martes, 18 de marzo de 2014

«El tratado EEUU y UE da mayor poder a las transnacionales»

«El tratado EEUU y UE da mayor poder a las transnacionales»

Susan George, activista y presidenta de la comisión de planificación del Instituto Transnacional, llamó a la Unión Europea a «levantarse de la mesa y dejar la silla vacía» de las negociaciones del acuerdo de libre comercio entre Estados Unidos y Europa. De llevarse a cabo, a su juicio, tendrá «consecuencias nefastas» para la sociedad, porque «en realidad pierde la democracia, mientras dejan en manos de las transnacionales el poder y la capacidad de negocio».

JUANJO BASTERRA
 
Susan George explicó en la sede de ELA de Bilbo, ante un aforo en el que no cabía ni un alfiler, las consecuencias directas que tendrá el Tratado Transatlántico de Comercio e Inversión (TTIP, en sus siglas en inglés) que están negociando «en secreto» Estados Unidos y la Unión Europea. Esta reconocida filósofa, analista política y presidenta de la comisión de planificación del Instituto Trasnacional (TNI) de Amsterdam dijo que «el tratado es un insulto, un asalto a la democracia y un ataque directo a los trabajadores, a la salud, al medio ambiente y al comercio».

Avisó de que «elimina la democracia» y deja a las transnacionales «el poder casi absoluto de ordenar el libremercado a su antojo». Por lo que recomendó a la Unión Europea «que nos levantemos de la mesa y dejemos la silla vacía».

Susan George explicó con un lenguaje directo que «esta lucha la podemos ganar», por lo que añadió que «debemos utilizar la estrategia de drácula, es decir exponiendo a los vampiros a la luz». Porque, a su juicio, el primer y principal problema se encuentra ahí, que «están negociando y llegando a acuerdos al margen de la sociedad y de los representantes de la ciudadanía». Recordó que, aunque enmascaran la realidad sobre un posible acuerdo comercial, «no es así. Es un plan a más largo plazo, que comenzó en 1995, aunque viene tras la Segunda guerra Mundial.

«El paso actual es la guinda al pastel del esfuerzo que las transnacionales han hecho en el mundo para quedarse con el control del negocio, por encima de los gobiernos y las democracias» y, sobre todo, «aplastando a los agricultores, pequeñas empresas, comercios y medio ambiente». George explicó que lo que se está negociando busca «anular las condiciones laborales actuales, abrir las fronteras para que los productos se intercambien sin problemas, que se eliminen los controles sobre los productos químicos, se desarrolle el fracking, etc».

La activista denunció que en el fondo los gobiernos de Estados Unidos y la Unión Europea «esconden la voluntad de eliminar las regulaciones en materia social, económica y medioambiental». Este acuerdo, unido al que Estados Unidos desarrolla en el área del Pacífico, dejará a China, Rusia y Brasil al margen, por lo que «estarán bajo presión de aceptar esas reglas, si quieren entrar en ese gran negocio».

Lo poco que se sabe del acuerdo, que este mismo mes podría llevar a la firma entre los presidentes de Estados Unidos y la Unión Europea, indica que «aportará unos 120 billones de beneficio extras a las transnacionales, como nos dicen en la Comisión Europea. Pero creo -dijo la activista social- que no es cierto, porque se calcula que hasta el año 2027 no creará empleos directos» y, en cambio, se puede prever que se perderán». No es nuevo, porque puso el ejemplo del acuerdo Nafta, entre Estados Unidos y México, que «se perdieron 642.000 empleos en Estados Unidos, pero en México costo más de dos millones de empleos a granjeros, que tuvieron que abandonar sus tierras porque les era imposible competir con Estados Unidos» o la llegada del supermercado Walmart que destruyó 28.000 comercios. «Se trata de concentrar el negocio en manos de las transnacionales. No es una cuerdo beneficioso para la gente».

«El tratado EEUU y UE da mayor poder a las transnacionales»

Susan George, activista y presidenta de la comisión de planificación del Instituto Transnacional, llamó a la Unión Europea a «levantarse de la mesa y dejar la silla vacía» de las negociaciones del acuerdo de libre comercio entre Estados Unidos y Europa. De llevarse a cabo, a su juicio, tendrá «consecuencias nefastas» para la sociedad, porque «en realidad pierde la democracia, mientras dejan en manos de las transnacionales el poder y la capacidad de negocio».


JUANJO BASTERRA

Susan George explicó en la sede de ELA de Bilbo, ante un aforo en el que no cabía ni un alfiler, las consecuencias directas que tendrá el Tratado Transatlántico de Comercio e Inversión (TTIP, en sus siglas en inglés) que están negociando «en secreto» Estados Unidos y la Unión Europea.


 Esta reconocida filósofa, analista política y presidenta de la comisión de planificación del Instituto Trasnacional (TNI) de Amsterdam dijo que «el tratado es un insulto, un asalto a la democracia y un ataque directo a los trabajadores, a la salud, al medio ambiente y al comercio».


Avisó de que «elimina la democracia» y deja a las transnacionales «el poder casi absoluto de ordenar el libremercado a su antojo». Por lo que recomendó a la Unión Europea «que nos levantemos de la mesa y dejemos la silla vacía».


Susan George explicó con un lenguaje directo que «esta lucha la podemos ganar», por lo que añadió que «debemos utilizar la estrategia de drácula, es decir exponiendo a los vampiros a la luz». Porque, a su juicio, el primer y principal problema se encuentra ahí, que «están negociando y llegando a acuerdos al margen de la sociedad y de los representantes de la ciudadanía». 


Recordó que, aunque enmascaran la realidad sobre un posible acuerdo comercial, «no es así. Es un plan a más largo plazo, que comenzó en 1995, aunque viene tras la Segunda guerra Mundial.



«El paso actual es la guinda al pastel del esfuerzo que las transnacionales han hecho en el mundo para quedarse con el control del negocio, por encima de los gobiernos y las democracias» y, sobre todo, «aplastando a los agricultores, pequeñas empresas, comercios y medio ambiente».


 George explicó que lo que se está negociando busca «anular las condiciones laborales actuales, abrir las fronteras para que los productos se intercambien sin problemas, que se eliminen los controles sobre los productos químicos, se desarrolle el fracking, etc».



La activista denunció que en el fondo los gobiernos de Estados Unidos y la Unión Europea «esconden la voluntad de eliminar las regulaciones en materia social, económica y medioambiental». Este acuerdo, unido al que Estados Unidos desarrolla en el área del Pacífico, dejará a China, Rusia y Brasil al margen, por lo que «estarán bajo presión de aceptar esas reglas, si quieren entrar en ese gran negocio».



Lo poco que se sabe del acuerdo, que este mismo mes podría llevar a la firma entre los presidentes de Estados Unidos y la Unión Europea, indica que «aportará unos 120 billones de beneficio extras a las transnacionales, como nos dicen en la Comisión Europea. Pero creo -dijo la activista social- que no es cierto, porque se calcula que hasta el año 2027 no creará empleos directos» y, en cambio, se puede prever que se perderán». 


No es nuevo, porque puso el ejemplo del acuerdo Nafta, entre Estados Unidos y México, que «se perdieron 642.000 empleos en Estados Unidos, pero en México costo más de dos millones de empleos a granjeros, que tuvieron que abandonar sus tierras porque les era imposible competir con Estados Unidos» o la llegada del supermercado Walmart que destruyó 28.000 comercios.

 «Se trata de concentrar el negocio en manos de las transnacionales. No es una cuerdo beneficioso para la gente».



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