sábado, 19 de enero de 2019

A la vista de lo escandalizados que veo a algunos tras el acuerdo PP-C's-Vox, escribo lo siguiente:



A la vista de lo escandalizados que veo a algunos tras el acuerdo PP-C's-Vox, escribo lo siguiente:

La izquierda abertzale se quedó sola hace 40 años denunciando que la llamada transición democrática era una gran farsa para perpetuar un régimen borbónico al servicio de la oligarquía española.

La ley de amnistía supuso que los antifranquistas salieran por una puerta de la cárcel mientras entraban por la otra. Sin embargo, los franquistas, los responsables de miles de muertos enterrados en fosas comunes, los cuneteros, golpistas y militares del régimen quedaron impunes.

El TOP (Tribunal de orden público) pasó de la noche a la mañana denominarse Audiencia Nacional, en el mismo edificio, con los mismos jueces y fiscales.

Ejército, Guardia Civil y Policía no hicieron frente a depuración alguna.

Lo mismo ocurrió con un sinfín de instituciones.

Taparon todo lo ocurrido en el nombre de una "transición ejemplar" y además la quisieron exportar.
"Corramos un tupido velo" nos dijeron, no hay ni vencedores y vencidos". Olvidemos que hubo tres repúblicas legales y que su golpe de estado y posterior guerra acabó con todas ellas.

Olvidémonos de la Legión Cóndor y de Gernika. Pero también de Otxandio o de Durango. Olvidémonos de Barcelona, Lleida o Granollers. Olvidémonos de València, Cartagena o Jaén. Todas ellas bombardeadas. Olvidémonos de todo y "pasemos página" nos dijeron.

Ése fue el problema, "pasar página" y no "romper la página". Dar por bueno que hubo dos bandos enfrentados con la misma legitimidad. No darse cuenta que sin arrancar esa página mediante la ruptura democrática reclamada por la Izquierda Abertzale el franquismo no iba a desaparecer

La cultura del silencio (no hablar de lo ocurrido) y la moderación ("los extremos se tocan") fue extendida y todos fuimos adoctrinados en ella mediante un curriculum escolar bochornoso y el sistema comunicativo menos plural de toda Europa.

Un enemigo común (vascos o catalanes) ayudó a cerrar heridas "entre los dos bandos". En nombre de una transición modélica, no se le negó legitimidad alguna y el franquismo, lejos de desaparecer, siguió extendiéndose de una forma más o menos larvada a la espera de mejores tiempos.

Esos tiempos han llegado. No escribo esto para decir que la izquierda abertzale tenía la razón. No. Eso ya no importa. Escribo esto para reividicar la misma solución de hace 40 años: ruptura democrática y contrucción de sendas repúblicas para todos los pueblos del estado.

(JOSEBA PERMACH)




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