Los días obligatorios en el hemiciclo quedan reducidos por los PGE, la
Semana Santa, dos puentes en mayo y las elecciones municipales y
autonómicas.
Treinta y siete días de trabajo en pleno.
Son las jornadas en las que los diputados tienen que acudir de forma obligatoria a su escaño en el Congreso.
Así queda reflejado en el calendario para el periodo entre febrero y junio
aprobado por la Mesa de la Cámara Baja ese lunes 14, todo ellos tras
oír a la Junta de Portavoces.
Son un total de trece semanas de trabajo
efectivo en el plenario antes de marcharse de vacaciones de verano... si Sánchez no anticipa antes las generales.
La agenda de trabajo en el Congreso de los Diputados en este segundo periodo de sesiones plenarias arrancará el próximo 12 de febrero con el debate de enmiendas a la totalidad de los Presupuestos Generales del Estado que han llegado este lunes al hemiciclo.
Es en ese momento donde el Gobierno se la juega y donde Sánchez aspira a
pasar su primer trámite.
Queda menos de un mes para esa votación y
Moncloa necesita que tanto ERC como el PDeCAT no voten a favor de la
enmienda a la totalidad que, con seguridad, ya han anunciado que van a
presentar tanto PP como Ciudadanos.
Pasada esa votación decisiva, las dos semanas siguientes hay previstos tres plenos.
A continuación, la semana que arranca el 11 de marzo, se debería
celebrar el debate en pleno del dictamen del Proyecto de Ley de
Presupuestos, siempre y cuando superen las enmiendas a la totalidad (que
se votan en bloque). Esa misma semana, el 14 de marzo, el Gobierno deberá conocer si sus cuentas públicas son aprobadas o rechazadas.
Desde ese día
hasta el descanso estival, sus señorías deberán a acudir otras nueves
semanas al pleno. Precisamente en esos cuatro meses, entre marzo y
junio, habrá varias interrupciones con motivo de la Semana Santa, el puente de mayo, el puente de San Isidro en Madrid -todo ello al igual que en años anteriores- y por las elecciones municipales, autonómicas y europeas del 26-M.
Los parlamentarios, por tanto, podrán volcarse en la campaña electoral
sin tener que acudir a votar al hemiciclo de la Carrera de San Jerónimo.
El periodo de sesiones culminará el 27 de junio, ya que los meses de julio y agosto son inhábiles en la Cámara Baja.
El calendario de sesiones plenarias para el año pasado contemplaba en principio quince semanas de trabajo, lo que suponían un total 44 jornadas.
Sin embargo, la decisión del Gobierno de Rajoy de presentar sus Presupuestos en mayo alteró la agenda inicial aprobada por la Mesa.
De esta forma, los parlamentarios estarán obligados a acudir al
hemiciclo este 2019 durante aproximadamente las mismas jornadas que lo
hicieron en 2018.
Desde el Congreso el
argumentario que utilizan sus señorías para defenderse de las críticas
es que el calendario parlamentario viene recogido en el artículo 73 de la Constitución donde se puede leer que Congreso y Senado "se reunirán anualmente en dos períodos ordinarios de sesiones:
el primero, de septiembre a diciembre, y el segundo de febrero a
junio".
Aseguran, además, que el verdadero trabajo de los diputados, el
que no se ve, es el que se realiza en las diferentes comisiones y en sus respectivas circunscripciones.
Cuando llegó a la presidencia del Congreso, Ana Pastor, decidió adelantar una hora los plenos de los martes
para que los diputados pudieran conciliar su vida laboral y personal.
Así, las sesiones llevan desde entonces comenzando a las 15 horas en
lugar de las 16 horas.
La intención de Pastor era la de continuar
adelantando el horario para que las sesiones se iniciaran por la mañana y
finalizaran antes de las 18 horas, pero no ha sido posible por los
problemas que tenían los diputados de provincias para llegar a Madrid
unas horas antes a lo que ha venido siendo habitual.
Fernando H. Valls
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