jueves, 23 de noviembre de 2017

Señales del horror

 
“Hay una frase que se repite siempre en los peores terrores perpetrados por seres humanos: ¿Cómo no lo habíamos visto venir?”.

En la noche del 20 al 21 de noviembre, hace un par de días, centenares de franquistas, fascistas, sacaron su basura, su ser basura, a la calle. En Madrid, con antorchas, recorrieron la M30 –lloré con este vídeo– cantando himnos de espanto, llenos de su odio conservado en grasa, portando banderas negras con el yugo y las flechas, con el águila, honrando el horror, el dolor y el asesinato.



Más o menos al mismo tiempo nos enteramos de un chat donde varios policías deseaban la muerte de la alcaldesa Carmena y otros representantes públicos alababan a Hitler y deseaban que las chimeneas de los hornos crematorios del Holocausto volvieran a echar humo, donde describían cómo matar a inmigrantes clavándoles balas en el cráneo a martillazos. Y varias agrupaciones de policías los apoyan.


En estos mismos días se juzga la violación de una muchacha de 18 años a zarpas de cinco energúmenos, uno de ellos perteneciente al Ejército y otro a la Guardia Civil. Y medios de comunicación se cuestionan la “participación” de la víctima.


Es solo un repaso sucinto del espanto que empieza a ocupar los medios de comunicación, nuestras calles y nuestras vidas. Un repaso tomado al vuelo.


Si no somos conscientes de que esto no son “casos aislados”, sino los primeros síntomas de comportamientos que empiezan a cundir en nuestra sociedad, cuando los tengamos encima, cuando nos avasallen, será demasiado tarde.


Recuerdo a los líderes de Podemos, Zaragoza en Común, PNV, ERC, etc. cercados por mostrencos de ultraderecha, sin auxilio policial; recuerdo el acoso a la familia de Mónica Oltra, bajo su casa; recuerdo demasiados episodios sucedidos últimamente sembrados de aguiluchos, de banderas, de violencia y odio contra la diferencia, contra el bien, contra la construcción de un diálogo sensato y el ejercicio de esta pequeña, defectuosa forma de civilización a la que nos aferramos.


¿Estamos ciegos o somos idiotas?


Hay una frase que se repite siempre en las peores masacres, los peores terrores perpetrados por seres humanos:



 Es la frase de los ciegos, de los que son ciegos porque se tapan los ojos. De los mudos, de los que son mudos porque se tapan la boca.


Yo sí lo veo venir.


  | La Marea | 22 noviembre 2017






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