Tercer Mundo, la década de 1980 en Centroamérica, etc.). 


En cualquier caso, encontramos algunos indicios de que existen fuerzas populares con la voluntad de orientar tanto social como programáticamente los grandes cambios que requiere esta situación global. En particular, creo que hay que mirar con atención al movimiento feminista internacional del último lustro y a los saltos políticos que se han dado en los levantamientos populares del último año.


Por un lado, el movimiento feminista mundial se presenta hoy como una expresión de las profundas transformaciones que ha experimentado la clase trabajadora.


 En cuanto movimiento que encarna la vida de aquellos sectores más golpeados por la agenda de precarización de la vida que han levantado las clases dominantes para relanzar su ansiado crecimiento económico, el movimiento feminista ha recuperado una antigua tradición de lucha: combinar un programa de transformación global con un enfrentamiento muy concreto de las múltiples formas de la explotación y la opresión en una sociedad capitalista.


 No dejando ningún frente sin tocar, el movimiento feminista además ha replanteado la táctica histórica de la huelga política de masas como un reconocimiento práctico del trabajo en todas sus formas, incluyendo los trabajos no remunerados mayormente feminizados, y como un ejercicio que pone al centro de la disputa el protagonismo de las masas en los procesos de cambio, como antídoto de una reducción de la política al Estado.


 Finalmente, el movimiento feminista es capaz de encarnar de manera única una lucha que reconozca la diversidad de las experiencias de las mujeres y disidencias sexuales en la unidad de su compartida enemistad contra el capitalismo global. 


Todo esto contrasta fuertemente con esos sectores de la izquierda que siguen empantanados en representaciones gremiales de la clase trabajadora con un trabajo formal asalariado, cada vez más reducidas en su base social y en su capacidad política de ruptura porque no atienden a la nueva clase trabajadora plurinacional y a la potencia creciente de luchas no salariales como aquellas que se dan en torno a la violencia de género, los conflictos socioambientales, la lucha por un sistema social de cuidados y una vivienda digna y accesible.


 Por el contrario, el feminismo está particularmente capacitado para reunir y expresar las luchas de personas racializadas, la defensa de los territorios y por la soberanía sanitaria/alimentaria, y los combates interminables contra las diversas formas de opresión colonial entre los Estados y los pueblos que habitaban previamente sus territorios o aquellos que han sido forzosamente desplazados por el pillaje, la guerra y la invasión.


Junto a los movimientos feministas que han irrumpido en el mundo (encontramos casos poderosos en Argentina, Chile y el Estado Español), y alimentados por su militancia y su fuerza programática, hemos visto desde 2019 una nueva ola de insurgencias, estallidos, revueltas, rebeliones o levantamientos que responden a los efectos de esta crisis duradera de la sociedad capitalista contemporánea. 


Ecuador, El Líbano, Irak, Sudán, Chile, y más recientemente Estados Unidos, han engendrado explosiones de masividad y radicalidad que superan la ola de movilizaciones que entre 2011 y 2013 recorrió el mundo como primera respuesta a los efectos de la crisis del 2008. Estos levantamientos comparten un rasgo significativo en comparación con olas anteriores: logran traducirse con mayor facilidad en demandas políticas que visualizan los caminos de cambio.



Mientras que Occupy Wall Street en Estados Unidos, el 15M en el Estado Español, la movilización estudiantil en Chile, oscilaron entre consignas generales contra el lucro, las grandes riquezas y la casta política, o apuntaron a reivindicaciones sectoriales como la educación gratuita en Chile, y devinieron en conglomerados políticos que hoy están en franco retroceso (Frente Amplio en Chile y Podemos en el Estado Español), en este último año vemos un resurgimiento de demandas políticas en las que se contienen cambios estructurales mayores.


 Solo por mencionar dos ejemplos, en Chile la revuelta inaugurada el 18 de octubre del 2019 dio un rápido salto desde la crítica callejera al costo de la vida hacia la exigencia de la renuncia del Presidente Piñera y una Asamblea Constituyente, es decir, a una impugnación más global del régimen político-social que ha regido Chile desde fines de la década de 1970. 


Pese a que un cambio constitucional no resuelve las fuentes más inmediatas de la crisis social que desató ese vendaval popular, representa un salto en la conciencia y la capacidad política de las luchas sociales, al poner sobre la mesa una transformación de carácter global y no sectorial, mediante la fuerza de la movilización de masas. 


La reducción de esta demanda a una Convención Constitucional a la medida de los partidos del régimen no le quita fuerza a este salto, aunque sí le plantea un nuevo desafío.


En Estados Unidos, la muerte de George Floyd gatilló una de las mayores olas de protesta en la historia de ese país, con más de 4.000 focos de protesta callejera que demandaron el desfinanciamiento, el desarme y la abolición de la policía.


 En un país construido sobre la esclavitud y la exclusión civil y política de la población afrodescendiente, donde la policía opera como fuerza de choque que restaura una y otra vez un régimen de capitalismo racial, el desfinanciamiento y/o la abolición de la policía no representa solo un horizonte de solución ante la brutalidad policial, sino además un golpe directo a uno de los pilares de la ideología racial del capitalismo estadounidense. 


[24]El efecto más inmediato de este levantamiento ha sido un golpe significativo a las posibilidades de reelección de Donald Trump, en la medida en que muestra cómo se combina su terrible respuesta a la pandemia con compromiso inescapable con los sectores supremacistas blancos, evidenciando su incapacidad para sacar a Estados Unidos de una polarización creciente.


No es casual que, en ambos casos, las representaciones políticas emergentes que hasta hace un año encarnaban una tendencia progresiva en un contexto de politización polarizada en Chile y Estados Unidos (Frente Amplio y Bernie Sanders respectivamente), ante estos levantamientos hayan retrocedido y manifestado su adhesión al régimen.[25]


En el caso de Chile, el Frente Amplio ofrendó su capital político para el “Acuerdo por la Paz social y la Nueva Constitución” del 15 de noviembre, que intentó cerrar el momento destituyente abierto por la revuelta, mediante un itinerario constitucional que traduce la demanda de Asamblea Constituyente a una versión restringida tanto en su forma de participación como en el contenido del debate posible.


[26]En el caso de Bernie Sanders, ratificando su dificultad para representar los intereses de la población afroamericana, señaló estar en desacuerdo con la demanda de abolir la policía y favorecer una “redefinición” de su función, mejorando la formación, capacitación y salarios de los policías.[27]El vacío político dejado por estas fuerzas abre una nueva oportunidad.


Conclusión


Vistas así, tanto la demanda por una Asamblea Constituyente como la de abolir la policía son indicios de que existen fuerzas con capacidad transformadora en las revueltas contemporáneas. En la medida en que van más allá de los límites inmediatos de la política nacional de ambos países, tienen la potencialidad de seguir agrietando sus respectivos regímenes, empujadas por los efectos sociosanitarios de la pandemia. 


Hoy, ante escenarios potencialmente restauradores y conservadores, nuestra esperanza puede estar puesta en el programa hasta hace un año utópico de una profundización de la crisis política que le abra un espacio a estas fuerzas para que consoliden su capacidad política, debilitando el propio sistema inmune del capitalismo capaz de adaptarse aparentemente a todo, y derribando una a una las prerrogativas de poder político y económico que la clase capitalista global ha monopolizado durante ya suficientes siglos.


En estos momentos en que el mundo se ensaya fases iniciales de desconfinamiento, veremos qué tan preparadas están las estructuras capitalistas globales para superar realmente una pandemia plenamente global. 


Si es cierto todo lo que hemos planteado en este ensayo, desde las fuertes tensiones sociales que amenazan la estabilidad política en medio de una crisis económica de larga duración hasta las presiones ecológicas que implica el desarrollo del extractivismo capitalista con la consiguiente producción de pandemias y la destrucción de las infraestructuras sanitarias y sociales que hacen posible enfrentarlas, decíamos, si todo esto es cierto, entonces podemos suponer que no será capaz de superar la pandemia más que a cambio de transformaciones de carácter más o menos estructural. 


Pero esos cambios no necesariamente irán en una dirección deseable. A esto nos referíamos con que el desenlace de esta crisis no está predefinido y depende de las fuerzas que lo orienten.


Como señala Alain Bihr, “esta pandemia introduce una contradicción importante en la fase actual de la globalización capitalista”, entre “la mundialización de la circulación de bienes y capitales [y] la globalización de las cadenas de valor” por un lado, y por otro “la producción y reproducción del conjunto de las condiciones sociales generales del proceso inmediato de reproducción del capital, del que los Estados siguen siendo la entidad contratante e incluso, en gran medida, los ejecutantes principales”.[28]


Esto implica que, mientras las condiciones para la emergencia de la pandemia responden a las lógicas transnacionales de la “reproducción inmediata del capital”, las actividades sociales que posibilitan asegurar las condiciones sociales generales (familia, escuela, salud, policía, reproducción de la fuerza de trabajo, etc.) ocurren a nivel de Estado-nación.


 El efecto de esta tensión es que la pandemia se produce globalmente, pero las soluciones quedan en manos casi exclusivas de los Estados nacionales. 


 Esto profundiza la competencia que señalábamos en torno a EPPs, tratamientos y vacunas, distribuyendo la defensa de la salud de la humanidad en un mapa de fronteras reforzadas. También refuerza los autoritarismos y racismos del Estado, por ejemplo, a la hora de excluir a poblaciones migrantes de la atención pública de salud, dejándoles una vez más en el limbo de la precariedad.


Dada esta contradicción, y la oportunidad de mayor profundización de la crisis política que abre la pandemia en un marco de inestabilidad global, las fuerzas anticapitalistas se ven enfrentadas a la necesidad de combinar 1) un programa internacionalista de respuesta a la pandemia, en la línea de una infraestructura sanitaria orientada a la integración global, la cancelación de la deuda externa, un desarrollo científico basado en la colaboración abierta y no en la propiedad intelectual privada o “nacional”, y apuntar a crear campos regionales de cooperación económica solidaria que permitan ir más allá de los limitados marcos a los que quedan reducidos los países primario-exportadores; con 2) un freno a las tendencias reaccionarias en los sectores populares no combatiendo su retórica o su discurso sino socavando las bases materiales de su posibilidad, es decir, mediante un programa y una lucha contra la precarización de la vida, que contemple un sistema único de salud basado en lo público con un fortalecimiento de la atención primaria, un sistema de cuidados que socialice una tarea que se impone de manera agobiante sobre niñas y mujeres, una reorientación de la investigación, la innovación y el desarrollo para responder a este tipo de desafíos globales (y no a las mismas fuentes del desastre: más monocultivo, más deforestación, más destrucción de la biodiversidad), una democratización de los sistemas agroalimentarios, y una distribución de la riqueza (por ejemplo a través de impuestos a las grandes fortunas) que aseguren que la salida a la crisis no la sigamos pagando los y las trabajadoras.[29]


En ambos aspectos, lo que está en juego es la liberación de las fuerzas transformadoras de las ataduras que les impone el capitalismo, permitiendo que la tensión entre lo global y lo nacional se proyecte hacia un escenario post-pandemia de transición ecosocialista y feminista. Este escenario nos ofrecería un terreno mucho mejor para enfrentar los desafíos del cambio climático, la crisis económica y el combate con los sectores reaccionarios que fantasean hoy con una restauración del orden y una profundización autoritaria. Esa es la magnitud del desafío que enfrentamos, esa es la magnitud de la responsabilidad que nos toca asumir.


14 de julio 2020


[Agradezco a Alondra Carrillo, Karina Nohales, Javiera Manzi, Diego Vidal y Matías Blaustein por haber leído versiones iniciales de este texto y entregar sus críticas, comentarios y correcciones. Los errores o confusiones que persisten siguen siendo exclusivamente míos.]
Pablo Abufom S es militante de Solidaridad, miembro fundador del Centro Social y Librería Proyección, y miembro del Comité Editorial de Posiciones, Revista de Debate Estratégico.


[1]La OMS emitió ya en 1999 un “Plan de preparación para la pandemia de influenza”, teniendo a la vista las pandemias de 1918/19, 1957, 1968 y 1977, y la amenaza creciente de brotes incontrolables de gripe aviar u otras de origen animal. Véase también GRAIN, “Viral times. 


The politics of emerging global animal diseases”, en Seedling, 20 de enero 2008, disponible en https://grain.org/en/article/614-viral-times-the-politics-of-emerging-global-animal-diseases. El mismo nombre de este coronavirus anuncia su herencia: se le clasifica en relación al virus SARS-CoV, causante del SARS (Síndrome Respiratorio Agudo Grave) que se propagó rápidamente por todo el mundo en el 2002-2003.


[2]Yong-Zhen Zhang y Edward Holmes, “A Genomic Perspective on the Origin and Emergence of SARS-CoV-2,” Cell 181 (16 de abril 2020), citado por Mike Davis, The Monster Enters: COVID-19, Avian Flu and the plagues of capitalism, Nueva York, OR Books, 2020. Se refiere a la combinación entre las características contagiosas del virus, la rapidez con la que se transportan los vectores humanos por el mundo y la bajísima preparación de los sistemas de salud.


[3]En Chile, “Casos aislados de discriminación y preocupación por caída de ventas: Comunidad china y la posible llegada del coronavirus”, disponible en https://www.emol.com/noticias/Nacional/2020/02/29/978098/Descriminacion-comunidad-china-coronavirus-Chile.html”, y en Estados Unidos, “Coronavirus: What attacks on Asians reveal about American identity”, disponible en https://www.bbc.com/news/world-us-canada-52714804.


[4]Daniel Tanuro, “SARS-CoV-2, mucho más que un desencadenante de crisis”, Herramienta, 19 de mayo 2020, disponible en https://herramienta.com.ar/articulo.php?id=3225. La idea de “lenta cancelación del futuro” es de Franco “Bifo” Berardi (Despues del futuro, 2011), pero suele ser asociada a la obra de Mark Fisher, particularmente su libro Los fantasmas de mi vida (2013).



[5]Jon Cohen, “Vaccine designers take first shots at COVID-19”, Science, Vol. 363, no. 6486, p. 14-16. Disponible en https://science.sciencemag.org/content/368/6486/14.


[6]“Plandemic” es el nombre de un video publicado en YouTube el 4 de mayo del 2020, y que luego de alcanzar una audiencia de millones de personas fue eliminado de YouTube y las principales redes sociales, por promover información médica falsa o engañosa. Gira en torno a algunas ideas tan increíbles como incomprobables para el ojo paranoide: que las vacunas han matado a millones de personas; que Bill Gates está involucrado; que la hidroxicloroquina sería la cura(medicamento que han promovido Bolsonaro y Trump).


[7]En Chile hemos experimentado lo que significa un Estado altamente centralizado política y territorialmente, que vuelve lenta e ineficiente la respuesta a la emergencia sanitaria. Por otro lado, son destacables las experiencias de participación comunitaria en esa respuesta, como las asambleas territoriales y organizaciones de salud que han organizado ollas comunes, redes de abastecimiento y campañas de desinfección, auto-organizadas y sin financiamiento público, pero que son en el mejor de los casos ignoradas por el Estado; en el peor y más común de los casos, criminalizadas y reprimidas.


[8]David Harvey, “Política anticapitalista en tiempos de coronavirus”,Herramienta, 20 de marzo 2020, disponible en https://herramienta.com.ar/articulo.php?id=3166.


[9]Daniel Tanuro, “SARS-CoV-2, mucho más que un desencadenante de crisis”.
[10]TM Belete, “A review on Promising vaccine development progress for COVID-19 disease”, Vacunas: investigación y práctica(2020). Disponible en https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1576988720300327.


[11]Esta oposición comienza a surgir ante la creación de la vacuna contra la viruela en 1798 en Inglaterra y se revitaliza en 1998 a partir de una investigación sobre el vínculo entre autismo y vacunas. La investigación fue luego cuestionada, el artículo eliminado de la revista que lo publicó y a su autor se le prohibió ejercer su profesión, develados sus vínculos con una estafa judicial. 


Estudios han señalado que esta corriente ha influido en la reaparición de enfermedades que se consideraban erradicadas como el sarampión, las paperas o la poliomelitis, con brotes de decenas de miles de casos solo en los últimos 5 años. Véase “Las consecuencias de la antivacunación: los brotes de enfermedades que se creían enterradas”, Diario Uchile, 26 de agosto 2018, disponible en https://radio.uchile.cl/2018/08/26/las-consecuencias-de-la-antivacunacion-los-brotes-de-enfermedades-que-se-creian-enterradas/.


[12]Quizá la expresión más extrema de esto ha sido la entrada de manifestantes armados al Capitolio del estado de Michigan, en Estados Unidos, en contra de la cuarentena, en mayo de este año, que es solo un indicio más del vínculo entre la oposición a medidas sanitarias y las renovadas ultraderechas del mundo. https://www.npr.org/2020/05/14/855918852/heavily-armed-protesters-gather-again-at-michigans-capitol-denouncing-home-order.


[13]Puede encontrarse una serie de notas sobre la esterilización forzada en Perú en “PERÚ: El crimen Fujimorista; la esterilización forzada de 370.000 peruanos y peruanas”, disponible en  https://www.resumenlatinoamericano.org/2017/12/27/peru-el-crimen-fujimorista-la-esterilizacion-forzada-de-370-000-peruanos/


[14]Para el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos una vacuna universal contra la gripe es “una vacuna que proporcione una protección robusta y duradera frente a múltiples subtipos de gripe”, eliminando así “la necesidad de actualizar y administrar la vacuna estacional cada año” y previniendo contra “nuevas cepas emergentes, incluyendo potencialmente aquellas que pudiesen causar una pandemia de gripe”. NIAD, “Universal Influenza Vaccine Research”, 5 de septiembre 2019, disponible en https://www.niaid.nih.gov/diseases-conditions/universal-influenza-vaccine-research


[15]Daniel Tanuro, “SARS-CoV2, mucho más que un desencadenante de crisis“,Herramienta, 19 de mayo 2020, disponible en https://herramienta.com.ar/articulo.php?id=3225. Véase también la entrevista a David Quammen, autor de Contagio. La evolución de las pandemias, en https://www.sinpermiso.info/textos/david-quammen-autor-de-spillover-distanciamento-social-conexion-emocional-entrevista.


[16]Dennis Carrol et al., “The Global Virome Project”, en Science, 23 de febrero 2018, Vol. 359, no. 6378. Véase también Lucy Jordan y Emma Howard, “Breaking down the Amazon: how deforestation could drive the next pandemic” Unearthed, 24 de abril 2020, disponible en https://unearthed.greenpeace.org/2020/04/24/deforestation-amazon-next-pandemic-covid-coronavirus/.


[17]GRAIN, “Nuevas investigaciones sugieren que las granjas industriales, y no los mercados de productos frescos, podrían ser el origen del Covid-19”, disponible en https://grain.org/e/6438.


[18]GRAIN, “Peste Porcina Africana: Un futuro cultivado en granjas industriales, una pandemia a la vez”, disponible en https://grain.org/e/6429.


[19]François Chesnais, “Situación de la economía mundial al principio de la gran recesión Covid-19”, en Viento Sur, 19 de abril 2020, accesible en https://vientosur.info/?p=15872. Sobre 


América Latina, véase Pierre Salama, “Notas sobre las ocho plagas latinoamericanas”, disponible en https://herramienta.com.ar/articulo.php?id=3176. Sobre Chile, Andrea Sato de Fundación SOL presenta de manera sucinta el panorama de la precariedad en Chile, en “Endeudamiento y hogares. 


¿Quién paga la pandemia?” publicado en COVID-19. Nada será igual, Santiago, Le Monde Diplomatique, mayo 2020, 37-39.


[20]Mike Davis, “Introduction” en The Monster Enters. Una mirada concreta a esta tarea puede encontrarse en “Caminos (o propuestas) para la socialización de los bienes comunes” de Alejandro Carrasco y Javier Zúñiga, Viento Sur, 9 de junio 2020, disponible en https://vientosur.info/?p=16048


[21]Aunque no coincidimos exactamente en los escenarios, en este ejercicio proyectivo sigo el ímpetu de Alain Bihr en su excelente “Tres escenarios para explorar el campo de lo posible”, Viento Sur, 23 de abril 2020, disponible en https://vientosur.info/?p=15903.


[22]Según la OMS, con fecha 7 de julio 2020, existen 21 vacunas en evaluación clínica (fases 1, 2 y 3), y 139 en evaluación pre-clínica. “DRAFT landscape of COVID-19 candidate vaccines”, informe disponible en https://www.who.int/publications/m/item/draft-landscape-of-covid-19-candidate-vaccines.


[23]Para el caso de la salud en Francia, Alain Bihr señala un programa socializador, que podríamos considerar como “mínimo” porque plantea medidas de corto y mediano plazo en el marco de la oportunidad que abre la crisis sanitaria para modificar algunas políticas públicas. “COVID-19.


 Por la socialización del aparato de salud”, Herramienta, 17 de marzo 2020, disponible en https://herramienta.com.ar/articulo.php?id=3159.Puede encontrarse una visión post-pandemia para el Sur Global en el “Programa de 10 puntos” del Instituto Tricontinental de Investigación Social, disponible en https://www.thetricontinental.org/esnewsletterissue/25-2020-programa-diez-puntos/.


[24]Sobre la noción de “capitalismo racial”, véase Robin D.G. Kelley, “¿Qué entendía Cedric Robinson por capitalismo racial?”, en Rebelión, 31 de enero 2017, disponible en https://rebelion.org/que-entendia-cedric-robinson-por-capitalismo-racial/.


Sobre la raza como “ideología”, véase Barbara J. Fields, “Ideology and Race in American History”, en Region, Race, and Reconstruction: Essays in Honor of C. Vann Woodward. Ed. J. Morgan Kousser y James M. McPherson. (Nueva York/Oxford: Oxford University Press, 1982), pp. 143-177


[25]Sobre el ya difunto potencial progresivo del Frente Amplio en un contexto de politización polarizada en Chile, planteo una mirada crítica en “Izquierda Anticapitalista en Chile: de la derrota a la política”, Hemisferio Izquierdono. 21, 26 de mayo 2018, disponible en https://www.hemisferioizquierdo.uy/single-post/2018/05/26/Izquierda-Anticapitalista-en-Chile-de-la-derrota-a-la-pol%C3%ADtica.


[26]Desarrollo algunas de estas ideas en “Los seis meses que transformaron Chile. Balance transitorio de la revuelta contra la precarización de la vida”, Intersecciones, 24 de febrero 2020, disponible en https://www.intersecciones.com.ar/2020/02/24/los-seis-meses-que-transformaron-chile/.


[27]Véase “Bernie Sanders is Not Done Fighting”, New Yorker, 9 de junio 2020, disponible en https://www.newyorker.com/news/the-new-yorker-interview/bernie-sanders-is-not-done-fighting.



[28]Alain Bihr, “Tres escenarios para explorar el campo de lo posible”.


[29]Javiera Manzi y Karina Nohales , “Socializar la risa, los cuidados y la riqueza”, El Mostrador, 22 de junio 2020, disponible en https://www.elmostrador.cl/braga/2020/06/22/socializar-la-risa-los-cuidados-y-la-riqueza/. Martín Arboleda, “La urgencia de un plan nacional de alimentación para la post-pandemia”, CIPER, 13 de mayo 2020, disponible en https://ciperchile.cl/2020/05/13/la-urgencia-de-un-plan-nacional-de-alimentacion-para-la-post-pandemia/.



 https://vientosur.info/otro-fin-del-mundo-es-posible-coronavirus-desconfianzas-reaccionarias-y-utopias-revolucionarias/




Temporero, si tienes síntomas de coronavirus quédate en casa

 Cuatro temporeros en una casa ocupada en La Granja d'Escarp (Lleida)
 

  Cuatro temporeros en una casa ocupada en La Granja d'Escarp (Lleida


 Los trabajadores extranjeros del campo solo son visibles cuando arden sus asentamientos, viene el relator de la ONU o, como ahora, se contagian en brotes


 El coronavirus no deja de sorprendernos. Entre los efectos secundarios más inesperado, el último es su capacidad de hacer visibles a los temporeros, esos miles de trabajadores extranjeros que recogen la fruta en España.


 Ha sido infectarse unos cuantos, y de pronto volverse visibles: reportajes en prensa y televisión, actuación de administraciones, reacción de vecinos, y yo mismo escribiendo por primera vez un artículo sobre temporeros después de años pensando que el melocotón que me acabó de comer lo había recogido un robot. 
 

 Sin coronavirus, los temporeros solo son visibles cuando arden sus asentamientos, como en las últimas semanas en Lepe; o cuando viene un relator de la ONU y nos saca los colores: en enero nos visitó el relator de Naciones Unidas sobre pobreza extrema, Philip Alston, y tras visitar un asentamiento en Huelva dijo que los trabajadores "viven como animales" en condiciones que "rivalizan con las peores" que había visto en otros lugares del mundo. 


Y siendo relator de la ONU ya imaginarán que tiene mucho mundo.


Pasó el relator, mereció su minuto de atención mediática, y los temporeros volvieron a invisibilizarse. Hasta que han aparecido varios brotes de coronavirus en asentamientos de Lleida, Huesca o Albacete, y de pronto se han hecho de nuevo visibles.


 Para la prensa, para los vecinos (ya sea para ayudarlos o rechazarlos), para los inocentes comefrutas como usted o como yo, y para las administraciones.


 Tanto que en algunos pueblos el ejército o los propios ayuntamientos han montado por primera vez campamentos o pabellones con literas, duchas y comedor… para quienes diesen positivo por covid y tuviesen que guardar cuarentena.


 Habrá quien haya dormido en una cama y comido tres veces al día por primera vez en mucho tiempo, gracias a haber pillado el virus. 


En otros casos se les ha pedido a los afectados que se queden en sus casas durante un par de semanas. Pero si te quedas en casa no trabajas, y no cobras, porque allí no hay teletrabajo ni ERTE. 


Si encima tu casa es un almacén abandonado, una chabola de plástico o un piso donde se aprietan cuatro o cinco por habitación, ya imaginarán las pocas ganas de confinarse. 


Así pasó en Albacete, donde un grupo de trabajadores se manifestó el domingo por el centro de la ciudad por primera vez en la historia, rompiendo la invisibilidad del asentamiento en que malviven temporada tras temporada. 


Cada vez que oigan que los afectados por un brote tienen que quedarse en cuarentena en sus casas, recuerden cómo describía el propio Alston las "viviendas" que conoció en Huelva: "chabolas hechas del plástico que se usa para cubrir las fresas, con dos o tres colchones para toda la gente, sin electricidad ni agua.


 Para los retretes tenían un solo lugar donde cuatro personas podían ponerse en cuclillas al mismo tiempo, sin privacidad." Y sin Netflix, añado yo, para que entiendan lo duro de confinarse así. 



Hay colectivos de temporeros, sindicatos y grupos sociales que llevan años denunciando, y organizando por su cuenta redes de apoyo. 


El Defensor del Pueblo, que este martes pidió derechos laborales y de vida dignos para los temporeros, lo ha hecho otras veces ya.


 Y las administraciones "toman nota" en cada ocasión, aunque luego pierden la nota, con la excepción de algunos ayuntamientos que se toman en serio el asunto. 


Así van pasando los años, las temporadas, las cosechas, las generaciones de trabajadores que son explotados por empresarios campeones de la exportación europea de fruta, que pagan miserias y usan ETTs para pagarles aún menos, a la vez que incumplen su obligación (según el convenio del campo) de garantizarles alojamiento digno, mientras ningún inspector de trabajo pisa un invernadero, las administraciones miran para otra parte, muchos propietarios de pisos les niegan alquileres, y los consumidores nos comemos el melocotón sin preguntar. 


Hasta que se infectan de coronavirus, y entonces los vemos, pero ahora como amenaza, contagiosos. Supongo que la solución, en esto como en todo últimamente, es que los temporeros lleven bien puesta la mascarilla, tosan en el codo, mantengan los dos metros de distancia, se queden en casa con síntomas, y se laven las manos varias veces al día con jabón y refregándolas durante al menos 20 segundos. 


Si tienen agua corriente, claro. 



 Isaac Rosa




La prensa española y su trato al emérito: «40 años riéndole las gracias a Juan Carlos I»



La prensa española y su trato al emérito: «40 años riéndole las gracias a Juan Carlos I»



El Confidencial ha publicado un artículo necesario que destapa las vergüenzas de la prensa española, más preocupada por cuadrar sus cuentas sin ofender a quienes ponen el dinero que de cumplir con la ética periodística que debe presuponérsele a medios con la difusión de El Mundo, El País, La Vanguardia o El Periódico.


«40 años riéndole las gracias a Juan Carlos I: así se fraguó el gran fracaso de la prensa», tituló David Brunat, periodista que firma el artículo, avanzando un repaso por el reinado de Juan Carlos I cargado de polémicas.


Brunat comienza su artículo haciendo referencia a una de las primeras pillerías conocidas al emérito: cómo Juan Carlos I sacó 10 millones de dólares al jefe de Gabinete del Sha de Persia, Mohammad Reza Pahlaví.


 Suplicó ayuda para hacer frente al PSOE, un partido «marxista» que amenazaba a la Corona en los albores de su reinado. Los socialistas nunca amenazaron su reinado, pero el rey se llenó los bolsillo sin que la prensa cubriese la noticia.


Tampoco los medios se hicieron eco de un viaje de Juan Carlos I a Suiza en junio de 1992. Nadie sabía donde andaba el rey y su ausencia impedía la designación de Javier Solana como ministro de Exteriores en sustitución de Francisco Fernández Ordóñez, ya que hacía falta su firma.


 Ignacio Cembrero, periodista de El País, señaló que Juan Carlos I estaba ingresado en una clínica en Suiza. 


La noticia se escondió en una media columna en primera edición, y luego desapareció de imprenta en las ediciones principales de Madrid y Barcelona. 


Lo cierto es que había acudido a acompañar a su amante mallorquina Marta Gayà en su ingreso en una clínica de desintoxicación.


 Años después nos enteraríamos de que Gayá habría sido la beneficiaria de la generosidad del Rey, que en el año 2011 (cuando ya la relación había terminado) le donó dos millones de euros.


Una minucia si lo comparamos con los 65 que le donó (presuntamente) a Corinna Zu Sayn-Wittgenstein.


Las ausencias de Zarzuela de Juan Carlos I para atender asuntos privados fueron una constante durante su reinado y siempre, o casi siempre, fueron tapados por la prensa española.


 «La clase política lo sabía, también los directores de los grandes periódicos, pero se optó por hacer la vista gorda», señala Brunat.


El 2 de agosto de 1990 Sadam Husein invadió Kuwait, lo que sirvió como excusa para intervención militar norteamericana y británica para expulsar del emirato a los invasores y volver a instalar a la familia Al Sabah en el trono. 


Ahí emergió el escándalo de los 500 millones de dólares que el gobierno de Kuwait, liberado del yugo de Sadam Husein, asegura haber entregado al empresario Javier de la Rosa, representante en España de la Oficina de Inversión Kuwaití, y que no aparecen por ningún lado.


 Ese dinero se utilizó para el pago de favores políticos realizados en pro de la liberación del emirato, en concreto para permitir que los aviones de la USAF pudieran utilizar las bases españolas para repostar en su viaje al Medio Oriente. 


El fondo de inversión kuwaití acusó a De la Rosa de haberse apropiado de 100 millones. De la Rosa se defiende: él no es un ladrón, entregó esa cantidad a Manuel Prado y Colón de Carvajal, administrador privado del rey, con el fin de apoyar la causa de la monarquía kuwaití en el exilio tras la invasión del emirato por Sadam Husein.


 Este caso, el caso KIO, «es solo el episodio más grotesco de una práctica rutinaria desde que el rey alcanzó la jefatura del Estado: pasar la gorrilla entre aristócratas y empresarios, con más o menos decoro según el caso», señala el artículo.


El primer gran golpe de la prensa a Juan Carlos primero, por supuesto, no llegó desde la prensa española. 


Fue The New York Times quien publicó un crítico artículo en 2013 informando que la fortuna del emérito se eleva a 2.300 millones de dólares, casi 1.800 millones de euros.


 El artículo hablaba del «estilo de vida lujoso» y a la «fortuna opaca» del Rey- afirmaba que «sigue siendo un secreto cómo ha amasado su considerable riqueza personal».


Hasta entrado el siglo XXI, los únicos trapos sucios publicados del monarca son sus líos de faldas. 


Los años 90 son los de la internacionalización de la empresa española, y ahí Juan Carlos I lleva a los grandes empresarios de la mano, entre ellos los jeques árabes y se revela como un embajador fabuloso que se transformaría con el tiempo en alguien que solo estaba interesado en el dinero. 


De esos viajes emergen sus negocios opacos, de los que apenas ha trascendido la punta del iceberg, muchos de los cuales nunca sabremos nada.


Fuente




Sánchez e Iglesias ven en el acuerdo europeo un aval a su programa y seguirán adelante en materia fiscal y laboral

 * *

Pedro Sánchez es recibido con aplausos por los ministros a su llegada a Moncloa

 

  • La coalición cree que la condicionalidad de los fondos aprobados en Bruselas es un reflejo de sus prioridades en materia de transformación digital, inclusión, transición ecológica de la economía y educación
  • El Gobierno anuncia que presentará “en breve” su proyecto de Presupuestos y  vincula su aprobación a la llegada de las ayudas de la Unión Europea


  • La condicionalidad de los fondos que Europa entregará a España en los próximos años, la mayoría de los cuales estarán a disposición de Gobierno en 2021 y 2022, justo cuando más falta harán para reactivar la economía tras el tsunami de la covid-19, no pasa por un cambio de planes en el Gobierno en dos de sus señas de identidad: la reforma fiscal y la modificación de las normas laborales aprobadas por el Ejecutivo de Mariano Rajoy en 2012, en uno de los peores años de la última crisis.


    La llegada del dinero, aproximadamente 140.000 millones de euros de los que 72.700 serán transferencias y el resto préstamos, lo que equivale al 11% del PIB de 2019 y multiplican por 11 los fondos de cohesión de los noventa, depende sobre todo de que España dedique ese dinero a políticas de transformación digital, inclusión, transición ecológica de la economía y educación, entre otras materias, asuntos todos ellos que ya estaban en la médula del programa del Gobierno para la legislatura. 


    Las fuentes del Gobierno consultadas por infoLibre, tanto de PSOE como de Unidas Podemos, coinciden en que el Ejecutivo ha recibido el acuerdo de Bruselas como un aval a su programa político, económico y social, reforzado por la emergencia sanitaria. 


    Así que mantienen todos sus objetivos en materia fiscal y laboral, en los plazos y los ritmos que ya tenían y que fueron establecidos en el pacto de coalición.


    El primer compromiso, la derogación de la reforma laboral, no tiene fecha concreta, ni tampoco significa que el Gobierno vaya a dejar sin regulación las relaciones laborales, como han explicado sus miembros en repetidas ocasiones y en especial la titular de Trabajo, Yolanda Díaz. 


    Pero sí pretende recuperar “los derechos laborales arrebatados por la reforma laboral de 2012” a través del diálogo social y, sobre todo y con “carácter urgente”, derogar dos aspectos muy concretos de la actual normativa: el ámbito temporal de los convenios colectivos para que vuelvan a poder ser aplicados más allá de las previsiones contenidas en el mismo, tras la finalización de su vigencia y hasta la negociación de uno nuevo, y la prioridad aplicativa de los convenios de empresa sobre los convenios sectoriales. 


    En ambas reformas trabaja desde hace tiempo la mesa de diálogo social, en la que se sientan sindicatos y empresarios.


     Así como en la modificación del artículo 42.1 del Estatuto de los Trabajadores sobre contratación y subcontratación laboral a efectos de limitar la subcontratación a servicios especializados ajenos a la actividad principal de la empresa, en la capacidad de modificación unilateral de las condiciones del contrato por parte de la empresa y en el mecanismo de inaplicación de los convenios colectivos.


     Se trata de líneas rojas para UGT y CCOO, pero también para Unidas Podemos y, si se atiende a los portavoces socialistas, para el PSOE. Unai Sordo, secretario general de Comisiones, decía hace dos semanas en una entrevista en infoLibre que estos cambios deben estar en vigor este mismo otoño, haya o no acuerdo con la patronal.


    En relación con este asunto, la ministra Portavoz, María Jesús Montero, dejó claro este martes que no hay cambios. “Seguimos con nuestro calendario, con nuestra hoja de ruta. Eso sí, adaptada a las circunstancias que en este momento tenemos respecto a la crisis sanitaria y económica”, pero los cambios “se irán desarrollando en el marco del dialogo social como teníamos previsto”. 


    El otro gran asunto que preocupa al PP y a Ciudadanos y en general a los grandes poderes económicos y a los gobiernos más liberales de la Unión es la reforma fiscal que el Gobierno se ha comprometido a llevar a cabo.


     Parte de esta reforma, la que ya está en trámite en el Congreso —el impuesto sobre determinados servicios digitales con el fin de gravar las operaciones de la economía digital que actualmente no tributan y el impuesto sobre las transacciones financieras que gravará la compra de acciones españolas ejecutadas por operadores del sector financiero—, recibió además este fin de semana en Bruselas un nuevo impulso porque son cada vez más los países que están considerando que se convierta en la base de una fiscalidad europea.


    Hacer los deberes


    El Gobierno sostiene que “no tendría sentido” pedir dinero a Europa y no hacer “los propios deberes” dentro de España. Y eso significa “una profunda revisión de la fiscalidad” que trata de reducir los siete puntos sobre el PIB que separan a nuestro países de la media de la Unión Europea.


    En los planes del Ejecutivo siguen la revisión del impuesto de sociedades para garantizar “una tributación mínima del 15% de las grandes corporaciones, que se ampliaría hasta el 18% para las entidades financieras y empresas de hidrocarburos”, una limitación de las exenciones de dividendos y plusvalías de sociedades por su participación en otras sociedades y un incremento de dos puntos para los tipos impositivos del IRPF sobre la base general para los contribuyentes que tengan rentas superiores a 130.000 euros y de cuatro puntos para la parte que exceda de 300.000 euros.


     Como también impulsar la llamada fiscalidad verde como mecanismo para desincentivar comportamientos nocivos para el medioambiente y el establecimiento de un mecanismo de compensación del CO2 en frontera para las importaciones.


    Sin olvidar un ambicioso programa de lucha contra el fraude fiscal con el que Hacienda cree que puede conseguir sustanciosos nuevos ingresos y que incluye una Ley de Medidas de Prevención y Lucha contra el Fraude Fiscal y una estrategia nacional contra el fraude fiscal.


     “Se reforzarán los medios dedicados a la lucha contra el fraude, se actualizará la lista de paraísos fiscales, se potenciará la prevención del fraude mediante la lista de morosos de la AEAT y se prohibirán las amnistías fiscales”, reza el pacto de la coalición PSOE-Unidas Podemos.


    Ahora la prioridad del Gobierno es sacar adelante los Presupuestos de 2021. La ministra Montero avanzó tras el Consejo de Ministros que Sánchez va a buscar la complicidad de los presidentes autonómicos para que arropen el acuerdo europeo y tratar así de impulsar los Presupuestos de reconstrucción, que es como Moncloa ya llama al proyecto de cuentas para el año que viene.


     Y que tendrá un fuerte impacto en los presupuestos de las comunidades autónomas.


    El Ejecutivo se siente reforzado porque la condicionalidad de los fondos europeos de reconstrucción sea desde su punto de vista un reflejo de su propio programa de Gobierno, y quiere aprovechar esa circunstancia para impulsar los Presupuestos. “El proyecto europeo requiere de un vehículo presupuestario que lo haga realidad”, defendió la ministra de Hacienda.


     “No tendría ningún sentido llegar a ese acuerdo [en Bruselas[, con tantas dificultades, y que luego no fuésemos capaces de trasladarlo a los Presupuestos”. Un proyecto que el Gobierno presentará “en breve”, anunció, “y en el que queremos que se vea reflejado el conjunto del país”.


    Unas cuentas que incorporarían, añadió Montero, “cantidades importantes para inyectar los recursos que la economía necesita en estos momentos” y por las que “no podemos esperar”, señaló cuando una periodista le preguntó por la incertidumbre de las elecciones catalanas. 


     “Este no es un presupuesto más, es el presupuesto de la recuperación”, zanjó.







    La policía franquista protegía a Isidoro Felipe González y a los socialistas



     Debate sobre "Los 10 de Felipe". 


    Antonio García-Trevijano cuenta cómo cuándo la policía franquista detenía a manifestantes, los socialistas nunca llegaban a entrar en la cárcel, mientras que comunistas y opositores de derechas permanecían en la cárcel. 


    También revela que los altos mandos franquistas de la policía dieron orden de no detener nunca a Isidoro-Felipe González, aunque sí lo hicieran con manifestantes de otros partidos que estaban con él. 


    Por último, explica cómo el sistema de poder felipista es idéntico al del franquismo tardío, incluyendo detalles como, por ejemplo, el poder de la gran banca. 


    Más en información en: *Diario español de la República Constitucional 








     *Blog de la República Constitucional (http://antoniogarciatrevijano.com/


     La gran estafa de la democracia. Felipe González, la OTAN y la CEE. 






    RLC (17-06-13) Wikileaks constata toda la verdad de Trevijano y la Transición 







    ¡Abajo los muros! ¡Por un mundo sin fronteras, libre y solidario!


     Desde que en 1989 cayera el Muro de Berlín, la construcción de muchos otros no ha parado de crecer.


     Es la parte más dura de un mundo dividido en fronteras por los Estados.


     Pobreza, guerra, opresión…, factores que empujan a la gente a buscar una vida mejor.


     Por otra parte, la paradoja de un sistema económico globalizado, que empuja a la precariedad a gran parte de la población mundial.


     Pensamiento y prácticas libertarias:   http://reflexionesdesdeanarres.blogsp...





    La imagen del día: Iluminan edificio más emblemático de Turín en homenaje a Cuba y su personal de salud



    Un homenaje a la brigada médica Henry Reeve y a Cuba, por la asistencia brindada a la región de Piamonte en el enfrentamiento a la epidemia de la COVID-19, acaba de tener lugar este martes 21 de julio a las 22: 00 hrs. de Italia (4:00 pm de Cuba)

    El sitio escogido para el agasajo fue la Mole Antonelliana, edificio más representativo de la ciudad de Turín y uno de los más emblemáticos de toda Italia.
    La iniciativa, promovida por la Agencia para el Intercambio Cultural y Económico con Cuba (AICEC) y la Embajada cubana en Italia, contó con el patrocinio de la ciudad de Turín y la colaboración de la empresa eléctrica IREN.


    El alumbrado de la Mole Antonelliana, en honor a los médicos cubanos, es una ocasión excepcional, pues solo se ilumina en pocos y muy especiales momentos de celebración. 


     Y por primera vez en la historia, el símbolo de Turín lo hace con el nombre de un país extranjero, lo cual demuestra el profundo y positivo impacto de la labor solidaria la Brigada Henry Reeve en la ciudad de Turín.






     

    A las 16:58 de este lunes tocó tierra cubana en el Aeropuerto Internacional José Martí de La Habana el avión que trajo a la patria a los 38 colaboradores de la brigada médica que durante tres meses colaboró en la lucha contra la COVID-19 en Turín, región de Piamonte, Italia.







    La prensa europea valora como “histórico” el acuerdo de Bruselas



     Los medios de comunicación coinciden en que es un plan de recuperación que da esperanza a Europa


    Casi unanimidad en la prensa europea que valora como “histórico” el acuerdo de Bruselas y donde también se destaca la aportación del presidente español, Pedro Sánchez, en las negociaciones como principal defensor de los estados más afectados por la pandemia.


     De hecho, España será el segundo país más beneficiado con estos acuerdos de Reconstrucción de la UE tras la pandemia.


    Así la histórica cabecera francesa de Le Monde destaca que “Cumbre de Bruselas: la señal inequívoca de los 27 sobre su deseo de preservar la Unión”.


    El Süddeutsche Zeitung, el periódico con el mayor número de subscriptores de Alemania, pone en valor que Europa paga un alto precio por las ayudas al coronavirus.


    Por su parte, la prensa portuguesa también ha valorado el acuerdo de forma muy positiva. En este sentido, la histórica cabecera lusa de El Diario de Noticias titula que : La cumbre de cinco días y cuatro noches terminó con un acuerdo. “Es un paso histórico””.


    Así, el digital Euroactiv titula que “La UE acuerda un histórico plan de recuperación tras la pandemia de COVID-19”.


    Muy positiva también la valoración desde la BBC: “La Unión Europea llega a un acuerdo para crear un multimillonario fondo de recuperación económica por la pandemia del coronavirus”.








    domingo, 19 de julio de 2020

    ¿De que se ríe ahora, majestad?

     

    Al leer en la prensa que la Audiencia Nacional considera que la familia Pujol se enriqueció con prácticas corruptas,y que el juez que lleva su causa los acusa de actuar como una organización criminal,he pensado en cual habría sido mi reacción si cuando Jordi Pujol era un político respetado en los albores de la democracia, se hubiera sabido que era un capo que instruía a su prole en el arte de enriquecerse ilícitamente.


    Que triste debe ser para un anciano ex-honorable acabar una carrera que pudo ser brillante siendo considerado el responsable de un clan mafioso. Tras leer el artículo me surgió la duda que si quienes tantas veces pactaron con Pujol para poder instalarse en la Moncloa serían o no conocedores de sus ilícitas actividades, algo que de confirmarse los convertiría en cómplices por su silencio.


    Como la mente es libre, me ha sido inevitable relacionar las andanzas del señor Pujol y sus pupilos con una familia de rancio abolengo —demasiado rancio según las últimas noticias—, y en primer lugar con Iñaki Urdangarín, un balonmanista profesional que enamoró a una Infanta, y que mientras vivía un cuento de hadas y era duque de Palma, la justicia demostró que se dedicaba a ganar obscenas cantidades de dinero de un modo ilegal, tanto que el apuesto deportista acabó en la cárcel de Brieva.



    Mientras muchos se preguntaban como era posible que aquél buen chico, tan majo, tan guapo, pudiera dedicarse a tan turbios chanchullos, otros más suspicaces especulaban con la improbabilidad de que en su círculo inmediato  (la Familia Real española) nadie sospechara nada, sobre todo una persona tan respetable e inteligente como su suegro,  una figura respetada y paradigmática en la instauración de la democracia tras el franquismo.


    Ha pasado el tiempo, y mientras el esposo de la doña Cristina de Borbón cumple su pena carcelaria,ciertas informaciones han aflorado cuestionando la honorabilidad de quien fuera el primer monarca de la reciente democracia española, según las cuales —siempre presuntamente— este prohombre tan sencillo y campechano sufría una obsesión por el dinero y pudo enriquecerse a través de unos negocios en apariencia ilegales, según las declaraciones grabadas por un tal Villarejo a una princesa alemana, una información que pone boca arriba unas cartas que nadie se atrevió jamás a levantar en base a algo llamado inmunidad —tal vez impunidad— o quizás también por razones de discreción y respeto a las instituciones.


    Hace pocos días, en una tertulia radiofónica, me sorprendió escuchar la probabilidad de que Felipe VI pudiera retirarle el cargo de Emérito a su padre, expulsarlo del Palacio de la Zarzuela y hasta exiliarlo a «La Romana», una zona residencial de lujo en la República Dominicana (un lugar donde se puede encontrar residencias de varias decenas millones de euros), siempre que progresara la investigación de la Fiscalía de Suiza sobre un presunto cobro de comisiones por parte de don Juan Carlos I.


    Ante estos acontecimientos, me ha venido a la memoria que durante el juicio a Iñaki Urdangarín por sus corruptas actividades en el Instituto Nóos, había quienes en voz baja valoraban la probabilidad de que su suegro (y puede que hasta su cuñado, ahora rey de España) pudieran conocer sus actividades, una duda que sigue flotando en el ambiente de quienes no aceptan que la Jefatura del Estado sea un cargo hereditario y no electo a través de las urnas.


    Sin embargo, son muchos también quienes pondrían  la mano en el fuego por la honradez de Felipe VI,contemplándolo como un caso aparte en la turbia historia con la que la canallesca arremete sin piedad contra su familia.


     Es curioso la rapidez con que muchos fervientes monárquicos que hasta hace media hora eran juancarlistas de toda la vida(algunos a pesar de su vocación republicana), reniegan de pronto del viejo patrón del Bribón y se sienten felipistas furibundos al  considerar al hijo del viejo monarca como un ejemplo a seguir, un dechado de integridad y un auténtico demócrata que antes de verse salpicado por el escándalo que afecta a su familia, ha preferido renunciar a la herencia de don Juan Carlos que personalmente le pudiera corresponder.


    Con permiso de los lectores voy a parar de escribir, porque me siento más escéptico que cuando he comenzado este artículo. Pero antes quisiera dejar constancia que se si me dieran a elegir, pediría con carácter perentorio el referéndum monarquía/república que tantos reclaman. Aunque fuera sólo consultivo. Problema no veo ninguno en esta llamada a urnas sino mas bien ventajas. 


    Pues si realmente la mayoría de los españoles resultara ser partidaria de la monarquía parlamentaria que nos impuso el franquismo, un sí reforzaría la imagen de Felipe VI y la credibilidad en lo que de refilón (y con ganas de huir del franquismo más que de tener de nuevo un rey) se votó en la Constitución del 6 de diciembre de 1978. 
     


     
     
     
     
     

    sábado, 18 de julio de 2020

    “ Un homenaje a los que murieron solos”




    Homenaje de Estado a las víctimas del coronavirus en el Palacio Real



    El Rey Felipe VI, acompañado por la Reina y sus hijas, preside este jueves en la Plaza de la Armería del Palacio Real una ceremonia de Estado, de carácter civil, por las víctimas de la pandemia de covid-19, un acto solemne al que acude todos los poderes del Estado, un centenar de víctimas y familiares de fallecidos y representantes internacionales, además de los presidentes autonómicos.




    “ Un homenaje a los que murieron solos”


    *

     “ Un homenaje a los que murieron solos”


     Fernando Berlín analiza la perspectiva de los medios internacionales ante el homenaje de Estado a las víctimas del covid-19.






     

    EL VIRUS DE LA CORONA Y EL DE VOX


    Félix Población

    Coincidiendo con la pandemia del virus de la corona, se ha sabido -gracias a la prensa extranjera- que el rey emérito que ha sustentado la corona de España durante casi cuarenta años hizo pasar el AVE a La Meca por Suiza -según enunció El Roto en una reciente viñeta-, con pingües resultados para su patrimonio personal. El propio soberano transportaba en sus maletas miles de euros en billetes, que luego recontaba con una máquina al efecto ubicada en su palacio. La imagen encajaría en aquella Corte de los Milagros descrita por Valle-Inclán en tiempos de Isabel II. Fue don Ramón quien dijo de Alfonso XIII que no lo echaron los españoles por rey, sino por ladrón.

    Como es de sobra sabido, la mayor parte de la prensa de este país no ha dejado de encomiar a Juan Carlos I durante su reinado.  Hoy sabemos  de nuestro ex Jefe del Estado lo bastante como para sentirnos avergonzados de la inviolabilidad con la que fue amparada su real persona. Hace tan solo unos días hemos leído  que para frenar el desgaste institucional de la monarquía y alejarse de las actuaciones del rey emérito, el Gobierno abrirá el debate sobre el fin de la inviolabilidad del monarca, que le exime de cualquier responsabilidad penal por todo lo que haya hecho antes de su abdicación.

    Si se observa atentamente el proceder de la derecha extremada y la extrema derecha en los últimos tiempos, sobre todo a partir del conflicto de Cataluña y el discurso de Felipe VI del 3 de octubre de 2017, pareciera que, además de la bandera nacional, ambos partidos pretenden apropiarse de la corona y hacerla suya, vinculando la democracia con una institución cuyo desprestigio no ha dejado de crecer en los últimos años y que, puestos a someterla a referéndum, posiblemente fuera derrotada en la urnas, como lo fue en el pasado. Entonces también se pretendió mantener a un Borbón a toda costa, recurriendo incluso a la dictadura (Primo de Rivera), cuando el desgaste del régimen de la Restauración a lo largo de más de medio siglo era más que ostensible. 

    Dos reyes y una regencia se sucedieron entre 1875 y 1931, y dos también están siendo los monarcas entre 1975 y nuestros días. Creo que cada vez que un diputado de la extrema derecha gana un escaño -como acaba de suceder en Euskadi- , la democracia se debilita, pues aparte del virus de corrupción que afecta a la corona, el de la extrema derecha es otro patógeno que puede resentir nuestros derechos y libertades. Si a esa extrema derecha se le une la derecha asilvestrada de un líder provisorio haciendo al rey suyo y con el rey dejándose querer por una y otra, debería el actual Gobierno hacer factible que el referéndum aquel (monarquía o república) que Adolfo Suárez no acometió en su día porque se hubiera perdido -según confesión propia-, se celebrara en un inmediato porvenir.

    Es muy probable que el resultado de esa consulta fuese el mismo que hace más de cuarenta años. Eso reforzaría nuestra democracia, como hubiera ocurrido posiblemente en los inicios de aquella nada modélica transición. Quizá así podríamos tener finalmente acceso a los documentos secretos que se nos siguen debiendo sobre el papel jugado por Juan Carlos I en el intento de golpe de Estado de 1981 y que la historia oficial define hasta ahora como defensor y garante del régimen constitucional de 1978, y no como una copia del jugado por su abuelo con el general Primo de Rivera en el verano de 1923.

    Si el AVE a La Meca pasó por Suiza con ese tan ominoso rastro de oprobio -unido a los precedentes-, la monarquía borbónica debería pasar por las urnas ya.
     

    *Artículo publicado hoy también en La última hora



    NO ESTUVO VOX, PERO LO SUSTITUYÓ AZNAR

    Ayer el ex presidente Aznar asistió a la ceremonia civil oficiada en Madrid (primera en la historia de un país aconfesional desde hace más de cuarenta años) en memoria de las víctimas de la pandemia con una pegatina de la enseña nacional en la mascarilla, según es propio de los militantes o simpatizantes de la extrema derecha. Quiso así diferenciarse del resto de los asistentes y hacer patente de ese modo que la ausencia de Vox al acto bien podría estar representada por su persona.
     
     
     
     

    jueves, 16 de julio de 2020

    EGIN y las cloacas de Intxaurrondo



     Ahotsa.info publica el 1º capítulo de la webserie Galdutako Objektuak, proyecto del cual forma parte el documental “Non Dago Mikel?” sobre la desaparición y muerte de Mikel Zabalza en 1985 tras ser detenido por la Guardia Civil. En esta primera entrega nos sumergimos en la redacción de Egin en Hernani con Patxi Zamora cuando se cumplen 22 años del cierre del periódico.


     1º capítulo de la webserie del proyecto Galdutako Objektuak Ahotsa.info publica el 1º capítulo de la webserie Galdutako Objektuak, proyecto del cual forma parte el documental “Non Dago Mikel?” sobre la desaparición y muerte de Mikel Zabalza en 1985 tras ser detenido por la Guardia Civil. 


     Esta webserie está compuesta por varios reportajes realizados con el material y las entrevistas realizadas durante la grabación del documental que no se incluyen en el montaje final de “Non Dago Mikel?”. 


    Estos reportajes se irán publicando en los próximos meses y abordarán diferentes temas y aspectos del Caso Zabalza y la tortura en Euskal Herria. El periódico Egin y la radio Egin Irratia fueron clausuradas por la Audiencia Nacional en 1998 bajo la acusación de ser parte de ETA.


     Fue el inicio de la ofensiva del “Todo es ETA” y sus directivos fueron juzgados en el conocido sumario 18/98, siendo condenados a fuertes penas de prisión su director Jabier Salutregi y la subdirectora Teresa Toda. 


    A pesar de estas condenas, el Tribunal Supremo en 2009 dejó sin efecto la declaración de ilicitud de las actividades y la disolución de Orain SA y el resto de empresas que contribuían a la edición del periódico, pero esta decisión judicial llegaba demasiado tarde. 


    Habían pasado casi 11 años desde el cierre de Egin y su redacción, cuyo cuidado había quedado bajo la tutela de la Audiencia Nacional, estaba en un estado ruinoso. Egin fue uno de los medios de comunicación que con más ahínco investigó e informó sobre las actividades ilegales y corruptas que se producían en Intxaurrondo bajo el mando del general Rodriguez Galindo.


     Las conexiones de los guardias civiles con el contrabando y el narcotráfico, su participación en la guerra sucia, las denuncias de torturas y todo lo relacionado con el asesinato de Mikel Zabalza y otros crímenes de Estado fueron temas recurrentes en sus portadas. Es por ello que Egin resultaba un medio incómodo. 
     

     Con la ayuda del periodista Patxi Zamora, colaborador del equipo de investigación de Egin que dirigía Pepe Rei, nos adentramos en la redacción central de Egin en Hernani para sumergirnos en su archivo fotográfico y hablar sobre las cloacas de Intxaurrondo.


    *

    *


    Esta webserie está compuesta por varios reportajes realizados con el material y las entrevistas realizadas durante la grabación del documental que no se incluyen en el montaje final de “Non Dago Mikel?”. Estos reportajes se irán publicando en los próximos meses y abordarán diferentes temas y aspectos del Caso Zabalza y la tortura en Euskal Herria.


    El periódico Egin y la radio Egin Irratia fueron clausuradas por la Audiencia Nacional en 1998 bajo la acusación de ser parte de ETA. Fue el inicio de la ofensiva del “Todo es ETA” y sus directivos fueron juzgados en el conocido sumario 18/98, siendo condenados a fuertes penas de prisión su director Jabier Salutregi y la subdirectora Teresa Toda.


    A pesar de estas condenas, el Tribunal Supremo en 2009 dejó sin efecto la declaración de ilicitud de las actividades y la disolución de Orain SA y el resto de empresas que contribuían a la edición del periódico, pero esta decisión judicial llegaba demasiado tarde. 


    Habían pasado casi 11 años desde el cierre de Egin y su redacción, cuyo cuidado había quedado bajo la tutela de la Audiencia Nacional, estaba en un estado ruinoso.


    Egin fue uno de los medios de comunicación que con más ahínco investigó e informó sobre las actividades ilegales y corruptas que se producían en Intxaurrondo bajo el mando del general Rodriguez Galindo. 


     Las conexiones de los guardias civiles con el contrabando y el narcotráfico, su participación en la guerra sucia, las denuncias de torturas y todo lo relacionado con el asesinato de Mikel Zabalza y otros crímenes de Estado fueron temas recurrentes en sus portadas. Es por ello que Egin resultaba un medio incómodo.


    Con la ayuda del periodista Patxi Zamora, colaborador del equipo de investigación de Egin que dirigía Pepe Rei, nos adentramos en la redacción central de Egin en Hernani para sumergirnos en su archivo fotográfico y hablar sobre las cloacas de Intxaurrondo.



    Fuente: Ahotsa






    Disparan y destrozan la pierna a una perra que se había escapado de una protectora

    *


    Pacma lo ha denunciado ante el Seprona


    El Partido Animalista, Pacma, ha denunciado ante el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil el disparo, por escopeta de caza, que ha sufrido una perra en la localidad cordobesa de El Viso, y que le ha "destrozado" una pata, por lo que la formación ha pedido la colaboración ciudadana para localizar al responsable.



    Según ha informado Pacma en un comunicado, Chata, que así se llama la perra, había sido rescatada por una protectora de la zona y se encontraba en una casa de acogida. Escapó de la misma el pasado lunes y "apareció por la noche con una pata completamente destrozada a causa del disparo de una escopeta de caza".



    Chata se encuentra ingresada y recuperándose en una clínica de Hinojosa del Duque (Córdoba), "donde tuvieron que amputarle su pata a causa de los destrozos ocasionados por el disparo".

    Perrita tiroteada en Córdoba


    *****

     *



    El Partido Animalista ha denunciado estos hechos ante el Seprona de la Guardia Civil, "que ya está investigando el caso para encontrar a los culpables de este terrible suceso", que constituye "un ejemplo más de la peligrosidad de la caza".



    Además, "según vecinos de la zona que escucharon el disparo, el mismo podría haberse efectuado cerca de una zona residencial, por lo que se podría haber puesto también en peligro a las personas que allí residen".


     Pacma considera que este tipo de actos deben ser castigados y ha agradecido "la celeridad de la Guardia Civil, que ya se encuentra investigando lo sucedido para localizar al responsable", considerando también el Partido Animalista que es "necesario y urgente el endurecimiento del Código Penal para los delitos de maltrato animal".