* El rey emérito, de nuevo en España.
Tras casi dos años en Abu Dabi, en donde se alojó al iniciarse la investigación de la Fiscalía del Supremo, el rey emérito, Juan Carlos I, volvió a fin a España, pasando de fugado a regatista. A principios de semana, los Juancarlistas (monárquios partidarios de Juan Carlos) anunciaron que el emérito volvería este fin de semana a Sanxenxo (Pontevedra).
Y, días después de que la Fiscalía Anticorrupción decidiera archivar la investigación sobre el presunto pago de hasta 80 millones de euros en comisiones en la obra del AVE a La Meca, el emérito volvía a España.
Así lo adelantaba el lunes el periodista Fernando Ónega en ‘Más de uno’. Según Ónega, Juan Carlos I habría tomado esta decisión durante la conversación telefónica que mantuvo el pasado domingo con Felipe VI, aprovechando que éste se encontraba en Abu Dabi para trasladar sus condolencias al nuevo presidente de Emiratos Árabes Unidos (EAU), Mohamed bin Zayed Al Nahyan, por el fallecimiento del jeque Jalifa Bin Zayed al Nahyan. En este sentido, también trascendió que Juan Carlos I sería recibido en La Zarzuela por su hijo Felipe.
Sin embargo, el rey emérito no pernoctaría en el palacio de la Zarzuela. “Quienes tienen la última palabra –subrayaba Ónega– entienden que Zarzuela no es la residencia privada de una familia, sino la sede de la Jefatura del Estado. Por lo tanto, don Juan Carlos puede visitar a su esposa, a su hijo y a sus nietas, pero no quedarse a dormir”.
Este retorno de Juan Carlos I, anunciado especialmente por la derecha, se produjo pocos días después de que la Fiscalía Anticorrupción decidiera archivar las diligencias preprocesales, al no haberse podido acreditar la comisión de un delito de corrupción en las transacciones internacionales.
Los hechos se remontan a 2006, cuando la Organización de Ferrocarriles Saudó (SRO, por sus siglas en inglés) abrió la licitación para construir una línea de alta velocidad entre las ciudades de La Meca y Medina. Las empresas españolas interesadas en participar formaron un consorcio con otras dos saudíes.
Del lado español estaban ADIF, RENFE, OHL, Indra, Talgo, Imathia, Dimetronic, Cobra Instalaciones y Servicios Internacionales, Consultrans y Servicios-Copasa, Instalaciones Inabensa e Ingeniería y Economía del Transporte. Mientras que por la parte saudí figuraban el Grupo Al Shoula, cuyo titular y beneficiario era un príncipe saudí, y Al Rosan Contracting.
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