sábado, 26 de diciembre de 2020

El año de la peste

Voluntarios de la ONG Pro-Activa Open Arms trasladan a personas mayores de una residencia del centro de Barcelona a hospitales de la ciudad, el pasado mes de marzo. 

 
Voluntarios de la ONG Pro-Activa Open Arms trasladan a personas mayores de una residencia del centro de Barcelona a hospitales de la ciudad, el pasado mes de marzo.
 

Casi todos hemos perdido a alguien o conocemos a alguien que lo ha perdido y ahora vemos que nos guiábamos gracias a la luz que arrojaban

 

El año de la peste ha sido el de la gran interrupción, y también el año en que se han acelerado cambios. Nos deja con una sensación de incertidumbre y desánimo.

 

El confinamiento generalizado para frenar la expansión del virus mostraba el valor que damos a la vida. 

 

Al mismo tiempo, como señala Manuel Arias Maldonado en Desde las ruinas del futuro, si el virus tiene que ver con la globalización y la relación con la naturaleza, también muestra déficits de modernidad: en términos de seguridad alimentaria, en la poca sofisticación de la lucha inicial contra la enfermedad. Lo más asombroso es el éxito de la ciencia para aprender de la enfermedad y encontrar un tratamiento.

 

De otras pandemias se ha señalado un efecto igualador. Esta, como señala Pablo Simón en Corona, ha producido más desigualdad. Hemos visto una fractura entre quienes podían teletrabajar o no, algunos sectores se han visto más afectados y la crisis es más dura para los grupos habituales: mujeres, jóvenes, inmigrantes, parados de más de 50 años.

 

 España, con la importancia del turismo y su estructura de pequeñas empresas, es particularmente frágil. La respuesta europea ha sido rápida; como advertía Toni Roldán en el Financial Times, una política venenosa puede poner en peligro la eficacia de las medidas.

 

En España y en otros países la pandemia ha mostrado un problema de capacidad de Estado. 

 

Occidente ha reaccionado tarde. Hemos sacado de la pandemia una lección y la contraria, porque íbamos aprendiendo e improvisando teorías. Reafirmaba la importancia del Estado y a la vez la necesidad de la cooperación entre países.

 

 Era un problema difícil de gestionar y en España se ha manejado mal: ha habido descoordinación entre Administraciones, opacidad, tergiversaciones, arbitrariedad, triunfalismo acrítico y evasión de responsabilidades.

 

 Hemos visto valiosos trabajos periodísticos y un fallo de la esfera pública, presa de un sectarismo que dificulta la rendición de cuentas, propensa a ridiculizar al que piensa de otro modo y aficionada a buscar culpables. 

 

Han proliferado las interpretaciones sobre el virus: todo el mundo pensaba que certificaba la validez de sus opiniones anteriores. No es una guerra, pero nos falta mucha gente: más de 70.000 personas. Muchos se fueron sin que les pudieran despedir.

 

 Casi todos hemos perdido a alguien o conocemos a alguien que lo ha perdido y ahora vemos que nos guiábamos gracias a la luz que arrojaban. 

 

 

@gascondaniel

 

 

 


jueves, 24 de diciembre de 2020

La Navidad de Jesús y nuestra Navidad bajo la COVID-19

 

 

 La Navidad del año 2020 tal vez sea la más parecida al verdadero nacimiento de Jesús bajo el emperador romano César Augusto.

 

Este emperador había mandado hacer un censo de todo el imperio. 

 

La intención no era sólo, como entre nosotros, contabilizar cuantos habitantes había.

 

 Era esto, pero con el propósito de cobrar un impuesto a cada habitante, que sumado al de todas las provincias se destinaba a mantener encendida la pira de fuego permanentemente y a sustentar los sacrificios de animales al emperador, que se presentaba y así era venerado, como dios. 

 

Tal imposición a todos los habitantes del imperio provocó revueltas entre los judíos.

 

Este hecho fue usado más tarde por los fariseos para tender una trampa Jesús: ¿debía pagar o no el impuesto al César? No se trataba del impuesto común, sino de aquel que cada persona del imperio debía pagar para alimentar los sacrificios al emperador-dios.

 

Para los judíos esto significaba un escándalo pues adoraban a un único Dios, Yavé; ¿cómo iban a poder pagar un impuesto para venerar a un falso dios, el emperador de Roma? Jesús se dio cuenta de la celada. Si aceptaba pagar el impuesto sería cómplice de adoración a un dios humano y falso, el emperador. Si se negaba, se indispondría con las autoridades imperiales al negarse a pagar el tributo en homenaje al emperador-dios.

 

Jesús dio una respuesta sabia: “Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”. En otras palabras, dad al César –un hombre mortal y un falso dios– lo que es de César: el impuesto para los sacrificios; y a Dios –el único verdadero– lo que es de Dios: la adoración. No se trata de la separación entre la Iglesia y el Estado, como comúnmente se interpreta. La cuestión es otra: ¿cuál es el Dios verdadero? Denle a él lo que le corresponde, la adoración. Y al Cesar, el falso dios, lo que es del César: la moneda del impuesto. No mezclen a dios con Dios.

 

Pero volvamos al tema: La Navidad de 2020 se asemeja a la navidad de Jesús, como nunca antes en la historia. La familia de José y María encinta, es hija de la pobreza como la mayoría de nuestro pueblo. Las hospederías estaban llenas, como aquí los hospitales están llenos de gente contaminada por el virus.

 

 Como pobres, José y María tal vez no eran capaces de pagar los gastos, así como entre nosotros quien no es atendido por el SUS (Sistema Único de Saúde) no tiene cómo pagar los costes de un hospital particular. María estaba a punto de dar a luz.

 

 A la pareja no le quedó otra solución que refugiarse en un establo de animales, como hacen hoy tantos pobres que no tienen dónde dormir y se acuestan bajo las marquesinas o en un rincón de cualquier ciudad. Jesús nació fuera de la comunidad humana, entre animales, como tantos de nuestros hermanos y hermanas menores nacen en las periferias de las ciudades, fuera de los hospitales, en sus pobres casas.

 

Después de su nacimiento, el Niño fue amenazado muy pronto de muerte. Un genocida, el rey Herodes, mandó matar a todos los niños menores de dos años. ¿Cuántos niños en nuestro contexto son muertos por los nuevos Herodes vestidos de policías que matan a niños sentados a la puerta de sus casas? 

 

El llanto de las madres es el eco del llanto de Raquel en uno de los textos más conmovedores de todas las Escrituras: “En la Baixada (en Ramá) se oyó una voz, mucho llanto y muchos gemidos: es la madre llora a sus hijos muertos y no quiere ser consolada porque los perdió para siempre” (cf.Mt 2,18).

 

Por temor a ser descubierto y muerto, José tomó a María y al niño, atravesaron el desierto y se refugiaron en Egipto. Cuántos hoy, bajo amenaza de muerte por las guerras y por el hambre, tratan de entrar en Europa y en Estados Unidos. Muchos mueren ahogados, la mayoría es rechazada, como en la catoliquísima Polonia, y son discriminados; se llega a arrancar a los niños de sus padres, y se los encierra en jaulas, como pequeños animales.

 

 ¿Quién les enjugará las lágrimas? ¿Quién les quitará la saudade de sus padres queridos? Nuestra cultura se muestra cruel con los inocentes y con los inmigrantes forzados.

 

Después que murió el genocida Herodes, José tomó a María y al Niño y fueron a esconderse en un pueblecito, Nazaret, tan insignificante que ni siquiera consta en la Biblia. Allí el Niño “crecía y se fortalecía lleno de sabiduría” (Lc 2,40). Aprendió la profesión del padre, José, un fac-totum constructor de tejados y cosas de la casa, un carpintero.

 

 Era también un campesino que trabajaba el campo y aprendía a observar la naturaleza. Allí estuvo escondido hasta cumplir treinta años, cuando sintió el impulso de salir de casa y empezar la predicación de una revolución absoluta: “El tiempo de espera acabó. El gran cambio (Reino) está llegando. Cambien de vida y crean en la buena noticia” (cf.Mc 1,14): una transformación total de todas las relaciones entre los humanos y con la propia naturaleza.

 

Conocemos su fin trágico. Pasó por el mundo haciendo el bien (Mc 7,37; Hechos 10,39), curando a unos, devolviendo la vista a los ciegos, dando de comer a las multitudes y compadeciéndose siempre del pueblo pobre y sin rumbo en la vida. Los religiosos, confabulados con los políticos, lo prendieron, lo torturaron y lo asesinaron, crucificándolo.

 

Salgamos de estas “densas sombras” como dice el Papa Francisco en la Fratelli tutti. Volvamos la mirada clara al nacimiento de Jesús. Él nos muestra la forma como Dios quiso entrar en nuestra historia: anónimo y escondido. La presencia de Jesús no apareció en la crónica de Jerusalén ni mucho menos en la de Roma. Debemos aceptar esta forma escogida por Dios.

 

 Se realizó la lógica inversa a la nuestra: “todo niño quiere ser hombre; todo hombre quiere ser grande; todo grande quiere ser rey. 

 

Solo Dios quiso ser niño”. Y así sucedió. 


Aquí resuenan los bellos versos del poeta portugués Fernando Pessoa:

 

Él es el Eterno Niño, el Dios que faltaba.

 

Él es tan humano que es natural,

 

Él es lo divino que ríe y juega.

 

Es un niño tan humano que es divino

 

Tales pensamientos traen a mi memoria a una persona de excepcional calidad espiritual. Fue ateo, marxista, de la Legión Extranjera. De repente sintió una conmoción profunda y se convirtió. Escogió el camino de Jesús, en medio de los pobres. Se hizo Hermanito de Jesús. Llegó a una profunda intimidad con Dios y lo llamaba siempre “el Amigo”. 

 

Vivía la fe según el código de la encarnación y decía: “Si Dios se hizo gente en Jesús, gente como nosotros, entonces hacía pipí... lloriqueaba pidiendo el pecho, hacía pucheros si tenía el pañal mojado”... Al principio le habría gustado más María, y después, crecidito, más José, cosa que los psicólogos explican en el proceso de la realización humana.

 

Fue creciendo como nuestros niños, observaba a las hormigas, tiraba piedras a los burros y, travieso, levantaba el vestidito a las niñas para molestarles, como imaginó irreverentemente Fernando Pessoa en su bello poema sobre Jesús Niño.

 

Ese hombre, amigo del Amigo, “imaginaba a María acunando a Jesús para que durmiera porque de tanto jugar fuera se excitaba mucho y le costaba cerrar los ojos; lavaba los pañales en el balde; cocinaba la papa para el Niño y comidas más fuertes para el trabajador, el buen José”.

 

Ese hombre espiritual italiano que vivió, muchas veces amenazado de muerte, en tantos países de América Latina y varios años en Brasil, Arturo Paoli, se alegraba interiormente con tales cavilaciones, porque las sentía y vivía como conmoción del corazón, de pura espiritualidad. Y lloraba con frecuencia de alegría interior.

 

 Era amigo del Papa que lo mandó a buscar con un coche a su pequeña ciudad a unos 70 km de Roma para pasar la tarde juntos y hablar de la liberación de los pobres y de la misericordia divina. Murió a los 103 años como un sabio y un santo.

 

No olvidemos el mensaje principal de Navidad: Dios está entre nosotros, asumiendo nuestra condition humaine, alegre y triste. Es un niño quien nos va a juzgar, no un juez severo. Y este niño sólo quiere jugar con nosotros y no rechazarnos nunca. Finalmente, el sentido más profundo de la Navidad es éste: nuestra humanidad, un día asumida por el Verbo de la vida, pertenece a Dios.

 

 Y Dios, por malos que seamos, sabe que venimos del polvo, y tiene con nosotros una misericordia infinita. Él nunca puede perder, ni va a permitir, que un hijo o una hija suya se pierdan. Así que a pesar de la Covid-19 podemos vivir una discreta alegría en la celebración familiar. 

 

Que la Navidad nos dé un poco de felicidad y mantenga en nosotros la esperanza del triunfo de la vida sobre la Covid-19.

 

 Leonardo Boff.

 

 

 


¿Felices años 20?: Sexo, sacrilegio y gasto dominarán el mundo tras la pandemia, según un profesor de Yale

 ¿Felices años 20?: Sexo, sacrilegio y gasto dominarán el mundo tras la pandemia, según un profesor de Yale

 

¿Felices años 20?: Sexo, sacrilegio y gasto dominarán el mundo tras la pandemia, según un profesor de Yale

 
La gente "buscará incansablemente" interacciones sociales, con "libertinaje sexual" y "retroceso de la religiosidad" como tendencias más probables, opina el sociólogo estadounidense Nicholas Christakis. 
 
 

Sexo, falta de religiosidad y auge económico: esto es lo que le espera a la sociedad al otro lado de la pandemia. Así lo sostiene el epidemiólogo el Dr. Nicholas Christakis, profesor de la prestigiosa universidad privada de Yale, en su nuevo libro 'La flecha de Apolo: el impacto profundo y duradero del coronavirus en la forma en que vivimos'.

 

Aunque para muchas personas la crisis del covid-19 puede parecer antinatural, las plagas y las pandemias no son nuevas para la humanidad. Todas terminaron y lo hicieron incluso antes de que la gente supiera cómo hacerles frente de forma adecuada.

 

 Sin embargo, a diferencia de las generaciones anteriores, esta es la primera vez que tenemos medicamentos efectivos para frenar el virus, señaló el experto en comentarios para The Guardian.

 

En cuanto el mundo salga de la crisis —algo que Christakis estima que sucederá en 2024— la gente, cansada del autoaislamiento, comenzará a buscar "incansablemente" interacción social, lo que podría venir marcado por el "libertinaje sexual" y un "retroceso en la religiosidad". 

 

Lo mismo —argumentó el sociólogo— sucedió en el último siglo después de la pandemia de gripe española de 1918, tras la cual comenzó el período conocido como felices años veinte.

 

"Durante las epidemias aumenta la religiosidad, las personas se abstienen más, ahorran dinero, se vuelven reacias al riesgo y estamos viendo todo eso ahora, tal como lo hemos visto durante cientos de años durante las epidemias", indicó Christakis.

 

 Pero una vez que las cosas vuelvan a la normalidad, el hedonismo reemplazará rápidamente estas tendencias pandémicas para compensar el tiempo perdido en el autoaislamiento.

 

Sin embargo, este futuro no llegará hasta que la mayor parte de la población mundial se haya inmunizado contra el coronavirus y el mundo se haya recuperado de su impacto socioeconómico, lo que ocurrirá en 2021 y 2023, respectivamente, según el experto.

 

El próximo año será una prueba de resistencia para que sigamos cumpliendo el distanciamiento social, lavándonos las manos y usando mascarillas.

 

 Por ahora, indicó Christakis, "como sociedad hemos sido muy inmaduros" y vulnerables a la mala coordinación y la desinformación que son típicas de los tiempos de pandemia.

 

  ¿Felices años 20?: Sexo, sacrilegio y gasto dominarán el mundo tras la pandemia, según un profesor de Yale 

 

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"El coronavirus no podrá defenderse": el responsable de la vacuna de Pfizer y BioNTech anticipa el fin de pandemia 

"El coronavirus no podrá defenderse": el responsable de la vacuna de Pfizer y BioNTech anticipa el fin de pandemia

 
Los creadores de BNT162b2 esperan que garantice una inmunidad de al menos un año. 
 
 
Ugur Sahin, cofundador y CEO del laboratorio alemán BioNTech, durante una entrevista en Marburg, el 17 de septiembre de 2020.
 
 

 


 

Entrevista al creador de la vacuna rusa Sputnik V

 

Director del centro ruso que creó la vacuna Sputnik V: "Hemos engañado a todos, al virus, al sistema inmune"

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 "No habría ninguna razón científica, económica, ni política tampoco para rechazar la Sputnik V", comenta Alexánder Guíntsburg, director del Centro de Investigación Gamaleya, en 'Entrevista', de RT. ¿Es verdad que la Sputnik V mantiene íntegramente sus propiedades si se conserva a una temperatura de entre +2 y +4 grados celsius? ¿Cuánto tiempo dura la inmunidad? ¿Cuándo se podrá exportar la vacuna a gran escala? ¿Cuál es la diferencia entre la vacuna de AstraZeneca y la del instituto Gamaleya?

 

 * *

 

La vacuna rusa Sputnik V contra el covid-19 genera un título alto de anticuerpos en el organismo que en el caso de Alexánder Guíntsburg, director del centro Gamaleya, cuyos científicos la han creado, ha sido de 1/3200 durante los ocho meses que han pasado desde que se vacunara a los 68 años el 30 de marzo junto con sus colegas.

 

"Creo que no es porque la vacuna es una maravilla, sino porque tenía un título inicial muy alto y porque infrinjo las normas y siempre voy sin mascarilla. Como el virus está presente ahora en todos los lugares públicos, en el transporte y en tiendas, así mi sistema inmune está en contacto continuo con el virus y se mantiene constantemente activo", sostuvo el científico en una entrevista concedida a RT.

 

Según Guíntsburg, el nivel tan alto de los anticuerpos que contiene su plasma "neutralizarán muy grandes concentraciones del virus" en el caso de que aparezca en su organismo, pero además de los anticuerpos también hay indicios de la formación de la inmunidad de las células T después de la vacunación.

 

"Una protección del 100 %" contra los casos graves

 

El investigador no descartó la posibilidad de infectarse con el nuevo coronavirus en el caso de ser vacunado con Sputnik V, pero subrayó que en tal caso se trataría de un transcurso asintomático de la enfermedad o con síntomas leves que no requerirán de hospitalización.

 

"Vemos una protección del 100 % con respecto al placebo contra la enfermedad que requiere atención médica. Si en el grupo de los vacunados alguien hubiera sido infectado, habría padecido la enfermedad de forma asintomática, o pasaron la enfermedad con síntomas de una gripe leve, con una temperatura de 37,5, congestión nasal, pero sin infecciones pulmonares ni intervención médica alguna", precisó.

 

¿Cuánto podría durar la inmunidad?

 

A estas alturas de la investigación la duración de la protección del organismo todavía es una gran incógnita, y no solo para los creadores de la Sputnik V, sino en el caso de cualquier otra vacuna contra covid-19, ya que no ha pasado tiempo suficiente como para poder sacar conclusiones al respecto.

 

"La inmunidad de una vacuna similar contra el ébola basada en vectores adenovirales heterólogos duró dos años, nuestro período de observación duró dos años en África. Es el único período de observación que hemos tenido", explicó Guíntsburg, quien no descarta que la inmunidad puede durar más o menos.

 

¿Cuál es la diferencia entre la vacuna de AstraZeneca y la de Gamaleya?

 

Si bien las diferencias entre las vacunas son pequeñas, igual son significativas, señaló Guíntsburg. "En cuanto al covid-19 y la elaboración de su vacuna, nuestros colegas emplearon todas las reglas utilizadas al producir una vacuna contra la gripe", indicó el científico, al agregar que las vacunas contra la gripe ofrecen una protección estacional que dura entre tres y cuatro meses, y en ese sentido "Oxford y AstroZeneca siguieron la ruta clásica para desarrollar una vacuna contra patógenos causantes de infecciones aerogénicas, transmisibles por el aire".

 

"Personalmente, no estoy muy seguro de cuánto han tomado en cuenta las características epidemiológicas del patógeno de esta enfermedad en particular. Por la sencilla razón de que ya sabemos que no se trata de una enfermedad de carácter estacional. Hay que lidiar con ella todo el año", sostuvo Guíntsburg.

 

"Por extraño que suene, nosotros tomamos en cuenta ese aspecto y por eso desde el principio diseñamos una vacuna con el fin de ofrecer una protección no estacional, sino duradera. Para elaborar una vacuna de este tipo era necesario que como resultado de la vacunación se formaran células de memoria inmunológica", añadió.

 

¿En qué se diferencia Sputnik V de las vacunas vectoriales de Moderna y Pfizer?

 

A diferencia de otras vacunas occidentales, como las de Moderna y Pfizer, Sputnik V tiene un mecanismo distinto de transferencia del gen del coronavirus. En el caso de las vacunas de Moderna y Pfizer, "mediante tecnologías de ARN se introduce el material genético en forma de ARN recubierto por determinadas nanopartículas lipídicas", mientras que en el caso de Sputnik V "el material se introduce en forma de ADN recubierto por una proteína de origen vírico", explica Guíntsburg.

 

"Hemos engañado a todos. Sí, sí, hemos engañado al virus, al sistema inmune.

 

Le hemos metido una proteína spike virgen, pero no como parte del virus. Allí no hay virus.

 

Obviamente, el sistema inmune lo percibe como virus y desarrolla unos anticuerpos muy buenos. Obtener anticuerpos en general es muy fácil, pero los anticuerpos que realmente neutralicen el virus, es decir, aquella parte de la proteína spike con la que se adhiere a nuestras células, eso ya es un arte. Esto se logra transfiriendo el gen necesario a nuestras células".

 

¿Es posible almacenar Sputnik V en una nevera común?

 

Si bien la vacuna de Pfizer debe conservarse a -70 grados, actualmente la temperatura de transporte de las ampollas de Sputnik V es de -23 grados o -18 grados, pero Guíntsburg adelantó que "durante dos meses ya se ha comprobado que la vacuna mantiene de forma íntegra sus propiedades si se mantiene entre +2 y +4 grados, o sea, la temperatura de un refrigerador común".

 

"Creo que en un par de meses más, cuando se cumplan cuatro meses, ya podremos modificar el certificado de registro para incluir esta información: que la vacuna no requiere ser almacenada a -18 grados, sino que puede conservarse a la temperatura de un refrigerador corriente", dijo.   

 

¿Se puede tomar alcohol después de la vacunación?

 

Pese a distintos rumores y diferentes informaciones que circulan en las redes, el consumo de alcohol después de la vacunación con Sputnik V está permitido, siempre y cuando no sea excesivo. "Si el nivel de alcohol en sangre se eleva al 1 %, eso no tendrá un efecto positivo en el sistema inmune", señaló Guíntsburg, refiriéndose a un equivalente de unos 300 o 350 gramos de vodka.

 

"Si se consume unos 1,5 a 2 vasos de whisky o de vodka de 42 % a diario, eso sí que puede tener un efecto adverso. Y no solo en el sistema inmune", aseveró el científico. Sin embargo, entre las consecuencias adversas del consumo en exceso solo puede observarse una respuesta inmune menos rápida y un efecto peor de la vacuna. "Beber demasiado alcohol está prohibido, claro. 

 

Pero tomar unas cuantas copas de champán tampoco es que le vaya mal al sistema inmune", concluyó Guíntsburg. "Repito, si quiere tomar una copa de tinto seco o de blanco al día, adelante".

 

 

El precio de ignorar a la ciencia.


 

  El precio de ignorar a la ciencia.

 

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Los europeos con un gen arcaico cuadriplican el riesgo de muerte por el virus

 


 

La covid y la lotería neandertal

 

Los europeos con un gen arcaico cuadriplican el riesgo de muerte por el virus

 

Estamos programados para buscar razones a la suerte. Ayer martes le tocó el Gordo al 72.897, y los loteros que lo habían vendido aseguraban que era un número muy bonito, una apuesta ganadora. 

 

Ya nos lo podían haber dicho antes. Mi torpeza natural me impide apreciar el atractivo de ese número a simple vista, pero la belleza tiene caminos que el ojo no entiende. Coge el Gordo y suma las cifras en posición impar (7+8+7 = 22). 

 

Ahora suma las cifras en posición par (2+9 = 11). Y por último resta una de otra (22-11 = 11). 

 

Ese es el criterio para que un número sea divisible por 11: que esa operación que acabamos de hacer dé 0, 11 o un múltiplo de 11. Como el Gordo también es divisible por 3 (ejercicio para mañana: ¿por qué?), debe ser divisible por 33, y así es.

 

 Da 2.209, tal vez el año del Apocalipsis, podría pensar un cabalista. Como ven, es muy fácil encontrar razones a la suerte, aun cuando no las haya.

 

Por si fuera poco con la lotería, vivimos días de solsticio y conjunción planetaria. Júpiter y Saturno, los dos gigantes gaseosos del Sistema Solar, aparecen en el cielo nocturno tan juntos que a una persona con mala vista les parecerán un solo cuerpo celeste. 

 


 Este verano tuve la oportunidad de ver a esos dos planetas con un telescopio de aficionado. 

 

Ya eran pareja, pero no estaban tan cerca como ahora.

 
 

 Me sentí como Galileo cuando enfoqué a Júpiter y vi sus cuatro grandes lunas brillando en una formación casi militar, dos a un lado y dos a otro en una evidente exhibición astronómica. También pude intuir los anillos de Saturno, recordando que Galileo los interpretó erróneamente como lunas de ese planeta. Algo han mejorado los telescopios caseros desde que el genio italiano construyó el suyo.

 

Las conjunciones planetarias, como el Gordo, nos estimulan a buscar signos en el cielo, razones en la suerte. Los humanos llevamos sin ver una superposición semejante de Júpiter y Saturno desde 1226, cuando nació el obispo y poeta sirio Bar Hebraeus y murió Francisco de Asís. Ninguno de los dos pudo ver la conjunción, dadas las circunstancias, pero mucha gente debió observarla.

 

 Este tipo de alineamientos y superposiciones planetarias han alentado desde la noche de los tiempos el mismo tipo de teorías cabalísticas que la numerología del Gordo, y brillan en el universo de la bruja Lola. Pero no hay razones para la suerte.

 

Tampoco las hay para la lotería genética de la que nacemos todas las personas. Si tus raíces son europeas, tienes una alta probabilidad de llevar genes neandertales en tu genoma, frutos de una noche de primavera paleolítica en que las fronteras entre especies importaban poco

 

. El 2%-8% de los europeos llevan una variante neandertal de un gen (DPP4) que cuadruplica la probabilidad de enfermedad grave y muerte en los infectados por el SARS-CoV-2. Es otra vez la suerte, en este caso muy mala, y es inútil buscar razones.

 

 

 la crisis del coronavirus

 

 


 

 

martes, 22 de diciembre de 2020

El Gobierno reconoce la pérdida de hasta 11 animales de compañía, en 2019, durante su transporte en el Aeropuerto de Barajas

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El Gobierno reconoce la pérdida de hasta 11 animales de compañía, en 2019, durante su transporte en el Aeropuerto de Barajas

 

El senador Carles Mulet, de APDDA, ha denunciado la falta de responsabilidades en el tratamiento de animales por parte del ‘handling’ de los aeropuertos

 

En contestación a una pregunta del senador Carles Mulet, miembro de la ‘Asociación Parlamentaria en Defensa de los Derechos de los Animales’ (APDDA), en la que éste solicitaba información sobre el número de animales extraviados en la plataforma del Aeropuerto Madrid-Barajas, el Gobierno ha reconocido que se llegaron a perder hasta 11 animales en 2011 – siendo 10 en 2018 y 4 en 2020 -, según AENA. 

 

El senador ha querido denunciar la falta de responsabilidades en el tratamiento de animales por parte del ‘handling’ de los aeropuertos. Según ha reconocido el propio Ejecutivo, actualmente, “las condiciones en las que una mascota es aceptada para viajar en una aeronave, deben ajustarse a  las directrices exigidas por la compañía aérea que va a realizar el transporte”, y no por una normativa base de bienestar animal al que éstas deban adaptarse. 

 

Mulet subraya que “el transporte de animales en cabinas de los aviones debe hacerse en condiciones de seguridad y confort para los mismos”, y advierte de que  “fuentes animalistas denuncian que estos animales no son bien tratados por los agentes de’ handling’, ya que no van tapados para que no vean luz y no se estresen, además de ser transportados junto con maletas y traqueteando los vehículos, lo que hace que en muchas ocasiones se abran las cestas de transporte de animales. 

 

Tampoco se usan cintas de amarre, que deberían de ser obligatorias en las cestas de transporte”.

 

En el texto presentado, el senador planteaba la necesidad de aprobar una normativa que marcara un procedimiento de ‘protección animal’ en los aeropuertos españoles, exigiendo a las Compañías de Handling que el transporte de animales se lleve a cabo en condiciones de seguridad, asesoradas por organizaciones animalistas especializadas. 

 

De hecho, el mismo Gobierno reconoce, en su respuesta, que la “supervisión de las normas de sanidad y la protección animal” queda fuera de las competencias gubernamentales, a pesar de que la asistencia, supervisión e inspección general a los agentes de ‘handling’  – al menos en tierra – es competencia de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA).

 

 “Ello pone de manifiesto la laguna existente en materia de protección animal, en este ámbito”, advierte Mulet. 

 

 

En la era de la mentira

  Las cosas, como son.  Una pegatina con la palabra “América” en la ventana rota de un negocio en Kenosha (Wisconsin) el 25 de agosto tras los disturbios contra el racismo se convierte en símbolo del daño que la mentira ha hecho en un país, Estado Unidos, donde incluso su presidente ha difundido bulos. 

 

 Las cosas, como son. Una pegatina con la palabra “América” en la ventana rota de un negocio en Kenosha (Wisconsin) el 25 de agosto tras los disturbios contra el racismo se convierte en símbolo del daño que la mentira ha hecho en un país, Estado Unidos, donde incluso su presidente ha difundido bulos.

 

En la era de la mentira

 

No soy periodista, pero cada vez que oigo a un periodista decir que el periodismo está muerto me dan ganas de estrangularlo. En realidad, el periodismo es hoy más necesario que nunca, no porque hoy se cuenten más mentiras que nunca, sino porque, gracias al poder creciente y ya casi omnímodo de las plataformas tecnológicas y redes sociales, la mentira posee mayor capacidad de difusión que nunca

 

Esto explica que en los últimos tiempos nos hayamos sentido por momentos inundados de mentiras y que, surfeando esa ola letal, desde 2008 el nacionalpopulismo haya amenazado con ahogar las democracias de Occidente. Hablo del buen periodismo, claro está, aquel que no se limita a contar la verdad, sino que además desenmascara mentiras. O al menos no acepta ser cómplice de ellas.

 

¿Qué significa ser cómplice de una mentira? 

 

Pongo un ejemplo minúsculo, que conozco bien. En 2001 publiqué una novela que giraba en torno a un episodio real ocurrido en las postrimerías de la Guerra Civil; la novela tuvo más repercusión de la esperada —lo que no era difícil: la esperada era nula—, y un supuesto historiador-periodista escribió una columna en la que sostenía que el episodio era falso (y de paso acusaba a su protagonista de ser responsable de no sé cuántas muertes).

 

 El texto se publicó en un periódico serio, y mandé a su redacción un artículo denunciando la mentira. 

 

El periodista que lo recibió me dijo que lo publicarían; añadió que, en realidad, ellos ya sabían que lo escrito por el supuesto historiador-periodista era falso. “¿Perdona?”, pregunté, incrédulo.

 

 El periodista me contó que, al recibir el texto de su columnista, un joven reportero de la casa había solicitado permiso para indagar sobre el episodio en cuestión durante unos días, al cabo de los cuales regresó asegurando que el columnista mentía y que el episodio era cierto. “Entonces, ¿por qué publicasteis la columna?”, pregunté, más incrédulo todavía.

 

 El periodista, un buen periodista, me contestó, un poco compungido, que la publicaron para que el columnista no montase un escándalo acusándolos de coartar su libertad de expresión. Dicho de otro modo: por temor a un falso escándalo organizado por un falso historiador-periodista, un periódico serio aceptó difundir una mentira, ser cómplice de ella.

 

 El caso, me temo, no es insólito, y tal vez por eso causó tanta sorpresa que, tras las últimas elecciones estadounidenses, varias cadenas de televisión cortaran la emisión en directo de una comparecencia de Donald Trump, en la que éste afirmaba que los comicios habían sido un fraude, y desmintieran esa afirmación, subrayando que carecía de base alguna. 

 

Yo no sé si había que cortar la comparecencia, pero estoy seguro de que había que desenmascarar al instante la mentira; también de que esa debería ser la norma del periodismo, no la excepción: cada vez que un político (o quien sea) suelta una trola, el periodista debería desmontarla en vez de aceptar propagarla. 

 

Por desgracia, casi nunca es así. Los ejemplos son innumerables. Desde hace años, los secesionistas catalanes se pasean por los medios proclamando muy ufanos que lo único que piden es ejercer un derecho democrático: el derecho de autodeterminación

 

Pues bien, jamás he oído a un periodista —ni uno solo— decirles que eso es falso. Primero, porque lo que están pidiendo no es el derecho de autodeterminación, sino el de secesión; y, segundo, porque, según la legislación internacional, éste sólo es aplicable en situaciones de guerra o violación masiva de los derechos humanos, supuestos inaplicables en España.

 

 En definitiva: el derecho que el secesionismo reclama no es un derecho democrático (y por eso ninguna Constitución democrática del mundo lo reconoce). Pero los secesionistas han repetido mil veces su patraña, y la siguen repitiendo, y con ella han envenenado a millones de personas.

 

 Con ella y con muchas más parecidas a ella. Con ella y con la complicidad de los periodistas que no la denuncian de inmediato.

 

Lo repito: el periodismo, el buen periodismo, es hoy más necesario que nunca. ¿Anuncia el final de Trump el final del nacionalpopulismo, el final de la era de la mentira? La respuesta no está sólo en manos de los buenos periodistas, pero sin ellos seguro que es un no como una casa.







Canarias es la nueva Lesbos: el infierno de Arguineguín

 

 

Canarias es la nueva Lesbos: el infierno de Arguineguín

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 Se han instalado 7 grandes campamentos temporales de migrantes por distintos puntos de las Islas Canarias. Se trata de una estrategia, adoptada por el “gobierno más progresista de las historia”, que imita, aunque en condiciones y cifras diferentes, a la que se lleva practicando desde el 2015 en la isla griega de Lesbos (de un país actualmente gobernado por la derecha): crear una jaula para quienes alcanzan sus costas de manera irregular

 

 Ésta está siendo la respuesta a la mayor llegada de migrantes por mar a las Canarias desde la denominada Crisis de los Cayucos de 2004, en la que sobrevivieron al viaje 31.500 personas: crear espacios de detención informal, carentes de derechos y faltos de recursos.

  

De Hasaka a Arguineguín, éxodo

 

 Un resumen visual de la actualidad mundial.

 

 Todo imagen, sin comentarios. Un formato de El Salto TV.

 

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En lo que va de año, 18.300 migrantes han llegado a las islas en patera o cayuco, un 1.019% más que en 2019. No deja de ser menos de un 20% de la capacidad que tiene el Santiago Bernabéu y a pesar de ello se lo tacha de «crisis migratoria» o directamente de «invasión».

 

 La derecha no ha parado de extender bulos sobre una invasión por parte de soldados africanos en los últimos meses. Abascal, por ejemplo, viajó a Canarias y solicitó al Gobierno un «bloqueo naval» de las islas con las Fuerzas Armadas para impedir la «invasión inmigratoria». 

 

El diplomático Jorge Fuentes, por su parte, también habla de invasión, asegura «que nadie podría partir de las costas marroquíes o mauritanas sin el visto bueno de las autoridades magrebíes, de ahí la imperiosa necesidad de estar volcados en la negociación con nuestros vecinos del Sur» y afirma que «no es el momento de defender la justa causa saharaui exigiendo el referéndum sobre su futuro pactado por la ONU, como acaba de remover inoportunamente el vicepresidente Iglesias, un gesto que multiplicará automáticamente la salida de nuevas pateras«.

 

De los migrantes que llegan al achipiélago, el 65% llegan a Gran Canaria; el 20%, a Tenerife; y el 10%, a Fuerteventura.

 

Las personas que se bajan de la patera técnicamente no se encuentran privadas de libertad, pero a pesar de ello se les retiene en campamentos lejos del continente para evitar su tránsito por el resto de países de la unión y desincentivar más llegadas.

 

 Una estrategia, aplaudida por la denominada UE de las libertades, que pasa por hacinarlas (en noviembre el campamento del muelle de Arguineguín albergaba a 2.600 personas), entregar menos de un litro de agua por persona, tenerles sin duchas, luchando por un cartón sobre el que dormir y comiendo hasta dos semanas tres bocadillos diarios y zumos envasados.

 

 Y así, en el infierno, por tiempos de hasta 3 semanas, pese a que la ley impone un máximo de 72 horas. 

 

Un día en Arguineguín

 

Como explica un artículo titulado «Un día en el campamento para migrantes de Arguineguín» (eldiario.es), «cuando pisan Arguineguín, se procede a su filiación. En un mismo paquete viene la hoja de registro y una pulsera. El brazalete incluye el número de la patera en la que han llegado y, en lugar del nombre y apellido de cada una de ellos, otra cifra.

 

 La pulsera es roja si la persona ha precisado atención médica en el muelle, y verde si se encuentran «bien». Después reciben asistencia médica. Una de las carpas del muelle funciona como pequeño hospital, pero las personas en un estado de extrema gravedad son evacuadas a los hospitales de la isla. Ambos están a más de una hora de distancia. 

 

El estado de salud y de ánimo de los migrantes aglomerados en el muelle va cayendo con el paso de los días. En algunos casos, sobre todo en el de las personas que viajan desde países subsaharianos, se desvanecen en cuanto pisan tierra después de haber estado hasta dos semanas en un cayuco. 

 

Tras recibir una primera asistencia, son ubicados en carpas, en las que no se pueden mezclar personas que hayan llegado en embarcaciones diferentes, como medida de prevención para contener la COVID-19. Cada una de las tiendas está bordeada por una valla amarilla. Cuando llega la hora del reparto de la comida, quienes se encuentran muy mal «apenas tienen fuerzas para levantarse y salir a recoger el bocadillo«. 

 

¿Una crisis migratoria o una crisis del sistema?

 

Como hemos dicho, los medios, de todos los colores (si bien con predominancia de los de derechas) no han dudado en tildar la nueva llegada de migrantes a Canarias desde agosto como una «crisis migratoria». Algunos van más allá; «Esto no es una crisis migratoria ni humanitaria. Esto es una invasión solapada en toda regla. Marruecos nos está invadiendo a diario«, publicó El Mundo el 19 de noviembre. 

 

Por su parte, el medio Confilegal (la web jurídica más importante de España) publicó una columna de opinión titulada «Inmigración irregular en Canarias, ¿invasión organizada?» en la que considera que Marruecos quiere recuperar las Canarias, que la llegada de migrantes se trata de una nueva Marcha Verde y que existen numerosos yihadistas infiltrados intentando llegar a nuestras costas.

 

Otras voces más sensatas, sin embargo, indican que realmente se trata de una crisis de acogida. Es importante que no interioricemos el lenguaje que culpa las personas vulnerabilizadas (las migrantes) y que pongamos el foco en quién tiene la culpa de la crisis. 

 

En eldiario.es, por ejemplo, se publicó lo siguiente: «El campamento de migrantes en el muelle de Arguineguín se ha convertido en el símbolo de la gestión del Gobierno al aumento de las entradas de pateras a Canarias. Los recién llegados, exhaustos después de haber transitado una de las rutas más peligrosas para llegar a Europa, son alojados en el llamado campamento de la «vergüenza».

 

 Sus carpas no son suficientes para resguardarlos a todos. Duermen sobre mantas extendidas en el suelo irregular del puerto, donde se ha documentado la presencia de ratas. Este campamento que, decían, era «de emergencia» cumple cuatro meses operativo a pesar de los anuncios de su inminente cierre. 

 

La falta de previsión, la descoordinación entre ministerios y las reticencias de Interior a trasladar a inmigrantes a la península, sumado a una crisis sanitaria que lo dificulta todo, han desencadenado en una crisis de acogida de la que las ONG y autoridades locales llevaban meses advirtiendo«.

 

La llegada de personas huyendo de situaciones dramáticas (la guerra civil de Mali es un ejemplo claro) era previsible.

 

 Todo el mundo sabía que iba a suceder. «Las previsiones acerca de la reactivación del flujo migratorio hacia Canarias se remonta a dos años atrás, ante el cierre de la ruta entre Libia e Italia. Las llegadas a través del trayecto atlántico, surgida tras la llegada de la primera patera a Fuerteventura en 1995, comenzaron a aumentar progresivamente desde 2018, cuando se superaron las 1.000 personas que alcanzaron las costas isleñas (algo que no ocurría desde 2009).

 

 En el segundo semestre de 2019, la tendencia se confirmaba, pero el fenómeno pasó desapercibido para las administraciones competentes, que se han demorado hasta este verano para habilitar espacios donde alojar migrantes«, explica el artículo de eldiario.es.

 

La UE avala la mano dura contra la migración

 

No es la primera vez que la UE avala la mano dura de Grecia en la frontera. Recordemos que así lo hizo, con semántica bélica incluida, en marzo de este año, cuando la policía griega se empleó con violencia en la frontera para impedir la llegada de personas desde Turquía (lo cual causó la muerte de al menos dos refugiados y decenas de heridas). “Agradezco a Grecia que sea el escudo de Europa” dijo entonces la presidenta de la Comisión Europea en el paso de Kastaniés.

 

Las fronteras impermeables, móviles y sofisticadas de la UE

 

La metáfora de la Fortaleza Europa representa una construcción muy sofisticada, mucho más que el continente fortificado de la Segunda Guerra Mundial. Como explica el artículo «Grecia y la cuestión meridional de la Unión Europea» (elsaltodiario.com), «sus líneas de fortificación son móviles y están repletas de dispositivos de vigilancia electrónica, que refuerzan un arsenal represivo centrado en las armas de la burocracia y el miedo. 

 

Sus muros son semipermeables, diseñados no solo para excluir sino para filtrar la entrada de un modo muy restrictivo, fabricando y modificando constantemente los sistemas de categorización jerárquica, de los cuales es solo un ejemplo la distinción entre los “refugiados” —aceptables, pero solo en cantidades limitadas— y los “inmigrantes económicos”, ilegítimos y, por lo tanto, inaceptables. 

 

Opera estableciendo pactos con otros Estados o agencias, subcontratando las funciones de coerción, detención, vigilancia y control. Con esos medios, buen número de Estados no miembros a lo largo del litoral mediterráneo y más allá se han transformado en zonas de amortiguación, como anillo externo de las defensas fronterizas de la UE.  


La “frontera” de la UE es, pues, mucho más compleja que una simple línea de separación entre los poderes territoriales soberanos. Implica relaciones de poder híbridas y desiguales, obligaciones asimétricas, regímenes solapados cuyos límites no coinciden. Como primera aproximación, podemos decir que la relajación del control interno sobre las fronteras nacionales de los Estados miembros se ha visto compensada por el fortalecimiento externo del perímetro de la UE”.

 

 Y la creación de estos campamentos son una muestra más de que las autoridades europeas nunca se cansan de pensar en nuevas formas de reprimir la llegada de migrantes que huyen de la miseria.

 

Estos campamentos deben cerrarse ya, empezando por el de Arguineguín. Exigimos la inmediata libertad de sus habitantes y el reconocimiento del derecho a la libre circulación de las personas.

 

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