Que Estados Unidos es un Estado
institucionalmente racista, es algo bien conocido no sólo por su
trayectoria histórica, sino, y sobre todo, por la cotidiana violencia
que la clase dominante, principalmente blanca, pero no sólo blanca,
ejerce día tras día contra las minorías étnicas de las clases pobres. Los dos últimos asesinatos de ciudadanos
de "piel negra" en la "tierra de la libertad" parecen haberse
convertido en la gota que ha colmado el vaso de la paciencia social de
los oprimidos y miles de personas solidarias con las víctimas de la
violencia policial, las sanguinarias fuerzas de seguridad, salieron a
mostrar su ira a las calles de muchas ciudades del país, entre ellas,
Dallas, Texas.
La imagen de Alton Sterling y el policía que le asesinó |
Las contradicciones en seno del
imperio norteamericano se están tensando y entremezclando en diferentes
ámbitos: en el principal, el económico, donde la crisis hace
tambalearse la estabilidad un día sí y otro también; en el
internacional, donde los nuevos imperialismos hacen frente cada vez con
más éxito a los intereses de las grandes corporaciones de EE.UU.; y
también en el plano socio-político, donde la desigualdad creciente entre
pobres y ricos, y su expresión y proyección en las minorías raciales
(negros, latinos y pobladores originarios, cada vez más maltratados,
despreciados y empobrecidos por la élite rica), como si de una olla a
presión se tratara, parece haber alcanzado en estos días, en Dallas, el
punto de ebullición.
Según se ha conocido, unos
cuantos francotiradores -todavía no está claro cuántos- han devuelto el
golpe a los nazis uniformados de la policía norteamericana, en un
intercambio de disparos en los que resuenan ecos de guerra de clases. La
prensa burguesa informa de que al menos un afroamericano vengó a los
centenares de negros asesinados por la policía fascista. Se trataría de
un excombatientes en Afganistan.
Como dijo Mao Tse Tung, “donde
hay opresión, hay resistencia”. La opresión contra el pobre, contra el
afroamericano pobre, contra el latino pobre, contra el blanco pobre,
porque la violencia es monopolio de las élites, que controlan a la
policía, que dirigen la prensa, que diseñan los sistemas educativos,
tiene sus fundamentos económicos, de clase. Los golpes de la clase
dominante necesariamente provocan los contragolpes de la clase dominada.
La clase trabajadora mundial ha
de solidarizarse con la población pobre afroamericana, con la clase
obrera de Estados Unidos, especialmente la que adquiere conciencia de
serlo en la forja de la lucha, de las derrotas, del sufrimiento de la
violencia del fascismo racista y clasista de la minoría que saquea,
explota y violenta a las masas, a las que, debido a la esencia histórica
racista de las instituciones y de la configuración social
norteamericana, tiene como principales víctimas, a las que se asesina
gratuitamente, a bocajarro, se condena a la miseria y a la exclusión, y
se las aleja de los puestos de poder (a no ser que su sometimiento a los
intereses de la minoria capitalista, principalmente blanca, sea firme e
incuestionable, como la que representa el terrorista criminal Obama, en
realidad, un títere en manos de las mafias corporativas que atesoran en
unas pocas manos el poder y la riqueza).
Mientras tanto, los medios de
propaganda de la dictadura del capital (no por casualidad, el capital
está en manos de blancos ricos, en general), se echan las manos a la
cabeza por la "crueldad" de los "negros" que asesinan como criminales a
los "pobres" policías blancos (o a sus polis "negros" todavía esclavos, o
"blanqueados"), mientras que cuando los fascistas uniformados, con la
estrella de sheriff, matan a afroamericanos desarmados, algo que se
puede considerar casi un deporte nacional entre las fuerzas de seguridad
yankees (algo así como lo que es matar árabes o violar mujeres en los
paises invadidos y saqueados para los marines), es, aunque procuren
parecer políticamente correctos, "porque se lo merecen".
La cosa es que las actuales protestas de Dallas son consecuencia inmediata del asesinato de Alton
Sterling, que falleció en Luisiana tras un incidente con dos agentes
que le dispararon varias veces en el pecho mientras lo tenían
inmovilizado, y el de Philando Castile, en Minnesota. disparado
a bocajarro cuando intentaba mostrar su identificación y les avisaba de
que portaba un arma ya que tenía licencia. Sin embargo, cómo no, los
"violentos" son los "delincuentes negros" (etiqueta apriorística en un
ciudadano de color, aunque fuera obligado a parar por la policia por
llevar un faro roto) que han salido a la calle, algunos bien armados,
para defender a los suyos. Y es que el 96% de los asesinatos policiacos
de ciudadanos negros quedan impunes, mientras el "presidente negro",
premio nobel de la paz, hace oídos sordos y se dedica a hacer lo propio
en tierras lejanas con sirios, afganos o libios, entre otros tantos.
Si
la respuesta armada de Dallas contra el fascismo policiaco es el inicio
de una ofensiva organizada de los sectores más avanzados de la minoría
negra o bien dicha respuesta puede mover a una mayor combatividad y
organización, es de esperar que, cuanto antes, se forje una gran alianza
de las clase oprimidas, integrada por blancos, negros y resto de
minorías, que dé el salto del enfrentamiento entre razas a la lucha de
clases abierta, único campo de batalla del que puede surgir una victoria
que ponga fin a toda forma de discriminación.
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