No cabe duda de que ahora la pandemia ha afectado inmensamente a la economía mundial: eliminó por completo el éxito conseguido por varios países e hizo que algunos de estos retrocedieran en su desarrollo económico. Sin embargo, hay un número de Estados que todavía pueden beneficiarse de la crisis sanitaria.
Durante
todo el 2019, distintos economistas advertían sobre la posible llegada
de una crisis, recordando que habían pasado más de 10 años desde la
anterior. Este es un plazo estándar previsto en la teoría de ciclos
económicos, en el que el crecimiento de una economía inevitablemente
suele reemplazarse por su declive.
En 2020, a los factores que pueden provocar una crisis económica a gran
escala, como el exceso de bienes, la alta inflación y la formación de
burbujas financieras, se añadió el coronavirus.
A medida que Estados Unidos, Japón y los principales países europeos se están preparando para una caída considerable de su PIB y China
ya ha tropezado con la escasez de la demanda de sus productos en el
mundo, hay otros países que pueden sacar provecho de la pandemia.
Los
primeros son Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda, naciones que consiguieron frenar la expansión de la pandemia más rápido y de una manera más segura que los demás.
"Si bien las restricciones más severas introducidas por Australia y Nueva Zelanda golpearon con más fuerza su industria y su sector de servicios, no alcanzaron a causarles el mismo daño que a Europa o EEUU", escribe el periodista Alexéi Afonski en su artículo para el portal ruso Lenta.ru.
Las buenas perspectivas sobre el desarrollo de estos tres
países pueden explicarse por varios factores.
Uno de ellos es el hecho
de que su principal socio comercial, China, empezó a volver a la normalidad ya en abril del 2020.
Para ayudar a luchar contra los efectos negativos causados
por el coronavirus los bancos centrales de Australia, Nueva Zelanda y
Corea del Sur bajaron las tasas de interés hasta un 0,25%, un 0,25% y un 0,5%,
respectivamente.
Si bien los principales reguladores financieros de
otros países recorrieron a la misma estrategia en su política monetaria,
su peor situación epidemiológica no les permite conseguir resultados
parecidos a los de estos tres Estados.
Además, hoy en día los inversores muestran cada vez más interés por invertir sus recursos en la deuda pública de Australia, Nueva Zelanda y Corea del Sur.
Los inversores internacionales entienden perfectamente que los
respectivos gobiernos buscan tomar más deudas de lo habitual para apoyar
a la población y a las empresas afectadas por el coronavirus.
Como
resultado, las últimas tienen una oportunidad de soportar la crisis más
fácilmente y compensar los recursos gastados con los impuestos o
dividendos que también se utilizarán por Australia, Nueva Zelanda y
Corea del Sur para desembolsar la deuda pública.
Para comprar un bono gubernamental, cada inversor debe
adquirir primero la moneda nacional: won coreano, dólar australiano o
neozelandés. El aumento de la demanda de estas monedas hace que se
dispare su tipo de cambio respecto al dólar estadounidense.
Así, solo
entre marzo y finales de abril del 2020 —cuando Australia, Nueva Zelanda
y Corea del Sur habían empezado a levantar gradualmente las medidas de
confinamiento— el won surcoreano subió un 5,4%, el dólar australiano, un 11,4% y, el de neozelandés, un 6,4% frente a la moneda estadounidense.
Varios analistas creen que este trío tiene más probabilidades de
beneficiarse del aumento del tipo de cambio de sus monedas, dado que una
divisa más fuerte mejora la vida de la población y reduce los precios de bienes importados.
Mientras tanto, el pago de préstamos denominados en la moneda extranjera no resulta tan doloroso para la economía nacional.
Por si fuera poco, el crecimiento del tipo de cambio de una
moneda puede servir de cebo para los inversores extranjeros que no se
limitarán a adquirir solo bonos gubernamentales, pues también comprarán
más valores corporativos.
De esta manera las empresas podrán compensar
sus pérdidas y expandir sus negocios con ayuda de estos recursos.
Ahora, todas las expectativas de los analistas siguen cumpliéndose.
Por ello, los índices bursátiles de Corea del Sur, Australia y Nueva
Zelanda están creciendo: por ejemplo, el coreano ha aumentado desde
marzo un 54,8%.
El australiano y el de Nueva Zelanda han crecido un 31%.
No cabe duda de que ahora la pandemia ha afectado inmensamente a la economía mundial: eliminó
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