Lavar dinero como una forma de vida.
Matthew Shaer / Michael Hudson 09/06/2014
#Seychelles, el primer #paraísofiscal socialista
Una investigación del Consorcio Internacional de Periodistas nos adentra en la turbia realidad de uno de los
paraísos
fiscales que más ha crecido en los últimos años. Sus habitantes nos
cuentan cómo lavar y esconder dinero es allí una rutina y una forma de
vida.
En otoño de 2012, dos desconocidos procedentes de África
se presentaron en las Seychelles, un archipiélago de color verde
esmeralda situado en el océano Índico, a unos mil kilómetros al este de
Somalia. A diferencia del príncipe Guillermo, Kate Middleton y otras
celebridades que viajan a Seychelles, estos visitantes no acudieron a
disfrutar de la belleza natural y los hoteles de lujo. Los africanos
estaban allí, decían, para realizar negocios en el centro financiero
offshore de la capital. Se dirigieron a las oficinas de Zen Marino, una
de las decenas de compañías que se prestan como "empresas fantasma" para
clientes de todo el mundo. Los africanos explicaron que representaban a
un individuo que sirve como un "oficial de enlace entre el Gobierno de
Zimbabue y las ricas minas de diamantes".
Para cualquier
persona que entiende el nexo de la corrupción y el lavado de dinero en
los países económicamente pobres, ricos en recursos naturales, esta
declaración debería haber levantado sospechas. Pero antes de que los
misteriosos visitantes pudieran dar más detalles comprometidos, un
representante de Zen Marino cortó en seco. "Sí, sí, pero no queremos
saber de eso", dijo, riendo entre dientes. "Si entramos en conocimiento
de eso, se complicaría mucho la cosa. Así que no he oído una palabra de
lo que dijo en el último par de minutos". Después, el empleado de Zen
Mario explicó a sus interlocutores cómo podrían crear una empresa en
Seychelles y ocultar la identidad de quien estaba realmente detrás de
todo ello mediante la creación de una estructura de propiedad
laberíntica que colocase, como dijo textualmente, "una empresa dentro de
una empresa, dentro de una empresa".
Cualquiera que tratase de
descubrir el verdadero dueño nunca sería capaz de seguir el rastro,
desperdigado por el planeta. 'Es imposible', dijo el empleado de Zen
Marino. 'Nadie va a intentar perseguir ese tipo de información'.La
compañía de Seychelles sería controlada por otra empresa en Dominica,
que sería a su vez controlada por una sociedad en Belice, y así
sucesivamente. Cualquiera que tratase de descubrir el verdadero dueño
nunca sería capaz de seguir el rastro, desperdigado por el planeta. "Es
imposible", dijo el empleado de Zen Marino. "Nadie va a intentar
perseguir ese tipo de información”.
La conversación se puede
citar literalmente porque los dos presuntos clientes africanos no eran
en realidad emisarios de un intermediario corrupto de un país arrasado
por la pobreza. Eran, por el contrario, periodistas encubiertos que
realizaban un reportaje de cámara oculta para un programa de televisión
de Al Jazeera. Su documental, que fue emitido poco después de dicha
visita, provocó una ola de escándalo en este remoto paraíso fiscal, un
lugar que se ganó una reputación como un imán para los príncipes árabes,
inversores chinos, piratas, fugitivos, mercenarios, mafiosos y
forasteros que quieren ocultar su dinero o disfrazar sus actividades
empresariales.
La rebelión de los pequeños paraísos
Gracias a su industria de alta mar, las Seychelles, un archipiélago con
menos población que la provincia de Soria, mantiene un papel
protagonista en los anales de la corrupción internacional y el lavado de
dinero. Siempre que hay olor a escándalo financiero, resulta probable
que las Seychelles aparezcan en la trama antes o después. En 2010, por
ejemplo, el Gobierno de Kazajistán emitió una orden de arresto contra
Mukhtar Ablyazov, un magnate de la banca que fue acusado de utilizar
empresas de las islas como parte de un esquema que saqueó miles de
millones de dólares del BTA Bank de Kazajistán.
En 2011, una
filial del Banco de la Reserva de Australia admitió que había canalizado
millones de dólares en sobornos destinados a funcionarios nigerianos a
través de una empresa fantasma de Seychelles vinculada a un criminal de
cuello blanco condenado. Y en 2012, dos empresarios con sede en Israel
se declararon culpables en un tribunal de EEUU de operar una farmacia
ilegal de internet que blanqueaba la mayor parte de sus beneficios a
través de las Seychelles.
La historia de las Seychelles ofrece
el relato de cómo en los últimos años ha emergido un nuevo tipo de
paraíso fiscal: más pequeños, más difíciles de controlar y fuera de la
órbita occidentalLa historia de las islas ofrece el relato de cómo en
los últimos años ha emergido un nuevo tipo de paraíso fiscal: más
pequeños, más difíciles de controlar y fuera de la órbita occidental.
Apoyan un sistema que estaría abasteciendo a traficantes de drogas,
estafadores, blanqueadores de dinero y altos patrimonios de evasores de
impuestos, alimentando la corrupción y la pobreza en todo el mundo.
Según una estimación, algo así como 32 billones de dólares de riqueza
financiera privada se encuentran ocultos en paraísos fiscales, el
equivalente al PIB anual de EEUU, China y Japón combinados.
Situados en lugares remotos, estos refugios financieros escasamente
poblados han sobrevivido a pesar de que los países desarrollados y las
organizaciones internacionales llevan dos décadas prometiendo cerrarlos.
Lejos de perderse, Seychelles y otros escondites más pequeños se están
convirtiendo en los jugadores más importantes en el mundo offshore, más
que EEUU, Reino Unido y otras potencias mundiales, que en los últimos
años han aprobado leyes y puesto en marcha iniciativas multinacionales
orientadas a tomar medidas enérgicas contra la evasión transfronteriza y
el lavado de dinero. Durante el último año, organizaciones
internacionales como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económico (OCDE) han intensificado su presión sobre Suiza, las Islas
Vírgenes Británicas y otros paraísos financieros europeos.
Para
los blanqueadores de la mafia rusa, por ejemplo, el empuje de la OCDE
sólo ha aumentado el atractivo de lo que Euan Grant, un exfuncionario de
aduanas del Reino Unido que ahora trabaja como consultor en temas de
lavado de dinero, llama a los "nuevos paraísos" (estados independientes y
pequeños que operan fuera de la órbita política occidental). “Estamos
hablando de Singapur, Emiratos Árabes Unidos y, cada vez más, Islas
Mauricio y Seychelles", dice Grant. Para el Gobierno de Seychelles los
beneficios de la industria offshore son evidentes y la riqueza se acaba
filtrando a los 89.000 habitantes de las islas. Juzgado estrictamente
sobre una base per cápita, las Seychelles tienen una renta que supera
los 25.000 $, la más alta de África. "Somos una nación de
oportunidades", suele decir el presidente del archipiélago, James Alix
Michel.
Registros secretos obtenidos por el Consorcio
Internacional de Periodistas de Investigación indican, sin embargo, que
Michel podría estar buscando las oportunidades para sí mismo en otras
tierras. Dichos papeles, publicados en la base de datos de ICIJ Offshore
Links, apuntan a James Alix Michel como único accionista de Soleil
Overseas Holding Ltd., una entidad creada en las Islas Vírgenes
Británicas en 2007. La dirección que aparece en los documentos, además,
coincide con la ubicación de la residencia presidencial. Un portavoz del
Gobierno se negó a decir si el presidente Michel ha tenido
participaciones en alta mar y el propio presidente se negó a responder a
las peticiones de entrevista, así como a una serie de preguntas
enviadas por correo electrónico.
Llueve sobre mojado. Un cable
del Departamento de Estado de EEUU de 2008, aireado por WikiLeaks,
indica que los funcionarios estadounidenses están convencidos de que "la
corrupción es la razón fundamental de por qué un país tan rico como
Seychelles (...) ha sufrido problemas económicos tan persistantes, (...)
que ahora exige un rescate 2.100 millones $ del Fondo Monetario
Internacional”.
Hollande recibe al vicepresidente de las Seychelles,
Danny Faure, en París (Efe).Hollande recibe al vicepresidente de las
Seychelles, Danny Faure, en París (Efe).
El primer paraíso fiscal socialista
Hasta finales del siglo XVIII, Seychelles permaneció deshabitada. Los
primeros pobladores fueron comerciantes franceses que establecieron una
pequeña colonia en el flanco oeste de Mahé, la isla más grande del
archipiélago. A principios del siglo XIX, Seychelles había pasado sin
derramamiento de sangre a manos del imperio británico. En 1971, abrió un
aeropuerto en la costa noreste de Mahé. La infraestructura turística
pronto le siguió: hoteles, tiendas de recuerdos, ferris, casinos, paseos
en helicóptero. Cinco años más tarde, en 1976, Inglaterra otorgó la
independencia a las islas. Pero el microestado tuvo un comienzo duro:
meses después de que James Mancham asumiese el cargo de primer
presidente de la nación, este fue derrocado en un golpe de Estado
organizado por su primer ministro, el socialista France-Albert René.
Años más tarde se supo que Ricci, al igual que muchos extranjeros que
acuden a Seychelles, no era exactamente quien decía ser. El padre de la
industria 'offshore' en el archipiélago era, de hecho, un ilustre
criminal financiero antes de encontrar su hogar en el paraíso
tropicalRené se aferró al poder con el apoyo de James Michel, quien fue
su ministro de Finanzas y posterior vicepresidente. También se apoyó en
un italiano llamado Giovanni Mario Ricci, uno más en la larga lista de
extranjeros que se trasladaron a Seychelles para hacer una nueva vida.
René y Ricci crearon lo que era, en esencia, el primer paraíso fiscal
socialista del mundo: la Seychelles Trust Company, que mantuvo los
derechos exclusivos para incorporar sociedades offshore en las islas.
Desde su base en las Seychelles, Ricci estableció intereses
empresariales en dos docenas de países de todo el mundo, haciendo
negocios con lo que el historiador Stephen Ellis llama “esas empresas
claramente inusuales”. Entre ellas una llamada “International Monetary
Funding”, or IMF, un nombre que parece ideado para hacerse pasar por el
Fondo Monetario Internacional.
Años más tarde se supo que
Ricci, al igual que muchos extranjeros que acuden a Seychelles, no era
exactamente quien decía ser. El padre de la industria offshore en el
archipiélago era, de hecho, un ilustre criminal financiero antes de
encontrar su hogar en el paraíso tropical. Incluso podría estar asociado
a la mafia italiana. Ricci fue condenado por fraude en Italia en 1958
y, más tarde, por posesión de dinero falsificado en Suiza. Llegó a las
Seychelles tras ser expulsado de Somalia en circunstancias misteriosas.
El nido del fraude fiscal
En muchos sentidos, Victoria es una típica capital africana, con
construcciones bajas, repleta de polvo y ruidosa. Desde la torre del
reloj en el centro de la ciudad, una carretera gira hacia el mar y la
otra hacia la cresta de Trois Frères, los acantilados de granito que
protegen la ciudad de los elementos. La actividad offshore se concentra
en la plaza principal, en una serie de desagradables complejos de
oficinas de varios pisos. Contables y oficinistas trabajan en cubículos
idénticos, de paredes blancas, con mostradores llenos de carpetas. Salen
a almorzar a uno de los muchos clubes para miembros de la ciudad y
pasan las tardes recibiendo un flujo constante de clientes extranjeros o
hablando por teléfono con abogados europeos y americanos.
Paul
Chow es un exmiembro del Parlamento de Seychelles y un jugador con gran
experiencia en el negocio offshore. En el reportaje de Al Jazeera del
que hablábamos al principio fue citado diciendo que "no deberíamos estar
sorprendidos por lo que vimos y escuchamos", ya que “cualquier tipo de
conducta poco ética queda sin castigo o simplemente se mete bajo la
alfombra: así opera todo el mundo”.
Paul Chow es un exmiembro
del Parlamento de Seychelles y un jugador con gran experiencia en el
negocio. Pasó cinco años en el Parlamento; más tarde, abrió una empresa
de servicios 'offshore' (una opción por otra parte popular para
expolíticos con conexiones y dinero en efectivo)Chow es bajito, con pelo
canoso, piel aceitunada, labios delgados, y unas raíces familiares
enclavadas en Seychelles. A principios de la década de 1920, su padre,
un profesor de Cantón (China), se dirigía a Madagascar, pero se encontró
varado en Victoria, sin un billete de barco de vuelta a China. Se casó
con una mujer de Seychelles y tuvieron seis hijos. Paul –ahora tiene 62–
es el más joven. Chow se metió en problemas tras el golpe de Estado,
pasó años en el exilio y regresó a Seychelles cuando la presión
internacional ayudó a celebrar las primeras elecciones multipartidistas.
Se presentó y pasó cinco años en el Parlamento; más tarde, dio un paso
hacia atrás y abrió una empresa de servicios offshore (una opción por
otra parte popular para expolíticos con conexiones y dinero en
efectivo).
El modelo de negocio, explica Chow, es sencillo. Un
abogado o contable en EEUU, Europa o Israel lo contacta en nombre de un
cliente adinerado. Después Chow establece una empresa en Seychelles, con
su cliente como principal accionista. Él se queda una tarifa por cada
empresa que establece y cobra otra por la producción de los documentos
que los clientes necesitan para abrir una cuenta bancaria. Su firma,
FIFCO Marino, ingresó 300.000 dólares el año pasado, una pequeña fortuna
en África.
"Las Islas Vírgenes Británicas registran 30.000
empresas cada año. Nosotros en las Seychelles llevamos aproximadamente
11.000. Nos estamos poniendo al día”, dice Chow. Seychelles gana terreno
porque, a diferencia de Mauricio y otros paraísos, se ha enfrentado a
la presión que ejercen la OCDE y otras potencias y organismos. "Mauricio
cometió el error de seguir las reglas", dice Chow. “Siguieron las
recomendaciones de la OCDE y mataron a sus sociedades offshore”. En su
opinión, Seychelles no tiene que hacer nada de lo que dice la OCDE, ya
que el "no tiene poder, son sólo un think tank.
El modelo de
negocio es sencillo. Un abogado o contable en EEUU, Europa o Israel lo
contacta en nombre de un cliente adinerado. Después Chow establece una
empresa en Seychelles, con su cliente como principal accionistaChow nos
cita para conversar en el Seychelles Yacht Club, un club hoy venido a
menos que fue establecido en 1964, cuando la isla aún estaba bajo el
dominio británico. En su interior, hombres blancos de mediana edad comen
pescado frito y lo riegan con botellas de Seybrew, la cerveza local.
Nos explica que podría postularse para presidente en 2016 y dice no ver
ningún problema en las “puertas giratorias” que comunican la alta
política y la industria offshore en las islas. Y para evitar seguir
hablando de ello, cambia de tema.
–¿De dónde viene el vicepresidente (de EEUU) Joe Biden? ¿Cómo se llama ese estado?
–De Delaware.
Delaware, un pequeño estado situado entre Washington y Nueva York,
acoge varias compañías anónimas que le han granjeado una siniestra
reputación como paraíso de estafadores y traficantes de armas. Chow cita
un reciente estudio según el cual EEUU fue uno de los lugares más
fáciles del mundo para iniciar una empresa fantasma anónima. En EEUU,
según él, “no te piden nada”. Los esfuerzos de las potencias
occidentales, incluido EEUU, por atacar santuarios marinos como las
Seychelles han quedado socavados por preguntas acerca del propio papel
de las grandes naciones en permitir –y beneficiarse– del sistema
offshore. Al igual que otros operadores, Chow piensa que es injusto
culpar a su país cuando las naciones ricas y poderosas son tan culpables
o más del flujo de de dinero cuyo origen no es posible averiguar.
En esencia, si el resto del mundo lo hace, “¿por qué no va a poder Chow?”.
En esencia, si el resto del mundo lo hace, “¿por qué no va a poder Chow?”.
En esencia, si el resto del mundo lo hace, “¿por qué no va a poder Chow?”.