¿Cuál es la troupé de artistas que se confabulan en contra el gobierno bolivariano este viernes en Cúcuta?
Este viernes 22, se dan cita en Cúcuta, Colombia, nada menos que El Puma, Miguel Bosé, Alejandro Sanz, Juanes, Luis Fonsi, Maluma y otros menos ventilados los grandes medios de comunicación.
Que esta troupé de artistas se de cita evento conspirativo-musical en contra del gobierno venezolano, no resulta nada extraño. Algunos de ellos ya lo venían haciendo en vida del presidente Chávez.
Lo realmente peligroso es la maniobra militar injerencista a que puede dar lugar si las cosas salen tal y como pretenden sus mentores de Washington. Lo denuncia muy claramente la proclama emitida por el cantautor Roger Waters, cuyo video reproducimos en este artículo, advirtiendo sobre los objetivos de este concierto y, también, de sus posibles consecuencias.
Una siniestra alianza entre el multimillonario británico Richard Branson y los empresarios colombianos Ricardo Leyva y Bruno Ocampo, se ha urdido en torno al concierto Ayuda y Libertad (Venezuela Aid Live), cuya celebración tendrá lugar este viernes 22 de febrero en Cúcuta, Colombia.
El evento podría parecer sólo una gigantesca operación de mercadotecnia, si no fuera porque representa la antesala de una más que probable provocación que puede terminar en un grave conflicto internacional, al intentar introducir poco después enVenezuela, por la fuerza y sin la autorización del país receptor, cargamentos de mercancías y bienes bajo el pretexto de “ayuda humanitaria”.
¿Pero quién es el hombre que organiza todo este tinglado conspirativo-musical en el que participa en figuras mediáticas de los grandes medios de comunicación mundial?
Branson es un conocido personaje de negocios, creador de la marca Virgin, que abarca desde el transporte aéreo a la producción de discos.
Su patrimonio se calcula en 5 mil millones de dólares.
Cada acción suya de “interés social”, va acompañada de una aureola propagandística truculenta, previamente difundida por los medios, como cuando decidió que los 170 empleados de élite de su casa matriz tomaran vacaciones a gusto siempre que cumplan eficazmente con sus tareas –beneficio, por supuesto, jamás extendido a los 50 mil trabajadores de sus 400 empresas–.
O cuando auspició un centro de orientación sobre aborto y sexualidad para jóvenes, o lanzó la iniciativa Virgin Earth Challenge, a fin de hallar soluciones para reducir la emisión de gases tóxicos.
Nadie debe llamarse a engaño: Branson es un voraz tiburón empresarial de nuevo cuño. Se lo traga todo, deglutiendo tan sólo aquello que se traduce en millones de dólares.
Desde el punto de vista ideológico tiene muy claro a qué deben de responder sus percepciones.
A un corresponsal español en Londres, le confesó en 2011: «Tenemos que “reinventar” el capitalismo, al que sigo considerando como el mejor de los sistemas. Creo realmente que el capitalismo ha ayudado a mucha gente a mejorar sus vidas, lo que ocurre es que en los últimos tiempos ha perdido el camino».
Parece claro que él está contribuyendo a que el sistema económico del que se sirve, encuentre su verdadero camino.
¿QUIÉNES SON LOS COMPINCHES DE BRANSON?
Branson y sus émulos sudamericanos estarán en Cúcuta animando a los artistas convocados para el concierto.
Por ahí tropezarán con el mandatario chileno Sebastián Piñera, un pinochetista hasta los mismos tuétanos, quien en un tuit comprometió a su anfitrión el presidente colombiano Iván Duque: «Venezuela y su pueblo necesitan apoyo internacional para recuperar su libertad y democracia.
Con el presidente Iván Duque estaremos este viernes en Cúcuta entregando ayuda humanitaria a quienes llevan años sufriendo crisis causada por la dictadura.»
Pero el protagonista de los compases previos del evento “musical” ha sido Marco Rubio, el ultraderechista senador estadounidense, nacido en en los Estados Unidos, pero hijo de un matrimonio cubano que huyó a los Estados Unidos cuando comenzó la lucha en Sierra Maestra en contra del dictador Fulgencio Batista.
Marco Rubio, asimismo, ha pertenecido a la corriente más derechista del Partido Republicano, internacionalmente conocida como “Tea Party”
Como no podía ser de otra manera, ya Rubio estuvo supervisando el futuro teatro de los acontecimientos en Cúcuta, proporcionándole a la “operación” los últimos “toques” organizativos.
Su odio contra la revolución bolivariana venezolana se ha terminado convirtiéndose en una psicopatía obsesiva.
Y si no, presten atención a este párrafo de una reciente intervención suya: “Sé que la democracia va a regresar a Venezuela, lo único es que ahora hay que ver si será con la cooperación de algunos de los que están en el gobierno o si ellos también van a pasar el resto de sus vidas como presos o fugitivos”
El evento organizado por Branson se efectuará justo un día antes del anuncio emitido por el diputado de la Asamblea Nacional de Venezuela, en desacato desde 2016, el autoproclamado Juan Guaidó, quién informó que se prevé para este jueves el ingreso al territorio venezolano de insumos enviados por EE.UU., y otros países.
Por su parte, el Gobierno de Venezuela anunció la realización del “Gran Concierto por la Paz”, para los días viernes 22 y sábado 23 de febrero, como respuesta a la operación de Washington, en el puente internacional Simón Bolívar, en la frontera con Colombia.
ROGER WATERS DESENMASCARA LA CONSPIRACIóN “MUSICAL”
Toda esta trama ha empujado al músico Roger Waters, antiguo integrante de Pink Floyd, a denunciar a través de un vídeo publicado en Twitter, que el concierto organizado conjuntamente entre la derecha venezolana y extranjera es un acto injerencista de EE.UU.
“Nada de lo que se está promoviendo tiene que ver con las necesidades del pueblo venezolano”, alertó el músico fundador y líder de la banda británica Pink Floyd, Roger Waters, quien criticó el concierto Venezuela Aid Live, que se realizará este 22 de febrero en el puente Tienditas de Colombia, frontera de la ciudad colombiana de Cúcuta con la localidad venezolana de San Cristóbal.
Roger denunció que esta actividad promovida por el multimillonario colombiano Richard Branson no es más que la continuidad del plan intervencionista de Estados Unidos (EE.UU.), en el país suramericano “que no es otro que tomar el control de Venezuela”, dijo Waters.
El músico dijo que, lejos de lo que pregonan sus organizadores, la actividad “tampoco tiene que ver con la democracia, la libertad y mucho menos con la ayuda”.
Vean el vídeo en el que Roger Waters denuncia la conspiración:
Roger Waters convoca a no caer en la trampa de EE.UU contra Venezuela
Diez mil jóvenes
colombianos no podrán asistir al concierto que darán en Cúcuta sus
paisanos Vives y Juanes. Fueron asesinados por las fuerzas del orden
sin que los cantantes levantaran su voz, como tampoco los otros
artistas que un magnate británico contrató para envolver en un
canto humanitario la “opción militar” con que EEUU amenaza
Venezuela.
Diez mil es la cifra
macabra de falsos positivos que registran la ONU, medios
independientes y publicaciones académicas. Jóvenes estudiantes,
campesinos, obreros, desempleados y discapacitados reclutados para
ser asesinados, disfrazados de guerrilleros y cobrados como muertos
en combate.
Sobre esa tarima de
cadáveres, Vives, Juanes y otros montarán su concierto por la paz
de los sepulcros.
El escenario no está
completo. A los 10.000 falsos positivos, se le suman los más de 400
líderes sociales asesinados y los casi 5.000 niños wayúu muertos
por desnutrición en la Guajira colombiana, sin una voz, sin un
clamor de sus paisanos cantores ni de sus colegas en el tétrico
espectáculo de música, muertes y luces.
El show no es original.
Ya lo montaron en el mismo lugar, cuando el gobierno de Colombia
violó la soberanía de Ecuador y bombardeó su territorio. Ante la
protesta de Venezuela, se armó un “concierto por la paz” en la
frontera, por donde entran al país y reciben acogida los desplazados
del narcotráfico, el paramilitarismo, las guerrillas y las fuerzas
regulares de la nación que nos agrede.
El Norte de Santander es
una de las regiones colombianas más azotadas por la pobreza y la
violencia. Altamente dependiente de la economía de Venezuela, desde
allí el imperio prepara, contra la patria de Bolívar, lo que Trump
llama la “opción militar”. Opción envuelta en el celofán
musical de Carlos Vives, Juanes -así paga el diablo- y otras
“glorias” foráneas del canto prebélico.
A la masacre bananera en
1928 de 3.000 campesinos, allá en Aracataca, donde Gabriel García
Márquez inventó o soñó Macondo, la precedieron las “parrandas
colosales” con que Mr Herbert narcotizó al pueblo. Hoy, en Cúcuta,
el papel de Mr Herbert lo hacen Juanes, Vives y demás bufones que le
cantan a un ejército invasor sobre decenas de tumbas comunes a las
que nunca llegó la más básica “ayuda humanitaria”.
Asalia Venegas
Periodista / Profesora
UCV
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