El objetivo de situar la intervención de EE.UU como decisiva para la
victoria, clave para imponer la reconstrucción europea bajo su
hegemonía, en particular a través de la OTAN, tiene también otro
episodio, de especial trascendencia para nosotros: el de la supuesta
liberación del Campo de Mauthausen por tropas norteamericanas.
El mito se repite pese a la existencia de un documento gráfico bien
conocido: la foto de la llegada al al Campo de vehículos blindados USA
en el que se ve a centenares de prisioneros bajo una enorme pancarta que
preside la puerta de entrada en la que se lee “Los españoles
antifascistas saludan a las fuerzas liberadoras”.
La pregunta es obvia:
¿Quiénes habían liberado Mauthausen cuando llegaron los estadounidenses?
La historia de la organización de la resistencia en el interior del
Campo protagonizada por los comunistas españoles está documentada y
tiene un valor inmenso.
En Mauthausen, a diferencia de lo ocurrido en
otros Campos nazis en los que el exterminio se produjo prácticamente sin
oposición, se forjó durante cuatro años una importante organización
clandestina internacional que salvó centenares de vidas y liberó el
Campo antes de la llegada de las tropas aliadas.
La hazaña, desconocida por la inmensa mayoría y realizada en las más
duras condiciones imaginables, está cuajada de apellidos españoles.
Existen algunos documentos, pero sin duda es el comunista español Mariano Constante[2] quien la ha relatado con tanto rigor histórico que es conocido como el “notario de Mauthausen”.
En su relato me baso.
Comienza la organización.
La organización empezó a gestarse el 22 de junio de 1941. Las tropas
nazis ocupaban un país tras otro, comenzaba la invasión de la URSS y
todo parecía hundirse.
Esa noche la dirección decidió desinfectar el
Campo y concentró a todos los prisioneros, desnudos, bajo un frío
intenso, en los garajes.
Allí los miembros del Partido Comunista de
España decidieron organizarse, elegir a ocho de ellos para la dirección y
tratar de extender la organización a otros compatriotas.
Se había
constituido el germen del Comité Internacional de Mauthausen. El
objetivo principal era mantener la moral y los principios en medio de la
barbarie.
Constante lo explica así: “Se trataba de hacer comprender a
unos y a otros que, para luchar en el interior del campo, era necesario
tener una voluntad inquebrantable de combate y esperanza, sin la cual
nada era posible; tener confianza en la victoria final; luchar contra la
depravación y la corrupción, evitando hacer el juego de los SS, para
perjudicar a otros presos políticos; solidaridad total en cualquier
momento y circunstancia; hacer lo posible para impedir que los de
“delito común” nos robasen nuestra escasa comida; intentar introducir
españoles de confianza en los lugares de trabajo donde hubiera
posibilidades de ayudar a los demás y, en lo posible, también en las
barracas; conseguir informaciones y vigilar la conducta de los SS, con
el fin de hacer frente y prever sus reacciones; establecer contacto con
los deportados políticos de otras nacionalidades”.
Las actividades contemplaban aportar algunos gramos de comida
suplementaria los mas débiles e intentar evitarles las tareas más duras,
lograr puestos que permitieran la movilidad dentro del Campo, ocultar a
los enfermos para que no fueran exterminados o realizar sabotajes
mínimos como la rotura de alguna herramienta para “entorpecer su
producción destruyendo parte – una ínfima parte, es cierto – del
potencial de guerra del III Reich”.
Poco a poco la organización se extiende con la llegada, a partir de
principios de 1942, de prisioneros políticos de todos los países
europeos, algunos de ellos excombatientes de las Brigadas
Internacionales.
La organización va logrando introducir a compañeros de
confianza en la cocina, la limpieza, la enfermería o las oficinas de la
administración. La tela de araña se iba tejiendo. En la segunda mitad de
1942, en medio de las matanzas y de las torturas, las noticias de la
resistencia soviética y la posterior derrota de los nazis en
Stalingrado, fortalecen la confianza en la victoria de quienes habían
creído en ella cuando no había ni un rayo de esperanza.
La llegada de un importante contingente de deportados franceses entre
1943 y 1944, comunistas, socialistas, católicos, y sobre todo,
dirigentes militares de la Resistencia, permite el fortalecimiento del
Comité Internacional y, sobre todo, la constitución del Aparato Militar
Internacional (AMI).
El aragonés Miguel Malle fue el responsable máximo
del Estado Mayor (EM) del AMI, integrado por cuatro miembros, entre los
que estaba el dirigente checo de las Brigadas Internacionales, Arthur
London, y Mariano Constante.
A este Aparato se incorporó también el
coronel soviético Pirogoff.
La red se fortalece, a pesar de las continuas bajas, y se consigue
acceder a un aparato de radio que tenían escondido miembros de las SS y
que les permite obtener informaciones emitidas por Londres o Moscú.
Meses después, además del continuo robo de armas a los SS, la
organización obtiene un nuevo recurso: un aparato de radio propio que se
consigue introducir oculto en un cubo de basura.
En abril de 1945, mientras se sucedían las derrotas alemanas – los
norteamericanos bombardeaban la cercana ciudad de Linz y los soviéticos
habían ocupado Viena – llegó la noticia de que el comandante del Campo,
Ziereis, había recibido la orden de Himmler de liquidar a todos los
prisioneros.
Se debía ejecutar aprovechando una alarma antiaérea,
verdadera o falsa, y se les eliminaría mediante una gigantesca explosión
provocada en las naves que ya estaban siendo acondicionadas por los
propios prisioneros, los cuales serían previamente gaseados dentro.
La organización clandestina se acelera, intensificando la obtención
de información mediante documentos conseguidos por quienes limpiaban las
oficinas, haciendo guardias nocturnas, sacando del Campo documentos y
fotografías obtenidas clandestinamente por el fotógrafo Paco Boix que
acreditaban la barbarie del exterminio y las visitas de los jefes nazis
y, sobre todo, asegurando la disciplina y la coordinación para evitar
bulos.
La liberación.
A finales de abril, el comandante Ziereis dio la orden de movilizar a
los españoles para combatir a las tropas soviéticas que se acercaban a
Mauthausen. Formados frente a las ametralladoras que les apuntaban desde
las torretas nadie dio un paso al frente. “Fue un momento en el que
todo podía ocurrir y, totalmente conscientes de ello, estábamos
dispuestos a jugárnoslo todo: las pistolas y las botellas de bencina
estaban a punto.
Viendo que no doblegaría nuestra actitud, Ziereis
ordenó romper filas. Estoy seguro de que tuvo miedo”.
Pocos días después, por la noche, los guardias de las SS fueron
sustituidos por la guardia urbana de Viena. “Algunos SS capturados
después de la liberación nos confirmaron que Ziereis temía una
sublevación general y había preferido retirarse al pueblo de Mauthausen
con sus SS”.
Una delegación del Comité Internacional conminó a la
guardia urbana para que entregasen todas sus armas.
El 5 de mayo de 1945, poco antes de las dos de la tarde dos vehículos
blindados y un jeep del ejército norteamericano entraron en el campo.
Los guardias huyeron abandonando todas sus armas.
La gran pancarta preparada por los republicanos españoles se colocó y se hizo la famosa foto.
Cuando el Comité Interrnacional (CI) se dirigió a los norteamericanos
para conocer sus intenciones y explicarles la situación, el oficial al
mando les explicó que aquella era una patrulla de exploradores que se
había extraviado y que, en realidad las tropas norteamericanas estaban a
40 kilómetros de allí.
Cuando el CI les informó de que los SS estaban
cerca “los norteamericanos se marcharon sin entrar en el interior del
recinto, prometiéndonos un regreso rápido con medios bélicos suficientes
para defendernos. Así que quedábamos solos para hacer frente a lo que
surgiera…”
“En el campo la confusión era total. Algunos prisioneros habían
asaltado la armería y otros desvalijaban los almacenes de las SS donde
estaban almacenados los pocos víveres que quedaban.
Afortunadamente
teníamos una organización a punto y un aparato militar disciplinado. Los
miembros del AMI habían permanecido en sus puestos, esperando recibir
órdenes de nuestro EM.
Los jefes militares fueron convocados para
recibir órdenes y en pocos minutos todas las disposiciones necesarias
fueron tomadas y ejecutadas”. El orden interno fue restablecido y donde
antes estaban los SS dando órdenes de exterminio ahora estaba el Estado
Mayor Internacional.
La lucha no había terminado. Combatientes españoles y soviéticos del
Mauthausen se enfrentaron a los SS replegados desde Checoslovaquia
haciéndoles huir tras duros combates.
Las tropas de los jefes del Campo,
Ziereis y Bachmayer estaban al otro lado del Danubio y se preparaban
para atacar el Campo. Para evitarlo había que tomarles la delantera y
evitar que atravesaran el río por el único puente intacto, el del
ferrocarril.
Los combates dirigidos por el EM de Mauthausen, en los que
participaron sobre todo soviéticos, españoles y checos, impidieron que
los primeros tanques alemanes Tigers pasaran por el puente.
El 6 de mayo, los SS hicieron varios intentos de atravesar el Danubio
que fracasaron a pesar de que tenían tanques, cañones y ametralladoras.
La resistencia del Campo sólo tenía ametralladoras y Panzerfaust (tubos
antitanques) robados al enemigo que usaban por primera vez.
La
situación, era crítica y la resistencia no podía durar mucho, por lo que
valoraron volar el puente del ferrocarril con los propios explosivos
que los nazis habían colocado.
El ataque de los soviéticos de la llanura de Ens obligó a las SS a
trasladar allí parte de sus efectivos y la presión sobre la resistencia
se redujo, pero la lucha continuaba. “Aquello era una Torre de Babel,
donde teníamos que traducir todas las órdenes dadas (…) Por todos los
lados las órdenes de rendirse habían sido dadas a las tropas alemanas y
Berlín ya había caído en manos del ejército soviético.
Con todo, para
nosotros la lucha continuaba… Era nuestro destino. Habíamos sido los
primeros en combatir contra las hordas hitlerianas y estaba escrito que
seríamos los últimos en soltar las armas”.
Por fin, una columna de tanques americanos hizo su aparición y la batalla terminó.
Un largo periplo les esperaba a los republicanos españoles hasta llegar a ser acogido por Francia, pero eso ya es otra historia.
Nada tiene que ver este relato con la historia oficial. Es sin
embargo, una epopeya dirigida por comunistas españoles, realizada por
quienes decidieron resistir y organizarse contra la desesperación y la
muerte.
Es la constatación histórica de la continuidad de la lucha
emprendida en la guerra española y que se prolongó en suelo europeo
contra la Alemania nazi; del empleo de la experiencia organizativa y del
combate internacionalista.
Del convencimiento de que la derrota del
enemigo más poderoso, es posible siempre que exista la voluntad
inquebrantable – como ellos decían – de resistir, y de la capacidad de
la organización para vencer.
Probablemente sea por eso, por lo que el relato oficial tiene tanto
interés en ocultar hazañas como esta. Nos quieren derrotados, impotentes
e ignorantes.
A nosotros y a nosotras nos corresponde restablecer el
hilo rojo de la continuidad histórica de la lucha, no sólo para
rendirles el merecido homenaje, sino para saber de dónde venimos y
quiénes somos.
Nota: Una parte de esta información la obtuve a partir de los
testimonios de Tomás Martín, hermano de mi madre y representante del
Partido Comunista de España en el Comité Internacional de Mauthausen.
Mariano Constante y Miguel Malle, le consideraban su hermano.
Escribí un relato biográfico sobre la dimensión política de su vida que lleva por título “La voz a ti debida”
[3].
Es una historia particular, pero que lleva impreso el mismo sello de
heroismo, de dolor, de firmeza ideológica y de solidaridad que nos
legaron miles demujeres y de hombres de la mejor generación de nuestra
historia.
[1] Pauwels, Jacques, R (2000).
El mito de la guerra buena. Editorial Hiru
[2] Constante, Mariano (1974).
Los años rojos. Editorial Círculo de Lectores.
[3] Maestro, Ángeles (2016)
La voz a ti debida.
https://redroja.net/index.php/noticias-red-roja/noticias-cercanas/4137-la-voz-a-ti-debida
https://kaosenlared.net/de-verdad-las-tropas-norteamericanas-liberaron-mauthausen/