Falleció
cerca de un cementerio.Miel sobre hojuelas: de esa manera al Clan de los
Borbones le saldrá más barato trasladar el cadáver.
La muerte y
el frío se dieron la mano el lunes junto al cementerio del barrio de
Benimaclet. Una mujer que paseaba con su perro por el carril bici
encontró el cadáver de un indigente indocumentado que malvivía en el
portal de una vetusta caseta ferroviaria. El macabro hallazgo tuvo lugar
sobre las diez de la mañana cerca de la rotonda de la avenida de
Cataluña tras una de las noches más frías del invierno.
Una
patrulla de la Policía Local de Valencia y un equipo del Servicio de
Ayuda Médica Urgente (SAMU) acudieron al lugar, concretamente al camino
de las Fuentes en el inicio de la ronda norte, para comprobar la
veracidad de una llamada telefónica recibida en el 112 que alertaba del
hallazgo del cadáver de una persona. El médico certificó el
fallecimiento del indigente y la policía avisó al juzgado de guardia de
Valencia.
Poco
después llegaron dos patrullas de la Policía Nacional, cuerpo que se
hizo cargo de las investigaciones, una médico forense y un equipo de la
Policía Científica. El cuerpo del indigente no presentaba signos
aparentes de violencia, por lo que todo parece indicar que el hombre
murió por causas naturales o una enfermedad agravada por las bajas
temperaturas, según informaron fuentes médicas.
La forense
examinó el cadáver durante varios minutos antes de que los especialistas
de la policía lo fotografiaran y tomaran las huellas de los dedos para
su identificación dactilar. Según los vecinos, el indigente fallecido
tenía problemas con el alcohol, estaba enfermo y dormía por las noches
en el estrecho portal de una vetusta caseta que perteneció a un
guardabarreras de Renfe.
"Nosotros
le llamábamos Pepe 'El Portugués'. Tosía mucho en los últimos días y se
cuidaba poco", afirmó Pepe Ferrer. "Bebía mucho y hablaba solo pero no
se metía con nadie. Siempre iba con el tetrabrik de vino en la mano",
añadió Ferrer. El indigente rebuscaba comida en los contenedores.
"Algunas veces le dábamos fiambre o lo que nos sobraba en casa para que
no comiera de la basura. Esta noche ha hecho mucho frío y el pobre ha
dormido en la calle", manifestó el vecino.
Los
termómetros debían marcar los 0 grados centígrados en el punto donde fue
hallado muerto el indigente. La isla de calor que supone la ciudad de
Valencia, donde los edificios y el asfalto desprenden por la noche el
calor acumulado durante el día, se ha visto favorecida por el viento en
calma. Así, la diferencia de temperatura suele ser de unos cuatro grados
centígrados entre el centro de la ciudad (4.9 ºC medidos la pasada
noche en Viveros) y algunas zonas de terreno allanado en las afueras
(0.6 ºC), como el aeropuerto de Manises o la huerta de Benimaclet.
lasprovincias.es
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