Estados Unidos ha utilizado históricamente tanto a diferentes grupos
terroristas como a dictaduras y regímenes afines para alcanzar sus
objetivos geoestratégicos y económicos. El problema aparece cuando estos
grupos o regímenes comienzan a seguir su propia agenda al margen de sus
patrocinadores. Entonces pasan de ser "aliados" a ser considerados un
peligro para la seguridad nacional y la paz mundial. Fue el caso de Al
Qaeda en Afganistán, de Pinochet en Chile [1], de Mubarak en Egipto, de
Sadam Hussein en Irak.... o ahora del régimen turco de Erdogan.
Dos hechos que orbitan en torno al intento de golpe de Estado en Turquía merecen toda nuestra atención. Por un lado, el acercamiento desde diversos planos de Turquía hacia Rusia y al llamado mundo multipolar:
Los cambios de orientación que está ejecutando Erdogan en materia de
política exterior en Turquía, suponen un enorme giro geopolítico que
puede remover el tablero geoestratégico global [2]. Hechos como las
disculpas de Erdogan a Putin por el derribo del avión SU-24, la reciente
detención de los pilotos del ejército turco que derribaron el
mencionado caza ruso hace ocho meses, el restablecimiento de las
relaciones comerciales entre Turquía y Rusia, el hecho de que Turquía
haya decidido considerar al Frente al Nusra como una organización
terrorista (hecho este al que permanentemente se niega EE.UU.), la
participación del régimen turco en las conversaciones secretas lideradas
por Rusia para alcanzar un acuerdo de paz y de gobernabilidad en Siria
con Al Assad como legítimo presidente, el interés de Turquía por
ingresar en la Organización para la Cooperación de Shanghái OCS
(recordemos que Turquía es miembro de la OTAN), o la recuperación del
proyecto Balkan Stream (cancelado
tras el derribo del SU-24) por el cual Rusia pretende construir un
gigantesco gaseoducto hacia Europa a través de Turquía, suponen en su
conjunto un desafío demasiado grande para sus intereses que EE.UU. no
podía tolerar. Este parecía el momento de darle un necesario escarmiento
a Erdogan que le hiciera rectificar, aunque por ahora con escasos
resultados, según parece.
Por otro lado, tras el golpe de Estado, aparecen las
acusaciones tanto directas como indirectas del régimen turco que señalan
hacia EE.UU. como el epicentro del golpe del 15 de julio:
Algunos miembros del régimen turco, como su ministro de Trabajo y Seguridad Social, Süleyman Soyluo, lo afirmaron sin ambigüedades: "Las ambiciones y los planes EEUU están detrás del terror en el sureste de Turquía, así como en Siria e Irak".
Pero lo cierto es que cerrar la base militar que la OTAN tiene en
Incirlik y detener a sus altos mandos, así como exigir la extradición
de Fetthulah Gülen como autor intelectual del golpe de Estado, son dos
hechos que en la práctica equivalen a culpar directamente al gobierno
de EE.UU., al Pentágono y a sus servicios secretos de organizar
y participar en el golpe de Estado fallido de Turquía. Ambos, tanto la
base militar y sus oficiales como Fethullah Gülen, están bajo el mandato
de EE.UU. Por otro lado, amenazar con instaurar la pena de muerte como
está haciendo Erdogan, es una forma de aniquilar la posible entrada de
Turquía en la Unión Europea con la que se especulaba desde hace tiempo
y pretender alejarse de la influencia de Occidente. El cambio de rumbo
parece claro.
Muhammed Fethullah Gülen es un agente al servicio de la CIA desde al
menos el año 1990. En esa época Gülen fue utilizado para reclutar
yihadistas y dar respaldo a agentes de la CIA en países como Kurguistán y
Uzbekistán, o en regiones rusas como Chechenia o Daguestán, a través de
su red de "escuelas" creadas para atentar posteriormente contra Rusia.
Putin, obviamente, prohibió estas "escuelas" o "madrazas" cuando llegó
al poder, algo que ahora también está haciendo el régimen de Erdogan.
De hecho Gülen tuvo problemas para entrar en EE.UU. cuando huyó de
Turquía en el año 1999. Varios informes del FBI y del Departamento de
Seguridad Nacional lo vinculaban con actividades relacionadas con el
terrorismo yihadista. Fueron funcionarios corruptos de la CIA como
Graham Fuller y Morton Abromovitz así como la Rand Corporation quienes
movieron los hilos para que recibiera asilo político en EE.UU.
Washington ha utilizado Turquía y las redes fundamentalistas del partido AKP de Gülen para causar estragos en todas la regiones poscomunistas de Asia Central ricas en petróleo y minerales [3]
Desde su exilio en Pensilvania desde hace más de 15 años, Gülen dirige
un enorme conglomerado de empresas, corporaciones financieras y medios
de comunicación. Ha fundado en las últimas décadas múltiples mezquitas
de carácter "fundamentalista", no sólo en Turquía sino por toda Asia
Central. También dirige, como mencioné anteriormente, una gran red
de escuelas (madrazas) y universidades de alcance
global que sirven - bajo el paraguas protector de ser ONGs que ayudan a
educar a los sectores más pobres de la población - para adoctrinar y
reclutar jóvenes hacia su ideología religiosa y su modelo de capitalismo
neoliberal en el plano político y económico.
Fue aliado y padrino político de Erdogan en el pasado, incluso no dudaba
en pedir a sus numerosos seguidores del movimiento Hitmez el voto para
el partido AKP de Erdogan, de hecho Gülen fue uno de los creadores
principales de ese partido. Gracias a esta relación directa con las
élites políticas muchos de sus fieles llegaron a incrustarse en el
Estado turco, lo que facilitaría posteriormente que en varias ocasiones
intentara derrocar desde dentro a Erdogan. Este hecho explicaría, en
parte, la "purga" que ahora se está ejecutando entre sectores militares,
jueces, profesores y demás funcionarios en Turquía tras el golpe del 15
de julio. Erdogan conoce muy bien quiénes le apoyaron para alcanzar el
poder y qué puestos ocupan estos antiguos cómplices. Obviamente Erdogan
aprovechará este contexto de "limpieza" pos-golpe para eliminar también
de paso a cualquier opositor progresista y verdaderamente demócrata,
aunque no existan pruebas de delito ni implicación en el golpe. Siempre
lo ha hecho.
En el año 2000 Gülen ya fue juzgado "en ausencia" por
conspirar para romper el orden Constitucional e intentar implantar un
Estado de corte islámico en Turquía. En 2013, a raíz de las masivas
protestas celebradas principalmente en Estambul, Erdogan volvió a frenar
y denunciar un complot para derrocarlo orquestado por la CIA y el
propio Gülen.
Gülen cuenta también con el apoyo de figuras como George Soros y
diversas fundaciones y ONGs, así como del lobby sionista estadounidense.
También de políticos como Hillary Clinton y de varios congresistas a
los que Gülen devuelve generosamente su apoyo en forma de donaciones
económicas. Todo ello de forma ejemplarmente democrática.
El conflicto pareció zanjarse mediante un acuerdo frágil entre Gülen y Erdogan coordinado por la entonces Secretaria de Estado, Hillary Clinton, quien obtuvo de Gülen la jugosa donación de 1 millón de USD para su campaña presidencial. También ambos garantizaron su participación equitativa en las ganancias por el contrabando de petróleo obtenido por el ISIS en Siria e Irak. [4]
Más allá de las contradicciones, corrupciones, traiciones y
guerras internas por el poder en Turquía, el hecho evidente es que el
perfil de Gülen no encaja precisamente con el de un humilde y
altruista clérigo perseguido únicamente por defender sus democráticas
ideas políticas o religiosas, que es la imagen que nos transmiten desde
algunos medios de comunicación occidentales. Ni mucho menos. Es ridículo
plantear el debate sobre el golpe de Estado en Turquía en términos de
"golpistas" contra "demócratas". Ninguno de los dos bandos enfrentados
por el poder, tanto el régimen de Erdogan como los seguidores y
defensores de Gülen, tienen la democracia, la libertad y los Derechos
Humanos entre sus valores a defender. Ambos son políticos corruptos
que no dudan en apoyar al terrorismo yihadista para alcanzar sus
intereses particulares y los de aquellos que los patrocinan desde el
exterior.
El régimen de Erdogan, que continua asesinando al pueblo kurdo y
apoyando a los terroristas en Siria a pesar de sus recientes
movimientos, estaba desde hace tiempo en el punto de mira de Washington y
Moscú [5]. Sin embargo la rapidez con la que se desarrollan los
acontecimientos en el plano internacional, han hecho que
ahora Rusia haya encontrado en la Turquía de su enemigo Erdogan a un
posible "aliado" que puede utilizar para intentar ganar la partida
geoestratégica que mantiene con EE.UU. en Oriente Medio y en el resto
del mundo.
Erdogan parece decidido a desafiar a la "superpotencia" y aliarse con su
enemigo. El mismo "delito" que cometió Víktor Yanukovich en Ucrania en
2014 cuando rechazó unirse a la UE y firmó acuerdos financieros y
económicos con Rusia para salvar su economía, y que obtuvo como
respuesta un golpe de Estado neonazi (el "Euromaidán") promocionado por
EE.UU. y la "democrática" Unión Europea. Parece que el corrupto y criminal régimen de Erdogan
ha tomado un camino que no tiene marcha atrás. Un gigantesco giro
geopolítico que puede provocar que una nueva "revolución de color"
financiada por George Soros o que la "primavera árabe" terrorista
patrocinada por EE.UU. se extiendan ahora hasta el corazón de Turquía.
REFERENCIAS - NOTAS
[1] Reagan y Pinochet: El momento en que Estados Unidos rompió con la dictadura,- un trabajo de Peter Kornbluh y Marian Schlotterbeck, publicado en CIPER (Centro de Investigación Periodística, 23/11/2010)
[2] Behind The CIA Desperate Turkey Coup Attempt.-
recientes declaraciones del analista F. William Engdahl sobre el golpe
de Estado en Turquía en una entrevista para New Eastern Outlook,
publicada el 18 de julio de 2016
[3] Boston and the CIA ‘Snafu’: The grey eminence behind Turkey’s Erdogan and AKP,- artículo de F. William Engdahl publicado en Red Voltaire el 23 de mayo del año 2013
[4] Los planes secretos de la CIA para derrocar a Erdogan en Turquía,- publicado por Percy Francisco Alvarado Godoy en su página Descubriendo Verdades (2/12/2015)
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