Apartir del 1 de febrero, el día posterior al brexit, ya no
habrá más eurodiputados ni altos cargos británicos en las instituciones
europeas. Sin embargo, en Estrasburgo y Bruselas, frente a las máquinas
expendedoras de café y las salas de reuniones, cualquier persona ajena
continuará teniendo la sensación de que se encuentra en una organización
internacional donde la lengua que habla casi todo el mundo –quizás
exagerando un poco– es el inglés.
Tras la salida del Reino Unido de la
Unión Europea (UE), la situación será tal que así: los británicos harán
las maletas, pero se dejarán una por el camino, el inglés. Los otros 27
Estados miembro de la UE tendrán que posicionarse respecto al estatus
que tendrá esta lengua después del brexit. Se trata de una
cuestión especialmente delicada, ya que alude implícitamente al respeto
(o a la falta de respeto) por la propia naturaleza de la UE, tal como
pone de manifiesto su lema: “Unida en la diversidad”.
El régimen lingüístico de las instituciones europeas fue
grabado en piedra cuando se firmó el Tratado de Roma en 1957, por el
cual se constituyó la Comunidad Económica Europea (CEE), que pasó a
llamarse Unión Europea (UE) en 1993. El Reglamento nº 1, del 15 de abril
de 1958, introdujo la regla de la unanimidad del Consejo para la toma
de decisiones, la cual otorga el derecho de veto tanto a los Estados
miembro más representativos como a los menos influyentes.
Por aquel
entonces, la CEE estaba integrada por sus seis miembros fundadores
(Alemania, Francia, Italia y los tres países del Benelux), en los cuales
se habla una o varias de las cuatro lenguas siguientes: el alemán, el
francés, el italiano y el neerlandés. Todas ellas, en estricta condición
de igualdad, poseían el estatus de lengua oficial y lengua de trabajo.
Sin embargo, el Reino Unido tuvo que esperar a ingresar en la CEE, en
1973, para que el inglés pudiera gozar de esta categoría. Con el tiempo,
la UE fue ampliando su cartera de miembros, pero con la salida del
Reino Unido, en la comunidad habrá 27 Estados miembro y se hablarán 23
lenguas oficiales.
La diferencia entre el número de miembros y la
cantidad de idiomas se debe a que varios Estados comparten la misma
lengua.
Por ejemplo, el alemán es la lengua común de Alemania y de
Austria.
Para poder entender la situación actual, hay que recordar que cada
Estado posee la soberanía para determinar cuál es su lengua oficial
dentro de la UE, aunque no sea necesariamente la lengua más hablada
entre los ciudadanos comunitarios. Después del brexit, el Reino
Unido matará dos pájaros de un tiro, pues también borrará el inglés del
catálogo de lenguas de la UE.
Por el contrario, poco les faltó a otros
Estados –la República de Irlanda y Malta– para que aseguraran la
preservación del estatus de sus lenguas. En 2005, el Gobierno irlandés
decidió –por motivos relativos a su política interna– que su lengua
oficial en la UE dejaría de ser el inglés y pasaría a ser el gaélico
irlandés.
Lo mismo hizo Malta con el maltés. A partir del brexit,
el inglés, debido a la falta de presencia territorial, será –en
términos jurídicos– una lengua tan “exótica” dentro de la UE como lo son
el chino o el árabe.
El derecho es una cosa, pero la realidad es otra muy distinta, dado que el inglés ocupa, de facto,
una posición dominante en casi todos los órganos de la UE, lo cual
concede al Reino Unido una ventaja considerable en comparación con otros
miembros. Cuesta imaginar que Boris Johnson renuncie a semejante
privilegio.
Es más, el primer ministro tratará sin duda de sacar a
colación este tema en las futuras negociaciones sobre las relaciones
entre el Gobierno de Londres y la UE. El inglés dejará de ser una de las
lenguas oficiales en las instituciones comunitarias.
Por lo tanto, una
de las soluciones que han propuesto algunos observadores es que el Reino
Unido, que pasará a ser un país extracomunitario, corra completamente
con todos los gastos de la traducción e interpretación de textos,
reuniones y conferencias de la UE cuyo contenido considere necesario que
se conozca en inglés.
Se estima que el coste de esta contribución
voluntaria encaminada a promover el multilingüismo en Europa ascendería a
cientos de millones de euros…
Bernard Cassen. Fundador de ATTAC y director general de 'Le Monde diplomatique'.
*
Ortega Smith en un fotograma del vídeo difundido por 'El País'.
*
En cuanto a los disparos que no acabaron en la figura del objeto de
tiro, el político bromea y dice que esos "se han ido fuera", aunque han
impactado en el resto del cuerpo de la silueta.
Ortega Smith está inmerso en un curso de defensa nacional organizado por
la Escuela Superior de las Fuerzas Armadas (ESFAS), informa el rotativo
de PRISA. Bajo este pretexto ha realizado una serie de visitas por
unidades militares del sureste español, para llegar hasta Javalí Nuevo,
donde se ha realizado el vídeo.
El 16 de junio de 2017 Donald Trump emitió un Memorando
Presidencial de Seguridad Nacional (NSPM) sobre "Fortalecimiento de la
política de los Estados Unidos hacia Cuba", convirtiendo las relaciones
de Estados Unidos con Cuba en una espiral cada vez más próxima a la
línea de confrontación con la Isla.
A continuación los departamentos de Estado, Comercio y Tesorería
anunciaron restricciones en las transacciones financieras, y el
comercio, en noviembre de 2017 para implementar el Memorando.
Hasta la
fecha el gobierno de Trump continuó imponiendo "sanciones", liberando
nuevas prohibiciones de viaje, incluidas restricciones a los buques que
ingresan a Cuba con petróleo, para establecer un récord de casi una
agresión por semana.
No se trata de sanciones como dice el gobierno de EE.UU. son medidas
coercitivas unilaterales, que afectan al pueblo de Cuba en primer lugar,
y pretenden rendirlo por hambre y desesperación.
Pero, desde la Casa Blanca y las instituciones correspondientes insisten
en un discurso machacón que habla de “medidas contra el gobierno” de la
Isla.
Trump dice hipócritamente “amar a los cubanos” que son “gente buena”,
mientras el secretario del Tesoro Steven Mnuchin en septiembre de 2019
justificó la piratería gringa: "A través de estas enmiendas
regulatorias, el Tesoro niega el acceso de Cuba a la moneda fuerte, y
estamos frenando el mal comportamiento del gobierno cubano mientras
continuamos apoyando al pueblo sufriente de Cuba".
Vaya manera de amar y apoyar a los cubanos. La paradoja grotesca es
tomar medidas adicionales para aislar financieramente “al régimen” y
responsabilizar al gobierno cubano “por su opresión del pueblo cubano y
el apoyo de otras dictaduras en toda la región, como el régimen
ilegítimo de Maduro ".
En la mediática internacional se observa cierta fruición con las
dificultades que han debido asumir los cubanos todos, en la Isla o fuera
de ella. Algunos medios en Estados Unidos afirman que los isleños están
sometidos a apagones y el desabastecimiento es generalizado, en franco
insulto a la verdad.
En Cuba no hay tiempo ni ánimo para vivir con las mentiras imperiales.
La creatividad ha sido puesta a prueba nuevamente y el resultado es
sortear los golpes de las medidas agresivas.
No obstante, los pretextos siguen en pie con una avalancha tuitera.
Michael Kozak, subsecretario interino para Asuntos del Hemisferio
Occidental del Departamento de Estado, representante de lo más
reaccionario de la política yanqui, especialmente para América Latina,
le dijo a su audiencia:”Cuba no es la solución a los problemas del
pueblo venezolano, sino el problema", llegando al extremo de adjudicar
supuestos agentes torturadores de la Isla en Venezuela.
El pretexto para el chantaje al gobierno cubano, con la afectación a su pueblo está en pie.
Este jueves 27 de enero, tomó el bastón, el almirante Craig Faller, jefe
del Comando Sur, ante el Comité de Servicios Armados del Senado, en
tanto justificaba millones en agresión gringa, expuso:
"Mientras Rusia, Cuba y China apoyan esta dictadura ilegítima de Maduro,
las democracias del mundo buscan una forma de conseguirle al pueblo
venezolano lo que se merece, una Venezuela libre y próspera", dijo
Faller,
A lo que el ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez,
objetó que Estados Unidos constituye una grave amenaza para América
Latina y el Caribe. 'Testimonio del Jefe del Comando Sur de #EEUU (Craig
Faller) en el Comité de Servicios Armados del Senado confirma grave
amenaza que representa ese país para Latinoamérica', en su cuenta de
Twitter @BrunoRguezP.
En otro tuit, el jefe de la diplomacia cubana ratificó el compromiso de
Cuba con el respeto y cumplimiento del Derecho Internacional Humanitario
en tiempos en los que las armas son cada vez más letales y
destructivas.
Igualmente, lamentó que surgen nuevos actores en los
conflictos, proliferan guerras no convencionales y persisten graves
violaciones al #DIH (Derecho Internacional Humanitario).
De modo que con la presión y el intento de chantaje a la dirigencia
cubana, la pandilla del señor Trump, los mayores violadores y agresores,
dañan al pueblo cubano que mayoritariamente apoya la política de su
gobierno, por justa y decente.
Se estima que más de 400 millones de animales murieron en Australia como
consecuencia del fuego. Los koalas y los canguros –animales endémicos
del país- fueron uno de los más afectados.
El
Ejército de Australia no solo cumple funciones de protección ciudadana,
sino que ha demostrado que su compromiso con el país también se
extiende a todos los que moran en él.
Este es el caso del personal de la Novena brigada del Ejército de Australia, quienes decidieron apoyar a brigadistas y dedicaron su tiempo a cuidar de koalas víctimas del fuego.
Foto: 9th Brigade - Australian Army
“Nuestras personas de la 16th Regiment Emergency Support Force han
utilizado sus períodos de descanso para echar una mano en el Cleland
Wildlife Park, apoyando a nuestros amigos peludos durante la hora de
comer y construyendo montajes de (viviendas para koalas) dentro del
parque”, contaron.
Foto: 9th Brigade - Australian Army
Se estima que más de 400 millones de animales murieron en
Australia como consecuencia del fuego. Los koalas y los canguros
–animales endémicos del país- fueron uno de los más afectados.
Militares australianos construyen viviendas para koalas afectados por los incendios / Foto: 9th Brigade - Australian Army
Mantendrá las tarifas y los
puestos de trabajo. Justificaron la medida aduciendo que la empresa "no
logró brindar el servicio que los pasajeros necesitan"
El Reino Unido anunció el miércoles su decisión de estatizar la empresa que opera la red ferroviaria que
conecta las ciudades del norte de Inglaterra por entender que la
concesionaria no brinda el servicio que los pasajeros "necesitan y
merecen".
La compañía Northern Rail, filial de la alemana
Deutsche Bahn, pasará a manos del Estado británico el 1 de marzo
próximo, informó el secretario de Transporte, Grant Shapps, en un comunicado.
El funcionario justificó la medida en que la firma "no logró brindar el servicio que los pasajeros necesitan y merecen", según la agencia de noticias Europa Press.
"La red de Northern es enorme y compleja, y algunas de las cosas que
están mal no se van a arreglar de forma fácil ni rápida, pero estoy
decidido a que los pasajeros vean mejoras reales y tangibles en toda la
red lo antes posible", explicó Shapps.
El secretario prometió ampliar la cantidad de trenes en servicio,
alargar andenes para permitir formaciones de más coches y mejorar la
limpieza de las unidades y la "fiabilidad" del servicio los días
domingo.
Asimismo, subrayó que tras la estatización se mantendrán los puestos de trabajo y las tarifas, reportó la agencia de noticias Telam.
"Entendemos la decisión del gobierno", dijo Northern Rail en un
comunicado en el que admitió deficiencias en el servicio, las atribuyó a
"factores externos sin precedentes" y pidió disculpas "de corazón" a
los usuarios.
Las rupturas siempre son difíciles. Nunca es buen momento para poner fin a una relación.
Pero todo se hace más doloroso si la decisión es unilateral, si las partes no llegan a un consenso, si el divorcio llega después de 45 años de unión, si tarda tres años en consumarse y, además, tiene consecuencias a nivel mundial.
EH Bildu seguirá trabajando para que los acuerdos bilaterales que se firmen a partir del #Brexit susciten el menor daño posible a la ciudadanía y agentes vascos.
Trabajaremos en defensa de las naciones que abandonarán la UE en contra de su voluntad
José
Luis Alomía, director general de Epidemiología de la Secretaría de
Salud (c) durante conferencia de prensa.
Es inminente la llegada del coronavirus 2019 n-CoV a
México por su alta capacidad de transmisión entre personas y debido al
intenso tránsito poblacional entre los países, ya que no hay cierre de
fronteras en el norte ni en el sur, afirmó José Luis Alomía, director
general de Epidemiología de la Secretaría de Salud.
No obstante, el sistema nacional de salud avanza en
la preparación de acciones para hacer frente a la infección que se
originó en China.
El especialista, vocero del gobierno federal para el
tema del coronavirus, encabezó esta tarde una conferencia de prensa,
luego de la declaratoria de emergencia de salud pública de interés internacional determinada por la Organización Mundial de Salud (OMS) a causa de la enfermedad respiratoria.
Puntualizó que hasta hoy, sólo se han reportado nueve casos sospechosos, sobre los cuales ya quedó descartado que se trate del nuevo virus. Asimismo, subrayó que el sistema de vigilancia epidemiológica se mantiene en alerta en todo el país, las 24 horas del día.
Jean-Marc Gabastou, asesor internacional de
Emergencias en Salud de la OMS explicó que la declaratoria es un llamado
a los países a que aceleren las medidas de contención en personas con
síntomas de infección respiratoria y con antecedente de haber estado en
China, sobre todo en las ciudades donde circula el nuevo agente
infeccioso.
Resaltó que México inició con los trabajos de preparación hace varias semanas, de tal manera que la decisión de la OMS no tendrá mayor impacto aquí, por ahora.
Esta tarde se realizó una sesión extraordinaria del
Comité Nacional para la Seguridad en Salud, en el cual participan las
instituciones de salud del sector público. Acordaron la instalación del
Subcomité de Enfermedades Emergentes, el cual se hará cargo de la
coordinación y respuesta ante algún brote.
También instruir a los servicios estatales de salud
para que activen sus propios comités y trabajen de manera coordinada con
la instancia federal.
Las instituciones públicas de salud presentarán el
diagnóstico sobre la situación de la infraestructura clínica y
hospitalaria con que cuentan para la atención de posibles casos de
coronavirus y garantizar una respuesta coordinada.
El Reino Unido abandona la UE después de 47 años en el club comunitario
Este 31 de enero es el último día del Reino Unido en la Unión Europea (UE).
Tras 47 años de encuentros y desencuentros, los británicos rompen con
el club comunitario después de unas elecciones en las que Boris Johnson arrasó y tres años y medio de duras negociaciones con el Ejecutivo comunitario que finalizaron con un acuerdo aprobado sin gran entusiasmo por la cámara de los comunes.
Ahora
se abre un periodo de transición que culminará presumiblemente el
próximo mes de diciembre. Durante este periodo Reino Unido y Unión
Europea deberán negociar temas como las relaciones comerciales, justicia, política exterior o seguridad.
Ahora
surgen dudas entre muchos ciudadanos que residen en el Reino Unido.
¿Seguiré teniendo derecho a la sanidad después del 'Brexit'?¿Necesitaré
el pasaporte para viajar al Reino Unido? ¿Qué ocurre con mi titulación
profesional?...
Son algunas cuestiones que resolveremos a continuación.
Aquellos
ciudadanos de la UE que deseen seguir residiendo en el Reino Unido tras
el 'Brexit', deberán solicitar un permiso denominado 'EU Settlement Scheme' que otorga dos estatus: el 'settled status'
o permiso de residencia indefinido, para aquellos ciudadanos de la UE y
sus familiares que lleven residiendo más de 5 años en el Reino Unido, y
el 'pre-settled status' o permiso de residencia temporal, para los que lleven menos de 5 años de residencia.
Para solicitar estos permisos hay de plazo hasta el 30 de junio de 2021. Para ello, es necesario haber residido en el Reino Unido antes del 31 de diciembre de 2020.
2- Quiero empezar a residir en el Reino Unido. ¿Qué hago?
Todos
los ciudadanos de la UE que deseen entrar en el Reino Unido para
trabajar y residir después del 'Brexit' podrán hacerlo libremente hasta
el 31 de diciembre de 2020, y deberán solicitar el 'pre-settled status' conforme al 'EU Settlement Scheme' antes del 30 de junio de 2021.
Quienes deseen entrar en el Reino Unido a partir del 1 de enero de 2021 tendrán que adaptarse al futuro sistema migratorio británico, que está por definir.
3-
Vivo en el Reino Unido, quiero viajar a España y no volveré hasta
después del 'Brexit'. ¿Pueden denegarme la entrada si aún no he obtenido
el permiso correspondiente?
Hasta el 31 de diciembre de 2020 se podrá seguir entrando en el Reino Unido con el DNI o el pasaporte,
ya sean residentes o turistas. No será necesario haber solicitado el
permiso 'EU Settlement Scheme', en el caso de los residentes.
Los que
cuenten con 'pre-settled status' o 'settled status' podrán seguir usando su DNI para viajar hasta al menos el 31 de diciembre de 2025. Para los turistas, el DNI dejará de ser válido como documento de viaje a lo largo de 2021.
4- ¿Seguiré pudiendo ejercer mi profesión en el Reino Unido?¿Qué ocurre con mi titulación profesional?
Tanto
a los residentes como a los trabajadores transfronterizos, se les
seguirán aplicando el régimen derivado del Derecho de la Unión Europea
hasta el 31 de diciembre de 2020. Para que su titulación profesional sea
reconocida después del período transitorio, deberán solicitar su reconocimiento antes del 31 de diciembre de 2020.
5- ¿Seguiré teniendo derecho a la sanidad?
Sí. Se mantiene el derecho de los ciudadanos de la UE a continuar recibiendo asistencia sanitaria en el Reino Unido en las mismas condiciones que las actuales hasta el 31 de diciembre de 2020. Los residentes deben darse de alta en el NHS (sistema de salud británico).
En el caso de los turistas, podrán seguir utilizando su tarjeta sanitaria europea hasta el 31 de diciembre de 2020. A partir de esta fecha deberán abonar los gastos sanitarios a menos que se alcance algún acuerdo sobre sanidad entre el Reino Unido y el país de procedencia.
6- ¿Cuánto tiempo me puedo ausentar del Reino Unido sin perder el 'settled status'?
Un máximo de 5 años continuos.
En el caso del 'pre-settled status', que tiene una validez de 5 años,
se pierde si el ciudadano de la UE se ausenta del Reino Unido más de 2
años.
7- Un ciudadano español que tenga el settled o pre-settled status, ¿puede reagrupar a sus familiares después del 'Brexit'?
Por
otro lado, cónyuges, parejas de hecho, hijos o nietos (menores de 21, o
mayores de 21 años pero dependientes), y padres o abuelos dependientes
del ciudadano de la UE (sea cual sea su nacionalidad) podrán entrar y
residir en el Reino Unido en cualquier momento después del 'Brexit'.
Para ello, la relación debe existir antes del 31 de diciembre de 2020 y
en el momento de la entrada en el Reino Unido (excepto hijos futuros
que podrán entrar en el Reino Unido en cualquier momento). El resto de
familiares solo podrán solicitar el 'pre-settled status' si residen en el Reino Unido antes del 31 de diciembre de 2020.
8- Soy estudiante en el Reino Unido o tengo intención de ir a estudiar allí. ¿Cómo me afecta el 'Brexit'?
No
necesitan solicitar ningún permiso siempre que acaben sus estudios y
tengan intención de volver a su país de origen o residencia habitual
antes del 31 de diciembre de 2020. El pasaporte o DNI es suficiente para estudiar y seguir haciéndolo en
el Reino Unido hasta el 31 de diciembre de 2020.
Si tienen intención de
seguir estudiando en el Reino Unido o empezar a trabajar una vez
acabados sus estudios después del 1 de enero de 2021 deberán realizar la
correspondiente solicitud en base al 'EU Settlement Scheme' antes del 31 de diciembre de 2020.
9- Tengo un carnet de conducir español. ¿Voy a poder seguir conduciendo sin problemas?
Los residentes en el Reino Unido que empezaron su estancia siendo menores de 67 años podrán seguir conduciendo en el Reino Unido con un carnet de conducir emitido por un Estado miembro sin cambios hasta los 70 años.
Si se trasladó al Reino Unido siendo mayor de 67 años, podrá seguir usando su carnet de conducir europeo hasta un máximo de 3 años. Posteriormente, deberá intercambiar su carnet de conducir español por uno británico.
Los turistas podrán seguir usando su carnet de conducir europeo sin cambios.
Muchos países celebran de forma
apasionada sus grandes gestas nacionales. Algunos, los menos, prefieren
elegir derrotas catastróficas que se convirtieron en un elemento clave
para forjar su identidad nacional. Los británicos están en una categoría
especial.
Reservan una atención singular a desastres y tragedias, pero
porque ayudan a reforzar sus victorias y, en definitiva, la idea de que
son un pueblo elegido para dominar el mundo."Rule, Britannia! Britannia, rule the waves! Britons never, never, never shall be slaves".
Un
capítulo especialmente conocido de ese despliegue patriótico de fiascos
es la Carga de la Brigada Ligera en la guerra de Crimea. En octubre de
1854, la caballería británica se lanzó al galope, con sables en la mano y
sus estandartes ondeando al viento, sobre una posición rusa protegida
por artillería.
Un espectacular ejemplo de incompetencia militar que
inevitablemente acabó en una masacre producida en sólo veinte minutos.
"De los 700 hombres que entraron en acción, sólo 190 pudieron salir de
allí y todo eso para nada", escribió el teniente Fiennes Wykeham Martin
en una carta a su hermano (las cifras reales de bajas fueron 110 muertos y 130 heridos, así como 375 caballos muertos o sacrificados).
El primer ministro, Lord Palmerston, definió la batalla como "gloriosa". El poema de Tennyson sobre
esa batalla publicado muy poco después de los hechos se convirtió en
lectura obligada para los escolares durante más de un siglo. ¿Qué mejor
forma de fomentar el patriotismo que venerar una muerte inútil al
servicio de la patria?
El fracaso como arsenal del
carácter nacional, por más que sólo pueda explicarse por el infortunio o
la estupidez, es el escenario al que nos traslada Fintan O'Toole para
explicarnos el Brexit, no como una aberración o hecho singular que
ocurrió de forma inesperada en 2016, sino como la culminación de una
historia que es tan vieja como el propio país.
En su libro 'Un fracaso heroico. El Brexit y la política del dolor',
que acaba de publicar Capitán Swing en España, O'Toole llega al extremo
de encontrar puntos en común con la trama del libro y película
'Cincuenta sombras de Grey'.
Es una forma provocadora de contar que el
sadomasoquismo ayuda a entender ciertos aspectos de la historia
británica cuando el sufrimiento es un factor esencial para alcanzar la
gloria o un precio muy alto que estás dispuesto a pagar.
Esto último es
el espíritu que anima a los 'Brexiters'.
El lector
habrá encontrado en los medios de comunicación innumerables
explicaciones del Brexit que lo ciñen todo a la relación convulsa de los
tories con Europa desde finales de los 80, el error dramático de David
Cameron al convocar el referéndum o la defensa escuálida de la UE hecha
por la dirección del Partido Laborista.
Todo eso tiene su parte de
verdad, en especial el primer factor.
Pero no se puede
entender el Brexit sin saber cómo entró el Reino Unido en la UE y cuál
fue su relación con Bruselas mucho antes de que el espíritu
euroescéptico se extendiera por el país.
En última instancia, hay que
arriesgarse a examinar el carácter nacional inglés –no el británico– y
el peso de la historia, sobre todo la reciente en el siglo XX: cómo Gran
Bretaña salió de la Segunda Guerra Mundial y cómo influyó esa guerra en
el imaginario colectivo.
Y por último, cómo el nacionalismo inglés, un
fenómeno camuflado bajo capas formadas por otros ideales, ha resurgido
en los últimos veinte años.
O'Toole es un periodista
irlandés que ha escrito en tono crítico en varias ocasiones sobre el
Brexit (también sobre lo que funciona mal en una sociedad complaciente y
derrotista como la de su país).
Como periodista, al introducirse en
cuestiones históricas y antropológicas corre el riesgo de ir demasiado
lejos. La ocasión lo merece con el fin de alejarse de prioridades
periodísticas ya muy gastadas.
"Let's take
back control" (recuperemos el control) fue el eslogan que de forma
brillante y muy efectiva resumió el sentir de los ciudadanos partidarios
de la salida de la UE y marcó el camino para los indecisos en la
campaña del referéndum. Permitía obviar el mensaje xenófobo y contra la
inmigración que animaba a muchos de ellos, en especial a los movilizados
por Nigel Farage y el UKIP, y establecer un espíritu más positivo en
favor del sí. Arraigó porque la cuestión iba más allá del debate a
cuenta de las competencias en manos de Bruselas.
Todo tenía que ver con el inexorable descenso del país
hacia una posición marginal en la historia desde la Segunda Guerra
Mundial. La pérdida del imperio se plasmó en la independencia de India
en 1947, pero tuvo otras citas más dolorosas.
Sobre ellas destaca el
desastre de Suez en 1956, donde británicos y franceses, ayudados por
israelíes, efectuaron el último intento de imponer sus designios
imperiales sobre el Egipto de Nasser y se vieron frenados y
ridiculizados por la tenaza formada por EEUU y la URSS.
En el ciudadano medio, fue calando una idea insoportable. Los británicos habían ganado la guerra –además, pensaban que eran ellos quienes habían derrotado a Hitler con una pequeña
aportación de norteamericanos y rusos– y su país vivió años muy duros
después de 1945 y posteriormente nunca llegó a despegar de verdad.
"No
es en absoluto ridículo pensar que Gran Bretaña, en las palabras de
Spencer, había merecido mucho y recibido poco", escribe O'Toole. "Había
perdido su imperio, caído prácticamente en la bancarrota, sufrido el
estancamiento económico y en la crisis de Suez de 1956 (sólo una década
después del gran triunfo), visto brutalmente anuladas sus pretensiones
de gran potencia".
Mientras tanto, los alemanes
derrotados y los franceses, con un país mucho más destruido que Gran
Bretaña, encararon con decisión la reconstrucción e impulsaron su
economía. En la segunda mitad de los años setenta, los peores presagios
se cumplieron y el país acabó convertido en el enfermo de Europa occidental.
Un sentimiento arraigado
No es posible subestimar esta idea de fracaso o consignarla sólo a la política. "Este sentimiento de pérdida
–del imperio, de las zonas industriales, de los lazos comunes– alcanza a
la cultura inglesa de postguerra: desde el punk hasta el romanticismo
de cantantes como Morrissey y la nostalgia por una edad de oro anterior
que está presente en los titulares de los diarios sensacionalistas y en
la izquierda y derecha radicales de la política inglesa de hoy",
escribía hace poco Jeremy Cliffe en el New Statesman.
En los tabloides
de tiradas millonarias, aparece esa idea de forma reiterada: ¿cómo hemos
podido caer tan bajo? Y especialmente, ¿quién es el culpable? La UE
acabó siendo el perfecto chivo expiatorio.
Por parte
de las élites y los intelectuales, la entrada en la UE en 1973 se vio
como un accidente o un paso obligado por inercia, quizá para borrar la
humillación del veto anterior de De Gaulle.
La campaña oficial sí
ofreció uno de los grandes eslóganes de todos los tiempos que en Francia
y Alemania hubieran entendido muy bien: "Cuarenta millones de personas
murieron este siglo en dos guerras europeas. Es mejor perder algo de
soberanía que perder a un hijo o una hija".
Lo que sí
hubo fue un verdadero interés popular por saber en qué consistía. El
'Libro blanco' publicado por el Gobierno con el objetivo de explicar la
entrada vendió más un millón de copias, un auténtico 'best seller' de la
literatura gubernamental.
Con el tiempo, se
estableció una dicotomía que llega hasta nuestros días y que sirvió de
combustible para el Brexit. "Si Inglaterra no era una potencia imperial,
entonces debía ser otra cosa, una colonia", dice O'Toole. Un vasallo de
Bruselas.
Que esa idea chocara con la realidad de un mundo globalizado
donde la soberanía no es lo que era ni debería serlo, es algo
secundario, siempre que el número necesario de personas, entre las
élites y el pueblo, se convenzan de ello.
Y si es imprescindible apelar a
la brocha gorda, nunca faltará un personaje como Boris Johnson.
"Napoleón, Hitler y otras personas intentaron eso
(unificar Europa) y acabaron de forma trágica. La UE es un intento de
hacerlo con métodos diferentes", dijo el actual primer ministro un mes
antes del referéndum. Hitler y la UE en el mismo plano, al menos en
cuanto al objetivo general. Todo ello en un país que no ha sido invadido
desde su formación moderna como Estado en 1707 con la unión de
Inglaterra y Escocia. El mapa de la batalla final ya estaba trazado.
El fracaso no es tan 'sexy' cuando pierdes el control
Ese
"fracaso heroico" asfaltó muchas opiniones favorables al Brexit y
animó a los que dudaban. El futuro fuera de la UE era incierto, pero
merecía la pena. Abandonar la Unión es un salto a lo desconocido. Es
poner en riesgo la prosperidad actual. Una completa locura.
No importa y
no porque exista un temperamento suicida. Los británicos del pasado
celebraban fracasos gloriosos como el de la Carga de la Brigada Ligera,
el naufragio de los barcos HMS Terror y HMS Erebus en el Paso del Noroeste en 1845 o la huida sangrienta de Kabul en la primera guerra afgana en 1842, porque sabían que al final la victoria sería suya.
Eso volvería a ocurrir en el siglo XXI sólo con desearlo.
Esos
fracasos hacían aun más notable el sacrificio, algo asumible cuando tu
posición dominante no está en peligro. El colonizador llegaba a
expropiar el dolor del colonizado, explica O'Toole, para reforzar el
heroísmo propio. Ahora esa tendencia cobra un cariz más negativo, ya que
es un victimismo general que no puede consolarse con la existencia del
poder imperial.
Sometidos al diktat de Bruselas.
Obligados a entregar la soberanía de sus aguas a pescadores extranjeros.
Intimidados por el lenguaje "políticamente correcto" que hace que los
hombres blancos sean las auténticas víctimas en un mundo que prima a
mujeres, homosexuales y minorías étnicas.
Ese tipo de cosas de las que
no te atrevías a hablar con tus amigos para que no te tildaran de
fanático y que ahora cobraban sentido con el Brexit. El menú diario de
los lectores del Daily Mail, el periódico más influyente de Gran Bretaña
desde hace muchos años.
Todos ellos son rasgos que
identifican a muchos votantes del Brexit, que se consideran únicamente
ingleses, no británicos. Con el referéndum, Cameron ofreció una
plataforma excelente al nacionalismo inglés, un fenómeno relativamente
reciente que sólo empezó a plasmarse en encuestas cuando se aprobó la
devolución de poderes a Escocia.
Y aquellos que se identifican sólo como
ingleses fueron los que se mostraron más hostiles a la inmigración y a
la UE.
Se dice que los mandos militares rusos que
contemplaron perplejos la carga suicida de Balaclava en la guerra de
Crimea pensaban que los soldados británicos estaban borrachos. Ante tal
desperdicio de vidas humanas, un militar francés dijo: "Es una locura".
Son
reacciones similares a las de muchos ciudadanos europeos al presenciar
lo ocurrido en Gran Bretaña desde 2016. Mientras tanto, los ingleses, o
al menos la mayoría de ellos, entonan patrióticos uno de sus grandes
himnos: "Britons never, never, never shall be slaves" (los británicos
nunca, nunca, nunca serán esclavos).
La libra ha perdido
en torno a un 15% de su valor frente al euro desde el referéndum. Si se
acentúa esa tendencia, los británicos serán esclavos de otras cosas al
descubrir que comprar alimentos y bienes esenciales y viajar al
extranjero será mucho más caro. Pero ya será demasiado tarde.
Una cosa
es segura. Habrá tiempo de buscar otros responsables. La historia da
pocas segundas oportunidades, aunque siempre te permite sostener que los
culpables de tu fracaso son los otros.
Ni Europa ni España tienen problemas graves que
atender, de ahí que periódicamente, sobre todo entre nosotros, surja
como un vendaval la cuestión venezolana como si fuese algo crucial para
nuestro futuro.
Ningún otro país del mundo ocupa tantas páginas de
periódicos ni tantas horas de informativos audiovisuales.
Venezuela es el corazón del mundo, la mayor amenaza que tiene la civilización judeo-cristiana, el lugar donde conviven alegremente Lucifer, Belcebú, Belfegor, Beliel y Leviatán,
conspirando para imponer un régimen satánico-comunista en todo el
planeta mediante la acción no ya de una fuerza militar de la que
carecen, sino de los millones de ángeles caídos que formas las huestes
del ejército infernal unidas para la ocasión.
Israel, estado teocrático, lleva décadas asesinando masivamente a ciudadanos palestinos, impidiendo que entren en Gaza y Cisjordania
alimentos y material sanitario básico, bombardeando posiciones civiles,
torturando a mansalva, destruyendo una tierra que ocupó con el
beneplácito de la comunidad internacional, desoyendo todas las
recomendaciones de Naciones Unidas y negándose a la
creación de dos Estados que puedan convivir en paz.
A nadie se le escapa
que los dirigentes judíos no quieren convivir, sino dominar y hacer
desaparecer al pueblo palestino. Ante tanta atrocidad, no existen quejas
de España ni de la Unión Europea que como en tantos otros aspectos se pliegan a lo que manda el enemigo americano.
No sucede nada tampoco en Arabia ni en los Emiratos Árabes,
donde la mujer es considerada poco menos que nada por la ley. Sometida
al macho y a su servicio según su particular interpretación de la ley
coránica, las mujeres son seres invisibles carentes de autonomía y de
libertad, pisoteadas cotidianamente sin que nadie alce la voz para
impedir que esos estados medievales sigan actuando con absoluta crueldad
contra la mitad de la población.
No tienen derechos, ni posibilidad de
ser ellas mismas, como tampoco los tienen los cientos de miles de
inmigrantes africanos y asiáticos que trabajan en la construcción, las
fábricas o la agricultura. Parias de la tierra, machacados por los
dirigentes feudales que manejas miles de millones de euros, España y
Europa callan porque son amigos fieles, porque somos familia, porque
viven en nuestras ciudades y llenan las cuentas de nuestros bancos.
Nada
sucede tampco en Iraq, Siria o Libia, estados que habían alcanzado
ciertos niveles de laicidad, que no eran teocracias y que bombardeamos
hasta entregarlos al clero y al caos provocando una de las mayores
estampidas migratorias de la historia reciente.
No pasa nada, son pobres
y están condenados al sufrimiento eterno por el Código de Hammurabi, la Biblia
y los inmensos pozos de petróleo que hay bajo sus pies.
¿Que les hemos
destruido sus casas, sus cultivos, sus vidas? ¿Qué ahora todas las
mujeres visten de negro y con la cara tapada, que emigran hacia Europa
buscando lo que Europa y Estados Unidos les han quitado? No es responsabilidad nuestra, que hubiesen nacido en otra parte.
Venezuela tiene las mayores reservas de petróleo del mundo, también
las mayores de coltán, ese mineral imprescindible para móviles,
ordenadores y televisores “inteligentes”, posee unas reservas inmensas
de oro, diamantes, bauxita, gas natural, fosfatos y manganeso. Hay
alguien que quiere hacerse con el botín y asegurarse de ese modo
suministros para varias décadas
No hay ningún problema tampoco en Chile, laboratorio
en el que Estados Unidos dio un golpe de Estado, asesino a su
presidente legítimo e instauró una sanguinaria dictadura para imponer el
primer régimen neocon de la historia y exportarlo después al resto del
planeta.
No pasa nada si no hay sanidad pública, si a la educación
acceden sólo los ricos, si los ríos, el agua, las minas y los bosques
son propiedad privada nacional y yanqui, nada tampoco si los
pensionistas tienen que seguir trabajando porque la pensión privada no
les da ni para pagar la luz, menos si en las recientes protestas contra
el Gobierno Piñera la policía y el ejército matan y
hieren de gravedad a cientos de personas que se manifestaban
pacíficamente contra un gobierno heredero de Pinochet, otro gran amigo de Occidente.
Y qué decir de Bolivia,
donde han dado un golpe de Estado para acabar con un gobierno que
estaba devolviendo la dignidad a los pueblos indígenas y recuperando las
riquezas nacionales para la nación.
No nos preocupa lo más mínimo, como
tampoco ocupan ni una página de los diarios occidentales, las matanzas
de campesinos que se perpetran periódicamente en Colombia, principal país productor de la cocaína que se meten por la nariz los norteamericanos. Ni en México, donde la vida no vale nada, tan lejos de Dios y tan cerca de Norteamérica como decía Carlos Fuentes.
Más de sesenta mil asesinatos anuales, la mayoría debida también el
tráfico de cocaína que tanto gusta a los gringos, amenazados
constantemente por el poderoso vecino del Norte que no contento con
haberles robado casi tres millones de kilómetros cuadrados sigue soñando
con hacerlos desaparecer del mapa y volver a apropiarse del petróleo
que les expropió Lázaro Cárdenas.
No, evidentemente el problema es una nación hermana con poco menos de
treinta millones de habitantes y el doble de la superficie de España.
Un país que ha estado siempre controlado por una oligarquía funesta y
antipatriota al servicio de Estados Unidos, país al que llevan años
entregando todas sus riquezas a cambio de protección.
Venezuela tiene
las mayores reservas de petróleo del mundo, también las mayores de
coltán, ese mineral imprescindible para móviles, ordenadores y
televisores “inteligentes”, posee unas reservas inmensas de oro,
diamantes, bauxita, gas natural, fosfatos y manganeso.
Hay alguien que
quiere hacerse con el botín y asegurarse de ese modo suministros para
varias décadas, retrasando de ese modo la inevitable sustitución de las
energías fósiles que exige la Naturaleza. El Gobierno
venezolano ha cometido muchas torpezas aunque todas las elecciones se
han hecho con observadores internacionales que han certificado la
limpieza de los comicios.
Sin duda, la mayor de ellas ha sido tener bajo
su suelo una de las mayores reservas mundiales de combustibles y
minerales necesarios para la revolución tecnológica que amenaza con
llevarnos a la mayor involución de la historia. A nadie importaría un
bledo lo que sucede en Venezuela si careciese de ese tesoro.
Bailarle el agua a un personaje tan flaco y servil como Juan Guaidó,
el autoproclamado, demuestra el peso insignificante de España y de la
Unión Europea en la política internacional, un peso elegido
voluntariamente por no saber hacer valer que Europa es, todavía, la
principal economía del planeta, el mercado que más compra, aunque será
por poco tiempo si no opta por definir claramente una vía distinta a la
que se diseña desde la Casa Blanca, el Pentágono y Wall Street.
El coronavirus ha provocado nuevos afectados. La Comisión de Salud de China ha informado de que los muertos por el brote del nuevo coronavirus en el país han ascendido este martes a 132.
En Alemania el Ministerio de Sanidad ha confirmado este martes otros tres casos del en el estado de Baviera.
Además, la Comisión Europea ha activado el mecanismo de protección civil de la UE a petición de Francia para movilizar dos aviones que evacuarán a los ciudadanos europeos de la ciudad de Wuhan.