En todos los acantilados está grabado tu nombre, limitando la tierra consternada con las aguas turbias sobre las que has vertido toda la mugre y los restos de tu soberbia.
El Capitalismo, la Alianza Atlántica, sus invasiones, los refugiados y nuestras vergonzosas “democracias”
Y me pregunto… Y os pregunto…
¿Cómo es posible que hayamos asimilado las cuentas del capitalismo al
sentido de nuestras vidas?
¿Cómo es posible que haciendo un balance
general, tengamos por un lado las ganancias, en dólares y, por otro las
pérdidas, en vidas humanas?
Ésta es la tierra que habitamos, la de miles de personas que viven en
condiciones miserables incluso en las grandes ciudades occidentales; la
de miles de personas que huyen de las mal llamadas guerras que no son
sino invasiones; la de miles de personas que mueren en medio de las
explosiones… Ésta es, una parte de la realidad que hay que mostrar,
aunque ello nos lleve a difundir la desesperanza.
Para difundir todo aquello que queremos mostrar tenemos la
comunicación a través del lenguaje. Pero frente al lenguaje nos
encontramos con la primera barrera que debemos superar. Ese modo de
comunicación que parece tan eficaz, está contaminado. Nos han
secuestrado el verdadero significado de las palabras, y esa acción tan
extendida está dificultando enormemente que nos entendamos al hablar.
Más aún, está impidiendo que podamos comprender medianamente qué sucede
más allá de cada noticia y cada novedad.
Voy a poneros algunos ejemplos para que se entienda bien lo que
quiero mostrar. Nos hablan de una alianza de izquierdas en España, y
resulta que uno de los partidos con la que se puede completar dicha
alianza es casi neoliberal. Nos hablan de representatividad, de
justicia, de cohesión social, y de un largo etc. Pero toda esa
terminología política está oxidada, no sirve para comprender lo que su
significado encierra. Porque su verdadero significado, está a años luz
de lo que representa en realidad.
De un modo similar, todo el arco
geopolítico sufre los mismos síntomas. Notifican la llegada de una
rebelión y se trata de una guerra sin compasión, nos cuentan el acto de
una manifestación y lo que hay detrás no es sino una simulación, nos
hacen saber de la llegada de una vacuna y lo que desembarca con ella es
un ejército dispuesto a matar, le llevan al rey de viaje a visitar una
monarquía amiga y con lo que nos encontramos es con una dictadura de
armas tomar.
La lista es interminable, pero efectiva.
La situación es ideal para jugar con nosotros. Hay que tener cuidado.
Todo es confusión. Todo es líquido, como dice Bauman, y se escurre sin
dejar rastro ni poso alguno que merezca atención. No hay justicia, no
hay igualdad, y no hay representación de nuestros intereses.
El mismo concepto de Democracia es fiel reflejo de éste desbarajuste.
Si hubiera democracia, la mayoría de la población estaría contenta con
sus representantes, porque de eso trata la democracia, de gestionar los
intereses de la mayoría. Pero casualmente, mira tú por donde, la mayoría
está hasta las narices de ella.
Es importante saber de dónde partimos y, más aún, saber hacia dónde nos quieren llevar.
Dicen que somos ciudadanos europeos. Ya el término ciudadano tiene
sus connotaciones, pero sería largo de contar. Por tanto, me remitiré a
plantear qué consecuencias emergen de dicha aceptación acrítica.
No cabe duda de que sutilmente se conforma una dualidad que nos
diferencia. Estamos nosotros, y están los otros. Y, generalmente, los
otros son más bárbaros que nosotros, a no ser que vengan con los
bolsillos llenos o sean amigos de quienes hacen las leyes. Y una parte, y
muy importante de los otros, son ellos, los refugiados.
Quiero saber por tanto, qué hace Europa y cómo trata Europa a los miles de refugiados que están huyendo de todos sus asedios.
Quiero saber qué hacen en nuestro nombre los políticos que dicen nos
representan. Qué hace Europa para saldar sus deudas con el mundo. Qué
hace Europa para solventar las enormes crisis humanitarias que ella
misma crea. Qué hace Europa bombardeando Libia y Siria, al mismo tiempo
que se escandaliza por lo que han denominado ola de refugiados que ella
misma crea…
Europa es una
gran sucursal que ofrece desestabilización y recoge petróleo.
Ya el año 1915 resolvió con Francia y Gran Bretaña a la cabeza el
reparto de Oriente Próximo en cinco zonas políticas y económicas, y como
nos tienen acostumbrados, sin tener en cuenta su población, su etnia o
su religión.
El acuerdo Sykes-Picot, que hoy quieren dar ya por
finiquitado, se firmó el 16 de mayo de 1916. En 1917, Gran Bretaña
declaró que favorecería la creación de un estado judío en territorio
palestino. Y en 1919, llega la Conferencia de Paz de París. A partir de
ahí, todo es historia, todo es barbarie…
¿Cómo reacciona la propia ciudadanía europea ante Bruselas o Estrasburgo? ¿Cómo respondemos a nuestra propia arrogancia?
Yo reaccioné hace unos años, escribiendo algo parecido a un poema…
Europa
Sin caminos que conduzcan a ti, ya no alumbran el porvenir los fragmentos de tus promesas.
Pernoctas abrazado a la desidia política, y no puedes despertar a la luz de ningún alba.
Incorporas a tu discurso el miedo, y no avanzas, ni siquiera cuando caminas…
Has vaciado de sentido un imaginario colectivo que no existía, y que dibujabas con esmero.
Solo tus guardaespaldas te contemplan.
Este poema quiere dejar constancia del papel de Europa, del que no se
habla, y del que se esconde toda su miseria. Este poema quiere expresar
qué está sucediendo en la vieja y desvencijada Europa.
Europa nos da la espalda. A quienes quieren venir, y a quienes
habitamos en ella. Y cierra los ojos, y deja abiertas las heridas…
Su supuesta incapacidad para resolver tanta problemática cansa, y todo parece indicar que su ceguera…, es voluntaria.
En toda relación social cuando estamos ante un contra-tiempo
tendemos, en la medida de lo posible, a buscar los diferentes métodos
para poder resolverlo. Para ello es muy normal y bastante cabal que
procedamos a averiguar dónde están las causas del problema. Pues bien,
en el caso que nos ocupa, se olvidan de las causas, y con el pensamiento
único por bandera, nos trasladan a su escenario; un escenario de guerra
en el que se acusa a la propia Siria y a Rusia, de crímenes contra la
humanidad.
El cuento, si no fuera por las trágicas consecuencias que conlleva, resulta hasta irrisorio.
La oleada de refugiados a Europa no es un acontecimiento casual, no
es un éxodo a contemplar desde un balcón de Alepo, observando como sus
gentes se dirigen rumbo a Libia para enfrentarse al Mar Mediterráneo.
Por tanto, la primera pregunta que nos debemos hacer urgentemente es:
¿Quiénes causan todo esto ¿Quiénes son, quienes desde sus dependencias
privadas, gestionan eficazmente hasta las tragedias?
Si retomamos la anterior “oferta” anglo-francesa que consistía en
destrozar regiones enteras, si recordamos cómo se llevó a cabo “el
reparto de África”, y si observamos con detenimiento cómo con cada
invasión uno de los objetivos es dividir cada estado y minimizarlo hasta
dejarlo añicos, tenemos perfilado con bastante nitidez un modo de obrar
que no es nuevo, que consiste en beneficiar a los grandes estados
imperiales para fortalecer aún más sus privilegios, y en llenar de vacío
de poder y caos cada país donde “se ofrecen” para luchar (como dicen
ellos) contra el terrorismo.
Este proceso, a través del cual se desmantela un país entero, hace
imposible que durante toda una generación se pueda asistir a su
restablecimiento. Y desgraciadamente, dicho proceso tiene incluso un
nombre: se le llama
La Teoría del Caos.
Si
fuera poco crear una masacre en vidas humanas con la intervención de la
OTAN, luego se le añaden los embargos y se cierran las embajadas, para
que el aislamiento sea ya un hecho y el objetivo final se consolide
automáticamente; las tribus, o las diferentes etnias, o los diferentes
grupos están sumidos en una disputa subvencionada, y la construcción de
un nuevo gobierno solo tiene su validación con el respaldo de quién
anteriormente creó el Caos.
Una vez destruidas todas las estructuras, y una vez liquidada
cualquier posibilidad de salir fortalecidos de la masacre, llega además
el golpe definitivo, que no consiste en otra cosa que dejar en manos de
quien ha sido el destructor la posibilidad de crear un nuevo orden.
Tan sencillo como dramático, tan eficaz como inhumano.
Y si el proceso seguido en Iraq, Libia y Siria no es suficiente
testimonio para constatar cómo se las gastan, ¿qué más ha de suceder?
Desgraciadamente, hay más: el capítulo de los refugiados. No
contentos con dejarlos sin hogar, y no contentos con arruinar toda la
estructura económica, ahora los movilizan para mostrar su rostro a las
puertas de Europa, para dejar constancia de que la globalización también
lleva consigo el equipaje de su propia fatalidad.
Pero eso sí, manifestando sin tapujos que la situación es
incontrolable porque Siria vive bajo la amenaza directa de su propio
presidente. Lo mismo decían de Libia. Siempre la misma cantinela.
Siempre la ONU con sus objetivos impertinentes de querer proteger a la
población.
Cada vez que los mal llamados líderes mundiales se juntan para
proteger a la población dicen disponer de una base militar para mandar
la ayuda humanitaria cuanto antes. Fueron capaces de utilizar otra
crisis inventada, esta vez la del ébola para llevar militares a la zona y
seguir con sus peripecias.
Fueron a
combatir el ébola con armas y militares,
como van a todas partes donde hay negocio. Lo recordamos para dejar
constancia de ello; el ébola se extendió por Guinea Conakri, Sierra
Leona, Liberia, República Democrática del Congo y Sudán, casualmente
países todos ellos ricos en petróleo, diamantes, coltán y otros recursos
naturales.
Y Vinieron a España para que el gobierno les autorizara a
usar dos bases militares “Para apoyar los esfuerzos para combatir el
brote de ébola en África Occidental”. Y vaya si lo combatieron, el brote
se fue como vino, y los experimentos para desarrollar armas contra
potenciales casos de bioterrorismo fue todo un éxito.
¿Cómo es posible no considerar estos modos de acción? ¿Cómo es
posible que bombardeen todos los países una y otra vez y nos hagan creer
que es en apoyo de sus gentes? ¿Cómo es posible que manifiesten su ira
contra los terroristas y sean ellos quienes les financien? ¿Cómo es
posible que haya una guerra en cada país donde brotan el gas y el agua
milagrosa y nos digan que es porque los gobiernos y los dirigentes
explotan a sus gentes? ¿Cómo es posible que donde convive la diversidad,
de repente, estallen los ánimos de las gentes humildes y trabajadoras?
¿Cómo es posible que la violencia surja precisamente allí donde hay
recursos que hacen vibrar a los grandes capitales?
¿Cómo, por favor,
podemos seguir creyendo que Estados Unidos ni nadie pueda edificar la
paz donde solo patrocinan la guerra?
Nada es casual. Nada crece sin lluvia y sin siembra.
¿Qué hace Europa? Lo que viene haciendo media vida, poner el cesto
para hacerse con su cosecha. ¿Y qué hace EEUU? La guerra. Nunca ha
sabido hacer otra cosa, y es terrible que aun a día de hoy siga habiendo
francotiradores del periodismo que halaguen su democracia.
Estados Unidos se fundó el año 1776. Han transcurrido 240 años, y ha estado en guerra durante 223.
Es un
dato escalofriante
(el 93% de su tiempo de existencia). Pero es un dato extraoficial.
Porque ellos nunca están en guerra, sino salvándonos a nosotros de su
quema.
La oleada de refugiados, forma también parte de su guerra… Los
refugiados; golpeados por un lado por la estrategia imperialista y,
golpeados por otro, por las olas del Mediterráneo y el desprecio de
nuestros políticos.
“Hay que activar todos los protocolos porque nuestro mundo es un
continuo estado de emergencia, en el que cada segundo, parte una
ambulancia medicalizada a intentar reponer de un ataque a un pedacito de
tierra que ha infartado”.
Joséluis Vázquez Doménech