El adiós a la diplomacia
Las relaciones
diplomáticas siempre se han considerado algo serio, como una muestra de
respeto entre las naciones y, de hecho, entre los pueblos.
Así debería serlo en el
caso de Estados Unidos y Cuba antes del anuncio del pasado día 17 de
diciembre, que se realizó dentro de esa norma incluso en el más absoluto
secreto para impedir alboroto y especulaciones que interfirieran o
viciaran lo tratado.
Pero a partir de la
reunión en Cuba, la representante estadounidense se ha dedicado a
repartir declaraciones en los diferentes medios informativos de su país
que dicen más que lo que realmente dijo en aquella reunión :
“No tenemos ilusiones
sobre ese gobierno”, afirmó y explicó que la nueva política intenta
“cambiar las tácticas de 50 años y llevar los cambios a la isla de una
manera más eficaz” a través del “empoderamiento del pueblo cubano”,
agregó, según El Nuevo Herald, la diplomática estadounidense.
Indicando que las relaciones van por un camino de colisión. O esta otra joyita:
Roberta Jacobson también
destacó que el gobierno de EEUU consideraba “muy importante” que la
sociedad civil cubana estuviera representada en la próxima Cumbre de las
Américas, a celebrarse en abril en Panamá, “ahora que Cuba iba estar
representada en la reunión de líderes” y jefes de estado.
Lo que al parecer
indican los Estados Unidos es que se encargará de llevar como sus
invitados a la próxima Cumbre a sus agentes en la confrontación con el
gobierno cubano.
Como quiera que el sistema político de gallinero de los estadounidense predice lo que está
por venir-, eso cuando les conviene-, todo parece indicar que tanto la
muy seria diplomacia inicial o el esperado deseo de entendimiento, no
están entre los propósitos de la parte norteamericana.
O lo que es lo mismo: muy poco se puede esperar del tan ansiado cambio con Cuba.
Antonio González
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