En un rasgo inédito en las relaciones
internacionales, y me temo que en los comportamientos de cualquier jefe
de Estado en una democracia, por muy recién nacida que fuera ésta, el
Rey, consciente de su papel en La Empresa, envía una carta al entonces
sha de Persia, Reza Pahlevi, pidiéndole la nadería de diez millones de
dólares.
La carta, escrita en francés, con la dirección y la despedida
escritas a mano, tiene fecha del 22 de junio de 1977, y está enviada
desde La Zarzuela.
Mi querido hermano:
Para empezar quisiera decirte cuan
inmensamente agradecido estoy por que hayas enviado a tu sobrino, el
Príncipe Shahram, a verme, facilitándome así una respuesta rápida a mi
petición en un momento difícil para mi país. Me gustaría a continuación
informarte de la situación política en España y del desarrollo de la
campaña de los partidos políticos, antes, durante y después de las
elecciones (parlamentarias).
Cuarenta años de un régimen totalmente
personal han hecho muchas cosas que son buenas para el país, pero al
mismo tiempo dejaron a España con muy deficientes estructuras políticas,
tanto como para suponer un enorme riesgo para el fortalecimiento de la
monarquía. Después de los seis primeros meses de gobierno de Arias, que
yo estuve igualmente obligado a heredar, en julio de 1976 designé a un
hombre más joven, con menos compromisos, a quien yo conocía bien y que
gozaba de mi plena confianza: Adolfo Suárez.
Desde aquel momento prometí solemnemente
seguir el camino de la democracia, esforzándome siempre en ir un paso
por delante de los acontecimientos a fin de prevenir una situación como
la de Portugal que podría resultar aún más nefasta en este país mío.
La legalización de diversos partidos
políticos les permitió participar libremente en la campaña (electoral),
elaborar su estrategia y emplear todos los medios de comunicación para
su propaganda y la presentación de la imagen de sus líderes, al tiempo
que se aseguraron un sólido soporte financiero. La derecha, asistida por
el Banco de España; el socialismo, por Willy Brandt, Venezuela y otros
países socialistas europeos; los comunistas, por sus medios habituales.
Entretanto, el presidente Suárez, a
quien yo confié firmemente la responsabilidad del gobierno, pudo
participar en la campaña electoral sólo en los últimos ocho días,
privado de las ventajas y oportunidades que expliqué ya anteriormente, y
de las que se pudieron beneficiar los otros partidos políticos.
A pesar de todo, solo, y con una
organización apenas formada, financiado por préstamos a corto plazo de
ciertos particulares, logró asegurar una victoria total y decisiva.
Al mismo tiempo, sin embargo, el partido
socialista obtuvo un porcentaje de votos más alto de lo esperado, lo
que supone una seria amenaza para la seguridad del país y para la
estabilidad de la monarquía, ya que fuentes fidedignas me han informado
que su partido es marxista. Cierta parte del electorado no es consciente
de ello, y los votan en la creencia de que con el socialismo España
recibirá ayuda de algunos grandes países europeos, como Alemania, o en
su defecto, de países como Venezuela, para la reactivación de la
economía española.
Por esa razón es imperativo que Adolfo
Suárez reestructure y consolide la coalición política centrista, creando
un partido político para él mismo que sirva de soporte a la monarquía y
a la estabilidad de España.
Para lograrlo el presidente Suárez
claramente necesita más que nunca cualquier ayuda posible, ya sea de sus
compatriotas o de países amigos que buscan preservar la civilización
occidental y las monarquías establecidas.
Por esta razón, mi querido hermano, me
tomo la libertad de pedir tu apoyo en nombre del partido político del
presidente Suárez, ahora en difícil coyuntura; las elecciones
municipales se celebrarán dentro de seis meses y será ahí más que nada
donde pondremos nuestro futuro en la balanza.
Por eso me tomo la libertad, con todos
mis respetos, de someter a tu generosa consideración la posibilidad de
conceder 10.000.000 de dólares, como tu contribución personal al
fortalecimiento de la monarquía española. En caso de que mi petición
merezca tu aprobación, me tomo la libertad de recomendar la visita a
Teherán de mi amigo personal Alexis Mar-das, que tomará nota de tus
instrucciones.
Con todo mi respeto y amistad.
Tu hermano,
JUAN CARLOS
El sha de Persia debió quedarse
literalmente perplejo ante el desparpajo y la bisoñez del Rey, y si bien
respondió afirmativamente a la demanda, tuvo el buen cuidado de no
hacerlo por carta. El ministro del sha anota, tras la reproducción de la
misiva de Juan Carlos: «El Sha contestó a esta carta el 4 de julio de
1977. Está cariñosamente redactada, pero muestra una mayor precaución
que la del rey de España. “En cuanto a la cuestión a la que aludió Su
Majestad, transmitiré mis reflexiones oralmente”».
Fue gracias al derrocamiento del sha de
Persia Reza Pahlevi, en 1979, y el exilio de quien había sido varias
veces su ministro, Asadollah Alam, que hoy se puede documentar esta
historia. La publicó en inglés dentro del libro titulado de El Sha y yo,
un texto nada fácil de encontrar. Años más tarde, en su entusiasta
hagiografía de Adolfo Suárez, escribe García Abad que de este dinero
pedido por Juan Carlos, y generosamente donado por el emperador del
Irán, «llegó mucho más al palacio de la Zarzuela que al de la Moncloa»,
con lo que alude un cierto reparto desigual.
Y añade rotundo: «El
episodio hay que inscribirlo con más propiedad en el capítulo de la
picaresca real que en el de la historia de UCD». El bueno de García Abad
apostilla que el asunto forma parte de «la complicidad» entre el Rey y
Adolfo Suárez, manifestada no sólo en ese quítame allá esas pajas de
diez millones de dólares del año 1977, sino en el viaje inmediatamente
posterior que hará el presidente Suárez a Arabia Saudí, acompañado del
administrador privado del Rey, Prado y Colón de Carvajal, para concretar
otro préstamo del príncipe Fahd al Rey Juan Carlos y a la UCD.
Cuenta
García Abad, con sobriedad no exenta de gracia, cómo Prado y Colón de
Carvajal, aprovechándose de que el presidente Suárez no tiene ni idea de
inglés, hace de traductor, engañándole respecto a las cantidades que
recibirá el monarca, con el consiguiente pellizco para Prado. Le
convirtió los «thousand millions» (mil millones) en «millions»
(millones) a secas.
http://iniciativadebate.org/2016/10/30/financiacion-ilegal-dedicado-a-hernando-gonzalez-y-juan-carlos-i/