A la vista de lo escandalizados que veo a algunos tras el acuerdo PP-C's-Vox, escribo lo siguiente:
La izquierda abertzale se quedó sola hace 40 años denunciando que la
llamada transición democrática era una gran farsa para perpetuar un
régimen borbónico al servicio de la oligarquía española.
La ley de amnistía supuso que los antifranquistas salieran por una puerta de la cárcel mientras entraban
por la otra. Sin embargo, los franquistas, los responsables de miles de
muertos enterrados en fosas comunes, los cuneteros, golpistas y
militares del régimen quedaron impunes.
El TOP (Tribunal de
orden público) pasó de la noche a la mañana denominarse Audiencia
Nacional, en el mismo edificio, con los mismos jueces y fiscales.
Ejército, Guardia Civil y Policía no hicieron frente a depuración alguna.
Lo mismo ocurrió con un sinfín de instituciones.
Taparon todo lo ocurrido en el nombre de una "transición ejemplar" y además la quisieron exportar.
"Corramos un tupido velo" nos dijeron, no hay ni vencedores y
vencidos". Olvidemos que hubo tres repúblicas legales y que su golpe de
estado y posterior guerra acabó con todas ellas.
Olvidémonos de
la Legión Cóndor y de Gernika. Pero también de Otxandio o de Durango.
Olvidémonos de Barcelona, Lleida o Granollers. Olvidémonos de València,
Cartagena o Jaén. Todas ellas bombardeadas. Olvidémonos de todo y
"pasemos página" nos dijeron.
Ése fue el problema, "pasar
página" y no "romper la página". Dar por bueno que hubo dos bandos
enfrentados con la misma legitimidad. No darse cuenta que sin arrancar
esa página mediante la ruptura democrática reclamada por la Izquierda
Abertzale el franquismo no iba a desaparecer
La cultura del
silencio (no hablar de lo ocurrido) y la moderación ("los extremos se
tocan") fue extendida y todos fuimos adoctrinados en ella mediante un
curriculum escolar bochornoso y el sistema comunicativo menos plural de
toda Europa.
Un enemigo común (vascos o catalanes) ayudó a
cerrar heridas "entre los dos bandos". En nombre de una transición
modélica, no se le negó legitimidad alguna y el franquismo, lejos de
desaparecer, siguió extendiéndose de una forma más o menos larvada a la
espera de mejores tiempos.
Esos tiempos han llegado. No escribo
esto para decir que la izquierda abertzale tenía la razón. No. Eso ya
no importa. Escribo esto para reividicar la misma solución de hace 40
años: ruptura democrática y contrucción de sendas repúblicas para todos
los pueblos del estado.
Así queda reflejado en el calendario para el periodo entre febrero y junio
aprobado por la Mesa de la Cámara Baja ese lunes 14, todo ellos tras
oír a la Junta de Portavoces.
Son un total de trece semanas de trabajo
efectivo en el plenario antes de marcharse de vacaciones de verano... si Sánchez no anticipa antes las generales.
Es en ese momento donde el Gobierno se la juega y donde Sánchez aspira a
pasar su primer trámite.
Queda menos de un mes para esa votación y
Moncloa necesita que tanto ERC como el PDeCAT no voten a favor de la
enmienda a la totalidad que, con seguridad, ya han anunciado que van a
presentar tanto PP como Ciudadanos.
A continuación, la semana que arranca el 11 de marzo, se debería
celebrar el debate en pleno del dictamen del Proyecto de Ley de
Presupuestos, siempre y cuando superen las enmiendas a la totalidad (que
se votan en bloque). Esa misma semana, el 14 de marzo, el Gobierno deberá conocer si sus cuentas públicas son aprobadas o rechazadas.
Desde ese día
hasta el descanso estival, sus señorías deberán a acudir otras nueves
semanas al pleno. Precisamente en esos cuatro meses, entre marzo y
junio, habrá varias interrupciones con motivo de la Semana Santa, el puente de mayo, el puente de San Isidro en Madrid -todo ello al igual que en años anteriores- y por las elecciones municipales, autonómicas y europeas del 26-M.
Los parlamentarios, por tanto, podrán volcarse en la campaña electoral
sin tener que acudir a votar al hemiciclo de la Carrera de San Jerónimo.
El periodo de sesiones culminará el 27 de junio, ya que los meses de julio y agosto son inhábiles en la Cámara Baja.
El calendario de sesiones plenarias para el año pasado contemplaba en principio quince semanas de trabajo, lo que suponían un total 44 jornadas.
Sin embargo, la decisión del Gobierno de Rajoy de presentar sus Presupuestos en mayo alteró la agenda inicial aprobada por la Mesa.
De esta forma, los parlamentarios estarán obligados a acudir al
hemiciclo este 2019 durante aproximadamente las mismas jornadas que lo
hicieron en 2018.
Desde el Congreso el
argumentario que utilizan sus señorías para defenderse de las críticas
es que el calendario parlamentario viene recogido en el artículo 73 de la Constitución donde se puede leer que Congreso y Senado "se reunirán anualmente en dos períodos ordinarios de sesiones:
el primero, de septiembre a diciembre, y el segundo de febrero a
junio".
Aseguran, además, que el verdadero trabajo de los diputados, el
que no se ve, es el que se realiza en las diferentes comisiones y en sus respectivas circunscripciones.
Cuando llegó a la presidencia del Congreso, Ana Pastor, decidió adelantar una hora los plenos de los martes
para que los diputados pudieran conciliar su vida laboral y personal.
Así, las sesiones llevan desde entonces comenzando a las 15 horas en
lugar de las 16 horas.
La intención de Pastor era la de continuar
adelantando el horario para que las sesiones se iniciaran por la mañana y
finalizaran antes de las 18 horas, pero no ha sido posible por los
problemas que tenían los diputados de provincias para llegar a Madrid
unas horas antes a lo que ha venido siendo habitual.
“Los españoles no saben en realidad quiénes son, pues ignoran quiénes fueron"
Juan Goytisolo
Hay un artículo impresionante de 1998 de Juan Goytisolo titulado ¡Quién te ha visto y quién te ve!
Debería ser de lectura obligada en todos los centros educativos. Tiene
plena actualidad.
Es todo un aviso a los españoles, en el que describe
la situación de la provincia de Almería en diferentes momentos de la
dictadura franquista.
Almería era entonces la Cenicienta de nuestras
provincias.
Una frase cruel, despectiva, abreviaba sus lacras y
desdichas: "esparto, mocos y legañas”.
En aquellos momentos se estaba
produciendo el gran éxodo a Europa. En las ciudades alemanas, francesas,
belgas, suizas, holandesas, millares de españoles identificables por su
indumentaria, maletas y avíos se apiñaban en las estaciones de trenes y
autobuses en busca de direcciones y contactos.
La economía europea
necesitaba brazos. Asistentas de hogar, albañiles, peones, camareros,
obreros no especializados trabajaban en unas sociedades en crecimiento.
Y
hoy, en El Ejido, la fuerza más votada ha sido VOX, con casi el 30%.,
cuyo programa es claramente racista y xenófobo. ¡Qué contraste! ¡Qué de
vueltas da el mundo!
Ahora quiero fijarme en un momento un poco anterior y que debería
servir también de reflexión para muchas mentes españolas dormidas.
Es conocido que una auténtica avalancha humana de exiliados
republicanos pasó la frontera hacia Francia para huir de las represalias
de la dictadura franquista.
El trato de las instituciones francesas fue
vergonzoso, como mostraré más adelante.
Todo lo contrario que el
dispensado por Lázaro Cárdenas, el presidente de la
República de México de 1934 a 1940, que desde los inicios de la Guerra
Civil española nos tendió una mano amiga.
Dio asilo político en su
embajada a los que padecían los rigores del conflicto, tomó a su cargo a
más de 400 niños españoles (Morelia) y tras el conflicto, acogió cerca
de 25.000 españoles del bando republicano.
No sólo a los intelectuales
de prestigio, los investigadores o los científicos.
También los
artesanos, los obreros, los agricultores.
Frente a la desvergüenza del gobierno francés de entonces y de los
dirigentes actuales de la UE, sobresale el siguiente comunicado de
Cárdenas, de 23 de junio de 1940 a su embajador en Francia, Luis I. Rodríguez:
"Con carácter urgente manifieste usted al Gobierno francés que México
está dispuesto a recoger a todos los refugiados españoles de ambos sexos
residentes en Francia.
Diga usted que este Gobierno está tomando
medidas conducentes para llevar a la práctica esta resolución en el
menor tiempo posible.
Si el Gobierno francés acepta en principio nuestra
idea, expresará usted que desde el momento de su aceptación, todos los
refugiados españoles quedarán bajo la protección del pabellón mexicano.
Asimismo, de aceptar el Gobierno francés, sugiera usted forma práctica
para realizar propósito, en la inteligencia de que en atención a las
circunstancias, nos dirigimos a Gobiernos alemán e italiano,
comunicándoles nuestro deseo. Conteste urgentemente".
Rodríguez pese al cruento escenario tras la
intervención nazi, cumplió su misión urgente en aquella Francia
humillada y de gobiernos divididos, para lograr la salida de miles de
refugiados.
Además escribió un libro extraordinario sobre estos momentos
trágicos de Francia Ballet de Sangre. La caída de Francia, con un prólogo precioso de Pablo Neruda,
del que extraigo estas palabras: “Luis I. Rodríguez actúa cuando ya la
araña feroz está engullendo y digiriendo la catástrofe.
Ya ha terminado
la comedia angustiosa de España. Franco está sentado sobre un millón de
cadáveres; las cárceles están apretadas de seres humanos; el destierro
divide a España con una cicatriz inolvidable, entre un pueblo famélico y
martirizado que quiere salir y un río de desterrados que esperan el
regreso.
Nadie habla ya de civilización occidental defendida: España es
la primera víctima de una conspiración criminal y Franco un pequeño
lacayo, barrigudo y sangriento, poseído también de un odio recalcitrante
por la cultura y la libertad.
A la historia diplomática y pública de
México, pertenece desde hoy este noble y elevado libro….
Este libro es
una nueva enseñanza, agregada a las de cada día.
Enseñanza más digna de
ser tomada en cuenta que la noticia de una batalla perdida, porque esta
sumersión en el torbellino, en el corazón traicionado de Francia, en la
danza de la sangre, está hecha con la ternura, con la nobleza y la
misericordia de un hombre que, como Luis I. Rodríguez, llevó a ese
pueblo y a ese drama, con la representación de México, las manos
acogedoras de América y las llaves de la Libertad”.
Rodríguez salvó además a Manuel Azaña y Juan Negrín.
Merece la pena destacar su conversación mantenida con el general Petain,
el cual le pregunta: "¿Por qué esa noble intención que tiende a
favorecer a gentes indeseables?" Rodríguez: "Le suplico la interprete
usted, como un ferviente deseo de beneficiar y amparar a quienes llevan
nuestra sangre y nuestro espíritu".
Le replicó Petain: "Pero llamemos a
esa actitud impulso de humanidad, mejor que auxilio a Francia, porque de
sobra conocemos que en las grandes miserias las ratas son las primeras
que perecen, y en el caso nuestro, los exiliados de España estarían
obligados a llevar ventajosa delantera a mis compatriotas".
Rodríguez nos describe con extraordinario realismo y crudeza los
campos de concentración franceses, ofrecidos como albergue a españoles:
"Deshonran al Gobierno francés y a un pueblo que creímos un positivo
baluarte de solidaridad humana, de hospitalidad fecunda y limpia.
No
exageramos al decir que esas prisiones, ni siquiera dignas de enemigos,
son claro exponente de almas retacadas de hollín, de cerebros
enloquecidos por la ruindad y el miedo; son obra del desastre moral de
Francia, del egoísmo, de la estulticia, de la falta de fe en el destino
propio.
En nombre de su trilogía vital, esgrimían y esgrimen la técnica
de complicada tortura; en nombre de la Libertad, encadenan a sus
hermanos de ayer, haciéndoles sentir, con refinada crueldad, el innoble
peso de una esclavitud que no merecen; en nombre de la Igualdad los
encierran en los campos de concentración —dantescas cárceles con
verdugos senegaleses—, y los señalan con diversos colores puestos sobre
el pecho, acorralándolos como bestias “infestadas” de rebeldía y
pundonor.
En nombre de la Fraternidad, los dejan morir de dolor y de
hambre, frente a un horizonte de púas y de mugre; se burlan de su
desgracia deshonrando la ironía; martirizan a los niños prisioneros
cuando los ven jugando; la bayoneta del negro rompe la pelota de goma
policromada; escupen contra los sabios su enano desprecio; ultrajan a
las mujeres con su chata lascivia y persiguen a las adolescentes con sus
ojos de batracio y sus gestos fangosos.
Estos mezquinos sacristanes en
esa “misa negra” de Francia, se empeñan en llenar de pesadumbre el
corazón de los refugiados españoles; pero jamás podrán inocularles su
cobardía.
Quienes defendieron Madrid, escribiendo una heroica gesta que
es un ancho respiro en esta cloaca de pasiones y de intereses bastardos,
con sólo su presencia irritan a los que están dispuestos a pactar con
el enemigo, pensando únicamente en el precio de la deshonra.
Por eso les
molesta ver tanta miseria material, pero tanta riqueza de espíritu; por
eso les indigna contemplar una serenidad, una fortaleza, un egregio
coraje y una dignidad que ellos, los opresores, han olvidado en esta
hora de prueba para el mundo”.
¡Vaya ejemplo de la Francia de la libertad, igualdad y fraternidad!
La categoría moral de Rodríguez queda demostrada por la acción
siguiente.
La mañana del martes 5 de noviembre de 1940, el prefecto de
Montauban quiso impedir la presencia de españoles en el cortejo y
enterrar al último presidente de la II República, Manuel Azaña, con la
bandera de Franco.
Rodríguez se enfrentó a él, negándose a semejante
“blasfemia”, y al no poder hacerlo con la republicana, desafío al
representante de las autoridades francesas con estas palabras: “Lo
cubrirá con orgullo la bandera de México; para nosotros será un
privilegio; para los republicanos, una esperanza, y para ustedes una
dolorosa lección”.
Los españoles, sobre todo los que se autoproclaman republicanos,
deberían recordar y homenajear de alguna manera a Luis I. Rodríguez,
como por supuesto a Lázaro Cárdenas.
Ya va siendo hora. Podría
reeditarse el libro Ballet de sangre. La caída de Francia, para su divulgación y reflexión especialmente en los centros educativos y también en la sociedad española.
Por si no fuera ya bastante, en el puerto de Veracruz entre los
monumentos para conmemorar la llegada de emigrantes españoles, hay uno,
una estatua de un hombre de mediana edad, vestido con traje rústico,
gorra y con una maleta de madera en su mano derecha, con la siguiente
inscripción
"En recuerdo de todos los emigrantes españoles que llegaron a
México por este puerto, en busca de un mejor futuro y que con su
trabajo han contribuido a engrandecer esta generosa y hospitalaria Gran
Nación Mejicana".
¿Existe algún monumento semejante en algún puerto
español en agradecimiento a los inmigrantes, que cuidan a nuestros
ancianos y niños, limpian nuestros portales, recogen nuestra fruta, nos
traen los paquetes a casa…?
Termino con unas palabras del artículo de Goytisolo: “Como escribía Américo Castro,
"vivir culturalmente exige estar siempre alerta, percatarse de que no
basta con ser Consumidor o aplicador de la cultura ajena...
Cuando los
españoles se den cuenta de quiénes y cómo han sido, sus circunstancias
mejorarán considerablemente.
Porque la verdad es que hoy día no están
habitando su propia historia; es decir, no saben en realidad quiénes
son, pues ignoran quiénes fueron".
El presidente venezolano Nicolás Maduro
informó el viernes 11 de enero que dos mil médicos cubanos llegarán a
Venezuela para fortalecer el sistema de salud de la Misión Barrio
Adentro. Asimismo, Brasil informó que más de 1.400 plazas permanecen vacantes
tras la salida de los médicos cubanos luego de las agresiones de Jair
Bolsonaro en contra de sus trabajo.
El mandatario informó además que otros 500 especialistas, entre
cardiólogos y anestesiólogos, también arribarán a suelo venezolano,
llegando a un total de 2.500 profesionales para atender a la población.
Estos trabajadores de la salud cubanos son parte del grupo de médicos
del programa social "Más Médicos" que salieron de Brasil a fines del año
2018, luego que el presidente de ese país, Jair Bolsonaro, cuestionara
en reiteradas oportunidades su calidad profesional y sus valores
humanos.
Paralelamente, el viernes el ministerio de Salud de Brasil, Luiz
Henrique Mandetta, informó que 1.462 vacantes médicas dejadas por los
cubanos tras recibir las agresiones de Bolsonaro, no han sido todavía
cubiertas.
El número representa al 17,2 por ciento de los puestos ofertados a médicos brasileños para sustituir a sus colegas extranjeros.
La Misión Barrio Adentro, es un programa social creado por el
expresidente de Venezuela, Hugo Chávez, con amplia colaboración del
Gobierno de Cuba, para otorgar servicios médicos gratuitos al pueblo, a
través de la instalación de centenares de módulos de atención
construidos en los barrios populares del país.
El secretario general del Vox, Javier Ortega Smith, en la presentación de su partido ayer en Soria.EFE Los seguidores de un grupo opositor iraní financiaron el 80% de la campaña de las elecciones europeas de Vox de 2014,
que costó un millón de euros, según tres fuentes conocedoras de las
cuentas de la formación. Desde más de una quincena de países —entre los
que destacan Alemania, Italia, Suiza, EE UU y Canadá— partidarios del
Consejo Nacional de la Resistencia de Irán (CNRI), una fuerza
marxista-islámica en sus orígenes, enviaron durante tres meses 146
donativos a una cuenta de la formación de extrema derecha en España, según revelan las mismas fuentes, por valor de 800.000 euros.
El actual líder de la formación, Santiago Abascal, ocupaba entonces el
cargo de secretario general.
Y participó en la campaña de 2014 como
miembro de una lista que incluía también como número dos al
vicesecretario de Relaciones Internacionales de Vox, Iván Espinosa de
los Monteros.
El
caudal de fondos iraní, revelado por el EL PAÍS el pasado diciembre,
llegó a una cuenta de Vox en Madrid después de que Vidal-Quadras
anunciara en 2014, vía Twitter —donde tiene más de 66.000 seguidores—su
intención de aspirar a un escaño en Bruselas bajo la marca de la fuerza
ultra, según ha confirmado el propio político.
“Algunos de los donantes eran económicamente muy potentes”, detalla.
Tras el fiasco en las europeas, Vidal-Quadras abandonó el partido.
Pero
antes, dice que informó a Abascal de la procedencia del dinero. Los
fondos de la diáspora iraní se emplearon íntegros en la campaña. La
dirección de Vox ha declinado atender a este periódico.
A fuerza de rodearse de relevantes figuras políticas y cargos
institucionales europeos y estadounidenses, el CNRI ha batallado en las
últimas dos décadas para erigirse ante la comunidad internacional como
una potente voz de la oposición iraní en el exilio.
Y desmarcarse de su
brazo armado, el Muyahidin-e Jalq (MJ). EE UU sacó a este grupo de su
lista negra de organizaciones terroristas en 2012. El Reino Unido lo
hizo en 2009. ¿Cuál era la relación de Vidal-Quadras con el exilio
iraní?
Durante su etapa como vicepresidente del Parlamento Europeo
(2004-2014), el ex- candidato de Vox participó en decenas de actos
organizados por el CNRI. Visitó en 2009 el entonces cuartel general del grupo en Camp Ashraf,
a 80 kilómetros al noroeste de Bagdad, la capital del vecino Irak,
donde residían 3.500 milicianos.
Y acudió a más de una decena de
encuentros multitudinarios anuales en París bajo el lema de “Irán
Libre”. Solo faltó un año para poder asistir a la boda de un familiar,
afirma.
El político catalán también escribió cartas a los Gobiernos para arremeter contra el régimen islámico de Teherán y firmó declaraciones conjuntas con decenas de eurodiputados
para suscribir las tesis del CNRI. El excandidato de Vox sostiene que
su vínculo con el CNRI se remonta a 1999, cuando aterrizó como diputado
en el Parlamento Europeo.
Fue entonces cuando recibió la visita del
socialista portugués Paulo Casaca, que presidía un grupo denominado
“Amigos del Irán libre”. “Irán no era una de mis preocupaciones, pero me
pidieron que recibiera en Bruselas a la gente del CNRI y lo hice”,
reconoce. Y ahí empezó todo.
¿Conocía el grupo iraní el trasfondo ultra de Vox y su posición sobre
inmigración? “Sabíamos que era un partido nuevo, pero no de extrema
derecha”, explica ahora un portavoz del grupo iraní en el exilio. “Yo,
por mi parte, no conocía de nada a los donantes.
Eran personas que no
tenían nada que ver con Vox. La candidatura era yo. Eran donativos a mi
persona. He ayudado a salvar muchas vidas”, indica Vidal-Quadras. El
político define así su relación con el grupo iraní: “Es una masa de
exiliados que me tiene como un protector. Cuando voy a sus actos, me
abrazan, besan y achuchan”.
Vidal-Quadras: "Cuando voy a los actos de los opositores iraníes, me abrazan, besan y achuchan"
El exdiputado del PP sostiene que no cobró por asistir a los actos de
la entidad iraní ni por defender su posición en foros internacionales.
Precisa que usó una asignación anual del Parlamento Europeo para
costearse el avión y el hotel en la decena de ocasiones que visitó París
para asistir a los encuentros. El CNRI insiste en que tampoco le pagó.
El diario británico The Guardian reveló el pasado noviembre
que este grupo opositor iraní se caracteriza por abonar a sus invitados
VIP “elevadas tarifas”. Y apuntó que el asesor de Seguridad Nacional de
EE UU, John Bolton, cobró más de 156.000 euros por asistir a varias
citas de los disidentes iraníes.
Líderes internacionales
El CNRI alcanzó relevancia cuando reveló en 2002 que Irán tenía un
programa nuclear secreto. Por los multitudinarios actos de esta fuerza
liderada por la ingeniera Maryam Rayaví (1953), que tomó el relevo de su
marido en el cargo, han desfilado mandatarios internacionales. El
expresidente del Gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero asistió a
uno de sus encuentros en París, según confirman desde el entorno del
socialista.
El grupo al que pertenecen los donantes de Vox dice desconocer el trasfondo ultra del partido
También han frecuentado las actividades de esta organización los
republicanos John McCain, Newt Gingrich, el exdirector del FBI Louis
Free, el exministro francés de Exteriores Bernard Kouchner o la
candidata presidencial colombiana en 2002 Íngrid Betancourt.
El invitado estrella en la última edición del acto celebrado a las
afueras de París fue el exalcalde de Nueva York y abogado de Donald
Trump, Rudy Giuliani. 4.000 personas siguieron su discurso.
Cuando Vox
presentó su campaña a las europeas de 2014, presumió de su exitosa
estrategia de crowdfunding (micromecenazgo a través de
Internet). La formación recaudó a través del sistema de donaciones 10
veces más que Podemos.
¿Por qué no informaron entonces de que el 80% de
los fondos se nutrían de simpatizantes de un grupo iraní en el exilio?
“Nadie nos lo preguntó”, zanja Vidal-Quadras.
"El exilio iraní financió el 80% de la campaña de Vox de 2014. Hubo 146
donaciones desde una quincena de países. El partido de extrema derecha
recibió 800.000 euros en donativos de una fuerza marxista-islámica en
sus orígenes. El CNRI ha batallado para desmarcarse de su brazo armado,
el Muyahidin-e Jalq (MJ). EE UU sacó a este grupo de su lista negra de
organizaciones terroristas en 2012"
El Excel de la discordia
Las transferencias por valor de 800.000 euros que Vox recibió de la
diáspora opositora iraní para sufragar su campaña a las elecciones
europeas de 2014 se reflejaron en una hoja de Excel, según una fuente
conocedora de las finanzas de la formación. “En el documento aparecían
los nombres y apellidos de los iraníes”, añade.
Vox entregó la relación de donantes al Tribunal de Cuentas, que no
auditó la relación, según confirman desde el organismo fiscalizador. La
ley solo insta al escrutinio de las aportaciones de aquellos partidos
que obtienen representación. Y Vidal Quadras no consiguió el acta de
diputado en Bruselas.
"Actuar con pensamiento crítico ante los sesgos y no ver la divergencia
interna de ideas como un enemigo es imprescindible para ser coherente
con unas ideas progresistas".
El ser humano está predispuesto fisiológicamente
para aceptar las mentiras que se adaptan a su código de valores,
creencias e ideas. Puedes luchar contra ese impulso
humano asumiendo que el pensamiento crítico es el único camino para el
conocimiento, pero esa pulsión siempre aparecerá en algún momento en el
que estés con la guardia baja. Entonces tocará enmendarte y rectificar,
disculparte y reconocer que estabas equivocado. Ese ejercicio de manera
continuada es agotador, una revisión constante de tus ideas y opiniones
–porque nos equivocamos continuamente– no hay ego que lo soporte.
El cerebro humano para aguantar esta
continua tensión creó lo que denominamos mecanismos de defensas del ego.
Una solución que plantea nuestra fisiología para superar la ansiedad
que nos provoca vernos continuamente enfrentados a hechos que
contradicen nuestros valores e ideas. Los sesgos de confirmación, la
conformidad social o la disonancia cognitiva son algunos de los tipos de
mecanismos de defensa que nos ayudan a discrecionar la verdad para
adaptarla a nuestras necesidades.
Todos creemos que nuestra manera de
comprender el mundo es la mejor, nuestra ideología, valores y creencias.
En la izquierda, que la razón forma parte sistémica de su ideología –o
debiera si atendemos al materialismo–, es más difícil asumir las
equivocaciones porque no existe el colchón de la fe. Repito que es lo
que debería ocurrir. Pero cada vez existen más indicios para ver que los
hechos y la realidad no son una variable en la ecuación política de la
izquierda.
Decía Francisco Umbral, que si es un
referente en algo es en el uso de la palabra, lo siguiente: “Ser de
izquierdas no es instalarse en la izquierda, sino la desinstalación
permanente, que nos entrega a la corriente de las ideas y los meteoros, a
la renovación continua”. Entender la ideología progresista como un
continuo perpetuo en el que los hechos y las realidades complementan un
núcleo férreo que sustente el pensamiento es algo consustancial a la
izquierda. Pero, cada vez más, los hechos son un impedimento para la
conformación del ideario y las actuaciones.
La realidad molesta, los análisis se hacen mediante prejuicios que
pueden adaptarse al ideario preformado y se meten con calzador hasta
desvirtuar los hechos que pervierten un diagnóstico imprescindible para
llevar a cabo políticas efectivas. Si en Francia los antiguos votantes
de las cuencas mineras se decantaron por Marine Le Pen, y los mineros
del Rust Belt apoyaron a Donald Trump, los barrios españoles están
llenos de votantes de VOX. Aunque los datos dicen que los votantes de
VOX ahora mismo están en Las Rozas, Pozuelo, Majadahonda, y en el barrio
de Salamanca, Retiro y Chamberí, en Madrid, al menos a día de hoy.
Se ha olvidado que uno de los conceptos
fundamentales del pensamiento marxista es el análisis concreto de la
situación concreta y que no se pueden extrapolar marcos extraños para
comprender realidades cercanas. Esa manera de enfrentarse a los hechos
no acepta la disensión, porque no hay espacio para la razón y la
izquierda se convierte en una especie de religión que irremisiblemente
lleva a los autos de fe. A la búsqueda de herejes entre los propios
compañeros y compañeras que quemar en la hoguera pública para confirmar
nuestros sesgos.
Las redes sociales se han convertido en
un acelerador de ese pensamiento. Se le otorga una importancia que no
tiene en el debate público para convertirse en un método de presión a todas aquellas personas que no comparten la fe mayoritaria.
En estas redes se presiona, acosa, insulta y desprecia de manera
sistemática a todos los que pueden compartir ideas pero no las asumen de
manera completa, solo se acepta la adhesión inquebrantable.
Es una
paradoja que las personas enfrentadas con mayor virulencia son aquellas
que comparten espectro ideológico pero que osan contrarrestar nuestra
manera de ver el mundo. Los mayores enemigos son los propios, la crítica
desde la carcunda es fácilmente caricaturizable. Pero desde la
izquierda hace más daño porque quiebra la unidad de acción de aquellos
que solo conciben dicha unidad como la asunción de sus postulados.
Si la izquierda pierde la razón, pierde
su esencia. Asumir que el conocimiento de la realidad y los hechos no
son una afrenta a tus pensamientos y valores sino un aprendizaje
continuo que enriquece con conocimiento tus ideas es la mejor manera de
enfrentarse a los sesgos.
El ego es el mayor enemigo de la izquierda
porque es una herramienta del individualismo para fragmentar la
solidaridad inherente a la ideología que sirve a la clase trabajadora.
Actuar con pensamiento crítico ante esos sesgos y no ver la divergencia
interna de ideas como un enemigo a batir es imprescindible para ser
coherente con unas ideas progresistas. Empecemos por pedir disculpas
cuando nos equivocamos como acto revolucionario.
El expresidente del PP de Palma de Mallorca,
José María Rodríguez, y el diputado autonómico Álvaro Gijón, asistían a
fiestas con droga y sexo en una finca propiedad de Cursach o en
prostíbulos de las islas.
El juez de Instrucción 12 de Palma de Mallorca, Manuel Penalva, ha levantado el secreto del sumario y la mierda ha empezado a salir a flote.
Cada lunes se organizaban partidas de póker en la finca Puntiró,
propiedad del empresario Bartolomé Cursach, y cuando concluía la
partida “había auténticas bacanales”.
En estas fiestas drogaban a las chicas con cocaína. Las chicas “cobraban muy bien”, pero “tenían que someterse a vejaciones como palizas, sobredosis de drogas y a prácticas sexuales violentas” en las que empleaban “juguetes eróticos” o las ataban y mantenían sexo con varios hombres a la vez.
La declarante afirma que sabe por sus compañeras que Rodríguez “pasaba tardes enteras” en un prostíbulo de Palma, donde consumía “botellas caras” y “constantemente iba seleccionando chicas para mantener sexo”, con las que “se encerraba”.
Las chicas se negaban a mantener sexo con él porque tenía “unos gustos extraños y peligrosos” por lo que Rodríguez “mandaba traer chicas de la calle e incluso chicos” para presenciar cómo tenían sexo entre ellos o con las chicas. En este sentido, precisa la testigo que “Gijón también iba a este piso” aunque “de forma más esporádica” que Rodríguez.
Asimismo, manifiesta que vio “en numerosas ocasiones” a Rodríguez saliendo del piso “en un estado lamentable” y “totalmente pasado de cocaína y alcohol”, mientras que Gijón se iba “en coche oficial” también en un estado “deplorable”.
La testigo también ha afirmado ante el juez que Gijón y Rodríguez no pagaban a las chicas sino que “quien pagaba era la casa”; además, en el piso no se vendía cocaína pero los dos políticos “llamaban a no se sabe quién y la traían hasta el piso” para invitar a las chicas a la droga.
Gijón “seleccionaba a las chicas” y exigía que tomaran cocaína, y que quien se negara “no entraba con él”.
Las que lo hacían estaban “días enteros sin salir del piso”, mientras que Gijón “alguna reunión de la policía la hacía por teléfono desde la casa” y cuando se cansaba “llamaba al chófer y se iba”.
Una testigo asegura que en otra fiesta, organizada en Mega, Gijón le ordenó ir a “buscar más cocaína” al
haberse acabado la que tenían y que quien le pagó por la droga -500
euros- fue el actual abogado defensor de Gijón en el caso, José Ramón
Orta, que entonces trabajaba en el área de Seguridad Ciudadana.
La mujer sostiene que en una de estas fiestas, en la que estaba presente Rodríguez, a una amiga suya le acabaron rompiendo el brazo y fue conducida por la dueña de la casa de citas a Son Dureta echando “sangre por la boca y la vagina”.
La describe como una chica “mulata, brasileña y muy guapa”.
La testigo fue a visitarla a Son Dureta y más tarde esta chica “desapareció del mapa” después de que, según confesó a la declarante, Cursach “le dio mucho dinero para que se marchara a Brasil”.
El proletariado no es una
cosa, ni una identidad, ni una cultura, ni un colectivo estadístico
que tiene unos intereses de clase propios que defender. El
proletariado se constituye en clase mediante un proceso de desarrollo
y formación que sólo se da en la lucha de clases. El proletariado,
reducido en el capitalismo avanzado al estatus de productor y
consumidor deviene una categoría social pasiva, sin conciencia
propia; es una clase para el capital, sometida a la ideología
capitalista. No es nada, ni aspira a nada, ni puede nada. Sólo en la
intensificación y agudización de la lucha de clases surge como
clase y adquiere conciencia de la explotación y dominio que sufre en
el capitalismo y, en el proceso mismo de esa guerra de clases se
manifiesta como clase autónoma y se constituye como proletariado
antagónico y enfrentado al capitalismo, como comunidad de lucha.
Enfrentamiento total y a muerte, sin posibilidades ni aspiraciones
reformistas o de gestión de un sistema hoy ya obsoleto y caduco
Esta noción de clase
como “algo que sucede”, que brota y florece del suelo de los
explotados y oprimidos, es clave. La clase no se refiere a algo que
las personas son, sino a algo que hacen. Y une vez que entendemos que
la clase es fruto de la acción, entonces podemos comprender que
cualquier intento de construir una noción existencialista o cultural
e ideológica de clase, es falsa y está condenada al fracaso.
La clase no es un
concepto estático, sólido o permanente; sino dinámico, fluido y
dialéctico. La clase sólo se manifiesta y se reconoce a sí misma
en los breves periodos en los que la lucha de clases alcanza su punto
culminante.
El proletariado se define
como la clase social que carece de todo tipo de propiedad y que para
sobrevivir necesita vender su fuerza de trabajo por un salario.
Forman parte del proletariado, sean o no conscientes de ello, los
asalariados, los parados, los precarios, los jubilados y los
familiares que dependen de ellos. En Francia forman parte del
proletariado los casi tres millones de parados y los veintiséis
millones de asalariados o autónomos que temen engrosar las filas del
paro, amén de una cifra indefinida de marginados, que no aparecen en
las estadísticas porque han sido excluidos del sistema.
La democracia
parlamentaria europea se ha transformado rápidamente, desde el
inicio de la depresión (2007), en una partitocracia “nacionalmente
inútil”, autoritaria y mafiosa, dominada por esa clase dirigente
capitalista apátrida, que está al servicio de las finanzas
internacionales y las multinacionales. Se produce una profunda y
extensa proletarización de las clases medias, una masificación del
proletariado y la erupción violenta e intermitente de irrecuperables
colectivos, suburbios y comunidades marginadas, antisistema (no tanto
por convicción, como por exclusión). Los Estados nacionales se
convierten en instrumentos obsoletos (pero aún necesarios, en cuanto
garantes del orden público y defensa armada de la explotación) de
esa clase capitalista dirigente, de ámbito e intereses mundiales. Su
forma de gobierno es el totalitarismo democrático: una democracia
reducida a la mínima expresión de votar cada equis años, para
elegir entre representantes malos o peores del capital, sin capacidad
alguna de intervención o decisión en la vida social o política.
Los suburbios se
convierten en guetos de excluidos del sistema, que el Estado intenta
aislar entre sí, entregando su dominio a las bandas, la droga, las
mafias, las escuelas, los trabajadores sociales, oenegés, etetés,
prisiones y policía, para que conjuntamente impongan el control y/o
sacrificio económico, político, social, moral, volitivo, y si hace
falta también físico, de “todos los que sobran”, con el
objetivo preciso y concreto de desactivar su potencial
revolucionario, intentando convertir esos barrios periféricos en
colmenas de muertos vivientes, a los que las instituciones estatales
les han declarado una guerra total de exterminio y aniquilación.
La lucha de clases no es
sólo la única posibilidad de resistencia y supervivencia frente a
los feroces y sádicos ataques del capital, sino la irrenunciable vía
de búsqueda de una solución revolucionaria definitiva a la
decadencia del sistema capitalista, hoy inútil y criminal, que
además se cree impune y eterno. Lucha de clases o explotación sin
límites; poder de decisión sobre la propia vida o esclavitud
asalariada y marginación.
No son sólo chalecos
amarillos, Monsieur Macron, es la guerra de clases, estúpido.
Es el viejo topo que aparece y desaparece de escena, cavando sin
cesar su túnel bajo un mundo caduco y obsoleto.
El programa del partido de Abascal recurre con frecuencia a una
estrategia política: criminalizar a las minorías, ya sea por razón de
sexo, raza, religión, ideología o condición social
No hay más que echar un vistazo al programa electoral de Vox para comprobar que, entre otras cosas, coquetea peligrosamente con la homofobia.
Todo lo que hay en ese documento transpira una total falta de respeto
hacia las personas que no son heterosexuales, y lo que es aún peor: demuestra un intento por discriminarlas mediante políticas similares a las que Franco impuso en su tiempo para reprimirlas y marginarlas.
Así, para la formación de Santiago Abascal la
celebración del día del “orgullo gay” en nuestras ciudades se ha
convertido en los últimos años “en una imposición institucional, un problema de convivencia
y en la causa de la vulneración de los más elementales derechos de las
poblaciones donde se lleva cabo”.
El partido extremista recalca que en
el caso de los ciudadanos madrileños la situación se vive con “verdadera angustia por los excesos,
en todos los aspectos, que se cometen”
. La obsesión por difundir una
ideología claramente discriminatoria lleva a Vox a criticar la
“vulneración” del derecho de los vecinos –“a los que se ha impuesto esta
fiesta”–, a disfrutar de un “tiempo de descanso, un horario limitado de
ruidos y un barrio seguro y limpio”.
Para Vox, las actividades “claramente escandalosas” de las personas que participan en la cabalgata del orgullo gay, “a la vista de adultos y menores”,
se llevan a cabo sin que “quienes debieran hacerlo velen por el respeto
debido a la intimidad, conciencia y moral personal de los ciudadanos”.
En el fondo, lo que está queriendo decir Vox con términos como
“problema de convivencia”, “excesos” o “actividades escandalosas a la
vista de adultos y menores” –la idea de orden público es la piedra
angular de toda ideología ultraderechista y totalitaria– es que aquellas
personas del colectivo LGTB que se manifiestan por las calles en
desfiles y carrozas son ruidosas, sucias y promiscuas y mejor sería para
todos que se recluyeran en sus casas sin molestar y sin alterar las
buenas costumbres.
En una palabra: homofobia.
Además, en el programa de Vox se critica que el Estado ofrezca subvenciones públicas a
personas que reivindican “una práctica sexual concreta” y que una
fiesta que en principio duraba un día se haya ampliado “a una semana”,
lo cual da lugar “a posibles abusos e irregularidades en la gestión de
todo ello”.
Una vez más, el lenguaje es claramente injusto y discriminatorio,
al meter en el mismo saco a todos los homosexuales y transexuales del
mundo por el hecho de que alguno de ellos pueda desmadrarse un tanto ese
día y provoque un altercado, cosa que está por demostrar.
En realidad,
lo que subyace a esa forma de pensar es una repulsa a todo un colectivo, una forma de odio, un miedo al diferente y un intento por criminalizar
a miles de personas por la conducta de unos pocos, tal como suele hacer
el partido ultra cuando se refiere a la inmigración.
El mismo discurso
hostil y falaz utilizado por Vox en el asunto migratorio vale para
aquellos que mantienen relaciones sexuales con personas del mismo sexo y
así, al igual que si un inmigrante comete un delito todos los
inmigrantes son delincuentes (remarcándose el carácter xenófobo) si un
homosexual hace algo que está mal todos los homosexuales deben ser
juzgados por ello.
Esa especie de criminalización generalizada de un
grupo social es algo que ya sucedió en la Alemania nazi, cuando a los
judíos, a todos los judíos sin distinción, se les colgó el cartel de
usureros culpables de la crisis económica que atravesaba el país en los
años 30.
Cuesta trabajo (y da pereza) tener que escribir un artículo como este en pleno siglo XXI pero, aunque parezca imposible, así son los razonamientos simplistas que promueven los líderes de Vox.
Es como si los nuevos ultraderechistas del partido verde se hubiesen
quedado en aquel lenguaje esquemático e incipiente de los peludos
muñecos de Barrio Sésamo (arriba, abajo; izquierda, derecha;
delante, detrás; bueno, malo) y no hubieran progresado hacia un
pensamiento lógico-discursivo más complejo, elaborado, profundo.
Serán
los expertos, sociólogos y filósofos quienes en los próximos años
estudien las causas del auge de los partidos ultras en toda Europa, pero sin duda una de ellas habrá que buscarla en la educación, en la crisis de la cultura, en cómo las sociedades modernas han ido degradando la enseñanza de valores humanistas, origen de la decadencia de Occidente.
Precisamente en Andalucía tenemos un buen ejemplo de cómo el abandono de la cultura termina generando grandes bolsas de analfabetismo integral,
el mejor caldo de cultivo para partidos que lejos de promocionar
valores democráticos elevados y vinculados con el desarrollo de la
inteligencia humana, apelan a la víscera, al odio y a los sentimientos más bajos.
El índice de abandono escolar que se venía registrando en los sucesivos gobiernos del PSOE de Susana Díaz, uno de los más elevados de Europa, unido a la elevada tasa de paro, suponía una bomba de relojería que ha explotado finalmente con la llegada de Vox.
Pero volvamos a la caza de brujas que el partido
retrofranquista ha emprendido contra el día del orgullo gay, símbolo de
la liberación de miles de personas perseguidas y humilladas.
“La
lamentable colaboración de todos los partidos del ámbito parlamentario
en esta trama de intereses, que se han volcado para garantizar que unos
colectivos minoritarios vulneren con impunidad desde normas municipales
hasta derechos fundamentales de la mayoría, hace que Vox se presente
como el único partido que denuncia esta situación y exige explicaciones a
quienes tienen la responsabilidad de gobierno municipal, autonómico y
estatal”, asegura el programa electoral del partido de Abascal.
Resulta
intolerable que los líderes de Vox definan como una “trama de intereses” (equiparándola a una red mafiosa)
la organización de actos como el día del orgullo gay, una festividad
que simple y llanamente pretende reivindicar los derechos de un
colectivo históricamente maltratado.
Y más intolerable aún es que un
Estado democrático permita que un programa político de partido critique “la ampliación desproporcionada”
de esta celebración “impuesta por motivos ideológicos” y que ocupa ya
“más espacio en el calendario que cualquier fiesta de raigambre popular
pese a ser privada y minoritaria”; o denuncie injustamente la
“utilización de las instituciones para promoción y apoyo de unos
colectivos concretos (banderas en balcones de ayuntamientos y organismos
públicos) recursos (limpieza, seguridad…) espacios (calles, barrios,
centros municipales…) de titularidad pública para la celebración de esta
fiesta particular”.
Una vez más queda patente cuál es la estrategia de Vox: criminalizar a las minorías, ya sea por razón de raza, sexo, religión, ideología política o condición social. Todo lo contrario de lo que establece la Constitución española que con tanto entusiasmo dicen defender.
Hay una metáfora sobre las ranas en ebullición que dice, que si pones una rana en una cacerola con agua fría y aumentas el calor muy lentamente, la rana permanecerá allí hasta cocerse.
El hirviente cambio cultural es así. Es difícil de detectar cuando estás viviendo dentro de él.
Puedes permanecer quieto mientras el estado de ánimo social se vuelve progresivamente más duro, más áspero y más feo, diciéndote a ti mismo que todo va a estar bien, mientras a tu alrededor el agua comienza a burbujear.
El comportamiento de la élite británica y europea hacia los inmigrantes no es simple inhumanidad.
Es una inhumanidad estratégica. Es una inhumanidad armada y diseñada para convencer a las poblaciones que se fracturan bajo golpes de martillo, de austeridad y de caos económico, de que el enemigo está ahí fuera, que hay un "nosotros" que debe ser protegido de "ellos".
Hay una razón por la que la sugerencia precisa de David Cameron sobre cómo tratar con los seres humanos desesperados que cruzan el canal es "más perros y cercas". Hay una razón por la que la respuesta de Angela Merkel, en junio, a una manifestación donde los cuerpos de los inmigrantes ahogados fueron enterrados en el jardín delantero del Bundestag, fue un pétreo silencio.
El fascismo surge cuando se alienta una fractura cultural en el tejido social que propicie la unidad contra una supuesta amenaza externa. Es el aterrador "no son nosotros" lo que nos da la falsa impresión de que hay un "nosotros" que defender. Ciertamente, los niveles de vida han bajado en la eurozona, pero eso tiene muy poco que ver con la inmigración. La minoría elegida debe sumar y convocar los temores de todas las clases sociales a la vez.
Nadie puede decidir si los inmigrantes son un problema porque trabajan duro y aceptan incondicionalmente todos los empleos (el mayor temor de una clase trabajadora golpeada por el desempleo y la caída de los salarios) o si es que son demasiado perezosos, por lo que suponen una onerosa carga social (el mayor temor de una clase media que sufre con el aumento de las rentas y los recortes en los servicios sociales); Ambas cosas no pueden ser a la vez, y de hecho no lo son, pero lo importante es que, de todas maneras, la paradoja se mantenga.
Es por eso que el Consejo Consultivo de Migración [UK] está imponiendo controles nuevos y más estrictos a los "inmigrantes calificados" que ingresan al país, incluso cuando se pone fin a un sistema de apoyo estatal, ya miserable para los solicitantes de asilo.
No sé en qué momento de la última década las palabras "solicitante de asilo" se convirtieron en sinónimo de "criminal" en la cotidiana conversación popular, pero ese día, el continente europeo se convirtió en un lugar más decadente y mezquino.
La decencia humana, sin embargo, ha sido premeditadamente arrojada fuera de la ecuación. Gran Bretaña y el resto de Europa han sido deliberadamente sumergidas en un estado de pánico respecto a la inmigración, y cuando la gente entra en pánico no atiende a razones.
Ninguna de las numerosas y tranquilizadoras estadísticas –por ejemplo, que la cantidad de refugiados en Gran Bretaña no solo sea baja, sino decreciente– ayudarán cuando tienes las páginas del Daily Mail repletas de viñetas de caricaturas racistas donde los náufragos "ilegales" tratan de saltar las cercas del cielo hacia los recién fallecidos tesoros de una cultura que considera publicable esto en las noticias diarias.
La prensa liberal es tan culpable de esto como cualquiera. Las noticias notoriamente más compasivas se encargan de recordarnos que los inmigrantes realmente "enriquecen" nuestra cultura y brindan beneficios económicos. El hecho de que esto sea totalmente cierto no lo hace menos un argumento ofensivo.
Los inmigrantes no llegan al oeste –desde Siria, Eritrea, Afganistán o de cualquier otra nación que haya sido colonizada, ocupada y luego bombardeada y saqueada de sus recursos durante siglos de explotación imperial y postimperial– principalmente para enriquecer las vidas de occidentales y amenizar nuestra horrible cocina con cierto sabor. Migran temiendo por sus vidas.
Vienen en busca de asilo, seguridad y oportunidades, y tienen todo el derecho para hacerlo, si no es por la ley natural de la tierra, entonces por los principios de la justicia y la decencia humana.
La mayor amenaza para nuestra "forma de vida" no es la migración. La inmigración cambia la sociedad, pero mucho menos y de manera muy distinta que, por ejemplo, la tecnología, la austeridad económica, la creciente desigualdad, la globalización o el cambio climático. Pero la mayor amenaza para nuestra "forma de vida", si es que alguna vez ha habido algo así en este vasto y variado continente, no es que algún día tú o yo estemos sentados en un autobús y escuchemos a alguien hablando pashtum o tigriña.
La amenaza es que nos tragaremos la narrativa pública de que los inmigrantes, personas de países no europeos son menos humanos que el resto de nosotros, que piensan y sienten menos, que importan menos.
Los europeos son muy capaces de sumergirse tranquilamente en el agua burbujeante del fanatismo cultural hasta que se evapore cada fragmento de compasión restante.
Esa es la verdadera amenaza para nuestra "forma de vida".