Vista de Eilat, en Israel, donde se ha producido la violación grupal.
La investigación señala que 30 hombres hicieron cola ante una habitación de hotel para forzar uno a uno sexualmente a una chica de 16 años embriagada
Miles de personas se echaron a la calle la noche del jueves en decenas de ciudades de Israel en repulsa por la violación colectiva
denunciada por una menor, una agresión sexual de tinte atroz y que
refleja las lagunas de la protección efectiva de las mujeres en el
Estado judío.
Aunque se ha decretado el secreto de sumario sobre la
investigación, la prensa hebrea revelaba este viernes que unos 30
hombres hicieron cola ante la habitación de un hotel para forzar uno a
uno sexualmente a una chica de 16 años que se encontraba bajo los
efectos de una intoxicación etílica.
La
conmoción social ha ido creciendo conforme se iban conociendo detalles
sobre la violación denunciada, que se produjo la semana pasada en la
ciudad turística de Eilat, en la costa del mar Rojo,
pero que no trascendió a la opinión pública hasta la noche del
miércoles.
Dos hombres de 27 años han sido detenidos como sospechosos
por la policía, que ha creado un equipo especial de agentes ante la
gravedad de los hechos y el alto número de implicados.
La
menor presentó la denuncia el pasado día 14 de agosto, 48 horas después
de que se hubiera producido la violación grupal, según su declaración.
Uno de los sospechosos fue detenido después de haber intercambiado
mensajes de texto con la víctima a la que advertía de que contaba con
una grabación en vídeo de todo lo ocurrido.
A pesar del secreto que pesa sobre las diligencias,
su abogado de oficio declaró a la prensa israelí que el hombre había
negado “toda relación con los hechos y se encontraba a la espera de que
la policía examinara las pruebas”.
Otro de los arrestados hizo saber a los medios, a través de
la letrada que le fue asignada, que “no pudo impedir que aproximadamente
una treintena de hombres mantuvieran relaciones [en contra de su
voluntad] con la menor, ya que tenía miedo de ellos”.
La muchacha había viajado a Eilat con una amiga para pasar unos días de vacaciones. En la ciudad de la costa del golfo de Áqaba,
en el extremo meridional de Israel, coincidieron con varios chicos y
chicas conocidos con quienes una noche se citaron para tomar unas copas.
En un momento dado, la menor se separó del grupo para utilizar el
cuarto de baño de una habitación de hotel.
En esa misma estancia del hotel Red Sea
fue donde, según su testimonio, fue violada por turno por decenas de
hombres. La prensa hebrea sostiene que las cámaras de seguridad del
establecimiento hotelero muestran imágenes de hombres haciendo cola en
un pasillo, aguardando la vez para forzar sexualmente a la muchacha.
En
la grabación se observa como algunos de ellos entran sucesivamente en la
habitación.
El clamor de rechazo se ha extendido a las
redes sociales, donde se multiplican las acusaciones contra los
responsables del hotel de Eilat por no haber impedido la agresión sexual
denunciada. La dirección del establecimiento se limitó a asegurar que
los hechos investigados por la policía no se produjeron dentro del
recinto del hotel.
“Te creemos”; “no estás sola”, rezaban
algunas de las pancartas exhibidas en las multitudinarias marchas de
repulsa convocadas en Tel Aviv, Jerusalén, Haifa y otras tres decenas de
ciudades israelíes.
Mientras el primer ministro Benjamín Netanyahu tachaba
de “crimen contra la humanidad” la violación colectiva, los
manifestantes responsabilizaban al Gobierno por no dotar suficientemente
a las organizaciones que ofrecen programas para prevenir las agresiones
sexuales y la violencia contra las mujeres.
De los más
de 1.250 casos de violación grupal denunciados en Israel durante los
últimos cinco años, la policía solo ha abierto 84 investigaciones
formales, según un informe de la Asociación de Centros de Atención a
Mujeres Violadas citado por el diario Haaretz.
De acuerdo con las estadísticas policiales, el 63% de los casos
investigados en 2018 afectaron a víctimas con edades comprendidas entre
los 12 y los 18 años. Nueve de cada diez sumarios abiertos por la
Fiscalía son finalmente archivados.
A pesar de la
complejidad de su tejido social, fragmentado en compartimentos en
ocasiones estancos y antitéticos, Israel es una sociedad relativamente
avanzada en materia de libertad sexual, donde acaba de entrar en vigor
una ley que establece multas para los clientes de la prostitución y
el colectivo LGTBI goza de una libertad sin parangón en Oriente
Próximo.
La atroz violación grupal denunciada en Eilat, sin embargo,
pone en entredicho la validez de las medidas de protección de las
mujeres frente a la violencia sexual y la consistencia de los valores en
los que han sido educados sectores de la población masculina.
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