Los movimientos de la cuenta de Ginebra que usó el monarca para ocultar los 64,8 millones de Arabia Saudí reflejan continuas retiradas de efectivo que sirvieron para cubrir gastos de toda la familia real
El rey Juan Carlos hizo retiradas de efectivo durante años de la cuenta de Ginebra (Suiza) que usó para esconder los 64,8 millones de euros de Arabia Saudí. Los movimientos de ese depósito, abierto a nombre de la sociedad instrumental panameña Lucum Foundation, reflejan continuas salidas de fondos por importes que superan los 100.000 euros mensuales,
según consta en documentación contable a la que ha tenido acceso El
Confidencial.
Las operaciones se produjeron al menos entre 2008 y 2012.
El monarca habría usado el dinero para sufragar gastos no declarados de
toda la familia real.
La transferencia del rey Abdulá de Arabia Saudí entró en la cuenta número 505523 del banco Mirabaud el 8 de agosto de 2008. Solo unas semanas después, el depósito registró las primeras salidas para abonar los honorarios profesionales de Dante Canonica y Arturo Fasana,
los dos gestores suizos a los que recurrió el Rey emérito para tratar
de camuflar su relación con esa fortuna mediante una estructura
'offshore' con ramificaciones en Centroamérica.
Tras esas transacciones iniciales, el Rey emérito empezó a retirar fondos de forma periódica. El 12 de enero de 2009, sacó 207.000 euros para hacer frente a supuestos “gastos personales”. El 11 de marzo de 2009, salieron de la cuenta con el mismo concepto de “gastos personales” 299.960 francos suizos
(unos 205.000 euros al cambio de la época).
Dos semanas después, el 23
de marzo, fue anotado un reintegro de 105.000 euros. Y el 17 de junio
del mismo año, Juan Carlos I se llevó otros 209.000 euros, nuevamente,
para “gastos personales”, según recoge la documentación a la que ha
tenido acceso este diario.
Un recibo de 250.000 euros con su firma
La mecánica se repitió en los años siguientes. Ninguna de esas disposiciones de efectivo fue declarada a la Hacienda española. La única entrada que consta en la cuenta de Lucum, además del ingreso inicial de Arabia Saudí, es otra transferencia recibida del rey de Baréin, Hamad bin Isa Al Khalifa, por importe de 1,9 millones de dólares
(1,4 millones de euros aproximadamente en ese momento).
El resto de
operaciones reflejadas en el balance del depósito son retiradas de dinero en ventanilla.
Una vez llegaba a sus manos, los billetes eran usados por el conjunto
de los miembros de Zarzuela para pagar regalos, viajes, consumiciones y
otros caprichos.
El ejercicio 2010 es quizás el más paradigmático
en la vida de la cuenta. El 2 de febrero se esfumaron de la cuenta
250.000 euros. Un documento demuestra que Juan Carlos I firmó al día siguiente un recibo
para dejar constancia de la entrega de esa cuantía.
Dos meses después,
el monarca cogió otros 250.000 euros. Lo mismo ocurrió el 14 de junio de
ese mismo año. Por su parte, el 27 de octubre se produjeron dos
reintegros, uno de 200.000 euros y otro de 60.000 dólares (unos 47.000
euros).
1,5 millones en efectivo en un solo año
Solo
cinco semanas después, el 1 de diciembre de 2010, el Rey emérito
reclamó otros 200.000 euros. Y el 16 de diciembre, ocho días antes de su
tradicional discurso de Navidad, sacó de la oficina de Mirabaud en Ginebra otros 388.000 francos suizos
(303.000 euros al cambio), una de las cifras más altas de los registros
del depósito.
Es decir, que solo en 2010, la máxima autoridad de España
durante 39 años dispuso de 1,5 millones de euros opacos.
O lo que es igual, 125.000 euros en 'cash' al mes, una cantidad similar
a los 140.000 euros de dotación que tuvo asignados en los presupuestos
de 2010 para todo ese año.
1,5 millones en efectivo en un solo año
Solo cinco semanas
después, el 1 de diciembre de 2010, el Rey emérito reclamó otros 200.000
euros. Y el 16 de diciembre, ocho días antes de su tradicional discurso
de Navidad, sacó de la oficina de Mirabaud en Ginebra otros 388.000 francos suizos
(303.000 euros al cambio), una de las cifras más altas de los registros
del depósito.
Es decir, que solo en 2010, la máxima autoridad de España
durante 39 años dispuso de 1,5 millones de euros opacos.
O lo que es igual, 125.000 euros en 'cash' al mes, una cantidad similar
a los 140.000 euros de dotación que tuvo asignados en los presupuestos
de 2010 para todo ese año.
El
jefe del Estado hasta 2014 siguió tirando de las transferencias de
Arabia Saudí y Baréin en los meses siguientes en un goteo interminable, a
juzgar por los datos. El 26 de enero de 2011, fueron retirados de la
cuenta 300.000 euros. El 25 de marzo de 2011, se produjo un reintegro de 150.000 euros, otro de 50.000 dólares (35.400 euros) y un tercero de 50.000 francos suizos (38.700 euros).
El
Rey emérito volvió a sacar dinero el 13 de mayo de 2011 en una
operación que dejó más rastro.
Un gestor de Mirabaud reflejó en un
documento interno al que ha tenido acceso este diario que habían
recibido una llamada telefónica para advertirles de que ese día pasaría
por su oficina en la capital helvética una persona autorizada por el
monarca para recoger 250.000 euros.
“El montante retirado será utilizado para uso personal del beneficiario,
según sus necesidades”, anotó el empleado de la entidad suiza. En el
dosier de la cuenta también figura un recibo de retirada de ese importe
con el logotipo de Mirabaud y la fecha de 13 de mayo de 2011.
En
julio y septiembre de 2011, el Rey efectuó de nuevo retiradas, y así
continuó hasta junio de 2012, dos meses después de que se disculpara
públicamente en unas declaraciones históricas por su accidente en
Botsuana. Tras ese escándalo, el banco trasladó al monarca su
incomodidad por la existencia de la cuenta.
Juan Carlos I optó entonces
por transferirle los aproximadamente 60 millones de euros que quedaban
en la entidad a su entonces pareja, Corinna Larsen, en concepto de donación. Después, Canonica y Fasana cerraron el depósito y disolvieron Lucum Foundation.
Los estatutos privados de Lucum
El
antiguo jefe del Estado no volvió a tener noticias de la cuenta hasta
el verano de 2018, cuando un fiscal del cantón de Ginebra, Yves Bertossa,
abrió una investigación ante la sospecha de que el Rey había utilizado
el sistema financiero helvético para blanquear supuestamente comisiones
por la adjudicación del proyecto saudí del AVE a La Meca
a un consorcio de empresas españolas, aunque en los últimos meses ha
ganado fuerza la tesis de que los 64,8 millones de Arabia Saudí fueron
en realidad una contraprestación por su labor de lobby para lavar la
imagen internacional de una de las peores dictaduras del mundo.
En cualquier caso, esas pesquisas han acabado aflorando los movimientos
de dinero en efectivo de Juan Carlos I. También han servido para
localizar los estatutos internos de Lucum Foundation, en los que aparecen el emérito como primer beneficiario y Felipe VI como segundo.
Las actas incluían una cláusula para tratar de evitar disputas en el seno de Zarzuela por el control de los activos de la sociedad instrumental.
En paralelo, la Fiscalía Anticorrupción estaba instruyendo su propia investigación sobre la adjudicación de esa infraestructura. Hace un mes, la Fiscalía del Tribunal Supremo
decidió reclamar el caso por la acumulación de indicios que apuntan
igualmente a Juan Carlos I.
Los representantes del Ministerio Público en
el alto tribunal recibieron la semana pasada parte de la causa que
dirige el fiscal Bertossa, pero aún faltan documentos por remitir.
José María Olmo
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