La excusa buscada por los que pretenden empujar a Crimea a un conflicto civil acaba de ser servida en bandeja: un soldado ucraniano ha muerto por disparos en una base militar leal al régimen golpista.
Más bien cabe pensar en una provocación orquestada para poder desencadenar un conflicto civil que podría convertir a la región en un nuevo Kosovo. El nuevo poder ucraniano ya ha dado muestras de su absoluta falta de escrúpulos con el montaje de los francotiradores desenmascarados en Kiev, y la presencia de mercenarios de Blackwater, expertos en este tipo de ataques de bandera falsa, sobre el terreno, parece indicar que nos hallamos ante un nuevo fraude.
De hecho, el títere de la OTAN en Kiev, Yatsenuik, no ha esperado a que se aclarase el incidente para proclamar que el conflicto "ha entrado en fase militar". Es lo que sus amos esperaban para desplegar sus fuerzas frente a Rusia. Con la puesta en marcha de la agenda pactada por E.E.U.U. y la U.E. el conflicto de Crimea puede desencadenar un enfrentamiento de consecuencias imprevisibles.
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