En carne viva
A mí me parece que las cosas están es su sitio, sin lugares intermedios, sin lenguajes tibios.
Al fin se ve la realidad en carne viva:
La policía azota a la población que se rebela, la patea, la insulta, se ríe de ella, la acosa, se salta a la torera los mínimos, no se identifica, dispara a quemarropa, hiere, muestra a los ojos de todos que su salario está muy bien ganado; alguna paga extra para los infiltrados, barra libre para los más sanguinarios.
Los políticos que nos están defenestrando asoman para decir que los buenos son los mansos, los que no se la juegan, los que aceptan silenciosos el desahucio de un país, el yugo y las cadenas.
Los medios de comunicación, siempre tan bien desinformados, intentan minimizar, ridiculizar, intoxicar, meternos en el saco elástico de la violencia para que los incautos sigan confiando en sus mesías, para que permanezcan con sus conciencias atrofiadas mientras ahí fuera una marea humana saca pecho y desespera .
Los sindicatos mayoritarios, ese puñado de colaboracionistas, guiñoles del sistema, hacen mutis por el foro. Como si no fuera con ellos lo que está pasando, rezan para que su silencio ponga palos en la rueda a este carro de combate que es la disidencia.
Y así las cosas, por el otro lado, cada vez hay más gente que se para en seco y piensa que esta suerte de destino que nos están dibujando, no es otra que fascismo. Y como tal hay que combatirlo.
En fin, pienso que todo está mucho más claro, que queda un camino largo, que aumentará la represión, que la oligarquía suplicará más palos y condenas, que la realidad será tan cruda, tan salvaje que ni los medios, ni las jaurías, podrán esconderla y que un pueblo rabioso y despierto no cederá ya en su empeño de inventar un futuro con la alegre alquimia de quienes se ponen en pie y pelean en esta guerra silenciosa de pobreza y deudas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario