Dice Javier Fernández, el Edipo del
PSOE, en una entrevista para la prensa de cabecera de Ferraz, y puestos a
justificarse de la manera más torpe posible para no dar voz ni voto a
los militantes, que: “La tendencia a la democracia directa no
está en la cultura del PSOE, que no es una organización partidaria de
los plebiscitos y tiene una cultura representativa“.
Se podría sospechar que seguramente no sabe el neñu lo
que ha dicho; que no sabe que la democracia representativa ha adquirido
el carácter de ‘gobierno del pueblo’ más por un accidente cultural
provocado que por aclamación pasiva. Que ese tipo de democracia no
debiera siquiera ser así considerada, pues no pasa de ser una oligarquía
travestida que en ningún caso hace honor a la etimología de la
definición que suplanta, y que nadie que se considere demócrata debería
defender.
Pero sobre todo, si este fuera el caso, y el muchacho
anduviera escaso de luces, parece que tampoco sería consciente de que
incluso en una de las ‘democracias representativas’ más restrictivas
(a.k.a. Reino de España) existe la figura del referéndum, aunque eso sí,
limitado a cuestiones de máxima relevancia o que pongan en cuestión
algún principio básico de la sacrosanta Constitución. Y diríase que el
que un partido que se define socialista y obrero se plantee ser el
artífice de cuatro años más de gobierno de la derecha neoliberal, sí es
motivo para consultar a la militancia.
Pero dejemos de sospechar tonterías, porque ni a Fernández le faltan luces ni el poso de la conciencia perdona:
El lapsus es casi siempre una
autodelación, y es que no es barata esa «Paz en los pensamientos» (la
meta anhelada de quien filosofa), que refiriera en su día Ludwig
Wittgenstein. Nada es más clarificador de las intenciones y la soterrada
culpabilidad que ese emerger involuntario de lo que sabemos justo.
Que sí, Javier, que sí. Que no es esta
una decisión que se le pueda negar a los que presuntamente dan sentido a
un partido político; a aquellos de los que se supone que emana su
legitimidad. Y como lo sabes bien, tu subconsciente te traiciona sin
piedad.
A estas alturas de la vida ya no pondría
la mano en el fuego por nada, pero mucho me tendría que equivocar para
no acertar en esta apreciación: El PSOE es ya un cadáver político.
Tanta gloria lleve como descanso dejará.
No hay comentarios:
Publicar un comentario