domingo, 15 de noviembre de 2020

En medio del esperpento generalizado, Trump se resiste a irse de la Casa Blanca.

 

Biden y Trump cada vez más distantes en sus discursos.

 

Mientras Joe Biden, el nuevo presidente electo de los Estados Unidos, se plantea iniciar el cierre de la política republicana en una serie de retos y frentes abiertos, la Administración de Trump, sin reconocer al recién elegido presidente, intenta aferrarse a su poder. Trump sigue siendo el presidente del país hasta el 20 de enero, en que debería producirse el relevo entre ambos mandatarios. Son más de dos meses en los que Trump se empeña ciegamente en impugnar los comicios. Tiempo en que incluso incluso bloquea los mensajes que los líderes mundiales le están enviado a Joe Biden, el nuevo presidente electo. 

 

El pasado miércoles, la cadena de televisión CNN informaba de que el Departamento de Estado se negaba a entregar a Biden y a su equipo docenas de mensajes enviados por líderes y jefes de Estado extranjeros.  La administración Trump le ha negado a Bilden el acceso a los fondos, la información y los contactos necesarios para comenzar ordenadamente esa tarea. Y, en diferentes Estados, ha presentado demandas en disputa por el conteo de votos, alegando un supuesto fraude electoral generalizado, sin ninguna evidencia que lo demuestre.

 

 Para ganar las elecciones en los tribunales, Trump debería darle la vuelta al escrutinio en Pensilvania, Georgia y Nevada o Arizona, en los que Biden ya ha sido declarado ganador o lidera el escrutinio de forma clara. Según los últimos conteos, Biden cuenta con 290 delegados en el colegio electoral, por encima de la cifra mágica de 270 que otorga la victoria, mientras que Trump solo alcanza 217 y no muestra el mínimo gesto para normalizar el relevo.

 

 
Rudy Giuliani, abogado personal de Donald Trump.

 

 

En una conferencia de prensa, Rudy Giuliani, ex gobernador de Nueva York y abogado personal de Donald Trump, al enterarse de que los canales televisivos otorgaban la mayoría a Joe Biden, que sería el ganador de las elecciones, preguntó, medio indignado: “¿Quién declaró el resultado? ¡Dios mío, todos los canales! […] Los canales no pueden decidir las elecciones”. Sus expresiones en tono burlesco se volvieron virales, poniendo de manifiesto el esperpento aparecido en los Estados Unidos.

 

 Poco después, el abogado añadía sin ningún rubor que Donald Trump “no va a ceder la Presidencia”, según informaba el medio VTV Canal 8, porque, como explicaría posteriormente en Fox News, la cadena conservadora, “hay pruebas contundentes de fraude, al menos en 3 ó 4 estados, y posiblemente en 10”. 

 

A partir de estas declaraciones Giuliani, el “abogado maravilloso” de Trump, anunció que entablaría demandas en estos estados. Y la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Kayleigh McEnany, repetía la negativa del presidente de aceptar la derrota en las elecciones y redoblaba las acusaciones de fraude electoral, de las que no presentó prueba alguna. La portavoz insistió en que los republicanos quieren “que se cuente cada voto legal y que se descarte cada voto ilegal”, lo que llevó a la cadena Fox News a dejar de emitir la rueda de prensa. La decisión de cortar la emisión fue del presentador, no de los altos mandos, según el Washington Post, que cita a personas familiarizadas con el programa.

 

 Una decisión que volvió a poner el foco sobre Fox News, propiedad del magnate Rupert Murdoch, tras una semana en la que tomaba distancia de Trump. En gran medida, el canal de noticias trataba con prudencia las denuncias de fraude electoral masivo mantenidas por el mandatario sin aportar pruebas. Dos días antes, el editor de política de Fox News, Chris Stirewalt, también se pronunció sobre las afirmaciones infundadas de la campaña de Trump. “Demandas –dijo Stirewalt– de las que todavía no hemos visto ninguna prueba de que haya algo mal”. 

 

 
La cadena conservadora Fox News da la espalda a Trump

 

La decisión de Fox desató la furia de Trump, según recogió The New York Times, que describió cómo la noticia cayó como un auténtico jarro de agua fría en la Casa Blanca, donde el ambiente era optimista después de que Florida se tiñera de rojo. “Fue una noche de llamadas airadas de Trump a los gobernadores republicanos”, cuenta el medio estadounidense, según el cual Jared Kushner, yerno del presidente y asesor principal, también estuvo en contacto con Murdoch, el dueño de Fox News, durante el transcurso de la noche. 

 

Lejos de ceder a la presión de los asesores de Trump, la cadena se mantuvo firme en su decisión sobre Arizona y refutó la insistencia del equipo del presidente. Arnon Mishkin, analista y responsable de la mesa de decisiones de Fox News, defendió en una conexión con el equipo de presentadores que estaba “absolutamente seguro” sobre el anuncio. Tras Fox, Associated Press –estándar del recuento en el país– también adjudicó Arizona a Biden, mientras otros medios como The New York Times y CNN no declararon un vencedor debido a los votos por correo que quedaban por contar.

 

 La cadena conservadora también fue crítica con el discurso de Trump cuando, aprovechando la incertidumbre en plena noche electoral, salió sin pruebas a decir a la prensa que las elecciones eran un “fraude”, se presentó como ganador y aseguró que iría al Tribunal Supremo para revocar su derrota. “Estamos ganando todo. 

 

Esto es un récord, no ha habido nada igual”, mantuvo Trump. Chris Wallace, moderador del primer debate presidencial y periodista de Fox News conocido por sus entrevistas, comentó: “Esta es una situación extremadamente inflamable y el presidente acaba de lanzar una cerilla sobre ella”.

 

 Desde entonces, el canal fue objeto de ataques de los fervientes seguidores de Trump, quienes vieron la negativa de Fox a distorsionar la verdad sobre las elecciones como una traición. “Fox es una mierda” y “Fox, una vergüenza” fueron algunas de las consignas coreadas por los partidarios de Trump. En las redes sociales, algunos de sus seguidores escribieron que creían que varios reporteros de Fox se habían vuelto “completamente izquierdistas”.

 

 En Twitter, los simpatizantes del presidente calificaron a Fox News como “fake news” (noticias falsas). Y la cadena fue igualmente criticada por una flotilla de medios más pequeños pro-Trump.

 

 
Trump, contra la cadena Fox News.

 

El sábado, 31 de octubre, día en el que se declaró finalmente la victoria de Biden, la cadena contó con un desfile de invitados, incluidos republicanos prominentes como Karl Rove, aislando, según The Guardian, aún más al presidente y sus partidarios. No obstante, no hubo una completa unanimidad en los contenidos emitidos por la cadena. El miércoles, 4 de noviembre, Ingraham afirmó que los demócratas estaban tratando de “destruir la integridad” del proceso electoral “con estos esfuerzos de registro por correo”. 

 

Y el presentador, Sean Hannity, aunque no llegó a respaldar las afirmaciones de Trump sobre un presunto fraude en las elecciones, sí expresó sus dudas sobre la votación. Jeffrey McCall, profesor de comunicación de la Universidad DePauw (Indiana), sostuvo en declaraciones a la agencia AFP que Fox News siempre ha tenido dos caras: por un lado, presentadores estrella, más editorialistas que periodistas y ultraconservadores, y por otro, una redacción más moderada. 

 

A su juicio, el tratamiento de las elecciones estos últimos días y el anuncio de la victoria de Biden en Arizona indicaban “los esfuerzos de Fox News para funcionar de manera tan independiente como sea posible de los editorialistas”. Trump ya llevaba meses manteniendo una relación pública de amor y odio con Fox News. El presidente veía la cadena con frecuencia, tuiteaba vídeos de sus programas, participaba en algunos de ellos y elogiaba a algunos de sus presentadores. 

 

Sin embargo, se sentía cada vez más frustrado con el canal de noticias, cuestionando algunas de sus decisiones, arremetiendo contra Wallace por su papel en el primer debate, y quejándose de que la cadena no era tan favorable para él como lo era cuando se postuló por primera vez para el cargo. Y, mientras afrontaba su salida de la Casa Blanca, Trump juraba vengarse de la cadena que impulsó su carrera política, según asesores cercanos citados por el Washington Post, “quizás atacando públicamente a Fox o socavando su modelo de negocio al apoyar a la competencia”, de acuerdo con el medio estadounidense.

 

 

Trump se defiende con uñas y dientes. 

 

 

Ante la inminente victoria de Joe Biden, candidato demócrata, Trump, candidato republicano, siguió insistiendo en que el proceso electoral era “un fraude” y, pese a no tener prueba de ello, pidió paralizar el recuento de votos. Otras cadenas estadounidenses, como CBS, NBC o ABC, cortaron también la emisión del discurso de Donald Trump en el que acusó de “fraude electoral” y “corrupción”. 

 

El candidato republicano apuntó que, si se cuentan “los votos legales”, él ganaría las elecciones, pero, si se cuentan “los ilegales”, vencería el candidato demócrata. Fue entonces cuando varias televisiones decidieron dejar de emitir su discurso. “Nos vemos nuevamente en la posición inusual de no solo interrumpir al presidente de Estados Unidos, sino también de corregirle”, señaló Brian Williams, presentador en 'MSNBC', apuntando que las declaraciones del republicano “son falsas”. 

 

Terry Moran, periodista de 'ABC News' recordó que “esto no es un reality de televisión, sino unas elecciones estadounidenses”. Y exigió que, para hacer este tipo de acusaciones, se “necesitan evidencias”. Por su parte, Fox News, llegó a desmentir las palabras del actual presidente y apuntó: “No hemos visto nada que constituya un fraude o un abuso del sistema”. 

 

Los medios no fueron los únicos que trataron de frenar el discurso de Trump, también lo hicieron las redes sociales. Y, en no pocas publicaciones del presidente, apareció el siguiente mensaje: “Alguna parte o todo el contenido compartido en este Tweet ha sido objetado y puede ser engañoso respecto de cómo participar en una elección u otro proceso cívico”.

 

 
Kamala Harris y Joe Biden, en su discurso como nuevo equipo presidencial electo.

 

Al contrario de Trump, la historia de Biden parece más coherente. Comenzó a implicarse en política a los 29 años, cuando tomó posesión de su escaño en el Capitolio. A punto de cumplir los 78, el sustituto de Trump se convierte en el presidente más anciano de la historia de EE.UU. Pero el demócrata no llega solo. 

 

Con él llega la senadora Kamala Harris, de 56 años, exfiscal general de California, la primera negra y primera persona de origen asiático en ser elegida vicepresidenta. “Puede que sea la primera mujer en ocupar este cargo, pero no seré la última.

 

 Porque todas las niñas que están viéndome esta noche ven que este es un país de posibilidades”, proclamó Harris en su discurso de presentación de Biden, al que elogió como una persona “con un gran corazón” capaz de “sanar” a un país en duelo y dividido.

 

 Hija de un inmigrante de Jamaica, economista, y de una bióloga llegada de India, Harris comenzó su intervención rindiendo homenaje al desaparecido congresista John Lewis. “Él decía que la democracia no es un estado, es un acto, que solo es tan fuerte como nuestra voluntad para luchar por ella”, recordó la vicepresidenta electa. 

 

Vestida con un traje de chaqueta de blanco en honor a las sufragistas que hace 100 años lograron la aprobación del sufragio femenino en Estados Unidos, Harris rindió homenaje a todas las mujeres, en especial a las afroamericanas y a su desaparecida madre, que allanaron su camino hasta llegar a este día.

 

 

 Primeras prioridades de Biden y Harris.

 

Tras los fuegos artificiales y las celebraciones pertinentes, Biden y Harris se han puesto de inmediato a trabajar, poniendo en marcha la transición, lo acepte o no Trump. El presidente electo formó un grupo de trabajo sobre la pandemia del coronavirus para empezar a perfilar una estrategia nacional.

 

 Ante la amenaza del Covid-19, que ya se ha cobrado la vida de más de 235.000 estadounidenses, Trump ha sido incapaz de ponerse de acuerdo sobre cómo buscar un equilibrio entre las consideraciones de salud pública y la necesidad de mantener funcionando la economía. 

 

En cambio, para Biden esta es la primera gran tarea del 46º presidente de EE.UU. “Me presenté para el cargo para restaurar el alma de América, reconstruir la espina dorsal de esta nación, hacer que EE.UU. vuelva a ser respetada en el mundo y unirnos como nación”, explicó Biden. “Tenemos que dejar de tratar a nuestros oponentes como enemigos. 

 

No son nuestros enemigos. Son americanos”, insistió, evitando polemizar o citar directamente a Trump, que sigue sin aceptar su derrota. “El pueblo de esta nación ha hablado. 

 

Nos ha dado una victoria clara y convincente, una victoria para el pueblo”, dijo Biden el mismo día que se cumplían 48 años de su elección como senador. “Me presenté para el cargo para restaurar el alma de América, para reconstruir la espina dorsal de esta nación, para hacer que EE.UU. vuelva a ser respetada en el mundo y unirnos como nación”, explicó.

 

 “Tenemos que dejar de tratar a nuestros oponentes como enemigos”, insistiendo, conscientemente en que deberá gobernar un país tan dividido o más que hace cuatro años, cuando Donald Trump fue elegido presidente.

 

 

Se acerca el fin de la era Trump.

 

Hoy Biden planea revertir la decisión de Trump, que anuló no menos de un centenar de normas medioambientales y la salud pública promulgadas durante el mandato de Barack Obama, de quien Biden fue vicepresidente. El elegido nuevo presidente americano instaura un nuevo código ético en la Casa Blanca. Y desea nombrar a un responsable de la producción y distribución de pruebas, futuras vacunas y material médico.

 

 Para desempeñar esta labor, el equipo de transición de Biden, liderado por su asesor, Ted Kaufman, ya ha recibido los permisos de seguridad pertinentes a la hora de informarse sobre los pormenores de todos estos ámbitos tratados. Será durante esos dos meses cuando el presidente entrante llevará a cabo el proceso de selección de su equipo de gobierno. Pero el equipo de transición de Biden continúa recibiendo acceso limitado a los recursos gubernamentales.

 

 La pantanosa transición de Trump a Biden tiene pocos paralelos históricos. Solo en 1860-1861, cuando los estados del Sur se separaron antes de que Abraham Lincoln asumiera el cargo, y en 1932-1933, cuando Herbert Hoover trató de socavar a Franklin D. Roosevelt y evitar que implementara sus políticas del New Deal. Pero incluso si Trump y sus acólitos se oponen a una transferencia de poder, Lawrence Douglas, profesor de Derecho, Jurisprudencia y Pensamiento Social en el Amherst College, sigue considerando inconcebible que el presidente de un solo mandato se atrinchere de forma beligerante en el Despacho Oval, negándose a salir.

 

 Pese a haber perdido la reelección, no cabe olvidar que Trump ganó más de 70 millones de votos y, en los próximos años, podría ejercer una autoridad importante sobre sus votantes. “Le seguirá diciendo a decenas de millones de estadounidenses que la presidencia de Biden es ilegítima y que, básicamente, los demócratas han cometido un golpe”, señala Douglas. “Lo podría sin dudas allanar el camino para un resurgimiento del Trumpismo, o del propio Trump, para 2024”.

 

 Es evidente que Biden hereda un gobierno dividido que, en los últimos años, ha tenido problemas para cooperar y llegar a acuerdos. Pero “es una persona decente que tratará de unir a los estadounidenses”, señala Douglas. “Si tendrá éxito en eso, es algo que todavía está por ver.

 

 
 
Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes.
 

 

La propia Administración Trump humilla al presidente al admitir que no hubo fraude: “No hay prueba de fraude” decía el pasado viernes el propio comité del Gobierno de Trump.

 

 Dicho comité, de nombre completo “Comité Ejecutivo del Consejo de Coordinación Gubernamental de Infraestructura Electoral (CCG)”, dependiente del Departamento de Seguridad Nacional, afirma que las elecciones del 3 de noviembre fueron “las más seguras de la historia”. “No hay prueba de que ningún sistema de votación haya eliminado o perdido votos”, son las palabras exactas de dicho comité. 

 

Biden logró a su favor un total de 77,32 millones de votos por los 72,18, aventajando por tanto en más de 5 millones a su rival. Por el bando demócrata hablaba la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, quien pidió a los republicanos: “Dejen ya este circo y pónganse a trabajar en lo que realmente importa al pueblo estadounidense: la salud y la seguridad económica”.

 

 
 
Un joven, delante de la Trump Tower, sostiene un ejemplar de 'The New York Times', que confirma la victoria de Joe Biden en las elecciones presidenciales.

 

Víctor Sampedro resume en su artículo “La incomunicación anti-política”, aparecido en Público el pasado miércoles. Desvela el alcance último de su proyecto: minar la democracia hasta cuestionar su primer y último fundamento, el mandato popular expresado en las urnas. Y resume en cinco puntos: 

 

Uno: “Quien gana dos veces consecutivas a los pronósticos no es un candidato antisistema. Al contrario, demuestra que rentabiliza como nadie el sistema mediático en el que se desenvuelve. La posibilidad de un colapso electoral ha evidenciado su degradación”.

 

Dos: “Trump no practica la comunicación política: no deja hablar y ni siquiera escucha al censo electoral. En su último debate televisado fue preciso cerrarle el micrófono para poder oír a Joe Biden”.

 

Tres: “Trump no ha recibido cobertura informativa, propiamente dicha. Trump produce pseudoinformación: noticias que parecen serlo, pero no lo son. Ni noticias ni verdaderas. El término fake news le hace el juego. Porque fake news are no news. Apenas propaganda y relaciones públicas disfrazadas de información”.

 

Cuatro: “Trump no odia a los periodistas. Si así fuese, les habría expulsado de la Casa Blanca y de sus actos de campaña. Sabe que les necesita y se sirve de ellos.  Pero Trump insulta y desprecia a los reporteros que recogen sus declaraciones o retransmiten sus eventos. Expulsa, acalla o retira el micrófono en las ruedas de prensa a los compañeros díscolos. Usa a los más conformistas, acosa a los díscolos y les denigra a todos”.

 

Y cinco: “Trump y sus imitadores no se desempeñan en la democracia, la degradan y escenifican como un burdo remedo donde puedan presentarse como marcas ganadoras. La pantomima democrática se llama pseudocracia: el régimen del poder de la mentira. Impera allí donde esta se normaliza como comunicado oficial y pseudoinformación”.

 

 

Melania Trump, el pasado 11 de noviembre.


 

La pareja se conoció en 1998, cuando ella era una joven modelo de 28 años y él un magnate inmobiliario de 52 (y cuatro hijos y dos divorcios). Su pérdida de mandato podría acarrear no solo consecuencias profesionales, sino también personales. Según ha declarado un exasistente de la Casa Blanca, peligra incluso su matrimonio.

 

 Según la cadena CNN, que recurre a fuentes familiares, la exmodelo habría aconsejado a su esposo que aceptara la derrota, algo que también habría hecho su hija y asesora Ivanka Trump, así como el marido de esta, Jared Kushner. Sin embargo, sus hijos mayores, Donald Jr. y Eric, querrían que siguiera luchando e incluso acudiera a los tribunales. 

 

Quien fuera su mejor amiga y asesora durante años, Stephanie Wolkoff, autora de un crítico libro publicado hace pocas semanas, asegura en el Daily Mail que la pareja tiene “un matrimonio puramente transaccional”. 

 

Wolkoff detalla que la pareja duerme en habitaciones separadas dentro de la Casa Blanca (como ya había desvelado la reportera de CNN Kate Bennett) o que la eslovena está negociando un acuerdo de separación que asegure que su único hijo en común, Barron, de 14 años, obtenga un porcentaje sustancioso de la fortuna del presidente, calculada por Forbes en unos 2.100 millones de euros, según cálculos de septiembre. 

 

Wolkoff asegura que no es la única que habla de una pareja rota. Omarosa Manigault Newman, quien fuera estrella de realities televisivos y asesora de Trump durante 11 meses —un tiempo que aprovechó para escribir un jugoso libro—, afirma que “Melania está contando los minutos hasta que él abandone el cargo y ella pueda divorciarse”.

 

 Ahora que Trump no ha renovado como presidente de Estados Unidos, sólo le queda esperar a que abandone el Despacho Oval para iniciar así los trámites de divorcio, según afirma Stephanie Wolkoff. 

 

La misma asesora revela que Melania habría firmado una cláusula que le impide divorciarse mientras dure el mandato de su marido para no entorpecer su carrera política. De confirmarse, Melania Trump podría recibir hasta 50 millones de dólares en un acuerdo de divorcio, según la abogada Jacqueline Newman.

 

 

 


 

jueves, 12 de noviembre de 2020

Joe BIDEN y Kamala HARRIS: Su discurso de VICTORIA | Elecciones EE UU 2020

 

 De origen jamaicano e indio, el nombre de Kamala Harris, la primera mujer elegida para la Vicepresidencia de EE.UU., ha bebido de una cultura que “produce mujeres fuertes”, según afirmaba su madre en 2004. Prueba de la influencia es que, en sus discursos, menciona constantemente a su madre, quien solía decirles a ella y a su hermana, Maya, cuando se quejaban: “No te quedes ahí sentada.

 

 Haz algo”. Ella fue la primera fiscal de distrito negra y la primera fiscal general en la historia de California; la primera indio-americana en llegar al Senado y, ahora, la primera mujer en alcanzar la Vicepresidencia, la primera persona negra en ocupar ese puesto y la primera de origen indio o asiático en hacerlo.

 

 

 

Bidem y Harris se lanzan a gobernar.

 

Joe BIDEN y Kamala HARRIS: Su discurso de VICTORIA | Elecciones EE UU 2020

 

  El rechazo al presidente Trump aúpa al candidato demócrata en medio de un escrutinio agónico.

 

 El mandatario republicano lanza acusaciones infundadas de fraude y anuncia una batalla legal.

 

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De origen jamaicano e indio, el nombre de Kamala Harris, la primera mujer elegida para la Vicepresidencia de EE.UU., ha bebido de una cultura que “produce mujeres fuertes”, según afirmaba su madre en 2004. Prueba de la influencia es que, en sus discursos, menciona constantemente a su madre, quien solía decirles a ella y a su hermana, Maya, cuando se quejaban: “No te quedes ahí sentada. Haz algo”. Ella fue la primera fiscal de distrito negra y la primera fiscal general en la historia de California; la primera indio-americana en llegar al Senado y, ahora, la primera mujer en alcanzar la Vicepresidencia, la primera persona negra en ocupar ese puesto y la primera de origen indio o asiático en hacerlo.

 

Nació el 20 de octubre de 1964 en Oakland (California) y pasó la primera prueba cuando, a los siete años, sufriera el divorcio de sus padres, un economista de Jaimaica y una investigadora contra el cáncer de la India. Pese a su origen multicultural, Harris prefiere describirse a sí misma simplemente como “una estadounidense”, y asegura que siempre se ha sentido bien con su identidad, como explica en su autobiografía “The Truths We Hold”.

 

 En una entrevista, citada por el Washington Post, apunta: “Cuando, por primera vez, me presenté a un cargo público, una de las cosas con las que tuve que luchar es que te fuerzan durante ese proceso a que te definas a ti misma de manera que te adaptes bien al compartimento que otra gente ha creado por ti”. En su caso, Harris atribuye a su madre el mérito de no haber tenido problemas de identidad, ya que ella creció bebiendo de la cultura india, pero al mismo tiempo sintiéndose orgullosa de ser afroamericana. “Mi madre sabía -escribe en su libro- que su patria de acogida nos vería a Maya y a mí como niñas negras, y estaba resuelta a asegurarse de que creceríamos como mujeres negras orgullosas y con confianza en sí mismas”.

 

Su trayectoria política fue fulgurante: se graduó en Ciencias Políticas y Economía en Howard University, una de las universidades negras por excelencia, y se especializó en la lucha contra el crimen. Entre 2004 y 2011 fue fiscal de distrito en San Francisco y, entre ese último año y 2017, ejerció como fiscal general de California. En 2016, se convirtió en la segunda mujer de raza negra y la primera de origen indio en ganar un escaño en el Senado del país, donde destacó por sus preguntas incisivas a responsables de la Administración de Donald Trump durante las audiencias. Y, el año pasado, lanzó su candidatura presidencial bajo el lema “Kamala Harris por la gente”, aunque su propuesta no logró recaudar suficientes fondos, por lo que anunció su retirada en diciembre. 

 

Dentro de los sectores más izquierdistas, Harris ha sido criticada por su actuación como fiscal general y de distrito en California, ya que durante sus mandatos aumentaron las condenas de cárcel, especialmente las relativas a delitos vinculados a las drogas. El diario The New York Times apunta que ella misma se ha descrito como “fiscal progresista”: Impulsó medidas de izquierda sobre asuntos como el matrimonio gay y la pena de muerte, pero los más radicales le echan en cara no haber ido más lejos.

 

Desde la derecha, se la bautizó como “la peor elección vicepresidencial de la historia de EE.UU.” y “como justo lo opuesto a lo que Biden necesitaba para competir contra el presidente Trump en noviembre”, según repitió constantemente el canal Fox Business. Hoy, sin embargo, Fox reconoció que Harris estaba “haciendo historia”, mientras que otros medios apuntaron que estaba “rompiendo un techo de cristal” para las mujeres. La avanzada edad de Biden, de 77 años, y su convencimiento de que va a ser un “candidato de transición”, colocan a Harris, de 56 años, en un puesto de ventaja para convertirse en la futura líder del Partido Demócrata.

 

 

 

 

 


 

miércoles, 11 de noviembre de 2020

COVID-19 en el mundo: EEUU registra récord de casos diarios con más de 200 000 contagios

 

Una mujer se realiza un PCR en Nueva York. Foto: Brendan McDermid/Reuters

 

Estados Unidos registró el martes el récord de casos nuevos en un día con más de 200 000, lo que pone de manifiesto la necesidad urgente de una vacuna, un día después de que los resultados de una prueba médica desataran el optimismo en todo el mundo.

 

La noticia dio un poco de luz de esperanza a un paisaje bastante sombrío, con endurecimiento de las restricciones en Europa y Oriente Medio, y un recrudecimiento de la pandemia en Estados Unidos, que el martes registró también 1 535 muertos más de COVID-19 en 24 horas.

 

Tener una vacuna es la mejor posibilidad para detener el avance del nuevo coronavirus, detectado a finales del año pasado en China y que se esparció sin control por todo el mundo.

 

Por eso las acciones de algunas industrias más afectadas por las restricciones de los viajes, el distanciamiento social y los bloqueos se recuperaron ante la esperanza de que el mundo vuelva a la normalidad, después de que el gigante farmacéutico Pfizer y su socio alemán BioNTech anunciaran el lunes que su candidata a vacuna tenía una efectividad del 90%.

 

Las dos compañías aseguraron que pueden producir más de 50 millones de dosis de su vacuna este año, y otros 1 300 millones el año que viene, si finalmente consiguen la aprobación de los organismos reguladores.

 

La comunidad científica reaccionó positivamente al anuncio, aunque el ensayo clínico aún está en marcha y la vacuna necesita almacenarse en congeladores especiales, lo que genera enormes complicaciones en la cadena de suministro.

 

Esta vacuna es una de las más de 40 que están en distintas fase de desarrollo, pero hasta el momento no se han dado datos de efectividad de ninguna otra.

 

También hubo noticias prometedoras desde Bruselas, donde el parlamento de la UE y los estados miembros llegaron a un acuerdo para aprobar el presupuesto, en el que se incluye liberar 750 000 millones de euros (886 000 millones de dólares) en fondos para la recuperación del coronavirus.

 

Dacian Ciolos, presidente del centrista Grupo Renew Europe del parlamento, calificó el acuerdo como “un cambio de rumbo” para los europeos que sufren las consecuencias de la pandemia.

 

Cerca de 51 millones de personas en todo el mundo han contraído el nuevo coronavirus, y 1,2 millones de ellas murieron.

 

Un hombre lee un libro en un parque durante el segundo cierre nacional como parte de las medidas para combatir una segunda ola del coronavirus en Nantes, Francia. Foto: Stephane Mahe/Reuters

 

El martes se registraron 6 867 nuevas muertes en todo el mundo, con las cifras más altas en Francia, España y Estados Unidos.

 

Estados Unidos sigue siendo el país más afectado con más de 10 millones de casos y casi 240 000 muertes, con otros datos preocupantes, como los 60 000 hospitalizados por el COVID-19 en el país.

 

La pandemia fue uno de los principales problemas que tuvieron en cuenta los votantes en las elecciones presidenciales de la semana pasada en Estados Unidos.

 

Joe Biden, quien había criticado el manejo de la crisis por parte del presidente Donald Trump, no perdió tiempo en anunciar un grupo de trabajo para manejar la crisis después de ser declarado presidente electo.

 

 “Nos enfrentamos a un invierno muy oscuro”, dijo Biden.

 

Trump se ha enfrentado repetidamente con los expertos de su propio gobierno, y en ocasiones se ha negado a respaldar las restricciones o a usar una mascarilla en público.

 

Después del anuncio de Pfizer, afirmó, sin pruebas, que la noticia se retrasó hasta después de las elecciones para perjudicar su campaña de reelección.

 

También en Estados Unidos, la administración de medicamentos y alimentos aprobó el lunes de emergencia un tratamiento contra el COVID-19 con anticuerpos sintéticos desarrollado por Eli Lilly.

 

A pesar de las buenas noticias en el frente médico, preocupa el aumento de casos y de muertes en todo el mundo.

 

El presidente ultraderechista de Brasil, Jair Bolsonaro, quien ha minimizado las consecuencias del COVID-19, arremetió con una diatriba homófoba.

 

“Todo ahora es pandemia, hay que acabar con eso. Lamento los muertos, lamento. Todos nos vamos a morir un día, aquí todos van a morir. No sirve de nada huir de eso, huir de la realidad. Tienen que dejar de ser un país de maricas. Tenemos que enfrentar de pecho abierto, luchar. Odio estas cosas de maricas", dijo.

 

En Grecia, el gobierno ha prohibido a los supermercados vender “productos no esenciales” para evitar la competencia desleal contra las tiendas más pequeñas que se vieron obligadas a cerrar. Foto: Alkis Konstantinidis/Reuters

 

En Italia, las restricciones para frenar la pandemia se incrementaron en cinco de las 20 regiones el martes.

Hungría, uno de los países más afectados en términos de muertes en proporción a la población, también anunció nuevas medidas que entrarán en vigor el miércoles.

Albania impuso un toque de queda nocturno y la presidenta de Estonia, Kersti Kaljulaid, se aisló después de entrar en contacto con un caso.

En Grecia, el gobierno ha prohibido a los supermercados vender “productos no esenciales” para evitar la competencia desleal contra las tiendas más pequeñas que se vieron obligadas a cerrar.

En Oriente Medio, Líbano anunció el martes un nuevo cierre de dos semanas. “Hemos llegado a una fase de peligro crítico ya que los hospitales públicos y privados no tienen la capacidad de recibir casos graves”, dijo el primer ministro interino del país, Hasan Diab.

La región también lamentó la muerte por complicaciones derivadas del COVID-19 del veterano negociador palestino Saeb Erekat, arquitecto desde hace mucho tiempo de los planes para poner fin al conflicto con Israel mediante la creación de un Estado palestino independiente.

El presidente palestino Mahmud Abas calificó el fallecimiento de “gran pérdida para Palestina y nuestro pueblo”.

 

Situación dramática en hospitales italianos

 

La situación hospitalaria, afirmaron, es “dramática” y “no deben darse mensajes que disminuyan la situación”. Foto: Prensa Latina.

 

Los hospitales “están ya cerca del colapso, por carencia de personal y falta de camas frente a la afluencia anormal de enfermos por la rápida y vertiginosa difusión de la infección por COVID-19”, alertaron en una carta abierta los médicos internistas, geriatras y enfermeros de Medicina Interna en Italia.

Según informa la agencia Ansa, la situación hospitalaria, afirmaron, es “dramática” y “no deben darse mensajes que disminuyan la situación”.

“Nuestros hospitales están llegando a la saturación, no hay más lugar”, alertó también a ANSA el alcalde de Varese (Lombardía), Davide Galimberti, en el centro de un territorio donde crecen con fuerza los contagios y hospitalizaciones por coronavirus.

“Desde hace días los hospitales están bajo presión, se está buscando recuperar camas en varios sectores pero estamos al límite. Esperamos que las medidas de cuarentena den pronto los efectos esperados y se activen rápidamente los hoteles COVID-19, para aliviar la presión sobre los hospitales, que están al límite”.

 

Más de 300 000 alumnos se encuentran en cuarentena en Alemania

Según reporta DPA, para el directivo, las medidas dispuestas para controlar el coronavirus en las escuelas no son suficientes. Foto: Sean Gallup / Getty Images

 

Más de 300 000 alumnos y hasta unos 30 000 maestros se encuentran actualmente en cuarentena por la pandemia de coronavirus, según cifras de la Federación Alemana de Maestros difundidas este miércoles por el periódico Bild.

 

El presidente de la federación, Heinz Peter Meidinger, señaló al diario que, como consecuencia, cada vez se registran más cierres de escuelas. En Alemania funcionan unas 40 000 escuelas con un total de once millones de alumnos y cerca de 800 000 maestros.

 

Según reporta DPA, para el directivo, las medidas dispuestas para controlar el coronavirus en las escuelas no son suficientes.

 

“En casi todos los estados federados los protocolos de higiene, que establecían reducir cada clase de alumnos a la mitad en los lugares con más infecciones, fueron desactivados. Las escuelas recibieron la orden de permanecer abiertas a toda costa”, declaró Meidinger al periódico Passauer Neuen Presse.

 

El dirigente de la federación de maestros confió en que se evite un cierre generalizado de escuelas. “Pero para ello, en caso de un aumento exponencial de las infecciones, se deben adoptar medidas de cuidado preventivas en las escuelas”, urgió.

 

Entre estas medidas, además del uso obligatorio de mascarillas, Meidinger apuntó la reintroducción temporal de la regla de distanciamiento, lo que significaría reducir a la mitad el número de alumnos por clase y alternar su asistencia a la escuela.

 

Casi la mitad de los alemanes, el 48 por ciento, está a favor del uso obligatorio de mascarillas en escuelas primarias de todo el país, según una encuesta de la consultora YouGov difundida hoy. En tanto, el 37 por ciento rechaza esta iniciativa.

 

La ministra de Educación de Alemania, Anja Karliczek, se pronunció recientemente a favor del uso de mascarillas en la escuela primaria.

 

Ante el incremento de los contagios de COVID-19, en varios estados federados se dispuso en tanto el uso obligatorio de mascarillas en las aulas de las escuelas de nivel secundario.

 

El primer ministro del estado de Renania del Norte-Westfalia, Armin Laschet, propuso en tanto prolongar las vacaciones de invierno escolares y, a cambio, quitar dos de los feriados de Carnaval.

 

Laschet, que gobierna el estado más poblado de Alemania, consideró en declaraciones al canal WDR que es “una posibilidad” evaluar el comienzo dos días antes las vacaciones de invierno. Esto significaría que el receso invernal comience el 21 de diciembre, en vez del 23 de ese mes.

 

El objetivo de esta medida es que la gente límite en lo posible el contacto con otras personas antes de la Navidad así se evitan contagios durante los festejos navideños. “Pero eso tampoco garantiza nada”, subrayó Laschet.

 

El primer ministro señaló que las autoridades educativas analizan recortar a cambio los feriados de Carnaval. “Porque una cosa está clara: no habrá Carnaval el año que viene”, sostuvo, a la vez que consideró que la gente no debería tampoco tomarse vacaciones en esos días para irse a esquiar.

 

 COVID-19 en el mundo: EEUU registra récord de casos diarios con más de 200 000 contagios

 

 

 


 

Angola, a 45 años de un sueño que no pudieron arrebatar

 

Proclamación de la República Popular de Angola. Foto: Archivo

 

La independencia de Angola peligraba a pocos días del 11 de noviembre de 1975, cuando se proclamaría la República Popular en ese país. Por el norte del territorio, fuerzas del vecino ejército de Zaire y del Frente Nacional para la Liberación de Angola (FNLA) intentaban cercar a Luanda, mientras los invasores sudafricanos avanzaban hacia la capital desde el sur junto a la Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (UNITA). Desde octubre se habían acrecentado las tensiones en la nación africana.

 

Ambas organizaciones pretendían, con el apoyo de fuerzas extranjeras, derrotar al Movimiento Popular de Liberación de Angola (MPLA), dirigido por Agostinho Neto, e impedir la proclamación de independencia.

 

Meses antes, por una solicitud de Neto, Cuba había enviado armas e instructores militares con el objetivo de preparar, en escuelas de entrenamiento, a las tropas de lo que serían las Fuerzas Armadas para la Liberación de Angola (FAPLA). En condiciones adversas, el 3 de noviembre de 1975, alumnos angolanos y los instructores de la Isla enfrentaron a los invasores sudafricanos en la zona de Benguela. Allí cayeron juntos, por primera vez, cubanos y angolanos. Silencio.

 

Soldados cubanos en Angola. Foto: Archivo

 
Zairenses y fuerzas del FNLA, bajo el liderazgo de Holden Roberto, intentaron tomar el poblado de Quifangondo, pero las FAPLA jamás permitieron el avance. Era un lugar decisivo. Luanda quedaba a apenas 23 kilómetros de distancia.


Ante la amenaza a la independencia angolana, el líder del MPLA, Agostinho Neto, pidió el apoyo de Cuba con tropas internacionalistas. Comenzó así la Operación Carlota con el envío de los primeros combatientes cubanos el 5 de noviembre de 1975. En menos de una semana se proclamaría a África y el mundo el surgimiento de la República Popular de Angola. Sin embargo, el petróleo y los minerales de esa tierra africana seguían siendo golosina para las fuerzas extranjeras.

 

Con la llegada de los primeros combatientes de la Isla se reforzó la defensa de Quifangondo, ubicado a las puertas de Luanda. Allí, el 10 de noviembre, cubanos y angolanos derrotaron a las tropas racistas e impidieron que la capital fuera tomada por las fuerzas enemigas. Los que entraban a Luanda eran las víctimas, los nativos que huían de las zonas controladas por la UNITA y el FNLA, quienes pudieron ver que el 11 de noviembre de 1975, al día siguiente de la victoria decisiva en Quifangondo, el presidente Agostinho Neto proclamó la independencia de la República Popular de Angola.

 

Romárico Sotomayor, en primer plano, junto a la radista angolana que lo acompañó durante los combates de Quifangondo. Foto: Cortesía del General de división Romárico Sotomayor García / Trabajadores

 

Sin embargo, el hostigamiento enemigo no cesó. Desde el 8 de noviembre las tropas de Angola y de la Isla combatían en Cabinda contra el ejército de Zaire, el Frente para la Liberación del Enclave de Cabinda (FLEC) y un centenar de invasores norteamericanos, franceses y portugueses, enviados por Mobuto Sese Seko, para asaltar esa zona al norte del país, rica en petróleo, por cierto. Pero la ofensiva enemiga cayó en un campo minado y no pudieron reanudar la marcha hasta el día siguiente, cuando tuvieron que volver a frenar el ataque ante los lanzacohetes GRAP-1P, operados por combatientes cubanos y soldados de las FAPLA.

 

Al día siguiente de la proclamación de independencia de Angola, con 40 artilleros y 191 asesores cubanos, y más de mil efectivos de las FAPLA, el jefe del Centro de Instrucción Revolucionaria de Cabinda, el comandante Ramón Espinosa, puso en marcha la contraofensiva que expulsó a los invasores de esa zona del país. Cuentan que en 90 horas de combate el enemigo sufrió alrededor de 1 600 bajas.

 

El entonces Comandante Espinosa Martin dirigió la batalla de Cabinda

 

“El imperio no pudo alcanzar sus propósitos de desmembrar Angola y escamotear su independencia. Lo impidió la heroica y larga lucha de los pueblos de Angola y de Cuba”, afirmó Fidel Castro años más tarde.

  

Con la independencia angolana el 11 de noviembre de 1975, continuaba la lucha por mantener la soberanía del país ante sucesivas invasiones y ataques de la UNITA y el FNLA. Después vendría “una fulminante ofensiva”, como dijo Fidel, y 16 años de empuñar las armas junto a los angolanos.

  

 

martes, 10 de noviembre de 2020

Biden gana, Abascal pierde

 

 

Biden gana, Abascal pierde

 

El candidato demócrata, Joe Biden se ha alzado con la victoria, después de una larga carrera electoral, y de un recuento de votos extenuante. Ahora sólo nos falta por ver cuál va a ser el espectáculo que Donal Trump nos tiene preparados para su fin de mandato, porque ya ha empezado a dar los primeros pasos para la batalla legal que va a desplegar para deslegitimar la victoria del candidato demócrata.  

 

No es que quiera emular al general Custer y morir con las botas puestas. Es lo mucho que se juega el trumpismo en estas elecciones.

 

Los cuatro años de mandato de Donal Trump nos han deparado situaciones de lo más surrealistas,  pero lo vivido durante la campaña electoral y el recuento nos está dejando muchas señales y muchas pistas para que la sociedad mundial valore el peligro del populismo de extrema derecha, porque Donal Trump y el trumpismo no deja de ser el espejo en el que se mira la extrema derecha de todo el mundo y la española no es una excepción. 

 

Hay que intentar discernir entre el personaje estrambótico que es Trump y que sólo por su modo de actuar debería de generar rechazo a cualquiera que esté en su sano juicio, sin perjuicio de la ideología que uno profese, y lo que representa el trumpismo. Esto último es lo que debemos tener presente a la hora de analizar esta ideología.

 

No se puede caer en el error de pensar que Trump es un iluminado y lo que él representa es un delirio. No, el trumpismo es pura ideología populista de extrema derecha, apoyándose en la xenofobia y en el supremacismo blanco. Detrás está el ultraliberalismo económico y la negación de derechos fundamentales y civiles (el antiliberalismo político).

 

 Por ello, todas las decisiones que se han adoptado en su mandato han tenido un objetivo muy nítido: legislar en favor de los intereses de las grandes élites de los EEUU y para atraer el voto de las capas más populares de la población tiraba de manual: culpaba a la inmigración que venía a quitar el trabajo y lo que tienen a los de casa y que el resto de políticos son todos iguales, buscando en todo momento el enfrentamiento entre comunidades y creación de enemigos sobre los que proyectar todos los peligros y odios.

 

 Para el éxito de su discurso era necesario tener una maquinaria de propaganda que allanara el camino, utilizando los métodos que está utilizando la extrema derecha en todo el planeta: llenar las redes sociales y los medios de comunicación de bulos y noticias falsas. La diferencia entre Goebbels y Donald Trump es que el primero no tuvo acceso a las nuevas tecnologías y el segundo está sumergido en todas ellas.

 

El espectáculo que ha dado el Partido Republicano, su líder, Donald Trump y su legión de seguidores está sacada del manual que lleva tiempo usando la derecha más reaccionaria y la extrema derecha mundial, pero con el agravante que todo eso se ha estado dando en lo que hasta la fecha es la mayor potencia occidental. 

 

En la actualidad el Partido Republicano es Trump, nadie va a cuestionar su discurso porque es el partido de Ronald Reagan y Bush padre e hijo. Un partido que siempre ha estado en la línea que separa la derecha extrema de la extrema derecha.   

 

Lo vivido desde el cierre de los colegios electorales en EEUU, las continuas acusaciones de fraude electoral hasta la situación esquizofrénica de un presidente que cuestiona el sistema electoral del país que ha gobernado durante los últimos cuatro años son el concepto que el trumpismo tiene de la democracia y la legalidad americana.

 

 Hemos visto a un presidente de los EEUU acusar de fraude electoral a sus rivales, ha presionado a los jueces para paralizar el recuento electoral cuando todavía los votos escrutados le daban la victoria parcial y ha llamado a sus seguidores a salir a la calle para defender su reelección.

 

 Las imágenes que nos han mostrado los medios de comunicación han sido muy elocuentes. No ha faltado de nada, hasta darse el caso que algunos de sus incondicionales han salido armados a la calle. Y si esto no fuera suficiente, lo grave es que su mensaje cala con mucha facilidad en muchas capas de la población de ese país.

 

 Escuchar a sus seguidores que están convencidos que ha habido un fraude electoral en favor de Biden es una muestra hasta qué punto las noticias falsas, los bulos y la manipulación han calado en gran parte de la sociedad americana .

 

La derrota de Donald Trump no significa que haya desaparecido el trumpismo en los EEUU. Tiene muchos adeptos en la sociedad americana y pueden generar la crispación suficiente como para que el mandato de Joe Biden no sea un camino de rosas. En estos momentos la duda que asalta es hasta dónde puede llegar la fractura que se da la sociedad americana, porque políticamente el país está partido en dos.

 

No hay que dejar pasar por alto el gran apoyo que ha tenido Trump de ciudadanos de un extracto social bajo y de origen inmigrante, en concreto de la comunidad hispana. Personas que salen de noche de su domicilio para ir a trabajar y que llegan a casa después una larga jornada laboral y que su mayor preocupación es conservar lo poco que tienen. Para ellos el discurso que le vende el populismo de extrema derecha les seduce. Escuchan las frases que quieren oír.

 

El candidato demócrata sin levantar grandes pasiones ha sido el candidato más votado en la historia de las elecciones presidenciales de los EEUU, gracias a las fobias que generaba Trump. Una de las conclusiones es que más que votar a Biden votaban contra Trump, que ha sacado un resultado espectacular. En otro momento con el número de votos recibidos hubiera ganado las elecciones. Esto es una muestra del interés que han suscitado estas elecciones americanas.

 

Del mandato de Joe Biden tampoco se pueden esperar grandes milagros. La política norteamericana no tiene un gran parecido a la europea. No se puede esperar que durante su mandato se produzcan unos cambios radicales. Ni es Bernie Sanders, ni dentro del Partido Demócrata es precisamente del ala más izquierdista.

 

 Fue vicepresidente durante los dos mandatos que estuvo Obama por lo que se le puede atribuir una responsabilidad importante en la frustración que generaron las políticas de Obama en las clases más bajas de los EEUU, de lo que supo aprovecharse Trump.

 

La  primera consecuencia de la derrota de Trump es que los movimientos de extrema derecha populistas han perdido un referente en el poder y un altavoz de sus políticas, entre los que se encuentra la derecha española en general y VOX en particular. Si por algo destaca la derecha española es por llevar años utilizando algunas de las formas de hacer política de los republicanos y del trumpismo.

 

 Quien no recuerda la bronca política que montó la derecha española de la mano de la Brunete mediática cuando Zapatero ganó las elecciones de 2004 o la que organizó después del éxito de la moción de censura de Pedro Sánchez.

 

 Todo vale a la hora de atacar al adversario. Pero sin duda alguna, la formación política española que más empatía tiene con Trump y sus políticas es VOX. Sus mensajes vienen perfectamente elaborados de la factoría trumpista. 

 

La forma de hacer política de VOX, la estrategia de la crispación, su relación con los medios de comunicación, ese discurso subliminal de incitación a la violencia, el uso de las redes sociales para hacer circular bulos y noticias falsas es un calco de lo que lleva haciendo Trump y un sector muy importante del Partido Republicano desde hace muchos años.

 

El tiempo nos dirá lo que puede repercutir en VOX la derrota de Trump en las elecciones presidenciales norteamericanas, pero a día de hoy no puede pasar inadvertidas las imagenes que hemos visto en casi todos los medios de comunicación.

 

La imagen de un presidente haciendo el mayor de los ridículos cada vez que hacía una declaración o escribía un tuit, negándose a reconocer los resultados electorales y ver a sus partidarios llegando a utilizar la violencia pueden gustar a un número importante de votantes de VOX, todos aquellos reaccionarios y nostálgicos del franquismo, que no son pocos, pero, por el contrario, pueden generar un rechazo en mucho despistado que ha votado a VOX, pensando que son el partido que lucha contra las élites de la política.

 


 

 A partir de ahora VOX no va a poder tener de referencia al primo americano de Zumosol.

 

El término derrota aplicado a VOX no lo debemos de entender desde el punto de vista que tenga una bajada en las próximas citas electorales. No sería de extrañar que VOX tenga un recorrido al alza gracias a un electorado proveniente de los otros dos partidos de la derecha extrema española (PP y Cs).

 

 Dentro del corral que comparten esos tres partidos la moción de censura ha dado alas a VOX. Por ello, donde hay que poner la mirada no es en cómo se reparten estos tres partidos su electorado fiel sino en la capacidad que pueda tener VOX en captar votos de sectores de la población que nunca han votado a la derecha o que sencillamente nunca han votado.

 

 Y el resultado de las elecciones estadounidenses y todo lo que hemos visto en los medios de comunicación en teoría no es un mensaje que beneficie a VOX o del que pueda casar un rédito electoral.

 

El deseo de VOX de que el Estado español se aleje de Europa y su deseo de acercarse a los países latinoamericanos, a través de ese término que utilizó Abascal en la moción de censura, la Iberosfera, ha encontrado un obstáculo con la derrota de Trump.

 

 A ello hay que añadir que muchos de los gobiernos que hay en Latinoamérica no tienen una sintonía con la ultraderecha española y para mayor de sus desgracias, la victoria del MAS de Evo Morales en Bolivia es otra piedra más en ese camino de VOX a emular las políticas franquistas tendentes al acercamiento al otro continente pero siempre con un tono de cierto tutelaje, como si todavía fueran provincias de ultramar.

 

El hecho que la inmensa mayoría de los líderes europeos hayan reconocido al Biden no deja de ser expresión del alivio que sienten. Es dar portazo a los últimos cuatro años de la política estadounidense y ello representa y una mala noticia para VOX, que hasta el momento no se han prodigado en ningún tipo de declaración. 

 

Quizá todavía no se atrevan a dar el pésame a Trump por la derrota electoral.

 

mikelcastrillourrejola.wordpress.com
 

 

 

 

 

 

martes, 3 de noviembre de 2020

Javier del Pino: "Si gana Trump, se agotarán los antidepresivos en las farmacias"

 


El director y presentador del programa A vivir que son dos días, de la Cadena SER, se encuentra estos días en Washington para cubrir el proceso electoral estadounidense

 

Hemos podido hablar con él por teléfono. Aún mantiene su casa en las afueras de la capital. 

 

Sigue viviendo algunas temporadas en un país que conoce muy bien por los años de trabajo como corresponsal y porque desde muy joven estuvo especialmente interesado en visitarlo y recorrerlo en toda su extensión. Pocos periodistas españoles tienen una experiencia tan intensa de lo ocurrido en aquel país durante las últimas tres décadas.

 

Javier del Pino: “Si gana Trump, se agotarán los antidepresivos en las farmacias”

 

  *

  

Tras haber vivido más de 15 años en Estados Unidos como corresponsal de la SER, el director y presentador del programa 'A vivir que son dos días', cree “el Trumpismo está a punto de desaparecer”.

 

La crispación en Estados Unidos

 

Ha habido un enorme crecimiento de la crispación, no solamente durante la época de Trump sino también durante los años de Obama, promovida por algo de lo que ya no se habla ahora mismo, que es el famoso Tea Party. Antes hablábamos mucho de ese ala ultraconservadora del Partido Republicano. Ahora se nos ha olvidado porque todo el Partido Republicano se ha convertido básicamente en parte de esa facción más conservadora.

 

 En los últimos años empezaron a sentar las bases del clima de crispación que durante la etapa de Trump se ha establecido y es increíble ver cómo ahora es muy difícil tener una conversación, por ejemplo, en el ámbito familiar o entre amigos. Personalmente creo que se pasará. No es tanto como España, que tiene la pinta que está ahí para quedarse. Yo creo que aquí forma parte de ese trumpismo que, si tenemos un poco de suerte, está a punto de desaparecer.

 

Si gana Joe Biden

 

Devolvería la dignidad a este país, la dignidad a la política de este país, y desde luego conseguiría que la imagen de EEUU volviera a ser una imagen de un país con sus defectos y sus virtudes, pero con una cierta normalidad democrática. Una victoria de Biden cerraría el capítulo más oscuro que ha tenido la historia política de este país que es el que ha protagonizado Donald Trump. Lo que no sé si conseguiría es devolver al cargo de la presidencia la dignidad que Trump le ha arrebatado. 

 

Trump ha convertido la presidencia en una especie de negocio personal para el que no se ha comportado de la manera más digna. Yo creo que la herencia de estos últimos cuatro años va a tener consecuencias a largo plazo, y va a costar mucho que pueda haber diálogos permanentes y diálogos sosegados entre republicanos y demócratas, incluso entre miembros de una misma familia.

 

Si gana Donald Trump

 

Una victoria de Trump sumiría en una enorme depresión a una gran parte de este país. Se acabarían los medicamentos contra la depresión de las farmacias, los pozos se llenarían de gente que se ha arrojado a ellos. Mucha gente, como decía el otro día el escritor David Eggers, se exiliaría, porque cuatro años más de impertinencia por parte de este presidente serían demasiados para su estabilidad mental

 

 Hay mucha gente para la que realmente sería un miércoles horrible si se levantara sabiendo que le quedan cuatro años más de Trump. Pero además, el problema no es ese. El problema es lo que significaría también para la imagen de este país en el exterior y lo que significaría para una sociedad que está completamente partida y enfrentada. Yo creo que sería desastroso y sería muy difícil que este país pudiera recuperarse políticamente de esto.

 

Polarización en EEUU y en España

 

Yo creo que no es similar, es distinto. Yo creo firmemente que es una polarización pasajera, artificial. En Estados Unidos tiene más que ver con la figura de Trump que con las conciencias ideológicas de unos votantes y de otros. Los republicanos están empezando a abandonar el barco. Muchos ya están diciendo: “Es que yo apoyé a Trump porque no me quedaba otro remedio". Muchos líderes republicanos ahora van a tener que recomponer un poco su figura política.

 

 El hecho de que empiecen, ya no tan veladamente, a renegar de Trump, significa que están dispuestos a acercarse a una posición más conciliadora con los demócratas. En España, creo que el enfrentamiento político es más de fondo y está mucho más enquistado. Aquí yo creo que es más pasajero y está provocado por una figura que vive muy a gusto en el conflicto, que es la del presidente actual.

 

Convivencia y confrontación

 

El rumbo que tiene este país no es muy distinto al que tiene cualquier otra democracia moderna en los últimos años. No es distinto a lo que puede haber pasado en Italia, en el Reino Unido, en Brasil y sabe dios si no es muy distinto a lo que pasará en España. Es depositar la esperanza de algunos votantes en líderes que dicen lo que esos votantes no se atreven a decir en público. Esa es la base del populismo. Insisto, tengo la sospecha y la creencia de que este es un mal pasajero y en Estados Unidos hay mucho respeto por la política. 

 

Hay gente que nunca discutiría en público y hay gente que se lleva bien aunque tiene ideas controvertidas. Ese odio en España es más genuino. Aquí en cambio puede haber una contraposición ideológica o puede haber una diferencia de opinión entre unos y otros, pero yo creo que hay un respeto por lo que es la actividad de la política y la clase política que no es comparable al español.

 

Entender Estados Unidos

 

Tengo un amigo que siempre suele decir que este país se fundó en torno a tres cosas. Este país se fundó cuando los peregrinos que huían de la persecución religiosa en Holanda y en Inglaterra y en Irlanda, de repente llegan a la costa de este país. Poco a poco van avanzando hacia el Oeste, buscando el oro, buscando una vida mejor.

 

 Lo hacen además de manera muy violenta, lo hacen cometiendo un genocidio. Es decir, este país está basado en tres elementos: la religión, el dinero y las armas. Es lo que ocurrió en esa conquista del Oeste. Esos tres elementos, la religión, el dinero y las armas, son los mismos elementos que siguen rigiendo la actualidad de este país.

 

 Lo que ocurrió con la llegada de los afroamericanos a este continente es un segundo genocidio. Y las consecuencias de ese genocidio se están viviendo ahora. Afortunadamente, eso tiene mucha más visibilidad y se ha puesto en un primer plano. Da un poco de pena pensar que es a costa de las vidas de personas que mueren en la calle con la rodilla de un policía en el cuello.

 

La subsistencia del racismo

 

Estados Unidos es un país en el que cualquier cosa que ocurre puedes buscar su origen y te lleva al hecho de que hay racismo, sencillamente. Desde la desigualdad hasta el capitalismo, todo está basado en el racismo y ese racismo perdura. Ese racismo forma parte de la historia de este país. Queda mucho por delante hasta que se pueda erradicar. Es un país tremendamente joven. Apenas tiene 250 años de historia. Todavía se está acostumbrando a convivir con su propia historia.

 

 Es un país en el que las cosas se dirimían con duelos al sol entre dos personas con pistola, en el que a los negros y a las mujeres no se les permitía votar hasta hace poco. Es mejor fijarse en que parece mentira que en un país con tan poca historia, la democracia esté tan asentada. En esa corta historia hay una serie de errores que todavía no se han corregido y el mayor, sin duda, es el racismo.

 

La pérdida de credibilidad de los grandes medios

 

Creo que los medios tradicionales han cruzado una línea. A mí no me ha gustado que grandes periódicos a los que todos respetamos como The New York Times o The Washington Post o el Daily Times incluso el Wall Street Journal hayan cruzado determinadas líneas editoriales y hayan ido demasiado lejos en su crítica contra Trump. El trumpismo ha afectado a medios que no habían cambiado en nada en los últimos cien años. Y luego está el otro tema: ¿Qué es un medio de comunicación?

 

 Hace unos pocos días, Jack Dorsey, el CEO de Twitter, decía: "Yo soy como el arquitecto de una plaza y no puedo controlar lo que la gente dice en esa plaza". Y no es verdad, yo no estoy de acuerdo. Los nuevos medios están jugando a ser medios de comunicación. Y si juegan a ser medios de comunicación tienen que ajustarse a las normas que rigen para todos los medios de comunicación.

 

El auge de las teorías conspiranoicas

 

Tiene que ver con el descrédito de los medios tradicionales y con esta tendencia de, en lugar de informarse, reforzar aquello que tú ya piensas. En lugar de buscar una opinión crítica para tu propia opinión, vas a buscar aquello que refuerza lo que ya crees. Estados Unidos es un país muy, muy distinto a España. Estados Unidos es un país en el que siempre ha existido ese sector de la sociedad, no digo conspiranoico, pero sí que se ha mantenido muy al margen de las nociones más básicas incluso de la información y de los contactos más directos con la actualidad. 

 

El otro problema está en hasta qué punto determinados lugares en las redes sociales han de ser considerados medios de comunicación o han de ser considerados sencillamente basuras o falsedades. Hasta que no encuentre la manera de regular esos dos mundos y conseguir que el uno se acerque al otro, no conseguiremos que la gente esté parcialmente bien informada.

 

El impacto de las redes sociales

 

Yo abogaría por una cumbre mundial en la que los gobiernos se pusieran de acuerdo en qué hacer con las redes sociales para regular su actividad. Las redes sociales y algunos de sus grandes dueños están empezando a darse cuenta de que pueden tumbar un gobierno de un país, de que pueden provocar una revuelta o una guerra civil. Están empezando a darse cuenta de que no son solamente redes sociales, son medios de comunicación. Hay gente que se informa solamente a través de redes sociales. Si son medios de comunicación tienen que ajustarse a unas normas que tienen que ver sobre todo con la ética, que tienen que ver con la verdad. Además, este es un mundo libre y cada uno puede poner lo que quiera. Aquí el problema es también de educación. Es que la gente entienda que no todo lo que aparece en una red social es verdad, igual que no todas las opiniones que aparecen en un periódico se ajustan enteramente a la realidad.

 

Las elecciones en EEUU y en España

 

El sistema político de Estados Unidos tiene una cosa buena, y es que, aunque cueste creerlo, el presidente manda poco. En este país manda la clase política, manda el Capitolio, que es donde se elaboran las leyes. La gestión del día a día no se hace en la Casa Blanca, se hace en el Capitolio y los acuerdos con los países son los que son. Por ejemplo, hay muchos presidentes de Estados Unidos que nunca han visitado España. Eso pasa porque habitualmente dividen a los países del extranjero en dos categorías: los amigos y los enemigos. 

 

A los amigos no hay que prestarles atención, porque ya son amigos. Entonces muchos presidentes no han venido a España por la sencilla razón de que no es necesario. También es importante entender que para Estados Unidos muchos lugares son un pequeño punto en un radar. Por eso creo que gane Trump o gane Biden las consecuencias de cara a España son pocas.

 

 

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jueves, 22 de octubre de 2020

Aitor Esteban despacha la moción de Vox en un minuto: "No contribuiremos a darle protagonismo a esta patochada"

 

Aitor Esteban despacha la moción de Vox en un minuto: "No contribuiremos a darle protagonismo a esta patochada"

 

El portavoz del PNV destaca que la iniciativa de la ultraderecha sólo persigue lograr "minutos de televisión", y que su candidato, Santiago Abascal, es en realidad "el no candidato", ya que desempeña este rol porque otros potenciales candidatos les dieron "calabazas".

 

 Aitor Esteban El PNV, Sra. Presidenta, señoras y señores diputados, no vamos a contribuir a un uso escrúpulo del instrumento parlamentario de la moción de censura por parte de un partido político que presenta un candidato por eliminación porque no les quedaba ningún otro después de las calabazas que habían recibido respecto a sus ofrecimientos. ni siquiera a conseguir el apoyo de ningún grupo político, que consecuentemente no presenta un programa para el entendimiento entre diferentes y lograr una mayoría parlamentaria, sino una mezcolanza de ideas contradictorias y simplonas para el odio. que únicamente busca televisión.

 

 Que declara que el régimen de Franco fue mejor que el actual, un candidato cuya propuesta consiste en ilegalizar a quienes no le gustan incluido mi partido, en una pandemia y crisis social galopante, y lo hace con el único propósito social confesando que complicaría aun el panorama en la toma de decisiones.

 

 Abascal no es un candidato, es el no candidato y el partido Nacionalista Vasco no contribuirá a dar protagonismo a la patochada de la moción de censura. Evidentemente votaremos no. Puede pasar al siguiente turno, señora presidenta, y usar los 29 minutos que no he utilizado yo"

 

  El portavoz del PNV en el Congreso, Aitor Esteban

 

"El PNV no contribuirá a darle protagonismo a esta patochada de moción de censura". El portavoz del Partido Nacionalista Vasco, Aitor Esteban, que votará "no", ha despachado en apenas un minuto y 22 segundos su intervención en la moción de censura de Vox, este miércoles, en el Congreso de los Diputados.  

 

Pasadas las 18.00 horas, Esteban ha subido a la tribuna de oradores para negarse a "contribuir" al "uso espurio" que la formación ultraderechista está haciendo de esta herramienta constitucional. Otros portavoces también han reclamado ignorar a Santiago Abascal en esta jornada.

 

 Así, el portavoz del PNV ha recordado que la iniciativa sólo persigue lograr "minutos de televisión", y que Abascal es en realidad "el no candidato", ya que desempeña este rol porque otros potenciales candidatos les dieron "calabazas". A su vez, quien le ha precedido en el uso de la palabra en nombre de Vox ha sido el diputado Ignacio Garriga, candidato del partido a las próximas elecciones catalanas.

 

En la misma línea, Esteban ha recordado que Vox "no aspira a gobernar" ni a "conseguir el apoyo de ningún grupo", que "no presenta programa" -requisito de la moción de censura, que debe ser constructiva- y que apenas ha presentado "una mezcolanza de ideas contradictorias". 

 

Entre esas ideas, recordaba, la ultraderecha ha dejado claro que quiere "ilegalizar a partidos que no le gustan" -entre ellos el propio PNV-, y que todo esto tiene lugar "en mitad de una pandemia". "Puede pasar al siguiente turno, señora presidenta".