NUNCA PARTICIPARÉ EN UNA MARCHA PATROCINADA Y APOYADA POR LOS MISMOS QUE AYUDAN AL CALENTAMIENTO GLOBAL. HAY QUE SER MUY GILIPOLLAS, MUY CATETO Y MUY IGNORANTE PARA TRABAJAR EN UNA PELÍCULA EN LA QUE NO COBRAS COMO EXTRA
Tras las “manifestaciones” contra el cambio climático, apoyadas por miles de adolescentes en huelga escolar, jóvenes ecologistas y líderes políticos que permiten la contaminación global, uno no tiene más remedio que esbozar una sonrisa paternalista y comprender la inocencia de tantas muchachas y muchachos llevando pancartas contra el calentamiento.
Esta clase de concentraciones, patrocinadas desde los mismos despachos desde donde se permite que dos decenas de corporaciones llenen sus arcas con el dinero que reciben por sembrar veneno en el planeta, tienen la misma credibilidad que la “democracia” de la que tanto blasonan EE.UU. y la Unión Europea.
Pero lo importante fue que ninguna de esas marchas pudo considerarse como “multitudinaria”; más bien parecían desfiles colegiales de unos cuantos jovenzanos/as sonrientes y felices, imaginando que estaban siendo héroes por un día, protestando contra los criminales que esparcen en la Tierra y los océanos la mierda de sus productos, contra las empresas que contribuyen a la emisión imparable de CO2 y metano, a la desaparición de los glaciares y demás desastres, típicos de una “civilización” asentada sobre políticas económicas y sociales diseñadas por un neoliberalismo salvaje.
Las alharacas mediáticas informando del éxito mundial de este desfile de incautos, encabezados por la Reina Greta de Suecia fueron, además de exageradas en cuanto a los datos de participación, manipuladas y torticeras, evitando hablar de los incidentes que se sucedieron, cuando los mismos que colaboran con los padrinos del calentamiento, caminaban junto a los “luchadores por un mundo menos caliente”.
Lo que más que agradó fue la reacción, lógica y comprensible, de un ciudadano canadiense que le tiró un huevo al primer ministro, Justin Trudeau, uno de los más serviles e hipócritas de Norteamérica. No me agrada la violencia, pero un huevazo no hiere como una bola de goma.
Al menos, hubo quien estaba harto de tanta doble moral, tanto teatro, tanta caradura, morro y desvergüenza. ¡Hala, nenes, el lunes a clase para contar lo bien que lo pasásteis en la “mani”!
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