Habitantes de Estocolmo toman el sol en un parque de la ciudad el 22 de abril.
El Gobierno de Estocolmo rechazó las medidas de confinamiento y ha acabado con cifras de fallecidos muy superiores a las de sus vecinos escandinavos
Suecia ha sufrido 365 muertes por millón de habitantes, un nivel no muy inferior al de Francia y muy superior al de Estados Unidos
Anders Tegnell ya sabe que una de sus previsiones no se
ha cumplido.
El principal consejero científico del Gobierno sueco
calculaba a principios de mayo que un 40% de los habitantes de
Estocolmo habría desarrollado inmunidad
ante la COVID-19 para finales de mes.
Los estudios de seroprevalencia
realizados en varios países indican que ningún país ha alcanzado ese
umbral, ni siquiera los más castigados por el coronavirus.
El realizado en España dio la cifra del 5% y un 11% en Madrid. Pruebas llevadas a cabo en 11.000 hogares de Inglaterra ofrecieron una cifra ínfima: un 0,27%. En Francia, un estudio científico afirmó que un 4,4% de la población había sido infectada.
En las zonas más dañadas, como París, no superaba el 10%. La mayoría de
los epidemiólogos considera que, para que se pueda hablar de inmunidad
de grupo, no menos del 60% debe haberse contagiado y desarrollado los
anticuerpos que les permitirían no verse afectados por la enfermedad.
La idea de inmunidad de grupo era uno de los puntos con los que se justificaba la decisión de Suecia de rechazar las medidas drásticas
de confinamiento adoptadas en Europa Occidental, incluidos los otros
países escandinavos.
Los colegios no se cerraron, sí las universidades.
Las prohibiciones habituales en Europa eran sólo recomendaciones, en
general respetadas por la población. Tegnell estaba convencido de que el
tiempo le daría la razón, lo que no ha ocurrido hasta ahora. "En otoño,
habrá una segunda oleada.
Suecia tendrá un alto nivel de inmunidad y el
número de casos será probablemente bastante bajo. Pero Finlandia tendrá
un muy bajo nivel de inmunidad. ¿Volverá Finlandia a decretar un
confinamiento total?", dijo al FT.
Nadie sabe lo que
ocurrirá después del verano, pero las posibilidades de una segunda
oleada son altas. Lo que sí se conoce es lo que ha ocurrido hasta ahora y
ahí es evidente el precio que ha pagado Suecia.
El país ha sufrido
3.698 muertes por el coronavirus, 365 por millón de habitantes,
un nivel no muy inferior al de Francia y muy superior al de Estados
Unidos.
Es en la comparación con sus vecinos, que sí promovieron el
confinamiento, donde Suecia sale peor parada. Noruega ha tenido 232
muertes (43 por millón de habitantes). Dinamarca, 547 (94 por millón).
Finlandia, 298 (54 por millón).
En otras palabras, los
suecos podrían preguntarse si 3.000 de sus compatriotas podrían estar
vivos hoy si las decisiones del Gobierno hubieran sido otras. Es una
incógnita que existe en todos los países.
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