viernes, 25 de noviembre de 2016

El sistema de prevención de los feminicidios fracasa estrepitosamente


Un estudio de la Universidad de Oviedo resalta que la actual normativa no evita los casos extremos de violencia machista


Un demoledor estudio universitario dirigido por el catedrático acreditado de Derecho Penal de la Universidad de Oviedo, Javier G. Fernández Teruelo, ha destapado las vergüenzas del actual sistema de protección a las víctimas de violencia de género, que en absoluto evita los feminicidios.


El último caso más clamoroso que sirve de ejemplo perfecto ha sido el registrado en un municipio leonés este pasado jueves 18 de noviembre. La víctima se acababa de separar, el marido tenía una orden de alejamiento y nadie sabe cómo ni cuándo pudo acercarse a ella para matarla a hachazos.


A partir de aquí, la historia es bien conocida: llamadas a la concienciación para que las mujeres denuncien a sus agresores, minutos de silencio en las puertas de los organismos oficiales y la misma dotación presupuestaria para una ley útil pero insuficiente.


La investigación dirigida por la Universidad de Oviedo destaca que el número de mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas no ha disminuido de forma significativa pese a que las denuncias se han multiplicado. Esta realidad es puesta sobre la mesa por Fernández Teruelo en un informe que a su vez plantea medidas concretas para poder abordar con éxito la lucha contra los casos más extremos de agresiones machistas.
el número de mujeres asesinadas no ha disminuido pese a que las denuncias se han multiplicado

Este estudio universitario se ha elaborado comparando las informaciones estadísticas que suministran tanto el Centro Reina Sofía para el Estudio de la Violencia como el Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género. El docente ovetense plantea propuestas relacionadas directamente con la protección de las mujeres, aunque no exista denuncia previa, así como con la discriminación de riesgos, la gestión de los procesos de separación y la auditoría de los fallos del sistema.


Pese a que, en los últimos años, gracias a la concienciación ciudadana y a la ley contra violencia de género aprobada en 2004, se han logrado numerosos avances en este espinoso asunto, por el que ya han sido asesinadas oficialmente este año 39 mujeres a manos de sus verdugos, esta investigación universitaria resalta que el éxito contra la violencia machista se registra solo en los casos menos extremos.


 Los que verdaderamente tienen riesgo de terminar en asesinato siguen sin ser atajados y las muertes se suceden sin que las autoridades competentes hallen nuevas medidas de prevención y lucha.

El profesor Javier Fernández Teruelo, director del estudio de la Universidad de Oviedo. Foto: Universidad de Oviedo.
El profesor Javier Fernández Teruelo, director del estudio de la Universidad de Oviedo.
Foto: Universidad de Oviedo.

Más denuncias, ningún resultado

 

El número de denuncias de víctimas de violencia de género en diez años se ha multiplicado por diez al pasar de 13.000 a 130.000 en toda España. Pese a ello, este estudio destaca que esta mejoría no se ha trasladado a la reducción de las muertes de mujeres a manos de sus parejas o exparejas.


 El número de crímenes machistas permanece más o menos estable. Aproximadamente unas mil mujeres han sido asesinadas en los últimos 15 años, lo que supone una media anual de entre 60 y 70 crímenes.


El estudio dirigido por Fernández Teruelo recomienda la puesta en marcha de cuatro medidas concretas para los casos más extremos de las agresiones machistas.


La amenaza penal como instrumento de prevención frente a la violencia de género no está dando los resultados esperados. Es la primera conclusión del estudio universitario.


El profesor de Derecho Penal aporta datos concretos que explican cómo se comportan los feminicidas. Casi un tercio de los maltratadores se suiciden o lo intenten tras asesinar a sus parejas.


 Este dato demuestra la escasa capacidad del derecho penal para cambiar comportamientos entre los maltratadores. Y para abundar en este aspecto concreto, el resto de los asesinos (casi un 90%) se entregan a la policía tras matar a sus mujeres, lo que conlleva además una atenuante por confesión.


“En los supuestos más graves, las medidas penales y procesales previstas, básicamente el alejamiento y el control del agresor, revisten escasa utilidad”, afirma Fernández Teruelo. “Nos encontramos ante un sujeto que se comporta de forma distinta al resto de los maltratadores.

 Su conducta no está condicionada en absoluto por la pena que se le vaya a imponer”, añade.


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Para frenar estas situaciones, este esclarecedor estudio aboga por la necesidad de identificar bien a los agresores, saber quiénes son y saber qué hacer con ellos, cómo actuar para salvar a la víctima.


“¿Cualquier maltratador puede en principio matar? Generalmente, no. La mayor parte de los maltratadores se enfrentan al sistema judicial policial. Los que están dispuestos a matar son distintos”, indica el catedrático de Derecho Penal.

La ruptura como riesgo

 

El factor más desencadenante de esta violencia extrema, según se desprende de los análisis estadísticos, es que víctima y agresor se encuentran en trámites de separación. Y más en concreto: el anuncio de ruptura es la variable que más veces se repite. “Nada menos que en el 73% de los casos en los que consta separación no había, sin embargo, denuncia”, subraya Fernández Teruelo.


 Ayudar por tanto a la mujer en situación de maltrato para que sea consciente del riesgo que supone el inicio del proceso de separación sin apoyos es fundamental para prevenir un caso de violencia extrema que puede terminar en feminicidio.

“en el 73% de los casos en los que consta separación no había, sin embargo, denuncia”

El estudio de la Universidad de Oviedo pone el dedo en la llaga para identificar las verdaderas situaciones de riesgo de las víctimas. Apunta que el sistema de detección utilizado, a través de un test de valoración, no es capaz de discriminar los casos de riesgo extremo con respecto a los demás.

Tanto el primer test, de 2007 como su actualización, de 2016, que además no se aplica en el Principado de Asturias, son claramente mejorables porque, entre otras cosas, no valoran el riesgo de feminicidio.


Para argumentar esta afirmación, el estudio subraya que, en la actualidad, solo 150 mujeres de las 51.640 integradas en el registro vigente tienen identificado un riesgo alto o extremo y la protección física directa únicamente está prevista para estos casos.

Sólo el 15,7% de las mujeres asesinadas por sus parejas o ex parejas había presentado denuncia previa

Sólo el 15,7% de las mujeres asesinadas por sus parejas o ex parejas había presentado denuncia previa, resalta el estudio universitario. Es más, la inmensa mayoría de las víctimas en los últimos 15 años ni tan siquiera llegaron a denunciar la situación de maltrato padecida.


Fernández Teruelo reconoce que es extremadamente complicada la situación de la mujer sometida a maltrato prolongado porque, para empezar, algunas no reconocen el maltrato y otras “temen poner en riesgo a sus hijos y, en muchas ocasiones, ni siquiera existen sentimientos negativos hacia el agresor”, explica. Interponer una denuncia no siempre garantiza que se evite el asesinato, como demuestran las estadísticas.


Cuatro puntos concretos

 

Este trabajo de la Universidad de Oviedo, encargado por el Gobierno de Javier Fernández en el Principado, propone cuatro puntos concretos para reducir los feminicidios:
  1. Protección sin denuncia. Es imprescindible reforzar los mecanismos de denuncia a través de terceros (médicos, familiares, amigos o vecinos) y poner en marcha un nuevo modelo que permita proteger a la víctima aunque no exista denuncia previa.
  1. Discriminación de riesgo. Para este profesor, llama la atención que el riesgo quede determinado y sustentado sobre una serie de ítems introducidos en un programa informático, y lo que es más lacerante: que no exista un examen del maltratador en el proceso de valoración de riesgos.

El nuevo sistema de detección del riesgo de crimen machista debe ser configurado en términos cualitativos y tomando como base los perfiles identificados por el estudio. Al mismo tiempo, resulta fundamental poner en marcha cuanto antes las unidades de valoración forense integral que, con el mismo objetivo, también deberán examinar al agresor y no solo a la víctima de maltrato.

  1. Correcta gestión del riesgo en los procesos de separación. Los procesos relacionados con la separación legal de la pareja es un factor desencadentante de muchos feminicidios. Por ello, el profesor Fernández Teruelo propone la introducción de campañas informativas para que las víctimas de maltrato puedan identificar y gestionar los riesgos de violencia extrema durante los procesos de ruptura de la relación. También es importante la formación de especialistas para ayudar y acompañar a la mujer durante todo ese proceso.
  1. Auditar los fallos del sistema en cada feminicidio. En una sociedad que lo audita prácticamente todo, es curioso según el director de este estudio que no se audite qué ha fallado para que una mujer sea asesinada por su pareja o expareja. Es evidente que detrás de todos los crímenes machistas se dan dos opciones: o no se detectó la situación de riesgo o, si se detectó, el sistema no fue capaz de evitarlo. Por tanto, la detección por un lado y la protección a la víctima una vez detectado el riesgo son dos campos en los que las mejoras del sistema debe incidir prioritariamente para evitar esta sangría constante de asesinatos.

 Natalio Blanco



 

El abrigo muerto de Rita

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Voy a dejar a un lado la ética y la política, si se me permite. En fin, la política relacionada con la ética, que no es mucha. Solo puedo explicar cómo veo lo sucedido tras la muerte de Rita Barberá –y desde que se le echó del PP– desde el crimen. 


El crimen real, que está cosido a todas las junturas del Partido Popular, y el relato criminal de ficción.


A la Rita Barberá que vimos saliendo del Congreso de los Diputados el pasado día 17, no hace ni una semana, le había costado vestirse. Le había costado colgarse el collar, ponerse los pendientes, cargar con el abrigo, que llevaba sobre los hombros como quien arrastra un muerto. Esa mujer otrora poderosa había acarreado hasta el Congreso el fardo en el que se había convertido su vida.


Trató de sonreír y en esa mueca crujieron Andrea Levy, Javier Maroto y Pablo Casado.


Esa mujer no comprendía por qué su banda había enviado a los chacales jóvenes a que le destrozaran los tobillos, las pantorrillas, los muslos. Esas no son las formas de la banda, esas nunca han sido las formas de ninguna banda, debía pensar recordando la imagen de Felipe González acompañando a Vera y Barrionuevo, aquel frío día de febrero de 2003, hasta la misma puerta de la prisión de Guadalajara, y junto a González, la plana mayor del partido.


Hoy, aquellos que soltaron la correa de los chacales han denunciado “una cacería”. Y claro que ha habido una cacería. Pero no tiene nada que ver con los medios de comunicación ni con la política entendida como ejercicio ético, ni con el funcionamiento de la Justicia, ni con nada de todo eso que se encuentra fuera de la ficción criminal que marca el funcionamiento de algunos partidos. Criminal viene de crimen, usemos las palabras adecuadas.


Cualquiera que conozca de cerca el funcionamiento interno de un partido sabe de crímenes, de crueldad en estado puro, de delaciones, de puñaladas. El poder es sucio y callarlo es un acto de idiotez o de ignorancia. También se sabe que en esas bandas no se abandona así como así a un miembro, mucho menos a una de las viejas glorias poderosas. Buen ejemplo de ello son los muy menores en comparación Soria o Fernández Díaz.


La Rita Barberá que salía el jueves pasado del Congreso de los diputados, tras vestirse en un esfuerzo descomunal, cargaba sobre los hombros el abrigo muerto y la perplejidad de quien acaba de descubrir que se han roto las reglas más básicas. La banda le había mandado los chacales y ni siquiera Aznar, el correoso patriarca retirado que hoy reprendía a los suyos, dio la cara por ella.


Barberá acarreaba el fin de un mundo, y menos de una semana después ha muerto.



Desde que he oído la noticia de su muerte, me ha sido imposible calzarme la mirada de periodista. Solo puedo mirar este asunto desde la narradora de ficción. Hablar de crimen, eliminar la necesidad ética que a veces tanto nos dificulta ver las cosas como son.


Cristina Fallarás



jueves, 24 de noviembre de 2016

La alcaldesa que murió en el destierro



La alcaldesa que murió en el destierro



La muerte le ha llegado a Rita Barberá a los 68 años en un hotel de Madrid, alejada de Valencia y apartada del PP, es decir, desterrada y sola, por más que su hermana y su sobrino estuvieran junto a ella cuando le sobrevino el infarto fatídico. El lunes negó en el Supremo que participara o siquiera conociera la financiación irregular de su partido en Valencia, un caso por el que ha sido imputado al completo su último equipo municipal.


Hija de periodista y periodista ella también, con 28 años se afilió a Alianza Popular y se olvidó de los micrófonos y de las máquinas de escribir. A Manuel Fraga no le cayó particularmente bien, pero antes de cumplir los 40 ya era cabeza de lista a la Generalitat. Perdió, pero cuatro años más tarde se presentó como candidata a la alcaldía de Valencia y se hizo con la vara de mando gracias a un pacto con los regionalistas de Unió Valenciana.


La muerte de Rita -así la llamaba todo el mundo, excepto sus colaboradores, que se referían a ella como La Jefa- guarda cierta similitud con la de Vicente González Lizondo, el líder de Unió Valenciana que le sirvió el trampolín en el momento oportuno para catapultarla a una larga y exitosa carrera política.


A Lizondo, hombre apasionado, le sobrevino un infarto fulminante en pleno uso de la palabra en el Parlamento autonómico cuando, tras ser expulsado de la formación que había fundado, tenía que intervenir desde la bancada del grupo mixto. A Barberá, suspendida de militancia hace dos meses por el partido que ayudó a levantar con sucesivas mayorías absolutas, la muerte la sorprendió horas antes de ocupar su escaño en el grupo mixto del Senado.


Valencia ha tenido en la etapa democrática dos alcaldes que han transformado sus hechuras. En los ochenta, el socialista Ricard Pérez Casado. Fue el primero que creyó en las posibilidades de la ciudad y quien se propuso ubicarla entre las principales capitales europeas, aunque con más ideas y proyectos que dinero.


 Su principal legado fue el Jardín del Turia, convertido hoy en uno de los parques urbanos más grandes y el mejor aprovechado de España.


Rita Barberá culminó aquel sueño. Valencia, marginada durante décadas de las grandes infraestructuras, se desquitó merced a una política de inversiones que los valencianos recibieron como la justa compensación a un agravio histórico.


 Fueron los años de la Ciudad de las Artes y las Ciencias, de Feria Valencia, de la Copa América, de la Fórmula 1, de la Ópera... cuando casi cualquier gasto parecía justificado por aquello de la proyección internacional de la ciudad. Zaplana, primero, y Francisco Camps, después, estuvieron al lado de la superalcaldesa.


Valencia se puso en el mapa a la misma velocidad que se vaciaban las arcas autonómicas y municipales -que no del Estado-, y se multiplacaban los números rojos. Eran tiempos de bonanza y nadie pensaba entonces que la fiesta pudiera terminar.


 El PP llenaba Mestalla para recibir a Aznar, y Barberá se permitía saludar en suajili al estadio: "¡Hakuna matata!". Luego reventaría las plazas de toros, incluso con Rajoy.


Rita se convirtió en un icono. En muchos hogares valencianos, no necesariamente conservadores, era un referente. Había pasado a formar parte del paisaje, como la playa de la Malvarrosa o la Albufera. Rita con sus vestidos rojos. Rita y sus cuentas de perlas. Rita y sus carcajadas estentóreas. "Alcaldesa de España", la llamaron. Símbolo de la imbatibilidad del PP.


Pero llegó la crisis y la fiesta terminó. Pudo librarse del ocaso de Camps pese a los indicios que apuntaban a que ella también había sido agasajada por la banda de El Bigotes. Si lo del presidente de la Generalitat fueron cuatro trajes, lo de la alcaldesa no llegó a tres bolsos.


A Rita no le interesaba el dinero sino el poder. Tras 40 años en política su patrimonio personal no ha experimentado incrementos dignos de reseñar.


En el episodio del "caloret", su último discurso en las Fallas, Rita parecía una caricatura de lo que fue. Había pasado un cuarto de siglo y ni ella era la misma ni la ciudad tampoco. Despertó a la realidad en la noche electoral de las municipales de 2015.


 Desencajada, un micrófono abierto captó su reacción: "¡Qué hostia! ¡Qué hostia!".


Estar imputada, tener cámaras permanentemente bajo su casa y verse apartada de su partido, la hundió. En poco más de año y medio pasó de estar en la cumbre a perder todo el reconocimiento que acaparó. Su deterioro físico era palpable. Su familia ha reconocido que estaba medicada.


Visto ahora, reunía todas las características para que le fallara el corazón. Exagerada en las filias y en las fobias. Simpática cuando quería. Llana. Con un carácter abrupto. Mala encajadora de la crítica. Espontánea. Autoritaria. Mujer de armas tomar. De las de salirse siempre con la suya. Y fumadora.


Tampoco hacía ascos a un buen trago.


Si hubiera que juzgarla por los últimos años sería imposible absolverla. Permanentemente peleada con el mundo. Persiguiendo fantasmas. A la caza de periodistas incómodos. Ensoberbecida. El tiempo exageró sus defectos.


Pero hubo otra Rita. La que se propuso cambiar una ciudad y lo consiguió. A lo grande. La que se deba baños de multitudes. La que se echó al PP a sus espaldas y trituró a la izquierda. La que pudo ser ministra de lo que hubiese querido. La política arrolladora a la que todas las vendedoras de los mercados de Valencia querían besar.


En aquellos tiempos de vino y rosas nadie hubiera podido imaginar que Rita Barberá Nolla moriría abandonada por los suyos y lejos de la ciudad a la que se entregó y que, en reciprocidad, todo le dio.
 

 

 

 

Qué recibirá Trump de Obama en materia de defensa

Néstor García Iturbe.─ Cuando Donald Trump, en enero del 2017, después de la actividad de la toma de posesión, se siente en el despacho oval de la Casa Blanca, además de Presidente, será el Comandante en Jefe de las fuerzas armadas estadounidenses, por lo que tendrá en sus manos una buena cantidad de mecanismos de destrucción, espionaje y vigilancia, que no han sido creados por él, pero que debe decidir si los mantiene o los elimina.


El terror que muchos quieren crear por la presencia de Trump en la presidencia de Estados Unidos, debió también ponerse de manifiesto cuando los que lo antecedieron, Obama y los otros presidentes, fueron fomentando una maquinaria de guerra de proporciones extraordinarias, capaz de intervenir en distintos países y de llevar la muerte a decenas de miles de personas, con la justificación de defender la “Seguridad Nacional” de Estados Unidos, que en realidad, son los intereses económicos de la clase dominante.

Lo más peligroso de la herencia recibida del Premio Nobel de la Paz, es el arsenal nuclear con que cuenta Estados Unidos, compuesto por 2.150 ojivas nucleares activas (1.950 estratégicas y 200 tácticas) más otras 2.800 en reserva y unas 3.000 almacenadas para su desmantelamiento, lo suficiente como para destruir el mundo cuatro veces. Esto cuesta al contribuyente estadounidense 21 mil millones de dólares anuales.

Cómo si todo esto no fuera poco, y en una importante contribución a la Paz, como Premio Nobel que es, Obama deja un legado a su sucesor y a los que vengan después, que implica el gasto de 1,5 billones de dólares en los próximos 30 años para la sustitución y modernización del potencial nuclear existente, además de la adquisición de 12 submarinos nucleares porta misiles, a un costo de 90 millones de dólares cada uno, 100 nuevos bombarderos de largo alcance, portadores de bombas nucleares, que costarían 65 millones de dólares cada uno y 400 misiles terrestres de la misma categoría, por los que se pagarán 30 millones por unidad.

Entre los planes futuros del Pentágono, también se encuentra el modernizar las bombas de gravedad B-61 estacionadas en Europa, crear el nuevo misil de largo alcance Standoff Cruise, y desarrollar una serie de nuevas ojivas que permite sustituir las existentes por otras de mayor potencial nuclear y tecnología más avanzada, sin aumentar el número de las existentes.

Si Trump desea encontrar partidas del presupuesto que pueden ser disminuidas, sin afectar la Seguridad Nacional, para mejorar las condiciones de vida de la población estadounidense, debe entrar en un análisis de lo que se gasta en el poderío nuclear.

Esto es solamente una parte de lo que Trump recibirá de Obama pues cuando tomamos en consideración el presupuesto solicitado por el Departamento de Defensa para el año 2017, la cifra asciende a 524 billones de dólares, lo cual cubrirá los gastos corrientes como salarios, combustible, compra y modernización de armamento y equipos de las tropas consideradas regulares dentro de las fuerzas armadas.

Estas tropas regulares están compuestas por más de 1,5 millones de efectivos militares, 1,1 millones de reservistas y cerca de 800,000 civiles, a lo que debe sumarse cerca de 100,000 contratistas. Desde el punto de vista organizativo, estos efectivos se encuentran agrupados en seis comandos regionales, que cubren todo el globo terráqueo, además del Comando Aéreo Estratégico y otros dos comandos especiales.

Este presupuesto cubre los gastos de una División Blindada, una División de Caballería, un Regimiento de Caballería y dos Regimientos de Caballería Acorazada, cinco Divisiones de Infantería, una División de Montaña, dos Divisiones y una Brigada Aerotransportada, todo al servicio del Ejército estadounidense.

También incluye los de la fuerza aérea, compuesta por más de 4,500 unidades en servicio activo, 1300 en la Guardia Nacional y 400 en la Reserva. Más de 2,000 misiles crucero de lanzamiento aéreo y 450 misiles balísticos intercontinentales. Además de este equipamiento, cuenta también con una flota de drones que está muy cercana a los 1000 y que permite asesinar “sospechosos”, sin hacerle juicio, sin ser condenados y sí que el que ejecutó la acción criminal tenga que rendir cuenta por lo que hizo, ni comparecer ante tribunal alguno.

La Marina de Guerra estadounidense, incluida en el presupuesto, cuenta con 10 Portaaviones, 20 buques anfibios de comando y asalto, 54 submarinos de ataque, 14 submarinos portadores de misiles balísticos, 4 submarinos de misiles guiados, 11 fragatas, 22 cruceros, 62 destructores, 13 buques barreminas, 4 buques de combate en litoral y otros medios navales especializados, entre ellos drones submarinos.

A todo esto se le puede agregar los medios con que cuenta la Infantería de Marina y otras agencias especializadas del propio Departamento de Defensa.

Dentro de los lugares donde se encuentran tropas de ocupación estadounidenses, que se han mantenido o enviado durante el gobierno del Premio Nobel de la Paz, sufragando sus gastos con el fondo para Operaciones de Contingencia en el Exterior del Departamento de Defensa, se encuentran Iraq, Afganistán, Somalia y otros países, para lo cual el Pentágono contará con 59 mil millones de dólares en el año 2017.

Algo a lo que Donald Trump se refirió durante su campaña electoral, fue que aquellos que pedían Estados Unidos le cuidara la democracia debían pagar los gastos que eso ocasiona. A la cifra mencionada en el párrafo anterior, es necesario adicionar otros 58 mil millones de dólares que se encuentran en una partida del presupuesto de Defensa denominada Relaciones Internacionales, la cual se dedica al entrenamiento y preparación de tropas de otros países y el abastecimiento a las mismas de todo tipo de armamento y equipo que requieran. Más de 100 mil millones de dólares que Trump puede destinar a mejorar las condiciones de vida de la población estadounidense.

Este asunto de cuidarle la democracia a otras naciones, desarrollado y mantenido por la administración Obama, y su política injerencista, ha traído como consecuencia, según informe del mes de abril del 2015 del Departamento de Defensa, que 200,000 estadounidenses, miembros de las fuerzas armadas, se encuentren destacados en otros países.

El informe plantea que 9800 de esos militares están en Afganistán, mientras que aproximadamente 3500 soldados están desplegados en Irak y Siria bajo el pretexto de luchar contra el grupo terrorista del Estado Islámico. En la región Asia Pacífico hay unos 50.000 militares estadounidenses —28.500 de ellos en Japón, una cifra similar en Corea del Sur, y cerca de 1000 en Australia y Singapur.

En África hay desplegados unos 5000 miembros de las Fuerzas Armadas de EE.UU., 4000 de ellos ubicados en la mayor base norteamericana en ese continente, la de Camp Lemonnier, en Djibouti, más los que se encuentran en Somalia y otros países.

Existen más de 64.000 soldados estacionados en toda Europa, en enclaves ubicados en Alemania, Reino Unido, Italia y España, además de en las repúblicas exsoviéticas del Báltico y otros tres mil en Turquía.

En el área de Centroamérica y América del Sur, hay desplegados aproximadamente 5500 militares, además de una presencia naval en el Caribe con el pretexto de la lucha antidrogas.

Trump y su equipo deberán evaluar esta “bomba de tiempo” que les ha caído en las manos, producto del famoso “legado de Obama” y demostrarán su inteligencia, si logran reducir el peligro que una bomba de este tamaño representa y sobre todo, sino explota.


- Dr. Néstor García Iturbe es editor del boletín electrónico El Heraldo (Cuba) 
 
 
sarahnes@cubarte.cult.cu
 
 
 

Personas tan honestas

Ilustración: Emma Gascó
 Ilustración: Emma Gascó

Tras leer defensas lacrimógenas sobre gente como Rita Barberá o José Antonio Griñán, permítanme recordar también a algunas otras personas honestas, como Mari Carmen, limpiadora y cuidadora que se enfrenta a un desahucio. Seguro que ustedes también conocen a montones.


Tras leer las lacrimógenas defensas de personas tan honestas (¡no he conocido a nadie más honesto en mi vida!) como Barberá, Griñán y tantas otras, defensas que algunas veces provienen de su entorno familiar o círculo de amigos y que son absolutamente normales (yo también lo haría) dentro de lo que denomino “el síndrome de la madre de Jack el Destripador”, pero que son más incomprensibles cuando provienen de otros círculos más lejanos, permítanme recordar también desde este espacio a algunas otras personas honestas, quizá no tan relevantes ni con tanta responsabilidad pública o política.


Personas como Mari Carmen, que lleva veinticinco años limpiando lo que yo ensucio y cada tarde me saluda y me dice que qué tal he pasado el día, que me vaya ya a mi casa, que si me creo que voy a heredar le empresa me estoy equivocando, que me vaya si ya he cumplido mi horario, que estos tiran y tiran y como no respondas tiran hasta romperte, que no tiene fin su ansia, y se lo dice también a todos los compañeros que aún están en sus puestos de trabajo, sin faltar nunca, por un sueldo escaso (supongo).


 Que llora despacio por el hijo muerto en sus brazos como consecuencia del VIH (la droga, Vicálvaro, los ochenta, mucha ignorancia, mucho desconocimiento, culpa mía también, yo no tengo cultura, se me murió el hijo y yo no supe explicarle nada, no supe detenerle, ni antes, ni durante, todo lo supe después, cuando ya no había salida), al que nunca (de eso estoy orgullosa, de eso no me culpo) le faltó una caricia, ni todos los besos que necesitó (que yo nunca tuve miedo del sida tampoco, que yo quería sufrir lo que sufría mi hijo, si al menos hubiera tenido un poco de miedo, si al menos lo hubiera sabido).


 Que avaló a su otra hija en la compra de un piso (¡no se preocupen, si los pisos siempre se revalorizan, es una inversión, los ricos no paran de comprar pisos, por algo será!) y ahora se enfrenta a un desahucio del suyo propio (ya me han llegado varias cartas del juez o de no sé quién, ni las entiendo). Que (¡con lo que me sobra!, y se ríe, por no llorar) ayuda lo que puede a sus cuñadas (que son unas derrochonas, pero son majas) e incluso da algo a Cáritas (a ver, que yo dinero les puedo dar poco, pero trabajo tengo infinito, eso no se acaba nunca) colaborando en comedores sociales, recogiendo ropa usada, visitando a ancianos. 


Que los domingos va a un centro de personas con diversidad funcional a sacar al parque a los niños (¡me dan la vida, los quiero como al mío que perdí!). Así los llama: los niños, mis niñas, pese a que son hombres y mujeres hechos y derechos.


 Los lleva al parque (¡se alegran tanto con el sol, con los pajaritos, se alegran ellos y me alegro yo, me agradecen todo y soy yo la que más recibe!). Que cuida de su padre enfermo sin ayuda de nadie (se quedó viuda muy joven, pero nunca habla de su marido, ni yo le pregunto, no debe tener un buen recuerdo de él, pero lo que sea se lo guarda para ella) y que no va al médico a mirarse un bulto en el pecho porque hay que pedir número por internet (y yo no tengo tiempo ni entiendo de internet ¿me lo podría pedir usted, que tiene pinta de ser espabilao?).


Y así tantos y tantas. Seguro que ustedes también conocen a montones. Personas de las que nos han hecho pensar que son únicas responsables de sus vidas, que no han sido “emprendedoras”, que si están así es porque quieren.


 Porque personas tan honestas como Barberá o Griñán y muchos otros no se han preocupado de su máxima responsabilidad como servidores públicos: favorecer la realización efectiva de la igualdad y del bienestar social. 


Así que, en nombre de Mari Carmen, permítanme aunque sea mandarles un poquito a la mierda, a esas personas tan honestas y a ustedes que las defienden y las votan.







RITA BARBERÁ, ENÉSIMA PIEZA DE LA TRAMA "GÜRTEL" QUE DESAPARECE DEL TABLERO

La hasta ayer vergüenza del PP, que la expulsó del partido, hoy elevada a la
condición de mártir de la causa. Tiene bemoles la cosa.




Se que esta entrada va a parecer a los que se la cogen con papel de fumar (esos que aceptan que las fuerzas de seguridad revienten ojos, pero consideran inaceptable analizar en términos de karma un guantazo al "capo") un hacer leña del árbol caído. Pero la desaparición de ese prodigio de sensibilidad que fue la mujer capaz de hacer burla desde un balcón a los familiares de las víctimas del metro de Valencia (43 muertos y 47 heridos, plebe, al parecer, a los ojos de los del "que se jodan") no devuelve la condición de buena persona a quien bien pronto dejó de ejercer como tal.


 Como dice Juan Carlos Escudier, "la muerte no blanquea el pasado, sino solo los sepulcros". Descanse en una paz que el más allá aporta por defecto, pero que el más acá es inmerecida para aquellos cuya desaparición permite un respiro en el obsceno empeño por negar la trama de saqueo, corrupción y latrocinio que enfanga el PPartido a quien una muchedumbre de ciegos voluntarios vota por costumbre, dejadez o cinismo.
 


El índice de mortalidad asociado a la trama Gürtel empieza a rebasar lo
razonable, para entrar en el ámbito de lo sospechoso.

La muerte por infarto de miocardio de Rita Barberá es la última de la que empieza a ser ya una lista extrañamente larga de muertes que afectan a relacionados con la trama Gürtel y la financiación del Partido Popular. La exalcaldesa de Valencia ha muerto menos de 48 horas después de tener que comparecer ante el Tribunal Supremo para declarar sobre su posible pérdida de aforamiento e imputación en el caso Taula.


Pero antes que ella, otras personas relacionadas con el caso han perdido la vida o sufrido accidentes. No siempre en situaciones claras.Este mismo año, en marzo, moría Leopoldo Gómez, un imputado poco mediático, pero un hombre que conocía al dedillo todo lo que había sucedido en torno a uno de los brazos más productivos de la trama: la ramificación de Pozuelo de Alarcón.



Leopoldo Gómez había sido arquitecto municipal de este municipio, el más rico de España, y era conocido como el cobrador de Jesús Sepúlveda, exmarido de Ana Mato, y durante los años de los maletines, alcalde de Pozuelo.Gómez estaba imputado por delitos de prevaricación y cohecho y se había ganado ese ‘sobrenombre’ después de que se supiera, en declaraciones del exGal José Amedo a OKDiario, que se encargaba de cobrar deudas de constructores.


Más extraña aún resultó la muerte de Isidro Cuberos, que apareció en un barranco entre Mijas y Benalmádena, y donde habría caído con su moto. Imputado por el caso Jerez, Cuberos aparecía como una pieza clave para entender cómo había operado la trama Gürtel en Andalucía.


Cuberos tenía mucha influencia en el PP gracias a haber sido durante años el exjefe de comunicación, aunque en realidad era mucho más que eso, de Javier Arenas y también después del PP durante tres años mientras Arenas fue secretario general del partido.



Igualmente sorpresiva fue la muerte de un hombre clave en los movimientos del dinero producido por la trama. Francisco Yáñez, amigo personal de Luis Bárcenas y de los tesoreros anteriores a él, Álvaro Lapuerta y Ángel Sanchís, con los que había trabajado durante años, murió pocos días después de ser imputado y cuatro días antes de tener que ir a declarar ante el juez Pablo Ruz. Yáñez, durante años, había trabajado como contable para el PP.


Padre del apoderado de las cuentas en Suiza de Bárcenas, Yáñez estaba acusado por el entonces juez de la Audiencia Nacional de haber colaborado “en la ocultación del patrimonio opaco para la Hacienda Pública y de procedencia indiciariamente ilícita de Luis Bárcenas Gutiérrez y Rosalía Iglesias Villar con la finalidad de desvincularlo tanto de su origen como de sus verdaderos propietarios”.


En enero de 2015 se produjo otra muerte relacionada con la Gürtel en circunstancias inusuales. 



Confirmado: poder testificar contra el PP dis-
minuye drásticamente la esperanza de vida
En un hotel de Bilbao apareció el cadáver de María del Mar Rodríguez Alonso a causa de lo que, se dictaminó por la policía, había sido un suicidio. Esta mujer era la esposa del senador del PP Tomás Burgos Beteta, y el juez Pablo Ruz la había imputado por la utilización que la trama Gürtel habría hecho de su empresa MR&Asociados como tapadera de Francisco Correa, entre otros casos, en la organización de un Congreso de Parques y Jardines Públicos en la localidad madrileña de Pozuelo de Alarcón.

La investigación concluyó que María del Mar Rodríguez Alonso se había suicidado, deprimida por el rechazo de los juzgados a sus repetidas peticiones de ser desimputada, y por la muerte del familiar de una amiga, a cuyo funeral había acudido a Bilbao.




Por último, también murió durante la investigación por la Gürtel el constructor José Martínez Núñez, dueño de Tecnología de la Construcción (Teconsa), a quien la burbuja y el escándalo de la propia trama, le costaron un imperio que llegó a facturar por encima de 6000 millones de euros y contar con 650 trabajadores. Un ‘dictador’ para quienes trabajaron con él, por sus métodos y formas, tanto en el trato personal como profesional, Martínez Núñez y su empresa había sido señalado ya como relacionado con Correa por el primer juez que llevó el caso, Baltasar Garzón.



Alvaro Lapuerta, sobre quien ha caído varias veces todo el
peso de la ley ... de la gravedad.
Por último, aunque con un desenlace menos fatal, el propio extesorero popular Álvaro Lapuerta, sufrió dos caídas en extrañas circunstancias, que le dejaron muy afectado físicamente. La segunda de ellas, de hecho, casi le costó la vida, ya que pasó un tiempo en coma. Las secuelas de las caídas fueron argüidas por su defensa para retrasar o evitar comparecencias ante los diferentes jueces que instruyeron la causa.



En un comunicado que hicieron público los propios hijos calificaron como "de extrañas" las dos caídas, una en marzo de 2013, al poco de estallar en toda su plenitud el escándalo Bárcenas, y la segunda y más grave, en abril de ese año, ambas a la entrada de su domicilio. Para añadir más ingredientes al asunto, hay que recordar que apenas medio año antes, Lapuerta había acudido a la policía para denunciar que había recibido llamadas amenazantes en las que se le decía que él ya era un hombre mayor, pero se le pedía “piensa en tus hijos y en tus nietos, ten cuidado con lo que haces”.


 Fuente: http://www.elplural.com/


 




‘Políticas económicas del PP dejan sin luz hogares españoles’



‘Políticas económicas del PP dejan sin luz hogares españoles’

 Mi análisis en las Noticias de HispanTV:



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 Se reanuda en el Congreso de los Diputados español la sesión de control al Ejecutivo de Mariano Rajoy.


El líder del Partido Popular (PP), Mariano Rajoy, y sus ministros se someten a 27 preguntas de los partidos políticos representados en el Congreso del país. Los temas principales son la economía y la situación laboral.

Durante los debates, el jefe del Ejecutivo defendió que la política que aplicó su Gobierno en la pasada legislatura fue eficaz y expresó su disposición a escuchar propuestas, pero perseverando en esa política.

El analista internacional Alex Corrons aborda el tema en una entrevista con HispanTV desde el País Vasco (norte de España).


 




miércoles, 23 de noviembre de 2016

Rita Barberá y la (obscena) hipocresía de sus compañeros de partido

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Ha muerto Rita Barberá, y el Congreso, aquel Congreso en el que de cara a la galería ya nadie era próximo a la fallecida, le dedica un minuto de silencio.


 Y los mismos que la habían ‘echado’ del partido, y que ayer mismo se desmarcaban de los ‘problemas personales’ de alguien que ya no pertenecía a sus filas, hoy claman al cielo por lo cruel que ha sido el mundo en general y los medios en particular con la que ahora, una vez muerta, vuelve a ser su amiga.


La hipocresía solo llega a su máxima expresión en esta cosa que se hace en España y a la que algunos llaman política sin serlo. Por eso celebro que los diputados de Unidos Podemos no se hayan sumado a esta farsa insultante, y más allá de mostrar sus condolencias (por educación), hayan preferido ausentarse de la pantomima que los ‘constitucionalistas’ han celebrado a la vista de una cada vez más –espero– avergonzada sociedad.


Morir no te hace mejor persona, y Rita, ahora que ha muerto, no dejará de ser en el recuerdo la prepotente corrupta que había sido viva. Lo único que ha cambiado es que ya no podrá vengarse de los que la habían dejado de lado. Pero eso es harina de otro costal.


Pepito Grillo



lunes, 21 de noviembre de 2016

Franco sólo ha muerto un poquito

Si no fuera por su dramatismo, éste podría ser el título de una comedia de Jardiel Poncela. Porque a pesar de haber pasado, ni más ni menos que cuarenta y un año de la muerte del dictador criminal Franco, éste no ha muerto del todo.
Podríamos hablar de calles, de monumentos y de tantos recuerdos que permanecen en pie, mientras se está dejando morir a las últimas víctimas del franquismo y sus familiares, sin pena ni gloria, sin justicia, sin verdad y sin reparación. Habiéndolas condenado a ser víctimas de última clase, ni siquiera de segunda.
 
 
 
Sin embargo, el hecho más anómalo de los existentes es la perpetuación del Valle de los Caídos como templo mayor del imaginario nacional católico del Franquismo. Este Valle en Cuelgamuros ha mantenido su vigencia exactamente igual que cuando Franco vivía. Las mismas leyes, las mismas conmemoraciones, los mismos fantasmas en procesión cada 20 de noviembre, los mismos sacerdotes rigiendo una institución pública que cuesta al Estado –o sea a todos nosotros--, 115.000 euros anuales para beneficio y provecho de nacionalcatólicos impenitentes y nostálgicos que renuevan todos los años sus votos franquistas en la catedral fascista.
 
 
 
Y todo ello, a pesar de la Memoria Histórica, a la que la Fundación de la Santa Cruz del Valle de los Caídos no hace ni puto caso, con el permiso y la anuencia del gobierno pepero, y guiándose esta Fundación por un decreto ley de 1957, como marco legal. Una vergüenza que permite que el criminal español mayor del siglo XX esté enterrado junto a sus víctimas, miles de presos políticos obligados a erigir un monumento que perpetúa el triunfo del golpismo y más de cien mil muertos inocentes.
 
El Valle de los Caídos resiste todo y a todos. Desde la ONU, Amnistía Internacional, Abuelas y Madres de Plaza de Mayo o el Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel son muchos los informes que hablan de transformar este siniestro lugar en un recuerdo de la dictadura franquista, al estilo que se hizo con los campos de concentración nazis. Pero el gobierno, avergonzado como heredero de este periodo siniestro, prefiere callar y mantener una situación vergonzosa, antes que abrir un debate con las organizaciones españolas que luchan por la Memoria Histórica. 
 
Este Valle de Cuelgamuros, con la alianza del gobierno, sigue negando la reconciliación y la memoria colectiva democrática a la que tienen derecho las víctimas de la Guerra civil y sus familiares. Y sigue siendo un lugar de encuentro de nostálgicos antidemócratas en cuya sede vuelven a reencarnar la memoria de las atrocidades de esa guerra civil, fruto del golpe militar franquista.
 
Da igual que tanto la basílica como el cementerio de ese reducto franquista esté regulado en la Ley de la Memoria histórica de 2007, donde queda prohibida la exaltación de la Guerra Civil y se insta a que se honre y rehabilite la memoria de las personas muertas a consecuencia de la contienda y de la represión de la posguerra. Todo permanece como hace cincuenta años.
 
Está claro que esta situación muestra un déficit democrático importante que, por miedo o por ideología –quizá por ambas cosas--, los distintos gobiernos no han sido capaces de superar.
 
La solución es sencilla: o se rehabilita como un centro de reconocimiento de los horrores del franquismo al estilo de los campos de concentración nazi, o se hace desaparecer. Lo que no puede ser, es que, después de tantos años, se mantenga un lugar y una institución fascista de propiedad pública, con dinero público, para fines de ultraje a una gran parte de los ciudadanos y en contra de la ley y de la historia.
 
Salud y República
 
 
 
 

POR QUÉ EL PP NO QUIERE HABLAR DE MEMORIA HISTÓRICA


"Nosotros no queremos escribir de franquismo y esas cosas". Con esta escueta frase, el Partido Popular rechazó la invitación de Público para escribir una tribuna para este 20N, fecha del 41 aniversario de la muerte del dictador Francisco Franco.
 
 
 El PP, como Ciudadanos, Podemos, IU y el PSOE, había recibido una solicitud de este periódico para que trasladara a los lectores su "reflexión" y "lectura" de este aniversario. 
 
 
Todos aceptaron la invitación menos el Partido Popular, que no quiere hablar de Memoria Histórica.
 
 
 No le interesa. La única política de Memoria de los conservadores, 41 años después de la muerte del dictador, sigue siendo la del silencio, la obstrucción y la negación de la evidencia. En una tribuna, como la que aquí se le ha ofrecido, los conservadores podrían haber explicado por qué considera que los crímenes del franquismo no constituyen crímenes de lesa humanidad, por qué defiende que el Valle de los Caídos ya es un símbolo de reconciliación nacional o que las víctimas del franquismo solo se acuerdan de sus familiares represaliados cuando hay subvenciones. 
 
 
En una democracia parlamentaria lo normal es el debate. Sobre todo cuando las opiniones entre los grupos parlamentarios son tan diferentes y cuando la opinión del Partido Popular es tan distinta a la del resto de partidos políticos. En una democracia parlamentaria lo normal es el respeto y cumplimiento de los Derechos Humanos de todos los ciudadanos, la garantía de que todos podemos acceder a la Justicia en condiciones de igualdad. Pero el PP no quiere oír hablar del tema. El PP prefiere el silencio. 
 
 
El silencio es el mejor compañero de viaje cuando lo que se quiere es ocultar. Cuando se prefiere la ignorancia al conocimiento y cuando lo que se pretende es que el legado franquista y su cultura política siga campando a sus anchas. Leía recientemente un artículo de la Fundación Yagüe, que preside la hija del conocido como 'carnicero' de Badajoz, que la Ley de Memoria Histórica es "inconstitucional" porque el "régimen actual es una continuación del régimen anterior" y, por tanto, no se puede juzgar a sí mismo ya que supone "una vulneración flagrante de las normas procedimentales de un Estado de Derecho"
 
 
A la Fundación Yagüe no le falta razón. Esta democracia es heredera de la dictadura y en 38 años ha sido incapaz de desprenderse de esa pesada losa. De mirar hacia atrás, de entender su pasado y poner remedio a los atrocidades cometidas, a los silencios compartidos y a las decisiones colectivas secuestradas. Ha sido incapaz de dar satisfacción a los deseos y necesidades de verdad, justicia y reparación de una parte de la sociedad. 
 
 
Pero es más, la democracia que nació en 1978 ha sido incapaz de devolver a los ciudadanos la capacidad de decidir asuntos básicos de cualquier democracia, como por ejemplo bajo qué forma de Estado quiere vivir. Y así, la única manera posible de sostener este edificio que se levantó durante 40 años de dictadura y 37 de democracia, tal y como está construido, es el silencio que propugna el Partido Popular.
 
 
Tal y como muestra la confesión de Suárez a Victoria Prego, la Transición fue un período oscuro, de pactos entre élites y donde muchas de las decisiones que se tomaron de espaldas a la ciudadanía aún hoy son desconocidas. No es la intención de este artículo poner en cuestión a la Transición, pero sí a la democracia y su capacidad de abrir e integrar a todos los ciudadanos en la toma de decisiones. Ya es hora de retomar todos aquellos temas que por culpa del "ruidos de sables" del Ejército no se pudieron abordar. 
 
 
Cuando no hay silencio, cuando se habla del pasado abiertamente y con libertad, suceden cosas como la que vivimos en Guadalajara. La apertura de la fosa común del cementerio de esta localidad y la publicidad que tuvo el caso gracias a los medios de comunicación provocó que decenas de ciudadanos pasaran por el cementerio durante las semanas que duró la exhumación. Alrededor de la fosa, ciudadanos de todas las edades compartieron lo que habían escuchado o vivido en sus casas cuando eran pequeños. 
 
 
Algunos descubrían allí mismo que su abuelo había sido fusilado tras la Guerra Civil gracias al relato de una vecina del pueblo con la que nunca se le hubiera ocurrido hablar sobre el pasado. Otros entendieron mejor por qué en su casa nunca se hablaba de política y más de uno se marchó a su casa con una concepción de la identidad de su ciudad y de su país bien diferente. 
 
 
 
La simple apertura de una fosa provocó el redescubrimiento de una parte de la historia familiar y de una identidad colectiva que las autoridades habían obligado a olvidar. Esto es, en definitiva, lo que no le gusta al Partido Popular. Es el silencio lo que permite que el general golpista Varela, por ejemplo, siga teniendo un monumento en su localidad natal, que Queipo de Llano esté enterrada en la basílica de la Macarena o que Manuel Fraga Iribarne sea considerado un padre de la democracia. 
 
 
 
Pero la sociedad de 2016 ya no es la de 1978. La España que ahora nace y comienza a manifestarse de diferentes maneras ya no tiene miedo a los sables del Ejército ni a las amenazas desde el púlpito. La España que nace, más allá de si se prefiere monárquica o republicana, quiere un Estado del que no tenga que avergonzarse. Un Estado que no encubra a torturadores como Billy el Niño, que no dé la espalda a las peticiones de Justicia de sus mayores, que no sea paradigma de impunidad y cuyo presidente del Gobierno no tenga la desvergüenza de decir en televisión que no tiene claro que "sea cierto" miles de españoles no saben dónde están enterrados sus abuelos y que no cree que el Gobierno "pueda hacer nada para arreglarlo".
 
 
La España que nace no quiere tener vergüenza del Estado al que pertenece. Y para eso hay que resolver el olvido sistemático a las víctimas del franquismo, pero también otras vergüenzas históricas como la posición española ante la ocupación de Marruecos del Sáhara Occidental de la que España sigue siendo cómplice. España debe afrontar sus problemas, sus fantasmas, su pasado. Debe hacer justicia y para ello se debe hablar y debatir. Sin miedo. Sin cortapisas. Y sin agitar fantasmas. No es casualidad que parte de los principios básicos de aquellos generales fascistas que se sublevaron en 1936 sigan inamovibles a día de hoy. 
 
 
Partido Popular, el silencio ya no sirve.
 
 
Alejandro Torrús, en Público
 
 
 
 
 

domingo, 20 de noviembre de 2016

Un asesor de Aznar experto en recortes se encargará de servicios sociales y violencia machista

  Mario Garcés será el secretario de Estado de Servicios Sociales e Igualdad


 Fue asesor de Aznar durante su última legislatura y ha colaborado con el laboratorio de ideas liberales FAES, liderada por el expresidente.


De Fomento a Servicios Sociales. De colaborar con FAES a prevenir la discriminación o luchar contra la violencia machista. La nueva ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, Dolors Montserrat, ha colocado a un hombre de línea dura al frente de la secretaria de Estado de Servicios Sociales e Igualdad.


Mario Garcés (Jaca, 1967) inspiró, entre otras cosas, la ley de subvenciones de Aznar o un presupuesto autonómico plagado de recortes con la que fuera presidenta de Aragón, Luisa Fernanda Rudi.


Este inspector de Hacienda  y auditor del Estado en excedencia ha sido también colaborador del laboratorio de ideas del PP, la fundación FAES, que recientemente se ha desvinculado del partido.


 También fue vocal asesor de Aznar durante su última legislatura y ahora se encargará de los asuntos relacionados con inclusión social, familia, dependencia, igualdad entre hombres y mujeres o violencia machista.


Algunas de sus colaboraciones con la fundación son la autoría de un estudio elaborado por FAES bajo el título Por un estado autonómico racional y viable, en el que propone abordar una reforma organizativa del sector público o su participación en el curso de economía del Campus FAES 2011 titulado Equilibrio presupuestario y eficacia en la prestación de servicios públicos.


En julio de 2011, Luisa Fernanda Rudi lo nombró consejero de Hacienda. Sin embargo, la cosa no acabó de funcionar. Garcés, al que Sanidad define en una nota de prensa como u na persona “con gran sensibilidad social y compromiso con las personas con discapacidad”, dejó el gabinete siete meses después para ocupar el cargo que desempeñaba hasta ahora como subsecretario del Ministerio de Fomento.


A la luz del curriculum publicado en el Portal de la Transparencia del Gobierno, la formación vinculada con la intervención social, prevención de la discriminación o igualdad de oportunidades no sobresale en la trayectoria de Garcés, de marcado perfil económico, licenciado en Derecho y diplomado en el Instituto Internacional de Derechos Humanos de Estrasburgo.

Presupuestos

 

En Aragón aplicó las tijeras y ejecutó un recorte de cinco millones en subvenciones y ayudas por considerarlas “superfluas, ineficientes e innecesarias”, un plan de ahorro de 105 millones anuales en gasto corriente en 104  medidas, una reducción de unos 400 millones en sus primeros presupuestos y un desplome real del gasto social del 5%, por encima de los 130 millones.


Sin embargo, Garcés, uno de los hombres fuertes de aquel Gobierno de Rudi, no acabó su obra. De hecho, se fue a Madrid antes de que esos presupuestos estuvieran aprobados y de que su jefa los retirara para presentar otros.


Para entonces, el jaqués, que semanas antes había llegado a sonar como ministrable de Administraciones Públicas e incluso como jefe de la Intervención, estaba viviendo en Madrid como responsable de intendencia –subsecretario– de un ministerio inversor como Fomento sin apenas recursos.


Mario Garcés volvió a sonar como ministrable tras la investidura de Rajoy. Finalmente se queda como secretario de Estado en el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, donde él, un experto en controlar los gastos, convivirá con una ministra que acaba de nombrar una jefa de gabinete que es militante antiabortista.








jueves, 17 de noviembre de 2016

Cuba y el nuevo matarife de la Casa Blanca

Ángel Bravo.─ A raíz del triunfo de Donald Trump como nuevo administrador del imperio por cuatro años, los programas nativos de las televisoras locales y los canales internacionales siguen preguntándose por las razones de la derrota de Clinton. Todas las encuestadoras, los politólogos, los comunicadores, los analistas, y los astrólogos -como Carlos Montaner y Andrés Oppenheimer- habían vaticinado una derrota contundente de Trump. Todos habían acomodado sus fichas (léase sus bolsas de trabajo) con la demócrata y despotricado contra el republicano, pero ahora buscan alinear sus discursos para seguir viviendo de las andanzas imperiales.

En medio de tanta perplejidad una vez más el tema de Cuba vuelve a salir a la palestra mediática, esto porque el nuevo matarife de la Casa Blanca había prometido a un grupo de octogenarios batistianos –vinculados a los grupos terroristas de Miami-, desandar todos los acuerdos que los gobiernos de los Estados Unidos y Cuba habían logrado en los últimos meses.

La pregunta que repiten en los medios -como CNN- es: ¿ahora qué va a suceder con Cuba? Es obvio que quienes así preguntan, no es porque tengan interés en que continúe la normalización de las relaciones y se acabe el bloqueo, sino todo lo contrario. Lo que está detrás de la pregunta es el deseo porque Trump apruebe medidas más crueles (como si el bloqueo no lo fuera).

Las “preocupaciones” de los empleados/as de CNN y sus invitados -los adivinos Montaner y Oppenheimer-, publicistas del establishment, no es sino la expresión de una actitud pedestre y ramplona; ayer coreaban el nombre de Clinton y hoy babean sumisos ante lo que se le antoje hacer al magnate matón.

Si bien los enemigos de la Revolución Cubana están interesados en los arrebatos de Trump, los amigos de Cuba no ocultan su preocupación, temiendo incluso -algunos-, que le ha llegado la hora final al socialismo cubano. A propios y a extraños hay que decirles que en la Isla nadie ha pedido el sueño con la elección de Trump; éste no es ni será el último presidente de los Estados Unidos que pasará por la Casa Blanca viendo sus pretensiones frustradas. A 90 millas hay un pueblo glorioso y digno que ha resistido todo tipo de pruebas y agresiones por más de 57 años. ¿No conocen los amigos de Cuba de lo que está hecha la Revolución Socialista?, ¿será que solo la “conocen” por lo que dicen esos fantasiosos, camuflados de “analistas”, en esos canales internacionales?

Quienes ha oído mucho a Fidel dicen que éste expresó en una ocasión (hace varios años), que él prefería tratar con los republicanos porque eran más directos que los demócratas (todos sabemos de los dobles raseros hacia Cuba de los dos gobiernos de Bill Clinton y de Barack Obama).

Entre los temas abordados por el Comandante con Ignacio Ramonet en Cien años horas con Fidel, el periodista plantea el tema de la necesidad de defenderse; y Fidel le dice: “El enemigo también lleva a cabo una lucha psicológica. Si el enemigo cree que uno lo tolera, si el enemigo cree que uno no hace nada, se le desata lo que biológicamente se pudiera llamar el instinto de persecución… No hay nada peor que darle la espalda al enemigo, porque desarrolla ese instinto de persecución, eso es de las fieras, y un imperio es mucho más que una fiera, hasta la psicología de los que dirigen un imperio y manejan sus armas es la de las fieras”.

Trump es un gran inexperto en política internacional, en cambio Cuba no solo posee experiencia, sino que defenderá su soberanía y jamás renunciará a sus principios.

Entiéndase que el enemigo puede ser muy poderoso, pero la moral, la dignidad y el coraje del pueblo cubano son inmensos. Así que pueden estar tranquilos los amigos de Cuba.


http://www.alainet.org/es/articulo/181706
 
 
 
 

miércoles, 16 de noviembre de 2016

Accidentes e insolvencia moral

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Una anciana ha muerto en Reus víctima de un incendio en su casa. Es un titular cierto. Se sabe también que los Mossos tienen una hipótesis: el accidente. La investigación policial constata un hecho, el fuego, y aventura una hipótesis verídica.


 Al mismo tiempo que los Mossos se mueven, lo hace el periodismo, que sabe que una de las lecciones de su oficio es que no hay noticia suelta. Una mujer, por ejemplo, puede morir en un accidente de tráfico. Pero si el coche lo conducía su exmarido es seguro que la mujer haya sido asesinada. Y esto conecta directamente no con la seguridad vial y las cifras de accidentes; esto habla de un modelo de sociedad y conducta.


Del incendio de Reus se sabe que fue provocado por una de las velas utilizadas en casa; la mujer, de 81 años, llevaba dos meses sin suministro eléctrico por impago. Hay que observar con cuidado este tipo de muertes.


 Sobre todo por su tratamiento oficial: que nunca pasa, como es lógico, del informe forense.


Pero el hecho desnudo puede no ser la verdad. La I Guerra Mundial no se produjo porque el chófer del archiduque de Austria se perdiese por las calles de Sarajevo, aunque se perdiese, y facilitase su muerte, y estallase la guerra.


La anciana de Reus ha muerto por accidente del mismo modo que han muerto españoles por enfermedad tras llevar meses en lista de espera. A un zaragozano que necesitaba extirpar con urgencia un tumor no pudieron operarlo por falta de quirófanos; en Bellvitge un hombre aguardó 22 meses una intervención antes de morir; en A Coruña murió una mujer de cáncer tras esperar cuatro meses a ser ingresada.


Hay muchos casos más, no siempre relacionados con la sanidad y no siempre tan relacionados con la incompetencia como con la insolvencia moral.


Como a la mujer de Reus, lo que ha ocurrido con los pacientes no es que el Estado los matase, que no los mató, sino que ha creado condiciones para que ocurriese.


Por eso alrededor de las versiones oficiales sujetas al hecho hay un contexto que corresponde citar al periodismo. Los recortes en sanidad en el primer caso. En el otro, la interrupción del suministro de compañías eléctricas que desde 2008, cuando empezó la crisis, han multiplicado sus beneficios.


Una de las grandes derrotas de este tiempo es confundir ese contexto con demagogia; la palabra se extiende hasta desvirtuarlo todo, incluso la verdad.


Hay otra derrota, que es creer que el precio a pagar por la luz no acarrea la obligación del Gobierno de garantizar los mismos servicios básicos que entregó al mercado, convirtiéndolos en productos bursátiles.


Manuel Jabois