jueves, 26 de noviembre de 2020

Dicen que el día a día del «emérito» en Abu Dhabi trascurre entre escoltas, fisioterapeutas, llamadas y hastío.

 

 

 

 

Hasta los huevos… ¡Pobre!

 

Dicen que el día a día del «emérito» en Abu Dhabi trascurre entre escoltas, fisioterapeutas, llamadas y hastío. El locutor ultra Carlos Herrera dice que Juan Carlos vive pendiente de España, obsesionado con volver a Zarzuela y que «está hasta los huevos«. Tal cual… ¡Pobre!

 

La periodista Silvia Taulés pudo contactar desde su Medio (Vanitatis) con algunos amigotes del «Borbón fugado que constatan dicho hastío y confirman que las jornadas transcurren monótonas, casi encerrado en un lujoso hotel de la capital de Emiratos Árabes y pasando las horas centrado en su salud. Para mejorar o mantener al menos su forma física, «Marca España» también le paga un equipo de especialistas con el que realiza ejercicios a diario.

 

Quizá sea masoquismo pero otra de sus rutinas de Juan Carlos debe ser leer la prensa española, de la que le entregan cada día un buen dossier con todas las noticias que se refieren a su persona, a su familia y a cuestiones de interés nacional. Además, está pendiente del trasiego político, la crisis sanitaria y, sin duda, de todo lo que hace referencia a su hijo.

 

Y así, entre visita y visita (como la de su hija mayor, a la que «Marca España» le ha subvencionado su reciente viaje a Emiratos), pasa los días en Abu Dhabi, destino que escogió para blindar su privacidad. 

 

Se trata de un emirato de corte dictatorial donde el respeto a los Derechos Humanos brillan por su ausencia y la libertad de prensa, simplemente, no existe. El heredero de Franco ya contaba con que allí no se pueden tomar fotografías ni en los restaurantes, así que puede salir a cenar o comer con total libertad aunque rodeado de varios escoltas del Ministerio de Interior español de total confianza. Son guardias civiles «entregados» (y bien remunerados) a servir a su monarca en el extranjero.

 

Pero el Departamento de Marketing y Publicidad de Zarzuela y el Gobierno de «Marca España«, haciendo -ambos- gala de su tradicional «transparencia» no dicen nada. Al parecer la ciudadanía no tiene derecho a saber sobre el despilfarro diario dedicado a semejante sátrapa.

 

 Así, Zarzuela «informa» que nunca hacen el menor comentario sobre cuestiones de seguridad y que, sea como sea, es cosa de Interior y desde el Ministerio, por su parte, recuerdan también que no pueden dar detalles sobre servicios de protección personal, y que cuando se refiere a la seguridad de Casa Real, siempre depende “orgánicamente” de Zarzuela… 

 

Para variar, mareando la perdiz o, lo que es lo mismo, riéndose a la cara de sus conciudadanos que, al fin y a la postre, son quienes soportan tanto el desmesurado gasto como aguantan el mamoneo.

 

Tanto policías nacionales como guardias civiles son quienes se encargan de velar por la seguridad de los familiares del monarca. Así sucede por ejemplo con Elena y Cristina. La duquesa deFormentera tiene nada menos que a 20 personas a su servicio para proteger su seguridad, la de su «ex» (el del patinete) y la de sus hijos ultras Froi «el binguero» y Vickyfé, su novio DJ, su yegua Dibelunga y su cerdito vietnamita).

 

 

 

 

 

 

Mientras, la del famoso «soy tonta no recuerdo nada y todo lo hice por amor» (Cristina) cuenta con 14 escoltas (y ha pedido uno más al cumplir su hijo Miguel 18 años) que se reparten las tareas en grupos, ya que tienen que proteger a esos delincuentes fiscales en Ginebra, Barcelona, Madrid y Vitoria-Gasteiz.   

    

El presidiario Urdangarin cuenta con, al menos, dos policías nacionales para protegerle de «la nada» en un ala de Brieva (una prisión de mujeres que solo ocupa él). También la consorte griega del «emirato fugado» cuenta con servicio de escoltas e, incluso, «la fiesta» se extiende a su hermana Irene, una parásita que, pese a no tener ningún título oficial en «Marca España«, también posee su propio equipo de seguridad.

  

Con la que está cayendo, mejor ni hacer la cuenta del pastizal que se gasta en esa familia y sus parásitos que ni siquiera están ahí «Por la gracia de Dios» sino por otra serie de «gracias» que abarcan desde la de un asesino dictador hasta la de un simple espermatozoide.

 

¡Viva el vino!

 

 

El rincón del protestón

 

 


 

 

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