domingo, 29 de septiembre de 2019

EL GRITO DE GRETA



 

Greta Thunberg, una joven sueca de 16 años, se ha convertido en una suerte de heroína mundial por informarnos de que la contaminación está arruinando el planeta. Increíble revelación que todos/as desconocíamos. Gracias, Greta, aunque grites.

 

Debo recordarle a esta criatura que Julian Assange, cofundador de Wikileaks, australiano de renombre mundial, se halla todavía encarcelado en el Reino Unido, acusado por sus enemigos (incluso suecos) de ser un violador, un canalla a sueldo de los rusos y haber revelado miles de crímenes de guerra perpetrados por mercenarios del ejército de los EEUU.

 


También resulta oportuno traer a colación la figura de Edward Snowden, todavía refugiado en Rusia, que es uno de los ciudadanos estadounidenses más perseguidos por su gobierno y las agencias de espionaje.

 


Su verdadero delito, no es haber filtrado secretos, ya que los funcionarios que servían a Obama y los que hoy lo hacen a Trump, revelan material sensible con total impunidad. Su delito es haberse saltado la jerarquía.

 


¿Cómo se atreve a retar a quienes manejan el imperio? ¡Es un traidor y hay que condenarle a muerte¡” gritan en Washington.


 

El problema no es lo que digan o desvelen Greta, Assange o Snowden, sino la reacción que sus palabras provocan en la élite económica y financiera mundial. Pero hay algunas diferencias muy notables entre ella y los dos perseguidos.

 


La batalla personal de la chiquilla sueca está acompañada por toda clase de fanfarrias mediáticas, además de ser invitada como una mesías de la Ecología a cualquier rincón del planeta, para que proclame, en la ONU o en la UE, ante líderes y empresarios que el mundo está sufriendo.

 


Y hay mucha gente que llora al escucharla. Y hay personas que suspiran de emoción cuando Greta grita.

 

 Pero también diplomáticos/as y eurodiputados/as que se guiñan el ojo mutuamente con una sonrisa mefistofèlica.

 


Assange está encarcelado en una especie de Guantánamo londinense, sometido a torturas psicológicas sin precedentes, por haber hecho un trabajo impagable y muy útil como editor y periodista.

 


Snowden vive con el temor pegado al cuerpo, aunque siempre cuidado por personal dispuesto a saltar sobre aquellos que quieran dispararle a bocajarro o secuestrarle para llevárselo a los EE.UU., donde sería procesado y sentenciado a la pena de muerte.

 


Su delito: explicarle al mundo que la mayor red global de espionaje electrónico se llamaba Echelon, y aunque el gobierno de los EE.UU. justificara las actividades de esa agencia por “la lucha antiterrorista”, el verdadero objetivo era desmontar las corporaciones de inteligencia política, diplomática y económica de otras naciones, como China, Cuba, Irán, Rusia y Venezuela.

 


En Occidente, desde donde se alienta y anima al asesinato de decenas de miles de civiles en Yemen, solo para poder vender más armas a sus verdugos de Arabia Saudita, encarcelar a periodistas, castigar a los homosexuales, decapitar a los blasfemos y otras alegrías de sus reyes, príncipes y demás basura monárquica, permítanme mostrarme bastante escéptico sobre la autenticidad de ‘fenómenos’ como el que representa la señorita Greta.

 


El capitalismo y sus derivaciones, como el neoliberalismo o el imperialismo norteamericano, son hoy el principal factor contaminante en el mundo, pero la jovencita sueca nunca lo mencionará, lo que aumenta mi recelo sobre los discursos de la moza nórdica, aplaudida hasta por los empresarios que contaminan y venden productos destructivos para el planeta.

 


Que conste que este artículo no va dirigido contra la persona, sino contra la hipocresía reinante que quiere colocarla como la Diosa de la Ecología Global, cuando aún tiemblan de miedo y pavor los pueblos originarios de la Amazonía.

 


Estas líneas denuncian la hipocresía de las élites militares y financieras, que piensan que pueden engañar a toda la población occidental (la otra parte está mejor informada) en nombre de unos benefactores que invitan a una mediática jovencita como escudo a sus desmanes.

 


¡Qué buenos somos que os traemos a quien nos denuncia, para demostraros que nos anima el propósito de la enmienda! Cuando Greta habla y grita, la Mafia Mediática olvida el monóxido de carbono y solo piensa “¡Qué encanto de niña¡”… ¡Vamos a buscar una para colocársela al partido de Errejón, otra para el PP, dos para Vox y otra para el PSOE!.

 


Quienes encarcelan a funcionarios honestos, a periodistas con sentido de la ética y la deontología (para que conozcamos los crímenes que se cometen en nombre de “la democracia”) no tienen legitimidad moral para explicar cómo debemos comportarnos en el planeta Tierra.

 

 El imperialismo es el mayor contaminante del sistema solar.

 


Desde este blog le propongo a Greta que grite a los cuatro vientos: “Señoras y señores, para salvar el mundo hay que comenzar por lo más elemental, por lo básico: Dejen de exterminar a personas inocentes, liberen de la cárcel a quienes denuncian las salvajadas que se cometen en nombre de la “libertad” y encarcelen a los responsables, pero no a quienes les denuncian”

.


Para todo lo demás, conseguida la paz, habría tiempo, señorita Thunberg.

 

 RE-EVOLUCIÓN

 

 

 

No hay comentarios: