El tribunal encargado de juzgar a un ciudadano sueco acusado de haberse unido a un grupo terrorista islámico que lucha contra el gobierno sirio, le absolvió tras aceptar que los grupos en los que combatía están financiados por la Corona Británica.
Bherlin Gildo, 37 años, fue arrestado el pasado mes de octubre cuando viajaba de Compenhague a Manila, acusado de haber recibido formación militar en un campo de los grupos terroristas vinculados al Estado Islámico, entre el 31 de agosto de 2012 y el 1 de marzo de 2013, y por trasmitir información delicada a los terroristas.
La vista oral del juicio quedó suspendida cuando los defensores del terrorista presentaron como prueba encima las noticias de The Guardian
y The New York Times en las que se denunciaba que el grupo al que se
unió el sueco formaba parte, o al menos era financiado por él, del mismo
gobierno que le estaba juzgando: el gobierno del Reino Unido y sus
servicios de inteligencia.
Finalmente,
los abogados consiguieron la absolución de su defendido que, como hemos
dicho, servía a los mismos intereses que los jueces que lo juzgaban, lo
que, por otra parte, abre una curiosa vía de defensa para todos los terroristas islámicos detenidos en los países de la OTAN.
Al fin y al
cabo, es la conclusión lógica de un juez con la cabeza sobre los
hombros: no se puede condenar a una persona que recibe su sueldo por
hacer su trabajo del mismo gobierno que los magistrados que lo juzgan.
En todo
caso, habría que condenar antes al propio estado inglés por terrorista, y
eso sería hacer demasiada justicia en un sistema en el que lo que es
justo o no lo marcan los intereses de las grandes mafias corporativas y
los parlamentos a su servicio.
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