Un Rajoy rodeado de corrupción promete en su discurso de investidura lo contrario de lo que ha hecho desde que gobierna
Un nuevo Rajoy ha surgido entre las aguas. Como
Moisés guiando al pueblo.
El del discurso de investidura es un Mariano
suave. Como aquellos "hilitos de plastilina". Es dialogante, pactista,
anticorrupción y da pellizcos de monja. Vamos, como que hasta se
permitió decirle a la cara al PSOE que "nadie debe renunciar a sus
principios"…
Esto antes de que un Partido Socialista desangrado se
abstenga para que gobierne. Menuda imagen. A Rajoy solo le faltó decirle
a un cariacontecido Sánchez: "Pedro, sé fuerte". Aunque lo mismo se lo
envió por SMS. O igual han abierto un grupo de amigos en Whatsapp. Es
tan colega este nuevo Mariano…
Si hasta nos dijo en
su discurso que "el PP no es un fin, sino un medio para la sociedad
española, una herramienta". Como ese martillo que rompía los ordenadores
de Bárcenas.
Asunto por el que, por cierto, la "herramienta" está
imputada. Pero da igual, porque, según el Rajoy de la nueva era, "España
ha demostrado que aquí no hay impunidad con la corrupción y la política
es cada vez más transparente y ejemplar"
. Aunque, según él, "hay casos
de 'algunas' personas de su partido". Pío, pío, que yo pasaba por ahí.
Eso sí, otra frase de la investidura para enmarcar:
"Contra la corrupción nadie puede presumir de infalibilidad". Que es una
forma de decir, en plan fino, como el nuevo Mariano, eso de "todos son
iguales", que tanto y tan bien ha calado en la sociedad, para mejor
absolución de las corrupciones del nuevo santo.
Antes
de que el alumbramiento sea completo y hasta pueda ser ministra
Cospedal, el "Rajoy de 2016" dijo que está "orgulloso porque España ha
demostrado ser una democracia madura para formar un gobierno como en
otros países de Europa".
Tengan ustedes fe hasta para creer que en otras
potencias europeas seguiría como presidente un político rodeado de
casos de corrupción. Pero ya dijo el nuevo líder naciente que no sigue
"por beneficio personal o partidario", sino "por el bien de España"… ("y
mucho españoles").
Dicho esto, queda claro que este
otoño-invierno se llevará hablar de "pactos, diálogos y consensos…".
Vistos los precedentes, por lo que dijo y lo que hizo antes el bueno de
don Mariano, yo esperaría para ver los resultados. Porque ha prometido
una reforma pactada de las pensiones, después de dejar la hucha hecha
añicos, con reservas para apenas un año.
Toda una legislatura tuvo para
ese consenso y pasó de largo. Lo mismo con el pacto de la enseñanza, que
promete ahora después de ponerse a toda la comunidad educativa en
contra, con los estudiantes en la calle y con Wert, el ministro de los
recortes, con retiro VIP en París y los gastos pagados.
Para los díscolos, los que preparan movilizaciones junto al Congreso o
piensan que había alternativa, sabed que el "nuevo presidente" dijo que
"no había otro camino" y que "hay que borrar toda brizna de
incertidumbre que, como mala hierba, haya brotado estos meses". Ahí lo
lleváis.
Con un PSOE criticando en las redes lo que luego permitirá al
caer en la red de Mariano, Sánchez mantuvo la incertidumbre, antes de
ser arrastrado al foso. Susana se dispone a ganar tiempo y el nuevo
líder pide un mandato "duradero".
No llega otro año Mariano. Entre unas
cosas y otras, quiere una década prodigiosa.
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