martes, 24 de noviembre de 2020

Manifestantes queman el Congreso de Guatemala en protesta contra presupuesto de 2021

 

  Manifestantes queman el Congreso de Guatemala en protesta contra presupuesto de 2021

 

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Congreso de la República en llamas

 

Manifestantes queman el Congreso de Guatemala en protesta contra presupuesto de 2021

 

 

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 Guatemala vivió, el sábado 21 de noviembre, una jornada de protestas que dejó arrestos, heridos y un incendio en las instalaciones del Congreso de la República.

 

 Las manifestaciones se dieron en rechazo a la aprobación del presupuesto para 2021, que según opositores prioriza los proyectos de infraestructura y pasa por alto el efecto social y económico de la pandemia de Covid-19. 

  

Brasil: Asesinato de obrero afroamericano desata ola de manifestaciones.

 https://cctt.cl/2020/11/23/brasil-asesinato-de-obrero-afroamericano-desata-ola-de-manifestaciones/

 

Voces de condena y repudio ante el asesinato de João Alberto Silveira Freitas en Porto Alegre.


Miles de personas convocadas por organizaciones del movimiento por los derechos de la población afrodescendiente se congregaron frente al supermercado y demandaron justicia. Líderes políticos, personalidades y ciudadanos brasileños en general condenaron este viernes la muerte a golpes de un hombre negro, en la noche del jueves, en un supermercado de la cadena Carrefour en Porto Alegre, estado Río Grande do Sul (sureste).


 
https://www.resumenlatinoamericano.org/2020/11/22/brasil-presidente-de-carrefour-admite-el-racismo-negado-por-mourao-y-bolsonaro/
 
 

viernes, 20 de noviembre de 2020

Así son los líderes ultras de Hungría, Polonia y Eslovenia que bloquean las ayudas europeas a España

 

 

 Viktor Orbán, Mateusz Morawiecki y Janez Jansa han mostrado lo peor de las ideologías xenófobas, nacionalistas y euroescépticas que se extienden con el trumpismo por todo el mundo

 

Bruselas ha dado un serio toque de atención a varios socios comunitarios por no respetar los principios básicos de cualquier Estado de derecho y los aludidos se han revuelto vetando los fondos de ayuda contra el covid que todos los Estados de Europa, entre ellos España, esperan como agua de mayo para iniciar la recuperación económica.

 

 La rebelión de los llamados “estados gamberros” –mayormente Polonia y Hungría, a los que ahora se suma Eslovenia− amenaza con implosionar la Unión Europea desde dentro.

 

 De ahí que en las últimas horas países como España e Italia hayan mostrado su preocupación ante la grave crisis institucional desencadenada por una serie de líderes nacionalistas, populistas, euroescépticos y xenófobos que están en Europa pero nunca han creído en el proyecto europeo.

 

Los expertos en Derecho de Bruselas consideran que pilares básicos de la democracia como la independencia judicial, la lucha contra la corrupción y la libertad de prensa pueden estar seriamente amenazados en la tríada de los estados gamberros.

 

 ¿Pero quiénes son los hombres fuertes, los instigadores que están manejando las riendas de la rebelión contra la UE y pretenden poner en peligro los 140.000 millones en ayudas a la reconstrucción que debe recibir, por ejemplo, nuestro país? 

 

Los tres ideólogos del bloqueo son, sin duda, el húngaro Viktor Orbán, el polaco Mateusz Morawiecki y el esloveno Janez Jansa. Un somero análisis de la trayectoria política de estos tres personajes nos lleva a comprender que Europa tiene un serio problema en su corazón mismo, un cáncer que se llama populismo ultra, eurofóbico y racista. Pero vayamos por partes.

 

El presidente húngaro, Viktor Orbán, es ese hombre que ve a los inmigrantes no como refugiados sino como invasores de los que es preciso protegerse. Ultranacionalista hasta la médula, detractor del multiculturalismo, solo le mueve una obsesión casi enfermiza: mantener intactas las fronteras de la gran patria húngara.

 

 Orbán sería algo así como el Santiago Abascal de la patria magiar, alguien que ha logrado instalar en su pueblo la ficción de que un enemigo externo viene a contaminar la pureza de la sangre.

 

 En realidad se da la gran paradoja de que, según las encuestas del Eurobarómetro, Hungría es el país más xenófobo de toda la UE y ello pese a que su población inmigrante apenas supera el 1,6 por ciento. Además, desde que el “Gran Purificador” Orbán se encuentra en el poder, el tránsito de migrantes se ha desplomado todavía más y apenas llegan extranjeros a tierras húngaras.

 

 Es evidente que las políticas del odio han calado hondo por aquellas latitudes y están generando problemas de convivencia entre la población autóctona y los expatriados. El control de los medios de comunicación y la exaltación nacionalista de “lo húngaro”, en definitiva el populismo ultra, cuando no el nuevo fascismo siglo XXI, están en el siniestro programa de Orbán.

 

 Como dato curioso, el dirigente derechista que gobierna su país a la manera de un pequeño dictador lleva años dando rienda suelta a su euroescepticismo y arremetiendo contra la UE mientras su círculo íntimo se enriquece con los fondos de Bruselas, según las denuncias de algunos periodistas locales.

 

El siguiente gran saboteador de los fondos europeos es Mateusz Morawiecki, actual primer ministro de Polonia.

 

 Al igual que de casta le viene al galgo, a este la raza le llega por el pedrigrí económico, ya que es banquero de profesión, además de político, abogado e historiador (cabe pensar que de la línea revisionista ultra, como ocurre en España con algunos de Vox). Morawiecki es miembro de oficio de la Junta de Gobernadores del Banco Asiático de Inversión en Infraestructura y del Fondo Monetario Internacional, es decir, otro trumpista que compagina sus negocios con la función pública.

 

 Su carrera política empezó en la calle, agitando huelgas generales y distribuyendo panfletos clandestinos del sindicato Solidaridad contra el régimen comunista.

 

 De él se cuenta que fue detenido y apaleado por la policía secreta, de modo que no guarda muy buen recuerdo de los tiempos soviéticos. Finalmente, en marzo de 2016, se unió al partido Ley y Justicia, el Vox polaco. 

 

Tanta represión y palos policiales debieron generar en él un profundo sentimiento de rencor, ya que Ley y Justicia es un partido profundamente ultraconservador que apuesta por la pena de muerte, el euroescepticismo, el proteccionismo frente a la globalización, la abolición de la eutanasia, del aborto y del matrimonio homosexual y por supuesto el patriotismo a ultranza.

 

 Su lema ganador es “la UE debe beneficiar a Polonia y no al revés”, una nueva versión de la consigna trumpista “America first”.

 

Y por último tenemos al esloveno Janez Jansa, el hombre que pasará a la historia por haber felicitado a Donald Trump por su “victoria” electoral cuando en realidad el presidente de EEUU ha cosechado una sonora derrota en las pasadas elecciones presidenciales. A finales de los ochenta, Jansa fue uno de los fundadores del SDZ, el primer partido de oposición a la antigua Yugoslavia

 

Encargado de dirigir la guerra de independencia, de hacer frente a las reivindicaciones territoriales de los neofascistas italianos y a las tensiones fronterizas con la nueva República de Croacia, en 2003 ingresó en el Partido Demócrata Esloveno y en 2012 se convirtió en primer ministro. 

 

Sin embargo, fue acusado de corrupción por aceptar un soborno de 2 millones de euros en la compra de material militar a Finlandia. Aunque comenzó a cumplir la pena, finalmente fue absuelto en una polémica sentencia del Tribunal Constitucional de Eslovenia en 2015. 

 

En 2020 ha regresado como primer ministro del país esgrimiendo un fuerte discurso nacionalista (cierre de fronteras), xenófobo (endurecimiento de los controles migratorios, rechazo a la política de cuotas de la UE) y euroescéptico (no cree en la Unión Europea). 

 

Sin duda, es un populista radical que ha labrado una estrecha amistad personal con Orbán, su gran aliado en el intento de voladura de la UE.

 

Estos son los tres personajes de la extrema derecha del viejo continente que están poniendo en serio riesgo las ayudas de Bruselas, entre ellas el paquete de subvenciones que recogen los Presupuestos Generales del Estado de Pedro Sánchez.

 

 Euroescépticos que están en la UE pero no creen en Europa. ¿No es como para empezar a pensar en una expulsión del selecto club de todos estos Estados gamberros que han llegado para sabotear el sistema?  

 

 

https://diario16.com/asi-son-los-lideres-ultras-de-hungria…/

 

 


 

Un parásito domina el mundo y nos destruye: la banca de nuestros días

Pixabay. 

   

Un parásito domina el mundo y nos destruye: la banca de nuestros días

 

Una de las principales causas de la crisis de 2008 fue la desnaturalización de la banca que se había venido produciendo desde los años ochenta y noventa: dejó de ser la intermediadora entre el ahorro y la inversión productiva para convertirse ella misma en inversora pero dirigiendo su inversión hacia actividades puramente especulativas, muy a menudo corruptas e incluso criminales, y autoalimentando sin fin ese nuevo tipo de negocio a base de incrementar ilimitada e innecesariamente la deuda en todas las economías.

 

El enorme poder político y mediático acumulado le permitió ocultar durante años las consecuencias que tendría ese proceso y garantizar que las autoridades, en lugar de frenarlo, fuesen abriéndole el camino legal para que se desarrollara cada vez más rápida y cómodamente. Las consecuencias las conocemos todos: una burbuja detrás de otra hasta que la inmobiliaria hizo saltar por los aires la banca en todo el mundo. 

 

Como también es conocido el tratamiento que se le dio a la crisis subsiguiente: salvamento generalizado de la banca privada con billones de dinero público y políticas de recortes del resto del gasto público, no tanto para ahorrar como para facilitar la consolidación de nuevos negocios privados que financiaba la banca privada y para disciplinar a la población mediante el desempleo y el miedo que artificialmente producían esas medidas.

 

Las autoridades prometieron poner límites a los desmanes de los "banqueros sinvergüenzas", como los calificó el entonces presidente Obama, pero lo cierto es que las reformas fueron de insuficiente calado: algunas exigencias de capital adicionales que no siempre se respetan, vía libre a los procesos de fusión y concentración para tratar de fortalecer la solvencia perdida mediante la eliminación de la competencia, argucias contables para ocultar su quebranto real y, por supuesto, todavía más vía libre para favorecer el incremento de la deuda que es el oxígeno del que vive la banca de nuestros días.

 

En medio de todo eso, se ha ido acelerando otro proceso de cambio tecnológico que ha ido afectando muy directamente al negocio bancario pues pone patas arriba sus bases convencionales.

 

 Han aparecido nuevas formas de dinero y financiación, sistemas de pago diferentes que han cambiado el formato y la actividad de los mercados de capitales y, sobre todo, nuevos activos digitales (criptomonedas, billeteras electrónicas, saldos con proveedores de telecomunicaciones) de la mano de nuevos competidores no bancarios pero que ofrecen servicios financieros, las empresas de tecnología financiera (fintech) o gigantes tecnológicos (bigtech). 

 

 Todo lo cual ha convulsionado la cuenta de resultados de la banca tradicional en una etapa dominada, además, por los bajos tipos de interés.

 

La respuesta de la banca más potente no se ha hecho esperar y responde a la misma estrategia en todo el mundo, profundizar en la concentración del capital multiplicando la absorciones y megafusiones para reducir la competencia y convertirse en plataformas digitales capaces de operar en el nuevo tipo de negocio financiero que traen consigo la inteligencia artificial y el bigdata y que se basará en la explotación de activos cuyo valor no viene de sí mismos (como ocurría con los depósitos que han constituido tradicionalmente la base del negocio bancario) sino de la tecnología y la información que contienen.

 

La crisis provocada por la Covid-19, el crédito extraordinario y más arriesgado que se va a precisar y el tipo de negocio que se va a tratar de potenciar acelerarán todos esos procesos porque, ocurra lo que ocurra, aumentará la digitalización, el uso de la inteligencia artificial y la expansión de las grandes corporaciones tecnológicas con capacidad de poner en circulación nuevos medios de pago y de abrir vías de financiación alternativas a las de la banca convencional.

 

Lo preocupante, sin embargo, es que la actual mutación del negocio bancario basada en la concentración y en su conversión en un nuevo tipo de plataformas tecnológico-financieras no se diseñan ni se está llevando a cabo para proporcionar lo que necesita sin remedio cualquier tipo de economía, las empresas y los hogares: el crédito para hacer frente a la inversión productiva y al consumo extraordinarios o a largo plazo.

 

Lo que está ocurriendo en España es bien expresivo del efecto tan irracional y negativo para la economía en su conjunto que tiene este proceso. A medida que la concentración es cada día mayor en el sector financiero, la oferta de financiación y de servicios financieros en general se hace más materialmente inaccesible, más cara y engorrosa, menos competitiva y más sujeta a condiciones que, en lugar de mejorar la capacidad productiva de las empresas, las empeoran al convertirlas en crédito-dependientes.

 

 El sector financiero es esclavo de la paradoja que provoca el modo de operar de la banca contemporánea: el enorme poder acumulado en los últimos decenios le permitió imponer las políticas que han hecho que las economías dependan casi exclusivamente del motor de la deuda pero su dedicación al negocio especulativo y la debilidad que esa esas políticas generan en las economías producen, al mismo tiempo, escasez de crédito y una especie de síndrome de abstinencia financiera

 

 Un comportamiento de la banca que, para no provocar la paralización de las economías, requiere el empuje y la ayuda artificial y constante de los bancos centrales, a su vez, también desnaturalizados, pues de financiadores del sector público y supervisores estrictos del sector financiero han pasado a convertirse en una losa para los Estados y en mamporreros de la banca privada.

 

Lo que ocurrió en la crisis de 2008 y lo que estamos volviendo a ver que ocurre ahora, cuando es imprescindible que los gobiernos eviten la quiebra generalizada de docenas de miles de empresas a causa de una emergencia sanitaria, está bastante claro: sin la financiación que necesitan las empresas, los hogares y ahora con tanta urgencia los gobiernos, la economía se viene a pique y por eso debería considerarse al crédito como un servicio público esencial.

 

 No debería permitirse que quienes crean la riqueza y los ingresos, quienes soportan la economía con su capital y sus empresas, con su trabajo o con el esfuerzo de toda la sociedad, estén permanente al albur de ese parásito destructor de empresas y de negocios productivos en que se ha convertido la banca de nuestro tiempo.

 

Es imprescindible y algo que se podría conseguir fácilmente si hubiese voluntad política que el crédito esté garantizado para las empresas, los individuos y las administraciones públicas, sin intereses (aunque soportando lógicamente los costes necesarios para garantizarlo con eficacia y eficiencia) y en condiciones de acceso que sólo tuvieran que ver con criterios de estricta e independiente técnica financiera para garantizar la solvencia, la conveniencia y la sostenibilidad de las inversiones.

 

La consideración efectiva del crédito como un servicio público esencial es hoy día un requisito imprescindible para que las economías no sigan padeciendo crisis recurrentes y para salvar a miles de empresas y de negocios productivos. Para ello se requiere una banca muy diferente de la que estamos viendo que funciona hoy día, destructora de actividad económica y vida empresarial, pero quizá no muy diferente de la que ya existe en algunos lugares del mundo.

 

 En unas ocasiones como propiedad pública pero también como iniciativa privada, con fines de lucro incluso, o bajo la forma de cooperativas o de alternativas novedosas y descentralizadas muy exitosas.

 

Los gobiernos progresistas deberían de conducir de vez en cuando con las luces largas y contemplar la necesidad de hacer pedagogía y de promover, incentivar y ayudar al diseño y puesta en marcha de este nuevo tipo de iniciativas financieras y bancarias.

 

 Hay que ser muy ingenuo o para creer que la inversión multimillonaria que se va a realizar en los próximos años para salir de la crisis de la Covid-19 podrá llegar a buen puerto de la mano de un sector financiero y bancario como el que se está conformando en España y sin el concurso de nuevos tipos de fuentes de financiación y de empresas financieras.

 

 

 
 

'Salvar la Navidad': el error que puede llevar a una tercera ola.

 

   Unos niños jugando durante las vacaciones de Navidad.

  

En España, advierte Beatriz Asuar Gallego en Público, los políticos también tienen la Navidad en el punto de mira, aunque los expertos advierten de que se puede cometer el mismo error que en verano si se levantan demasiadas restricciones.

 

 “Este año, en la Navidad más atípica de las últimas décadas para Europa, no habrá grandes cenas familiares ni eventos multitudinarios como cabalgatas ni cotillones o fiestas.

 

 Ni siquiera se sabe si todas las familias podrán reencontrarse ya que hay comunidades autónomas como Catalunya que estudian mantener el confinamiento perimetral de la región al menos hasta principios de enero.

 

 En nuestro país se instauró el mensaje de 'salvar la Navidad' hace un mes por parte de las autoridades políticas. A día de hoy lo seguimos escuchando. 

 

“Se trata de salvar la Navidad”, dijo el presidente de Aragón, Javier Lambán, mientras el vicepresidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio Aguado, pidió hacer test de antígenos en las farmacias para trasladar ‘tranquilidad’ a la ciudadanía ante las reuniones que se celebran en estas fiestas. 

 

Muchos responsables autonómicos están posicionándose con declaraciones similares para salvar esta campaña con un mensaje que se resume en quedarse ahora en casa para consumir en unas semanas.  

 

“Lo cierto es que hay mucho riesgo de que con la campaña de Navidad repitamos el gran error del verano y que llevó a que España sufriera la segunda ola mucho antes que otros países europeos.

 

 La curva de contagios en nuestro país se está estabilizando, pero, como ha avisado el epidemiólogo y uno de los expertos principales sobre el coronavirus del Centro Europeo para el Control y Prevención de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés), Pasi Penttinen, España sigue estando ‘en medio del pico de la segunda ola’ y ‘las vacaciones de Navidad no pintan nada bien’.

 

Asuar insiste en que el miedo de que esto se repita está ahí porque los servicios de Salud Pública y de Atención Primaria siguen estando muy al límite.

 

 “El estudio de contactos y el acceso al sistema sanitario se han mostrado durante toda la pandemia como las herramientas más claras que las Administraciones deben garantizar para frenar al virus

 

. Y los mensajes de los políticos no son claros e incluso han sido demasiado esperanzadores sobre las fiestas navideñas”.

 

 

 

 

 


 

Algunos males de la economía española

 


 

El desplome que está sufriendo la economía del Estado español a lo largo de este año debido a la pandemia que sacude a todo el planeta era algo esperable y ha vuelto a demostrar que las políticas económicas basadas en la especulación y en la destrucción del tejido productivo de calidad no son sólidas, traen una economía más frágil, mayor precariedad laboral, falta de formación y la consiguiente ruina, con el agravante que la sufren los sectores más vulnerables de la sociedad.

 

Los males de la economía española se vienen arrastrando desde hace décadas. Nunca se han tomado medidas para corregir el rumbo y lo más grave es que cuando se producen crisis económicas, se siguen echando las manos a la cabeza, realizándose la eterna pregunta: ¿Cómo nos pueden pasar estas cosas?

 

La economía estatal si por algo se ha caracterizado es por sustentarse en tres pilares que son la antítesis de lo que debe de ser una economía que quiere desarrollarse bajo unas bases sólidas, bajo un modelo sostenible y alejada de cualquier tipo de modelo especulativo.

 

 Esos tres pilares nefastos son las subvenciones al sector agrario (sector primario), la construcción (sector secundario) y el turismo (sector terciario). Siendo estos tres sectores los cimientos de la economía del Estado español, el tejido productivo cada vez es de peor calidad y más vulnerable.

 

Tenemos un sector primario que vive preferentemente de las ayudas que llegan de Europa, a través de la PAC. Ayudas que son una mina de oro para los grandes latifundistas, grandes explotaciones agropecuarias e industria agroalimentaria, pero que en el caso del pequeño agricultor y ganadero sólo sirven para seguir agonizando.

 

 Es preocupante que sea un sector que cada vez tiene menos peso específico. A ello hay que añadir dos agravantes. 

 

El primero es que al irse cerrando un gran número de pequeñas y medianas explotaciones agropecuarias, afecta de forma directa y negativa en el mantenimiento del medio rural y el segundo agravantes es que mucho del empleo que se genera en el entorno de la agricultura es pura economía sumergida.

 

 Es un sector que vive del dinero que llega de Bruselas, hasta que llegue un día en el que todo esto se acabe, como ocurrió con los Fondos de Cohesión de la UE.

 

Por lo que respecta al segundo pilar, la construcción, poco o nada habría que decir, al estar muy reciente, todo lo vivido las dos últimas décadas. La crisis de 2008 debía de haber servido para que no se volviera a caer en los mismos errores, pero el capitalismo es un sistema que tiene por norma la generación de beneficios en el menor plazo posible, con el menor coste para el inversor capitalista. 

 

Esto lleva a que el sector del ladrillo vuelve por sus fueros, con la aquiescencia de las administraciones públicas y en muchos casos con su apoyo directo. Las instituciones anteponen las grandes operaciones inmobiliarias especulativas a las necesidades de la sociedad, sin reparar los daños urbanísticos y medioambientales.

 

 Hemos visto como han promovido proyectos faraónicos que carecían de toda lógica y su hipotética rentabilidad nunca ha revertido al conjunto de la sociedad, con el agravante que si en un futuro esos megaproyectos de iniciativa privada no son rentables, suele llegar el Estado para rescatar a los grandes especuladores que los han llevado a cabo.

 

El tercer pilar, que es sobre que el que me quiero centrar, es el sector del turismo, dentro del marco amplio del sector servicios en el que se engloba. Para ello, es imprescindible retroceder en el tiempo a junio de 1985, momento en el que el Estado español firma la carta de adhesión a la CEE. 

 

El relato oficial es un cuento de hadas en el que se resalta el logro de entrar a formar parte de ese club de la Europa próspera y moderna, después de muchos años de intentos frustrados, pero para estar en ese club tan selecto hubo que pagar un peaje que se tradujo en un ajuste en todos los sectores productivos: agricultura, ganadería, pesca, siderometalúrgica, industria naval, etc.

 

 Se terminaba más rápido preguntándose qué sector se había salvado del tijeretazo.

 

 Y efectivamente, hubo uno que salió indemne: el turismo y todo los relacionado con los servicios, porque los que mandaban en la CEE decidieron que el Estado español tenía que cumplir el roll de ser la playa de Europa. El lugar donde los habitantes de los países ricos del continente pudieran disfrutar de sus vacaciones a unos precios muy baratos sin tener que realizar grandes desplazamientos.

 

En la década de los ochenta el Estado español inició varios procesos mal llamados de reconversión industrial en los sectores más estratégicos. Destrucción de la industria minera, naval, siderometalúrgica, casi desaparición de la mayor flota pesquera de todo Europa, etc…, para pasar a convertirse en un país de servicios, porque la palabra reconversión fue un puro eufemismo.

 

 Sencillamente fueron procesos de destrucción de tejido productivo sin ninguna alternativa a cambio. Esos procesos de desmontaje del tejido industrial han continuado en el tiempo, agravados por el proceso de globalización de la economía y de deslocalización de muchas empresas.

 

Todo este proceso de transformación que se ha realizado en varias décadas ha traído un monocultivo del turismo, convirtiéndolo en la mayor fuente de ingresos procedente del extranjero o, dicho de otro modo, la mayor parte de las divisas que entran en el Estado español son gracias al turismo extranjero.

 

La industria del turismo ha tenido unos efectos perniciosos para la población en general, independientemente que esta actividad se haya dado en zonas de litoral como en ciudades del interior. 

 

El turismo se ha abastecido de un empleo de baja calidad y gran temporalidad. La cualificación de los trabajadores del sector servicios y del turismo en particular es mucho más baja que cualquier trabajador del sector industrial, pues los costes de esa formación son menores en los trabajadores de la industria del turismo.

 

 La filosofía del capitalismo especulador es sencilla, es más barato formar a un camarero que formar a un tornero o a un fresador, entre otras cosas porque al primero no se le forma, lo ponen detrás de una barra y le dicen que empiece a poner cañas que la formación la irá cogiendo sobre la marcha.

 

 Todo ello unido a la temporalidad hace que el sector servicios en general y el turismo en particular sea una industria de mala calidad para una economía, que genera muy poco valor añadido, pero de mayor facilidad para el enriquecimiento de las grandes empresas del sector.

 

 El Estado español prefirió sacrificar a sectores estratégicos de su tejido productivo, para vivir del turismo y en situaciones como las actuales estamos viviendo cuáles son las consecuencias.

 

En muchas partes del Estado, pero sobre todo en las zonas de litoral, han proliferado una cantidad ingente de hormigón para dar cabida a todo el aluvión de turistas que venían buscando sol y playa. Para ayudar a todo esto el sector especulador por antonomasia, la construcción, siempre ha sido el aliado perfecto. La actividad turística ha servido para retroalimentar a los reyes de la especulación del ladrillo.

 

El boom del turismo en las últimas décadas generó la proliferación de complejos turísticos que en muchos casos no respetaban la legislación urbanística ni la Ley de Costas, pero había barra libre y con la excusa de que el turismo era la gallina de los huevos de oro se miraba para otro lado. La proliferación de megaproyectos, como Marina d´Ors, el Algarrobico, son un botón de muestra de las barbaridades que se han realizado a lo largo del litoral. Pero en las zonas del interior también se han dado procesos similares.

 

 La proliferación de hoteles, lugares de ocio y negocios hosteleros ha sido una constante. Sólo hay que ver la transformación que han tenido todas las ciudades del Estado español, en las que el incremento de este tipo de negocio ha sido de forma exponencial. Por suerte, algunos se quedaron en meros proyectos megalómanos que sirvieron para llenar titulares de prensa, como el intento de instalar un Eurovegas en la Comunidad de Madrid con el apoyo entusiasta de Esperanza Aguirre.

 

Esta locura de desarrollo de la industria turística, unida a grandes operaciones inmobiliarias, demuestra que en ningún momento ha existido una planificación en la que se apostase por un turismo sostenible y de calidad. El crecimiento desbocado ha contribuido a incrementar una serie de problemas estructurales ya existentes y esta dinámica de fomentarlo a lo largo del tiempo ha traído consigo un incremento en los precios que ha repercutido de forma negativa en el ciudadano de a pie, al haber generado en muchos momentos una inflación en todas las zonas donde ha habido una avalancha de turismo.

 

No escapa a nadie la proliferación de negocios de hostelería que ha habido en muchas ciudades y pueblos. La gran mayoría de los locales que albergaban negocios tradicionales y que echaban el cierre, casi automáticamente pasaban a convertirse en algún negocio relacionado con la hostelería.

 

 La lectura que se podía hacer es que era la alternativa recurrente y fácil. Las cadenas de restauración se extendieron como una mancha de aceite, al igual que las de comida rápida y muchas personas que no tenían otra salida laboral optaron por crear algún negocio relacionado con la hosteleria.

 

Pues bien, con la llegada de esta pandemia todo este castillo de naipes que es la economía española se ha venido de forma brusca al suelo y ha traído consigo una caída de la economía sin precedentes.

 

En la primera ola de la pandemia y confinamiento que se vivió en todos los países europeos quedó en evidencia que en Europa cada vez se produce menos, y en el Estado español poco o nada. Existe una dependencia total y absoluta de países situados a muchos kilómetros de distancia para el suministro de todo tipo de productos, sobre todo manufacturados.

 

 La pandemia nos ha mostrado que el déficit productivo existente es uno de los mayores peligros. La deslocalización que han llevado a cabo muchas empresas con el objetivo de abaratar los costes y engordar aún más la cuenta de resultados de sus empresas con el beneplácito de los gobiernos de turno nos han abocado a esta situación. 

 

Hemos visto como para comprar mascarillas, respiradores u otros productos sanitarios las diferentes administraciones se han tenido que lanzar al mercado internacional y no precisamente al mercado europeo. Se han tenido que ir, nada más ni nada menos, que a otros continentes con los sobrecostes añadidos que han generado.

 

Ahora nos encontramos en la segunda oleada de la pandemia y casi todos los países de Europa están adoptando medidas mucho más drásticas que en el Estado español. Por donde han empezado ha sido por el cierre de la hostelería. No han dudado a la hora tomar una decisión de este calibre. Los gobiernos europeos están mirando por la salud de sus ciudadanos y estados, como Francia, que reciben un gran número de visitantes extranjeros, no han dudado en sacrificar la hostelería, un sector más proclive a la expansión del virus.

 

 En cambio, en el Estado español con muchos más contagios que en el resto de Europa las medidas restrictivas en este sector son mucho más pequeñas. La explicación es sencilla. Hay auténtico pavor a que el sector servicios caiga definitivamente, sin olvidar que durante esta segunda ola la actividad de este sector se está sosteniendo gracias al consumo interno, porque a día de hoy, si exceptuamos Canarias, el turismo extranjero en el Estado español ha desaparecido casi en su totalidad.

 

Esta visión tan diferente entre las medidas adoptadas por la mayor parte de los estados europeos y el Estado español se debe a que en los países de Europa la dependencia que tienen sus economías del turismo es mucho menor que la que se da en el Estado español y para esos países el coste que les puede suponer la ayuda a la hostelería es sensiblemente menor que lo que le supondría al Estado español. Eso les permite poder adoptar medidas de este calibre, porque ni sus tejidos industriales ni sus economías se paralizan. Tienen músculo para seguir generando riqueza.

 

En la situación actual, con la desaparición total del turismo extranjero y, por tanto, del ingreso de las divisas que generaban, la hostelería que permanece abierta está viviendo del consumo interno, que no es desdeñable, pero no puede suplir al gasto que realiza el turismo extranjero y el dinero que ingresan no deja de ser producto del consumo interno. Dinero que cambia de manos entre personas del mismo Estado que no sirve para incrementar la riqueza de un país.

 

Ahora bien, el Estado que ha rescatado bancos, líneas aéreas y grandes empresas del sector privado tiene la obligación de ayudar a los pequeños negocios de hostelería que se ven abocados a la ruina, porque es lo único que tienen. En algunas CCAA se está viviendo un segundo confinamiento con el cierre de todos los negocios pequeños y necesitan una respuesta urgente.

 

Revertir este modelo económico es imposible que se pueda hacer de la noche a la mañana porque ello conlleva un trabajo de años, pero no se puede esperar más para poner los mimbres necesarios para cambiar el modelo productivo y cada día que pasa es una oportunidad perdida. Este reto debería de ir de la mano de políticas medioambientales, fundamentales para crear industrias que no dañen el planeta y con políticas que sirvan para revertir el desequilibrio existente entre las grandes ciudades y el mundo rural.

 

 Esta crisis sanitaria nos ha enseñado que la forma de vida de las grandes ciudades no ayuda en absoluto en situaciones como las que estamos viviendo. Y todo esto pasa por entender la economía de forma absolutamente diferente a como se ha hecho hasta ahora. Pasa por cambiar el modelo productivo y para ello el Estado tiene que liderar las iniciativas necesarias para impulsar esta transformación. No puede depender de la iniciativa privada, que tiene su mira puesta en la rentabilidad a corto plazo.

 

Es el Estado el que tiene que poner las bases para cambiar el concepto de la economía actual y formar desde abajo a las nuevas generaciones en profesiones de calidad que reporten tanto al trabajador como al conjunto de la sociedad para enterrar lo existente. Cualquier demora en adoptar medidas de calado para transformar la situación contribuirá al hundimiento de la economía española y a acrecentar todo tipo de desigualdades socioeconómicas.

 

 

 

 

Trump contra los médicos cubanos

 

 

 

Los senadores cubanoestadounidenses Marco Rubio y Robert Menéndez despliegan nuevas siniestras aventuras contra su país de origen. Vividores perennes de la industria anticastrista, proponen leyes contra la cooperación médica cubana e impulsan, con fondos federales, una campaña para brindar una imagen falsa y grotesca de ella como vulgar trata de personas y productora de fondos para “engrosar las arcas del Estado”. 

 

Un objetivo importante que persiguen es intensificar la campaña en el seno de la ONU y en Europa para impedir la concesión del Premio Nobel a las brigadas médicas cubanas Henry Reeve, propuesta de cientos de personalidades e organizaciones sociales y humanitarias que cuenta ya con el apoyo de decenas de miles de firmas en el mundo, incluyendo Estados Unidos.

 

 El contexto político que hace posible y estimula estas acciones es el recrudecimiento del bloqueo a Cuba por el gobierno de Donald Trump a niveles de asfixia sin precedente.

 

Esa política se ha llevado a los extremos mas crueles durante la pandemia de la Covid-19 e incluye un grado insólito de persecución a la cooperación médica cubana en el mundo, descaradas presiones a muchos gobiernos para que prescindan de ella y la expulsión de Brasil, Bolivia y Ecuador de miles de trabajadores de la salud de la isla. 

 

Ello implicó un golpe considerable a la economía de Cuba, ya que que la exportación de servicios médicos constituye su primera fuente de ingresos. Pero, sobre todo, produjo un sensible y abrupto deterioro de la situación sanitaria de los tres países e hizo que sus frágiles sistemas de salud pública se debilitaran en grado sumo vísperas de la llegada a América Latina y el Caribe del nuevo coronavirus.

 

 El drástico agravamiento del cuadro sanitario y epidemiológico suramericano a consecuencia de la brutal política de Trump contra la asistencia médica cubana, su hostigamiento a la Organización Panamericana de la Salud, su actitud negacionista del virus y de la ciencia e incluso su recomendación de dudosos remedios para la enfermedad ha tenido tal relevancia que mereció un extenso artículo de The New York Times titulado “Donald Trump y Jair Bolsonaro debilitaron las defensas sanitarias de América Latina contra la Covid -19”.

 

 La nota del diario neoyorquino, que nadie en su sano juicio calificaría de amistoso con Cuba, realiza esta afirmación casi al inicio: “Trump y Bolsonaro expulsaron 10 000 médicos y enfermeros cubanos de diversas zonas empobrecidas de Brasil, Ecuador, Bolivia y El Salvador. Muchos se marcharon, sin ser reemplazados, solo meses antes de que llegara la pandemia”. 

 

Más adelante continúa: “Luego, ambos líderes atacaron al organismo internacional más capacitado para combatir el virus, la Organización Panamericana de la Salud (OPS), citando su participación en el programa médico cubano. Con la ayuda de Bolsonaro, Trump casi lleva a la bancarrota a la agencia al retener los fondos prometidos en el momento más álgido del brote, en una medida que no había sido revelada anteriormente”.

 

“El gobierno de Trump sigue presionando a otros países para que expulsen a los médicos cubanos. Durante este verano, una organización de Estados caribeños(se refiere a la CARICOM, de la que son miembros 15 Estados del Caribe y 5 territorios miembros asociados) condenó a la Casa Blanca por amenazar con poner en una “lista negra” a quienes se niegan a hacer eso”, añade. 

 

Conviene recordar que los sistemas de salud de esos Estados se han construido con una importante participación de Cuba, que, además, ha formado gran parte de su personal sanitario. 

 

Como parte importante de esas acciones, La Habana mantiene gratuitamente una potente brigada médica en Haití desde 1998, que ha sido decisiva en elevar los índices de salud del país protagonista de la primera revolución antiesclavista triunfante de la historia, en el auxilio a las víctimas de huracanes y del terremoto de 2010 y en el combate a la epidemia de cólera del mismo año. 

 

El personal médico y de enfermería cubano fue reforzado en esos Estados durante la pandemia como parte de las 52 brigadas que, procedentes de la mayor de las Antillas, han enfrentado al coronavirus en los últimos meses, con aproximadamente 3 mil miembros, en decenas de países de África, Asia, Europa, Medio Oriente y Oceanía. 

 

Los trumpistas están furiosos con el reconocimiento internacional que han ganado la medicina y la biotecnología cubanas, aumentado con la experiencia de la covid-19, y rabian por el éxito obtenido por la isla en el enfrentamiento a la pandemia, con una de las más bajas tasas de infección y letalidad entre muchos países. No se diga en comparación con Estados Unidos, Brasil, Perú, Chile, Bolivia, Colombia y los países europeos.

 

Trump, pese al pataleo, saldrá de la Casa Blanca, pero se queda al frente de ese horror fascistoide que es el trumpismo. Y queda la mafia cubanoestadunidense, que aunque comulga ideológicamente con aquel, ahora corre a rendir pleitesía a Biden para salvar los millonarios fondos que les proporciona el presupuesto federal para luchar por la “democracia” en Cuba.

 

 

 
 
  
 

 

domingo, 15 de noviembre de 2020

El poder de la música puede ser tan inmenso que es capaz de ayudar a alguien enfermo de alzhéimer a revivir momentos del pasado

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 Primera Bailarina - Ballet en Nueva York - Años 60 - Música para Despertar
 
 

El poder de la música puede ser tan inmenso que es capaz de ayudar a alguien enfermo de alzhéimer a revivir momentos del pasado que parecían haber desaparecido de la memoria para siempre.

 

 Es lo que sucedió con Marta C. González, la primera bailarina del Ballet de Nueva York en los años 60 y que, en sus últimos años de vida, la enfermedad de Alzheimer le había ido borrando poco a poco todos sus recuerdos. 

 

Volver a escuchar y sentir “El lago de los Cisnes” de Tchaikovsky obra el milagro de revivirla. El poder de la música es inmensurable.

 

 
¿Te unes al movimiento? www.musicaparadespertar.org Primera Bailarina de Ballet en Nueva York en los años 60.
 
 
De los momentos más impresionantes que hemos vivido desde Música para Despertar. 
 
 
Poder escuchar esta inmensa obra de Arte junto a una persona que la bailó y fue parte fundamental en su Historia. 
 
 
El poder de la Música es inmensurable. Podéis ayudarnos desde www.musicaparadespertar.org/donar Música y Amor para convivir con el #Alzheimer
 
 
Vuelve a escuchar y sentir El lago de los Cisnes de #Tchaikovsky Gracias a la Residencia Muro de Alcoy por abrirnos sus puertas y sus corazones. Experiencias inolvidables de vida, y tanto por aprender... de nuestras Sabias y Sabios.
 
 
 La inmensa Marta C. González Saldaña (Marta Cinta), que en Paz Descanse. Fundo y dirigió su conjunto propio de ballet en Nueva York llamado "Rosamunda", siendo primera bailarina, coreógrafa y directora del mismo. 
 
 
Aparece en el video junto a Marta, Pepe Olmedo, Psicólogo, Musicoterapeuta y Guitarrista de la banda SoundBay, Director y Fundador de Música para Despertar. Imágenes grabadas en 2019, en Valencia. 
 
 
 
 

 

Siempre con el Pueblo saharaui

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El presidente de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) y líder del Frente Polisario, Brahim Gali, publicó ayer un decreto presidencial en el que anunciaba el fin del compromiso con el alto el fuego firmado entre el Frente Polisario y Marruecos hace casi 30 años. 

 

El decreto ordena a la Autoridad de Seguridad Nacional, encabezada por el primer ministro, Mohamed Luali Akeik, «tomar medidas relacionadas con la implementación de los requisitos de estado de guerra con respecto a la gestión y administración de las instituciones y organismos nacionales y garantizar la regularidad de los servicios a la población«.

 

Vaya por delante mi total apoyo y solidaridad con el Pueblo saharaui. Dicho lo cual, se ha de tener claro que, con el ataque a civiles saharauis en el Garguerat, el opresor reino de Marruecos ha socavado el alto al fuego. Por ello El Polisario y la RASD han pedido a la ONU y a la Unión Africana que detengan la brutal agresión marroquí. Cabe recordar que el Frente Polisario y Marruecos se comprometieron en 1991 a celebrar un referéndum de autodeterminación que ha sido impedido debido a disputas sobre el censo para la votación.

 

 En esto, Marruecos es idéntico a «Marca España» en varios aspectos: En primer lugar, son dos reinos cuya jefatura del Estado recae en familias dinásticas y no electas. En segundo lugar, son dos países que raramente cumplen su palabra a costa de estar bajo la lupa de la Comunidad internacional por lo que carecen de credibilidad alguna. Por último, una serie de intereses geo-políticos y económicos les hace dos Estados que se llevan mucho mejor que lo que intentan hacer ver a sus respectivos súbditos.

  

Aquél cutre teatrillo de Federico Trillo y su «al alba y con tiempo duro de levante…» para desalojar a un anciano pastor marroquí y sus 43 cabras del peñasco de Perejil, y aquélla ridícula puesta en escena de los aspirantes a Marines «Marca España» izando la rojigualda en plan Iwo Jima, no fue otra cosa más que hacer -de nuevo- a lo que nos tienen acostumbrados los españoles: El ridículo y el paripé.

 

De hecho, Marruecos jamás ha dejado de reclamar Ceuta y Melilla (así como el resto de «Plazas de Soberanía»). De hecho, cuando el Borbón fugado fue a la ONU para reclamar la «españolidad» de Gibraltar alegando ser una «anacrónica colonia británica«, le faltaron segundos al embajador alauita para recordar al heredero de Franco que «Marca España» también dispone de «anacrónicas colonias» en lo que él denominó «sagrada tierra del Reino Alauita de Marruecos«.

 

 Por aquél entonces, el Borbón emirato estaba bastante comedido y no era tan «campechano«, por lo que ni se le pasó por la cabeza soltar un «por qué no te callas» o cualquier otra boutade similar. Además, no iba a contrariar a su «primo» Hassan II, así que, sencillamente, se la endiñó. 

 

Y menos mal que no le citó el entonces Sáhara Occidental porque, de la misma, se lo traga la tierra. y es que no hay que olvidar que el propio Borbón, haciendo gala de la cobardía familiar de su estirpe, viendo «aquello» de la Marcha Verde, no quería problemas y «cedió» la soberanía saharuai a Marruecos.

 

    

Dicho en otras palabras, hizo algo tan típicamente español como traicionar a sus colonos. Además, qué coño, el no había llegado a «Marca España» para arreglar problemas sino para amasar dinero (según parece, de forma irregular).

 

Sigamos recordando como la antigua colonia española del Sáhara fue ocupada en 1975 por Marruecos y Mauritania tras los Acuerdos Tripartitos, firmados el 14 de noviembre de 1975, que cedían la soberanía del Sáhara español a estos dos países. Tras una breve guerra, el Frente Polisario expulsó a Mauritania y firmó la paz y el reconocimiento mutuo con sus milicias a las puertas de Nuakchot, pero Marruecos consolidó su control sobre el territorio y miles de saharauis huyeron de la salvaje represión.

 

En 1991 se firmó el citado alto el fuego entre ambas partes, que se comprometían a la celebración de un referéndum de autodeterminación organizado por la Misión de Naciones Unidas para el Referéndum en el Sáhara Occidental (MINURSO) pero, desde entonces, las disputas sobre el censo para la votación -Marruecos quiere que voten los colonos marroquíes- han impedido la consulta. Ahora 140.000 refugiados saharauis viven en los campamentos de Tinduf (Argelia).

 

Todo esto nos recuerda mucho a la insistencia (por la fuerza) israelí cuando pretende que sus colonos voten en las elecciones palestinas. En este caso, los saharauis consideran que la persistencia de la ocupación marroquí se explica por una flagrante complicidad dentro del Consejo de Seguridad de la ONU, claramente contraria a la legalidad internacional. 

 

Asimismo, la incapacidad de Naciones Unidas por la obstrucción dentro del Consejo de Seguridad ha impedido que la fuerza correspondiente de la ONU, (la MINURSO), cumpliera la misión para la que fue creada.

 

En definitiva, tras veintinueve años de espera han empujado al Pueblo saharaui a perder la confianza en Naciones Unidas y en su Misión ya que Marruecos no es obligado a respetar el acuerdo concertado con los saharauis.

 

 De hecho siguen sin hacer absolutamente nada. Un ejemplo lo vimos ayer mismo cuando el secretario general de la ONU, António Guterres, solo difunde humo: «la profunda preocupación de Naciones Unidas por las consecuencias de la tensa situación en la región de El Guerguerat sobre el futuro del proceso de paz patrocinado por las la ONU en el Sáhara Occidental«. Lo dicho: Humo. Humo… Nada.

 

Pues, hala!!! Todas y todos los españoles que creen en esa anacrónica institución de la monarquía, el cobarde fugado y el actual «Preparao» ya están tardando en ir a arreglar de una vez el desaguisado y la chapuza (el «marrón«) que dejaron el Sáhara… Que hablen con su «primo» o que hagan algo porque se va a montar una buena.

 

 

 

Por otra parte, también es cierto que estamos hablando de Borbones, de sus «primos» marroquíes (similar banda pero con chilaba) y de «Marca España» por lo que mucho me temo que van a hacer con aquélla «Provincia» que abandonaron y traicionaron lo mismo que entonces: Mirar para otro lado.

 

Muy Borbón. Muy «Marca España«. Muy cobarde…

 

Gora Sahara Askatuta!
Viva el Sáhara libre!
تحيا الصحراء الحرة!