jueves, 15 de septiembre de 2022

Un 58% más de menores que cometen agresiones sexuales

 

 Varias mujeres sostienen diferentes pancartas en una manifestación contra la sumisión química, a 20 de noviembre de 2021, en Madrid (España).

* Un 58% más de menores que cometen agresiones sexuales

La Fiscalía General del Estado ha avisado y confirmado con datos: los delitos sexuales por parte de menores han aumentado un 58% más.

 Repito por si alguien no entiende el alcance de esto: hay un 58% más de menores que son capaces de abusar o de agredir sexualmente y, por lo tanto, cometen un delito. 

 Estas últimas semanas en una conferencia, unas mujeres y un hombre hablaban sobre cómo son las parejas ahora.

 Y una de ellas exclamaba: "¡pero cómo se relacionan los jóvenes hoy en día!". 

El fondo es que los jóvenes aprenden a relacionarse según lo que ven y según son educados por todo su entorno.

 Desde la familia, a los amigos, a los comentarios que escuchan, cuando ve la tele con alguien, sobre una violación o un caso machista.

   Dice el fiscal que tenemos que hacer una reflexión como sociedad. 

El feminismo lleva ya reflexionando y advirtiendo de esto desde hace décadas, pero cuando se ha puesto sobre la mesa bien se las ha tachado de puritanas, exageradas y, cómo no, hemos sido ignoradas o ridiculizadas. 

Eso sí, cuando la acusación del delito cae sobre un hijo, un hermano o un compañero de trabajo quizás ya no hace tanta gracia. 

   Quizás, Fiscalía debería de decir la verdad de fondo: que la juventud se relaciona, ni más ni menos, como les enseñamos los adultos.  

Que quizás tiene algo que ver ese aumento con que, a fecha de hoy, haya más jóvenes que niegan la violencia de género o le restan importancia.

 Un 20% cree que es "un invento ideológico". 

Uno de cada diez chicos considera que la violencia es inevitable o que, si es de poca intensidad, no supone un problema. 

Quizás también tiene que ver con que hay niños de 9 u 11 años viendo porno, que se creen que el sexo es eso y que escuchan a sus padres poner el grito en el cielo cuando saben que en el colegio hablarán de educación sexual.   

Quizás, aprenden también de lo que escuchan en boca de políticos, de lo que ven entre carcajadas entre sus youtubers o tiktokers de referencia que dispersan bulos machistas, de lo que ven en tertulias en medios donde se ríen del feminismo o se ridiculiza a las víctimas.

 Quizás aprenden de aquellos colegas del instituto o del trabajo que, tras regresar del fin de semana, venden como una victoria abusar o agredir mientras está una chica bebida o drogada.

 Quizás aprenden de unos adultos a los que vieron aplaudir en su momento a El Prenda de la Manada o a los acusados de una violación a menores en Burjassot.

 Nadie pide que se le lancen piedras ni abucheos pero, ante una acusación tan tremenda, qué menos que silencio y esperar a la justicia.

  Todas estas risas, todo este interés por ridiculizar al feminismo y todos esos aplausos, desde reales o simbólicos, que se dan a centenares de situaciones machistas tienen un fondo.

 

 Quizás hay quienes aplauden porque creen que ser machista es digno de orgullo, porque lo ven como un "hombre auténtico".

 O quizás, detrás de algunos aplausos y risas, esté el proceso de autoengaño de no querer reconocer que un hijo, o amigo, o primo puede ser un delincuente y siempre es mejor lanzar las sospechas a las víctimas, como siempre ha sido.

   Vamos a tener que seguir recordando que el machista no se nace, se hace. 

Que todo es educación y cultura.

 Nos podemos llevar las manos a la cabeza diciendo "qué le pasa a la juventud", pero quizás hay que decir "qué le estamos enseñando a estos jóvenes".

 Aunque, de hacer eso, es probable que se pierda algún poder y no interesa.

 A pesar de que esta cifra debería de resultarnos alarmante, como siempre no pasará casi nada. 

Y al final, de tanto esconder, un día todo esto nos va a explotar en la cara y no habrá ya recurso que pueda frenar esta violencia. 

Las semillas para todo esto ya están plantadas... y las estamos regando. 






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