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Chávez Radical: “Ya basta de tantas traiciones”. …
En tiempos de agresión a la patria, de amenaza
imperial, no hay espacio para la traición.
No repitamos la historia de
Bolívar y Zamora. Es la hora de lxs patriotas
Muchas veces, más allá de la crueldad y la furia que el enemigo pueda propinarle a las revoluciones, en esa dinámica conflictiva que se desata una vez que se empiezan a violentar los soportes de la dominación, son quizás las propias contradicciones y desviaciones internas, como la traición, el gatopardismo, el egoísmo, la corrupción, las que terminan parasitando y destruyendo desde adentro las revoluciones, conduciéndolas a la restauración y a territorio seguro para las clases dominantes.
Este es un peligro que enfrentan todas las revoluciones, especialmente las que intentaron librarse en tierra venezolana.
En este episodio de Chávez Radical, el Comandante viaja en el tiempo para descubrir la anatomía de las traiciones que a lo largo de la historia han enterrado revoluciones.
Analiza en primer lugar, la traición del valiente pero ambicioso Páez, quien luego de luchar del lado de la causa de la independencia y de la liberación de los esclavos, terminó convertido en un nuevo representante del gran latifundio, que luego de preservarse en el poder político a nombre del legado de los libertadores, terminó despojando a cientos de campesinos y veteranos de guerra de sus tierras, convirtiéndose en una figura emblemática de la nueva clase social que gobernaría estas tierras a lo largo del siglo XIX.
Por otro lado, rememora la épica de Ezequiel Zamora, que al grito de ¡Horror a la Oligarquía!, retomó las banderas traicionadas de la revolución de independencia, y junto al pueblo pobre intentó nuevamente irrumpir contra la dominación terrateniente de la época, y disputarle a las clases dominantes el poder político para construir una nueva República de tierra, hombres y mujeres libres.
Lamentablemente sus
propios compañeros de arma, Juan Crisóstomo Falcón y Antonio Guzmán
Blanco traicionaban a Zamora y la causa federal, mientras se acomodaban
como los nuevos ricos que se atornillaban como una nueva clase política.
El Comandante Chávez, se huele la marramucia, esa que viene de lejos, en las filas de la Revolución Bolivariana, y por eso insiste en la advertencia, para enfrentar los vicios y las desviaciones que desde adentro amenazan con carcomerse la revolución, y así lograr que esta vez la patria si pueda parir.
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