Una mujer de Nueva Zelanda abre el debate en las redes sobre si se debe cobrar o no por este tipo de cuidados
En España, la mitad de los abuelos y las abuelas cuidan de sus nietos casi todos los días. Ellas dedican unas 6,2 horas a estos cuidados, mientras ellos las siguen de cerca con unas 5,3 horas de media, según datos del Imserso. Todos lo hacen de forma altruista.
En muchos lugares del mundo los abuelos se ven saturados por el cuidado de sus nietos.
Pero una abuela neozelandesa ha abierto el debate en el sitio web Reddit y varios medios locales se han hecho eco. Según comenta esta mujer, le ha pedido una remuneración a su hija por cuidar de su nieto: “Mi hija tiene 29 años y él, uno. Ella volverá pronto al trabajo, su jornada es de cinco días semanales, unas siete horas diarias y me ha pedido si puedo cuidar al pequeño dos o tres días”.
“Por supuesto”, prosigue, “que estoy encantada de pasar tiempo con mi nieto, pero le he explicado que necesito que me pague 12 dólares australianos -unos 10 euros- la hora”. Según explica, su hija ha entendido la situación, pero le ha dicho que solo le puede pagar 10 dólares.
“No soy una guardería, tengo mi vida”, incide la mujer. “Trabajo para mí y creo que ella debe entender que si voy a renunciar a ese tiempo, necesito dinero para cubrir las horas que dejo de trabajar. Porque no puedo trabajar y cuidar al niño al mismo tiempo. Me ha contestado que solo serán dos o tres días a la semana, que los padres de su marido harán lo propio, y que me dará comida. Quiero a mi nieto, pero como he comentado anteriormente, no soy una guardería”.
La queja de esta mujer ha recibido más de 400 comentarios en la plataforma, y sus respuestas se dividen entre aquellos que defienden que su hija no le pueda pagar más: “Si no quieres cuidar a tu nieto, simplemente, dilo”, resumen algunos, y aquellos que empatizan con esta abuela, aunque son los menos.
¿Se debería remunerar o no el trabajo de los abuelos?
En la primera ola de la pandemia, Italia anunció el bono niñera para poder visibilizar este papel. El país alpino propuso remunerar estos cuidados que se acentuaron durante la pandemia, tras el cierre de los colegios. De esta forma, decidió pagar 1.200 euros mensuales a los mayores que cuidaran a un menor de 12 años con el que no convivieran. Los abuelos y los tíos pudieron beneficiarse de esta ayuda hasta el pasado 31 de julio. Esto en España no sucedió.
Carina Cinalli, psicóloga sanitaria y vocal de Asociación de Psicogerontología de España, señaló a este periódico que “el bono niñera aporta el reconocimiento económico y también instala en el foco a los mayores que cuidan a los nietos, por lo que también contribuye a darles visibilidad, visibilidad sobre el importante papel que desarrollan y, de alguna manera, modificar o gestionar ciertos estereotipos que unen el envejecimiento con una etapa de pasividad y de carga, más que de aporte y beneficio para la sociedad”.
Según Cinalli, es importante que se visibilice el rol de abuelo cuidador de su nieto, “para que se consiga que sea saludable”. “Y es sano cuando este papel es una decisión propia del mayor y forma parte de su propio proyecto vital”, continúa la experta, y se convierte en algo que proporciona energía para hacer otras actividades satisfactoria que no se han podido realizar antes, concluye.
El lado bueno y malo del cuidado de los nietos
El lado negativo más relevante de cuidar a los nietos es, según los expertos, la frustración y sobrecarga que genera. Esto tiene un nombre, se habla del síndrome de abuelo esclavo, para referirse justamente a un conjunto de experiencias de la persona mayor que tiene que ver con una sobrededicación, un sobrecuidado, con una sensación de falta de control de la situación.
Y la sobrecarga no es algo que ven como algo puntual, sino que lo perciben como algo constante. Y todo esto lleva a una situación de estrés. En estos casos, los mayores entienden el cuidado como una obligación moral a la cual ni siquiera pueden negarse.
Entre los beneficios de cuidar a los nietos están: tener una mejor salud percibida; aumenta la sensación de sentirse útil y vital; disfrutar de transmitir valores y de ser un modelo para los niños distinto de los padres, que les aporta una visión diferente de las relaciones interpersonales y, por último, la importancia de la integridad del yo, que es cuando el ser humano ve su vida como un itinerario coherente entre el pasado, el presente y el futuro.
Es algo que protege también contra el final de la vida.