La mayoría de los expertos en Derecho Internacional consideran que es
altamente improbable que España y Gran Bretaña lleguen a las manos a
cuenta del Peñón de Gibraltar
¿Pero puede llegar un día en que el problema diplomático enquistado entre ambos países pase a mayores y llegue a convertirse en un grave conflicto armado? La mayoría de expertos en Derecho Internacional consideran que es altamente improbable que España y Gran Bretaña lleguen a las manos a cuenta del Peñón de Gibraltar pero la historia está llena de casos en que las guerras estallaron en un proceso de aceleración histórica, casi de la noche a la mañana, sin que nadie las viera venir.
Más allá de los tropezones casuales, rifirrafes nocturnos y encuentros violentos en alta mar entre las patrulleras de la Guardia Civil y los buques británicos, lo cierto es que la chispa que encienda la mecha puede saltar en cualquier momento.
El 12 de mayo del año 2000 el Tireless, un submarino atómico británico, sufrió una pérdida accidental de refrigerante en su reactor nuclear y atracó en el Puerto de Gibraltar para reparar la grieta. El barco permaneció un año fondeado en aguas gibraltareñas sin que las instalaciones portuarias del Peñón estuvieran acondicionadas y preparadas para hacer frente a ese tipo de averías.
Este suceso volvió a generar una fuerte tensión entre ambos países. Cuatro años más tarde, el mismo submarino nuclear volvió a recalar en el Peñón y permaneció allí durante al menos cinco días.
El Gobierno británico justificó aquella maniobra como una simple escala técnica. Sin embargo, precisamente en esas fechas se cumplían trescientos años de la toma de Gibraltar por las tropas británicas, lo que fue visto como una nueva provocación por el Gobierno español.
El año pasado el HMS Ambush, otro submarino nuclear de similares características de la Royal Navy, se estrellaba contra un buque mercante en aguas gibraltareñas durante un simulacro militar.
El choque, según Londres, aunque provocó daños en la embarcación, no llegó a afectar al reactor nuclear, pero grupos ecologistas alertaron de que este tipo de accidentes pueden generar escapes radiactivos que pondrían en grave riesgo las costas españolas.
¿Pero por qué un trozo de tierra de apenas 6,8 kilómetros cuadrados sigue suscitando hoy la ambición colonial de dos Estados europeos modernos y avanzados hasta arrastrarlos a un escenario más propio del pasado? Al margen del valor estratégico que pueda tener el Peñón como lugar de paso obligado para los barcos que circulan entre … Sigue leyendo
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