Hijos de la resistencia (un poema de Kelv Liwen a la lucha del pueblo mapuche).
Hijo,
te parí valiente, te vestí con la herencia de una nación guerrera, tejí
tus ropajes cada noche, tu soñabas desde mi voz, mi vlkantv, yo cantaba
a la libertad.
Hijo, forje tu lengua honesta, con trozos de tierra, de agua de mar, xayenko, mawvnko, karrvltu, lawen.
Hijo, tu voz se escucha en el azul, hay eco a tu giyato,
Hijo, forje tu lengua honesta, con trozos de tierra, de agua de mar, xayenko, mawvnko, karrvltu, lawen.
Hijo, tu voz se escucha en el azul, hay eco a tu giyato,
!tu voz grita las injusticias!
Tu voz hijo, tu voz no se apaga con los balazos, se perpetua sobre tu cuerpo masacrado.
Hijo, te arrebataron los días, !no hijo!
No mueren los que han nacido en la resistencia, no mueren los que han abrazado a su tierra madre con su propia vida, no se mata a quien le pone el pecho a las balas cobardemente por la espalda.
Hijo, te estoy llorando, un suspiro que desgarra la existencia, es cierto, te estoy llorando, y como te lloro voy pariendo más resistencia, te parí y llamé Lemun, y otra vez te llamé Mendoza, de nuevo fuiste Catrileo, mire tus ojos Nahuel, te pari Marileo, te llamé Weychafe, te forje al fragor de nuestra resistencia, te parí
Tu voz hijo, tu voz no se apaga con los balazos, se perpetua sobre tu cuerpo masacrado.
Hijo, te arrebataron los días, !no hijo!
No mueren los que han nacido en la resistencia, no mueren los que han abrazado a su tierra madre con su propia vida, no se mata a quien le pone el pecho a las balas cobardemente por la espalda.
Hijo, te estoy llorando, un suspiro que desgarra la existencia, es cierto, te estoy llorando, y como te lloro voy pariendo más resistencia, te parí y llamé Lemun, y otra vez te llamé Mendoza, de nuevo fuiste Catrileo, mire tus ojos Nahuel, te pari Marileo, te llamé Weychafe, te forje al fragor de nuestra resistencia, te parí
y te vuelvo a abrazar en tu vuelo, Camilo Catrillanca.
No se mata por la espalda,
No se mata por la espalda,
a quien le ha puesto el pecho a las balas del capitalismo,
se perpetua su nombre, Weychafe,
para escribir con la sangre derramada
la inevitable historia de un pueblo que se revela y se libera...
Escrito por Kelv Liwen.
Tomado de la página de Wünyelfe Llampedken
Escrito por Kelv Liwen.
Tomado de la página de Wünyelfe Llampedken
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