Corría el mes de febrero de 2003.
Aznar vio armas de destrucción masiva en Irak pero no los sobres de Bárcenas
Rajoy, también bajo juramento pero en su caso sin mascarilla, dice que tampoco sabe nada: “En mis cuarenta años de militante del Partido Popular, no he escuchado a ningún dirigente, militante ni empleado hablar de la famosa caja B”.
Mientras cientos de miles de personas se echaban a las calles de todo el Estado para intentar evitar el apoyo de España a la inminente invasión de Irak, el entonces presidente del PP y del Gobierno central, José María Aznar, aseguraba en televisión que “el régimen iraquí tiene armas de destrucción masiva, puede estar usted seguro y pueden estar seguras todas las personas que nos ven de que les estoy diciendo la verdad”.
Pero no sólo no decía la verdad, sino que mentía a sabiendas: aseguró que Irak tenía armas de destrucción masiva y después se demostró que no las tenía, así que tanto si lo aseguró sabiendo que no las tenía como si lo aseguró sin saber si las tenía o no, mintió a sabiendas.
Y mintió sobre algo muy grave: sobre el motivo esgrimido por el entonces presidente de Estados Unidos, George W. Bush, para invadir Irak sin el aval del Consejo de Seguridad de la ONU, provocando cientos de miles de víctimas.
Dieciocho años después, ese mismo José María Aznar –presidente del PP desde 1990 hasta 2004 y del Gobierno desde 1996 hasta 2004– ha declarado este miércoles como testigo ante el tribunal de la Audiencia Nacional que juzga uno de los casos relacionados con la caja B de su partido, una caja B cuya existencia ha sido probada por el Tribunal Supremo en sentencia firme pero de la que Aznar ha asegurado ante el tribunal que ni supo entonces ni sabe ahora nada.
“No he conocido ninguna contabilidad B o paralela en el Partido Popular, sólo la oficial, que se remitía puntualmente al Tribunal de Cuentas”, ha sostenido Aznar tras haber jurado decir la verdad, pues ha declarado como testigo. “No he conocido más que la contabilidad oficial del PP”, ha insistido.
Mariano Rajoy –presidente del PP desde 2004 hasta 2018 y del Gobierno desde 2011 hasta 2018– también ha declarado este miércoles como testigo ante el mismo tribunal, ante el que, tras haber jurado asimismo decir la verdad, ha asegurado que “no ha habido una caja B del PP”.
“En mis cuarenta años de militante del Partido Popular, no he escuchado a ningún dirigente, militante ni empleado hablar de la famosa caja B”, ha añadido Rajoy, quien ha comparecido ante el tribunal a través de videoconferencia y sin mascarilla.
También a través de videoconferencia pero en su caso con una mascarilla puesta ha comparecido Aznar, quien ha asegurado hacerlo porque las autoridades sanitarias recomiendan ponérsela también a quien está solo en una habitación de su casa, algo que es completamente falso.
Pese a las protestas de varios abogados de las acusaciones –quienes han advertido de que la mascarilla impedía o dificultaba percibir algunos de sus gestos durante la declaración–, el tribunal le ha permitido seguir declarando con ella puesta.
Que “cómo es posible” que Aznar fuera capaz de ver “armas de destrucción masiva en Irak” –a pesar de que Irak estaba a miles de kilómetros de distancia y sobre todo a pesar de que esas armas de destrucción masiva nunca existieron– pero no fuera capaz de ver lo que hacía Luis Bárcenas –gerente del PP durante toda la etapa de Aznar como presidente del partido– en el despacho de al lado del suyo.
Esa pregunta le hizo al magistrado Joaquim Bosch –portavoz de la asociación judicial progresista Juezas y Jueces para la Democracia de 2012 a 2016 y coautor del libro ‘El secuestro de la justicia’– un asistente a una de sus conferencias, y a Bosch no se le ha olvidado.
“Tanto si los dirigentes del partido conocían lo que hacía su tesorero como si no lo conocían, se trata de situaciones difícilmente aceptables”, ha manifestado Bosch este miércoles, consultado por LUH. “Si lo conocían, está claro que habrían aceptado lo que se estaba haciendo; si no lo conocían, es preocupante que haya serias irregularidades en la gestión interna de un partido y sus principales dirigentes no sean capaces de conocerlas”, ha explicado.
El magistrado ha destacado que “las distintas ramificaciones del caso Gürtel” –trama por cuya primera etapa de actividades el Tribunal Supremo condenó el pasado mes de octubre a Bárcenas a 29 años de cárcel– evidencian que “la financiación ilegal de los partidos es un serio problema para nuestra democracia” y ha criticado “que no haya más transparencia en la gestión económica interna”. “Hacen falta reformas estructurales sobre el funcionamiento y financiación de los partidos”, ha finalizado.
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